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Causas de la Expansión Europea

En el siglo XV hasta mediados del XVIII la economía europea se caracteriza por una gran
expansión del comercio y de los mercados, apoyada en los adelantos científicos y
tecnológicos. En la navegación se descubrieron nuevas rutas marítimas y comerciales
que agilizaron la comercialización y el
intercambio de productos. Europa necesitaba
las especias de Asia (de Oriente), al igual que
sus metales preciosos como el oro y la plata, o
del trigo y el azúcar de África y fue en su
búsqueda. La fiebre colonizadora e imperialista
estaba en su apogeo. En este sentido,
Fieldhouse (2007), establece que la Europa
capitalista estaba, por su propia naturaleza, enfrascada en la continua acumulación de
capital, pues a menos que su capital creciera sin interrupción se produciría un
estancamiento económico. Aparejado a la economía, se registraba un alto crecimiento
demográfico que genera presiones -principalmente de alimentos- y obliga a vastos
sectores de la población a emigrar; las potencias con motivo de la agresividad y
belicosidad de sus adversarios se fortalecen militarmente, mientras que por otra parte
se consolida el prestigio político apoyado en la industrialización y las posesiones
coloniales.

De esta manera el continente europeo alcanza un gran desarrollo que da pauta a los
sentimientos de superioridad, mismos que se quieren transmitir pues se consideran un
triunfo de la civilización. Sin embargo, al igual que antes de la revolución industrial, la
industrialización de Europa habría de entrar en crisis a finales del siglo XIX. Es el periodo
conocido como la “gran depresión” (1873-1896), que hará tambalear las economías
europeas industrializadas de finales de siglo. Se trata de la primera gran crisis que marca
el final de la fase inicial del capitalismo caracterizada por el nacimiento de pequeñas y
medianas empresas, la libre competencia y la construcción de mercados nacionales. Fue
en esta etapa en la que se gesta un nuevo imperialismo que apoyado en la colonización
saldría a la conquista del resto del mundo no colonizado por parte de las potencias
europeas, dando lugar a la aparición de las grandes empresas, una creciente
importancia de las finanzas y la internacionalización de la economía. Vastas regiones de
África, Asia y el Pacífico fueron anexionadas por los países europeos no como simples
asentamientos, sino como colonias de ocupación en las que una minoría de residentes
provenientes de Europa, ejercían el control político.

Para algunos investigadores, los países industrializados de Europa abanderaron la


colonización en la necesidad de encontrar lugares privilegiados para sus productos y
zonas que les abastezcan de materias primas a precios baratos, creando así una tensión
entre el liberalismo que propugna la libertad de comercio, y el nacionalismo, que
pretende proteger los mercados; no obstante, para otros autores como el citado
Fieldhouse, en su obra Economía e imperio: la expansión de Europa (1830-1914), la
colonización y el imperialismo tuvieron motivos más profundos, y propone una
interpretación alternativa sustentada en los intereses político-estratégicos de los
estados europeos, y los problemas que se desarrollaron fuera de Europa y ante los cual
el imperialismo fue una reacción violenta.

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