No sé cual sea tu país, pero Dios si lo sabe, porque Él fue quien decidió en donde ibas a nacer, parte del diseño y plan de Dios para ti, era el país al que ibas a pertenecer. Al pertenecer a tu país tienes derechos e identidad.
Cuando usted escucha su himno nacional en otro país, se emociona, o
cuando ve que su comida típica les gusta en otros países siente orgullo.
¿Pero qué sucedería si de repente su país perdiera la paz, la estabilidad
y vinieran epidemias o guerra, invasión, hambre o sequía? ¿Qué pasaría con las familias, vecinos, amigos? ¿Y los presos que se encuentran en cárceles, los huérfanos? ¿Los ancianitos, los discapacitados, los enfermos en los hospitales, los siquiátricos y todos los enfermos de hipertensión, diabetes, cáncer y todo tipo de enfermedades, que ante una inestabilidad fuerte en su país ya no puedan conseguir sus medicamentos? Es terrible cuando un país pierde la paz, es inimaginable; por esto es que en la Biblia se nos dice que hagamos rogativas, oraciones y peticiones ante Dios por todos los hombres, sin olvidar el dar gracias a Dios por haber cuidado de nosotros hasta este momento; ahí en 1 Timoteo 2 se nos dice que debemos orar por los reyes y esto incluye a gobernantes de todos los niveles y por todos los que están en puestos importantes en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de nuestro Salvador, porque Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo……..
En el libro de Daniel cap. 9, leemos que Daniel miró atentamente en los
libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en 70 años. Daniel entendió que en esos escritos no se estaba hablando de paz, ni estabilidad, mucho menos seguridad o prosperidad; Daniel ante esta situación clamó a Dios por su pueblo; en Daniel 9:3-4 dice: Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mí Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu Nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro,…………De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra Él nos hemos rebelado, …….Ahora pues, Señor Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; ………..Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu Nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo. Dios también nos da a nosotros el privilegio de interceder en oración ante Él por nuestro país.
En Ezequiel 22:29 dice: El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía
robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin derecho. Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.