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INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Lógica Jurídica.

CAPÍTULO I
Principios Fundamentales

1. La lógica jurídica: Campo de aplicación.


Previamente a tratar en qué consiste la lógica jurídica, es necesario recordar
algunos elementos que conciernen a la lógica general. Así, de una manera
esquemática y simplificada, podemos afirmar que la lógica general es una disciplina
filosófica (en la medida que se aplica a todas las ciencias) que tiene como función
primordial establecer los cánones o reglas del pensamiento correcto, así como
determinar los métodos para que nuestro pensamiento sea adecuado a la realidad
objetiva, esto es, a la verdad.

Lógica es la ciencia que estudia el proceso del conocimiento del pensamiento.


Ciencia que expone las leyes, modos y formas del conocimiento científico. Ciencia
de los pensamientos y de la razón. Lógica es parte dela filosofía que estudia las
formas y principios generales que rigen el conocimiento humano considerándolo
pensamiento en si mismo, sin referencia a los objetos. Es el método o razonamiento
en que las ideas o la sucesión de los hechos se manifiestan o se desarrollan de
forma coherente y sin que haya condiciones entre ellas.

Por consiguiente, nosotros le asignamos a la lógica, además de su función


tradicional como ciencia del pensamiento correcto, a una función que
tradicionalmente se ha reservado para la teoría del conocimiento o epistemología.
Sin embargo, esta última en la medida que es también una disciplina filosófica,
creemos que puede perfectamente incluirse dentro de lo que comúnmente se ha
denominado lógica dialéctica, material o científica. Es decir, la lógica general posee
-según esta perspectiva-, dos grandes vertientes: una de ellas se refiere a la “razón
pura”, como la designaría Kant, y en esa medida tiene que ver con la corrección o
incorrección de nuestros discursos mentales, y concretamente con la manera como
definimos conceptos, elaboramos juicios o razonamos a partir de premisas
generales (por vía deductiva) y a ella la llamaremos “lógica formal”. La otra
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vertiente es relativa a la metodología necesaria para alcanzar la verdad, para


distinguir lo cierto de lo falso, en suma, para adecuar nuestro pensamiento a la
realidad objetiva. Obviamente, esta gran rama de la lógica general tiene que usar
procedimientos más sofisticados e instrumentos analíticos mucho más finos, que
van desde aquellos que normalmente se asignan a la metodología científica
(formulación de problemas, diseño y comprobación de hipótesis, técnicas de
investigación, elaboración de diagnósticos y pronósticos) hasta la utilización y uso
correcto de las categorías y principios fundamentales del método dialéctico, razón
por la cual la denominaremos lógica dialéctica. Ahora bien, en lo concerniente al
“campo de aplicación” de la lógica jurídica (que es, fundamentalmente, la lógica
general -formal y dialéctica- aplicada al derecho) simplemente diremos que el mismo
está constituido por todo aquello que posee relevancia jurídica y que, por
consiguiente, puede ser calificado como fenómeno jurídico. De esta suerte, el
campo de aplicación de la lógica jurídica va desde el estudio analítico de las normas
y leyes hasta el de las formas de razonamiento manifiesta en la elaboración de
sentencias y autos de los tribunales, o sea que se aplica tanto al examen de la
normatividad jurídica estatal como al de la jurisprudencia de los órganos
jurisdiccionales. Así mismo, la lógica jurídica se aplica también a la investigación de
problemas jurídicos (con el fin de establecer sus causas y proponer soluciones) y a
la investigación de las causas determinantes de la evolución histórica del derecho.
Un último -pero no menos importante- terreno de aplicación de la lógica jurídica (en
su vertiente dialéctica) sería el de la explicación de los contenidos ideológicos de
las normas (cristalización de intereses económico-sociales) y el de la planificación
de instrumentos jurídicos para promover transformaciones estructurales a nivel
sociopolítico.

El Objeto de la lógica es el proceso del conocimiento y el proceso del


pensamiento.

2. El método científico y su aplicación a la ciencia jurídica.

Por “método” se entiende genéricamente el conjunto de procedimientos, pasos


o medios para llegar a un fin determinado. En el caso de las ciencias este conjunto
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de procedimientos (que incluyen a las técnicas como elementos particulares) es


siempre de carácter riguroso y tiene por finalidad esencial la producción de
conocimientos. Se entiende que conocimiento es la formulación a través del
pensamiento de descripciones, explicaciones o predicciones acerca de un
determinado objeto que ha sido sometido a la atención del sujeto cognoscente (o
científico).

Por consiguiente, la ciencia tiene esas tres funciones esenciales: la descripción,


la explicación y la predicción. El conocimiento descriptivo es esencialmente analítico
(descomposición en elementos simples) y sintético (recomposición, reconstrucción
comprensiva del objeto conocido), mientras que el explicativo es naturaleza causal,
es decir, que utiliza las categorías de causa y efecto como instrumentos
indispensables de su labor, y el predictivo tiende a establecer pautas futuras de
comportamiento o líneas de evolución de los fenómenos y acaeceres, sean estos
naturales o sociales, y que por lo general se expresan en leyes o bien es pronósticos
que frecuentemente asumen el carácter de necesarios.

Así, pues el método científico se plantea como tarea fundamental la obtención


de conocimientos acerca de objetos dados, y por lo tanto, el mismo se emplea en el
campo del derecho cada vez que se necesita conocer un determinado fenómeno
(una ley, un proceso judicial, una costumbre jurídica) o bien cada vez que se
demanda la solución de un determinado problema jurídico.

a) Deducción e inducción.

Deducción es el razonamiento lógico formal que se basa en premisas de carácter


general (juicios universales) para obtener -inferir- conclusiones de naturaleza
particular. La inducción, por el contrario, se apoya en observaciones, experimentos
o estudios de casos, para, a partir de éstos, obtener conclusiones de tipo general,
o sea que sigue el camino inverso al de la deducción, al ir de lo particular a lo
general. Ambos procedimientos son de naturaleza lógica y, por ende, científicos.
Ambos se emplean constantemente en la ciencia jurídica, aunque el primero de ellos
se utiliza normalmente en el estudio de las leyes y procesos jurídicos, y el segundo
en la investigación de problemas de relevancia jurídica. El capítulo segundo de este
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trabajo se ocupará así de la deducción en materia de derecho (la silogística, el


estudio del concepto y del juicio) mientras que el tercero enfoca lo concerniente a la
inducción como método idóneo para resolver problemas jurídicos, entre otros temas
relativos a la lógica dialéctica.

b) La investigación científica en el campo del derecho.

Todo proceso de investigación científica parte de la formulación de un problema,


esto es, de la formulación de interrogantes acerca de las causas que provocan una
determinada situación, cuya naturaleza es tal que se desea actuar sobre ella a fin
de cambiarla, modificarla o transformarla. Así, en el campo del derecho, hay una
innumerable cantidad de situaciones que poseen una “naturaleza” tal que hace
indispensable la investigación de sus factores determinantes, a fin de resolverlas,
vale decir transformarlas, modificarlas. Un ejemplo de ello lo constituye el problemas
-en derecho penal- de la no rehabilitación del delincuente, o bien, en otros términos,
del carácter esencialmente represivo de los establecimientos penitenciarios. Frente
a esta situación, un equipo de juristas que deseara señalar causas (hacer un
diagnóstico) debería formular ciertas hipótesis (carencia de establecimientos
educativos en los centros penales, ausencia de atención psicológica o psiquiátrica
para el recluso, ausencia de oportunidades de trabajo al salir de prisión, etc.…) a
fin de orientar el proceso de investigación (hipótesis es esencialmente una
respuesta provisional o supuesto explicativo de determinado problema) que,
apoyándose en técnicas precisas (encuestas, entrevistas, cuestionarios,
estadísticas) pudiese obtener datos suficientes a fin de comprobar o no algunas de
las hipótesis y concluir haciendo un diagnóstico acertado, lo cual puede conducir al
descubrimiento de los medios de atacar el problema a fin de solucionarlo
satisfactoriamente. Este método se emplea indistintamente para el tratamiento de
cualquier clase de problemas jurídicos: así en derecho civil se podría plantear como
tal la existencia de un subsistema de derecho consuetudinario indígena; en derecho
constitucional la ineficacia o no funcionalidad de las normas que establecen el
recurso de habeas corpus; en derecho laboral la ineficiencia de los mecanismos
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procesales o bien la obstaculización constante de la organización y actividad


sindical y el derecho de huelga.

c) El método dialéctico.

Este método es inherente a la lógica dialéctica, eso es que debe entenderse que
la lógica dialéctica opera siempre con el método dialéctico. El término “dialéctica”
proviene del griego antiguo, y su significado original nos remite al concepto de
“diálogo”, ya que los griegos lo usaban como instrumento de la argumentación y la
discusión. La idea de movimiento está así implícita ya en la concepción primitiva del
concepto, desde luego que toda discusión requiere el planteamiento de tesis y
antítesis, las cuales eventualmente se resuelven en una síntesis. Además de la idea
de cambio y movimiento, en dicha concepción se percibe ya el carácter
contradictorio de este tipo de razonamiento, distinto -por ese motivo- del
razonamiento lógico formal. Todas estas nociones fueron tomadas por Hegel para
construir su formidable sistema filosófico, en el cual la dialéctica es la piedra angular.
Hegel concibe así la dialéctica no sólo como un método del discurso lógico, sino
también, y de manera esencial como un reflejo o expresión del movimiento de lo
real, es decir, de las cosas y los objetos del mundo material, tanto como de los
procesos y fenómenos del mundo social. Así tenemos el espíritu subjetivo, base de
su construcción, y que Hegel se identifica con la psicología individual y la razón
lógica. Este espíritu subjetivo “encarna” por así decirlo, en lo físico natural (espíritu
objetivo), y en un sucesivo paso de la tríada (tesis – antítesis - síntesis), el mismo
se manifiesta como espíritu absoluto, dando lugar a la creación de la ciencia, del
arte y de la filosofía. Las concepciones filosóficas de Hegel influyeron notablemente
en el desarrollo posterior de la filosofía materialista de Marx y Engels, quienes, sin
embargo, consideraron necesario modificar el postulado central hegeliano acerca
del espíritu subjetivo como principio generador de lo real, sustituyéndolo por una
concepción materialista, según la cual el mundo exterior existe con independencia
de nuestra conciencia y el ser social es quien determina la conciencia social. Por
ende, en la concepción materialista las categorías y conceptos genéricos de la
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ciencia existen realmente, esto es, con realidades objetivas que poseen una
naturaleza inherente a las cosas mismas y a la dinámica de lo real.

De aquí se infiere que el método dialéctico está íntimamente ligado al desarrollo


de las ciencias y que estas últimas no pueden prescindir del mismo, así como
tampoco pueden prescindir de la lógica formal. Así, las categorías dialécticas
(contenido-forma; causa-efecto; universal-singular; azar-necesidad; esencia-
fenómeno) se utilizan constantemente en toda investigación científica, y los
principios o leyes dialécticos son inherentes también a la misma. Como ejemplo de
lo que acabamos señalar, si en una investigación acerca de las causas del aumento
de la criminalidad en materia de hurtos y robos se plantea una hipótesis que atribuye
la causa esencial de dicho fenómeno a la elevada tasa de desempleo y subempleo
que afecta los principales centros urbanos de Guatemala, y si dicha hipótesis fuere
verificada técnicamente, necesariamente tendríamos que investigar a continuación
las causas de estos últimos fenómenos. Lógicamente, investigar las causas del
desempleo y del subempleo (con finalidades profilácticas) significa ineludiblemente
plantearse el problema de las contradicciones sociales y de los factores que
determinan que no exista suficiente acumulación de capital o bien que los
propietarios de industrias y comercios no reinviertan sus ganancias (fruto de la
plusvalía generada por el sector laboral) creando nuevas industrias, esto es,
generando nuevas fuentes de trabajo. Como se observa, a partir de un problema
concreto (aumento de la delincuencia que ataca la propiedad) es factible elaborar
un diagnóstico que nos remita de inmediato (gracias al empleo de los principios de
acción recíproca y de unidad y lucha de contrarios) al examen de la estructura
socioeconómica, todo lo cual puede eventualmente incidir en una transformación
cualitativa de esta última.

3. Relaciones de la lógica con otras ciencias.

Más que de relaciones de la lógica con “otras ciencias” es imprescindible aclarar


que el subtítulo quiere significar relaciones de la lógica con la ciencia, desde luego,
que como disciplina filosófica que es, la lógica se aplica absolutamente a todas las
ciencias, de las cuales constituye su aspecto metodológico esencial. Así pues, debe
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quedar establecido que la lógica se relaciona con todas las ciencias, de manera que
constituye la columna vertebral de su operatividad (e incluso de su discurso
estructurado), ya que sin ella sería imposible incrementar el conocimiento y realizar
investigaciones. Por consiguiente, la lógica es también un elemento central de la
ciencia jurídica, la cual no podría operar ni desarrollarse sin su auxilio.

