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Solá Morales, Ignasi: “Arquitectura débil” en “Diferencias.

Topografía de
la arquitectura contemporánea”. Gustavo Gili. Barcelona,1995.

Las propuestas del arte contemporáneo se deberán construir no a partir de


una referencia inamovible, sino con la necesidad de proponer para cada
paso, simultáneamente el objeto y su fundamento.

En el Proyecto Moderno, se trata de la ilusión en el doble sentido de


esperanza y engaño, de que existe un proceso dirigido hacia una finalidad
que es la de encontrar una explicación absoluta de la realidad, construida
en base a una racionalidad global. Y por esta racionalidad global se pueden
construir el arte, la ciencia, la práctica social y política.

En la experiencia contemporánea, lo estético tiene sobre todo el valor de un


paradigma siendo la experiencia estética el modelo más sólido de
una construcción débil de la verdad de lo real y por tanto adquieren
una posición importante en las referencias y valores de la cultura
contemporánea. El mundo del arte aparece como una especie de reserva de
realidad, de la cual todavía pueden alimentarse los humanos. No pretende
ser una experiencia central desde la cual se pueda deducir la organización
de toda la realidad, sino que se produce de una manera débil, fragmentaria
y periférica, con capacidad de insinuar, más que de resolver la comprensión
intensa de la realidad.

Arqueología

Nacida de la experiencia de lo fragmentario, el término arqueología procede


del pos-estructuralismo francés ,básicamente de Foucault y retomado por
Jacques Derrida en el análisis literario, sirve para introducir la idea de que
no estamos frente a una realidad cerrada , sino frente a un sistema
entrecruzado de lenguajes. El estudio de objetos del pasado no puede
hacerse por simple acumulación sino que estos se presentan como resultado
de un proceso de descomposición de sistemas superpuestos, que no se
tocan, que pertenecen a lógicas propias. Asimismo, entonces, el lenguaje es
una diversidad que ya no puede ser leída de una manera lineal, pensando
que a un significado responde un significante, sino --como dirá Derrida--, se
presenta como un magma simultáneamente producido en el cual debe darse
el análisis de los procesos de yuxtaposición.
Este modo de pensar tiene una traducción clara en la experiencia de la
producción de la forma arquitectónica. Ciertas arquitecturas recientes
muestran la experiencia de la superposición. El significado no se construye
como un orden, sino a través de piezas que tal vez se toquen , o se
acerquen sin tocarse o tal vez nunca se encuentren, pero que se
superponen y que imponen su lectura desde la yuxtaposición.

El tiempo

Por otra parte, la relación entre arqueología y lenguaje ha introducido en el


discurso contemporáneo la novedad de la centralidad de la noción del
tiempo. En literatura, James Joyce, Vargas Llosa se presenta precisamente
como yuxtaposición, no como sistema cerrado ni acabado. No es el tiempo
de la centralidad única del renacimiento ni de la promenade architecturale
de LC. Cada vez más la cultura metropolitana nos ofrece tiempos como
diversidad.
La diversidad de tiempos en lo que Solá Morales llama Arquitectura Débil se
hace absolutamente central convirtiendo la experiencia estética de la obra
de arte y en especial de la arquitectura, en “acontecimiento”.
La temporalidad se presenta como un azaroso instante que, guiado por la
casualidad, se produce en un lugar y en un momento imprevisible. En
ciertas obras de arte contemporáneo la atemporalidad tiene en el
acontecimiento su mejor forma de expresión. Lo temporal conecta con la
aceptación de la debilidad de la experiencia artística aceptando la verdad de
su frágil presencia.

Lo decorativo

Otra noción que nos acerca al concepto de arquitectura débil es el de Gilles


Deleuze de pliegue que nos dice que lo subjetivo y lo objetivo no son
campos distantes sino que por momentos se entrecruzan dando lugar a
pliegues de una misma realidad. Y esto constituye para la arquitectura
contemporánea muy esclarecedor. Porque el acontecimiento se produce
cuando el tiempo del sujeto y el tiempo de los objetos se encuentran y eso
ocurre como en un pliegue de sus recorridos propios. Es como un aleteo, un
pequeño momento de intensidad poética y creativa.

El conjunto de la precariedad del acontecimiento y del pliegue intempestivo


de la realidad es siempre decorativo. En su significado más común, lo
decorativo es lo in-esencial, no es sustancia sino accidente. Pero el sentido
que aquí quiere darse es lo decorativo como lo que no quiere ser central e
imponerse, sino como discreto repliegue a una función que sobrevuela el
hipotético fondo de las cosas. Ese reconocimiento de valor tangencial, de
cierta debilidad, es posiblemente, su condición de mayor elegancia y en el
fondo su máximo peso. Es como el aleteo de la música de una campana que
queda luego de sonar. Está ligado al gusto de la poesía después de haberla
leído, el sabor de la música después de haberla oído, el recuerdo de la
arquitectura después de haberla visto.

“Es la fuerza de la debilidad. Aquello que el arte y la arquitectura


son capaces de producir precisamente cuando no se presentan
agresivas y dominantes, sino tangenciales y débiles.”

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