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La hora de los pájaros

1974-2014
L U Z M A RY G I R A L D O
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Agradecimientos especiales a todos los autores e intelectuales que aportaron ideas y obras a este
proyecto por su confianza y generosidad.

© Luz Mary Giraldo


© 2014, SCRD-Idartes y Ministerio de Cultura

Edición digital: Bogotá, diciembre de 2014


ISBN: 978-958-8877-37-2

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Índice

Cubierta
Portada
Créditos

La hora de los pájaros


La hora de los pájaros
Penélope
Ariadna
Icario
Desmantelamiento
Sólo de Venus
Monólogo de Casandra
Confesión de Hera
Laberintos
*
Navegaciones
Entre los árboles
Paisaje árido
Sonidos en la luz
¿Canto de pájaros?
El misterio en la luz
Para calmar la sed
*
Lezama y Proust bajo la sombra
Madre en el espejo
Canción para los buenos días
Abuela en los recuerdos
Adolescente rostro que despierta
Calendario
La mesa servida
La clepsidra
Igual que siempre
*
El tiempo otra vez
Como lluvia finísima
El tren de la memoria
Postal de viaje
Canción de la luz y la mirada
Sin nadie la alegría
Oración en lo más oscuro
Canción en el limbo
Por la gran culpa
*
Donde está la vida
Donde nace el poema
Rutinas
Donde cuelgan manzanas
Quietud
Cacería
Carta de amor
Si acaso
De nuevo la página
*
Ojo de gato
Aprendiz de gato
Poema con gato
No llega un pájaro
Antes
Después
Taza de té
*
La consigna
Plato de sobras
En el alma del tablero
Falsos profetas
Canción de la luz y la mirada
*
Nunca llegó el verdadero y sabido nombre
Oración en el vacío
Sin hacer ruido
Mancha de tinta
Carta de viajero
Pausa sin fin
En mi cuaderno
LA HORA DE LOS PÁJAROS

Inasible y costurera
la palabra
cubre con tela engañosa
la herida de la noche:
juega a la libertad
o sueña la aventura.
Como eterna Penélope
teje la túnica de todos
deshilvana el secreto de la espera
hasta inventar un nuevo rostro
o un espejo sin nombre.

Inasible y costurera
oye pasar el viento fatigado por los pájaros.
PENÉLOPE

Haciendo calendarios
cierra los ojos y deshace el tiempo:
repliega y zurce
teje con hilo de seda la manta de la vida
desteje la túnica de ausencia.

Tejedora
paloma de la espera
inventa el pájaro que canta
cuando la luz termina.
ARIADNA

Como animal en jaula me detengo


apunto los ojos a la ventana abierta
oigo tus pasos
y ahuyento el réquiem
que marcha por las calles.

Como animal acorralado veo


la sombra sigilosa
entrar al laberinto.

Tal vez Teseo regresa a liberarme.


ICARIO

Extendió sus alas y alzó vuelo:


rompió el aire con su pico de bronce
y ascendió a la montaña de silencio.
Desde lo alto miró el espacio abandonado
y el último punto se fundió al primero.

Extendió sus alas y dibujó la sombra.


Solitario
se levanta en medio de la noche.
DESMANTELAMIENTO

Cómo decir la queja de Job


y descifrar el punto oscuro
si la palabra es mi Caín sobre la página
si arrincona mis letras
y no deja ver el resplandor
en el silencio.
Cómo buscar el rostro amado
si me aplasta la sombra
y el desmantelamiento
no me deja
ser.
SOLO DE VENUS

Pregunto cómo será tu ausencia en mi sequía


las noches sin tus ojos
mi cuerpo sin tus manos
y el libro abierto sobre el pecho.

Me escondo entre las sábanas


y quiero no pensar
cómo será mi amor sin tu sosiego
y con el peso muerto de los días
que pasaré sin ti.
MONÓLOGO DE CASANDRA

No corrieron lágrimas por tus miserias.


No encontraste las palabras para pedir perdón
o para darlo.
El viento soplaba contra el rostro
y el mar veía pasar un funeral después de otro.
Corría sangre en todas partes.
No pudiste escribir en tu corazón agujereado.

Con la voz encerrada musitaste:


¿cómo hablar de tus íntimas miserias
si afuera hay ojos que miran
con sus bocas abiertas hacia el cielo?
CONFESIÓN DE HERA

De todas las palabras odio la que nunca pronuncias.


Esa que gritas hacia adentro
para que no toque mi pecho ni llegue a mis oídos.
La que pasa en silencio
y muerde sin compasión mis días y mis noches.

De todas las palabras


prefiero este paréntesis
del viento que roza la ventana
un invierno en Florencia
con Martha y con David y Sara dando vueltas
y la lluvia lavando las calles y los puentes
y el corazón abierto a la vida que pasa.

Escucho a Hera cuando exclama:


no huyas, Zeus, no te escondas,
el nuevo oráculo señala tu traición
y anuncia que has de morir
bajo el puñal de mis palabras.

Florencia, 2011
LABERINTOS

Buscas la hebra de hilo


detrás de los espejos
con la palabra que llegue renovada.
En una de las puertas sin salida
espera Minotauro y parece desvalido.

