Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I. Enfoque Teológico
Definición del concepto de creación
A partir de la categoría de “relación”
La creación se manifiesta a nuestro entendimiento como una cierta especie de acción, que tiene por objeto la
existencia del mundo. Esto nos obliga a considerar algunos elementos de esta acción: (1) un sujeto activo,
(2) una materia que proporciona el punto de aplicación para la acción considerada, (3) una evolución de
dicha materia [cambio] y (4) el resultado mismo, es decir, el efecto de la acción.
De esta manera, la idea vulgar de creación, se ordena en el siguiente orden: 1º Dios, 2º la creación divina, 3º
el mundo. Pero este no es el orden verdadero según la realidad ontológica de las cosas, sino tan sólo un
modo de concebir tomado de la experiencia de nuestras fabricaciones humanas. En esta génesis
extraordinaria, el ente es primero, y la causalidad segunda. Santo Tomás admite este orden sólo para la
consideración de la creación “según su razón” (secundum suam rationem).
Ahora bien, esto no se condice con la comprensión del concepto de creación a partir de la categoría de
relación. En primer lugar tenemos que hacer una salvedad terminológica: cuando hablamos de relación entre
el ente creado y Dios, no hablamos de relación real. Como sabemos toda relación real comprende una
correlación, es decir, aquel que está en relación se encuentra vinculado, atado, de tal modo que es
dependiente el uno del otro. Dios no puede depender de nada ni de nadie, es preciso renunciar aquí a toda
correlación, a toda reciprocidad real, y no únicamente conceptual. Estamos ante una relación unilateral de
dependencia, y nada más. Esto es la creación en su realidad efectiva.
Pero esto nos lleva al nudo de la cuestión: para que la creatura esté en relación con Dios, es necesario
primero que exista. Luego, si la creación es dicha relación, viene en el orden del ser después de la creatura.
De este modo, vemos cómo se invierte el esquema vulgar de nuestra comprensión de la creación.
Lo importante y revolucionario de este planteo es poder optar por la categoría de “relación” para abandonar
los esquemas que involucran una “acción”. Es decir la creación es relación y no acción. Así lo afirma Contra
Gentes (II, 18): “La creación no es un cambio, sino la dependencia misma del ente creado respecto de su
Principio”. Hemos de agregar a esta afirmación, el hecho de que la relación es real, y no meramente racional,
porque si no, el mundo no sería realmente creado. Por eso toda creatura depende de Dios en forma mucho
más íntima que de cualquier otra creatura. Pero el modo de esta dependencia es lo que desconocemos por
completo. Lo único que sabemos es que el término dependencia resulta para el caso demasiado débil, puesto
que suele designar una condición superpuesta al ser: primero el ente es, después depende. Acá, en cambio, el
ente depende para ser; depende en lo que su ser tiene de más fundamental, hasta el punto que la dependencia
no se distingue de su ser. De manera que es justo decir: la creación es el ser mismo de las creaturas en cuanto
depende de Dios, así como la forma de existencia de esas mismas creaturas no es, según Santo Tomás, sino
su semejanza con Dios.
Santo Tomás se encarga de aclarar que esta relación es una Relatio quaedam, es decir, una cierta relación.
Porque nada de lo que se refiere a Dios, aunque sea indirectamente, como acá, entra sin fractura en nuestras
categorías racionales. La creación, que concierne al ente en cuanto ente, no puede ser llamada pura y
simplemente relación, pues la relación no es sino una especie de ente. La relación misma ha de ser creada, y
por tanto puesta en relación con la Fuente primera. Igualmente, la creación es una relación única en su
género; como concierne a todo ente, incluida la relación misma, parece más bien una forma general de las
categorías.
Concluimos diciendo que: la creatura se define como un ser dependiente, en cuanto ente, y por consiguiente
en todos los aspectos en que participa del ser, Dios lo crea. Todo cuanto hay en ella es creado por Dios:
substancia, atributos, modos, manifestaciones, acciones. Por lo que nada de la persona humana es no creado
por Dios. Para eximirse de la creación, debería eximirse del ser.
