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Mateo presenta entonces la controversia con los fariseos (15:1-


20) 
Capítulo 15:1-20. LOS FARISEOS, Y LA CONTAMINACIÓN.

Véase bajo Mar 7:1-23. 

Capítulo 7:1-23. LOS FARISEOS Y LA CONTAMINACIÓN

    Se relata también en Mat 15:1-20. Los caudillos de Jerusalén


ya habían acordado matar a Jesús (Juan 5:18) Sin
duda habían oído de decaía Su popularidad en Galilea, y habían
enviado a esta delegación de fariseos para activar su campaña
de propaganda, esperando así mermar Su popularidad entre Sus
propios discípulos, pues es probable que muchos de éstos hayan
sostenido las mismas tradiciones de los fariseos. El lavado de
manos a que aquí se alude no era para fines sanitarios, sino una
ceremonia netamente religiosa; no de la ley, sino de invenciones
de los escribas. Jesús les dijo que tales ceremonias no eran de
valor alguno y que la verdadera contaminación es la del corazón.
Luego les censuró severamente por haber invalidado la Palabra
de Dios de Dios mediante algunas de sus tradiciones de origen
humano. Sus palabras se aplican de manera directa a muchas de
las prácticas que a través de los siglos han sido introducidas
dentro de la Iglesia. Es sorprendente la astucia y el ingenio que
emplean muchos dirigentes eclesiásticos para hacer que sus
formas y prácticas, bien conocidas como de origen humano, se
conformen a la Palabra de Dios. Son esclavos de la tradición,
pero tiene en poco la Palabra de Dios.      
Significativamente, Marcos trae a los fariseos a la escena
también, cuando Jesús elimina las leyes alimentarias
pronunciando que todas las cosas son limpias (7:1-23) .

Debemos de cuidar nuestro corazón (7:20-23).

MATEO 15:1-9: EL CONTEXTO

Inmediatamente antes del pasaje del evangelio de hoy,


encontramos a Jesús en medio de una controversia con los
fariseos y escribas respecto a guardar la ley. Mateo hace notar
que estos fariseos y escribas fueron de Jerusalén a Galilea, y
normalmente esta región no tendría como visitantes a tan
augustos personajes. Los galileos estarían deslumbrados con su
autoridad.

Estos fariseos y escribas habrían venido a ver a Jesús (v. 1), y


esto era tanto un tributo a su creciente reputación como una
manifestación de la creciente incomodidad que él les provocaba.
Estos critican a Jesús porque sus discípulos no observan los
rituales de purificación ritual. Jesús los enfrenta haciendo notar
su falla para honrar a su padre o madre de acuerdo con lo que
dicen los Diez Mandamientos. Jesús termina llamándolos
hipócritas y diciendo: “bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:
Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí.
Mas en vano me honran, Enseñando doctrinas y mandamientos
de hombres.”

El asunto central era el enfrentamiento entre la tradición hecha


por hombres y la ley de Dios. Aunque la Tora (ley) incluía muchos
detalles, no intentaba anticipar todos los escenarios posibles.
Fueron los rabinos, que amaban a Dios y querían guardar
fielmente la ley, quienes desarrollaron la Mishna (compilada entre
los años 200 a.C. y 135 d.C.) y el Talmud (compilado entre los
años 250-500 d.C.) para corregir aquella “deficiencia” de la Ley. Y
así produjeron una obra que ocupó 36,000 páginas (Lockyer,
1029). Aunque su intención era que solamente sirvieran como
guía para la gente (que de otra forma hubiera tropezado en el
error) estas obras obtuvieron una autoridad casi igual a la misma
Tora.

Debido a su deseo de abarcarlo todo, los rabinos estiraron la ley


mucho más allá de su intención original. En algunos casos,
incluso, tomaron una ley dirigida a un grupo específico, como los
sacerdotes, y la aplicaron a todos; o tomaron una ley que se
aplicaba a una situación específica y la ampliaron para cubrir
todas las situaciones. Casi abordaron todos los infinitos detalles,
haciendo a la ley más compleja y más esclavizante con cada
palabra. Las excepciones eran tan precisas y tortuosas como las
mismas reglas que intentaban exceptuar. Era hacer leyes
frenéticamente. Tal vez la mejor analogía contemporánea serían
las normas del gobierno. Atrapada en los detalles, una persona
muy fácilmente podría no ver el bosque por estar demasiado
cerca de los árboles.

