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HOJAS DE HIERBA DE WALT WHITMAN

(Proc.: Javlangar)

“Pocos libros en la historia de la literatura universal han sido tan polémicos


como Hojas de hierba, no sólo por el tono liberal de sus propuestas sociales y
morales, sino también por su métrica y su lenguaje. Desde sus primeras
ediciones, la obra despertó todo tipo de críticas, desde quienes la defendían a
ultranza, hasta quienes consideraban a su autor como un auténtico lunático. Con
la excepción de muy pocos admiradores y algún discípulo, la verdadera
importancia y la auténtica dimensión de la poesía de Whitman no se reconoció
hasta bien entrado el siglo XX.

El libro está escrito en largos versos libres y es un canto a la vida humana.


La primera edición, de 1855, constaba de sólo doce poemas, mientras que la
última, de 1892, tenía un total de trescientos noventa. Ello demuestra que, a lo
largo de su vida, Whitman sometió su obra a una revisión continua, añadiendo
poemas y corrigiendo los ya existentes, lo que hizo que se publicaran hasta nueve
ediciones, con sus correspondientes modificaciones y ampliaciones.

De alguna forma, Walt Whitman pretendía escribir una epopeya moderna,


que, al igual que la griega y la romana, ayudara a entender el nacimiento y el
desarrollo de la nueva nación norteamericana. Para ello, el poeta centra su
atención en tres aspectos fundamentales:
a) La creación de un protagonista colectivo, que es el pueblo
norteamericano. No obstante, el yo poético de Whitman se convierte en un
espejo representativo de ese pueblo.

b) El poeta se refiere a una historia reciente, al presente glorioso de ese


nuevo pueblo. De ahí que no refleje una epopeya pasada, sino una epopeya
actual.

c) El uso del verso libre, rompiendo con los moldes de la métrica tradicional.

Las secciones más conocidas en las que se estructura el libro son las
siguientes:

• Canto a mí mismo. Es la parte más extensa y la más famosa. En ella Whitman


le canta a una humanidad de la cual él se siente un elemento sustancial e indivisible. El poeta
es guiado por Dios y, en tanto que poeta, es un ser divino en su interior y en su exterior, pues
es capaz de crear un mundo de belleza poética. Defiende, pues, la superioridad del artista,
como Baudelaire. Además, se siente feliz y satisfecho del papel que le ha sido encomendado:
cantar a cuanto le rodea, para lo cual echa mano de un lirismo dotado, al mismo tiempo, de
rasgos paganos y religiosos. De ese modo, configura una poesía sensual y cósmica que
provocó encendidos elogios; pero, también, duras críticas derivadas del puritanismo de la
época.

• Hijos de Adán y Cálamo. Estas dos secciones se añadieron en la tercera


edición, de 1860. En ellas, el poeta se centra en los temas de la amistad y la sexualidad. En
este sentido, la crítica se muestra bastante unánime al considerar que Hijos de Adán
representa un canto a la heterosexualidad, mientras que Cálamo lo es al amor homosexual.
• En la cuarta edición (1867), Whitman incorporó una serie de poemas sobre la
guerra civil americana, que anteriormente habían aparecido bajo el título de Redobles de
tambor. Igualmente, incluye una nueva sección titulada Recuerdos del Presidente Lincoln,
que es una magnífica elegía al asesinado presidente Abraham Lincoln. En esta última parte
se incluye el que es considerado uno de los mejores poemas de Whitman, “La última vez que
florecieron las lilas en el huerto”, así como “¡Capitán! ¡Mi Capitán!”, uno de sus poemas
más conocidos.

Temas principales

En Hojas de hierba podemos encontrar una amplia variedad de motivos y


asuntos, relacionados con ámbitos tales como la geografía, la historia, la filosofía,
la épica, la lírica, etc. Además, también son evidentes algunas reminiscencias
temáticas procedentes de fuentes citadas por el propio Whitman en esa mirada
retrospectiva a los caminos recorridos que aparece al final de la edición de su
obra. Entre esas fuentes, él mismo cita casos tan significativos como la Biblia,
Homero, Ossian, los nibelungos alemanes, la poesía hindú, Shakespeare,
Dante, Walter Scott y los escritores románticos alemanes, con Goethe a la
cabeza.