ST I, 44; 45
Q 44 “Sobre las criaturas en cuanto procedentes de Dios y sobre la primera causa de todos los seres”
a1. ¿Es o no necesario que todo ser haya sido creado por Dios?
a2. La materia prima ¿es creada o no por Dios?
a3. ¿La causa ejemplar es o no algo además de Dios?
a4. Dios ¿es o no la causa final de todo?
II CG 18
“No puede arguirse contra la creación por objeciones tomadas de la naturaleza del movimiento y del
cambio”
La creación no es cambio, sino dependencia misma del ser creado, con relación al principio del que proviene
su existencia. Por lo tanto, se da en el género de la relación, y así nada impide que se dé en el ser ya creado
como en su sujeto. Sin embargo, nuestra inteligencia puede pensar en una misma cosa creada como no
existente antes de la creación, y como existente después de ella.
Si la creación es una relación es algo real; pero ni es increada, ni creada mediante otra relación. Dicha
relación no necesita ser creada por una creación especial ya que se produce al crear las cosas en su ser.
La relación no se refiere a otra relación, porque de ese modo tendríamos que proceder indefinidamente; sino
que, siendo esencialmente relativa, se relaciona por sí misma. Por consiguiente no necesita de otra creación
para crear la creación, de manera que así se procediese infinitamente.
Cf 2Mac 7, 22-23.28
22. “Yo no sé como aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco
organicé yo los elementos de cada uno. 23 Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su
nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia,
porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes.”
28 Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la
nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia.
v 22-23 Se une la imagen de Dios Creador con el Señor escatólogico que resucitará a los justos.
v28 Primera afirmación explícita de la creación ex nihilo (cf. Is 44,24; Jn 1,3; Col 1,15).
ST I, 46
Sertillanges2
Dios no está obligado a crear y menos aún estará obligado a crear de acuerdo con tal o cual modo, siempre
que el modo no esté en contradicción con el hecho o con él mismo. ¿Qué dificultad habría en decir que las
formas diversas de los vivientes, es más: de todos los vivientes, son efecto de un largo trabajo de modelado,
llevado a cabo por las fuerzas primordiales que fueron objeto de la acción creadora? Tal vez la ley de dichas
1
Ruiz de la Peña, J. L., “Teología de la creación”, Santander, Sal Terrae, 1986, 119-124.
2
Sertillanges, A. D., “La idea de Creación”, Buenos Aires, Nuevos Esquemas, 1969.
fuerzas sería entonces un determinismo dirigido, determinación que se encontraría en los agentes en cuanto
tales, es decir por la ley a ellos inmanente; ley que podríamos llamar “voluntad de Dios”.
En nuestra teoría de la creación, suponer una operación directa que durante el curso todo de la duración
histórica recae sobre el conjunto de las creaturas para “hacerlas” carece de sentido. No hay acto creador, es
decir no hay acción divina en el tiempo. Ya que la causalidad creadora de Dios no está en el tiempo, dado
que Dios ve y ordena las cosas desde la eternidad y que para su mirada y su acción propias la diversidad
temporal y la diversidad espacial no difieren en nada, la idea de creación no resulta por esto menoscabada.
Tres tesis se extraen de la articulación del concepto de creación con el de evolución:
Creacionismo puro: el Creador dio origen a cada naturaleza de ser en sí misma, sin capacidad de
transformación.
Determinismo dirigido: el Creador, siempre en virtud de su creación, determinó las naturalezas a evolucionar
de una cierta manera precisa, por simple desarrollo.
Determinismo libre no-dirigido: en virtud de la creación, se deja a las naturalezas la búsqueda de sus
caminos, bajo un impulso de conjunto cuyos efectos posibles se nos revelan sólo cuando se han realizado.
La idea de creación queda intacta en todos los casos. Su afirmación no depende de las teorías citadas, su
negación tampoco. Las diferencias surgen en otro terreno, el conflicto es metafísico.
[Dios 2]
[®Teol. filosófica]