Aclarando lo anterior, el subtítulo en cuestión busca sobre todo diferenciar a la


lógica de otras disciplinas afines que se encuentran íntimamente ligadas a ella, se
trata concretamente de la lingüística y de la psicología. Ambas ciencias están
íntimamente ligadas a la lógica por cuanto la primera de ellas estudia el lenguaje,
que es un vehículo indispensable del pensamiento (y por lo tanto del discurso
lógico), mientras que la segunda se refiere a los mecanismos que producen el
pensamiento y a la causas y condiciones de los fenómenos mentales íntimamente
ligados a él, tales como la memoria, la imaginación, la atención, etc. Sin embargo,
es imprescindible distinguirlas a fin de comprender mejor la naturaleza de la lógica,
desde luego que el pensamiento, como objeto específico de estudio de ésta, es
enfocado como fenómeno dado, y no como producto de factores determinados. En
el caso de la lingüística, y particularmente en lo relativo a la gramática del idioma,
resulta también evidente la diferencia que existe entre la palabra y el concepto, o
bien entre la frase y la oración y los juicios y razonamientos.

a) El Pensamiento y sus factores.

Obviamente, no obstante, lo que hemos expuesto, el pensamiento es producto


de determinados factores: de índole fisiológica, psicobiológica, sociológica y
cultural. Los primeros tienen que ver con las condiciones físicas y mentales del
sujeto pensante, ya que es claro que sin un adecuado funcionamiento del aparato
psíquico y biológico de las personas sería imposible la producción del pensamiento.
Empero, la lógica no puede ocuparse de tales factores, puesto que trascienden al
ámbito particular de su estudio, tiene por lo tanto que referirlo a ciencias particulares.
Sin embargo, para el caso de la lógica formal debemos señalar que tradicionalmente
los tratadistas indican como un factor de la misma la relación sujeto-cognoscente
-objeto de conocimiento. Así mismo, este objeto de conocimiento (que constituye el
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contenido de los conceptos, juicios y raciocinios) se encuentra en íntima relación


con el tipo de formación educativa que ha recibido el sujeto cognoscente, lo cual
equivale a señalar como factor del pensamiento también a la ideología de éste. Es
claro, sabemos que la ideología está íntimamente vinculada con la posición y
situación de clase social de una persona, lo cual equivale a señalar también a los
aspectos económico – sociales como factores del pensamiento. Estos factores
operan como contenidos del pensamiento, razón por la cual es a nivel lógico
dialéctico que se impone una constante tarea de descubrimientos de los mismos, a
fin de que no falseen o deformen las investigaciones científicas, cuyo determinante
central es social también, pero debe ser de naturaleza objetiva (verdadera) y no
subjetiva (ideológica, deformante).

b) Funciones del lenguaje.

El lenguaje es el vehículo de expresión del conocimiento, como ya quedó


señalado con anterioridad. Algunos autores han distinguido como funciones propias
del lenguaje la función expresiva (que consiste en transmitir emociones y
sentimientos, como sucede en la poesía o en los parlamentos teatrales), directiva
(que consiste en transmitir órdenes o mandatos con el fin de orientar o dirigir la
conducta de otras personas), y finalmente, la función informativa (que consiste en
transmitir conocimientos, sea en forma escrita u oral). Obviamente, la lógica está
íntimamente asociada a la función informativa del lenguaje, ya que las ciencias
tienen como propósito fundamental la producción de conocimientos que luego son
transmitidos precisamente a través del lenguaje. Por consiguiente, para poder
distinguir la falsedad o verdad de un juicio o razonamiento debe introducirse la
diferenciación apuntada acerca de las distintas funciones del lenguaje, ya que no
es posible predicar la verdad o falsedad de proposiciones de orden directivo o
expresivo.

Por otra parte, es también importante aclarar que en la distinción aludida se ha


hecho una abstracción a fin de presentar las funciones tal y como serían
“químicamente puras” pero en la realidad los discursos lógicos mezclan
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constantemente las diferentes funciones, lo cual es algo que por lo general sucede
en las exposiciones orales. Así, una conferencia política puede servirse de un
lenguaje expresivo a fin de influenciar mejor al auditorio, apelando a sus
sentimientos para trazar directrices o consignas de acción y conducta militante, todo
lo cual puede ir acompañado de informaciones acerca de sucesos o
acontecimientos de relevancia política.
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CAPÍTULO II

LOS PRINCIPIOS LÓGICOS SUPREMOS APLICADOS


AL DERECHO
1. El principio de identidad.

Cada concepto que nosotros conocemos requiere una definición para precisar
su significado. Esta última equivale a la identificación del concepto ya conocido, y el
juicio en el cual se formula es una expresión del principio de identidad, desde luego
que establece una equivalencia entre el concepto a definir y los atributos que le
atribuye el predicado.

También es posible afirmar que, en última instancia, todo objeto de


conocimientos es igual a sí mismo, con el cual todo objeto de conocimientos es igual
a sí mismo, con el cual se establece una tautología identificadora aparentemente
inútil, pero en realidad operatoria para los fines de cualquier razonamiento lógico.

Así, el principio de identidad puede formularse indicando que el juicio que afirma
la identidad de un objeto consigo mismo es necesariamente verdadero, A = A,
opuesto en términos concretos, las tautologías: “el Derecho es igual al Derecho”, o
“las normas jurídicas son iguales a las normas jurídicas”, son juicios necesariamente
verdaderos. El juicio de equivalencia, o definitorio, si bien implica también una
aplicación del principio de identidad, será verdadero sólo en la medida de que los
atributos predicados del sujeto le convengan efectivamente, y referido a un tiempo
preciso.

Aplicado al campo del derecho, este principio puede enunciarse indicando que
todo objeto del conocimiento jurídico es idéntico a sí mismo, lo cual a nivel abstracto
(lógico formal) aplicado a los fenómenos jurídicos puede enunciarse a su vez
señalado que la norma que permite lo que no esté jurídicamente prohibido lo que
no está jurídicamente permitido es necesariamente válida.
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Es claro que la aplicación de este principio al campo jurídico tiene una utilidad
bastante limitada, ya que toda identificación constituye una abstracción, ya que
ningún proceso o concepto (u objeto jurídico, una norma) puede ser considerado
como absolutamente idéntico a sí mismo, es decir, como absolutamente constante
en medio de la mutabilidad de los demás. De ahí que sea necesario aclarar que si
bien en lógica formal se utiliza este principio, es únicamente en función de las
necesidades prácticas del razonamiento y la argumentación, pero su naturaleza
abstracta lo hace valedero únicamente para el momento y las condiciones en que
dicho razonamiento o argumentaciones están siendo empleados. Así, la identidad
dialéctica complementa la identidad formal abstracta, ya que es concreta y no
excluye el cambio ni la diferencia, ni tampoco el conflicto continuo que existe
internamente entre los elementos opuestos que constituyen todo proceso u objeto
concreto. Por lo tanto, toda autoidentificación concreta de un objeto consigo mismo
es siempre limitada, relativa y transitoria, porque representa al objeto en el trance
de existir en una forma y estar llegando a existir en forma diversa.

Una cita de Eli de Gortari puede ilustrar mejor neutro punto de vista:

"Contradiciendo a la identidad rígida, la ciencia ha llegado a determinar que todo


proceso del Universo se encuentra en constante transformación y que, por lo tanto,
constituye un conflicto entre lo que ya ha sido y aquello que llegará a ser. Toda
manifestación, corresponde entonces a una unificación transitoria entre opuestos;
y, en primer término, a la identidad ya lograda con la diversidad en que se está
convirtiendo. En rigor, la identidad corresponde a lo inmediato de la reflexión y, por
esto, a la manifestación aislada de un proceso, que se considera abstractamente y
de manera transitoria como una manifestación única. Entonces, el mantenimiento
de la identidad, en tanto que se considera al proceso en un solo nivel de
conocimiento y en cuanto se le toma relativamente como estable, es empleado por
el conocimiento científico para evitar confusiones en la deducción y para destacar,
en la exposición, las relaciones entre las diversas manifestaciones de un proceso
(u objeto de conocimientos)".
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En consecuencia, de lo anterior, en el campo jurídico afirmar que una norma


que permite lo que no está prohibido es una norma necesariamente válida, es algo
correcto si hacemos abstracción del movimiento y consideramos esa determinada
norma en un tiempo y un espacio preciso, ya que en una fecha ulterior la situación
puede modificarse radicalmente por derogatoria de la norma cuya identificación
realizamos.

Ejemplo: Concepto DELITO Equivale a es igual a definición “ es toda acción u


omisión típica, antijurídica, culpable y sancionada con una pena”.

DELITO es igual a DELITO.

“El ju7icio que afirma la identidad de un objeto o fenómeno consigo mismo, es


necesariamente válido”.

Aplicado este principio al campo del Derecho, puede enunciarse así.

“La norma que permite lo que no está jurídicamente prohibido ó prohíbe lo que no
esta jurídicamente permitido, es necesariamente válida”.

Permitir es idéntico a No prohibir

Prohibir es idéntico a No permitir,

En los casos concretos, el principio de la identidad opera o se da cuando el hecho


o acto encaja, en el supuesto de norma jurídica.

2. El principio de no-contradicción.

A este principio también se le puede aplicar las observaciones que formulamos


para explicar el principio de identidad, que ampliaremos más adelante, sin embargo,
para los fines de tipo didáctico de este apartado señalaremos que este principio está
referido al contenido concreto de dos juicios, ya que en el supuesto de contradicción
la lógica indica que no pueden ambos ser verdaderos. En otras palabras, “si el juicio
A en un sistema de juicios que forman el razonamiento es verdadero, no podrá ser
verdadero en ese sistema de juicios, un juicio que contradiga al juicio A …. no puede
ser verdadero el juicio A y el juicio que le contradice”.
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Aplicando al campo del derecho este principio puede reformularse así en el nivel
ontológico: “ninguna conducta puede hallarse, al mismo tiempo, jurídicamente
prohibida y jurídicamente permitida” y en el nivel lógico (abstracto): “dos normas de
derecho contradictorias entre sí no pueden ser ambas válidas”.

Los lectores habrán notado la utilización del concepto de validez en substitución


del concepto de verdad. Esto es así porque si bien las dos proposiciones refiéranse
a juicios, los juicios jurídicos se diferencian de los juicios lógico-formales en que los
primeros son normativos (prescriben una conducta) mientras que los últimos son
enunciativos (describen o atribuyen, declaran, etc.). Por consiguiente, validez y
carencia de validez son a las normas lo que las nociones de verdad y falsedad son
a los juicios existenciales (ontológicos, que en dicho plano se anuncian con la
fórmula “S no puede ser, al mismo tiempo, P y no P”).

Así pues, dos preceptos jurídicos se contradicen cuando -en iguales


circunstancias-, uno prohíbe y el otro permite a un sujeto la misma conducta, lo cual
es un derivado del principio ontológico que ya señalamos, en el sentido que un acto
no puede encontrarse, a la vez, jurídicamente permitido y jurídicamente prohibido.

Una vez establecido en qué consiste el principio general de contradicción,


indiquemos brevemente algunos criterios para distinguir los casos en que hay
contradicciones y criterios que se refieren a los ámbitos personal, espacial, temporal
y material de validez de las normas.

En efecto, las normas poseen un ámbito personal de validez, integrado por


aquellos sujetos a quienes éstas se dirigen, un ámbito espacial determinado por el
lugar en que éstas se aplican (el territorio de un Estado, de una provincia o
departamento, etc.), un ámbito temporal, que se refiere al tiempo de vigencia de las
normas y finalmente un ámbito material que concierne a la conducta que prescribe,
prohíbe o permite la norma. Tales ámbitos pueden identificarse recurriendo a las
preguntas: ¿“a quiénes se dirige la norma” ?, ¿” en donde rige el precepto” ?; ¿”
cuando se inicia y cuándo termina su fuerza obligatoria”? y finalmente “¿qué ordena
la norma?”, “¿qué prohíbe?”, con lo cual el principio de no contradicción jurídico
puede concretamente enunciarse así:
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“Dos normas jurídicas son contradictorias cuando una prohíbe y la otra permite,
a los mismos sujetos (ámbito personal) una misma conducta (ámbito material)
en condiciones iguales a tiempo (ámbito temporal) y de espacio (ámbito
espacial)”.

O bien para los casos especiales en que hay falta de concordancia material
aparente:

“Si una norma prohíbe y la otra ordena a un sujeto el mismo acto, en iguales
condiciones de espacio y tiempo, esas normas se oponen
contradictoriamente, porque la segunda permite en forma tácita lo que la
primera prohíbe de modo expreso”.