Encuentras el tiempo
que se repite
igual al laberinto
y no hay llave para abrir o cerrar
la libertad
o de nuevo esconderla
en ese tiempo infinito que vuelve repetirse
en el horror de los espejos.
*
NAVEGACIONES

Un ave cruza por los sueños


levanta su pico hasta romper el aire
y atrapa el silencio con sus alas.
ENTRE LOS ÁRBOLES

Oigo la vida
pájaro carpintero
la oigo en todas partes
dándole fuerte a la corteza.
Golpea contra el viento
pica los días de madera.

Pájaro milenario
golpea en el árbol de la vida
y mientras las hojas caen
cambia el color del tiempo
se agota como reloj de arena
marca muy lento
más lento cada vez
más lento
lento.

Oigo sonar de nuevo la corteza:


otro pájaro inicia la jornada
y el día comienza como la noche
entre los árboles.
PAISAJE ÁRIDO

Si hubiera en este paisaje una mujer


estaría sola
si hubiera un hombre
sería un hombre solo.
Frente a un árbol
un pájaro entrena la soledad:
canto seco.

El hombre y la mujer solos


indiferentes al cielo y a los astros
oyen el canto de ese pájaro.
SONIDOS EN LA LUZ

En el silencio
un trino o un graznido
la mirada de un hombre en medio de la plaza
el paso de una mujer hacia la ruina
un niño con ojos asustados.

Se enredan las palabras


atropellan
señalan la sombra:
sonidos de ese hombre
de esa mujer
o de ese niño
hilo de luz
en la tiniebla.

En el silencio
un trino
un alarido
un hombre solo
una mujer con ojos asustados
un niño
única luz en el desierto.
¿CANTO DE PÁJAROS?

Sorda la vida
y este dolor de huesos rotos.
¿Por qué tan poca luz
por qué los ángeles se esconden
¿y corre sangre en los puntos cardinales?

Piden un canto de pájaros


un arco iris en palabras
nada de ausencias, cruces, miedos, ruidos.
Anestesio el dolor
lo escondo entre las páginas
abro mis ojos desvalidos
y el rojo se extiende como sábana.

Sorda la vida y este dolor


de huesos rotos.
EL MISTERIO EN LA LUZ

Si cuando pasan los días del asombro


y el rostro encontrado en el espejo
aletargado y solo
no se cae de miedo
dirás que nada ha sido en vano
que no pasaste de largo por los días.

Vivir es el triunfo que los años dejan


con todo y sus insomnios
con las cosas que hicimos y luego deshicimos
y el pan compartido
y todas las ventanas
y el gato buscado en el poema
y el misterio en la luz.

Si un año más es ganarle otros días a la muerte


si sientes el silencio comiéndose tus ojos
la noche entre lo oscuro
y las manos
raíces cuando la tarde pasa
sabrás que nada está perdido
que todo queda y pasa
al calor de la voz.
PARA CALMAR LA SED

Criptogramas
de un pueblo remotísimo
que busca
la escritura en tinieblas.
José Emilio Pacheco

Silencio:
el olvido muerde el alfabeto.

Apoyo mi cabeza en tu hombro


como si todo acabara.
Apoyo la soledad y escribo en el vacío:
se ahoga el peso de una letra aún sin pronunciar
sonido hueco
fatiga en la sombra.

Busco en el remoto abecedario


una palabra para colgar mi voz
sólo una
que caiga sobre el pecho
o en el hueco de las manos vacías.

En la más larga de las noches


una palabra
para calmar la sed.
*
LEZAMA Y PROUST
BAJO LA SOMBRA

Cuando me falta el aire


pregunto si Marcel
recorre su habitación
como un refugio de silencio
y escribe en las paredes
las líneas perdidas de los sueños.
O si Lezama saca del fondo del espejo
su ahogado Narciso
del tiempo dorado por el Nilo
y ve caer las hojas de los árboles
como libros abiertos.

Pregunto si Nerval
busca en el fantasma de Aurelia
un plácido rumor de golondrina
y si en las noches Mozart
convoca el ajedrez de un piano
hasta que nace un réquiem o un presagio.
Veo una calle de memorias
veo un Aleph
los ojos
la sombra de los nombres
veo paisajes solitarios.

Cuando me falta el aire


pregunto si en el tiempo perdido
quedó un camino de cerezos
una copa de vino derramado
algún amor al borde de la puerta
o un girasol en la ventana.
Me pregunto si los tristes arlequines de Picasso
están en la memoria persistente
y si ese dios que sueña
baja de los altares
a soplar el aliento
hasta que vuelva la vida
con su canto de ciegos
y su andar errabundo y de sorpresas.

Cuando se pierde el aire


tejo una colcha de voces
que vienen desde el día en que Ulises
hizo su viaje de vencer el miedo
y pasa por Werther
por Ema
por Alicia
por el nombre sin nombre
por la rosa
por la copla de Orfeo
por la danza
por la angustia secreta del infierno
por el paraíso perdido y sus delicias.

Y como una camaleón sobre la hierba


veo pasar las horas con el viento
y me cambia la piel
los sueños
la música es distinta
la habitación se aleja
y me trae a Marcel
a Lezama
a mi padre
a la sombra
y al cansado bufón de algún poema.
MADRE EN EL ESPEJO

Con vanidad preguntas delante del espejo


si las formas del rostro
si los ojos
si líneas en los labios
el blanco entretejido en el cabello
el cuerpo en so ronda hacia el abismo
y la mano que se quiebra
son el transcurso de los sueños
o inapelable cansancio de tu cuerpo.

