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El maltrato infantil https://www2.uned.es/pfacs-maltrato-infantil/aLF/guia_didactica.

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Unidad Didáctica 7:

EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DEL MALTRATO INFANTIL

Objetivos:

Una vez detectada la existencia del abuso infantil, es necesario llevar a cabo una evaluación de cada caso
individual (diseño de caso único) para posteriormente seleccionar y aplicar el programa de intervención psicológica
más adecuado. La evaluación deberá ser lo más exhaustiva posible atendiendo tanto al niño como a su familia. En el
caso del niño, se deberán incluir aspectos médicos, conductuales, neurológicos y educacionales. Por lo que respecta a
las estrategias de intervención dirigidas al niño abusado, deberán aplicarse tratamientos enfocados a modificar cada
una de las áreas en donde hayan sido detectados problemas de algún tipo. Dado que el fenómeno de maltrato viene
determinado por el contexto parental, se hace igualmente necesaria una intervención psicológica para las familias
maltratadoras.

Contenidos:

7.1. Evaluación multicomponencial


7.1.1. Evaluación dirigida al niño
7.1.2. Evaluación del contexto familiar
7.1.3. Registros escolares
 
7.2. Tratamiento psicológico con víctimas de maltrato
7.2.1. Intervención de problemas referidos a la salud física
7.2.2. Intervención de problemas relacionados con el desarrollo cognitivo
7.2.3. Tratamiento de problemas interpersonales
7.2.4. Tratamiento de problemas emocionales
7.2.5. Tratamiento de problemas comportamentales
 
7.3. Intervención psicológica para familias maltratadoras
7.3.1. Tratamiento centrado en los padres
7.3.2. Intervenciones de apoyo a la familia
7.3.3 Programas de intervención centrados en el hogar
7.3.4. Programas de intervención eco-conductual: El Proyecto de las 12 vías

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA RECOMENDADA (NO OBLIGATORIA)

Timmer, S., y Urquiza, A. (Eds.) (2014) Evidence-based approaches for the treatment of maltreated children:
Considering Core components and treatment effectiveness. New York: Springer (ISBN: 978-94-007-7403-2).

Unidad Didáctica 8:

PREVENCIÓN DEL MALTRATO INFANTIL

Objetivos:

La prevención es uno de los hábitos más importantes que habría que generar y potenciar en el ámbito de
cualquier trastorno, alteración o enfermedad física y mental (se sabe que “más vale prevenir que.... curar”). En el
contexto de la desprotección infantil, la prevención adquiere un papel de especial relevancia, sobre todo la prevención
primaria, esto es, evitar que ocurra el abuso infantil. En los casos de maltrato infantil es evidente que, una vez que se
ha detectado la situación es muy difícil encontrar soluciones a los problemas, y las medidas suelen ser insuficientes
para evitar las consecuencias negativas. De ahí que, incluso la prevención secundaria, esto es, la detección precoz de
los factores de riesgo asociados al maltrato, se plantea como un elemento absolutamente necesario. Una de las
formas de prevención del maltrato infantil se encuentra asociada con las figuras parentales, ya que aproximadamente
en el 99% de los casos el ofensor es el padre (la mayor parte en los casos de abuso sexual infantil) o la madre (la
mayor parte en los casos de Síndrome de Munchausen por poderes). Adjuntamos a continuación (pdf) centrado en
una revisión actualizada de la literatura acerca de los programas de educación parental para la prevención de la
violencia y el maltrato contra los menores.

Universal violence and child maltreatment prevention programs for parents: A s

Contenidos:

8.1. Prevención primaria del abuso infantil


8.1.1. Fortalecimiento de la competencia parental
8.1.2. Prevención del inicio de la conducta abusiva

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8.2. Prevención secundaria del abuso infantil


8.2.1. Predicción y estrategias de riesgo en la prevención secundaria
8.2.2. Programas de prevención secundaria del maltrato y del abandono
8.2.3. Características de los programas de prevención secundaria del maltrato infantil

8.3. Prevención terciaria

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA RECOMENDADA (NO OBLIGATORIA)

Daro, D., Cohn Donnelly, A., Huang, L.A., y Powell, B.J. (Eds.) (2015) Advances in child abuse prevention
knowledge: The perspective of new leadership. New York: Springer (ISBN: 978-3-319-16327-7).

