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RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL EN ESPAÑA

Justificación de las modificaciones

El Preámbulo de la ley de reforma hace una exposición de motivos para las


modificaciones de la responsabilidad corporativa indicado lo siguiente “La reforma lleva a
cabo una mejora técnica en la regulación de la responsabilidad penal de las personas
jurídicas, introducida en nuestro ordenamiento jurídico por la Ley Orgánica 5/2010, de 22
de junio, con la finalidad de delimitar adecuadamente el contenido del «debido control»,
cuyo quebrantamiento permite fundamentar su responsabilidad penal.
Con ello se pone fin a las dudas interpretativas que había planteado la anterior regulación,
que desde algunos sectores había sido interpretada como un régimen de responsabilidad
vicarial, y se asumen ciertas recomendaciones que en ese sentido habían sido realizadas
por algunas organizaciones internacionales. En todo caso, el alcance de las obligaciones
que conlleva ese deber de control se condiciona, de modo general, a las dimensiones de la
persona jurídica.
Asimismo, se extiende el régimen de responsabilidad penal a las sociedades mercantiles
estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés económico general,
a las que se podrán imponer las sanciones actualmente previstas en las letras a) y g) del
apartado 7 del artículo 33 del Código Penal”

Artículo único. Modificación de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código


Penal
Diecinueve. Se modifica el artículo 31, que queda redactado como sigue:
«El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en
nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque
no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura
de delito requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en
la entidad o persona en cuyo nombre o representación obre.»
Régimen general de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
Veinte . Se modifica el artículo 31 bis, que queda redactado como sigue:
«1. En los supuestos previstos en este Código, las personas jurídicas serán penalmente
responsables:
a) De los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su beneficio
directo o indirecto, por sus representantes legales o por aquellos que actuando
individualmente o como integrantes de un órgano de la persona jurídica, están
autorizados para tomar decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan facultades
de organización y control dentro de la misma.
b) De los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta y en
beneficio directo o indirecto de las mismas, por quienes, estando sometidos a la autoridad
de las personas físicas mencionadas en el párrafo anterior, han podido realizar los hechos
por haberse incumplido gravemente por aquéllos los deberes de supervisión, vigilancia y
control de su actividad atendidas las concretas circunstancias del caso.
2. Si el delito fuere cometido por las personas indicadas en la letra a) del apartado
anterior, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si se cumplen las
siguientes condiciones:
1.ª el órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la
comisión del delito, modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de
vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza o para reducir de
forma significativa el riesgo de su comisión;
2.ª la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención
implantado ha sido confiada a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos
de iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente la función de supervisar la
eficacia de los controles internos de la persona jurídica;
3.ª los autores individuales han cometido el delito eludiendo fraudulentamente los
modelos de organización y de prevención y
4.ª no se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones de
supervisión, vigilancia y control por parte del órgano al que se refiere la condición 2.ª
En los casos en los que las anteriores circunstancias solamente puedan ser objeto de
acreditación parcial, esta circunstancia será valorada a los efectos de atenuación de la
pena.
3. En las personas jurídicas de pequeñas dimensiones, las funciones de supervisión a que