Un callado Narciso emerge del espejo


y la belleza en sombra rodea tus entrañas:
hay temor en la puerta del misterio
el corazón sorprendido en la tarde
y el brillo del amor que en calma sosiega.

Como bufón golpea


con ala de silencio tus espaldas
busca en tus ojos
da vueltas en redondo
dibuja un arabesco
y sonríe al camino de los años.
CANCIÓN PARA LOS BUENOS DÍAS

Al irte dejas una estrella en tu sitio.


Vicente Huidobro

De tanto estar presente


mi padre es un recuerdo en las ausencias.
Solía amanecer de madrugada
despertar una nota musical en la garganta
enseñarnos a escribir en el cuaderno
la palabra sol
y a escuchar cómo asciende el pentagrama
por el tañer de las campanas
por el sonido de los dedos que llaman a la puerta.

Era tan triste su mirada


que ocultaba en silencio una elegía secreta
cierta complicidad del alma
la certeza de la nada como una cruz a cuestas
y Dios para la vida y no para la pena.
Escribía como hombre de su tiempo
y la luz enredaba en sus palabras
arpegios de recuerdo.

Con él buscamos debajo de las plantas


donde la hoja esconde una violeta
y un pétalo dibuja la sombra de las letras.
Libros y juegos acomodó en nuestro camino
para dar compañía en los tropiezos
y al espantar los miedos infantiles
en su sitio dejó una lámpara encendida
la canción para los buenos días
el camino trazado en el cuaderno
con el sube y el baja donde tus sueños quieran
con el baja y el sube fatigoso
de un tren a las cinco de la tarde
un tren cargado de colores
en las horas de infancia.

En el carrusel de mi pasado
vértigo que gira en medio de la feria
padre decía que la vida se escribe todo el tiempo
que hay risas y silencios
que siempre subimos y bajamos
y a veces trotamos en el potro blanco
otras viajamos en el cisne negro
que damos vueltas en redondo
y un día
quizá sin darnos cuenta
en el sube y el baja de todas las edades
sobre cisnes y potros
escribimos la palabra nostalgia en el cuaderno
y con tinta amarilla dibujamos un sol
para esconder la pena.
ABUELA EN LOS RECUERDOS

Doblas y desdoblas camisas


como atando y desatando el tiempo.
Aquí las medias y la caja de zapatos
a este lado el sacón para el frío de la tarde
el traje oscuro en la fiesta de sombras
y el rojo para suavizar la pena.
En el baúl duermen el velo de la infancia
y el terciopelo de los años.
El camisón bordado hace su siesta entre las sábanas
y el pañuelo de seda guarda reliquias de un desvelo.

La casa que tú llevas


contigo arrebujada
es un solar de tiempo
y un patio de cerezos
es la cena servida en la noche de todos
niños en los jardines y un oculto secreto.
Páginas donde hay versos oraciones y sueños.
Un ramo de violetas
con olor a jazmín
a hierbabuena
a viento.

Un icono de fondo luminoso


duerme en la sala
y la palabra
espera en la puerta de la entrada
con la copa de vino
un mantel de dos letras
y la campana que tañe al recordar los muertos.
La casa que tú llevas
tejida en el silencio
dobla y desdobla
tu sueño y tu desvelo.
ADOLESCENTE ROSTRO
QUE DESPIERTA

Como Penélope
tejes el hilo de colores
buscas aquí y allá
gitana adolescente
inventas el hoy de un paraíso
en el amor que a diario te impacienta.

Oyes el ruido de la tarde


y la noche
la noche oscura de tu alma
trastoca los vocablos
y amar es principio de amargura
encuentro con el arco de la pena.

Adolescente rostro
te despiertas
despides un amor
y a otro das la bienvenida
tejes de nuevo otro tapiz
el sueño
la pesadilla entre la sombra.
Tejes y tejes
Penélope de siempre
aún no sabes que cuando cierras una puerta
se abre en silencio una ventana
florecen girasoles
hay luz
oscuridad
dolor y amor
y gozo de estar vivo
no entiendes que el pasado es arcilla del presente
y que el tiempo es colección de mariposas.

Adolescente innumerable
tu cuerpo se despierta
miras aquí allá
indagas al espejo
te sorprendes
indagas
y aún no sabes que l vida
hace un balance en tu mirada.

Buscas
y está lejano el día
en que te encuentres a solas:
a solas con la vida.

A mi hija Susana
CALENDARIO

¿Quién me impuso esta misión ajena?


Esta condena de jilguero
con sed
golpeando la luz.
Márgara Russotto

Despertar
con los ojos llenos de días y semanas
buscar en el fondo de las cosas
mientras escribo mi libro con la vida.

Hacerle frente a la pereza


el lunes
lavar la ropa manchada por la sombra
y con placer domesticarla
doblarla el martes
una con otra
como se doblan las ausencias
ponerla en su lugar
y el miércoles
limpiar las telarañas.
El jueves
sacudir el polvo
dar brillo a la nostalgia.
El viernes
arrastrar el tiempo
el peso de los años
y el sábado pensar en el domingo
mezclar ajo con hierbas
con flores y tomillo
amasar la milhoja y el silencio
poner la mesa de un día sobre otro
al centro de la sala.