MÓDULO II: EL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Unidad Didáctica 9:

CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Objetivos:

Se plantea la problemática del abuso sexual infantil teniendo en cuenta que se trata de una de las categorías de
maltrato infantil de elevada prevalencia en la franja de edad comprendida entre los 6 y los 12 años. Frente a un 40.1%
de niños que sufren abuso sexual suele existir un 58.9% de niñas en esta situación. Si bien el número de niñas vs.
niños es mayor en los casos de abuso sexual intra-familiar (incesto), dicha proporción se invierte en el abuso extra-
familiar (paidofilia). No obstante, no resulta fácil determinar la incidencia real de este problema entre la población
infantil debido a que habitualmente suele ocurrir en el entorno de la familia y los menores pueden sentirse impotentes
para revelar su abuso. Los contenidos teóricos incluidos en esta unidad didáctica se centran en las cuestiones
generales del abuso sexual infantil, planteándose las características clínicas (epidemiología, factores de riesgo, etc.) y
las teorías explicativas de este fenómeno.

En relación con las cuestiones epidemiológicas del Abuso Sexual Infantil (ASI) en el documento adjunto en pdf
se expone un estudio realizado por Pereda (2016) en el que aporta datos recientes de incidencia y prevalencia sobre
la victimización sexual infantil en España.

Victimización sexual infantil en España (Pereda, 2016)

Contenidos:

9.1. Aproximación a la definición de abuso sexual infantil

9.2. Características descriptivas


9.2.1. Epidemiología
9.2.2. Factores de riesgo
9.2.3. Tipos de abusos
9.2.4. Detección del abuso sexual infantil

9.3. Causas del abuso sexual infantil


9.3.1. Predicción del abuso sexual infantil
9.3.2. La paidofilia como patología
9.3.3. Modelos socioculturales

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA RECOMENDADA (NO OBLIGATORIA)

Varios autores (2016) Los gritos de mi silencio: Violencia y abuso sexual en la infancia. Madrid: Biblioteca de Salud
Mental (e-book) (ISBN: 978-84-15998-43-3).

Ballester, L., Casado, S., y Benavente, B. (2016) Prevalencia del abuso sexual en la infancia: Un estudio en
estudiantes universitarios. Fundación RANA: Universidad de las Islas Baleares. (ISBN: 978-84-99217499).

Unidades Didácticas 10-11:

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VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL INFANTIL (I) CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL INFANTIL (II) EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO

Objetivos:

Actualmente, la aproximación al estudio del abuso sexual es bi-direccional, por lo que resulta especialmente
relevante compartir el análisis del abuso sexual considerando tanto las víctimas del abuso como los ofensores. Esta
doble perspectiva se abordará respectivamente en esta unidad didáctica y en la siguiente. En concreto, esta unidad
didáctica se dirige a los menores que sufren abuso sexual, y se intenta profundizar en las causas y consecuencias del
abuso sexual, a la vez que se delimitan las estrategias de evaluación y tratamiento. Es importante destacar que, a
nivel psicopatológico, además de las alteraciones propias del maltrato infantil, en el caso de las víctimas de abuso
sexual es característico el denominado “síndrome de estrés postraumático”, en cuya sintomatología se manifiestan tres
elementos nucleares definidos por: a) re-experimentación persistente e intensa de la agresión (recuerdos del suceso,
pesadillas, “flash-back”), b) Evitación o escape de los estímulos asociados al trauma (sensación de distanciamiento
respecto a los demás, limitación de la capacidad afectiva, sensación de acortamiento del futuro), y c) síntomas
persistentes de hiperactividad (dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad, dificultades de concentración, etc.). Se
propone la terapia basada en la exposición, el entrenamiento en habilidades conductuales (relajación) y cognitivas
(auto-instrucciones, control de la ira) como estrategias de intervención psicológica para hacer frente a este tipo de
trastorno.

Contenidos:

10.1. Psicopatología del abuso sexual infantil


10.1.1. Modelos sobre las consecuencias del abuso sexual infantil
10.1.2. El trastorno de estrés postraumático
10.1.3. Consecuencias iniciales del abuso sexual infantil
10.1.4. Efectos a largo plazo del abuso sexual infantil

10.2. Evaluación del abuso sexual en la infancia


10.2.1. El proceso de evaluación del abuso sexual infantil
10.2.2. Evaluación del abuso sexual y del impacto familiar
10.2.3. Evaluación psicopatológica del niño abusado sexualmente

10.3. Tratamiento de las víctimas de abuso sexual infantil


10.3.1. Tipos de intervención
10.3.2. Preparación del niño para la declaración judicial
10.3.3. Fases del tratamiento
10.3.4. Aplicación del tratamiento
10.3.5. Terapia individual
10.3.6. Terapia de grupo con iguales

10.4. Intervenciones familiares


10.4.1. Asesoramiento psicoeducativo
10.4.2. Reestructuración cognitiva
10.4.3. Entrenamiento en solución de problemas
10.4.4. Entrenamiento en el control de contingencias