En los versículos 1-9, los fariseos cuestionan a Jesús por permitir


que sus discípulos ignoren el ritual de lavarse las manos que
requería su tradición. Jesús les responde llamando la atención a
que ellos no han guardado la ley de Dios de honrar a padre y
madre –uno de los Diez Mandamientos— una excepción
permitida, no por Dios, sino por su tradición. ¿Puede su tradición,
supuestamente desarrollada para ayudarles a obedecer la ley de
Dios, ser válida si los disculpa de obedecer la ley de Dios? ¡Por
supuesto que no! Esta controversia naturalmente dirige al
discurso de Jesús en los versículos 10-20 sobre lo que
verdaderamente contamina al ser humano.
MATEO 15:10-20: AQUELLO QUE VERDADERAMENTE

CONTAMINA

10Y llamando á sí las gentes, les dijo: Oíd, y entended: 11No lo


que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la
boca, esto contamina al hombre. 12Entonces llegándose sus
discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta
palabra se ofendieron? 13Mas respondiendo él, dijo: Toda planta
que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14Dejadlos:
son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos
caerán en el hoyo. 15Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos
esta parábola. 16Y Jesús dijo: ¿Aun también vosotros sois sin
entendimiento? 17¿No entendéis aún, que todo lo que entra en
la boca, va al vientre, y es echado en la letrina? 18Mas lo que
sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al
hombre. 19Porque del corazón salen los malos pensamientos,
muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios,
blasfemias. 20Estas cosas son las que contaminan al hombre:
que comer con las manos por lavar no contamina al hombre.

Este discurso es bastante sorprendente porque, en él, Jesús ni


minimiza ni pone a un lado las leyes de la Tora sobre la comida.
El asunto es definir lo que constituye la verdadera santidad.

Los fariseos y escribas piensan que la santidad es la observación


fiel de la ley. Estamos tan familiarizados con el conflicto entre
Jesús y los escribas y fariseos, que encontramos difícil apreciar
la perspectiva de estos últimos. Las leyes levíticas sobre la
alimentación son una parte importante de las prácticas religiosas
judías. Son el corazón de la Tora, la parte más santa de las
Escrituras judías. Estas leyes ayudaron a crear el sentido de ser
un pueblo aparte, tan importante para la identidad judía. El
movimiento era circular. El pueblo de Dios guardaba las leyes de
alimentación, y esas leyes les ayudaron a establecer su identidad
como pueblo de Dios.

La ley declaraba ciertos alimentos como impuros, y comer esos


alimentos contaminaba a quienes los comían. Esto no tenía nada
que ver con la higiene o la salud, sino con la santidad; es decir,
con la obediencia a la voluntad de Dios. Dios había especificado
lo que era y no era permitido. Así que no observar estas leyes
constituía un acto de rebelión contra Dios. Jesús dice “No lo que
entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la
boca, esto contamina al hombre”. Él cambia el eje de lo que
entra en la boca (comida) y lo pone en lo que sale del corazón
(pensamientos, sentimientos, y motivos).

No hay duda de que el comentario de Jesús es sorprendente y


ofensivo para los fariseos y escribas de Jerusalén. Ellos han
dedicado sus vidas, personal y profesionalmente, a la pureza
ritual; es decir, a la interpretación y observación de la Tora y la
Mishna. Sus credenciales son impresionantes y les ha costado
trabajo ganarlas. No solamente observan la Tora y la Mishna,
sino que también demandan que otros las observen. De hecho,
así ellos se convierten en un tipo de policías religiosos. Y nos
hacen recordar a losmullahs musulmanes que interpretan e
implementan las prácticas del Islam y su observación rígida en la
actualidad.

Este es un problema muy actual para la iglesia de Mateo al final


del primer siglo, porque es una iglesia que está en transición. Al
principio, la iglesia era totalmente judía, pero eso cambio cuando
se comenzó a aceptar a gentiles (ver la historia de Pedro y
Cornelio en Hechos 10). Cuando Mateo está escribiendo su
Evangelio, los cristianos judíos y gentiles están luchando con el
asunto del lugar que debería tener la ley judía en la vida de la
iglesia. En Mateo, Jesús deja en claro su devoción a la ley
cuando dice: “No penséis que he venido para abrogar la ley ó los
profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir. Porque de
cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una
jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean
hechas.” (5:17-18). ¿Significa esto que los cristianos están
obligados a observar las leyes alimenticias judías –las otras leyes
levíticas— y la Mishna? Ese es el asunto que Mateo está
tratando de aclarar.