se refiere la condición 2.ª del apartado 2 podrán ser asumidas directamente por el órgano
de administración. A estos efectos, son personas jurídicas de pequeñas dimensiones
aquéllas que, según la legislación aplicable, estén autorizadas a presentar cuenta de
pérdidas y ganancias abreviada.
4. Si el delito fuera cometido por las personas indicadas en la letra b) del apartado 1, la
persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si, antes de la comisión del delito, ha
adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de organización y gestión que resulte
adecuado para prevenir delitos de la naturaleza del que fue cometido o para reducir de
forma significativa el riesgo de su comisión.
En este caso resultará igualmente aplicable la atenuación prevista en el párrafo segundo
del apartado 2 de este artículo.
5. Los modelos de organización y gestión a que se refieren la condición 1.ª del apartado 2
y el apartado anterior deberán cumplir los siguientes requisitos:
1.º Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos
que deben ser prevenidos.
2.º Establecerán los protocolos o procedimientos que concreten el proceso de
formación de la voluntad de la persona jurídica, de adopción de decisiones y de
ejecución de las mismas con relación a aquéllos.
3.º Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados para
impedir la comisión de los delitos que deben ser prevenidos.
4.º Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e incumplimientos al
organismo encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del modelo de
prevención.
5.º Establecerán un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el
incumplimiento de las medidas que establezca el modelo.
6.º Realizarán una verificación periódica del modelo y de su eventual modificación
cuando se pongan de manifiesto infracciones relevantes de sus disposiciones, o
cuando se produzcan cambios en la organización, en la estructura de control o en
la actividad desarrollada que los hagan necesarios.»
Relaciones entre la responsabilidad personal del autor y la de la persona jurídica
Veintiuno. Se introduce un nuevo artículo 31 ter, con el siguiente contenido:
«1. La responsabilidad penal de las personas jurídicas será exigible siempre que se
constate la comisión de un delito que haya tenido que cometerse por quien
ostente los cargos o funciones aludidas en el artículo anterior, aun cuando la
concreta persona física responsable no haya sido individualizada o no haya sido
posible dirigir el procedimiento contra ella. Cuando como consecuencia de los
mismos hechos se impusiere a ambas la pena de multa, los jueces o tribunales
modularán las respectivas cuantías, de modo que la suma resultante no sea
desproporcionada en relación con la gravedad de aquéllos.
2. La concurrencia, en las personas que materialmente hayan realizado los hechos
o en las que los hubiesen hecho posibles por no haber ejercido el debido control,
de circunstancias que afecten a la culpabilidad del acusado o agraven su
responsabilidad, o el hecho de que dichas personas hayan fallecido o se hubieren
sustraído a la acción de la justicia, no excluirá ni modificará la responsabilidad
penal de las personas jurídicas, sin perjuicio de lo que se dispone en el artículo
siguiente.»
Circunstancias atenuantes de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
Veintidós. Se introduce un nuevo artículo 31 quater, con el siguiente contenido:
«Sólo podrán considerarse circunstancias atenuantes de la responsabilidad penal de las
personas jurídicas haber realizado, con posterioridad a la comisión del delito y a través de
sus representantes legales, las siguientes actividades:
a) Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra
ella, a confesar la infracción a las autoridades.
b) Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas, en cualquier
momento del proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las
responsabilidades penales dimanantes de los hechos.
c) Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al
juicio oral a reparar o disminuir el daño causado por el delito.
d) Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para
prevenir y descubrir los delitos que en el futuro pudieran cometerse con los
medios o bajo la cobertura de la persona jurídica.»

