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MINISTERIO DE EDUCACIÓN

VICEMINISTERIO DE EDUCACIÓN FORMACIÓN PROFESIONAL


DIRECCIÓN NACIONAL DE EDUCACIÓN TÉCNICA,
TECNOLÓGICA, LINGÜÍSTICA Y ARTÍSTICA
GOBIERNO AUTÓNOMO DEPARTAMENTAL DE COCHABAMBA
DIRECCIÓN DEPARTAMENTAL DE EDUCACIÓN
TECNOLÓGICO AGROPECUARIO CANADÁ
TAC

CARRERA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS


ASIGNATURA:

FUNDAMENTOS DE ADMINISTRACIÓN
DOCENTE: DENIS PORTILLO SANDOVAL

ESTUDIANTES:

 Hilary Isabella Mamani Claros.

NIVEL: 100-
B
CHIMORE-COCHABAMBA-
BOLIVIA
EXPERIMENTO
DE KURT LEWIN
El experimento de liderazgo de Kurt Lewin fue toda una revolución en su época. Trató de encontrar
respuestas a un debate en el que toda Europa, y también buena parte del mundo por la ascendencia
del continente, estaba envuelto. Hoy os lo presentamos

El experimento de liderazgo de Kurt Lewin

El fascinante Proyecto Washoe

El caso Ummo y la manipulación de masas

El fascinante experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro

El experimento de liderazgo de Kurt Lewin es un claro ejemplo práctico de psicología social. Este
campo estudia el modo en que las personas se influencian entre sí.

Somos seres sociales y el entorno social es un punto de referencia para nuestro desarrollo. El
experimento de liderazgo surge de la necesidad de explicar cómo dicho entorno puede volverse
adverso en el contexto de una Europa golpeada por el fascismo.

Para conocer la relevancia de dicho experimento, es indispensable conocer a su autor. Lewin fue un
destacado psicólogo y filósofo alemán del siglo XX. En la actualidad, es considerado uno de los
pioneros de la psicología de los grupos desde un enfoque experimental.

“Ya no buscamos la “causa” de los eventos en la naturaleza de un solo objeto aislado, sino en la
relación entre un objeto y su entorno”.

-Kurt Lewin-

El experimento de Liderazgo

Obediencia, control social y masas ciegas y dispuestas a justificar cualquier atrocidad fueron los
síntomas del siglo XX que motivaron el experimento.

Dentro de la psicología social surgió la pregunta ¿Qué condiciones llevan a los sujetos a ser tan
influenciados por un líder? Lewin, un refugiado de la Alemania nazi se propuso demostrar
experimentalmente el poder de los líderes.

Líder con sus seguidores


El enfoque dinámico de Lewin

En los años 30 y 40 del siglo XX, se fundaron las bases de la psicología social moderna. Lewin y sus
colaboradores centraron sus estudios en experimentos con personas mientras otras ramas de la
ciencia se limitaban a estudios con animales.

La inquietud que motivó dichos estudios fue la capacidad de los dictadores de controlar a los sujetos,
otorgándoles un uniforme y dándoles una identidad como miembros de un grupo.

Primera parte del experimento

En 1939 Lewin y sus colaboradores aplicaron el experimento de liderazgo. Establecieron tres tipos de
liderazgo en tres grupos de niños distintos con el fin de observar el efecto que se producía.

Tres grupos de niños se reunían luego del colegio con su respectivo líder, el cual había sido
entrenado para ejercer la autoridad de una manera específica.

Líder autocrático: Tomaba todas las decisiones del grupo.

Líder liberal: Le daba total libertad al grupo sin prácticamente ninguna guía.

Líder democrático: Animaba activamente y ayudaba al grupo a tomar decisiones.

Cada seis semanas el líder cambiaba de grupo. Dicha rotación se produzco para que cada grupo de
niños experimentara los tres tipos de liderazgo.