El tema central del libro es la identificación entre el poeta y el mundo que le


rodea. En este sentido, el libro se convierte en una especie de canto a todo
aquello que forma parte de la vida del ser humano y, más concretamente, en un
canto a Norteamérica y a su diversidad geográfica, cultural y social: blancos y
negros, ricos y pobres, hombres y mujeres, viejos y niños, necios y sabios, etc.

Es decir, Hojas de hierba representa un canto a la libertad; a la democracia;


a la nación americana, a la que augura un esplendoroso presente y un magnífico
futuro; a la naturaleza; a la belleza; a Dios; al ser humano, que es una especie de
pequeño dios; pero, sobre todo, Walt Whitman se canta a sí mismo, como
encarnación de su país y de toda la humanidad.

Este tema principal se articula en torno a varios núcleos o ejes temáticos, tal y
como señalamos a continuación:

- La democracia. Toda la obra es un canto a la democracia y a la libertad


existentes en Norteamérica, las cuales, según Whitman, acabarán
extendiéndose por el mundo.

- La religión. Este libro respira religiosidad por los cuatro costados. Su


autor se convierte en una especie de profeta o predicador de la fe en Dios y de
la fe en el hombre. En este sentido, Whitman siguió los planteamientos del
movimiento filosófico-literario denominado trascendentalismo, cuyo principal
ideólogo fue Ralph Waldo Emerson quien, influido por el romanticismo europeo
y por algunas doctrinas orientales, articulaba la existencia del hombre
armonizando lo físico y lo espiritual, el cuerpo y el alma.

- La poesía. Gracias al poder de sus versos, el poeta logra que el espíritu


de los seres humanos y de cualquier suceso o pasión alcancen una medida y
un valor sobrenaturales. Con la poesía se puede incluso lograr la libertad,
dando ánimos a los esclavos e infundiendo terror en los tiranos. Y la gran
verdad de la poesía radica en la firme creencia de que un poeta será grande si
consigue que “su país lo absorba con tanto afecto como él ha absorbido a su
país”. Para ello, la poesía debe, igualmente, ser libre y democrática, pues la
poesía es expresión de la vida misma y, por tanto, en ella todo ha de tener
cabida. Es más, de alguna manera, el poeta se convierte en una especie de
predicador en defensa del amor, de la libertad, de la naturaleza y de la belleza.
- El amor: El amor en Whitman hay que entenderlo como un amor hacia sí
mismo que se extiende a todo lo que le rodea. Por eso se ha hablado de un
amor cósmico, universal, plural. Un amor que, como ya hemos señalado,
admite tanto la heterosexualidad como la homosexualidad.

Personajes

El primer personaje en orden de importancia que figura en el libro es el pueblo


americano. Como afirma Whitman en el Prólogo de Hojas de hierba, los Estados
Unidos son el poema más grande de la tierra y, por ello mismo, el poeta -o, como
él dice, el bardo- tiene que estar a la altura de su pueblo, ya sea Kentucky,
Vermont, Luisiana, Georgia o Tejas, por poner algunos ejemplos de lo que él
considera el Nuevo Mundo, frente a los mundos antiguos, como son Europa, Asia
y África. De ahí su exaltación de la individualidad, de las gentes sencillas, de la
libertad y su lucha contra el esclavismo.

Siguiendo con ese orden establecido, podemos señalar que el segundo


personaje que encontraríamos en la obra del poeta norteamericano estaría
constituido por el género humano. Según Whitman, el ser humano es tanto
cuerpo como espíritu y ninguno de estos dos elementos es más importante que el
otro. Además, en alguna medida, el hombre es equiparable a Dios, pues está
hecho a su imagen y semejanza. Si Dios ha creado el mundo y la naturaleza para
goce y disfrute del ser humano, éste también es capaz de crear y dar vida, de
manera que -como afirma en el Prólogo- “si echa el aliento sobre algo que era
tenido por insignificante, lo hace creer con la grandeza y la vida del universo”. Por
tanto, cuanto más creador de vida sea el hombre, más se acercará a Dios. Y el ser
humano es protagonista en cualquiera de sus profesiones, razas, sexos o edades.
Lo son el niño y el viejo; el rico y el pobre; el trabajador y el aventurero; el libre y el
esclavo; el hombre y la mujer, el blanco y el negro, etc.

