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2.1.

Definición de prisión permanente revisable

Instrumento jurídico alguno define la pena de prisión permanente revisable, se puede


concluir, basado en dichos instrumentos, las características que viabilizan definir la
prisión permanente revisable:

Los rasgos que singularizan a la prisión permanente revisable son: la de ser una pena de
duración indeterminada y la de tener posibilidad de revisión y revocatoria condicionada
al cumplimiento de requisitos, esto acorde a López Peregrin (López, 2018:7); ahora bien
Casals Fernández define a la prisión permanente revisable como: “una pena de duración
indeterminada sujeta a un régimen de visitas de carácter excepcional” (Casals, 2019: 671)
Por otro lado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH),  ha estipulado que la
condena perpetua, para que no sea violatoria al Convenio Europeo para la Protección de
Derechos Humanos, debe al menos contemplar la posibilidad de revisión de la misma y
así recuperación de libertad; esta conclusión se obtiene en virtud del análisis de dicho
tribunal en los procesos Soering  contra  Reino  Unido  (del  7  de  julio
de  1989),  T.  y  V.  contra Reino Unido (del 16 de noviembre de 1999), Kafkaris contra
Chipre (del 12 de febrero del 2008) y Meixner contra Alemania (del 3 de noviembre del
2009)

De igual manera el Tribunal Constitucional Alemán estipula: “los presupuestos del


cumplimiento de una pena dentro del marco de la
dignidad  humana,  pertenece   el  que  los  condenados  a  prisión  perpetua   tengan  
al   menos   una oportunidad de disfrutar nuevamente de la libertad”, esto en su sentencia
45, 187, de 21  de  junio  de  1977

Por lo citado se puede definir que la prisión permanente revisable es una pena privativa
de libertad de carácter permanente, revisable cada cierto tiempo, y revocable no por el
paso del tiempo, sino por el cumplimiento de los requisitos previstos por la ley, mismos
que pueden ser buena conducta y diagnóstico, por parte de expertos, de la efectiva
rehabilitación o la idoneidad del sentenciado para reinsertarse en la sociedad.

2.2. Antecedentes de la prisión permanente revisable en Europa

El TEDH desde 1989 inició sus pronunciamientos a través de sentencias, instando a los
países europeos a humanizar la prisión perpetua, dándole así, la posibilidad al
sentenciado que su pena sea revisada, con el fin de recuperar su libertad, siempre y
cuando, se cumplan determinadas medidas o parámetros relacionados con su
rehabilitación; de esta manera la prisión permanente revisable surgió, netamente como
una reacción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos -TEDH- para contener la
prisión perpetua y su irracionalidad e inhumanidad.

El TEDH, desde 1989 en el caso Soering contra Reino Unido, 1999 en el caso T. y V.
contra Reino Unido, en 2008 en el proceso Kafkaris contra Chipre y Meixner contra
Alemania en el 2009, ha indicado en sus sentencias que, en las penas más graves, tal
como la cadena perpetua, era imprescindible otorgar al condenado la posibilidad de una
revisión periódica que de la posibilidad a su revocatoria.

Con este antecedente los Estados miembros de la Unión Europea, de manera progresiva
instauraron en sus legislaciones internas la figura de la prisión permanente revisable a fin
de condenar los delitos considerados como graves.

El 26 de marzo del 2015 a través de la Ley Orgánica 1/2015, en España fue aprobada y
encajada la prisión permanente revisable, en los fundamentos de dicha ley consta que la
finalidad de esta figura es dar mayor seguridad jurídica a la ciudadanía en general, regular
la proporcionalidad de las penas y su aplicación es para los delitos mayores, es decir los
que generan mayor repudio por parte de la población, esto último fue basado a lo
instaurado por los demás países de la Unión Europea.

