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NUESTRA REALIDAD:

Los jóvenes de hoy muy a menudo se encuentran en una gran encrucijada, sin
saber cual es el camino a seguir en la vida. La gran mayoría al no encontrar la
orientación adecuada toman caminos equivocados que en muchos casos los
llevan a su propia destrucción.
Hoy tendrás la oportunidad de conocer quién es en verdad, el que nos puede
conducir al camino correcto, que te permita ser una persona de bien para tu
familia y para la sociedad.

ILUMINACIÓN: Lee, analiza e interpreta luego resume sus principales


enseñanzas: Jn. 14,5-6; Mt. 5,13-16; JN. 8,12-18; ROM.
12,1-3,

Jn. 14,5-6; Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?».
Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

Mt. 5,13-16: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?
Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla
debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la
casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus
buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

JN. 8,12-18: Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue
no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida». Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti
mismo: tu testimonio no vale». Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale
porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes
juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga,
sino yo y el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es
válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí».

Rom. 12,1-3: Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes
mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No
tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su
mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo
perfecto. En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se estimen más de lo
que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable, según la medida de la fe que Dios repartió a
cada uno.

Sí, Jesús es para nosotros un camino que conduce hacia el Padre, el único Camino.
El que quiera lograr la salvación, deberá tomar ese camino. Vosotros, jóvenes, a
menudo ustedes se encuentran en una encrucijada, sin saber cuál es el camino que
debes elegir, ni adónde ir; son muchos los caminos errados, como también las
propuestas fáciles y ambiguas. No olvides, en esos momentos, que Cristo con su
Evangelio, su ejemplo y sus mandamientos es siempre y sólo el camino más seguro
que desemboca en una felicidad plena y duradera.
Jesús es el Camino que nos lleva al Padre, la única posibilidad que tiene el hombre de
encontrar la plenitud de la vida: «Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida. Nadie puede
llegar hasta el Padre, sino por mí» (Jn 14, 6). Todos los que se salvan, aunque no lo
sepan, se salvan por Cristo: «Con su muerte, el Hijo nos ha obtenido la redención y el
perdón de los pecados... llevando la historia a plenitud» (Ef 1, 7ss). A través de su
costado herido en la Cruz, se nos abre la antigua puerta cerrada del Paraíso. De su mano podemos llegar
a las moradas del cielo en las que él mismo ha preparado un sitio para nosotros.
Lectura de Juan 1, 1-18: «Al principio, ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios y la Palabra
era Dios... Por medio de ella se hizo todo... La Luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la sofocaron...
Vino a los suyos y los suyos no la recibieron... Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros... A
Dios nadie lo ha visto nunca, el Hijo Único, que es Dios y que está en el seno del Padre nos lo ha
revelado».
Jesús es el único que nos puede revelar el verdadero rostro de Dios, porque es el único que conoce su
misterio desde dentro. Él es la «Palabra».

La Verdad es la exigencia más profunda del espíritu humano. Los jóvenes, sobre
todo, están sedientos de la Verdad sobre Dios, el hombre la vida y el mundo.
El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo
no solamente según criterios y medidas del propio ser,
inmediatos, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes
debe con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y
pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo"
(n. 10). Cristo es la Palabra de verdad pronunciada por Dios
mismo como respuesta a todos los interrogantes del corazón
humano. Es El quien nos revela plenamente el misterio del
hombre y del mundo.

Cada uno de nosotros deseamos ardientemente vivir nuestra propia vida con toda
plenitud. Vivimos animados por grandes esperanzas y muy buenos proyectos para el
futuro. No olvides, sin embargo, que la verdadera plenitud de la vida se encuentra sólo
en Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Solamente Cristo puede llenar, hasta el
fondo, el espacio del corazón humano. Sólo El da el valor y la alegría de vivir, y esto a
pesar de los límites u obstáculos externos.
Sí, descubrir a Cristo es la aventura más bella de toda nuestra vida. Pero no es
suficiente descubrirlo una sola vez. Cada vez que se le descubre, se recibe un
llamamiento a buscarle más aun, y a conocerle mejor a través de la oración, la
participación en los sacramentos, la meditación de su Palabra, la catequesis y la
escucha de las enseñanzas de la Iglesia. Esta es nuestra tarea más importante, como
lo comprendió tan bien San Pablo cuando escribió: «Para mí la vida es Cristo» (Filp 1, 21).

Desarrolla la siguiente actividad:

1. Desde tu realidad: ¿qué hechos hacen que los jóvenes tomen caminos
equivocados en la vida? ¿Cuáles son sus consecuencias?
2. ¿Por qué Jesús es camino, verdad y vida?
3. ¿Cuáles serían los beneficios, si los jóvenes aceptaran a Jesús en sus vidas?
4. Propone o sugiere acciones para poder decir que has aceptado a Jesús en tu vida.
5. Prioriza a Jesús como camino verdad y vida mediante afiches.
6. Reflexiona las actitudes de Jesús camino verdad y vida elaborando un mapa semántico.
7. Redacta una oración pidiendo a Dios que te ayude a acoger a Jesús en tu vida.
8. Ilustra tu cuaderno con dibujos relacionados al tema.
9. Has descubierto ya a Cristo, que es el Camino?

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