Aplicación a empresas mercantiles públicas


Veintitrés. Se introduce un nuevo artículo 31 quinquies, con el siguiente contenido:
«1. Las disposiciones relativas a la responsabilidad penal de las personas jurídicas
no serán aplicables al Estado, a las Administraciones públicas territoriales e
institucionales, a los Organismos Reguladores, las Agencias y Entidades públicas
Empresariales, a las organizaciones internacionales de derecho público, ni a
aquellas otras que ejerzan potestades públicas de soberanía o administrativas.
2. En el caso de las Sociedades mercantiles públicas que ejecuten políticas públicas
o presten servicios de interés económico general, solamente les podrán ser
impuestas las penas previstas en las letras a) y g) del apartado 7 del artículo 33.
Esta limitación no será aplicable cuando el juez o tribunal aprecie que se trata de
una forma jurídica creada por sus promotores, fundadores, administradores o
representantes con el propósito de eludir una eventual responsabilidad penal.»
Sobre el régimen de penas previstas
Treinta y dos. Se modifica la regla 2.ª del artículo 66 bis, que queda redactada como sigue:
«2.ª Cuando las penas previstas en las letras c) a g) del apartado 7 del artículo 33 se
impongan con una duración limitada, ésta no podrá exceder la duración máxima de la
pena privativa de libertad prevista para el caso de que el delito fuera cometido por
persona física.
Para la imposición de las sanciones previstas en las letras c) a g) por un plazo superior a
dos años será necesario que se dé alguna de las dos circunstancias siguientes:
a) Que la persona jurídica sea reincidente.
b) Que la persona jurídica se utilice instrumentalmente para la comisión de ilícitos
penales. Se entenderá que se está ante este último supuesto siempre que la actividad
legal de la persona jurídica sea menos relevante que su actividad ilegal.
Cuando la responsabilidad de la persona jurídica, en los casos previstos en la letra b) del
apartado 1 del artículo 31 bis, derive de un incumplimiento de los deberes de supervisión,
vigilancia y control que no tenga carácter grave, estas penas tendrán en todo caso una
duración máxima de dos años.
Para la imposición con carácter permanente de las sanciones previstas en las letras b) y e),
y para la imposición por un plazo superior a cinco años de las previstas en las letras e) y f)
del apartado 7 del artículo 33, será necesario que se dé alguna de las dos circunstancias
siguientes:
a) Que se esté ante el supuesto de hecho previsto en la regla 5.ª del apartado 1 del
artículo 66.
b) Que la persona jurídica se utilice instrumentalmente para la comisión de ilícitos
penales. Se entenderá que se está ante este último supuesto siempre que la actividad
legal de la persona jurídica sea menos relevante que su actividad ilegal.»
Penas aplicables a las personas jurídicas

Artículo 33 del Código Penal


7. Las penas aplicables a las personas jurídicas, que tienen todas la consideración de
graves, son las siguientes:
a) Multa por cuotas o proporcional.
b) Disolución de la persona jurídica. La disolución producirá la pérdida definitiva de
su personalidad jurídica, así como la de su capacidad de actuar de cualquier modo
en el tráfico jurídico, o llevar a cabo cualquier clase de actividad, aunque sea lícita.
c) Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de cinco años.
d) Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que no podrá exceder de
cinco años.
e) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya
cometido, favorecido o encubierto el delito. Esta prohibición podrá ser temporal o
definitiva. Si fuere temporal, el plazo no podrá exceder de quince años.
f) Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con
el sector público y para gozar de beneficios e incentivos fiscales o de la Seguridad
Social, por un plazo que no podrá exceder de quince años.
g) Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los
acreedores por el tiempo que se estime necesario, que no podrá exceder de cinco
años.
La intervención podrá afectar a la totalidad de la organización o limitarse a alguna
de sus instalaciones, secciones o unidades de negocio. El Juez o Tribunal, en la
sentencia o, posteriormente, mediante auto, determinará exactamente el
contenido de la intervención y determinará quién se hará cargo de la intervención
y en qué plazos deberá realizar informes de seguimiento para el órgano judicial. La
intervención se podrá modificar o suspender en todo momento previo informe del
interventor y del Ministerio Fiscal. El interventor tendrá derecho a acceder a todas
las instalaciones y locales de la empresa o persona jurídica y a recibir cuanta
información estime necesaria para el ejercicio de sus funciones.
Reglamentariamente se determinarán los aspectos relacionados con el ejercicio de
la función de interventor, como la retribución o la cualificación necesaria.
La clausura temporal de los locales o establecimientos, la suspensión de las
actividades sociales y la intervención judicial podrán ser acordadas también por el
Juez Instructor como medida cautelar durante la instrucción de la causa.
Artículo 34
No se reputarán penas:
1. La detención y prisión preventiva y las demás medidas cautelares de naturaleza
penal.
2. Las multas y demás correcciones que, en uso de atribuciones gubernativas o
disciplinarias, se impongan a los subordinados o administrados.
3. Las privaciones de derechos y las sanciones reparadoras que establezcan las
leyes civiles o administrativas.
Delitos aplicables a la responsabilidad penal de las personas jurídicas
La responsabilidad penal es exigible a una persona jurídica respecto de los delitos tasados
que están expresamente declarados en las disposiciones del Libro II del Código Penal
o Trata de seres humanos
o Tráfico / trasplante ilegal de órganos humanos
o Delitos relativos a la prostitución y la corrupción de menores
o Descubrimiento y revelación de secretos
o Estafa
o Insolvencias punibles
o Daños informáticos
o Delitos contra la propiedad intelectual e industrial, al mercado y a los
consumidores
o Blanqueo de capitales
o Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social
o Tráfico ilegal /inmigración clandestina de personas
o Delitos contra la ordenación del territorio
o Delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente
o Establecimiento de depósitos o vertederos tóxicos
o Delitos relativos a la energía nuclear y a las radiaciones ionizantes
o Delitos de riesgo provocados por explosivos
o Delitos contra la salud pública :tráfico de drogas
o Falsificación : tarjetas de crédito y débito y cheques de viaje
o Cohecho
o Tráfico de influencias
o Corrupción en las transacciones comerciales internacionales
o Financiamiento del terrorismo
o Contrabando en las condiciones previstas en el artículo 2.6 de la Ley Orgáncia
6/2011 por relación al 31 bis del Código penal