La legislación penal española sanciona con pena de prisión permanente revisable los
siguientes delitos: 1) asesinato de menores de dieciséis años o de personas especialmente
vulnerables por su edad, enfermedad o discapacidad; 2) asesinatos subsiguientes a un
delito contra la libertad sexual; 3) homicidio al Rey o Reina, Príncipe o Princesa de
Asturias; 4) homicidio del Jefe de un Estado extranjero; 5) genocidio; 6) crímenes de lesa
humanidad; 7) asesinatos cometidos en el seno de una organización criminal; y, 8)
asesinatos reiterados o cometidos en serie.

2.3. La prisión permanente revisable en los países de la Unión Europea

En la mayoría de legislaciones de países pertenecientes a la Unión Europea se encuentra


tipificada la prisión permanente revisable, en países como España, bajo la denominación
ya escrita, en otros países, como Alemania bajo la denominación pena privativa de
libertad perpetua, en Italia bajo la denominación de Ergastolo, pero todas tiene la misma
finalidad.

Así como la denominación varía, también lo hace el tiempo de duración de la prisión


permanente revisable en los diferentes países de la Unión Europea, la misma que va de
los 7 hasta los 35 años. En Irlanda, la prisión permanente es revisable una vez que el
condenado ha cumplido los 7 años de la condena; en Suecia y Noruega, la revisión de la
prisión permanente e aplicable una vez que el condenado cumpla 10 años de la condena;
en Dinamarca, Finlandia y Chipre, la revisión de la pena se hace cuando el sentenciado
cumple 12 años de privación de libertad; en Mónaco, Bélgica, Austria, Suiza, Alemania,
Macedonia, Luxemburgo y Liechtenstein la revisión de la permanencia o revocatoria de
la privación de la libertad se da cuando el condenado cumple 15 años de la condena; en
Bulgaria, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, República Checa y Rumania, la revisión de la
prisión permanente se lleva a cabo a los 20 años; en España, Italia y Polonia encontramos
los regímenes más rígidos, ya que la revisión se da cuando el condenado cumple 25 años
de privación de libertad (en España y Polonia) y 26 años de privación de libertad en el
caso italiano (véase la tabla No. 1).

En Italia, la prisión permanente revisable es denominada Ergastolo, constituye la sanción


más grave entre las penas restrictivas de libertad, es aplicable en los delitos que se
consideran más abominables de la vida, en contra del Estado y la seguridad pública. Esta
figura jurídica ofrece al sentenciado la opción que se revise su pena con el objetivo de
obtener su libertad bajo el cumplimiento d determinadas condiciones que determine la
ley, esto una vez que haya cumplido por lo menos 26 años en prisión y se certifique, que
se encuentra arrepentido del delito que ha cometido y que se ha reparado la
responsabilidad civil del delito (Pinto Palacios, 2019). Además, el privado de libertad
puede beneficiarse de premios y permisos después de haber cumplido 10 años de
condena; en el caso de los reincidentes, los permisos y premios se pueden obtener
transcurridos 15 años de prisión y la semilibertad cuando haya permanecido dos tercios
de la condena (Ríos Martín, 2013). Los reos condenados a ergastolo están obligados a
trabajar y permanecer en régimen de aislamiento nocturno. Esta pena fue implementada
en Italia para sustituir a la pena de muerte. En dicho país existen dos modalidades de
pena perpetua, el ergastolo normal y el ergastolo ostativo (en español obstativo). El
primero le ofrece al penado la oportunidad de obtener permisos especiales, o de adquirir
la libertad condicional, o como mínimo, solicitarla siempre que cumpla los requisitos y
condiciones consagrados en el Código Penal italiano. Por otro lado, el ergastolo ostativo
u obstativo impide que el sentenciado pueda aplicar los beneficios ya mencionados, a menos
que sean dictaminados específicamente por el juez competente (FERNÁNDEZ CASALS,
2019).

