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Colegio de Bachilleres del Estado de México

“PLANTEL 06 TOLUCA”
“PROYECTO AVES EN EL MEXICO ANTIGUO”

ALUMNO: Juan Luis Martínez Luevano

PROFESOR:

GRADO: 4to semestre

GRUPO: 404

TURNO: Matutino
AVES EN EL MEXICO ANTIGUO:

El quetzal
Quetzal: palabra tan exuberante en significados míticos y resonancias poéticas
para los pueblos mesoamericanos, como deslumbrante es el colorido plumaje
del ave real, cierta. Metáfora, símbolo, icono, glifo; parte igualmente importante
de la advocación, el poema y el tributo. Como animal, indomeñable, su plumaje
-su "librea verde y dorada", le llama el  cronista- era más valioso que el metal o
la piedra preciosa; por conseguirlo, los hombres se jugaban la vida y con
frecuencia la perdían. Como concepto, su nombre -ligado al de la serpiente-
simbolizabael Arriba y el Abajo, el aire y la tierra, el cielo y el inframundo; solo,
refería a la insoportable fragilidad de la vida en su paso por este mundo.

El resplandeciente quetzal (Pharomachrus mocinno)   ha sido considerado el ave más


hermosa de América. Los intensos tonos del plumaje del macho justifican esta
opinión. Su cuerpo es de color iridiscente y varía, según la luz, desde el dorado hasta
el azul y el verde esmeralda, en contraste con el rojo del vientre. En la cabeza tiene
una cresta corta y redonda, y el pico amarillo. La cola, vista desde abajo, es casi toda
blanca, y en la parte de arriba está cubierta por larguísimas plumas de color verde,
que llegan a alcanzar 90 centímetros, cuando el cuerpo del ave mide
aproximadamente 35 centímetros. Ésta es otra de las características  morfológicas y
estéticas que distinguen al quetzal,

Los quetzales habitan exclusivamente en los Altos de Chiapas, en el sudeste


mexicano, y en los bosques de niebla de Guatemala. Se alimentan de frutos,
principalmente de aguacates silvestres, así como de insectos que atrapan al vuelo y
de pequeños animales vertebrados.
AVES EN EL MEXICO ANTIGO:

Aunque el ave de los símbolos patrios es el águila real, ésta no es una


especie común en México, ni es a la que se refiere la cosmogonía
mesoamericana. Mediante el análisis de sus características naturales y su
simbolismo,  se plantea una identificación de la especie que corresponde
al águila sagrada de los antiguos mexicanos

En 1960, el célebre ornitólogo mexicano Martín del Campo puso en tela de


juicio la identidad del águila mexicana representada en los símbolos patrios.
¿Cómo era posible que se representara al ave nacional como un águila
real (Aquila chrisaetos) cuando dicha especie había sido siempre rara avis en
suelo mexicano? Sagaz observador de la arqueología, Martín del Campo notó
también que los rasgos de plumaje y la dicta con la que se asociaban las
representaciones prehispánicas del cuauhtli(águila) sagrado no correspondían
con aquellos del águila real. El ornitólogo, en muy breves notas recopiladas
por otros (Beltrán), propuso entonces como mejor candidato a un ave
ampliamente difundida en el territorio nacional, la quebrantahuesos.
Estas tempranas observaciones sobre la identidad del cuauhtli sagrado no
fueron investigadas seriamente. Más aún, arqueólogos y etnohistoriadores
siguieron suponiendo, sin mayores pruebas, la correspondencia entre
el cuauhtl y el águila real (Gilone, 1997; Hernández Pons, 1997). Es interesante
que la ley de los símbolos patrios establece que el ave en el escudo nacional
debe corresponder con el “Águila mexicana” (Diario Oficial, 1973) Si bien la ley
no menciona la identificación científica de la especie, sanciona el plumaje
dorado y ametalado, así como las largas plumas en los tarsos y el pico negro
propios y distintivos del águila real.