La campana se une a la fatiga


cuando la noche cae:
señales de vida en el mantel
sombras que ordenaré mañana.

Cae la noche al fondo de mi alma:


despido una vez más otra semana
el mismo calendario
los días enlazados
con el vaso de vino
el mantel bien planchado
y el aceite de olvido en la mirada.
LA MESA SERVIDA

¿Quién tiende mesas para la gracia


de inútiles migajas?
Ida Vitale

Madre ponía las tardes de domingo


un corazón en el centro de la mesa
macetas con geranios en el patio
y la música subía las paredes:
aves de fiesta.

Los hermanos sentados en un lugar cualquiera


padre y sus Cantos Gregorianos
el Ave María ahoga los ojos de mi madre
se escucha en el piano Malvaloca
el sol se eleva en el viejo diccionario:
cae y se levanta en la vida
en la vida que se levanta y cae.

Las tardes de domingo eran de fiesta


madre ponía un corazón
los platos llenos.
LA CLEPSIDRA

En mi casa se oye la clepsidra:


gotea sin detenerse
aunque no esté la abuela y sea yo quien doble las camisas
y la tía camine despacio en la memoria
—hilo de sombra en la pared de siempre—.
Sigue
rueca en la sombra
marca el pasar donde se lustran los recuerdos
el dolor desangrado entre una gota y otra
sonido de campanas
duelo o nacimiento.

La clepsidra desdobla los insomnios


dice que la nostalgia es otra cosa:
leño apagado en algún horno
piedra lanzada contra el viento.

Golpea
— música distinta cada día —
está en mi casa como una enredadera
en mi rostro y el tuyo
en la mesa servida
y los desvelos.
IGUAL QUE SIEMPRE

Y si vieras las frágiles arquitecturas


ennegrecidas por el tiempo.
Eugenio Montale

Si vieras las frágiles arquitecturas


amarillas de tiempo:
los fantasmas del viejo corredor a media noche
el jardín y las rosas de la tarde
los olores a dalia
a pétales
a brevas y a recuerdo.

La calle estrecha y los aleros grandes


los balcones con jóvenes Romeos y Julietas.
Abuela teje el viento
y afuera pasa el ocio
el juego y el secretos.

La luna del espejo refleja los olvidos:


el tiempo desdibuja su paso como sombra
amarillo estancado al fondo del silencio.
El viejo mecedor recuerda los relojes
mientras las horas pasan ajenas a la niebla:
el frío en el blanco campanario
tañe como ayer
igual que siempre.

El ocre de la foto conserva los rostros desteñidos


los trajes de satín
de terciopelo
de velo azul
sonrisas del momento.
La foto en la pared
tan solo yo la entiendo.

Si vieras las frágiles arquitecturas


encanecidas de tiempo.
*
EL TIEMPO OTRA VEZ

Y vuelvo al Tiempo que no es nada


apenas un todo relativo que sucede en cada uno
algo que llega y pasa imperceptible
fusionado al espacio
como si en un acto amoroso se acoplaran.
Y nos marca de la noche a la mañana
hasta que todo acaba
como diciendo que nada somos
apenas cuerpos corroídos
acaso el vacío que ocupa un lugar en la memoria
un nombre que se agota al pronunciarlo
un hilo de partículas
que sin darnos cuenta
se deslíen.

Llego a este cuerpo que tiene calendario


y si tarda en caminar marca una línea en los relojes
cifras que sin notarlo cambian como grano de arena cuando cae
y si pulsamos lo que no deja ver la sombra
se agota la noción de eso que corre veloz
hacia el vacío
para decir entonces
que el Tiempo es todo
pero también es nada.
COMO LLUVIA FINÍSIMA

Uno llega de pronto a darse cuenta


que el árbol
las calles
la lluvia
el sol
el vértigo
no son el mismo árbol
el mismo espacio
el clima de otro tiempo
la pasión del amor
sino el color vacío del objeto sin sueños.

Uno abre de pronto la ventana


para sentir el fresco de la tarde
para coger palomas con los ojos
y oír el paso de las nubes
y ve el silencio
que avanza caprichoso
hacia la noche
donde las manos tiemblan.

Al fondo
la botella vacía sobre la mesa
la habitación desmantelada
un pájaro errante
y en el centro
como lluvia finísima
todavía el corazón
tibio y sorprendido
atiende el fuego de la vida
y el ruego de los ángeles.

Uno llega de pronto a darse cuenta


que el tiempo es un regreso
que las nubes son del color del corazón
y es suficiente.
EL TREN DE LA MEMORIA

Como paso de tren cuando avanza cauteloso


deslizándose
aquí el puente del abismo
el túnel oscuro en el silencio
y la pradera dibujada con el pincel finísimo
al viaje de mis ojos.
Mujeres en los puertos con sus viandas
niños aquí y allá
y el sol ardiendo en medio de la tarde
mientras el ruido vuelve a la memoria
cuando viajar era deshacer lo rutinario
dar vuelta hacia el origen
al centro de la infancia
donde se cruza el horizonte.