En Francia, la cadena perpetua denominada reclusión criminal a perpetuidad, es la pena


más grave que consta en el Código de Procedimiento Penal francés, esta entró en
vigencia en 1994, esto como acción del legislativo frente a la violación y asesinato de una
menor de edad, caso que por su gravedad fue mediático y agitó al pueblo francés. La
reclusión a perpetuidad está encaminada a personas que cometan delitos de asesinatos
execrables cometidos con premeditación y alevosía. El artículo 729 del Código de
Procedimiento Penal de dicho país, estipula la diferencia entre periodo de prueba y
periodo de seguridad. El primero se da automáticamente y va de la mano con la
imposición de la libertad condicional, en tanto que el segundo se establece por un tribunal
penal y también incluye el beneficio a la libertad condicional. La duración del periodo de
seguridad para los condenados a la pena de reclusión criminal a perpetuidad será de 18
años, sin embargo, el tribunal podrá por resolución especial aumentar dicha duración
hasta 22 años (en caso de reincidentes), o bien decidir su reducción. En caso de asesinatos
a menores de 15 años más actos de tortura y crueldad o de asesinatos en contra de la
autoridad pública, en relación a sus actividades o por motivo de estas, el periodo de
seguridad es de 30 años (CASALS FERNÁNDEZ, 2019, pág. 96). Los reos durante el
periodo de seguridad no se benefician de ninguna clase de medida que haga dúctil la
pena, es decir, que no tiene opción a solicitar beneficios penitenciarios como ejemplo el
permiso de salida, a menos que se indulte al reo (Cervelló Donderis, 2015).

En Alemania, la cadena perpetua denominada como pena privativa de libertad perpetua


(en alemán lebenslanger Freiheitsstrafe), fue adoptada bajo sentencia de la Corte
Constitucional Federal de 1977 en sustitución de la pena de muerte, y consiste en la
privación de libertad del convicto por un tiempo indeterminado. La pena privativa de
libertad perpetua se aplica en los delitos de asesinato, genocidio, lesa humanidad y
delitos de guerra. Esta pena le permite al procesado que su caso sea revisado después
de haber permanecido 15 años en prisión (tiempo que se podrá prolongar si el reo sigue
siendo una persona peligrosa) y el cumplimiento de los requisitos contemplados en el
artículo 57 del Código Penal Alemán, es decir, que se acredite que las situaciones de
culpabilidad del reo no requieran la ejecución efectiva de la prisión permanente; que su
libertad no amenace la seguridad pública del pueblo alemán; y, el consentimiento del
reo respecto a su libertad (Pintos Palacios, 2019, pág. 158). Una vez cumplidos los
requisitos antes mencionados, el privado de libertad tiene la oportunidad de obtener la
libertad condicional. Sin embargo, tras 10 años de cumplimiento efectivo de prisión, el
convicto también puede beneficiarse de permisos de salida (Roig Torres, 2016, pág. 27).

En España, la prisión permanente revisable se dio por primera vez en un anteproyecto de


Ley de reforma del 18 de octubre de 2012 la que fue aprobada por el Congreso de los
Diputados el 26 de marzo de 2015, esta pena es la más severa del sistema jurídico español
y su duración es indeterminada, lo que no necesariamente significa que el sentenciado
pase el resto de su vida en la cárcel, ya que al ser un tipo de pena revisable, el Tribunal
Penal se encarga de revisar la pena luego que el reo cumpla una fracción significativa de
la pena, entre 25 y 35 años del cumplimiento de la pena, de acuerdo a la gravedad del
delito. Si en la revisión se verifica que el penado está listo para la reinserción, puede
recobrar su libertad, bajo la vigilancia y control por un período de tiempo, a fin de
garantizar la seguridad ciudadana. Mientras dure la libertad condicional el sentenciado
debe evitar el cometimiento de nuevos delitos, ya que de incurrir en alguna infracción
generaría la suspensión de la libertad condicional y por ende su reingreso al centro
penitenciario (BOLETIN OFICIAL DEL ESTADO, 2015). Es importante indicar que
acorde al artículo 35 del Código Penal español, los privados de libertad no pueden
obtener permisos de salida hasta que hayan cumplido un mínimo de 8 años de la condena,
en delitos de terrorismo 12 años de la condena; de acuerdo a lo que estableen los artículos
140, 485, 605 y 607 del cuerpo legal citado, la prisión permanente revisable es pena aplicable
para los siguientes delitos: a) el asesinato de menores de dieciséis años o de personas
especialmente vulnerables por su edad, enfermedad o discapacidad; b) los asesinatos
cometidos tras la comisión de delitos contra la libertad sexual; c) los asesinatos
cometidos en el seno de una organización criminal o grupo terrorista; d) los asesinatos
múltiples o seriales; el asesinato de una autoridad del Estado (Rey o Reina, Príncipe o
Princesa de Asturias y Jefe de un Estado extranjero); y, e) los crímenes de lesa
humanidad y genocidio (véase en la tabla 2 el cuadro comparativo de la aplicación de la
prisión permanente revisables y sus beneficios en los países de la Unión Europea).