El tercer personaje que podemos destacar en Hojas de hierba es el propio


poeta, quien aparece como el protagonista, sobre todo, de la parte del libro
titulada "Canto a mí mismo". En este sentido, como ya hemos tenido ocasión de
comentar, el poeta se siente una parte esencial de la humanidad, uno de sus
representantes más significativos, por cuanto es capaz de crear un mundo de
belleza, a imagen y semejanza de la belleza divina. Él es el bardo, el cantor de
todo cuanto le rodea, incluida la naturaleza, que se constituye, por tanto, en el otro
gran personaje del libro.

La naturaleza se nos presenta con un valor grandioso, universal. Más allá del
placer y del dolor, del bien y del mal, de la vida y de la muerte, está el fluir de la
naturaleza, siempre duradera e inmortal. Por eso, Whitman canta a la geografía
americana, desde la costa del Atlántico a la del Pacífico, y desde la frontera
canadiense a la mexicana: praderas, desiertos, ciudades, lagos y montañas,
animales y plantas.

Estilo

La poesía de Hojas de hierba es cercana al lector por su sencillez y


universalidad. Además, tiene un fuerte carácter renovador, ya que rompe con los
cánones establecidos tradicionalmente y se apoya en una total libertad creadora.
Los poemas de Whitman son poemas de compleja, si no imposible, clasificación;
pero ello se debe a la concepción poética del propio autor, pues es totalmente
singular, individual y personal.
Los principales rasgos del estilo de Walt Whitman son:

• El uso del verso libre. Walt Whitman rechaza la rima y la regularidad


métrica; emplea el verso libre de larga extensión, al estilo de los versículos de
la Biblia.

• Abundancia de anáforas, repeticiones, aliteraciones, estructuras


paralelísticas y simétricas. Todo ello contribuye a dotar a sus poemas de gran
ritmo y musicalidad.

• Búsqueda de la sencillez y de la claridad. En su opinión, hay que huir del


exceso de retórica, pues “la gloria de la expresión y el brillo de la luz de las
letras es la simplicidad”.

• La consideración de que el poeta más grande es un transmisor de


pensamientos, más que un creador de estilo peculiar. El verdadero poeta es el
que da rienda suelta a sí mismo. De ahí su preferencia por el empleo de la
primera persona, pues ello contribuye a dar mayor credibilidad a su mensaje
poético.

• La variedad de registros. Whitman utilizó todas las modalidades del habla:


desde el registro coloquial de las clases media y baja, hasta los cultismos más
refinados; desde la retórica grandilocuente hasta el argot más marginal. En sus
poemas encontramos palabras vulgares y malsonantes, neologismos,
tecnicismos relacionados con diferentes oficios, términos del lenguaje
periodístico y palabras extranjeras.
• El carácter sentencioso. Sus poemas están formados por versos largos
que recuerdan a los versículos bíblicos. Además, el tono profético y exaltado
otorga a los versos de Whitman un tono sentencioso con significado pleno y
universal.

• El estilo enumerativo. Walt Whitman intenta reflejar todo lo que le rodea a


través de la palabra. Esto lo consigue con un estilo enumerativo, con una larga
lista de términos, que recuerdan un tanto el estilo de las letanías.

• El uso abundante de exclamaciones y de interrogaciones retóricas. De ese


modo, el poeta norteamericano consigue implicar a los lectores en el mundo
poético que les ofrece. Pues, como él mismo afirma en el texto que cierra la
edición, cree en el Poder Sugestivo de su poesía, lo que le hace no redondear
sus poemas para que así el lector tenga siempre una parte por hacer en ellos.”

(Tomado literalmente del manual de Literatura Universal de 2º de Bachillerato de Manuel Cifo


González, editado por la librería Diego Marín de Murcia; disponible parcialmente en
http://books.google.es/books?id=jauEx7LM-
X4C&pg=PA8&lpg=PA8&dq=la+renovacion+del+teatro+europeo&source=bl&ots=Tg7nXFzKkm&si
g=gyFAVzCIWNBbV50TbMsI61Ctu-
E&hl=es&sa=X&ei=8V3tUMqVHIXRhAekvIFY&ved=0CF0Q6AEwCDgU#v=onepage&q=la
%20renovacion%20del%20teatro%20europeo&f=false, se puede comprar a través de la página
web www.diegomarin.com)
n esta obra se ha reivindicado el valor único de lo común: el ciudadano, la
ciudadana, el ir y venir de tantos rostros anónimos que trabajan, sueñan, aman, y
que pueblan las hacinadas sociedades modernas. Ellos y ellas son los héroes de
este verdadero canto épico.

