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Caso Clínico

Paciente masculino de 60 años, quien asiste a consulta luego de unos


meses del fallecimiento de su esposa a causa de que no podía mantener
relaciones sexuales ya que se le dificultaba la penetración, después de haberlo
intentado con una amiga casada de 42 años y no lograrlo, simplemente se
masturbaban. Cuando su esposa se encontraba en vida enferma del corazón, el
mantenía relaciones con otra mujer quienes estuvieron 5 años en secreto, pero
luego la dejo cuando su esposa empeoro para no hacerle daño, aunque su esposa
mejoro y volvieron a tener relaciones sexuales con normalidad, al final sufrió de un
derrame cerebral y falleció.

No podía mantener relaciones sexuales con su amiga en lugares donde se


encontraba la foto de su difunta esposa o en la habitación, puesto que sentía que
le estaba faltando el respeto. Había pensado en casarse para no estar solo,
debido a que su única hija de 24 años se casaba la semana siguiente y así mismo
había pensado en darle un hijo a su amiga, ya que el esposo de ella no le había
dado uno y no tenían hijos. Se enteró que la mujer con la que fue infiel a su
esposa, después de buscarse a un hombre de forma apresurada en forma de
venganza por no haberse quedado él con ella, resulto embarazada y falleció en el
parto. El paciente considera que su pene es como un arma o pistola que asesina a
las mujeres.

Por lo tanto, se puede observar una asociación de culpabilidad, a través del


duelo que vive por su esposa, pensando que él fue quien causo su muerte,
además, de reprochar que ella fue tan buena que no merecía haber sido
engañada, así ella nunca lo supiera. De igual manera, se observa la ansiedad
presente ante la autofobia, conocido como miedo a la soledad. Es un tipo de
fobia específica que se encuadra dentro de los trastornos de ansiedad, y que se
caracteriza por el miedo intenso e irracional, o pánico, a estar físicamente solo o
aislado.
Abordaje con Terapia Gestalt

La terapia Gestalt consiste en la elaboración del duelo del paciente,


mediante un proceso que no sigue un orden lineal y en el que pasamos por
diferentes fases. Se puede afirmar que ningún duelo es igual a otro y que cada
uno lo vive de una forma y asimila la pérdida a su manera.

Esta terapia tiene diferentes técnicas, como la de la silla vacía, una de las
más llamativas. Consiste en que la persona se siente ante una silla vacía y se
dirija a ella como si allí estuviera sentado su ser querido.

La terapia Gestalt puede ayudar al paciente de diferentes formas; en primer


lugar, haciéndole consciente de su duelo, de todas sus fases. Hay que
reconocer que cada persona vive a su manera su pérdida, por lo que no se debe
comparar. También ayuda el hablar sobre la persona fallecida para asimilar
mejor su falta.

Si se tienen sentimientos de culpa o bien notas que el capítulo no está


cerrado, la técnica de la silla vacía puede ayudar mucho. De esta forma la persona
resolverá los asuntos pendientes que tenía con la persona que se ha ido, podrá
hablar de las cosas buenas y bonitas, podrá disculparte y agradecerle todo lo
bueno que haya hecho por él y, por último, despedirse.

Esto hace que se pueda poner palabras a lo que sentimos, por lo que nos
expresamos mejor y mostramos nuestros sentimientos. También nos ayuda a
comprender que no debemos exigir ni juzgar a nadie por cómo atraviesa su duelo;
integramos lo que pensamos y sentimos para hacerlo parte de nosotros mismos.
Intervenciones que deshacen el patrón fóbico/obsesivo:

Desarrollar la conciencia corporal y recursos de regulación


emocional ayudará a la persona a aprender a acompañar lo que siente,
sostenerlo y gestionar lo que necesita. Con estos recursos de autorregulación la
persona desarrolla confianza en sí misma y sus capacidades saliendo de la
trampa fóbica.

 Identificar cuáles son rituales compulsivos o intentos de solución


sistemáticos que tiene la función de anestesiar la ansiedad pero no de
gestionarla, y que mantienen la estructura fóbica, para dejar de hacerlo y
darse la oportunidad de gestionar sus temores por sí misma. Algunos de
estos rituales son;

o anticipar a lo que puede pasar para tener la falsa sensación de que


lo puede controlar y así quedarse tranquilo,

o consultar de forma reiterada la opinión de otra persona sobre algún


asunto que tiene que resolver o decidir,

o Evitar los retos o situaciones que le conectan con la inseguridad y la


desprotección

o Tener un confesor al que poder recurrir siempre que necesite hablar


de lo que le preocupa o inquieta para tranquilizarse a través de la
seguridad que le da la otra persona

o Construir historias de terror acerca de lo que puede pasar con las


que nos identificamos y vivimos como si fueran reales con la
consiguiente respuesta de activación de nuestro sistema nervioso,
aumentando los niveles de ansiedad y tensión

 
 Dejar de evitar los retos o escenarios temidos. Al exponerse a las
situaciones tendrá la oportunidad de desarrollar los recursos para sostener
la ansiedad y el miedo. Aprendiendo a gestionar esas situaciones que vive
como peligrosas. Saliendo así de la trampa del pánico.

 Dejar de buscar de forma sistemática la ayuda y protección de otras


personas le permitirá reconectar con sus propias capacidades se dará
cuenta que tiene más recursos de los previstos siendo una experiencia
emocionalmente correctiva que le llevará a la recuperación de la autonomía
personal.

Cuando la persona consigue romper con el bucle que construye y alimenta


sus miedos patológicos contacta rápidamente con sus recursos personales, se
abre a exponerse a nuevos retos y experiencias que antes evitaba, deja de
depender y delegar su protección en otras personas, recuperando su sensación de
seguridad y autonomía personal. Todo lo que la trampa le quitó lo recupera
cuando consigue salir de ella.

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