Tabla 1. Prisión permanente revisable o penas análogas en países de la Unión Europea

País Período de País Período de cumplimiento


cumplimiento de la pena de la pena para que
para que proceda la revisión
proceda la revisión
Alemania 15 años Liechtenstein 15 años
Austria 15 años Luxemburgo 15 años
Bélgica 15 - 23 años Mónaco 15 años
Bulgaria 20 años Macedonia 15 años
Chipre 12 años Noruega 10 años
Dinamarca 12 años Polonia 25 años
España 25-28-30-35 años República checa 20 años
Finlandia 12 años Rumania 20 años
Francia 18 - 22 y 30 años Rusia 25 años
Gran Bretaña 20 - 25 años Suecia 10 años
Grecia 20 años Suiza 15 años
Hungría 20 años
Italia 26 años
Irlanda 7 años

Fuente: Los códigos penales de los países de la Unión Europea que se mencionan
en la tabla. Elaboración propia
la 2. Cuadro comparativo de la aplicación de la prisión permanente revisables y sus beneficios en los
países de la Unión Europea
Beneficios Países
Alemania Francia Italia España
10 años No hay Permisos Semilibertad 8 años y 12 años (en
Permisos de salida medidas que y caso de terrorismo)
flexibilicen la premios
pena 10 años 20 años
15 años 18 y 22 años 26 (máximo 30 años) 25 años y 35 años
Revisión (reincidentes)
Libertad condicional 5 años 30 años o 5 años 5 a 10 años
(duración) ilimitada
Fuente: Los códigos penales de los países de la Unión Europea que se mencionan en
la tabla. Elaboración propia

2.4. Penas análogas a la prisión permanente revisable en países de América del


Sur.

En países de Sudamérica como Argentina, Chile y Perú consideran el término de prisión


en sus códigos penales, la verdad es que la libertad en estos casos no es realmente
perpetua, si el revisión y revocación de la privación de libertad, siempre que se cumplan
las condiciones establecidas en la ley, por ello, la cadena perpetua que hay en estos
países sudamericanos es muy similar a la prisión permanente revisable que se aplica en
la Unión Europea. (véase la tabla No. 3).

En Argentina, la cadena perpetua es un encarcelamiento indefinido condenados a ciertos


