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Iniciando una GRAN rebelión anticolonial con el gran apoyo

de su esposo Tupac Amaru II, que quería justicia e ideas de


 . La Heroína de la Emancipación:
libertad
“Micaela Bastidas”

“Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré Lo que sí se sabe es que ejerció un cargo mucho más
florecer a mis hijos…”, dejó escrito Micaela Bastidas importante que el de colaboradora de Túpac Amaru II en la
Puyucahua, rebelión que sembró el camino hacia la Independencia.

nacida en 1745 en Pampamarca o Tamburco (la Historia no En las cartas que dejó se revela como informante,
se pone de acuerdo), en Cusco. organizadora del ejército, consejera y estratega.

Hija natural de un descendiente africano y una indígena, Sin dejar de dirigirse a su marido cariñosamente como
Chepe mío, Micaco, según firmó algunas de sus cartas,
se sabe poco sobre sus primeros años de vida. De su ordenaba cortar un puente “a la brevedad posible” y “con la
adolescencia, únicamente, que se casó a los 15 años con el precaución correspondiente”.
inca niño con el que jugaba en la infancia. 
En estas cartas también revela su afán por conseguir más
La familia Condorcanqui Bastidas tenía una posición combatientes
económica holgada, tierras y una vida próspera.
. “Yo me hallo en Pomacanchi haciendo más gente porque
. Micaela era administradora del hogar y de los negocios en Tungasuca había salido con poca. Hay noticias que del
familiares. Juntos tuvieron 3 hijos: Hipólito, Mariano y Cusco han salido y la primera tropa en Urcos. Por Paruro
Fernando también quieren cercarnos”.

Micaela sentía impotencia de ver como su pueblo con menos Es una guerrera en pie de lucha. 
economía era tratado de forma inhumana. Por parte de las
autoridades de la colonia, conversa con su familia llegando Los españoles, en la cacería a los rebeldes, ofrecieron
aun acuerdo de apoyo total para todos, múltiples títulos y premios económicos a quienes
contribuyeran con su captura, pero ningún perdón o
beneficio para quien diera con “la mujer del rebelde”,
La historia llega a su fin de la manera trágica que

Micaela fue ajusticiada junto a su marido, uno de sus hijos y


centenares de colaboradores, y sus cuerpos fueron
despedazados y colocados en distintos puntos como
advertencia para los futuros rebeldes.

Las mujeres que la acompañaron en la sublevación (73 y 17


niñas) formaron parte de esa caravana de la muerte que las
obligó a recorrer 1,400 kilómetros descalzas, desde Cusco
hasta el Callao, para luego ser enviadas a cárceles en
México o España.

Solo 15 mujeres alcanzaron su triste destino.

. La sentencia contra los rebeldes ordenó eliminar sus


apellidos y presencia hasta la cuarta generación. Quemaron
sus pertenencias, asesinaron a sus allegados, desterraron a
sus hijos sobrevivientes y arrasaron su hogar hasta no dejar
ningún rastro de su existencia

. Pero esa rama enterrada, como la llama el poeta Alejandro


Romualdo, tendió sus raíces.

Su grito de libertad se expandió durante decenas de años


de forma subterránea, lenta y serena hasta brotar
nuevamente en la tierra.  Y así fue como Micaela logró vivir
para siempre.

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