En este evangelio, Jesús cambia el énfasis del perfecto


cumplimiento de las reglas, al de los propósitos de esas reglas
que fueron diseñados para servir. “Lo que sale de la boca, esto
contamina al hombre” (v. 11). Después, hablando a sus
discípulos, Jesús lo clarifica, “Porque del corazón salen los
malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones,
hurtos, falsos testimonios, blasfemias. Estas cosas son las
que contaminan al hombre: que comer con las manos por
lavar no contamina al hombre” (vv. 19-20).

El bien y el mal no brotan de lo que se come, sino del corazón. La


inmundicia de los intestinos no se puede comparar con la
inmundicia que hay en el corazón. Fácilmente nos deshacemos
de la inmundicia del intestino, y ya no nos afecta. La inmundicia
que hay en el corazón es otra cosa. La inmundicia de nuestros
corazones encuentra expresión en las palabras que salen de
nuestras bocas, y las palabras de nuestras bocas nos dirigen a
las obras de nuestras manos. La cólera en nuestros corazones
da paso a palabras hirientes y hechos violentos. En años
recientes se ha hecho popular la noción de que ventilar el enojo
lo disipa, que hace que se evapore. Más recientemente, hemos
llegado a entender que palabras dichas con cólera y odio
simplemente hacen que el enojo se fortalezca, que se alimente.
Las palabras dichas con odio dañan a todos: a la persona que las
dice, a la persona a quien se le dicen, e incluso a la persona que
casualmente las oye.
• Consideren al niño o niña que oye a sus padres lanzarse
palabras de odio el uno al otro.

• Consideren el Holocausto, que empezó con las palabras llenas


de odio de Hitler.

¿Cuántas personas murieron como resultado de aquellas


palabras? ¡Seis millones de judíos! ¡Veinte millones de soviéticos!
¿Cuántos americanos? ¿Cuántos alemanes? ¿Cuántos italianos?
¿Cuántos polacos? ¡Y todo comenzó con palabras dichas con
odio y en un tono alto!

• Consideren los hechos de los terroristas musulmanes actuales.


Su violencia brota naturalmente de las palabras de sus líderes
extremistas.

A nosotros nos gusta decir “los palos y piedras pueden romper


mis huesos, pero las palabras nunca podrán herirme”, ¡pero esa
es una mentira! Todos hemos sido heridos por palabras
impulsivas y llenas de odio. Esas palabras no solamente
producen espíritus heridos, sino que también producen violencia
y asesinatos.

Tal vez podemos entender más fácilmente el poder de las


palabras al introducirnos un poco más en la llamada “Era de la
Información”. Durante el período de la Era Industrial, la gente
ganaba riqueza y poder fabricando cosas con gran esfuerzo:
automóviles, aviones, acero y motores. En años recientes, la
gente ha ganado riqueza a tavés de las palabras y los sustitutos
de las palabras (códigos computarizados, derechos de autor,
patentes, contratos, acuerdos legales). Tal vez con el tiempo esto
nos ayudará a recobrar nuestro aprecio del poder de las palabras
para bien o para mal.

“Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será


desarraigada” (v. 13). Desarraigar una planta es diferente a
cavar alrededor de ella y sacarla cuidadosamente con toda la
raíz. Desarraigar es una sentencia de muerte.

Jesús habla de “guías de ciegos” (v. 14). Los fariseos y


escribas se creían guías de quienes tenían menos vista. Jesús
dice que esa guía está condenada al fracaso, porque ellos
mismos son ciegos.

Los pecados que Mateo enlista como saliendo del corazón (vv.
18-19) comprenden los mandamientos del seis al nueve –la
segunda tabla— los pecados que afectan las relaciones, que
destruyen la vida (asesinato); que destruyen el matrimonio, la
familia, el respeto por sí mismo, y la integridad (adulterio y
fornicación); que destruyen la propiedad (hurto); y que destruyen
la reputación (falsos testimonios y calumnias). Aunque Dios
perdona estos pecados, sus efectos son trágicos y duran mucho
tiempo.

