Está en la página 1de 2

Expectativas, competencias, contenidos

La referencia en los documentos oficiales respecto al concepto que nos ocupa -expectativas
de logro-, no es abundante, ni se explicita el proceso que lleva a su formulación por año.
Leemos “Las expectativas de logro expresan las metas mínimas a alcanzar al
concluir cada etapa de aprendizaje” (1- Doc. Curric. A.2, pág. 8)
Así expresado, quizás podría confundirse con objetivos generales de aprendizaje -de hecho
se las confunde-. En rigor, la diferencia que se establece entre ambos conceptos, es que la
nueva terminología pone el acento en las competencias que deben lograr los alumnos al
terminar un ciclo o una etapa, y en el sentido globalizador de los contenidos a abordar.
Estas son dos de las ideas-fuerza que caracterizan a la propuesta curricular en la reforma
educativa, que se inicia con la promulgación de la “Ley Federal”.
Las expectativas de logro, expresan la intencionalidad educativa, determinando lo esperado y
la dirección del proceso de aprendizaje. De ellas se deducen no sólo los resultados que se
desean alcanzar, sino también la necesidad de realizar una adecuada selección de los
contenidos y estrategias de aprendizaje.
¿Qué significamos al referirnos a “competencias”?.
Si un objetivo expresa una conducta a alcanzar mediante un contenido, las expectativas nos
remiten a competencias, entendiendo por éstas, la posibilidad de aplicar en circunstancias
variadas, contenidos -traducidos en red de conductas- de los cuales se han apropiado los
alumnos en el proceso de aprendizaje.
Por otra parte, no señala UNA conducta -como en la formulación de objetivos-, ni el acento
se deposita en EL contenido a transmitir como en las distintas formas que asume la
educación tradicional, sino que constituyen saberes integrados de distintos orden: pensar,
sentir y hacer, en una red de conductas -como mencionáramos- que permiten la resolución
de situaciones cotidianas, y acá el énfasis se pone en el “valor formativo para su aplicación
en todas las circunstancias de la vida” (1- Doc. Curric. A.3, pág. 15)
Por otra parte, es necesario considerar la resignificación en torno a “contenido”.
Los “contenidos” expresan “el conjunto de los saberes relevantes que integran el proceso
de enseñanza de todo el país” (2 y 3- “Introducción”). Esta conceptualización nos obliga a
ampliar la idea tradicional; los contenidos manifestaban la información relevante que
constituía el eje de los programas de las distintas materias en los niveles de enseñanza. Hoy,
los contenidos expresan un conjunto de conocimientos de todo orden, que integran aquella
información, pero que la superan, pues configuran las habilidades, hábitos, actitudes, en
definitiva, las competencias que una persona necesita para actuar en su grupo social. Y
decimos en su grupo social, porque estos contenidos están legitimados socialmente: son
éstos y no otros, los que nuestra sociedad ha consensuado, porque forma parte
de nuestra cultura.
Y sin dejar de lado la especificidad de los saberes, debe posibilitarse su abordaje
interdisciplinario.

Expectativas de logro: Su formulación.


Siguiendo con la referencia a las expectativas de logro, leemos “Desde el Nivel Central se
establecen Expectativas de logro por Nivel, por Ciclo y por Área. A partir de ellas, el equipo
docente deberá -en el Diseño Curricular Institucional- formular expectativas de logro por
año” (1- Doc. Curric. A.2, pág. 8). Y en este punto, comenzamos a vislumbrar los niveles de
especificación curricular de los cuales da cuenta la normativa. (1- Doc. Curric. A.1, pág. 24 a
26)
Las metas mínimas explicitadas en los documentos oficiales, están expresadas para un nivel
(Inicial o EGB), para un área (de Inicial o EGB), para un ciclo (de EGB), por lo cual deben ser
reformuladas, expresando las que correspondan para cada año y para cada área.
Esta tarea debe ser abordada por el equipo pedagógico en su totalidad, comprometiendo a
los docentes que conducirán los aprendizajes y a los que compartirán el proceso que se
continuará en años sucesivos, así como a los que conducen otras áreas en el mismo año.
Porque todos deben acordar las competencias a lograr en ese momento del proceso,
asumiendo el carácter globalizador de los contenidos aunque respetando la especificidad que
determinan los saberes disciplinares (en cada área). Además, asegurando la correlación del
año siguiente.
Llegado este punto, habiendo señalado los responsables, el interrogante que sigue, -a mi
criterio, el GRAN interrogante que moviliza a no pocos docentes y a no pocas instituciones-
es ... ¿Cómo se hace? ¿Cómo se configura el proceso que nos permite su enunciación?
La lectura de las expectativas nos permite comprobar que es lo esperado a determinado
nivel de aprendizaje, lo cual coincide, en nuestro sistema educativo, con edades en los
alumnos.
Por ello, en primer término debe establecerse un perfil evolutivo de éstos, en la edad que
corresponde a cada año de cada nivel.
¿Vemos un ejemplo?
Un niño de tres años, desde los aportes de la psicología evolutiva, de la biología, de la
sociología educacional, es capaz -generalmente- de realizar determinadas conductas. Estos
aportes permitirán elaborar un perfil, que comparado con las expectativas que deberán
alcanzar al finalizar el nivel inicial, determinarán las que corresponden a la de ese año (sala
de tres). La referencia a las expectativas del área, permitirán establecer la especificidad
disciplinar.
Así podríamos realizar un perfil en cada área -matemática, lengua, educación física, etc.-.
Lo mismo podríamos decir respecto a cuatro años, y a cada año de cada ciclo de EGB.
Pero esta última aseveración no debe hacernos perder el carácter globalizador de los
contenidos -como ya hiciéramos mención- ya que “las mismas competencias pueden lograrse
con diversos contenidos” (1- Doc. Curric. A 2, pág. 8)
Así explicitadas, pasarán a integrar el “Diseño Pedagógico Curricular” del “Perfil institucional”
del PEI.
¿Cómo continúa? En el nivel de concreción curricular áulico (Propuesta Pedagógica), en el
cual el docente, después de un diagnóstico de su grupo de alumnos, elaborará su “Proyecto
de aula” (Planificación anual y de unidades).
Esta nueva relación de las expectativas de logro con los objetivos de aprendizaje, la
profundizaremos en otro encuentro, así como los conceptos de evaluación y acreditación;
procesos que interjuegan con ellas.

Una ardua tarea


Estamos en presencia de una tarea no poco sencilla.
Requiere de docentes actuando como profesionales. Y esto significa, apoyándose en los
aportes de las ciencias y en especial de las ciencias de la educación.
Una vez más es necesario destacar la relevancia de la función y capacidad del directivo, para
conducir a sus docentes en la elaboración de una propuesta de calidad que
es RESPONSABILIDAD DE TODOS.

Bibliografía de referencia:
1- Dirección General de Cultura y Educación: “Documentos curriculares”
2- Ministerio de Cultura y Educación de la Nación: “Contenidos Básicos Comunes para la
Educación Inicial”. República Argentina. 1995
3- Ministerio de Cultura y Educación de la Nación: “Contenidos Básicos Comunes para la
Educación General Básica”. República Argentina. 1995

Lic. Cristina Hemilse Masip


Prof. Normal y Especial en Ciencias de la Educación.
Asesora pedagógica institucional
E-mail: licmasip@hotmail.com

También podría gustarte