Así pues, hay que tener presente que cuando la coincidencia de los ámbitos
de validez no es completa, los preceptos no son contradictorios, por ejemplo, si dos
normas poseen ámbitos comunes de validez material, espacial y temporal, pero una
prohíbe y la otra permite a personas distintas la misma conducta, no puede decirse
que se opongan contradictoriamente. La ley que prohíbe a los extranjeros lo que
otra permite a los nacionales no se opone contradictoriamente a ésta, por cuanto el
ámbito personal de aplicación es diferente: Si se permite una conducta determinada
en un sitio o lugar y se prohíbe en otro, tampoco hay contradicción, dado que no
coinciden los ámbitos especiales de validez, así este sería el caso de una norma
que prohibiera la tala de árboles en los departamentos de Guatemala y
Chimaltenango, pero no indicarse nada con respecto a El Petén, con lo cual
implícitamente se permite el corte en este departamento. Cosa parecida puede
decirse respecto a normas que implican distintos ámbitos temporales de validez,
como sucedería en el supuesto de suspensión de garantías constitucionales con
toque de queda, caso en el cual se suspende (durante el lapso de treinta días
normalmente) el derecho de libre locomoción a partir de ciertas horas, y lo mismo
en lo concerniente a las libertades de reunión, manifestación, emisión del
pensamiento, etc.

En cambio, en el supuesto hipotético de la existencia de una norma


substantiva de derecho civil que permitiese una conducta determinada (la
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prescripción de una hipoteca a partir de diez años de registrada) y una norma


individualizada (sentencia) que denegase el derecho a la cancelación de dicha
hipoteca, si existiera una contradicción, desde luego que una de ellas permite lo que
la otra prohíbe. El tratamiento de estos problemas de manera específica y los
criterios legales y doctrinarios para resolverlos se estudiará más adelante, razón por
la cual prescindiremos exponerlo en esta sección.

“Dos normas jurídicas contradictorias entre sí, no pueden ser ambas válidas,
porque ninguna conducta puede hallarse al mismo tiempo juicamente permitidas.

En conclusión, este principio puede enunciarse de la siguiente manera:

“Dos normas jurídicas son contradictorias cuando una prohíbe y la otra


permite, a los mismos sujetos, una misma conducta en condiciones de tiempo
iguales.”

3. El principio de tercero excluido.

Como el principio de contradicción el de tercero excluido se refiere a dos juicios


opuestos contradictoriamente. Pero mientras aquel, en su forma general afirma que
tales juicios no pueden ser verdaderos ambos, el de tercero excluido establece que
cuando dos juicios se contradicen no puede ser ambos falsos. O sea que
necesariamente uno de los dos es verdadero.

En el campo jurídico dicho principio se aplica estableciendo que, de dos normas


contradictorias, una necesariamente tiene que ser válida, en el nivel lógico, y que la
conducta jurídicamente regulada sólo puede hallarse prohibida o permitida, en el
nivel ontológico. O sea que el principio de exclusión de tercero lo que hace es
complementar el principio de no-contradicción (ningún objeto puede ser al mismo
tiempo Py no P), ya que si dos normas opuestas contradictoriamente no pueden
ambas carecer de validez esto equivale a indicar que forzosamente, desde el punto
de vista lógico formal, se debe buscar una solución al problema que significa la
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existencia de la dicha contradicción (todo objeto tiene necesariamente que ser P o


NO-P).

Como los casos de conflictos de oposición contradictoria se examinarán más


adelante (como ya quedó indicado), tanto en su modalidad intrasistemática como
extrasistemática, por de pronto nos concretamos a enunciar únicamente la
naturaleza de estos principios.

Sin embargo, y a manera de nota aclaratoria por relación a los puntos de lógica
dialéctica que se exponen también en este trabajo, es necesario aclarar que la
función esencial, tanto del principio de no-contradicción como del principio de
tercero excluido es de carácter formal, ya que contribuye a evitar confusiones entre
el proceso en curso de investigación y los otros procesos existentes, siendo su
principal función la de “poner de relieve la compatibilidad o la incompatibilidad entre
los juicios, lo mismo que entre los conceptos que figuran en un juicio. En esas
condiciones el criterio es bien simple: los juicios contradictorios y los conceptos
opuestos son formalmente incompatibles”, pero ello no significa que estos principios
constituyan “…en modo alguno, un criterio para decidir en definitiva acerca de la
validez de un juicio, ni tampoco sobre cuál de los juicios que constituyen una pareja
de opuestos contradictorios es verdadero y cuál es falso. En rigor, el único criterio
necesario y suficiente para decidir sobre la validez de un conocimiento consiste en
su correspondencia con los procesos existentes, la cual se comprueba
indefectiblemente por medio de la práctica (o) del experimento”.

“De dos normas jurídicas contradictorias una necesariamente tiene que ser
válida” Significa, entonces, que la otra norma no es válida y que no existe una
tercera posición, porque la conducta jurídicamente regulada solo puede hallarse
permitida o prohibida.

4. El principio de razón suficiente.

Este principio está íntimamente ligado con el problema de la demostración, y se


formula indicando que todo tiene una razón suficiente, o bien, de manera más
correcta, que todo juicio, para ser verdadero, ha menester de un fundamento
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suficiente. O sea que lo que este principio nos indica es que todas nuestras
afirmaciones deben demostrarse cuando razonamos a nivel científico. Por
demostración entendemos aquí el enlace entre los conocimientos recién adquiridos
y el conjunto de los conocimientos anteriores, constituyendo dicho enlace una
secuencia finita de proposiciones, en la cual cada proposición es un postulado o
una conclusión que se ha obtenido de las proposiciones precedentes, todo lo cual
constituye un sistema. El razonamiento demostrativo se apoya en premisas cuya
validez se encuentra admitida, o bien, en última instancia, sobre los fundamentos
de una ciencia que se utilizan como postulados o bien como “conjunto de hipótesis
que son aceptadas como válidas para cada nuevo caso concreto, en virtud de que
han quedado comprobadas experimentalmente en todos los casos anteriores. De
esta manera la demostración es el razonamiento o la serie de razonamientos que
prueba la validez de un conocimiento, al poner rigurosamente de manifiesto que se
infiere como conclusión necesaria de los postulados, ya sea de modo directo o
indirecto…”

En el campo del derecho el principio de razón suficiente establece que toda


norma jurídica, para ser válida, ha menester de un fundamento suficiente, puesto
que todo objeto del conocimiento jurídico posee una razón suficiente. Así, en el caso
de las normas jurídicas de derecho estatal se demuestra su “razón suficiente” de
manera directa, recurriendo a las normas de jerarquía superior o bien al conjunto o
sistema legal que ha fundamentado la promulgación de tales normas, es decir, que
el fundamento suficiente de la validez de una norma es resuelto en realidad por el
derecho positivo. Ahora bien, dado que en términos generales podemos afirmar que
el fundamento de validez de los preceptos estatales es el de haber sido
promulgados de acuerdo con lo establecido en la norma fundamental, es también
claro que esta norma fundamental tiene a su vez un fundamento, que en el caso del
derecho será económico, social y material, esto es, la adecuación de la conducta
de los individuos a las prescripciones normativas. Esto último significa que, como
afirman Romeo y Pucciarelli, “el principio lógico de razón suficiente no es por
completo un principio lógico: se refiere demasiado concretamente a la verdad del
juicio para que lo sea, y el problema de la verdad es gnoseológico y no lógico.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Nótese cómo difiere de los otros tres principios, que constituyen un grupo
perfectamente unitario mientras que el de razón queda aparte. Aquellos tres
principios establecen algo sobre la verdad del juicio, pero constantemente, según
sus relaciones puramente lógicas: nunca aluden a los objetos a los que los juicios
se refieren. En el principio de razón suficiente entra en juego la correspondencia
entre el juicio y la situación a que el juicio se refiere” Estas aseveraciones llevaron
a Garcia Maynez a expresarse en los siguientes términos respectos a este
problema:

“…la validez, en sentido jurídico-positivo, no siempre queda establecida con la


simple comprobación de que el precepto que se tiene a la vista deriva de alguna de
las fuentes formales (legislación, costumbre, jurisprudencia) ya que a veces se exige
que no se opone contradictoriamente a otras normas de rango superior, o a la
fundamental del ordenamiento. Ninguno de los dos requisitos está, sin embargo,
referido a la justicia o a la bondad intrínseca de la norma, puesto que el primero
dimana del cumplimiento de las condiciones constitutivas de su proceso de
creación, y el segundo consiste en la compatibilidad de su contenido con el de otra
regla de mayor rango. Pero en ambas hipótesis, la última razón de validez del
precepto reside en la norma básica”

Sin embargo, el mismo García Maynez reconoce que, en ocasiones pueden


presentarse conflictos inter-sistemáticos (entre dos sistemas normativos) en cuyo
caso se trata más bien de establecer qué norma posee mayor validez, lo cual
únicamente puede hacerse en función de criterios valorativos y pautas axiológicas,
como sería en aquellos casos en los cuales una norma de derecho se opone a otra
de carácter moral o es contraria a los principios de la justicia:

“Los conflictos entre disposiciones contradictorias cuyo fundamento último de validez es distinto
sólo puede resolverse de manera satisfactoria si se conoce la jerarquía de los valores fundantes…
Afirmar que tal jerarquía existe, equivale a … admitir un sistema axiológico y, paralelamente, el orden
que postula su realización. Con ello las reglas entre las que surge el conflicto vuelven a ser vistas
como elementos de un sistema más amplio, y la antinomia se resuelve de acuerdo con los principios
que proceden de la norma fundamental de ese sistema.”
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

CAPÍTULO III

TEORÍA DEL CONCEPTO JURÍDICO

1. Explicación inicial.

Antes de precisar la significación del término “concepto” resulta importante


distinguirlo de otros términos emparentados con él. Primeramente, es importante
distinguir conceptos y palabras. El nexo entre el concepto y su expresión verbal es
análogo al que existe entre juicios y oraciones, pero no debe confundirse unos y
otros. Así, la oración es el envoltorio lingüístico de un juicio, el medio que usamos
para transmitir un pensamiento. La palabra es también, por lo tanto, el molde verbal
del concepto. Esto quiere decir que los conceptos se expresan normalmente a
través de las voces de un idioma, pero puede darse el caso que se piense en un
concepto sin auxilio de la lengua. Por otra parte, los conceptos deben distinguirse
también de los objetos a los cuales estos se refieren, ya que, si bien toda noción
posee eso que en lógica se denomina “correlato objetivo”, es claro que una cosa es
siempre distinta del término con el cual la designamos, ya que se encuentra en un
plano distinto, el plano de la realidad material que se diferencia claramente del plano
de la realidad mental en el cual se desenvuelve el pensamiento lógico. Así, en el
caso del derecho, el concepto “sujeto de derecho” no debe confundirse con la
persona física objeto de la imputación. Tampoco sería correcto confundir el plano
de la prescripción normativa (predicado relacional de un juicio jurídico) con la
conducta objeto de ese juicio, que se ubica en el plano de la realidad material.
También resulta importante distinguir el concepto, en tanto que tal, del acto
psicológico de pensar. Es decir, el acto de pensar no se confunde con lo pensado,
ni lo pensado es algo que exista en virtud del pensamiento, dado que, inclusive, los
conceptos abstractos pueden considerarse como independientes de pensamiento
(un triángulo, por ejemplo). Por lo tanto, un juicio como “el todo es mayor que sus
partes” no se identifica con el acto de quién lo piensa, ni es creación o producto de
su espíritu. Esto se demuestra fácilmente si consideramos que, tanto el concepto
como el juicio pueden ser objeto de un número indefinido de procesos mentales sin
perder por ello su unicidad. Así, si pensamos diez veces el concepto “pentágono”,
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

la noción, diez veces pensada por una persona, no deja por ello de ser una, ni de
permanecer idéntica a sí misma, lo que no podemos decir de los correspondientes
actos. Por lo tanto, la prueba de que los conceptos difieren de los actos por medio
de los cuáles los pensamos, radica en que la reiteración del acto no multiplica el
concepto “precisamente porque éste no es engendro de pensar, sino entidad
independiente”. Así pues, el concepto se distingue claramente también de la
representación psicológica, subjetiva, que necesariamente se produce cada vez que
una persona piensa en algo.

En conclusión, podemos señalar que concepto es toda unidad ideal de


significación, y dado que hemos señalado que no deben confundirse ni con los
vocablos que eventualmente los envuelven, ni con los objetos que constituyen sus
correlatos, ni con el acto psicológico de que alguien los piense, debemos entender
que un concepto es sólo una especie de “partícula elemental” del pensamiento, o
dicho en otras palabras, los conceptos son significaciones elementales referidas a
objetos.

2. Determinación de su contenido y conexión con otros conceptos.

El contenido de un concepto se precisa, o determina a través de la definición.