Además, el poema es un canto de humanidad y de esperanza en el bien de la


democracia y la modernidad, lejos del espíritu de los decadentismos que asolaron
la cultura europea, justo por la misma época en que el rapsoda de Long Island
desgranaba sus proclamas. Para mí, en este sentido, es un poeta americano a
carta cabal.

Hojas de hierba es un sí rotundo y clamoroso al milagro de la vida, empezando por


el testimonio de la existencia propia, el famoso "Canto a mí mismo.":

Yo canto para mí, una simple y aislada persona, Sin embargo pronuncio la palabra
democracia, la palabra Masa. Canto al organismo humano de pies a cabeza, No
son la fisonomía sola ni solo el cerebro los motivos únicos de mi Musa, Yo digo
que la Forma completa es la digna, Y canto a la mujer lo mismo que canto al
Macho. La Vida inmensa en pasión, pulso, poder, La vida feliz, formada en la más
libre acción, bajo el imperio de las leyes divinas Canto al hombre Moderno.

Lorca, Cavafis, Blake o Machado tienen una noción de la poética que Whitman ni
concebía ni, posiblemente, era capaz de igualar. Por eso su obra es una pila de
"estrofas" kilométricas en las que el sentido del ritmo brilla por su ausencia. No
perdonemos a Whitman por su intención renovadora a este respecto: él no inventó
el verso libre ni mucho menos.

Así, se trata de una especie de prosa redactada a trompicones, los temas tratados
literalmente según le venían a la cabeza al autor. Intenta hallar en las
descripciones profundas y en la exaltación estilística un remedo a lo anterior.

«Canto a mí mismo» es pretencioso, una obsesión por la imagen, por parecer lo


que no es, sobre todo hasta la primera mitad. Se esconde, por ello, en términos
bellos pero ambiguos. Está contento con todo, de tal manera que se libra de
criticar juiciosamente nada. En la metáfora de Nietzsche hallamos profundidad
coherente, en la de Whitman observamos demasiadas veces meras bombas de
humo.

Las enumeraciones descriptivas, tal y como apuntara Borges, destilan una


"frialdad" que pueden dejar al lector bastante indiferente.

Innova de forma esencial en los temas tratados y en la manera optimista de


abordarlos, pero su uso del lenguaje dista bastante de ser original. Yo mismo no di
crédito hasta bien avanzada la obra: «¿De verdad esto es la mejor poesía de la
modernidad, una cumbre de la humanidad?»

Después de una primera mitad de «Canto a mí mismo» insulsa y plasta, nos


introducimos en ideas más concretas y pulidas. La perspectiva vital de Whitman se
revela, finalmente, como un descubrimiento que pasó demasiado tiempo
desapercibido. Un balcón se abre a tu vida y sientes el aire fresco y las hojas
otoñales en el rostro. Es en ese punto cuando surge un respeto escéptico por el
autor, pero yo seguí pensando que su ambigüedad y sus brillos de hombre
inseguro y pretencioso –por no citar la falta clara de maestría en el uso del
lenguaje– me malograron una lectura que en otras manos podría haber sido todo
un hito.

El canto supremo a la naturaleza, la individualidad, la libertad, el optimismo vital


(incluso respecto a la muerte), la defensa de los valores democráticos y de la
igualdad, la paz tanto en los bosques como en plena urbanidad, el retrato de la
esencia norteamericana. Esos son los temas tratados en «Hojas de hierba», una
excelente intuición malograda por su evasión de los conceptos concretos.

Con sus fallos y sus aciertos, «Hojas de hierba» no deja de ser una obra de una
singularidad muy atractiva, un caso único en la literatura universal. Las
perspectivas vitales que aporta son muy valiosas y abren los ojos al respecto de
nuestra relación con la vida y con el mundo, que no es poco. Es difícil no salir de
esta obra sin estar un poco más en paz con todo, te destensa y te enseña a sentir
de una manera más fina y sensual; hasta lo más diminuto pasa a percibirse como
algo importante.

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