delitos considerados particularmente graves por los legisladores, como la exacerbación
de un asesinato. Delitos sexuales seguidos de muertes de funcionarios. La posterior
muerte de la víctima, el secuestro pretendía causar un delito contra la seguridad
nacional. Inteligencia y sabotaje al servicio de potencias extranjeras. Explotación ilegal
de órganos y tejidos humanos vivos. Desaparición forzada de una persona seguida de la
muerte de un afectado. Genocidio; crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra
(Caterini y Maldonado Smith, 2020, 80). Sin embargo, la ley argentina exige que la
cadena perpetua constituya una privación indefinida de la libertad, ya que prevé el
beneficio de revisar y revocar sentencias si el infractor cumple con los requisitos de la
ley. En este sentido, una persona condenada a cadena perpetua puede ser puesta en
libertad por orden judicial cuando sea condenada a 35 años de prisión tras recibir un
informe de la dirección. Promueve la reintegración de la sociedad. Además de cumplir
con las condiciones estipuladas en el artículo 13 del Código Penal argentino.
Transcurrido este fallo, luego de cinco años de libertad condicional, el fallo se
extinguirá (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Presidente de Argentina, 2017).
Desde la reforma del derecho penal argentino en 2017, se generó un dilema puesto que
no se reformó el artículo 13, esto permite que los condenados a cadena perpetua sean
puestos en libertad condicional después de 35 años de prisión. Sin embargo, la ley ha
enmendado el artículo 1, es decir, para prohibir el indulto a los reincidentes y a los
acusados de delitos punibles con cadena perpetua. Debido a conflictos constitucionales
entre las ss. Los problemas de C.P. 13 y 1 deben ser resueltos por juez competente.
(Pezzano & Risso, 2019, pág. 86).

En Chile, la cadena perpetua está destinada a castigar los delitos más graves como el
asesinato y el secuestro, violación con asesinato; robo con violación y homicidio;
homicidio en el desempeño de funciones de fiscal o defensor público, parricidios y
ataques contra la seguridad exterior de la República (Congreso de Chile, 2020). Hay dos
tipos de cadena perpetua: cadena perpetua simple y cadena perpetua calificada. Sin
embargo, también es incorrecto decir que la cadena perpetua de Chile es en realidad un
presidio perpetuo, como se establece en el proceso argentino. La ley penal chilena
brinda el beneficio de revisión y revocación de la cadena perpetua. Por un lado, cadena
perpetua simple, el infractor debe cumplir 20 años de prisión para solicitar la libertad
condicional. Por otro lado, la cadena perpetua prevista en el artículo 32 bis del Código
Penal chileno, no se puede conceder la libertad condicional sino después de haber
transcurrido 40 años de privación, además del cumplimiento de otras normas y
reglamentos establecidos, el retiro solo se otorga solo entonces. (Oxman y Gonzales
Guarda). En ningún caso el condenado a pena perpetua, mientras se encuentre privado de
libertad, puede solicitar los beneficios que se encuentran en el reglamento penitenciario
o cualquier otra norma legal que permita su libertad, ni siquiera el permiso de salida
transitorio, con la excepción de los casos en que su cónyuge o alguno de sus
consanguíneos de línea recta en primer grado se encuentren en riesgo inminente de
muerte o hubiese fallecido. El reo con pena de presidio perpetuo tampoco puede ser
favorecido con las normas que concedan amnistía o indultos, y solo se procederá a
otorgar el indulto por razones de Estado o en caso de enfermad grave e irrecuperable,
debidamente acreditado. En todo caso el beneficio del indulto y permiso de salida
deberán ser concedidos de conformidad a las normas legales y las medidas de seguridad
establecidas en el Código Penal (Congreso Nacional de Chile, 2020).
En Perú, se espera que la cadena perpetua castigue no solo los delitos relacionados con
el terrorismo, sino otros delitos como el secuestro agravado; muerte o lesiones graves
por violación en niños menores de 14 años; robo agravado, que resulta en la muerte de
la víctima o menoscabo grave de su integridad física o psíquica; extorsión agravada y
sustracción o arrebato de armas de fuego (Roger Vilca, s.f.). Sin embargo, la cadena
perpetua introducida por la ley penal peruana en 1991 puede ser modificada
formalmente a pedido de las partes si el delincuente haya cumplido 35 años de prisión,
de acuerdo a lo estipulado en el artículo 59A. Párrafo 1 del Código Penal peruano
(Aguirre Abarca, 2011). Por otro lado, el sentenciado no pueden beneficiarse de las
garantías penitenciarias utilizar instalaciones penitenciarias como permisos de salida,
redención de la pena por trabajo y educación, medias liberaciones y condiciones durante
los años pasados sin libertad. (DECRETO LEGISLATIVO Nº 985, 2007).
En Colombia, la cadena perpetua fue sancionada por el código penal de 1890 y abolida
por la ley núm. 3 de 1910. Sin embargo, según las estadísticas de los institutos forenses,
hay muchos asesinatos y delitos sexuales contra menores. Las enmiendas al artículo 3
de la constitución política, que establece que "se prohíbe las penas de destierro, prisión
perpetua y confiscación" (Borbón Rodríguez, 2020). La enmienda constitucional antes
mencionada establece que la cadena perpetua puede imponerse con carácter excepcional
si el niño o joven es víctima de homicidio doloso; o si el niño o menor es víctima, de un
ataque físico, irresistible. Además, todas las condenas a cadena perpetua se verifican
automáticamente ante el administrador por grado y deben revisarse durante 25 años o
más para evaluar la socialización de los reclusos (Acto Legislativo 01 de 2020,
Congreso de la República de Colombia, 2020). Por el contrario, cabe señalar que la
reforma constitucional antes mencionada aún no ha entrado en vigencia, ya que la Corte
Constitucional colombiana aún no emite su dictamen.