Sin embargo, es importante aclarar que la determinación del contenido de un
concepto no es absoluta, ni exige en todos o casos que la significación conceptual
exprese la esencia de un objeto del conocimiento. Por consiguiente, como señala
García Maynez, “para que pueda hablarse de determinación basta que la referencia
al objeto permanezca constante, al menos mientras el progreso científico no permite
enriquecer el contenido de cada noción” y esto es así porque la identidad de un
concepto es relativamente constante, esto es que su significación no cambia
fundamentalmente, con lo cual sabemos que un concepto como “derecho subjetivo”,
por ejemplo, poseerá siempre como contenido las notas “facultad de hacer o no
hacer derivada de una norma”. Es claro, el progreso de la ciencia jurídica puede
enriquecer la definición de norma (abarcar normas sociales y consuetudinarias, al
igual que las estatales, por ejemplo) con lo cual el concepto de derecho subjetivo
podría eventualmente modificarse, incrementando su comprensión. El contenido de
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

un concepto tiene que ver, por lo tanto, con lo que en lógica general se denomina la
“intensión” o comprensión de un concepto, y que por nuestros conocimientos de
esta disciplina sabemos que se encuentra en íntima relación con su extensión (o
número de objetos a los que se refiere). Así también debido a ellos es que sabemos
que a mayor contenido o compresión menor será su extensión y viceversa. Otra
característica importante de los conceptos es su conexión con otros conceptos, lo
cual se deriva del carácter elemental de los mismo, ya que, para nociones, por lo
cual el juicio definitorio implica siempre la recurrencia a otros conceptos, ya que
sería imposible dejar de hacerlo. Así, para definir el concepto “derecho”
(determinando su contenido) tenemos que recurrir a otros conceptos, tales como
“norma”, “conjunto”, “impero-atributividad”, “coercibilidad”, etc., o bien para definir el
concepto “contrato de trabajo” hemos de recurrir a conceptos tales como “vínculo
económico jurídico”, “patrono”, “trabajador”, “prestación de servicios”,
“subordinación”, “dependencia continuada”, “remuneración”, etc.

3. Clasificación de los conceptos jurídicos.

Los conceptos jurídicos pueden clasificarse de acuerdo con los siguientes


criterios: A) desde el punto de vista de los objetos a que se refieren; B) desde el
punto de vista de su extensión; C) desde el punto de vista de su contenido; y D)
desde el punto de vista de sus relaciones recíprocas. Examinaremos a continuación
cada uno de ellos.

A. Desde el punto de vista de los objetos a que se refieren.


1) Conceptos lógicos jurídicos. (deber ser)
Son aquellos que carecen de un correlato objetivo de tipo físico material
concreto, o dicho, en otros términos, que tienen una naturaleza de índole
abstracta, desde luego, que se refiere a conceptos, juicios o raciocinios jurídicos.
Así, por ejemplo, tenemos los conceptos de: “cópula jurídica”, “concepto sujeto”,
“concepto de predicado relacional”, “juicio jurídico descriptivo”, “norma genérica”,
“norma individualizada”, “argumento o contrario”, “silogismo jurídico”, etc., que
se caracterizan porque los objetos a los cuales se refieren son todos objetos
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

lógicos, o lo que es lo mismo, están inscritos en un plano eminentemente lógico


jurídico, abstracto, referido a fenómenos del pensamiento.
2) Conceptos ontológicos jurídicos. (al ser)

Hemos visto con anterioridad que el concepto, en tanto que unidad significativa,
se encuentra en un plano intermedio entre la palabra y el objeto, pero lo esencial
es que todo concepto se refiere siempre a un objeto o sea que posee un correlato
objetivo. De esta manera, los correlatos objetivos de los conceptos ontológico-
jurídicos poseen objetos de tipo material o bien de carácter concreto al cual
hacen referencia, siendo esto lo que sucede con los conceptos referidos a
hechos jurídicos, a consecuencias de derecho, a la conducta objeto de esos
deberes y derechos o bien a los sujetos de la relación jurídica. De aquí se deriva
una clasificación en conceptos de tipo situacional (hecho jurídico, acto jurídico,
contrato de compraventa, homicidio, nacimiento, depósito, etc.) de naturaleza
relacional o imputativa (deber jurídico, derecho subjetivo, relación jurídica),
conceptos predicativos o determinantes de la conducta objeto del deber o del
derecho (tales como “hacer”, “omitir”, “vender”, “pagar el precio”, etc.), y por
último tenemos los llamados conceptos substantivos -referidos a los sujetos-
tales como ”sujeto-pretensor”, “sujeto-obligado”, “albacea”, “depositario”,
“funcionario público”, “funcionario municipal”, “sindicato”, “sociedad anónima”,
“los habitantes del territorio nacional”, etc., etc. Finalmente, y en lo relativo a este
tipo de conceptos, es importante mencionar la existencia de una especie de ley
de correspondencia que establece que a cada concepto lógico-jurídico
corresponde otro ontológico-jurídico y al revés, lo cual es consecuencia de la
distinción entre el plano de la regulación jurídica de la conducta (nivel lógico
abstracto) y plano de la conducta jurídicamente regulada (nivel concreto
material). El significado de esta ley puede apreciarse fácilmente en el siguiente
cuadro:
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Conceptos lógico-jurídicos Conceptos ontológico-jurídico

Supuesto jurídico Hecho jurídico

Disposición normativa Relación jurídica

Sujeto de la norma atributiva Facultado (sujeto pretensor)

Sujeto de la norma imperativa Obligado (sujeto-obligado)

Cópula atributiva Derecho subjetivo

Cópula imperativa Deber jurídico

Predicado de la norma atributiva Conducta objeto del derecho

Predicado de la norma imperativa Conducta objeto del deber

B. Desde el punto de vista de su extensión.


Desde esta perspectiva los conceptos jurídicos se clasifican en: 1) singulares; 2)
plurales; y 3) universales.
1) Singulares: Son aquellos referidos a un objeto único, esto es, ni general ni
particular. Ejemplo: “delito de cohecho cometido el día 11 de enero de 1980 por el
funcionario Felipe X.”, “contrato de arrendamiento de la casa situada en 12 avenida
1-24 zona 7 autorizado por el Notario Julio L.”, “artículo 90 del código de Trabajo”,
“Carta de la Naciones Unidas”, “Constitución de la República de Guatemala”,
“Comité Nacional de Unidad Sindical”, etc., etc.
2) Plurales: Son aquellos conceptos que designan varios objetos, cuando la reunión
de estos es de carácter numérico, o sea, independiente de consideraciones de tipo
cualitativo. Ejemplo: el artículo 1339 del Código Civil preceptúa que en el caso de
obligaciones alternativas, cuando la elección deba ser hecha por “varias personas”
el juez concederá un plazo para que se opongan de acuerdo, y si este no se produce
decidirá “la mayoría”, “varias personas” y “mayoría” constituyen ejemplos de
conceptos plurales en el campo del derecho, y lo mismo puede decirse del concepto
“diversas prestaciones” que aparece en el artículo 1334 del citado código, o bien el
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

concepto “obligación mancomunada” (artículo 1347: hay mancomunidad cuando


en la misma obligación son varios los acreedores o varios los deudores) que se
refiere al aspecto netamente cuantitativo de una obligación.
3) Universales: Son aquellos que están referidos a todos los miembros de una clase.
Así, en el juicio jurídico: “el comprador debe pagar el precio de la cosa al vendedor”,
tanto la noción de “comprador” como la de “vendedor” están tomadas en un sentido
genérico, universal, dado que se incluye en ellas a todos los compradores o
vendedores posibles. El mismo carácter poseen conceptos, tales como el de tutor
(artículo 343 del Código Civil: el autor deberá rendir cuentas anualmente y al
concluirse la tutela o cesar el cargo), desde luego que se refiere a todas las
personas que ocupen en este cargo; trabajador (artículo 131 del Código de Trabajo:
“Para que el trabajador tenga derecho a vacaciones… deberá tener un mínimo de
150 días trabajados en el año”); escritura pública de testamento (artículo 42 del
Código de Notariado: “La escritura pública de testamento, además de las
formalidades generales, contendrá las especiales siguientes: ….”); inimputable
(artículo 89 del Código Penal: cuando un inimputable de los comprendidos en el
inicio 2º. Del artículo 23…), etc., ya que a pesar de estar referidos aparentemente a
objetos singulares en realidad se refieren a todos los objetos de su clase (todos los
trabajadores, todos los tutores, todas las escrituras públicas de testamento, todos
los inimputables), razón por la cual el juicio lógico correcto es siempre de naturaleza
universal, dado que son normas genéricas a las cuales se adscriben y deben ser
clasificados como conceptos universales.
C. Desde el punto de vista de su contenido.
La lógica formal divide a los conceptos en simples y compuestos o complejos, según
el número de notas o atributos que los caracterizan, esto es, según la mayor o menor
complejidad de su contenido. Aplicando esto al campo del derecho, tendríamos que
1) Conceptos simples, son aquellos que se componen de un solo término (por lo
tanto, que requieren menos notas para su definición, y son más extensos, aunque
menos comprensivos), tales como los conceptos de “trabajador”, “patrono”,
“contrato”, “campesino”, “pena”, “delito”, “sentencia”, “auto”, “pagaré”, “cheque”, etc.,
mientras que 2) complejos o compuesto son aquellos que necesitan de varios
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

términos para expresarse, como por ejemplo, los conceptos de “escritura pública de
testamento” ya señalado, o bien el concepto de “sociedad en comandita por
acciones”, “homicidio calificado”, “posesión registrada de un inmueble”, “accesión
por incorporación a bienes inmuebles”, “jurisdicción de los jueves ordinario”, etc.,
etc.
D. Desde el punto de vista de sus relaciones recíprocas.
Desde este ángulo visual los conceptos pueden clasificarse en compatibles e
incompatibles, y en supra o subordinados, y coordinados.
1) Compatibles e incompatibles. Las significaciones pueden dividirse siempre en
posibles (o compatibles) o imposibles (incompatibles). Los primeros son aquellos
a los cuales le corresponde a una esencia cuya materia es idéntica a la suya, o
sea que poseen ambos un contenido adecuado, como sucede en los conceptos
de “derecho subjetivo” y “ejercicio potestativo”, ya que es inherente al derecho
subjetivo la posibilidad de actuar o no de un modo determinado. Con ello resulta
claro también que conceptos, tales como “deber jurídico de cumplimiento
potestativo” es un concepto complejo de carácter imposible o incompatible, ya
que ningún deber jurídico puede considerarse como librado, en su cumplimiento,
a la potestad del sujeto. Por lo tanto, este término encierra una contradicción, un
contrasentido, y es un concepto claramente incompatible. Lo mismo puede
decirse de conceptos comunes, tales como “cuadrado redondo” o “círculo
rectángulo” que son evidentemente incompatibles o de otros conceptos
complejos, tales como “dictadura democrática” o “delito conforme a derecho”, ya
que son conceptos absurdos.
2) Relaciones de coordinación y de supra-subordinación entre conceptos
jurídicos. Los conceptos jurídicos se encuentran en relación de supra o
subordinación según que las distintas nociones estén referidas a clases y
miembros de éstas, o a clases y subclases. Así, por ejemplo, si nos preguntamos
qué relación existe entre el concepto genérico de contrato y el concepto de
“contrato de arrendamiento” o bien “contrato de compraventa”, es obvio que
existe una relación de subordinación de estos últimos por relación al primero,
que aparecería en cualquier expresión gráfica como supraordinario, desde luego
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

que el arrendamiento y la compraventa constituyen una subclase de los


contratos. A su vez, los contratos de compraventa se diferencian según sean de
carácter condicional o con pacto de reserva de dominio, lo cual haría aparecer a
estos últimos como subclases de las compraventas y, por consiguiente,
subordinados a ellas. El concepto de “hecho jurídico” incluye a conceptos como
el de “nacimiento” o “daño”, y el de “delito” subsume a los de “homicidio” o
“peculado” con lo cual los segundos aparecen subordinados a los primeros, que
son los conceptos supraordinante. Las relaciones de coordinación, por otra
parte, pueden ser de naturaleza equivalente, que se produce cuando dos
conceptos cuyo significado es distinto se refieren a un mismo objeto (el vencedor
de Austerlitz y el derrotado de Waterloo, triángulo equilátero y triángulo
equiángulo) que en el campo jurídico se expresan en nociones, tales como
“derecho de ejercicio potestativo” y “derecho subjetivo”, o bien entre “delito” y
“transgresión al Código Penal”. También pueden calificarse estas relaciones
como de tipo correlativo en aquellos casos en los cuales los conceptos implican
una coordinación inmediata con otros, como sucede en parejas conceptuales,
tales como “acreedor – deudor”, o bien “comprador – vendedor”, “acusador –
defensor”, “depositante – depositario”, “derecho subjetivo – derecho objetivo”,
etc.
3) Teoría de las definiciones jurídicas. Los tratados de lógica normalmente
aceptan la existencia de definiciones de tipo explicativo (esencial), que consisten
en la determinación de la esencia de algo (explicación de lo que una cosa es),
definiciones de carácter descriptivo, en la cuales se aclara o expone el sentido
de un concepto o sobre la forma en que el mismo suele aplicarse, y finalmente,
consideran la existencia de definiciones de naturaleza prescriptiva, en las cuales
el definiens o expresión definitoria es fundamentalmente una disposición o
prescripción sobre el sentido de un signo o concepto, y sobre la forma en que el
mismo debe ser empleado.