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Unidad Didáctica 12:

OFENSORES SEXUALES DE MENORES

Objetivos:

Incidir en el estudio de la dimensión centrada en los agresores sexuales, planteando, en primer lugar, si se les
puede considerar abusadores sexuales o paidófilos. La paidofilia es un tipo de parafilia que consiste en la excitación
sexual derivada de actividades con menores. Conviene no confundir la paidofilia con el abuso sexual, ya que este
último representa un concepto más amplio. Los paidófilos abusan sexualmente de los niños, mientras que los
abusadores lo hacen de manera ocasional, ya que su verdadera orientación sexual va dirigida a los adultos. Por otra
parte, se hace igualmente necesario enfatizar la diferenciación entre abuso sexual y agresión sexual. En el primer
caso, la actividad sexual con el niño se ejerce sin el consentimiento del menor, y sin que existe violencia e intimidación.
Por el contrario, la presencia de la violencia es lo más característico en el caso de las agresiones sexuales.

En esta unidad didáctica, una vez establecidas las características y factores de riesgo de los agresores
sexuales infantiles, se sugieren programas de tratamiento, cuyo objetivo se centra básicamente en reorientar los
impulsos sexuales de los agresores.

Contenidos:

12.1. Perfil demográfico y psicopatológico del ofensor sexual


12.1.1. Paidófilos vs. Violadores adultos
12.1.2. Tipos de abusadores

12.2. Etiología del abuso sexual infantil


12.2.1. Factores causales
12.2.2. Factores precipitantes

12.3. Tratamiento psicológico de los ofensores sexuales infantiles


12.3.1. Prevención de nuevos episodios de abuso
12.3.2. Modificación de conductas distorsionadas sobre el abuso sexual
12.3.3. Supresión o reducción de impulsos sexuales ofensivos
12.3.4. Aumento de excitación heterosexual
12.3.5. Entrenamiento en autocontrol y solución de problemas
12.3.6. Mejora de autoestima
12.3.7. Prevención de recaídas

Unidad Didáctica 13:

PREVENCIÓN DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Objetivos:

Tras ser reconocida la importancia indiscutible de la profilaxis, los programas para instruir a niños y padres en
evitar y denunciar el abuso sexual infantil han proliferado en los últimos años, principalmente en la comunidad
americana. Sin embargo, el abuso sexual es un tema con una fuerte connotación emocional que puede hacer difícil la
aceptación y puesta en marcha de programas preventivos. Los programas de prevención del abuso sexual infantil se
enmarcan casi en su totalidad en su variante primaria y secundaria, distinguiéndose respectivamente por su
componente educativo y formativo (prevención primaria) y de detección de grupos en riesgo de cometer abusos
(prevención secundaria). No obstante, ambos tipos de prevención (primaria y secundaria) del abuso sexual infantil se
encuentra en la actualidad en sus etapas iniciales de desarrollo, y la planificación de programas se ha focalizado con
más profusión en las víctimas del abuso que en los ofensores.

Uno de los problemas detectados en la prevención del abuso sexual infantil reside en la falta de información
sobre los recursos existentes. En este sentido, la ONG Save the Children ha publicado una “Guía de recursos para la
prevención y atención del abuso y la explotación sexual infantil”, en la que proporciona un conjunto de herramientas
prácticas e información sobre los recursos existentes tanto a nivel Estatal como de cada una de las Comunidades
Autónomas en relación con la detección, prevención y e intervención del abuso sexual infantil. La Guía Save the
Children puede descargarse en: www.infocoponline.es/pdf/GuiaSavetheChildren.pdf

Contenidos:

13.1. Programas escolares de prevención primaria


13.1.1. Fundamentación teórica
13.1.2. Contenidos de los programas
13.1.3. Aspectos formales de los programas
13.1.4. Cuestiones evolutivas en la prevención del abuso sexual infantil

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13.2. Tipos de programas


13.2.1. Programas basados en la familia
13.2.2. Programas dirigidos a los padres
13.2.3. Consideraciones futuras en la prevención del abuso sexual infantil

Unidad Didáctica 14:

CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO EN EL MARCO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Objetivos:

La credibilidad de las declaraciones de menores que han sido víctimas de agresiones sexuales representa uno
de los requisitos posiblemente más utilizados en el contexto de la psicología forense. Tales procedimientos de
detección del engaño o sobre la veracidad de los hechos alegados, se vienen aplicando por parte de los psicólogos
forenses desde mediados del pasado siglo en el campo jurídico alemán. En España, se introdujeron en la década de
los noventa y en la actualidad ocupan un lugar primordial en la intervención pericial psicológica dentro del ámbito del
Derecho Penal. En los casos de abuso sexual infantil, la naturaleza del delito (se produce de manera clandestina, sin
testigos presenciales, en general, sin signos físicos evidentes y con versiones contradictorias entre la víctima y el
agresor) concede frecuentemente a la credibilidad del relato del niño el carácter de prueba única para enjuiciar el caso.
En el contexto forense español la técnica más aceptada al respecto es el protocolo de análisis conocido como Sistema
de Análisis de la Validez de las declaraciones (SVA) (Raskin y Esplín, 1991; Steller y Köhnken, 1994; Undeutsch,
1988). El SVA es un método elaborado y sistematizado para valorar si el testimonio aportado por el menor obedece a
un suceso experimentado por éste o si, por el contrario, es fruto de distintas influencias externas (Cantón y Cortés,
2000). La técnica se compone de tres elementos fundamentales: 1) una entrevista semi-estructurada con el menor
dirigida a obtener un testimonio lo más extenso y preciso posible; 2) el análisis del contenido de la entrevista basado
en criterios (CBCA); y 3) la aplicación de la Lista de Validez, que permite tener en cuenta otras variables o
circunstancias externas al propio relato. En esta Unidad Didáctica se presentan y se describen los requisitos de
aplicación del análisis de credibilidad y sus consideraciones generales.

Contenidos:

14.1. Psicología del testimonio: Investigación en el análisis de credibilidad y su utilidad en la práctica pericial
psicológica
 
14.2. Valoración judicial de la prueba pericial psicológica
 
14.3. Requisitos de aplicación del análisis de credibilidad
 
14.4. Análisis de la realidad de las declaraciones
14.4.1. Criterios derivados de declaraciones únicas
14.4.2. Criterios derivados de secuencias de declaraciones
14.4.3. Análisis del contenido de las declaraciones
14.4.4. Análisis de contenido basado en criterios (CBCA)
 
 
 
MÓDULO III: EL MALTRATO ENTRE IGUALES ("BULLYING")

Teniendo en cuenta que el maltrato entre iguales o acoso escolar (“bullying”), representa un fenómeno de
extraordinaria importancia entre la población infanto-juvenil, así como por su interés actual, su novedad, y su extrema
repercusión social en el contexto de los abusos a menores, vamos a centrarnos seguidamente de manera específica
en esta categoría de malos tratos. Para ello, las cuestiones relativas al maltrato entre iguales o acoso escolar se
expondrán básicamente a partir de dos focos centrales, uno de ellos vinculado con el análisis de los aspectos
psicopatológicos (epidemiología, características del acoso escolar, factores de riesgo y alteraciones psicopatológicas
asociadas) del acoso escolar, y otro asociado a las consideraciones clínicas (acercamiento a la evaluación del bullying,
estrategias de intervención y programas de prevención) del fenómeno de la violencia en las aulas. De ahí que, para
abordar este módulo, expondremos algunas cuestiones generales relativas a las Unidades Didácticas sobre bullying
(Unidades Didácticas 15 a 19 del temario), organizando toda la información entorno a los siguientes apartados: (1)
Objetivos; (2) Contenidos; (3) Bibliografía complementaria y (4) Sitios web.

EL MALTRATO ENTRE IGUALES (“BULLYING”) Unidades Didácticas (15-17)

EL ACOSO ESCOLAR (“BULLYING”): ASPECTOS PSICOPATOLÓGICOS

Objetivos:

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El acoso escolar (“bullying = coacción u hostigamiento), enmarcado como una forma de maltrato entre iguales,
ha despertado un interés cada vez mayor entre los psicólogos y los educadores durante los últimos 20 años. Si bien,
tal como parece desprenderse de su denominación (“bullying”), el acoso escolar proviene y tiene sus inicios en la
cultura anglosajona (Estados Unidos y Gran Bretaña), en la actualidad constituye un fenómeno emergente y altamente
preocupante en España. En este sentido, algunos datos recientes referidos a 35 países aportados por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) sobre las conductas saludables de los niños en edad escolar han confirmado la ubicuidad y
la magnitud del problema del “bullying”.