Resultados del experimento

Los resultados mostraron una gran variación de la conducta del grupo en torno a la modalidad del
líder de turno. Resumidamente, se observaron los siguientes efectos principales:

Líder autocrático. Bajo la dirección de este líder, los niños trabajaron más duro, pero solo cuando el
líder los vigilaba. Además mostraron un comportamiento más agresivo y hostil entre sí, acompañado
de una gran sumisión al líder.

Líder liberal. Bajo este liderazgo, los niños hacían el mínimo trabajo posible y con peor calidad. La
libertad absoluta sin una guía de cualquier tipo desembocó en descontrol, mostrándose diversas
conductas desadaptativas.

Líder democrático. Con el liderazgo democrático, los niños mostraron los niveles más altos de
motivación, originalidad y dinamismo. Así mismo, la forma de relacionarse entre los niños fue cordial
y con elogios.

Un resultado alentador para esos tiempos


Al ver que en el experimento de liderazgo el grupo dirigido con un estilo democrático obtenía
mejores resultados, los investigadores sintieron alivio. Pues en aquellos tiempos, en el mundo se
debatía la idea de qué régimen era mejor para la sociedad.

Dicho debate no fue meramente académico, sino que envolvía a todo el planeta, hasta el punto de
que las posiciones estaban enfrentadas en una guerra.

El comportamiento: la suma del individuo y su entorno

El experimento se basó en el tipo de liderazgo y las condiciones sociales que se generaban a partir
del mismo y no así en el tipo de personalidad de los individuos.

Entonces, el hecho de que patrones de conducta bien definidos se presentaran independientemente


de la personalidad del sujeto nos lleva a dos conclusiones:

El sujeto es moldeado por su entorno social. El tipo de contexto y la participación en grupos y tareas
son interiorizadas por el sujeto.

El sujeto no es completamente dueño de sus actos. También es el entorno el que puede moldear la
manera en que el sujeto ejerce sus actividades básicas.

Las conclusiones del experimento

El experimento contó con algunos puntos débiles a nivel metodológico; por ejemplo, no todos los
grupos experimentaron los tipos de liderazgo en el mismo orden.

Por otro lado, los resultados fueron claros y expresaron un claro síntoma de la sociedad en esos
tiempos. Los seres humanos tendemos a agruparnos y a delegar las decisiones en un líder, pero
dicha situación suele volverse en nuestra contra.

Líder con su equipo de trabajo

El experimento hoy en día

Es difícil imaginarnos un experimento de este tipo hoy, ya que el mundo no se encuentra tan
polarizado respecto al modelo de dirección de la sociedad.

A pesar de ello, no estamos exentos de malestar y desigualdad social, lo que en conjunto, añadiendo
una mala memoria, genera las condiciones para la reaparición del fascismo en diversos países de
Europa. Entonces, podemos concluir señalando tres puntos:
Las agrupaciones donde hay un líder autoritario tienden a ser muy efectivas al principio, pero la falta
de libertad e imposibilidad de intercambio provoca malestar y hostilidad social. Además, la
delegación de poder en un solo individuo hace que cualquier error tenga consecuencias fatales.

Los regímenes totalmente liberales pueden llevar a la desorganización total, la poca efectividad y el
aprovechamiento de la situación por parte de un grupo reducido.

La democracia es el único modelo en el que se fomenta el intercambio y la participación. El


problema surge cuando en la práctica no se aplican estos fundamentos, generando gran
descontento social.

“La supervivencia y el desarrollo de la democracia no dependen tanto del desarrollo de ideales


democráticos que sean amplios y fuertes. Hoy, más que nunca, la democracia depende del
desarrollo de formas eficientes de gestión social”.

-Kurt Lewin-
EXPERIMENTO
DE STANLEY
MILGRAM
¿Puede cualquier ser humano cometer los más atroces crímenes contra la humanidad solo por
obediencia a la autoridad? Es una pregunta que muchos académicos se han preguntado a lo largo
del siglo XX, sobre todo después de presenciar crímenes masivos contra la humanidad como los
campos de exterminio del III Reich o las guerras entre potencias económicas. Circunstancias límite
en que la violencia y la muerte eran percibidas con indiferencia por una parte importante de la
población.