EL CONSENTIMIENTO.

 Por el gran jurista romano, Ulpiano (aproximadamente 170-228 d. C), se transmite


en el Libro 47 del Digesto (D. 47. 10. 1. 5) la frase "nulla iniuria est, quae in
volentem fíat"; es decir, "lo que se realiza con la voluntad del lesionado, no
constituye injusto".

 Los autores inspirados en la doctrina del Derecho natural —como, posteriormente,


los hegelianos y tam- bién el Derecho actual— permitían que el consentimiento
surtiera efecto sólo en la renuncia de los derechos subjetivos, en cuanto éstos
estaban sujetos a la facultad de disposición del particular y de ahí que la
intervención no atentaba contra la voluntad objetiva común.

 La Escuela histórica del Derecho rechazaba por principio la influencia del


consentimiento sobre la punibilidad porque el Derecho penal, como forma de
manifestación histórica del orden estatal, no puede estar sujeto a la disposición del
individuo.

 La Escuela sociológica del Derecho, que explicaba el delito como lesión de


intereses, debía llegar al resultado, contrario, de que el consentimiento excluye
absolutamente (también, por ejemplo, en el ataque a la integridad física y la vida)
la infracción jurídica de quien actúa.

 El acuerdo actúa excluyendo la tipicidad: Ello entra en consideración en los tipos


en que la acción típica presupone ya conceptualmente un actuar contra o sin la
voluntad del lesionado (invito laesio, según la formulación latina). Aquí pertenecen
sobre todo los delitos de coacción: si alguien está de acuerdo con la pretensión de
otro, no existe una coacción justificada, sino ninguna coacción en absoluto. Es
común a todos estos casos que el acuerdo excluye de antemano la lesión del bien
jurídico protegido; la libertad de ma- nifestación de la voluntad, el derecho de
morada, la custodia, etc., no son lesionados cuando el afectado está de acuerdo
con la acción del autor.

 El consentimiento en sentido estricto, cuando es prestado por el portador del bien


jurídico, sólo tendría el efecto de justificación, pero no el de excluir la realización
del tipo.
Los ejemplos fundamentales los proporcionan los tipos de daños y lesiones. Si el
propietario permite que un tercero dañe o destruya una cosa de aquél, según la
doctrina dominante, el consentimiento no remedia que la cosa resulte dañada ni la
propiedad típicamente lesionada.  Según esta opinión, el consentimiento
excluye sólo la antijuridicidad, lo cual se funda la mayoría de las veces en que en
el consenti miento descansaría una renuncia al bien jurídico que tendría fuerza
justificante desde el punto de vista jurídico-consuetudinario como consecuencia
del derecho de autodeterminación individual o sobre la base jurídico-
constitucional de la libertad de acción (art. 2 GG)

 Diferencias entre acuerdo y consentimiento:

1. En el acuerdo se trataría sólo de la voluntad interna de quien asiente,


aun cuando esa voluntad no se haya manifestado al exterior ; por el
contrario, en el consentimiento se exige como mínimo que la voluntad sea
reconocible en el mundo exterior a través de palabras o acciones.

