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PENSAMIENTO DE PLATÓN HACIA EL

CONOCIMIENTO Y LA OPINIÓN

El título de esta redacción hace referencia a dos grados o niveles diferentes de


conocimiento: la opinión (doxa) y el conocimiento propiamente dicho
(episteme). En realidad, el problema que bajo este título se plantea es el
problema del conocimiento de la verdad. ¿Es la verdad relativa a la opinión
subjetiva de cada cual? ¿Vale lo mismo la opinión del sabio o la del hombre de
ciencia que la del hombre corriente? ¿Son lo mismo opinar y conocer? En el
caso de que contestemos que no, cabría preguntarse entonces: ¿es acaso
posible alcanzar verdades objetivas y universales? ¿Sobre qué cosas u objetos
es posible alcanzar tales verdades? Como es sabido, estas son algunas de las
cuestiones que Platón se plantea y a las que intenta responder mediante su
filosofía. A lo largo de esta redacción expondremos el punto de vista de Platón
sobre estos temas que, como veremos, contrasta abiertamente con la postura
de otros filósofos contemporáneos suyos, los sofistas, para quienes opinar y
conocer son la misma cosa.
Platón acepta de su maestro Sócrates que el conocimiento propiamente dicho
(la episteme) ha de ser infalible, universal y objetivo. Además, el conocimiento
ha de tener por objeto lo auténticamente real (“lo que es”), y para Platón lo
auténticamente real es lo que no cambia, lo que permanece estable y siempre
idéntico a sí mismo. De todo esto se sigue que el conocimiento de las cosas
sensibles no es posible, pues éstas no son ni permanentes ni estables, ya que
se encuentran, como dijo Heráclito, en permanente devenir, de modo que
cuando creyéramos haberlas conocido, para entonces ya habrían cambiado.
De las cosas sensibles no puede decirse propiamente que son
verdaderamente, sino que están siempre llegando a ser (devienen). Por eso, de
ellas tan sólo cabe simple opinión (doxa). En coherencia con este punto de
vista, Platón considerará que las investigaciones de los filósofos de la
naturaleza (Tales, los atomistas, etc.), son en cierto sentido inútiles, pues no
pueden ofrecernos conocimiento, sino sólo opinión, pues se centran en el
estudio del cambiante mundo físico. Citas La opinión es para Platón un nivel
inferior de conocimiento, que tiene por objeto el mundo de las cosas sensibles,
lo cambiante, lo aparente, lo que deviene, y no lo que verdaderamente es. La
opinión es así un conocimiento superficial, aparente, poco fiable, relativo,
vinculado a los sentidos y a las apariencias y, como su objeto, es cambiante e
inestable. Pero entonces, si todo cambia, ¿no hay más que opiniones, y no hay
conocimiento? Más allá de las realidades sensibles, Platón afirma la existencia
de una clase de objetos inmutables, permanentes, inmateriales, eternos, no
accesibles a los sentidos, pero sí a la inteligencia. Platón denomina a estas
realidades “Ideas”. Al ser permanentes y estables, es posible alcanzar sobre
ellas un conocimiento objetivo, universal e infalible. Por otra parte, habrá que
dejar claro que, aunque la opinión no constituye verdadero conocimiento, no
deja de ser una cierta clase de conocimiento, aunque de nivel inferior al de la
episteme. Esto es lógico, porque el mundo sensible es una copia del mundo
inteligible y, en esa medida, la opinión (si es opinión verdadera) nos aproxima,
siquiera un poco, a las realidades inteligibles, que constituyen el modelo y la
verdadera realidad. En el mito de la caverna el paso de la oscura caverna a la
claridad del mundo exterior representa de forma simbólica el paso de la opinión
al conocimiento, del mundo de lo opinable en el que viven la mayor parte de los
hombres, al mundo del conocimiento, al que debe acceder el filósofo. Y en el
símil de la línea, Platón distingue a su vez dos niveles de opinión y dos niveles
de conocimiento. Así, dentro de la opinión distingue entre a) Imaginación, y b)
Creencia. Por su parte, dentro del conocimiento distingue entre a)
Pensamiento, y b) Inteligencia. Cada uno de estos cuatro subniveles
epistemológicos se corresponde con un subnivel ontológico diferente, de modo
que, a mayor grado de realidad, mayor claridad en el conocimiento, y
viceversa. Por otra parte, tal y como señalábamos en la introducción, el punto
de vista de Platón es muy diferente al de los sofistas que, en general,
defienden el relativismo epistemológico, según el cual toda verdad es siempre
relativa. Expresión de este relativismo es la célebre sentencia de Protágoras:
“El hombre es la medida de todas las cosas”. Así pues, para los sofistas no es
posible un conocimiento objetivo y universal de lo real. Platón aceptará que el
conocimiento que nos suministran los sentidos acerca del mundo material y
físico es relativo, pero no el conocimiento (episteme) que nos suministra la
inteligencia acerca de “lo que verdaderamente es” (las Ideas). En cambio, para
los sofistas, lo que una cosa es, no es algo diferente de lo que una cosa parece
ser. Para ellos, las cosas son lo que a cada uno le parece que son. En suma,
ser y parecer son lo mismo. Ser verdadero y lo que a mí me parece verdadero
son también lo mismo. Por lo tanto, lo mismo es conocer que opinar: toda
opinión es verdadera para quien la dice y, por consiguiente, no hay distinción
entre opinión y conocimiento verdadero.
En resumen, conocimiento y opinión son para Platón dos niveles
epistemológicos diferentes, que se corresponden respectivamente con dos
grados ontológicos diferentes: el mundo inteligible y el mundo sensible.
Mientras que el conocimiento versa sobre lo verdaderamente real, estable,
permanente, eterno y perfecto, la opinión versa sobre las apariencias Pregunta
introductoria tema sensibles, lo cambiante, lo perecedero, simples copias
imperfectas del mundo inteligible, y es ontológicamente inferior. Platón está
convencido de que el conocimiento verdadero y objetivo es posible, pues hay
cierta clase de objetos conceptuales, eternos, inmateriales, que no cambian y
que existen con independencia de las opiniones humanas. A estos objetos
Platón los denominó Ideas, y sólo sobre ellas es posible el conocimiento.
Cualquier saber que no verse acerca de ellas, sino acerca de lo cambiante y
sensible, será tan sólo simple opinión.

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