De hecho, han sido un buen puñado los investigadores que han dado un paso más allá y han tratado
de encontrar las claves psicológicas que explican por qué, en determinadas circunstancias, los seres
humanos somos capaces de transgredir nuestros valores morales.

Stanley Milgram: un psicólogo norteamericano

Stanley Milgram fue un psicólogo de la Universidad de Yale llevó en el año de 1961 una serie de
experimentos cuya finalidad era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes
de una autoridad, incluso cuando estas órdenes pudieran ocasionar un conflicto con su sistema de
valores y su conciencia.

¿Hasta qué punto somos totalmente conscientes de las consecuencias de nuestros actos cuando
tomamos una decisión dura por obedecer a la autoridad? ¿Qué complejos mecanismos intervienen
en la obediencia actos que van en contra de nuestra ética?

La preparación del experimento de Milgram

Milgram reclutó a un total de 40 participantes por correo y por anuncio en el periódico en el cual se
les invitaba a formar parte de un experimento sobre “memoria y el aprendizaje” por lo que además,
por el simple hecho de participar se les pagaría una cifra de cuatro dólares (equivalente a unos 28
actuales) asegurándole que conservarían el pago “independientemente de lo que pasará después de
su llegada”.

Se les hizo saber que para el experimento hacían falta tres personas: el investigador (que portaba
una bata blanca y fungía como autoridad) el maestro y el alumno. A los voluntarios siempre se les
asignaba mediante un falso sorteo el papel de maestro, mientras que el papel del alumno siempre
sería asignado a un cómplice de Milgram. Tanto maestro como alumno serían asignados en
habitaciones diferentes pero conjuntas, el maestro observaba siempre con el alumno (que en
realidad siempre era el cómplice) era atado a una silla para “evitar movimientos involuntarios” y se
le colocaban electrodos, mientras el maestro era asignado en la otra habitación frente a un
generador de descarga eléctrica con treinta interruptores que regulaban la intensidad de la descarga
en incrementos de 15 voltios, oscilando entre 15 y 450 voltios y que, según el investigador,
proporcionaría la descarga indicada al alumno.

Milgram también se aseguró de colocar etiquetas que indicaran la intensidad de la descarga


(moderado, fuerte, peligro: descarga grave y XXX). La realidad era que dicho generador era falso,
pues no proporcionaba ninguna descarga al alumno y sólo producía sonido al pulsar los
interruptores.

La mecánica del experimento

El sujeto reclutado o maestro fue instruido para enseñar pares de palabras al aprendiz y de que, en
caso de que cometiera algún error, el alumno debía ser castigado aplicándole una descarga eléctrica,
que sería 15 voltios más potente tras cada error.

Evidentemente, el alumno nunca recibió descargas. Sin embargo, para dotar de realismo la situación
de cara al participante, tras pulsar el interruptor, se activaba un audio grabado anteriormente con
lamentos y gritos que con cada interruptor incrementaba y se hacían más quejumbrosos. Si el
maestro se negaba o llamaba al investigador (que se hallaba cerca de él en la misma habitación) éste
respondía con una respuesta predefinida y un tanto persuasiva: “continúe por favor”, “siga por
favor”, “el experimento necesita que usted siga”, “es absolutamente esencial que continúe”, “usted
no tiene otra opción, debe continuar”. Y en caso de que el sujeto preguntara quién era responsable
si algo le pasaba al alumno, el experimentador se limitaba a contestar que él era el responsable.

Resultados

Durante la mayor parte del experimento, muchos sujetos mostraron signos de tensión y angustia
cuando escuchaban los alaridos en la habitación contigua que, aparentemente, eran provocados por
las descargas eléctricas. Tres sujetos tuvieron “ataques largos e incontrolables” y si bien, la mayoría
de los sujetos se sentían incómodos haciéndolo, los cuarenta sujetos obedecieron hasta los 300
voltios mientras que 25 de los 40 sujetos siguieron aplicando descargas hasta el nivel máximo de 450
voltios.

Esto revela que el 65% de los sujetos llegó hasta el final, inclusive cuando en algunas grabaciones el
sujeto se quejaba de tener problemas cardíacos. El experimento concluyó por el experimentador
tras tres descargas de 450 voltios.