En el campo del derecho se utilizan todos estos procedimientos para definir


conceptos jurídicos, ya que las definiciones doctrinales por lo general son de
carácter explicativo (por género próximo y diferencia específica) y buscan establecer
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

en qué consiste la esencia de un objeto de conocimiento jurídico (vrg., la definición


del concepto “derecho”: conjunto de normas imperativo-atributivas de carácter
coercitivo, o bien del concepto “delito”: acción típica, antijuridica y culpable) siento
que con relativa frecuencia también se emplean definiciones descriptivas (juicio
penal es la comparecencia ante un tribunal del orden penal de una persona -o
varias- acusada de un delito, pudiendo proponer un defensor judicial,
encontrándose sometida a la acción acusadora del Estado a través del Ministerio
Público y/o de un acusador particular, y el cual después de transcurridas distintas
fases o etapas, dentro de las cuales el periódico de prueba es fundamental, culmina
con una sentencia de naturaleza condenatoria o absolutoria) y de manera mucho
más constante -sobre todo en los códigos y leyes- se emplean las definiciones
prescriptivas.

Estas últimas consisten, como ya se dijo, en una orden, mandato o


prescripción acerca de la forma en que un conjunto jurídico debe ser empleado por
los jueces, abogados y en general por aquellas personas que aplican o se
encuentran sometidas a la aplicación de las leyes. Como ejemplo de ellas tenemos
la definición que da el artículo 18 de del Código de Trabajo del concepto “contrato
individual de trabajo”, según la cual éste debe entenderse como “el vínculo
económico jurídico por el cual una persona (trabajador) queda obligada a prestar a
otra (patrono) sus servicios personales, o a ejecutarle una obra personalmente, bajo
la dependencia continuada y dirección inmediata o delegada de ésta última, a
cambio de una retribución de cualquier clase o forma”. O bien la definición que
establece el artículo 822 del Código Civil del concepto “hipoteca” como “un derecho
real que grava un bien inmueble para garantizar el cumplimiento de una obligación”,
o bien las múltiples definiciones de tipos delictivos que estipula el Código Penal (vrg:
el artículo 123 que define el concepto de “homicidio” como la acción que comete
quien diere muerte a alguna persona). Es importante recordar en estos casos que
las definiciones prescriptivas se caracterizan por no ser susceptibles de enjuiciar
desde el punto de vista de su verdad o falsedad, desde luego que por tratarse de
juicios normativos únicamente pueden calificarse de validas o invalidas, y además
que fundamentalmente se encuentran dirigidas a funcionarios estatales, abogados
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

o juristas encargados de interpretar y aplicar el derecho vigente, como ya se indicó


anteriormente.

Reglas de definición.

Hay dos tipos de reglas, aquellas que conciernen a la naturaleza de la definición y


aquellas que se refieren a su fin.

Las primeras establecen lo siguiente:

1. El definiens (expresión definitoria) debe ser equivalente al definiendum


(concepto definido).
Corolarios:
1.1 El definiens no debe abarcar más que el definiendum.
1.2 El definiens no debe abarcar menos que el definiendum.

Dicho en otras palabras, se trata de la vieja regla que establece que las
definiciones no deben ser ni demasiado amplias ni demasiado estrechas, o sea que
su comprensión debe ser equivalente a su extensión.

Un error de este tipo se comentará, en el campo del derecho, si definiéramos


el concepto de “delito” indicando que se trata de una “acción que viola el
ordenamiento jurídico”, ya que hay múltiples acciones violatorias de las normas
legales que, sin embargo, no son de carácter delictivo (transgresoras del Código
Civil, del Código de Comercio, etc.) con lo cual una definición de esta naturaleza
sería demasiado amplia y, por lo tanto, el definiens carecería de equivalencia por
relación al definiendum.

Ejemplo del vicio opuesto lo constituye en cambio una definición del concepto
“derecho subjetivo público” que lo definiese como la “facultad de hacer o no hacer
derivada de las normas constitucionales que garantizan la libertad individual”, ya
que en este caso se soslayan los derechos políticos, de petición, de acción,
sociales, etc., que sin embargo, también poseen el carácter de derechos subjetivos
públicos, con lo cual la definición resulta demasiado estrecha, esto es, el definiens
abarca menos que el definiendum.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

En lo que se refiere a las reglas relativas al propósito de definición podemos


mencionar las siguiente:

2. El definiens no ha de incluir ninguna expresión que aparezca en el definiendum


o que sólo pueda ser definida en términos de éste. (Ejemplo: no es correcto
definir “contrato de arrendamiento” indicando que “es el contrato por medio del
cual…” o bien “derecho penal” comenzando la definición señalando que “es el
derecho que se refiere a…”).
3. El definiens no debe ser expresado en lenguaje obscuro o figurativo. (Ejemplo:
las definiciones de derecho expuestas por Recasens: “Vida humana objetiva”, o
Stammler: “querer autárquico, entrelazante e inviolable”).
4. El definiens tampoco ha de expresarse negativamente, a menos que el
definiendum sea negativo. (Esto es, no podemos definir el concepto “derecho”
diciendo que son todas aquellas normas que no poseen naturaleza moral,
técnica o de trato social, o el concepto “prenda” afirmando que son “son todas
aquellas formas de garantizar el cumplimiento de una obligación que no poseen
carácter personal -fiduciario- ni real -hipotecario- “, lo cual sería erróneo
lógicamente).
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

CAPÍTULO IV
TEORÍA DEL JUICIO JURÍDICO
1. Estructura del juicio jurídico.

Los juicios en lógica formal son esencialmente la determinación de los


conocimientos logrados o de las hipótesis por verificar, la “forma de pensamiento en
la cual se establece una relación determinante entre dos o más conceptos, ya sea
como resultado de un experimento o como consecuencia de un razonamiento”. El
juicio se expresa por medio de una proposición, ya sea utilizando las palabras de
un lenguaje o empleando símbolos matemáticos, e implica siempre la relación, la
afirmación o negación acerca de un objeto de conocimiento. Es importante distinguir
siempre los siguientes planos cuando estudiamos el juicio:

1.1 Las proposiciones (envoltura lingüística);


1.2 Los juicios propiamente dichos; y
1.3 Los contenidos objetivos:

O sea que un juicio lógico formal simple, tal como “el libro está en la gaveta del
escritorio” podemos siempre distinguir la proposición (vehículo a través del cual se
expresa el juicio en un idioma determinado), el juicio lógico que expresan las
palabras (afirmación situacional -predicado- acerca de algo -sujeto-), y finalmente,
el hecho real que sería la situación del libro en el lugar indicado.

En el terreno jurídico es posible también distinguir tales planos, ya que el


análisis de las normas nos revela distintas maneras de proposición gramatical de
las mismas, que al traducirlas lógicamente asumen la forma de juicios hipotético-
relacionales, desde luego que poseen ese carácter imperativo-atributivo que se ha
estudiado ampliamente en el curso introductorio a derecho. Finalmente, siempre es
posible distinguir un tercer plano. En el cual se analizan los contenidos objetivos del
juicio, y que en el caso del derecho se refieren a la conducta jurídicamente regulada,
es decir, al hecho real de que los sujetos cumplían o no efectivamente con las
prescripciones normativas.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Hechas las observaciones preliminares anteriores, pasamos en seguida a


considerar lo concerniente a la estructura del juicio jurídico. Respecto a ello, en
primer término debemos aclarar que, aunque en la actividad profesional o científica
los abogados, juristas y jueces utilizan constantemente y de manera implícita la
lógica general, al referirnos nosotros en este texto al juicio jurídico queremos
significar que existe una clase particular de análisis lógico aplicado al derecho que
concierne específicamente al análisis de las normas jurídicas, y que, en este campo,
si es posible hablar de una naturaleza particular de estas que permite que los juicios
lógicos a través de los cuales se formulan poseen siempre una estructura hipotético-
relacional, vale decir, que toda norma consiste esencialmente en una hipótesis
(supuesto jurídico) de cuya realización depende el nacimiento de la disposición o
consecuencia, cuya esencia radica en ser una conexión de juicios -relación- de tipo
bilateral, imperativo-atributivo como ya quedó expuesto. Esto condiciona, entonces,
que los juicios jurídicos se distinguen de los juicios comunes y corrientes por no
expresar inherencias (como en el juicio común del tipo S es P, “el sol es una
estrella”, por ejemplo) sino relaciones (x T y, Guatemala está al norte de Escuintla,
por ejemplo, o el comprador debe pagar el precio de la cosa al vencedor) las cuales
están condicionadas por la hipótesis normativa. Trasladado a una fórmula
algebraica la estructura de un juicio jurídico se puede expresar así:

S -----> (x F y) <---------> (y D x), lo cual significa que de la realización del supuesto


condicional (s) depende el surgimiento de las consecuencias que poseen la
característica de facultar (F) a x por relación a y, quien a su vez posee el deber (D)
de actuar por relación a x. Si tomamos como ejemplo el artículo 1942 del Código
Civil que establece que “por el contrato de mutuo una persona entrega a otro dinero
u otras cosas fungibles, con el cargo de que se le devuelva igual cantidad de la
misma especie y calidad”, al analizar dicha norma descubrimos un supuesto que es
la realización del contrato de mutuo, la efectiva convención o escrituración del
mismo, del cual depende el nacimiento de las consecuencias que lógicamente se
formularán de la siguiente manera:
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

El mutuante (SP) tiene el derecho subjetivo (F) de exigir que se devuelva el dinero
o cosa fungible en la misma cantidad, de igual especie y calidad.

El mutuante (SO) tiene el deber jurídico (D) de devolver el dinero o cosa fungible en
igual cantidad, de la misma especie y calidad.

(SP=Sujeto Pretensor; SO = Sujeto Obligado; F= facultad; D=deber jurídico).

2. Esencia del juicio jurídico.

Los tratadistas de lógica jurídica formal sostienen que lo que diferencia


específicamente a los juicios jurídicos de los juicios ordinarios de la lógica general
es que los mismos poseen naturaleza normativa y, por consiguiente, no puede
predicarse, de los mismos su verdad o falsedad sino únicamente su validez o
invalidez. Esto significa que los juicios ordinarios normalmente pueden calificarse
como verdaderos o falsos, según que los mismos sean adecuados o no a la realidad
objetiva. Así, afirmaciones tales como “el hombre es mortal” se adecuan a la
realidad objetiva, siendo por lo tanto verdaderas, y otro tanto puede decirse de
juicios como “la causa fundamental del aumento de los índices de criminalidad por
hurto y robo radica en el desempleo y subempleo de una gran más de población
urbana”, aunque dada su complejidad intrínseca deben someterse a la verificación
científica correspondiente. En el campo del análisis normativo, por el contrario,
carecería de sentido aseverar cosas como “el artículo 101 – Derecho al Trabajo: El
trabajo es un derecho de la persona y una obligación social. El régimen laboral del
país debe organizarse conforme a principios de justicia social.

La validez de un juicio jurídico (o, lo que es lo mismo, de una norma jurídica) se


basa en el hecho de haber sido creada de acuerdo con la forma prescrita por el
ordenamiento jurídico, y asimismo en no haber sido derogada, sea por otras leyes
posteriores, o porque el orden jurídico, considerado como un tanto, haya dejado de
ser eficaz. “el artículo 101 Derecho al trabajo: El trabajo es un derecho de la persona
y una obligación social. El régimen laboral del país debe organizarse conforme a
principios de justicia social…” En efecto, si el trabajo es una obligación queda fuera
del ámbito de la libertad jurídica, razón por la cual no es congruente calificarlo como
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

derecho, ya que la definición de este concepto implica la posibilidad de actuar o no


de conformidad con los lineamientos normativos. Por ende, si el trabajo es
obligatorio queda fuera del ámbito de lo optativo, con lo cual no puede definirse
como derecho.

3. Clasificación de los juicios jurídicos.

Utilizando la clásica división kantiana de las categorías, García Maynez hace


una clasificación de los juicios jurídicos basada en el cuádruple punto de vista de la
cantidad, la cualidad, la relación y la modalidad. Así, de la primera de ellas se
obtienen los juicios universales (todos los S son P); particulares (algunos S son
P) y singulares (este es P); del punto de vista cualitativo se obtienen los juicios
positivos (S es P) y negativos (S no es P); según la relación, pueden dividirse en
categóricos (incondicionales S es P); hipotéticos (condicionales: si Q es R,
entonces S es P) y disyuntivos (S es P1 o P2) y finalmente, de la categoría modal se
derivan los juicios problemáticos (S puede ser P); asertóricos (S es efectivamente
P) y apodícticos (S es necesariamente P).

Si aplicamos esta clasificación al campo del derecho y especialmente al análisis


de las normas jurídicas obtendremos resultados útiles para la mejor comprensión
de su naturaleza formal.

