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EL GUIÓN CORTO

El guión corto se usa para separar y relacionar datos o expresiones. Éstos


pueden ser los casos más representativos:

 Para relacionar palabras que no son compuestas.

Tratamos temas socio-políticos.

Será una conferencia norte-sur.

 Para relacionar dos fechas.

La primera Guerra Mundial (1914-1918)

Rubén Darío (1867-1916)

 Para cortar palabras al final de línea o renglón. Sólo podrán dividirse por
silabas. Cuando la primera o la última sílaba sea una vocal no es
conveniente que vaya sola.

apo-geo en vez de a-poge-o ate-neo en vez de a-tene-o

LAS COMILLAS
Las comillas son necesarias para señalar o destacar una expresión.

 En las citas de palabras textuales.

Sabes que Luis XIV dijo: «El estado soy yo.»

Ya conoces el dicho: «Ojos que no ven…»

 Para subrayar una palabra o frase.

Compramos unos aguacates «palta» que estaban deliciosos.

Lo pillamos «in fraganti» cuando me miraba.


 Al utilizar vocablos extranjeros.

Fuimos a patinar al «skating-room».

El «allegretto» fue lo mas brillante.

EL GUIÓN LARGO

El guión largo se utiliza para intercalar una explicación.

 Para expresar una aclaración o comentario.

La isla de Pascua —según creo— es bellísima.

Para los árabes, la mujer —después del caballo— es el animal más perfecto de la


creación.

 Cuando se intercala algo dentro de las palabras de un personaje o una


cita textual.

«Caminante, no hay camino —decía Machado— se hace camino al andar.»

 Se emplea también en los diálogos al inicio de la frase, sin cerrarla, y


cuando se indica la persona que habla, cerrando la aclaración que está
intercalada.

EL PARENTESIS
El paréntesis sirve para encuadrar un dato opcional o para citar unas fechas que interesan.

Y pienso que dijo multa paucis (mucho en pocas palabras).

Pablo Neruda (1904-1973) obtuvo el Premio Nobel.


EJERCICIOS: Guión, paréntesis,
comillas
 22.1. Aprecie el uso de los signos de puntuación en una obra teatral. En este caso
es un fragmento de «Las manos de Dios» de Carlos Solórzano.

Tres días después en el atrio; el Campanero barre las gradas. De pronto sale de la iglesia
precipitadamente el Cura, y detrás de él el Sacristán.

CURA.—(Dando muestras de desesperación.) ¡Qué gran desgracia! Cuando lo vi no quise


creerlo.

SACRISTÁN.—¡Cómo es posible! ¡Después de tantos años!

CURA.—Después de tantos años, es ésta la primera vez que siento miedo.

SACRISTÁN.—¿Del castigo de Dios?

CURA.—No. De lo que estos hombres puedan atreverse a hacer. (Al campanero que se ha


acercado.) ¿Has visto entrar a alguien en la iglesia?

CAMPANERO.—(Displicente.) A todo el mundo. Aquí es lo único que hay que hacer.

CURA.—Quiero decir… a alguien que no conozcamos.

CAMPANERO.—No. ¿Por qué?

CURA.—(Conteniendo las palabras.) Han sido robadas las joyas de la mano derecha del
Padre Eterno.

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