2. El acuerdo presupondría para su eficacia sólo la voluntad "natural" de la


víctima, incluso cuando a ésta le falte la capacidad de comprensión por su
edad juvenil o por una perturbación mental.  Aplica también si es
incapaz.
En el consentimiento, por el contrario, es presupuesto de su eficacia que el
afectado "goce del juicio y equilibrio mental necesarios para comprender el
alcance de su manifestación y para sopesar razonablemente los pros y los
contras". Ejemplo: Si alguien rapta a un enfermo mental concurriendo su
voluntad natural, no se realiza el tipo del § 237 (rapto contra la voluntad del
raptado), mientras que la injuria subyacente en el hecho se considerará
punible porque el consentimiento de la víctima no puede justificar hasta
ese extremo, debido a su falta de capacidad de entendimiento.

3. Los vicios de voluntad (error, engaño y fuerza) serían irrelevantes para el


acuerdo, pero harían ineficaz el consentimiento.
Quien, por ejemplo, mediante simulaciones astutas da lugar a que el
propietario de la vivienda le autorice la entrada, no comete allanamiento
de morada (§ 123). Tampoco una coacción por parte del autor convertiría
en ineficaz un acuerdo (con tal de que, en el caso de la violación del § 177,
no se trate precisamente de la amenaza, que es presupuesto de la
realización del tipo).
En el consentimiento, por el contrario, los vicios de voluntad serán
contemplados como dignos de consideración. En ello se basa sobre todo la
extensa jurisprudencia sobre el deber de información médica en las
intervenciones curativas. La intervención médica se estima por la judicatura
como lesión corporal típica, pero justificada por el consentimiento del
paciente. Sin embargo, según permanente jurisprudencia, el
consentimiento es sólo eficaz cuando merced a la información médica se
otorga libre de error; si falta aquélla, el médico será castigado por lesiones.

4. Para las lesiones, en las cuales el consentimiento tiene a lo sumo fuerza


justificante según la doc. dom., dispone el § 226 a que el hecho es
antijurídico a pesar del consentimiento si el mismo "atenta contra las
buenas costumbres".
5. De la diferente ubicación sistemática del acuerdo y del consentimiento se
pueden derivar soluciones discrepantes para el caso en que el autor
desconozca una aprobación efectivamente existente del portador del bien
jurídico. En los casos de acuerdo tan sólo entra aquí en consideración una
tentativa porque no se realiza el tipo objetivo, y por tanto el dolo delictivo
del autor se dirige a un objeto inidóneo. Si, por el contrario, en unos daños
o en unas lesiones, el autor nada sabe del consentimiento de la víctima, se
puede llegar a la aceptación de un delito consumado porque desde este
punto de vista se da el resultado típico y también un dolo delictivo del
autor dirigido a su realización . A decir verdad, la mayoría de los autores
que consideran el consentimiento como causa de justificación quieren
emplear directamente o por analogía las reglas de la tentativa , llegando así
al mismo resultado que en el desconocimiento de un acuerdo; sin embargo
esto requiere una fundamentación adicional, que no es necesaria en el
acuerdo.

6. Otro tanto puede decirse en la suposición errónea de una aprobación 10


inexistente. Si la misma afecta a un acuerdo, excluye sin más el dolo: quien
supone el permiso de un titular del derecho de morada o de un titular de la
custodia no tiene dolo de "invadir" (§ 123) o "sustraer" (§ 242). Quien, por
el contrario, en unas lesiones o en unos daños (§§ 223, 303), supone por
error un consentimiento de la víctima, yerra según la doctrina dominante
sobre los presupuestos objetivos de una causa de justificación.
 Consentimiento como causa de exclusión del tipo:

La libertad de acción de quien consiente como fundamento de la exclusión del


tipo:
No puede existir lesión alguna del bien jurídico cuando una acción se basa en una
disposición del portador del bien jurídico que no menoscaba su desarrollo, sino
que, por el contrario, constituye su expresión.