A. La norma desde el punto de vista de la cualidad.

Dado que toda norma es un juicio jurídico, y que éstos pueden ser positivos y
negativos, se evidencia que las normas serán tales, es decir, positivas, en la medida
que sean permisivas y negativas, en la medida que sean prohibitivas. Así pues, los
juicios positivos se expresan en el derecho como normas permisivas y los juicios
negativos como normas prohibitivas.

a) Normas permisivas: Son aquellas que permiten, sea la ejecución, sea la


omisión de un acto que no está ordenado ni prohibido, tal y como lo establece el
artículo 5 constitucional al preceptuar “toda persona tiene derecho (y a omitir,
lógicamente) lo que la ley no prohíbe (ni ordena)”. Ejemplo: el artículo 621 del
Código Procesal Civil y Mercantil., que establece que habrá lugar a la casación
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

de fondo: “1º. Cuando la sentencia o auto recurrido contenga violación,


aplicación indebida o interpretación errónea de las leyes o doctrinas legales
aplicables…”, ya que en este caso no hay conducta ordenada ni prohibida siendo
la norma por lo tanto, positiva por permitir también la omisión del acto (la
interposición del recurso), con lo cual la misma parece enmarcada dentro del
ámbito de la libertad jurídica, ya que deja a las personas en la posibilidad de
optar entre su ejecución o su omisión. Otra modalidad de norma permisiva es
aquella que permite implícitamente la ejecución de un acto ordenado (ejemplo:
artículo 17 del Código de Comercio: “el testimonio de la escritura constitutiva de
sociedad, de su ampliación y de sus modificaciones, deberá presentarse al
Registro Mercantil dentro del mes siguiente a la fecha de la escritura”), o bien
las de aquellas que prescriben (e implícitamente permiten) la omisión de un acto
prohibido (ejemplo: artículo 45 constitucional: “ninguno está obligado a cumplir
ni acatar órdenes o mandatos que no estén basados en ley”).
b) Normas prohibitivas o negativas: Son todas aquellas que establecen la
prohibición de una conducta, como el artículo 243 del Código de Trabajo que lo
hace al estipular que “no podrá llegarse a la realización de una huelga: a) por los
trabajadores de las empresas de transporte, mientras se encuentren en viaje y
no hayan terminado este. b) por los trabajadores de clínicas, hospitales higiene
y aseo públicos y los que laboren en empresas que proporcionen energía motriz,
alumbrado, telecomunicaciones, y plantas de procesamiento y distribución de
agua para servicio de las poblaciones, mientras no se proporcionare el personal
necesario para evitar que se suspendan tales servicios, sin causar un daño
grave e inmediato a la salud, seguridad y economía públicas; y, c) fuerzas de
seguridad: Artículo 64 Código de Trabajo. 1º. Se prohíbe a los trabajadores
abandonar el trabajo en horas de labor sin causa justificada o sin licencia del
patrono o de sus jefes inmediatos.
En resumen, puede decirse que la conducta jurídica desde el ángulo cualitativo
puede clasificarse en:
1. Procederes jurídicamente
a) Potestativos lícitos (o permitidos)
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

b) Ordenados
2. Procederes jurídicamente ilícitos (o prohibidos).

B. La norma desde el punto de vista de la cantidad.

Desde esta perspectiva lógica las normas pueden ser divididas en genéricas y
en normas individualizadas. Las normas genéricas equivalen a juicios universales
(positivos o negativos, según el caso) y son aquellas que obligan o facultan a todos
los sujetos comprendidos dentro de la clase designada por el concepto, sujeto de la
disposición normativa. Un ejemplo de ellos lo constituye la norma contenida en el
artículo 138 del Código de Trabajo, que define el concepto “trabajador campesino”
en la siguiente forma: “Trabajadores campesinos son los peones, mozos, jornaleros,
ganaderos, cuadrilleros y otros análogos que realizan en una empresa agrícola o
ganadera los trabajos propios y habituales de esta”. Las normas individualizadas,
en cambio, son todas aquellas reglas de derecho que obligan o facultan a miembros
determinados de una clase. Aquí se incluyen tanto las resoluciones de los tribunales
(autos sentencias) como las resoluciones de tipo administrativo, los contratos entre
personas particulares o entre personas jurídicas colectivas, etc.

Se considera que una sentencia posee el carácter de norma individualizada


por cuanto a la misma siempre establece una conducta a seguir por una persona
determinada, así en una demanda laboral planteada por tres cuadrilleros de una
finca, en el supuesto que la parte patronal alegase que los mismo no poseían el
carácter de “trabajadores campesinos”, una aplicación correcta al caso concreto por
parte del juez de trabajo de la norma contenida en el artículo 138 mencionado
obligaría al patrono a darle ese carácter, con lo cual se establecería también la
procedencia de la demanda y la consiguiente indemnización. De la misma manera,
un contrato de arrendamiento supone siempre una serie de estipulaciones (pago de
una determinada cantidad en concepto de renta, obligación del arrendamiento de
mantener el inmueble en las mismas condiciones en que le fuera entregado,
obligación del arrendante de hacerse cargo de reparaciones mayores, del pago del
agua o a luz eléctrica, etc., etc.) que en realidad suponen normas de conducta
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

individualizadas, esto es, que regulan las relaciones entre las dos partes
contratantes, al extremo que, en caso de incumplimiento de cualquiera de ellas, se
puede recurrir a un juez de lo civil a fin de que se impongan sanciones o bien se
obligue al cumplimiento forzoso.
Cuadro de oposición. El cuadro opositorio de la lógica formal clásica se
puede aplicar también al campo jurídico, solo que en este caso los juicios
universales afirmativos y negativos se traducen en normas genéricas (permisivas o
prohibitivas) mientras que los juicios particulares, positivos o negativos se expresan
como normas individualizadas (permisivas o prohibitivas también). Por lo tanto, si la
norma genérica positiva es válida, también lo será la norma individualizada de la
misma cualidad, mientras que la norma prohibitiva de tipo genérico necesariamente
es inválida y la norma individualizada prohibitiva será de dudosa validez (según el
caso concreto y la prueba de las circunstancias). De la misma manera, la norma
genérica prohibitiva válida implica la invalidez de la opuesta, la validez de la
subalterna y el carácter dudoso de la contradictoria (individualizada positiva).

C. La norma desde el punto de vista de la relación.

Esta es la categoría más importante de clasificación de los juicios jurídicos,


desde luego que todo juicio en el campo normativo supone el establecimiento de
una relación entre dos sujetos, uno pretensor y otro obligado, en función del carácter
imperativo atributivo de toda norma. Por lo tanto, como ya hemos visto, los juicios
jurídicos normativos poseen ese carácter relacional como inherente a su naturaleza
misma, y el mismo se expresa, obviamente, en las diversas manifestaciones de las
normas. Así, en lo concerniente a los juicios disyuntivos (S es P1 o P2) y a nivel de
la lógica general el planteamiento de alternativas es inherente a todo proceso
judicial de conocimiento, ya que al inicio de la demanda los jueces se encuentran
siempre frente a numerosas alternativas. Existen también normas que plantean
alternativas, con lo cual se daría un fenómeno de complejidad de las mismas, ya
que tendrían carácter hipotético-alternativo, como en el caso del artículo 1334 del
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Código Civil, El obligado alternativamente a diversas prestaciones, cumple


ejecutando íntegramente uno de ellas. El acreedor no puede ser compelido a recibir
parte de una y parte de otra. Partiendo del supuesto de un contrato que estipule
obligaciones alternativas (ejemplo: fabricar un mueble o entregar un mueble ya
hecho, de características diversas, si el mueble de la alternativa No.1 no se fabrica
en determinado plazo) preceptúa que el sujeto obligado “cumple ejecutado
íntegramente una de ellas…”

Los juicios categóricos, en el campo jurídico, se expresan sobre todo en el caso


de normas individualizadas, como ocurre con las sentencias o resoluciones de los
tribunales, ya que las mismas imponen una conducta (y otorgan correlativamente
un derecho) pero de manera incondicional, esto es que la relación entre los sujetos
obligado y pretensor es de tipo categórico, dado que no está sujeta o hipótesis o
condición alguna. En gran medida, este mismo fenómeno ocurre en el caso de
normas individualizadas de naturaleza contractual, ya que por lo general en los
contratos se establecen deberes y derechos de las partes sin sujetarlos a
condiciones especiales. En aquellos casos en los cuales, no obstante, se
estipularon condiciones en un contrato, estaríamos ante una norma individualizada
mixta, es decir, categoría en alguna de sus cláusulas e hipotética en otras.

Juicios hipotéticos. Obviamente, este tipo de juicios son los más empleados en
el análisis normativo lógico formal, abarcando una serie de manifestaciones que
pueden a su vez clasificarse según su naturaleza positiva o negativa, los cuales a
su vez se agrupan en las modalidades: a) ponendo ponens; b) tollendo ponens; c)
ponendo tollens; y d) tollendo tollens. Veamos a continuación algunos ejemplos de
estas últimas modalidades:

a) Ponendo ponens. (Supuesto y disposición jurídica positivo) Significa que, dado


un supuesto positivo (puesto, poniendo) se generan consecuencias de la misma
índole. Así, por ejemplo, en el caso del artículo 637 del Código Civil, que
establece que “la posesión registrada de un inmueble, una vez consumado el
término de diez años desde la fecha de inscripción del título en el Registro de la
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Propiedad, se convierte en inscripción de dominio…”, ya que en ella aparece en


el siguiente supuesto positivo:
1. Supuestos:
Que se haya registrado un título de posesión inmobiliario.
Que se haya transcurrido el término de diez años.
2. Consecuencias:
El poseedor (SP) tiene derecho subjetivo a transformar su inscripción de
posesión e inscripción de dominio.
El registrador (SO) está obligado a acceder a la petición del poseedor.

b) Tollendo ponens. (Supuesto negativo, disposición jurídica positivo) En ese


caso el supuesto es negativo, o sea que la fórmula lógica se expresaría así: si s
no es h; tiene derecho subjetivo conducta F y SO tiene el deber jurídico de
conducta D, un ejemplo de ello lo tenemos en el artículo 43 del Código Civil que
establece que “toda persona que tenga derechos que ejercitar u obligaciones
que cumplir en la República, y se ausente de ella, deberá dejar mandatario
legalmente constituido… y si no lo hiciere, se le declarará ausente a petición de
parte”. Nos interesa acá el segundo supuesto que consiste en que una persona
que tenga derechos a ejercitar y obligaciones pendientes de cumplimiento en
Guatemala se ausente del país sin dejar un apoderado o mandatario, esto es,
omitiendo la conducta ordenada por la ley (no haciendo). El esquema se
redactaría así:
1. Supuesto negativo (tollendo):
Que X persona con derechos y obligaciones pendientes de ejercicio y
cumplimiento se ausente de Guatemala no dejando mandatario.
2. Consecuencias positivas (ponendo):
Toda persona interesada (SP) tiene el derecho de pedir que se declare
ausente a quien no cumplió con dejar mandatario.
El juez que conozca del asunto (SQ) tiene el deber jurídico de acceder a la
petición de la persona interesada.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

c) Ponendo tollens. (Supuesto positivo, consecuencia o disposición jurídica


negativa) La fórmula aquí es “Si s es H, SO no debe ejecutar conducta D, SP
tiene derecho a prohibir la ejecución de la conducta D”. Así, en el caso ya visto
del artículo 243 del Código de Trabajo, en el supuesto positivo de que exista un
grupo de trabajadores campesinos que promueven una huelga en tiempo de
cosecha la ley les prohíbe hacerlo, otorgándole derecho al juez correspondiente
para hacer cumplir dicho precepto, asimismo, en el caso previsto por el artículo
242 del citado código, si una huelga legal se declara injusta, los trabajadores
que hayan holgado están obligados a no percibir salario por el tiempo que
hubiere durado la huelga y el patrono tiene el derecho de no pagar los salarios
de los trabajadores durante el tiempo que duró tal huelga injusta. O sea que de
un supuesto positivo (porque supone una acción, el hecho de la declaratoria del
tribunal calificando una huelga legal) se infieren consecuencias negativas, en el
sentido que aparecen derechos y obligaciones de omisión de una conducta (no
cobrar salario, no pagarlo).
d) Tollendo tollens. La fórmula de esta clase de juicios se puede expresar así:
(supuesto y consecuencia o disposición jurídica negativa).
Supuesto: Si S no es H
Consecuencias:
SO no debe ejecutar conducta D
SP tiene derecho a que NO se ejecute conducta D

Ejemplo: artículo 593 del Código Civil: “Nadie puede buscar tesoro en terreno ajeno
sin permiso escrito del dueño”.

Supuesto negativo: que no haya permiso escrito para la búsqueda de un tesoro.