Como paso de tren regreso con cautela


oigo y atiendo aquello que alimenta mi recuerdo
y están los pueblos
las estaciones polvorientas
la casa como un punto en la montaña
el color de las frutas en los árboles
la tierra caliente y sus olores
y la gente que sube y se acomoda
para el tránsito fugaz del no sé dónde.

Oigo el tren que regresa con su ruido y su sombra


lo oigo pasar
como pasa la vida
sin que nos demos cuenta.
POSTAL DE VIAJE

Es posible que quienes te saludan


sean también solitarios que no tienen
ni visitas ni ausencias.
Miguel Méndez Camacho

Viajar:
abrir las alas contra el viento.
Empacar la valija
un secreto placer
algo de miedo
un ramo de violetas y el insomnio
la lámpara encendida.

Decir adiós a los que dejas


y el beso recibido a la llegada tiene otro rostro:
colores de un nuevo domicilio
el perfil de otros árboles
sonidos diferentes
sorpresa de la lluvia.
La tarjeta postal que nunca envías
la luz de enero o de noviembre
la carretera desde el aire
la angustia en una hoguera
escenas dispersas
reunidas
el rumor de las hojas al recuerdo.

Viajar es mudarse de sí mismo


—dijo un poeta—
estrechar otras manos
esconder el silencio
responder a los ojos que saludan.
Sonreír a la vida que comienza
alejarse de un lado y acercarse del otro
con mirada encendida.
CANCIÓN DE LA LUZ
Y LA MIRADA

Cuando se va a partir
al frente, a la batalla, cuando
suena la hora del adiós,
es que empieza a brillar la cazuela en el fogón.
Fina García Marruz

Primero fue el graznido


el cristal roto
la puerta como gerundio cerrándose de golpe
el frío del invierno
y el largo silencio de los pájaros.

El desvelo fue golpe de alas en los ojos


y el sueño
cristal vuelto a componer
cazuela en el fogón
ilusión de regreso.
SIN NADIE LA ALEGRÍA

Pero yo ya no soy yo.


Ni mi casa es ya mi casa.
Federico García Lorca

Ahora despierto
con dirección opuesta al sueño
y tengo que gritar
por tu nombre y tu voz
por tu mañana
hundida en soledades.

Ahora que hay un desfile fúnebre


y se cierran puertas y ventanas
hasta salir el último
la nostalgia nos muestra
el diluido horizonte
de dónde y hasta cuándo
y la casa vacía gotea una esperanza
como sábanas blancas
para decir adiós.

Ahora que pisamos arenas del exilio


va quedando sin nadie la alegría.

Para Arturo Alape


ORACIÓN EN LO MÁS OSCURO

En lo más profundo
buscas el cielo del amanecer
y pides una voz que no se rompa.
En lo más oscuro abres los ojos
hacia la tierra donde calienta el sol.
En lo más negro
quieres el tañido de la luz
como las velas cuando aman la fuerza del viento
y el timonel prepara su navío sin mirar atrás.
CANCIÓN EN EL LIMBO

Con el alma en la muerte llegas.


Llenas el párrafo vacío y el que quedó en suspenso.
Escribes en secreto los olores
y el agua cae
para mojar la tierra.
Es otra la casa que dejaste.
Buscas donde no estás tan solo
tan sin palabras
tan ausente de ti
tan sin olvido.

Bajo la cicatriz de un pájaro


inicias otro vuelo.
POR LA GRAN CULPA

Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.


Gonzalo Rojas

Por culpa de todos habrán llorado las piedras


se habrán roto los caminos
y cerrado la puerta de salida del laberinto.
Por culpa del silencio
y las manos desunidas
habremos caído en el abismo.
Por culpa de nadie
perderemos la música
que ahora disuena en el canto afónico de los pájaros
o en el sonido turbio de las cuerdas flojas de los violonchelos
o en la respiración asmática del perro guardián
que agoniza en la puerta de la iglesia.

También
por culpa mía
no vuelan mariposas blancas
ni crece el jardín de las delicias
ni el pozo de verdor
en cada página.

Por la gran culpa


solo crecen erizos.
Atormentados erizos.
*
DONDE ESTÁ LA VIDA

En esta casa
donde cada palabra es un canto
una meditación un quejido
que vienen del silencio
cambian de sitio las memorias.
El color de la luz es cada hora diferente
y si el viento se asoma a las ventanas
es otra la sombra de todos los mortales
otro es el gato que sube los tejados
o el perro que ladra ante la puerta.

Alguien golpea
como buscando lugar a su tristeza
un sitio a la alegría
una página en blanco
la pantalla de algún ordenador
la luz que se enciende con el tacto
música grave
que de lo profundo llega.

Se abre la puerta
y uno por uno entran los vocablos
se instalan en una habitación
como poniendo en su lugar los muebles
y se encuentran las luces con las sombras
cuerpos celestes.
Entran
sonidos que ascienden o descienden
por el pentagrama
se posan en la página
letras que salen del lápiz o el teclado
y caminan mirándose a los ojos
acomodan sus voces y sus tonos
recorren cada uno de los sitios
auscultan los rincones
se ubican en el patio o en la sala
y saben que ahí está su casa
donde cada palabra y cada gesto
nos reúne a todos
como en última cena.