Al concentrarse en los motivos del corazón más que en la pureza


ritual, Jesús hace el cumplimiento religioso más fácil y, al mismo
tiempo, más difícil. Es más fácil porque nos saca de la compleja
maraña de la Mishna y Talmud, dándonos lineamientos amplios
en lugar de detalladas instrucciones. Es más difícil porque ahora
tenemos que dejar que nuestra devoción a Dios afecte las partes
más profundas de nuestro ser. Ya no podemos realizar el ritual y
considerar que con eso cumplimos nuestra obligación, sino que
debemos hacer un genuino esfuerzo para establecer una relación
amorosa con Dios y con nuestro prójimo.

Las Tradiciones Jamás Superarán a la Ley Divina

“Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el


mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó
diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: el que maldiga al padre o a
la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que
diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con
que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así
habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de
labios me honra; más su corazón está lejos de mí. Pues en vano me
honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”.
Mateo 15:3-9

              En estos versículos Jesús ratifica que nunca las tradiciones


religiosas estarán por encima de la ley divina, la palabra de Dios: ¿Por
qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra
tradición? El rito de lavarse las manos no se hacía tanto con el objetivo
de higiene sino porque ellos creían que si lo hacían bien esto los
mantenía ceremonialmente puros ya que creían que podían quedar
inmundos si comían alimentos que a su juicio podían estar
contaminados por tocar algunas cosas impuras. El rito de lavarse las
manos tenía todo un procedimiento a seguirse. En primer lugar, las
jarras de agua se tenían preparadas para su uso antes de las comidas. El
agua se derramaba primero sobre las dos manos manteniendo las
puntas de los dedos hacia arriba, y tenía que correr hasta la muñeca,
desde donde ya se vertía, porque para entonces ya era impura por
haber tocado las manos impuras, y si volvía a pasar otra vez por los
dedos los contaminaría. El proceso se repetía con las manos en la
posición contraria, con las puntas de los dedos hacia abajo; y luego, ya
por último, se limpiaba cada mano restregándola con el puño cerrado
de la otra. Un judío verdaderamente estricto hacía todo esto, no sólo
antes de cada comida, sino también entre cada dos platos. Como esta,
la vida religiosa de los judíos estaba llena de tradiciones que solo se
enfocaban en la apariencia externa, pero jamás ayudaba a purificar lo
interno, el corazón que es lo que más le interesa a Dios, por ello Jesús
los recrimino porque lo peor de todo era que por estos ritos
invalidaban a la misma palabra de Dios: Porque Dios mandó diciendo:
Honra a tu padre y a tu madre; y: el que maldiga al padre o a la madre,
muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su
padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera
ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis
invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Con su
tradición invalidaban uno de los mandamiento de Dios que
dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en
la tierra que Jehová tu Dios te da”, (Éxodo 20:12). Y otro mandamiento
advertía la pena de muerte para los que lo violaran: “Igualmente el que
maldijere a su padre o a su madre, morirá”, (Éxodo 21:17). Si los padres
de algún judío quedaban desprovistos de la manutención era obligación
de los hijos ayudarles para que no quedaran expuestos a ser unos
mendigos porque esto era no honrarlos; no obstante, a veces por la
tradición se invalidaba este mandamiento ya que si alguien consagraba
sus bienes a Dios este podía faltar a su obligación para con sus
padres: “Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la
madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con
que pudiera ayudarte”, (Marcos 7:11). El término que Marcos usa,
corbán, es una palabra en hebreo que significa ofrenda, de tal forma
que un judío podía acudir a la tradición para no ayudar a sus padres
invalidando así la palabra de Dios. Por todo esto Jesús les dice a estos
fariseos y escribas: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando
dijo: Este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres. Jesús llama a estos hombres hipócritas, una palabra que viene
del griego jupokrites (ὑποκριτής), que también se puede traducir como
alguien que finge ser otra persona, o alguien que solo actúa ser otra
persona. Eso era lo que estos hombres hacían, solo fingían ser hombres
piadosos y temerosos de Dios porque practicaban con fidelidad todas
sus tradiciones religiosas que se enfocaban en lo externo, pero
descuidaban lo interno, el cuidado del espíritu, la limpieza del corazón y
por ello les cita al profeta Isaías quien en su tiempo recrimino a los
judíos de alabar a Dios solo de apariencias externas pero su corazón
estaba lejos de Él: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a
mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de
mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que
les ha sido enseñado”, (Isaías 29:13). Todos nosotros debemos tener
cuidado que nuestra vida cristiana no esté basada en puras apariencias,
creyendo que por el hecho de llevar una vida religiosa estamos
agradando a Dios, habiéndonos olvidado de vivir confiando en nuestra
fe en Cristo y teniendo la palabra de Dios como nuestra única fuente de
autoridad divina.
Capítulo 15 
Lo que contamina al hombre
15:1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de
Jerusalén, diciendo: 
15:2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?
Porque no se lavan las manos cuando comen pan. 
15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el
mandamiento de Dios por vuestra tradición? 
15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El
que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 
15:5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre:
Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 
15:6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el
mandamiento de Dios por vuestra tradición. 
15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 
15:8 Este pueblo de labios me honra; 
Mas su corazón está lejos de mí. 
15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres. 
15:10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: 
15:11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale
de la boca, esto contamina al hombre. 
15:12 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los
fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? 
15:13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada. 
15:14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego,
ambos caerán en el hoyo. 
15:15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. 
15:16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? 
15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es
echado en la letrina? 
15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al
hombre. 
15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios,
los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias.
15:20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con
las manos sin lavar no contamina al hombre. 
Texto: 15:8-9 Del Evangelio según San Mateo.