Consecuencias:

El buscador de tesoros (SO) está obligado a abstenerse (a no hacer) de buscar


tesoro en terreno ajeno

El dueño del terreno (SP) tiene derecho a impedir la búsqueda de tesoros en sus
tierras (a no permitir la búsqueda).
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

Con lo cual queda claro cómo de una hipótesis negativa (que alguien interesado en
buscar un tesoro en terrenos ajenos no pida permiso escrito al dueño de estos) da
resultados negativos (el interesado no puede seguir buscando, el dueño tiene
derecho a no permitirlo).

D. Las normas jurídicas desde el punto de vista de la modalidad.

En el plano lógico la modalidad se refiere a la manera de enunciación y expresa


el grado de certeza de un juicio, lo cual, sin embargo, no debe confundirse con la
modalidad psicológica -en énfasis en el acto enunciativo-. Así, cuando existen dudas
acerca de si realmente un determinado atributo le conviene a un sujeto lógico, el
juicio se considera problemático, ya que su peso lógico no es pleno (S puede ser
P), mientras que cuando el peso lógico de la enunciación no experimenta ningún
debilitamiento el juicio es asertórico “S es efectivamente P”, conociéndose también
como “juicio de existencia”, ya que lo que hace es verificar una simple constatación.
Finalmente, se considera que un juicio modal es apodíctico cuando el grado de
certeza es totalmente pleno, esto es, cuando se encuentra demostrado de manera
necesaria, de ahí la fórmula de los apodícticos “S necesariamente es P”.

Este tipo de modalidades judicativas se utiliza en forma corriente en lógica formal


y en el campo jurídico son frecuentes en los trámites procesales de las normas, ya
que los jueces y abogados constantemente formulan expresiones de tipo
problemático y asertórico en sus memoriales y escritos. También se ha sostenido
que todo proceso de conocimiento en los tribunales consiste en un punto de partida
problemático (el acusado probablemente es el autor del delito X, por ejemplo) que
al final se transforma en una declaración de tipo asertórico (el acusado es
efectivamente autor responsable del delito).

Los juicios de naturaleza apodíctica, en cambio, son poco aplicables al campo


jurídico, ya que las ciencias jurídicas no estudian leyes naturales, de cumplimiento
forzoso e ineluctable, sino comportamientos humanos que son siempre aleatorias y
contingentes, es decir, que no ocurren -o discurren- de manera necesaria, conforme
a pautas preestablecidas, sino que están sujetas a múltiples determinantes y
variables. Es decir, la regulación jurídica de la conducta, las leyes del Estado, por
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

ser de carácter social pertenecen al campo del deber-ser y no al dominio del ser,
como sucede en el campo de las ciencias físico-naturales.

No obstante, lo anterior, García Maynez considera que los juicios jurídicos


apodícticos si pueden manifestarse en el campo de la abstracción lógico-formal.

Es decir que, en el plano puramente abstracto, cada vez que se verifica o realiza
una hipótesis normativa, necesariamente aparecen o surgen las consecuencias de
derecho. En otros términos, si un homicidio se produce, necesariamente los jueces
penales deben instruir el proceso correspondiente, detener al delincuente y aplicarle
las sanciones previstas en la ley, siendo esto algo que a nivel lógico formal es
absolutamente verídico. Ahora bien, en el plano de los hechos reales, de la conducta
concreta, puede suceder que los jueces ni siquiera instruyan la averiguación, menos
aún que capturen al delincuente y lo condenen a la pena de prisión que debería
aplicarse. Esto es así porque una cosa es el nivel lógico abstracto de la judicación
lógica (y el análisis lógico del derecho) y otra cosa es la eficacia real de un orden
jurídico, eficacia que depende de factores de diversa índole, tales como el grado de
preparación técnica de las policías encargadas de las pesquisas criminales, la
diligencia y eficacia de los tribunales y jueces e incluso, la voluntad política del
Estado como ente que puede (o no puede, según los casos) coadyuvar
efectivamente en la aplicación de las leyes penales.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

CAPÍTULO V

TEORÍA DEL RACIOCINIO JURÍDICO

1. La deducción silogística y la aplicación de normas .

Así como el es una síntesis mental de las características esenciales de un objeto


(unidad de significación lógica) y el juicio es una aseveración acerca de los
atributos o concepto determinaciones de un objeto, el razonamiento es una
operación lógica por medio de la cual, a partir de uno o más juicios, se deriva la
verdad o falsedad, o bien la validez o invalidez de otro juicio distinto. Normalmente,
los juicios en que se basa un razonamiento manifiestan conocimientos ya adquiridos
o por lo menos, hipótesis verosímiles. Cuando el razonamiento es riguroso y la
conclusión se desprende de manera necesaria al razonamiento, es una inferencia.
Los juicios que se emplean como puntos de partida son determinados en teoría del
raciocinio premisas, y usualmente en un razonamiento deductivo (aquel en el cual
la conclusión tiene menor grado de generalidad que la premisa, que discurre de lo
general a lo particular) de tipo silogístico habrá dos premisas, una llamada mayor y
otra menor. Los razonamientos silogísticos son llamados “inferencias mediatas”
por el hecho de apoyarse en dos juicios para obtener una conclusión. Los
razonamientos deductivos pueden ser también inmediatos, y son aquellos que se
apoyan en una sola proposición categórica universal como premisa, obteniendo una
proposición universal o particular como conclusión (ejemplo: el razonamiento por
subalternación o por inversión contraria, estudiando en lógica formal ordinaria).

En resumen, podemos afirmar que, así como el concepto es una idea o síntesis
mental -elemento simple-, así el juicio es una cadena de conceptos y el raciocinio
una cadena de juicios. En el campo del derecho el razonamiento más aplicado, en
lo que concierne a la labor de aplicación de normas genéricas (juicios universales)
a los casos concretos (para obtener normas individualizadas) es el razonamiento de
tipo deductivo, tanto en su modalidad inmediata como silogística y analógica.
Veremos en seguida algunos de estos tipos de razonamiento.
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

a) El razonamiento silogístico.

En el campo jurídico es este el razonamiento más utilizado por jueces y juristas en


general a fin de aplicar normas genéricas a casos concretos. Normalmente el mismo
emplea modos compatibles con la primera figura, así es muy corriente que se hagan
razonamientos del tipo

A- “Todas las personas que cometen el delito de asesinato deben sufrir una pena
que oscila entre 15 y 40 años de prisión”.
I- “X ha cometido el delito de asesinato”.
I- “X debe sufrir la pena de 15 a 40 años de prisión”.

que pertenece al modo DARII y es el de la primera figura, dado que aparece


ordenado en forma M-P, S-M, S-P, siendo el término mayor “pena de prisión”, el
término menor “X” y el término “delito de asesinato”, aunque también se pueden
elaborar con otros modos y figuras (ejemplo: todas las personas que obran en
estado de necesidad no deben ser penadas, A obró en estado de necesidad, A no
debe ser penado; los inimputables no deben penarse, A es inimputable, A no debe
ser penado, etc., etc.).

La premisa mayor.

Dato que la lógica únicamente indica cómo hay que inferir, es decir, cómo
hay que proceder con proposiciones o juicios ya establecidos, es importante
determinar cómo se establecen o crean originalmente los juicios que se emplean
como premisas. En el campo del derecho este problema es relativamente simple,
dado que la premisa mayor debe estar siempre constituida por una norma genérica,
o, lo que es lo mismo, la premisa mayor se obtiene de la ley. Es claro que los
razonamientos legales muchas veces son de una extremada complejidad y las
premisas mayores se integran no por una sola, sino por varias normas jurídicas. Así
también, frecuentemente, resulta indispensable interpretar previamente las normas,
determinar si se encuentran o no vigentes, llenar lagunas y construir normas vía
interpretación analógica, etc., pero lo que debe recordar de manera fundamental es
que siempre la premisa mayor se apoya en la ley. Así, una premisa mayor compleja
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

podría redactarse así: “Todas las personas penalmente imputables (conforme el


artículo 23 del Código Penal), que sin que medie ninguna causa de justificación
(conforme a lo establecido por el artículo 24 del citado Código, como legítima
defensa, estado de necesidad, legitimo ejercicio de un derecho.) y en ausencia de
circunstancias excluyentes de la culpabilidad (artículo 25 del Código Penal: miedo
invencible, fuerza exterior, error, obediencia debida u omisión justificada) da muerte
a alguna persona (artículo 123 del Código Penal), debe, como responsable del delito
de homicidio, sufrir la pena de prisión (de 15 a 40 años)”.

La premisa menor.

El problema más difícil en los razonamientos silogísticos aplicados al derecho


es siempre la formulación de la premisa menor, que fundamentalmente debe
subsumir el caso concreto bajo el supuesto jurídico de la norma genérica. En lo que
se refiere a la subsunción propiamente dicha, es necesario distinguir tres fases o
elementos: 1. La representación del hecho jurídico; 2. La comprobación que
efectivamente se ha realizado; y 3. La calificación de que exhibe (el hecho) las notas
constitutivas del supuesto jurídico (“término medio”), siendo esto último en lo que
consiste propiamente la subsunción, que es la “subordinación del hecho jurídico a
las notas conceptuales del supuesto legal o, expresado en otra forma, la inclusión
del caso en la clase de los designados por el mismo supuesto…”.

Asimismo, la subsunción supone la interpretación, dado que, “… por medio


de la faena interpretativa se establece cuáles son los hechos que abarca, según su
sentido, la hipótesis de la norma; al subsumir se hace en cambio, la exégesis de la
ley en conexión con el caso previsto por ella.”. Y la prueba del hecho jurídico, la
cual, en el campo del derecho, se realiza a través de los llamados medios de
convicción probatoria establecidos por el derecho procesal: indicios, testimonios,
documentos, inspecciones oculares, peritajes científicos, etc. Es importante
distinguir acá también los llamados problemas de “quaestio facti” y “quaestio juris”,
es decir, la cuestión de la manera como un hecho que se ha declarado cierto,
comprobado, se equipara a los demás de la clase que el supuesto define. Es decir,
una cosa es la verificación de que un hecho jurídico -o antijuridico- efectivamente
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

se ha realizado, como la desaparición de una persona o la muerte de alguien, por


ejemplo, otra cosa es la prueba de que alguien concreto está involucrado en el
suceso -la desaparición- o es el autor material del mismo (el hechor) y algo distinto
es la calificación del hecho de acuerdo con las notas constitutivas del supuesto
(ausencia, homicidio, por ejemplo). En efecto, mientras en los primeros casos se
trata de percepciones o inferencias que llevan de hechos perceptibles (empíricos) a
otros que no han sido percibidos (de la desaparición de alguien o de un cadáver
encontrado a los hechos “la identidad del desaparecido corresponde a Pedro Z.”, “el
cadáver encontrado corresponde a Juan N., y el autor de su muerte es Jorge Y.”), y
por lo tanto, técnicamente se califican de quaestio facti -cuestiones de hecho-; en el
segundo caso se trata de la calificación lógica de tales hechos conforme a los
supuestos normativos (quaestio juris) ya que la operación mental consiste, como ya
se dijo, en equiparar el hecho establecido a los demás de la clase que el supuesto
define. Esto resulta bastante difícil cuando se trata de equiparar hechos ciertos (la
muerte de una persona, el hecho de que el individuo Z sea el autor de dicho
acontecimiento) con ciertos elementos específicos del supuesto normativo, que
hacen variar la calificación misma del hecho, como sucede, por ejemplo, en el caso
del homicidio calificado: así, si establecer la existencia del fallecimiento de alguien
como consecuencia del acto de otro es menos problemático, resulta mucho más
complejo establecer que el autor obró con “premeditación conocida”, ya que esto
último es la calificación de un hecho psicológico cuya prueba es, dependiendo de
los casos mucho más difíciles.

Conclusión.

La conclusión es, en todo silogismo jurídico aplicador de normas genéricas a


casos concretos, el juicio que establece la llamada “norma individualizada” e impone
una sanción, concede un derecho, impone una pena, establece una obligación de
conducta etc. Es claro que estos silogismos, así en forma “lógicamente pura” no se
presentan nunca en la realidad, ya que las modalidades expuestas obedecen a las
necesidades del análisis. Por lo tanto, es necesario realizar una labor análoga a la
del análisis normativo -la disección de los juicios jurídicos en sus partes simples, el
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

descubrimiento de los supuestos, sujetos, cópulas y predicados de las


correspondientes normas atributivas e imperativas- para encontrar en las
resoluciones judiciales (autos y sentencias) así como en otra clase de actos jurídicos
(dictámenes administrativos, contratos, etc.) estos esquemas de razonamiento
lógico. Así, en las sentencias judiciales los llamados “considerandos” son en
realidad el establecimiento de las premisas de la aplicación del derecho,
equiparándose los primeros de ellos a la premisa mayor (“considerando que el
artículo 198 del Código Penal preceptúa Penas Accesirias…) y los segundos a la
premisa menor (“considerando que del estudio de los autores se infiere que el
procesado ZX sí cometió el delito de cohecho, ya que la prueba aportada por el
Ministerio Público…), mientras que el llamado “por tanto” y la parte declarativa
constituyen la conclusión, la cual determina la pena o sanción a imponérsele a una
determinada persona, o bien otorga determinados derechos.