Tabla 3. Penas análogas a la prisión permanente revisable en países de América del


Sur

País Denominación Periodo de cumplimiento para la revisión


Argentina Prisión perpetua 35 años
Chile Presidio perpetuo 20-40 años
Perú Cadena perpetua 35 años
Colombia Prisión perpetua revisable 25 años
Fuente: Códigos Penales de los países mencionados en la tabla. Elaboración propia.
2.4. La posición del Tribunal Europeo de Derechos Humanos respecto a la
prisión permanente revisable.

2.4.1 Tribunal Europeo de Derechos Humanos

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos es un órgano jurisdiccional ubicado en


Francia, “verifica la ejecución de los tratados internacionales y protocolos adicionales
de derechos humanos por parte de Estados miembros que integran el Consejo de
Europa” (Consejo de Europa COE, s.f.)

La Segunda Guerra Mundial y las desastrosas consecuencias que dejó para Europa han
llevado a las naciones europeas a buscar formas de llevar a cabo la tan esperada
reconstrucción. Todo esto se logró en la Convención de La Haya, que tuvo lugar del 7 al
10 de mayo de 1948. Allí, el gobierno francés, respaldado por Bélgica, propuso realizar
una reunión preparatoria para el establecimiento del Comité de Ministros del Consejo
Europeo.
En enero de 1949, el informe de la Comisión antes mencionado decidió establecer el
Consejo de Europa y firmar y concluir el Convenio de Londres o el Estatuto del
Consejo de Europa el 5 de mayo de 1949. Aprobado por los cinco países del consejo de
Bruselas: Dinamarca, Irlanda, Italia, Noruega y Suecia.

El Consejo de Europa estableció su sede en Estrasburgo-Francia, y estaba compuesto al


inicio por un Comité de Ministros de los Estados parte, la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa o Asamblea Consultiva. Posteriormente, se crearon los órganos de
protección de los derechos, a saber: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el
Congreso de Poderes Locales y Regionales, el Comisario para los Derechos Humanos y
la Secretaría General (Consejo de Europa , s.f.).
El Consejo de Europa aprobó en 1950 el Convención Europea para la Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, conocido también como
Convenio de Roma por haberse aprobado en la ciudad de Roma, que el primer
instrumento internacional de cuyo cumplimiento se encarga el TEDH.