Conclusiones extraídas por Stanley Milgram

Las conclusiones del experimento a las que llegó Milgram pueden resumirse en los siguientes
puntos:
A) Cuando el sujeto obedece los dictados de la autoridad, su conciencia deja de funcionar y se
produce una abdicación de la responsabilidad.

B) Los sujetos son más obedientes cuanto menos han contactado con la víctima y cuanto más lejos
se hallan físicamente de ésta.

C) Los sujetos con personalidad autoritaria son más obedientes que los no autoritarios (clasificados
así, tras una evaluación de tendencias fascistas) .

D) A mayor proximidad con la autoridad, mayor obediencia.

E) A mayor formación académica, menor intimidación produce la autoridad, por lo que hay
disminución de la obediencia.

F) Personas que han recibido instrucción de tipo militar o con severa disciplina son más propensos a
obedecer.

G) Hombres y mujeres jóvenes obedecen por igual.

H) El sujeto siempre tiende a justificarse a sus actos inexplicables.

Relevancia criminológica del experimento

Tras la Segunda Guerra Mundial, se llevaron juicios posteriores a los criminales de guerra (entre ellos
Adolf Eichmann) por el holocausto judío. La defensa de Eichmann y de los alemanes cuando
declaraban en juicio por crímenes contra la humanidad fue que ellos sencillamente se remitían a
cumplir y seguir órdenes, lo que posteriormente llevó a Milgram a plantearse las siguientes
preguntas ¿Los nazis fueron realmente malvados y desalmados o se trató de un fenómeno grupal
que podría ocurrirle a cualquiera en las mismas condiciones? ¿Podría ser que Eichmann y su millón
de cómplices en el holocausto solo siguieran órdenes de Hitler y Himmler?

La obediencia a la autoridad, un principio que explicaría la violencia institucionalizada

El principio de obediencia a la autoridad ha sido defendido en nuestras civilizaciones como uno de


los pilares en los que se sostiene la sociedad. En un plano general, es la obediencia a la autoridad la
que permite la protección del sujeto, sin embargo la exacerbada obediencia puede resultar un arma
de doble filo cuando el socorrido discurso de “solo obedecía órdenes” exime de responsabilidades y
disfraza de deber los impulsos sádicos.
Antes del experimento, algunos expertos hipotetizaban que sólo un 1% al 3% de los individuos
activaría el interruptor de 450 voltios (y que dichos sujetos además experimentarían alguna
patología, psicopatía o impulsos sádicos) Pese a ello, se descartó que alguno de los voluntarios
tuvieran patología alguna, así como también se descartó la agresividad como motivación tras una
serie de diversos exámenes a los voluntarios. Vistos los datos, Milgram postuló dos teorías para
intentar explicar los fenómenos.

Primera teoría: la conformidad con el grupo

La primera basada en los trabajos de conformidad de Asch, plantea que un sujeto que no tiene la
habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, (particularmente ante una crisis) transferirá las
decisiones al grupo.

Segunda teoría: la cosificación

La segunda teoría, más ampliamente aceptada es conocida como cosificación, y hace referencia a
que la esencia de la obediencia consiste en que la persona se percibe únicamente como un
instrumento para la realización de los deseos de la otra persona y por ende, no se considera como
responsable de sus actos. Así ocurrida esta “transformación” de la autopercepción, todas las
características esenciales de la obediencia ocurren.

Un experimento que supuso un antes y un después en la Psicología social

El experimento de Milgram representa uno de los experimentos de la Psicología social de mayor


interés a la criminología a la hora de demostrar la fragilidad de los valores humanos ante la
obediencia ciega a la autoridad.

Sus resultados demostraron que personas ordinarias, ante la orden de una figura con apenas un
poco de autoridad, son capaces de actuar con crueldad. De esta manera la criminología ha logrado
entender cómo algunos criminales que han cometido salvajes genocidios y ataques terroristas han
desarrollado un nivel muy alto de obediencia a lo que ellos consideran autoridad.

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