2. Argumentos específicos de la lógica jurídica.

2.1 Argumento de analogía.

Cuando para resolver un problema o conflicto jurídico concreto no se


encuentra una norma específica que pueda servir indubitablemente como premisa
mayor para elaborar el correspondiente silogismo aplicador, se dice que los juristas
se encuentran frente a una “laguna del derecho”, esto es, un caso no contemplado
por la ley. Ante tal situación, la lógica jurídica permite la elaboración de un
argumento específico denominado "argumento por analogía”, el cual tiene distintas
modalidades: argumentum a simili ad simile; argumentun a maoire ad minus;
argumentum a minore ad maius y argumentum a contrario. Veamos en seguida en
qué consisten cada uno de ellos.

a) Argumento a simili ad simile.


Este argumento es empleado por la lógica general y posee las siguientes
características: 1. Se trata de una inferencia mediata, ya que su conclusión no
deriva de una sola premisa, sino de dos cuando menos; 2. Es una inferencia de
lo particular a lo particular o en casos muy especiales, de lo general a lo general,
pero nunca se da una inferencia analógica de lo particular a lo general o
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

viceversa, y 3. La conclusión del razonamiento es siempre de carácter


problemático.
García Maynez se refiere en los siguientes términos al razonamiento analógico:
“En dicho razonamiento, ´de que un objeto A´ coincide con otro objeto A´ en
ciertas notas a.b.c. que son comunes a ambos, se concluye que A´ poseerá
también las notas p. que sabemos posee A´. Es un razonamiento de lo particular
a lo particular análogo o de lo singular a lo singular análogo. Por su forma el
razonamiento analógico reviste la apariencia de un silogismo: ´la tierra está
poblada de seres vivos; Marte es análogo a la tierra (tiene de común con ella las
propiedades a, b, c, etc.), luego Marte debe estar poblado por seres vivos´. Pero
el razonamiento analógico no posee la fuerza probante del silogismo legítimo,
del cual, por otra parte, difiere fundamentalmente…”
Pfander afirma que el esquema del razonamiento analógico es posible
expresarlo así: “Q es P, S es análogo a Q, S es P”, y debe poseer las siguientes
condiciones: 1. La semejanza que existe entre S y Q debe descansar sobre un
elemento común M que por sí sólo sirva de razón suficiente del ser P de Q; 2.
La analogía de S con Q debe derivar igualmente del ser M de S.
En lógica jurídica este razonamiento suele aplicarse cuando la norma que
prevé cierto hecho es aplicada a otro distinto, que coincide en los aspectos
esenciales o fundamentales con el primero. En estos casos es posible decir
también que hay una aplicación o interpretación extensiva de la ley. El
razonamiento analógico se puede hacer pues, por lo tanto, entre hechos como
entre disposiciones normativas propiamente dichas, entre supuestos jurídicos y
consecuencias de derecho. Así, cuando un tribunal se halla ante dos situaciones,
una prevista y la otra no prevista por normas vigentes, debiendo el juez resolver
esta última; la semejanza entre dos preceptos jurídicos, que descansa en
elementos comunes a ambas normas permite la aplicación del argumento a
simili, cuyo esquema es el siguiente:
“Si un hecho A´ cumple los supuestos a. b. c. d. su realización produce la
consecuencia jurídica C;
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

En el hecho imprevisto A´ se dan las notas a. b. c. e., análogas a las del


previsto A´ y hay la misma razón jurídica para resolverlos de la misma
manera;
Luego, se enlaza el hecho A´ a la consecuencia jurídica C”.

La analogía consiste pues, como dice García Maynez en “atribuir a


situaciones parcialmente iguales (una prevista y la otra no prevista) las
consecuencias que señala la norma aplicable al caso previsto. Ello equivale a
formular una nueva norma cuyo supuesto expresa en abstracto las características
de ambos casos, si bien entre uno y otro sólo hay igualdad parcial”, por ello mismo
se infiere que en realidad no existe una aplicación analógica de una norma a un
caso no previsto, “sino que, de creación o formulación analógica de una norma
nueva, cuya disposición es idéntica a la de aquel precepto, pero cuyos supuestos
son sólo semejantes”. Un ejemplo concreto de este argumento en el campo del
derecho guatemalteco lo tenemos en el caso del artículo 1623 del Código Civil, que
preceptúa que el saneamiento tiene lugar por evicción o por vicios ocultos. En el
caso de que un terremoto provocase el derrumbamiento de un terreno situado en
una ladera, es factible considerar que el comprador del terreno en fecha reciente
fue víctima de un “vicio oculto” del mismo, esto es, de la falta de consistencia o
solidez del suelo, pero sólo de manera analógica, ya que el concepto de “vicio
oculto” se refiere esencialmente a bienes muebles de naturaleza mecánica o
animales, pero normalmente no se aplica a inmuebles. Por lo tanto, la aplicación
analógica del artículo 1623 a un caso concreto que tuviese esas características
(derrumbe o deslave de un terreno recientemente adquirido a consecuencia de un
terremoto) y que facultara a una persona X a presentar una demanda contra otra (el
vendedor del terreno) reclamando rescisión contractual o daños y perjuicios, supone
en realidad la formulación de una norma nueva que considera a los suelos
deleznables como “vicio oculto” de los bienes raíces.

b) Argumento a maoire ad minus.

Este argumento consiste en tener por ordenado o permitido, de manera implícita,


que se haga algo menor de lo que está ordenado o permitido expresamente. Así, si
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

está permitido divulgar de manera escrita (por medio de certificaciones) el contenido


de las actas de las sesiones del Congreso de la República, por analogía de mayor
a menor se entiende que también está permitido divulgarlas en forma verbal, si un
artículo del Código Penal establece una exención de la pena para aquella persona
miembro de una banda criminal que denuncie el plan de cometer una acto delictivo,
por analogía “de mayor a menor” se entiende que también dicha exención se
aplicará si personalmente esta persona evita la comisión del hecho delictivo en el
momento de realizarse el mismo. Visto con relación a la conducta prohibida este
argumento puede aplicarse también, ya que, si en los procesos penales es prohibido
extender certificaciones durante la fase sumarial, o bien permitir la inspección ocular
del expediente por personas particulares, obviamente también se encuentra
prohibido proporcionar informaciones verbales o conceder entrevistas periodísticas.

c) Argumento a minore ad maius.

En el caso de este argumento se trata también de dos situaciones diferentes,


una prevista y la otra no prevista por la ley, en cuyo caso el juez aplica la norma
expresa de modo extensivo y considera que de manera implícita (por razones
teleológicas) se prohíbe -por ejemplo- también aquello que posee un carácter
mayor, esto es, de más importancia o gravedad. Así, si una norma explícita prohíbe
caminar sobre la grama, de manera análoga, a fortiori de menor a mayor, sabemos
que existe una norma implícita que prohíbe también arrancarla. Si, como preceptúa
el artículo 151 del Código de Trabajo, se prohíbe hacer diferencias entre casadas y
solteras para los efectos del trabajo, a fortiori de menor a mayor, sabemos también
que es prohibido hacer diferencias entre unidas de hecho y solteras, o entre viudas
y solteras, por ejemplo.

d) Argumento a contrario.
Cuando de manera tácita o expresa un precepto jurídico limita la aplicabilidad de
su disposición solamente a determinada clase de sujetos, de tal precepto puede
inferirse interpretándolo a contrario, la existencia de otro cuya disposición se
opone contradictoriamente al primero, y cuyo ámbito personal de validez está
formado por los no comprendidos en el ámbito personal de la otra norma. Un
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

ejemplo práctico de este argumento lo tenemos analizando el artículo 146 de la


Constitución de la República que establece que “son ciudadanos los
guatemaltecos mayores de dieciocho años de edad. Los ciudadanos no tendrán
más limitaciones, que las que establecen la Constitución y la ley”, que nos
permite inferir por analogía “a contrario” que no son ciudadanos aquéllos que
no son guatemaltecos y los que siendo guatemaltecos que no son mayores de
dieciocho años de edad. Dicho en otras palabras, aquellas personas que no
tengan DPI, o los extranjeros que no poseen la condición de ciudadanos y por lo
tanto no pueden (tienen prohibido) participar en los eventos electorales que se
realicen en Guatemala. Así pues, la norma explícita tiene un ámbito personal de
validez formado por los ciudadanos guatemaltecos e inscritos en el Registro
Electoral (norma permisiva), mientras que el ámbito personal de la norma
implícita prohibitiva está formado por los extranjeros y no-ciudadanos. Otro
ejemplo adecuado lo obtenemos examinando el artículo 43 del Código Civil que
estipula que “toda persona que tenga derechos que ejercitar y obligaciones qué
cumplir en la república, y se ausente de ella, deberá dejar mandatario legalmente
constituido…”, que en virtud del razonamiento “a contrario” nos permite inferir
que aquellas personas que no tengan derechos qué ejercitar ni obligaciones qué
cumplir pueden ausentarse de Guatemala sin dejar mandatario, ya que no están
jurídicamente obligadas a hacerlo.

3. Las normas jurídicas y el principio de contradicción


3.1 Principio de contradicción.

El principio general de contradicción, ya estudiado, indica que dos juicios de


naturaleza contradictoria no pueden ser ambos simultáneamente verdaderos.

Aplicado este principio a las normas nos permite establecer que dos normas
contradictorias, al mismo tiempo no pueden ser ambas válidas. Ahora bien, dado
que existe también un “principio especial de no contradicción” que se refiere a
aquellos juicios de contenido contradictorio (como el juicio: “este cuerpo no
extenso”, “el círculo es cuadrado”, etc.) y que determina que éstos en general
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

son falsos, veamos cómo se manifiesta este fenómeno en el campo del derecho.
El principio especial de contradicción aplicado a los fenómenos jurídicos nos
indica que toda norma jurídica de contenido contradictorio carece, a fortiori, de
validez. García Maynez se refiere a este problema en los siguientes términos:
“De acuerdo con el principio de disyunción contradictoria, la conducta
jurídicamente regulada sólo puede hallarse prohibida o permitida. La norma
que prohíbe y permite a la vez un mismo acto expresa un contrasentido, y
carece, por tanto, de fuerza de obligar. Lo propio debe decirse del precepto
que prohíbe y ordena, al mismo tiempo, un mismo proceder, porque según
dijimos arriba lo jurídicamente ordenado está jurídicamente permitido. Si un
precepto prohíbe hacer lo que manda, en realidad prohíbe y permite a la vez
la misma conducta y, por consiguiente, encierra una contradicción. Sería
contradictoria, por ejemplo, una ley que dijese: el mutuario tiene el deber,
más no el derecho, de pagar al mutuante la suma que éste le ha prestado.
Como toda contradicción normativa proviene de la antítesis entre una
prohibición y un facultamiento, podríamos decir: si una norma jurídica prohíbe
y permite a la vez un mismo acto… es contradictoria y, por ende, inválida”.

Por consiguiente, en el caso concreto de ciertas normas legales vigentes en


Guatemala, que por ser contradictorias podríamos considerarlas inválidas, hemos
mencionado el ejemplo de preceptos constitucionales que permiten y prohíben a la
vez la libre asociación, o bien le adjudican el carácter de derecho y obligación (a la
vez) el trabajo, con lo cual se oponen al principio de libertad jurídica. Dicho en otras
palabras, lógicamente es contradictorio que se establezca un régimen de libertad
de trabajo en el país cuando al mismo tiempo se decreta la punibilidad de la
vagancia y se preceptúa la “obligación social” de todos al trabajo. Así, en el ya
mencionado artículo 101 de la Constitución: la norma correlativa del juicio imperativo
“el trabajo es una obligación social” (que debe leerse lógicamente: “Todas las
personas están obligadas a trabajar”) es la atribución de derechos al Estado que
queda facultado para exigir a todos los ciudadanos trabajar, o de lo contrario
aplicarles las sanciones correspondientes, es absurdo considerar que la norma
correlativa -de índole atributiva- al precepto imperativo contenido en el artículo 101
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA JURÍDICA

constitucional fuese -como lo pretende el segundo párrafo, contradictorio- “todas las


personas tienen derecho al trabajo”. Por lo tanto, para hacer congruente dicha
norma sería necesario suprimir el calificativo del trabajo como “obligación social” y,
por supuesto, derogar la ley de persecución de la vagancia, de tal suerte que la
norma correlativa de “todas las personas tienen derecho al trabajo” se tradujera en
“el Estado está obligado a proporcionar trabajo o a garantizar la creación y
existencia de fuentes de trabajo”. Este último sería además el precepto adecuado a
nuestra realidad económicosocial, la cual evidencia un alto porcentaje de población
desocupada o subocupada, dudas las deficiencias de nuestro sistema económico y
la escasez de fuentes de trabajo.

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