En la actualidad, los datos procedentes de España tienden a confirmar que, anualmente, 12.000 niños son
agredidos, extorsionados o aterrorizados por sus iguales. En concreto, algunas encuestas procedentes del Instituto de
la Juventud (INJUVE) estiman que casi un 2% de los niños españoles sufren este fenómeno de manera constante y
alrededor de un 5.7% lo viven esporádicamente. En la medida en que algunas formas de malos tratos físicos,
psicológicos e incluso sexuales son observados en este contexto, se podría afirmar que la violencia entre iguales
configura un riesgo psicopatológico para el menor víctima de este tipo de acoso de magnitud similar a los malos tratos
inducidos por parte de los padres, familiares y/o cuidadores. Por otra parte, los agresores son, por lo general, menores
entre 12 y 17 años, que, contrariamente a lo que cabría esperar, no proceden de áreas económicamente deprimidas.
Entendemos que los niños abusados por sus iguales (“bullying peer-maltreated”), podrían estar bajo el mismo riesgo
psicopatológico que los niños que son maltratados por sus padres y/o familiares. Un análisis pormenorizado de esta
cuestión puede encontrarse, entre otras, en dos fuentes bibliográficas que analizan el problema del acoso escolar en
general, así como su incidencia negativa sobre la esfera familiar y el contexto educativo. La obra de Olweus (2004)
(“Conductas de acoso y amenaza entre escolares, Madrid: Morata), además de establecer las pautas de identificación
de las posibles víctimas y agresores, presenta un programa de intervención de eficacia contrastada en numerosos
colegios en los que se ha aplicado para afrontar y reducir el acoso escolar, tanto directo como indirecto. Por su parte,
lo más significativo del libro de Cerezo (2004) (“La violencia en las aulas: Análisis y propuestas de intervención”), se
fundamenta en demostrar cómo las situaciones de maltrato entre iguales dependen en gran medida de la estructura
socioeducativa del grupo y partiendo del análisis de dichos supuestos propone un tipo de intervención dirigida a la
práctica educativa. Paralelamente, el libro plantea la forma de detectar, evaluar y afrontar las situaciones de
victimización infantil.

También indicamos algunas direcciones de Internet en las que puede encontrarse información de interés sobre
el tema del maltrato entre iguales:

http://es.news.yahoo.com/bullying

http://www.el-refugioesjo.net/bullying/informe-violencia.pdf

Además, habrá que prestar una atención especial a la modalidad del Ciberacoso o “Ciberbullying”, considerado
como la victimización del niño y del adolescente a través de las redes sociales, del teléfono móvil y de Internet
preferentemente, cuya prevalencia se está viendo incrementada durante los últimos años, en particular entre los
estudiantes de enseñanza secundaria.

A partir de la propuesta establecida por Olweus en 1998, el acoso escolar se define como un conjunto de
acciones negativas que se producen de forma repetida en el tiempo. En este contexto, se considera una acción
negativa cuando alguien de manera intencionada causa un daño, hiere o incomoda a otra persona. La agresión puede
provenir de un único individuo o de un grupo (agresor/agresores) y puede dirigirse contra un único alumno o contra
varios alumnos (víctima/víctimas), aunque en la mayor parte de las situaciones de acoso escolar el objetivo suele ser
un alumno individual. En cualquier caso, para poder hablar de “bullying” debe existir una relación asimétrica de poder
(desequilibrio de fuerzas) entre la víctima y el acosador. Esto es, el alumno expuesto a las agresiones tiene dificultad
para defenderse y se siente amedrentado, atemorizado y aterrorizado ante el acosador/acosadores. Es precisamente
este desequilibrio de poder lo que marcaría el límite entre los casos de conflictos escolares y el acoso escolar; de
hecho, es muy importante que las escuelas consigan discriminar estos dos tipos de situaciones tan diferentes, en las
que una de ellas (acoso escolar) es extremadamente grave frente a la otra (conflicto escolar).

En suma, los cuatro requisitos exigibles para tipificar una situación como acoso escolar son los siguientes:

a) Las agresiones han de ocurrir entre compañeros de un centro escolar (circunscritas a las aulas).
b) Debe ocurrir en un marco de desequilibrio de poder entre la víctima y el agresor.
c) Las agresiones deberán ser reiteradas (se pretende excluir las acciones negativas ocasionales y no
graves dirigidas a un alumno en un momento concreto).
d) Debe predominar el carácter intimidatorio (el acosado se siente atemorizado y aterrorizado).