Con todos los vocablos


–dóciles ecos de la luz-
oímos el canto de los pájaros
que rasgan el aire como un chelo
o gritan como un violín que rompe el arco.
Se oyen de una pared a otra
caminan del corredor a la cocina
habitan esta casa
donde la vida pasa breve
tomada de la mano con la muerte.
DONDE NACE EL POEMA

Como que el tiempo regresa de otra manera


y se vuelve página
y pantalla
y palabra
y silencio.
Tal vez golondrina saliendo del verano
tal vez ola que viene y va
mientras la tarde ondula o serpentea.

Alguna sombra toca la puerta de mi casa


a muchas horas de distancia si el sol está en lo alto.
Toca en la tuya sin conocer el número que señala la entrada
y deja más silencio
y el corazón inquieto.

En ese espacio cálido murmuran su canto las sirenas


algo camina en puntos suspensivos
mide los pasos en los versos
teje y desteje la tela de los días
se alimenta de miel
resbala detrás de la alegría
la hiel marca sus noches
si algo lo enturbia lo enoja lo atormenta.

En los nuevos lenguajes sobra el alfabeto.


De las teclas escurren sonidos del amor
y mientras escribo incansable este poema
algo teje la red
algo desteje una telaraña de palabras
donde cuelgo tu nombre sobre el muro
como antes se hacía en el tronco
o las hojas de los árboles.

Sonríe el niño de los ojos vendados


entona su música a deshoras
y con un carcaj y un arco a todos hiere
en dulce desconcierto.
RUTINAS

Voy y vengo con mi lista de sueños.


El correo que respondo
la pantalla dispuesta a los poemas
un campo de girasoles dibujado en tus ojos
el misterioso amante de la noche
en las alturas del Cárpatos.

Con la inversión de todo


frente a las sobras que se acaban
maúlla el perro y ladra el gato
mientras lavo los días y pulo los oficios
el mismo calendario cada día
la lista de sueños que tejo a la lista del mercado.
Ladro y maúllo
maúllo y ladro
frente a tu imagen que salta en la pantalla
cuando respondes el correo
o estás en el Skype tan lejos y tan cerca
como una aparición que marca ausencias.
Ladro otra vez
maúllo
runruneo
y un poema acaricia el teclado.
DONDE CUELGAN MANZANAS

Abres la ventana para que entre el cielo


con el árbol donde cuelgan manzanas.
Ves la anoche iluminarse
como si amaneciera
y no hay tango que valga
ni milonga
para permanecer en soledad.
Vuelves a la primera luz
y esperas una taza de café caliente
un plato de vida
la cama propia
y el cuerpo amado
para cobijar la noche y la mañana.

Preparas la luz del paraíso:


abres las cortinas
acomodas muebles y espejos
iluminas tu casa
para ordenar las sombras.

Cada manzana es una flor que conoció el amor


—dijo un poeta—
y lo supo Eva
al mirarse en los ojos de Adán.
QUIETUD

Cierra tus ojos.


Siente el paso de mis labios
por tus párpados
por tu rostro
por tu boca.
Mis manos en tu piel
la respiración lenta
como el agua que reposa en tu mirada.
No los abras aún.
Con mis ojos cerrados
quiero verte
como antes
oír tu voz
como siempre
poner mis labios en los tuyos
y quedarme ahí
como en un cuento de hadas.

Como en el poema colgado en la red


te oigo con los ojos cerrados.
CACERÍA

El pájaro anuncia su faena


antes de alzar vuelo:
canta.
Se eleva con suavidad
y sus alas quietas acarician el viento
sin romperlo.

Solitario
parece dueño del mundo.
Talvez cierra los ojos en la inmensidad.
Talvez canta.

Punto en el azul
tiempo suspendido en el espacio.
Vuelo que detiene los ojos del cazador.

En medio de la nada
un ruido sordo
seco.
El punto es pájaro.
Cae
como briznas de casa ardiendo.

En el infinito azul
el pájaro cantaba.
CARTA DE AMOR

Regresa maltrecho
como si viniera desde el fin del mundo
o hubiera atravesado el inmenso mar.
Caídas las alas y los ojos apagados
no levanta vuelo.

La paloma mensajera nunca trajo noticias.


Alguien rompió la carta de amor
escrita en el reverso de sus alas.
Alguien busca entre sus plumas
al menos
una palabra herida.
SI ACASO

Si acaso llega el sol


si vuelve a repetirme tu mirada
si reconoce mis palabras
y se detiene delante de la puerta
si golpea despacio ante la sombra
sabré que has regresado
y de nuevo me abrazas
cierras los ojos
y te quedas.
DE NUEVO LA PÁGINA

Acariciar las palabras


saberlas imperfectas
borrarlas o tacharlas
rasgar el papel
arrugarlo
echarlo al cesto
rescatarlo
unir los trozos
uno a uno
planchar la página
diccionario de dolor.

Preguntar porqué te has ido


porqué sigues llenando de tachones mis cuadernos
y de remiendos mi corazón
que como cristal roto
o página estrujada
no lucirá jamás
el brillo de piel lisa
y de ilusión.

Armar las palabras


desarmarlas en la página
alma con alma
unir trozos desajustados
y hacerlos respirar en el poema.
*
OJO DE GATO

Cae la gota
y el gato caza el agua
el grifo que gotea
el ojo de cristal que en su caída se abre
sonido leve
golpe de insomnio.