La falta de realización del tipo delictivo en caso de consentimiento eficaz


Si estas consideraciones fundamentales sobre la libertad de acción jurídico
constitucional, la función del Derecho penal y la teoría de los bienes jurídicos
se traducen en categorías dogmáticas, resulta que con un consentimiento eficaz
no tiene lugar el desvalor del resultado y con él el desvalor de acción y el tipo
delictivo.
Quien por encargo del propietario tala un árbol o echa leña a la estufa, quien pone
una inyección al paciente para prevenir infecciones, o quien afeita
a un cliente, no realiza un desvalor del resultado típico justificado por el con-
sentimiento, sino que ya de antemano falta cualquier desvalor del resultado. Pero
si la voluntad del que actúa no se dirige a la producción de un desvalor
del resultado, falta también un desvalor de la intención.

La falta de ponderación de intereses como argumento contra una mera


justificación
Pero no sólo la teoría del tipo habla en favor de la fuerza excluyente del tipo 20 del
consentimiento, sino también la circunstancia de que el mismo representaría
un cuerpo extraño en el sistema de las causas de justificación. Todas las causas
de justificación, como aún se puntualizará (§ 14, nm. 37 ss.), descansan en los
principios de ponderación de intereses y de necesidad: en una situación de
conflicto inevitable es legítimo el sacrificio de un interés menos valorado por el
ordenamiento jurídico cuando dicho sacrificio es necesario en salvaguardia de un
interés mayor.
Pero en el consentimiento no está en juego ni un conflicto de intereses entre el
que actúa y el que consiente ni la necesidad del hecho.
Esta genuinidad estructural del consentimiento ha dado lugar a que ya Mezger
desarrollará un sistema dualista del causas de justificación; conforme a ello, la
justificación debe obedecer en la mayoría de los casos al principio de interés
preponderante, pero en el consentimiento al principio de ausencia de interés: "una
justificación según el principio de ausencia de interés permite de ese modo que la
voluntad imaginada o supuesta como lesionada en el tipo decaiga en el caso
concreto". Pero precisamente esta fundamentación demues- tra que en realidad
no se trata de un problema de justificación sino de tipo. Pues en un
consentimiento eficaz no es posible imaginarse como lesionada una voluntad que
luego "decae" por causa del consentimiento, sino que la voluntad desde un
principio no puede imaginarse como lesionada y por eso no puede suponerse
como realizado el tipo incluso según las premisas de Mezger.
Donde es posible un consentimiento eficaz, precisamente ya no se efectúa una
ponderación conforme a la situación individual; más bien se afirma —piénsese en
los ejemplos mencionados en el nm. 18— la voluntad libre del portador del bien
jurídico sin que exista una contraposición de intereses y sin que la necesidad o
incluso sólo racionalidad del consentimiento pueda aún ser examinada y
ponderada en comparación con el valor del concreto objeto del hecho.

La falta de viabilidad de la teoría dualista

Finalmente, el consentimiento también deberá considerarse de forma gene- ral


como excluyente de la tipicidad porque no es posible una clara delimitación de los
casos de consentimiento respecto de los de acuerdo.
Por consiguiente, incluso aunque quisiéramos apoyarnos en el punto de 23 partida
de la teoría dualista, apenas quedan casos en los que un consentimiento podría
tener únicamente fuerza justificante. Una hipótesis semejante apenas se
mantendría firme incluso en los ejemplos paradigmáticos de los §§ 303 y 223
ss. Así, escribe por ejemplo Jescheck : "Ciertamente, también hay casos en los que
el acuerdo del afectado repercute directamente en el tipo. Quien permite serrar
para leña un armario viejo modifica su finalidad, de manera que el delito de daños
de antemano ya no entra en consideración.

Sin embargo, el problema se relativiza sustancialmente si se contempla el


consentimiento como excluyente del tipo, por cuanto que, según esto, ya sobre la
base del consentimiento es atípica una intervención curativa que se realiza con la
conformidad del paciente.

El tipo no es violado.
Naturaleza del consentimiento: causa de justificación o causal de atipicidad.
Precisar el concepto de consentimiento presunto y sus efectos

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