Por otra parte, los tipos de agresiones pertenecen tanto a la variante física como emocional, conformándose las
categorías siguientes: (1) Exclusión social (aislamiento del grupo); (2) Agresión verbal (insultos, rumores, motes,
apodos degradantes, etc.); (3) agresión física indirecta (robos, deterioros de pertenencias, etc.); (4) agresión física
directa (empujones, golpes, lesiones); (5) Amenazas (chantajes, forzados a entregar dinero, etc.); (6) Ciberbullying
(extorsiones y amenazas a través de la red y del correo electrónico); (7) Acoso sexual (agresiones verbales obscenas,
tocamientos, violación); (8) Grooming (acoso sexual a través de Internet) Si la víctima es un niño, el hostigamiento más
frecuente consistirá en insultos, motes, exclusión de actividades y agresiones físicas. Por el contrario, hablar mal a sus
espaldas e ignorarlas son las agresiones más frecuentes vinculadas con las niñas víctimas de abusos escolares. En
esta misma línea, los datos epidemiológicos reflejan la presencia de la exclusión frente a la agresión física directa
como una de las categorías más prevalentes del acoso escolar. Abundando en esta misma idea, algunas fuentes
recientes (Sullivan, Cleary y Sullivan, 2005) han constatado que los datos sobre incidencia del “bullying” revelan lo

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siguiente:

(1) El acoso escolar se caracteriza por su impredictibilidad, carece de un patrón específico y se


convierte en un problema importante para, aproximadamente, uno de cada seis estudiantes.

(2) Ocurre en todo tipo de escuelas y no aparece asociado a factores de raza, género u otro tipo de
condiciones (p.ej., variables socioeconómicas).
(3) Alcanza su tasa más elevada durante la primera adolescencia. En este sentido, los casos de acoso
escolar disminuyen a medida que aumenta la edad. En concreto, entre los 12 y los 18 años se
aprecia un decremento regular del “bullying”, y suele llegar a su punto álgido al final del nivel de la
enseñanza primaria y al inicio de la escuela secundaria. No obstante, aunque el acoso escolar
disminuye en su conjunto a medida que el niño va llegando a la adolescencia, se aprecia dentro de
este patrón que las agresiones físicas son cada vez menos frecuentes a la vez que son
reemplazadas por métodos de intimidación directos e indirectos, verbales y no verbales. Los casos
en los que la intimidación se prolonga hasta el final de la adolescencia suelen ser cada vez más
graves, ya que los adolescentes exhiben en general menos empatía hacia sus víctimas que los
niños más jóvenes. Por otra parte, los malos tratos extremos, como el acoso sexual/agresión sexual
y las amenazas con armas suelen ser bastante escasos.
(4) Las víctimas tienden a comunicar el problema a sus amigos, excepto en las formas más graves
(acoso sexual) que tienden a informar a la familia y al profesorado, aunque a éste en una proporción
sorprendentemente pequeña.
(5) En términos generales, la incidencia del maltrato entre iguales es menor en España que la
encontrada en otros países de nuestro entorno cultural (según datos del Defensor del Pueblo).
(6) Existen pruebas evidentes de que la ocurrencia de acoso escolar tiene consecuencias debilitadoras
para las víctimas durante toda su vida.

En consonancia con este último principio, una de las cuestiones más relevantes observadas en la práctica
clínica radica en que, con independencia de la edad en la que se produce el acoso escolar, casi de forma sistemática,
las víctimas de “bullying” manifiestan efectos discapacitantes en el proceso de desarrollo normal, así como una
elevada interferencia en su funcionamiento familiar, académico y en su relación con los iguales. Un intento de
explicación para este fenómeno versa sobre la base según la cual en la medida en que el problema del “bullying”
incorpora formas de violencia física y/o psicológica, los niños abusados por sus iguales estarían bajo un riesgo
psicopatológico similar que los menores maltratados por sus padres, familiares y/o cuidadores.

Otro elemento importante asociado a la dinámica del “bullying” radica en que la mayoría de las víctimas
sometidas a esta forma de intimidación se muestran poco dispuestas a revelar su experiencia a nadie. Algunas
razones argumentadas en esta dirección han sido las siguientes (Sullivan et al., 2005):

(1) Las víctimas tienen miedo y temen futuros castigos y daños.


(2) Creen que aún resultarán más victimizados y esperan que su falta de revelación del suceso le
acerque emocionalmente al acosador (terminarán “cayendo bien” a su agresor).
(3) Desconfían que los profesores puedan o vayan a hacer algo para detener el acoso del que son
víctimas.
(4) No quieren preocupar a sus padres.
(5) Tienen miedo de que si sus padres denuncian el caso a la dirección del centro educativo el acoso
será aún peor.
(6) “Delatar” a sus compañeros está muy mal visto.
(7) Se culpabilizan de los que les está ocurriendo.