Inquieto frente al agua que con gotero cae


el gato juega
camina
ronronea.

Es un verso la gota que cae


ojo de gato.
APRENDIZ DE GATO

Como el joven poeta


el gato se inicia en lo desconocido:
se acerca al laberinto
el aire cortado por un vuelo
ángeles que caen
sombras bajo la luz.

Gato el poeta
va y viene sin reposo
sabe que a diario encuentra una salida
otra puerta al enigma
la vida escondida entre lo oscuro
la muerte agazapada en los rincones.

Sabe
— poeta o gato —
que los días soleados albergan la noche
en lo más frondoso de los árboles
donde la luz comienza:
en el punto más negro.
POEMA CON GATO

.... como una divinidad desdeñosa


Jorge Luis Borges

Como el gato
el poema se niega la caricia.
Juega
camina caprichoso
busca el lugar más elevado
salta
rechaza el sitio inhóspito
desciende
husmea
escarba
aleja la carroña
las cenizas
deja en silencio la soledad
y la palabra.
NO LLEGA UN PÁJARO

Soy pájaro:

mis vuelos
son dentro de mí.
Humberto Ak´abal

No canta un nuevo pájaro en el sueño


no hay más lugar para el olvido
imposible más sombra:
crujen los huesos.

No cabe una canción en este cielo negro:


no llega un gato
un pájaro que cante el triste duelo
no llega a este lugar tan frío
no llega.

No vuela un pájaro
no canta dentro de nadie:
tiemblan los huesos.
ANTES

Antes de la poesía
la rosa.
Antes de la rosa
la rama y sus espinas.
Antes de las espinas
el cogollo fresco.
Antes
la raíz.
Antes de la raíz
la semilla.
Antes de la semilla
la tierra abonada.
Al comienzo
la felicidad y las heridas
preparándose.

Antes
el deseo de los árboles
de los muebles
de la luz
del viento que sopla
del relente nocturno
y tu rostro en la ventana.

Antes de todo
tiempo y espacio
amasados.
Y mucho antes la vida
y una percha para colgar sueños
o desvelos.
Al final
la soledad en un armario
o las gavetas de la compañía.
DESPUÉS

Si antes fue la tierra abonada,


el cogollo, la rosa,
las verdes hojas, las espinas,
la soledad en un armario
y las gavetas de la compañía.
Después será el polvo
la rama seca, la hoja caída
los pétalos deshechos e incoloros
la piel de la flor
casi gris
casi amarilla
sin agua que refresque.
Y el amor apenas deletreado
talvez nube
casi en silencio
como una exhalación
en la profunda y larga noche.

Rumania-Barcelona, verano, 2013


TAZA DE TE

Al lado
y no alado
el pájaro traza una línea en el pocillo
y se detiene al color de la luz.
Avanza hacia la flor
quieta
en la boca.

La taza palpita entre las manos


y calienta el fondo de los ojos.
El borde de los labios amados
dibuja media mariposa
sale un enjambre del panal
y endulza la tarde.

Sobre la mesa el mantel de nubes


y la cesta de pan.
La campana tintinea
a la hora del te
y la vajilla pinta la geografía del momento.
Humea la tetera azul sobre blanco
sigue el vuelo desalado
rompe el viento
y abre un espacio sobre las cinco de la tarde.

Sorbo a sorbo
calentamos la soledad y los abrazos
bebemos hasta el fondo
el instante color miel
y la vida pasa entre los dos
tiempo sin alas.

Nada queda en el fondo de la taza


no está la mariposa
solo el pájaro azul
dibujado
en la felicidad derramada.
*
LA CONSIGNA

Hacer esto y aquello de la mejor manera


es la consigna de los días.
Sacudir cuerpo y alma
limpiar las horas
como se lavan las manos
y cepillan los dientes.
Cuidar los fantasmas
y espantar los demonios
al comenzar la noche o la mañana.

Debemos alejar el llanto


aunque duelan el pecho o las rodillas.
Hacer bien la tarea de vivir:
amar a padre y madre
dar buen ejemplo a los hijos
aunque no los tengas
limpiar los borrones
remendar las heridas
cuidar las cicatrices
guardar los mandamientos todos
y evitar poner la mejilla
para no sonrojar la sumisión.

Lavar cada uno de los sueños


como la ropa íntima y las medias.
Sonreír
como el peregrino
que oye a las palomas arrullar sobre los campanarios.
Es importante hacerlo bien.
Más que un deber
es razón de cada vida
evitar que el tiempo malgastado se adelante.
La consigna es ser felices
como el colibrí cuando liba entre las flores
mientras la lluvia lava la suciedad del pavimento.

Debemos ver con los ojos limpios


como los tendidos de la cama
el mantel y la vajilla
y las rutinas que definen las mañanas
y la compañía de la noche.
Hay que abandonar el traje de máscaras
aunque golpeen los rincones de la soledad.

La consigna es ser como la luz


cuando aplasta con altivez la sombra.
Tal vez así afinemos el oído y la mirada
y escuchemos la tensa cuerda
donde parpadea el silencio de Dios.
PLATO DE SOBRAS

Si con tanto fragmento hiciera un mapa en la oscuridad


si lo pegara en las cuatro dimensiones
o si partido en dos enfrentara ambos lados
vería como se invierten norte y sur
como se cruzan oriente y occidente
como la primavera es otoño
y el invierno verano.