15:8 Este pueblo de labios me honra; 


Mas su corazón está lejos de mí. 
15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como
doctrinas, mandamientos de hombres. 

Tema: Honrando al que nos ha honrado con su sacrificio.


Propósito General: Devocional
Propósito Específico: Que el creyente se esfuerce cada día de su vida
en honrar a Dios porque esta es para siempre.

Proposición: El creyente que honra a Dios solo de labios su corazón


está alejado de Él, deshonra a Dios rechazando su sabiduría y se somete
en obediencia de mandamientos de hombres, Jesús es un claro ejemplo
de cómo honró aquí en la tierra a Dios y a sus padres, y le sigue
honrando hasta la eternidad.
Introducción:
Todos somos creyentes aquí, pueda que Ud. esté por primera vez o solo
de visita, pero desde el momento que está aquí ya es un creyente de Dios
porque Ud. está interesado en Dios y además quiere saber lo que quiere
que Él haga en su vida.
Veamos lo que significa HONRA
El significado de la palabra honra viene del griego "timao" que eso traducido al
español se refiere a tener alto estima, considerar apreciado a alguien y de gran
valor.
Honra en la Biblia indica la preservación de virtudes personales como la rectitud,
la integridad y decencia. ... De esta manera, la honra de las personas se refiere al
honor personal que abarca respeto, decoro, humanidad e integridad. El significado
bíblico de la palabra honra deriva del hebreo kabôd que indica gloria.
La palabra honra procede del verbo honrar, que surgió desde el latín “honoris” al igual que
honor, y en ambos casos se hace referencia a la dignidad humana y su respeto, pero
si bien en ambos casos existe una consideración pública sobre el honor o la honra
de alguien, en el caso del honor éste se adquiere por méritos individuales, por las
acciones propias, independientemente del juicio social; en cambio en la honra, se
depende en gran medida de cómo juzgan los demás nuestra acciones. Por ejemplo,
alguien actúa contra la honra de otro cuando lo insulta, lo injuria o lo golpea. En el
honor el juicio es privado, en la honra es público y equivale al buen nombre o
reputación, muy propio de las hazañas familiares que se ostentaron con títulos
nobiliarios en el medioevo. Sin embargo es frecuente usar ambos términos como
sinónimos: “Me honra con su presencia” o “Es un honor para mí contarlo como
invitado”.
Diferencias en la honra; la vertical, propia de las sociedades estratificadas donde
cada individuo goza de una diferente jerarquía y consideración social; de la
horizontal, que es la opinión que los demás tienen de alguien.
La honra está reconocida como un derecho humano esencial por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) en su artículo 12
ARTÍCULO 12.- Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o
su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales injerencias o ataques
, y por el artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
ARTÍCULO 11.- Protección de la Honra y de la Dignidad 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su
honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie puede ser objeto de ingerencias arbitrarias o
abusivas en su vida privada, en la de su familia en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques
ilegales a su honra o reputación. 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas
ingerencias o esos ataques.
Cuando alguien fallece se le brindan desde las más primitivas civilizaciones, las
honras funerarias, como demostraciones, de respeto, que varían entre las diferentes
culturas y en el tiempo, hacia quien ese ser humano había sido en vida. Cuando
alguien muere en servicio a la comunidad o a la patria, se le brindan honras
especiales.
En la Biblia, uno de los Diez Mandamiento es el de honrar a los padres, lo que
implica respetarlos, amarlos y ayudarlos.
En materia sexual, y en las sociedades tradicionales, la honra de una mujer era su
virginidad y debía ser mantenida intacta hasta el matrimonio. Una mujer soltera
que mantenía relaciones sexuales, o una casada que era adúltera tenía conductas
deshonrosas.
La expresión “a mucha honra” es ser o hacer algo con orgullo, sin importar si
socialmente es o no valorado”.
Después de este concepto general quiero predicar específicamente
acercas de la HONRA en toda su esencia y magnitud de nuestro Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Es importante que nos enfoquemos en esta palabra y el significado que
tiene sobre todo el valor que le debemos de dar, Dios espera que el
hombre le honre de corazón.