Contenidos:

15.1. Aspectos descriptivos del acoso escolar

15.1.1. Conceptualización del acoso escolar


15.1.2. Tipos de acoso escolar
15.1.3. Epidemiología del acoso escolar
15.1.4. Características sociodemográficas del acoso escolar

15.2 El triángulo del “bullying”

15.2.1. Las víctimas


15.2.2. Los acosadores
15.2.3. Los espectadores/observadores
15.2.4. Las víctimas como agresores

15.3. Modelos etiológicos sobre la violencia infantil y adolescente

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15.3.1. Teorías biológicas y etológicas


15.3.2. Modelos de aprendizaje
15.3.3. Modelo ecológico o sistémico

15.4. Efectos de la victimización del “bullying”

15.4.1. Impacto psicopatológico sobre las víctimas


15.4.2. Efectos sobre la familia
15.4.3. Efecto de propagación del acoso escolar

15.5. Detección e identificación del acoso escolar

15.5.1. Indicadores para los padres


15.5.2. Indicadores para el profesorado
15.5.3. Indicadores para los alumnos

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA RECOMENDADA (NO OBLIGATORIA)

Eguiarte, A., y Berroya, A. (2016) Erase una vez un cuento. Bilbao: Editorial Saure (ISBN: 978-84-16197-59-0).

Unidades Didácticas 18-19:

EL ACOSO ESCOLAR (“BULLYING”): CONSIDERACIONES CLÍNICAS

Objetivos:

Por regla general, la violencia escolar se inicia en situaciones puntuales y casi imperceptibles para los padres y
profesores. Pues bien, en los casos de acoso escolar la situación se complica extremadamente ya que, debido a la
frecuencia y repetición en el tiempo de las agresiones, cuando la intimidación se hace evidente, la víctima ha
experimentado durante un tiempo prolongado el sufrimiento y las consecuencias para la salud física y psicológica
asociadas a este tipo de situación. De ahí que la detección del acoso escolar a través de un conjunto de indicadores
psicológicos, físicos y escolares, así como la delimitación de las poblaciones y factores de riesgo prototípicos de este
fenómeno cobran en este momento un papel preponderante de cara a la intervención y prevención del “bullying”.

Si bien, la detección es el aspecto menos atendido constituye, por el contrario, el más demandado, puesto que
cumple cuatro funciones importantes (Serrano, 2006):

1. Determina si el problema en cuestión es real o imaginario. Un indicador es una señal o


signo que informa sobre la posible existencia de una determinada situación; en el caso
que nos ocupa de que posiblemente está ocurriendo un caso de acoso escolar o
“bullying”. No obstante, la aparición de un único indicador no conforma un elemento de
certeza sobre la presencia de una situación de acoso escolar, aunque sí constituye una
señal de alarma. En este sentido, el problema del “bullying” podría verificarse mediante
la suma de varios indicadores observados por parte de los padres y los profesores.

2. Evita que los casos de violencia y acoso en la escuela se agraven y extremen, a la vez
que ayuda a reducir las situaciones de abuso continuado.

3. Ofrece la posibilidad de llevar a cabo la puesta en marcha de las estrategias de


intervención adecuadas entorno a los componentes que constituyen el denominado
“triángulo del bullying”, estos es, las víctimas, los acosadores y los
espectadores/testigos.

4. Convierte a los protagonistas involucrados en el conflicto en parte de la solución del


mismo.

Algunas publicaciones recientes (Cerezo, 2006) señalan la necesidad de elaborar propuestas globales de
prevención e intervención del acoso escolar en las que el foco de atención deberá proyectarse no sólo sobre los
alumnos (víctimas, agresores y testigos), sino también sobre los centros escolares y las familias. Asumiendo esta
propuesta, Cerezo (2004) plantea la puesta en marcha de un programa de prevención integrado cuya introducción
sería recomendable en todos los centros educativos antes de que las situaciones de acoso escolar alcanzaran niveles
de violencia desbordantes. Esta autora, estructura dicho programa a partir de cinco niveles consecutivos:

1. Fase psicoeducativa, caracterizada por la toma de conciencia del problema. En ella se


plantean algunas cuestiones relativas a la identificación del mismo, a los niveles de
afectación del acoso escolar sobre las víctimas, así como la especificación de las
posibles acciones de ayuda a las víctimas por parte del entorno escolar (alumnos y

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El maltrato infantil https://www2.uned.es/pfacs-maltrato-infantil/aLF/guia_didactica.htm

profesorado).

2. Evaluación de la situación, cuya finalidad básica consiste en delimitar la dinámica del


“bullying” además de recabar información sobre el ambiente familiar y personal de todos
aquellos elementos implicados en el contexto de la victimización (situación de acoso
escolar).

