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COMENTARIO DE TEXTO: “MANIFIESTO DE LA JUNTA DE MADRID”

1. Clasificación
Es un texto de carácter narrativo, ya que se trata de un manifiesto que expone la
situación del país tras el fin de la dinastía borbónica.
Estamos ante una fuente histórica primaria ya que el texto se ha redactado de forma
coetánea a los acontecimientos a los que hace referencia.
Los autores de este manifiesto son los progresistas y unionistas que conforman el
Gobierno Provisional.
El texto fue redactado en Madrid el 29 de septiembre de 1868, enmarcándose dentro
de la “la gloriosa” como fue denominada y que supuso el fin de la monarquía isabelina.
Es un texto nacional, ya que se refiere a un territorio concreto; colectivo, ya que fue
realizado por los componentes del Gobierno Provisional y, por ello, también tiene
carácter oficial; y público, ya que va dirigido al conjunto del pueblo español.

2. Análisis
Su objetivo principal es exponer la situación del país, comentando el fin de la
dinastía borbónica, volviendo así a la soberanía nacional (“…recobra hoy su soberanía
que no puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona”).
Las ideas secundarias serían la creación de unas Cortes Constituyentes “elegidas
por sufragio universal”, la organización de los vecinos por “distritos y vigilen por que
nada manche” la revolución, y la exaltación a la soberanía nacional, a la marina, al
ejército, a los generales que han posibilitado este cambio, al pueblo soberano y la
degradación a los Borbones (“¡Abajo los Borbones!”).

3. Comentario de texto
El objetivo del texto es exponer al pueblo el fin de la dinastía borbónica, así como
la vuelta a la soberanía nacional.
Antes de relatar en que consiste dicho manifiesto considero necesario explicar qué
ocurrió para que naciera tal, y para ello es necesario remontarnos a la crisis del régimen
político moderado.
Los últimos gobiernos moderados a partir de 1866 presididos por Narváez y
González Bravo desarrollaron una política muy conservadora y autoritaria,
extremadamente represiva, actuando al margen de la Constitución y empleando
métodos casi dictatoriales. Esta actitud gubernamental llevó al aislamiento tanto al
partido moderado como a la Corona, que poco a poco se encontró privada de apoyos
sociales y políticos. Además, progresistas y demócratas continuaban marginados del
juego político efectivo, al quedar los gobiernos continuamente monopolizados por los
moderados. Así, la única alternativa para acceder al poder consistía en el recurso a la
fuerza. Finalmente, la descomposición política del régimen moderado arrastró a la
Corona y a la persona de Isabel II.
En septiembre de 1868 estalló con éxito la denominada "Revolución Gloriosa",
iniciada con la publicación de esta proclama y la sublevación militar de Topete en
Cádiz, que contó con el apoyo popular en las calles de muchas ciudades españolas. Los
revolucionarios se impusieron apenas sin resistencia. El resultado más evidente de la
Revolución de 1868 será el derrocamiento de la reina Isabel II y su huida a Francia, tras
la derrota militar de las tropas isabelinas en la batalla de Alcolea (Córdoba).
Algunos de los factores que contribuyen a explicar esta revolución son:
a) La crisis del sistema político existente, tachado de corrupto, viciado,
despótico e inmoral por los revolucionarios. El régimen moderado demostró su
incapacidad para resolver los reformas necesarias y negando los derechos políticos a la
mayoría de los ciudadanos.
b) La creciente impopularidad de la reina Isabel, que se había apoyado cada vez
más en los grupos más conservadores para mantener a ultranza un sistema oligárquico,
reprimiendo cualquier protesta, aislándose así socialmente.
c) La depresión económica iniciada en 1866 afectando a toda Europa. Sus ma-
nifestaciones en España fueron:
- La quiebra de numerosos bancos y empresas.
- La crisis agraria provocada por la sequía y las malas cosechas, que
trajo hambrunas
- El galopante endeudamiento estatal y aumento de la presión fiscal
sobre el pueblo.
Las fuerzas políticas participantes en la coalición Revolucionaria, reunidas en el
Pacto de Ostende (1866) para derrocar a Isabel II, eran:
- El partido liberal progresista, liderado ahora por el general Prim, que únicamente
pretendía acceder al poder, para lo que era necesario hacer girar a la izquierda al
partido.
- El partido demócrata, que quería acabar con la monarquía isabelina e introducir el
sufragio universal.
- La Unión Liberal pasó a ser dirigida por el general Francisco Serrano, pues
O’Donnell había muerto un año antes, y este deja de apoyar a la Reina y se une al Pacto
de Ostende en 1867.
- A ellos se le unió las clases populares, campesinos y obreros, que querían acabar
con el régimen burgués.
La revolución de 1868 tuvo un carácter exclusivamente político, careció de
contenido social o económico, y así los objetivos del frente revolucionario fueron muy
limitados: derrocar a Isabel II e implantar el sufragio universal. De las tres revoluciones
solo triunfan las dos primeras: se acaba con la monarquía y se conquistan un mayor
número de libertades pero no hay una verdadera revolución social. Es otro
pronunciamiento más, como tantos en el s. XIX.
El cerebro de la revolución fue Prim, un militar liberal que había ganado su
reputación en las victorias obtenidas en Marruecos. En octubre de 1868 se constituyó el
Gobierno Provisional salido de la revolución, estaba formado sólo por progresistas y
unionistas, ya que los demócratas quedaron fuera. Una vez en el poder los progresistas
y unionistas hacen un llamamiento al orden y la sensatez (mantener la monarquía, por
ejemplo), en un intento de poner fin a la radicalidad. Este gobierno, presidido por
Serrano y con Prim como ministro de guerra convocó elecciones a Cortes constitu-
yentes por sufragio universal masculino. Las elecciones fueron relativamente limpias,
votó el 70% del electorado y vencieron los progresistas, que fueron dominando, frente a
las opciones demócratas, los debates y las votaciones en las Cortes Constituyentes,
donde se elaboró una nueva Constitución.

4. Conclusión
Con el Manifiesto de la Junta de Madrid se pretende explicar al pueblo el fin de la
dinastía borbónica, así como la vuelta a la soberanía nacional. Este manifiesto salió a la
luz recién iniciado el llamado sexenio revolucionario, que abarca desde el
pronunciamiento de Prim, Serrano y Topete que destrona a Isabel 11 hasta el
pronunciamiento de Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874 con la proclamación
de Alfonso XII como rey de España y la Restauración canovista, volviéndose a la
situación de partida.

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