La Convención fue seguida por 11 protocolos adicionales entre 1952 y 1994, varios de
los cuales complementaron el catálogo inicial de derechos. En estos Protocolos
podemos hacer referencia a los Protocolos adicionales que incorporan los derechos de
propiedad, educación y libre voto en el Tratado de Roma (mientras que el Protocolo 6 se
refiere a la abolición de la pena de muerte; otros Protocolos agregaron diversas
garantías procesales o cambiaron algunos órganos del Consejo de Europa El último
Protocolo, el No. 11, introdujo cambios fundamentales en el procedimiento de
protección de derechos de este organismo internacional, referido y competente sobre los
derechos y libertades de la antigua Comisión y Corte.
El Convenio de Roma representó un avance cualitativo en la protección de los derechos
en la región europea, ya que no sólo se reconocieron los más importantes derechos y
libertades, también se estableció un sistema de garantías con mayor eficacia a través de
una instancia jurisdiccional como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

2.5. La posición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto a


las penas análogas a la prisión permanente revisable.

2.5.1 Sistema Interamericano de Derechos Humanos

El Sistema Interamericano de Derechos Humanos es un organismo regional


implementado por la Organización de los Estados Americanos, OEA, para la
verificación y protección de los derechos humanos. Este mecanismo provee
herramientas con el fin que las personas que han sufrido transgresiones en sus derechos
humanos por parte de un Estado parte pueda presentar la denuncia correspondiente.

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en la Novena


Conferencia Internacional Americana celebrada en 1948 autorizó la instauración y
funcionamiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

La OEA, creada en 1948 cuando se subscribió la Carta de la OEA, en Bogotá-Colombia


es la entidad regional con mayor antigüedad del mundo; entró en funciones en
diciembre de 1951. (OEA, s.f.); el origen de la Organización de Estados Americanos se
remonta a 1889 en la I Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington,
D.C., en esta primera Conferencia se decidió implantar la Unión Internacional de
Repúblicas Americanas y se unificaron vías de mandatos e instituciones que se
conocieron y formaron lo ahora conocido como “sistema interamericano”, el más
antiguo sistema institucional internacional.

El sistema está conformado por dos órganos de protección: la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), conformada por siete miembros elegidos
entre los países integrantes, dichas elecciones se las realiza cada seis años, la CIDH
tiene sede en la ciudad de Washington D.C.; y, por otra parte, la Corte Interamericana
de Derecho Humanos (Corte IDH) la que es creada a partir de la Convención Americana
de Derechos Humanos en 1969, su sede es en San José de Costa Rica, y entró en funciones
el 03 de septiembre de 1979.

Los instrumentos internacional que constituyen el Sistema Interamericano de Derechos


Humanos, cuyo cumplimiento debe ser supervisado por la Corte IDH, tenemos: a)
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Bogotá, 1948); b)
Convención Americana sobre Derechos Humanos (San José de Costa Rica 1969); y c)
Convención Interamericana para prevenir y sancionar la Tortura (1985)

2.6. ¿La prisión permanente revisable se circunscribe dentro de la prevención


especial positiva o la prevención especial negativa?

Ahora dentro del marco legal ecuatoriano, con el objetivo de aclarar si la pena de
prisión permanente revisable se circunscribe dentro de la prevención especial positiva, o
si, por el contrario, se circunscribe a la prevención especial negativa. Generalmente se
afirma que las teorías de la pena responden o al menos pretenden hacerlo la siguiente
pregunta ¿en qué condiciones es legítima la imposición de una pena? En este sentido, a
las teorías que intentan responder esta pregunta se las suele denominar teorías de la
pena.

De las teorías de la pena que más propagación han tenido dentro de las ciencias jurídico
penales, tenemos las teorías absolutas, las teorías relativas, las teorías de la unión o
eclécticas y la teoría de la prevención general positiva.