Si cortara los trozos de papel


donde anoto las líneas que hablan del mundo y de ti
pobre huérfano acongojado en mitad de la noche
vería un calidoscopio informe buscando salir de su prisión.

Y si al menos dibujara tu sombra


para no perder tu imagen o la forma de tus letras
de pronto sabría
si en medio de la tarde que grita su rutina
se levanta la página en blanco
o la nota musical
que quiere subir
antes de que aturdan los días
en las manos que yacen abandonadas
sin un plato de sobras en la mesa.
EN EL ALMA DEL TABLERO

Cada mañana el maestro da su lección de vida:


aprender las letras y los números
la vía recta cuando caminan las palabras
la curva enredando sueños y paisajes.
Dónde el diptongo
la suma de los muertos que crece cada día
dónde la resta de los vivos
cómo borrar del tablero los enigmas.
¿Dónde el amor
el punto final para la guerra?

Después de la raíz cuadrada o el alfabeto ciego


se traza un círculo de polvo en el tablero
y tiembla una curva de ceniza.
Cada mañana
el maestro escribe su debida lección
con su lección de vida.
FALSOS PROFETAS

Los falsos profetas anuncian igualdad y paz


pero se olvidan
cuando están en el trono o hacen la guerra.
Como en los jardines sin cuidar
se ignora las flores que inconscientes brotan
o las hojas que eleva el viento
-mariposas de otoño-.

Los falsos profetas no saben de jardines


ni de estaciones donde vuelen las mariposas,
menos de igualdad y paz.
CANCIÓN DE LA LUZ
Y LA MIRADA

Cuando se va a partir al frente,


a la batalla,
cuando suena la hora del adiós,
es que empieza a brillar la cazuela en el fogón.
Fina García Marruz

Primero fue el graznido


el cristal roto
la puerta cerrándose de golpe
el frío del invierno
y el largo silencio de los pájaros.

El desvelo fue golpe de alas en los ojos


y el sueño
cristal vuelto a componer
como cazuela en el fogón
con ilusión de regreso.
*
NUNCA LLEGÓ EL VERDADERO
Y SABIDO NOMBRE

El ave
que algunos llaman Tiempo
se alargó en el desierto de los hombres
y cada mañana
se enredó en sus ojos.

Trataron de construir
una palabra
pero faltaron piedras:
NADIE PUDO ENTENDERSE
DESDE ENTONCES
ORACIÓN EN EL VACÍO

Como salir de una habitación desordenada


para buscar sosiego
así el poema busca en la oscuridad
y nada encuentra.
Busca en el punto negro
donde nace la luz
y tu palabra no dice nada
no dice.
SIN HACER RUIDO

Escoger la palabra
amordazarla
reprimirla
fustigarla hasta que sangre
espiarle hasta su último misterio
limpiarla
asesinarla
oír la intensidad de su silencio
buscarle huellas y sonidos
laberintos secretos
perdonarla
aceptar su impotencia
su desvelo
tejerla y destejerla
liberarla
regresarla al borde del abismo
rescatarla
acariciarla
intentar el poema
seducirla con tacto:
poseerla.
MANCHA DE TINTA

En el fondo de un tintero
Hasta llegar al fin de la escritura
En donde muere la palabra.
Jorge Eduardo Eielson

Entintada
la noche sobre el papel
tinta negra
tinta sangre
verde
fresca
sucia
manchas
tinta de palabras.

La vida:
palabras en su tinta.
CARTA DE VIAJERO

Suceden poemas
y no sé como teclear las voces
tímidas y asustadas
que enredan la vieja máquina de escribir.
La lluvia cae
y suspende una línea en la ventana
mientras el sauce ondea
y el gorrión dispone su canto para el amanecer.

En el centro del patio la ropa se extiende


igual a un arpa con su sonido al aire.
Los poemas suceden en medio de las cosas:
la rutina danza y es día en la noche
algarabía del instante
sangre detrás de las paredes
torre de iglesia donde se posan las palomas.
Suceden como palabras fugitivas:
las moldeo
pan dispuesto al hombro
carta de viajero.
PAUSA SIN FIN

Tu voz que despertó la sombra


pasa y desvela:
Bécquer regresa en golondrinas
Quessep es alondra en la memoria
Cavafi la ciudad a cuestas
Kayyan el vino derramado
después del brindis y la noche.

Se oye un rumor
un solo de palabras
un surtidor
todas las voces:
Borges y Paz
Bretón, Neruda,
Nerval, Villon
la dama y sus camelias:
voces que levantan vuelo
hasta olvidar la muerte
esa pausa sin fin de la memoria.
EN MI CUADERNO

Inauguro en lo oscuro
observo, escarbo en mí.
Ida Vitale

Un rumor se detiene en mi cuaderno


el pájaro esconde su pico bajo el ala
cae la lluvia y refresca la mirada.
El gato se ovilla adormecido
la luna dibuja la soledad de los amantes
la alegría pasajera de su beso
el mar atormentado
la ciudad que se queja.
El perro guarda silencio
y crece la tarde con los pájaros.

En mi verso soy libre:


trazo una línea vertical en el cuaderno
otra persigue el horizonte
y la vida camina de puntillas
con la muerte enredada en cada una de las letras.

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