O. T. Cuando…
I. EL CREYENTE QUE HONRA A DIOS DE LABIOS SU
CORAZON ESTA LEJOS DE EL (VS. 8)
Del Evangelio según San Mateo.
15:8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos
de mí. 

Porque todos hemos creído así como los judíos que creen
porque conocen su palabra como estos judíos que sabían muy
bien al revés y al derecho el Tanaj, desde la niñez eran ya
adoctrinados.

Aplicación:
O. T.: Veamos…
II. DESHONRA A DIOS EL QUE RECHAZA SU
SABIDURIA PARA OBEDECER MANDAMIENTOS DE
HOMBRES (VS. 9)
Del Evangelio según San Mateo.
15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres. 

Jesús les decía a ciertos escribas y fariseos de Jerusalén que


estaban siempre presentes a donde Él iba, que en vano le
honraban,(porque ellos se daban baños de pureza haciéndole
saber al pueblo de que ellos cumplían la ley de Dios cabalmente
hasta sus vestiduras eran símbolos de lo que representaban)
enseñando doctrinas como mandamiento de hombres (o sea
dándole cargas al pueblo que no podían ni llevar ellos mismos)
Ahora aplicándolo al contrario hoy en día también existen
hermanos como esas personas y que se encuentran entre las
congregaciones cristianas, que te dan esas cargas que ni ellos
mismos pueden llevar, pueden decirle esto no es así esto lo
manda Dios así y lejos de sentirte alentada te sientes peor, pero
que hay detrás de esa apariencia –así como la vestidura de los
representantes de la ley en tiempos de Jesús- en realidad son
personas que realmente honran a Dios, para eso tenemos su
palabra y al Espíritu Santo que te va a redargüir como dice en la
epístola a los Hebreos
4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones
del corazón.  ella hablará a tu vida y a tu corazón y lo que quieras
saber de Él te lo va a enseñar a través de ella, Dios es sabio. Con
esto no quiere decir que no haya hermanos que no honren a
Dios pues Él es el que escudriña en nuestras mentes y corazones
a Él no lo podemos engañar, pero si a veces cometemos el error
de hacer dogma de las personas, Ud. Se preguntará cómo
dogma, se lo explico que le creemos más a esas personitas y le
tenemos más fe y reconocimiento que a nuestro señor Jesucristo
autor y consumador de nuestra tan grande salvación.
Aplicación:
O. T.: Ahora veamos como…
III. JESÚS HONRÓ A DIOS HASTA EL ÚLTIMO HÁLITO DE VIDA

Aplicación:
O. T.: Demos…
I. LA HONRA SEMPITERNA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPIRITU
SANTO DE DIOS. (Apocalipsis
No puedo decir que el honrar a Dios se forme como un estilo de vida porque el concepto de
ésta frase, es el conjunto de actitudes y comportamientos que adoptan y desarrollan las
personas de forma individual o colectiva para satisfacer sus necesidades como seres humanos
y alcanzar su desarrollo personal. Un ejemplo seria la salud.
Nosotros somos seres vivientes creados por Dios y para Él con Cuerpo, Alma y Espíritu.

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