AVES DEL MEXICO ANTIGUO:

Taxidermia y cautiverio de águilas


en Tenochtitlan
En dos ofrendas del Templo Mayor se encontraron 14 ejemplares de águila real,
cuyos esqueletos revelaron que la piel de estas grandiosas aves había sido
tratada y preservada con métodos muy similares a los de la taxidermia actual.
Por otro lado, algunos huesos de las patas y alas mostraron enfermedades que
se asocian directamente con la vida en cautiverio de esa especie. La crianza del
ave por individuos especializados y la preservación de su piel por hábiles
artesanos, permiten vislumbrar una parte del complejo sistema de organización
involucrado en la preparación y obtención de los dones que eran utilizados en
las ofrendas de la antigua Tenochtitlan.

En el Centro Histórico de la ciudad de México, exactamente en la intersección de las


calles de Guatemala y Argentina, fue descubierto el monolito de la diosa Tlaltecuhtli el
2 de octubre de 2006 por el equipo de arqueólogos del Programa de Arqueología
Urbana del Templo Mayor, supervisados por Álvaro Barrera, bajo la dirección de
Eduardo Matos Moctezuma. Esta escultura de proporciones gigantescas se
encontraba bajo el predio que alguna vez ocupó el Mayorazgo de Nava Chávez, justo
al pie de la plataforma del Templo Mayor correspondiente a la sexta etapa
constructiva (ca. 1486-1502 d.C.). En este escenario, los integrantes del Proyecto
Templo Mayor, dirigido por Leonardo López Luján, comenzaron una nueva
temporada de excavación en marzo de 2007. Desde entonces se ha recuperado un
total de 16 ofrendas.

Las ofrendas del recinto sagrado de Tenochtitlan son conjuntos de objetos preciosos
deliberadamente colocados entre los cimientos de los edificios, ya ocultos en cajas de
piedra bajo los pisos, o directamente enterrados en el relleno constructivo del Templo
Mayor. Tales objetos son regalos y peticiones que los mexicas hacían a sus deidades y
con los que, a través de complejas ceremonias rituales, creaban un vínculo entre lo
terrenal y lo divino.

AVES EN EL MEXICO ANTIGUO:


El huexólotl y totolin, alimento
sagrado en Tetelcingo, Morelos
La domesticación del guajolote permitió no sólo su crianza y el
abastecimiento de carne, plumas y huesos, sino que además se le otorgó
un lugar simbólico en la cosmovisión de los diversos pueblos indígenas,
cuya representación iconográfica se observa en varios códices.

El guajolote domesticado

El guajolote (Meleagris gallopavo L.), gallo de las Indias, gallipavo o gallipollo es


considerado uno de los primeros animales domesticados. Los registros
arqueozoológicos más antiguos provienen de 3 000 años antes de nuestra era
y pertenecen al Centro de México, aunque esa especie se expandió por toda
Mesoamérica y el norte del continente. Su domesticación permitió no sólo su
crianza y el abastecimiento de carne, plumas y huesos, sino que además se le
otorgó un lugar simbólico en la cosmovisión de los diversos pueblos indígenas,
cuya representación iconográfica se observa en varios códices (Borgia,
Borbónico, Tonalámatl Aubin, Mendoza, Magliabecchi, Fejérváry-Meyer, Laud,
Vaticano, Dresde, Cortés, etc.). En ellos se le representa como ofrenda de
sacrificio, la mayoría de las veces sólo la cabeza o de cuerpo completo y sobre
un maíz. 

Entre los nahuas se diferencia al guajolote por su sexo y se le


denomina huexólotl al macho y cihuatotolin a la hembra. Seler (2008, p. 201)
menciona que en el tonalámatl al primero se le representa con la vestimenta
del dios de la lluvia y a la segunda se le asocia con el agua, la sangre del
sacrificio y del autosacrificio, como personificación del signo de los
días técpatl (cuchillo de pedernal), adorno e insignia del dios Tezcatlipoca.

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