3. Configuración del programa, incluyéndose como planteamientos generales un


abanico de medidas a adoptar desde el centro educativo (p.ej., evaluar la situación,
mantener sesiones de trabajo conjuntas sobre los problemas acosador/víctima,
encuentro con los padres, etc.), medidas a adoptar con los alumnos como grupo a nivel
del aula (p.ej., reglas de clase contra el “bullying”, sesiones de debate en clase,
fomentar el aprendizaje corporativo, etc.), medidas a nivel individual con los niños
directamente implicados como agresor, víctima y testigo (p.ej., charlas con los
acosadores y con las víctimas, entrevistas con los padres de los estudiantes
involucrados, ayuda para los alumnos aislados, ayuda para los padres, etc.) y,
finalmente, acciones de implicación familiar (p.ej., invitar a los padres a participar en la
elaboración del programa, ofrecer estrategias de ayuda para reconocer y reconducir las
posibles conductas de victimización en sus hijos, aplicar estrategias de intervención que
les permita reconocer y reconducir las posibles conductas de agresividad en sus hijos,
etc.).

4. Comunicación y puesta en práctica de los resultados globales de la evaluación en


cada uno de los grupos e información a los padres sobre la implicación de sus hijos en
la diada “bully”/víctima.

5. Revisión del programa, diseñada como una evaluación de la eficacia y efectividad del
programa de prevención con el fin de mantenerlo o modificarlo si fuera necesario.

Por otra parte, dado que los acontecimientos de acoso escolar se manifiestan exclusivamente en el contexto
educativo, determinadas propuestas recientes (Sullivan et al., 2005) van encaminadas a consolidar la escuela como un
entorno seguro, diseñado a partir de una actividad que pivota sobre tres pilares básicos: (a) el desarrollo de un
enfoque escolar general; (b) la tutoría de iguales; (c) cambio en la dinámica social: el enfoque de “Ninguna culpa”.

En cuanto a los programas y proyectos de prevención concretos, en el tratamiento de la violencia escolar en


España han surgido una amplia variedad de planes de acción dirigidos a prevenir la violencia escolar en los centros
educativos que han sido ofertados por las diferentes Comunidades Autónomas, tales como, el proyecto SAVE en
Andalucía o el Plan de Convivencia en los Centros Educativos (Comunidad Valenciana). Incluso, en el marco de la
Unión Europea, el programa DAPHNE II ha surgido en el año 2003 con el propósito de crear una red de formación
interdisciplinar y de participación dirigida a la promoción de la no violencia entre niños, niñas y adolescentes. Algunos
de estos proyectos cumplen única y exclusivamente el objetivo de informar y sensibilizar a la población estudiantil
sobre la violencia escolar (enfoque de prevención primaria), mientras que otros tienden a intervenir de manera general
sobre indicadores de detección y poblaciones de riesgo de “bullying” (prevención secundaria) o, bien, inciden sobre la
resolución de un conflicto ya presente enseñando pautas de formación en habilidades sociales o en otro tipo de
estrategias de intervención (prevención terciaria).

Contenidos:

18.1. Factores de riesgo en el maltrato entre iguales

18.1.1. Individuales
18.1.2. Familiares
18.1.3. Escolares
18.1.4. Demográficos, ecológicos y contextuales

18.2. Evaluación del acoso escolar

18.2.1. Instrumentos de autoinforme


18.2.2. Métodos de evaluación mediante los iguales
18.2.3. Técnicas de estimación por el profesorado
18.2.4. Procedimientos de observación directa

18.3. Estrategias de intervención en el “bullying”

18.3.1. Entrenamiento frente a la agresión: Habilidades sociales versus habilidades comunicativas


18.3.2. Apoyo entre iguales
18.3.3. Resolución de conflictos/mediación
18.3.4. Prácticas de restauración
18.3.5. Salud y bienestar emocional

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El maltrato infantil https://www2.uned.es/pfacs-maltrato-infantil/aLF/guia_didactica.htm

18.4. Programas de prevención del acoso escolar

18.4.1. Programas de prevención primaria


18.4.2. Programas de prevención secundaria
18.4.3. Programas de prevención terciaria
18.4.4. Evaluación de los programas de prevención

18.5. Programas y proyectos específicos contra la violencia en la escuela

18.5.1. Programa Europeo de Cooperación “Violencia en la escuela”


18.5.2. Proyecto Europeo DAPHNE II
18.5.3. Observatorio europeo contra la violencia escolar
18.5.4. UNICEF: La violencia escolar y el desarrollo

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA RECOMENDADA (NO OBLIGATORIA)

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Ediciones.

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adolescentes: Programa Daphne II (Vols. I y II). Madrid: Plataforma de Organizaciones de Infancia.
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Atelier Editorial.
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