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1. Disolución
Existen diversas causales para que una sociedad deje de funcionar y entre en
proceso de disolución. Nuestra Ley General de Sociedades en sus artículos 407º
y 408º, respectivamente, se refiere a un total de doce razones. Del total, nueve
son dirigidas hacia un ámbito común, y, las otras tres restantes, aluden a un
aspecto especial. De producirse alguna de estas situaciones, la sociedad entrará
en proceso de disolución, quedando imposibilitada de realizar nuevas
operaciones, a menos que sean necesarias para que se disuelva. Se debe tener en
cuenta que el inicio del proceso de disolución corresponderá al directorio, a los
socios, administradores o gerentes que convoquen una Junta General, de no
hacerlo, se debe solicitar al juez del domicilio social que declare el acuerdo de
disolución. Una vez expedido el documento, deberá publicarse dentro de los diez
días siguientes por tres veces consecutivas, para luego solicitar la inscripción de
esta fase disolutiva en Registros Públicos, tomando en consideración que,
producida la disolución de la sociedad, esta conserva su personalidad jurídica
mientras dura el proceso de liquidación y hasta que se inscriba su extinción.
2. Liquidación
Luego de la disolución, la sociedad no se extingue ipso iure, sino que entra en
proceso de liquidación, definida por el maestro Oswaldo Hundskopf 5 como “un
conjunto de actos tendientes al haber social, es decir a la realización de su
activo, al pago de su pasivo, y la distribución entre los socios del remanente del
patrimonio, si es que lo hubiere”. De igual manera, en este momento según el
profesor Ricardo Beaumont6, “tres cosas cambian: uno, el objeto social ya no
será el previsto en el estatuto, sino que el objeto será realizar los activos para
pagar los pasivos; dos, cambia la denominación social, pues según el artículo
413º de la LGS habrá que agregar en la documentación de la sociedad la frase en
liquidación; y tres, cambia la representación, la sociedad no estará personificada
por el directorio o gerentes, sino por liquidadores”.
3. Extinción
Finalizada la anterior etapa, los liquidadores deberán encargarse de inscribir la
extinción de la sociedad en Registros Públicos, y, una vez realizado, solicitará la
baja de inscripción de RUC para persona jurídica en la SUNAT. Sobre este
punto, Mallqui y Caballero8 aclaran el panorama resaltando que “una vez
culminado el proceso de liquidación, proseguimos con la extinción de la persona
jurídica cancelando, por ello, su partida registral. Esta constituye la desaparición
definitiva de la persona jurídica”. En suma, con esta última fase referida a la
inscripción de la extinción, se dará por concluido en su totalidad el cese de la
sociedad.
5
Hundskopf E., Oswaldo. «Derecho Comercial. Nuevas Orientaciones y Temas Modernos».
Tomo II. Segunda Edición. Universidad de Lima. 1994. Perú.
6
Beaumont Callirgos, Ricardo. «Comentarios a la Nueva Ley General De Sociedades». Tomo I.
Primera Edición. Gaceta Jurídica. 1998. Perú.
7
Montoya Manfredi, Ulises. «Derecho Comercial». Tomo I. Octava Edición. Editorial Cultural
Cusco. 2003. Perú.
8
Mallqui, Manuel.; Caballero Cristian. «Estudios Actuales Del Registro De Personas Jurídicas».
Editorial Grijley. 2017. Perú.