Según las teorías absolutas de la pena, cuyos principales exponentes son Kant y Hegel,
la pena será legítima si es la retribución de una lesión –delito, daño-. La transgresión del
orden jurídico cometido libremente, es decir, sin coacción o fuerza externa o interna,
supone un abuso, o mejor dicho, un mal uso, de la libertad de autodeterminación que es
reprobable, y por lo tanto, culpable. Para los defensores de estas teorías la justicia o la
necesidad moral son el fundamento de la pena. La pena necesaria será aquella que
produzca al autor un mal que compense el mal que él ha causado libremente
(Bacigalupo, 200, pág. 31). La utilidad no es fundamento legitimante de la pena, por lo
que, según las teorías absolutas sólo es legítima una pena justa, aunque sea inútil; y en
un mismo sentido, una pena útil, pero injusta, también será ilegítima.

Según las teorías relativas de la pena, la pena legítima es aquella a través de la que se
obtiene un determinado fin, o la tendencia a obtenerlo. Según Jiménez de Asúa las
teorías relativas pueden clasificarse a la vez en teorías de la prevención y teorías de la
reparación (Jiménez de Asúa, Tomo II, pág. 27). Las teorías de la reparación asignan
como fin de la pena reparar las consecuencias del cometimiento del delito. Las teorías
de la prevención le fijan a la pena el objeto de prevenir el cometimiento de delitos
futuros.

Entre los fines que legitimarían la pena, están la prevención general y la prevención
especial. En el primer caso cuando con su aplicación se busca la intimidación de la
generalidad, es decir, como expresa Bacigalupo, “inhibir los impulsos delictivos de
autores potenciales indeterminados” (Bacigalupo, ob. cit., pág. 32). El representante
más preponderante es Feuerbach, para quien “era una preocupación del Estado, que se
hace necesaria por el fin de la sociedad, que aquel que tenga tendencias antijurídicas se
vea impedido psicológicamente de motivarse según estas tendencias”. En el segundo
caso, cuando la pena persigue fines preventivo-especiales, cuando trata directamente
sobre el autor del delito con el fin que no cometa nuevamente la conducta por la que se
lo castigó. Por lo singularizado dichas teorías también son conocidas como “teorías
individuales de la pena”. Estos fines preventivo-especiales pueden ser de índole positivo
o negativo. La prevención especial es positiva cuando al poder punitivo se le asigna una
función positiva de mejoramiento del autor del delito. Esta postura parte de la idea de
que la pena es un bien para quien la sufre (Zaffaroni et al., 2002, pág. 63). Dicho en
otras palabras, se pretende evitar que quien ya ha delinquido vuelva a hacerlo,
rehabilitándolo a través de la reeducación, la resocialización, la reinserción social, entre
otras. Zaffaroni llama a este programa de mejoramiento las ideologías re. Dichas
ideologías son la reeducación, la reinserción, la repersonalización, la
reindividualización, la reincorporación (Zaffaroni et al., ob. cit., pág. 63). La
prevención especial es negativa cuando al poder punitivo dirigido al autor del delito, se
le asigna la función de neutralizarlo. D i f e r e n t e s m o m e n t o s d e l a h i s t o r i a d e
l a C i e n c i a P e n a l sostienen esta teoría. Se fundamenta en que el cometimiento del
delito revela en el autor la amenaza de futuras lesiones al orden jurídico, y que por lo
tanto, la pena ha de servir para evitar la comisión de esos futuros delitos. Como ilustra
Bacigalupo “los autores más antiguos sostuvieron que el mal de la pena debía actuar
sobre el autor para que su impulso delictivo se convirtiera en lo contrario, en la
inhibición del impulso criminal” Bacigalupo, ob. cit., pág. 33). Con el preludio del
positivismo en las Ciencias Penales, la aparición de la Escuela Positiva, la manera de
concebir la prevención especial acogió nuevos enfoques: se centró la atención en el
autor del delito. La prevención especial se singularizó por centrar la atención del
Derecho Penal desde el hecho cometido al autor del mismo. Lo manifestado lo ilustra
Von Liszt diciendo: “El punto de vista dominante –decía en su famoso Programa de
Marburgo en 1882- determina la pena en relación a un hecho que parece no haber sido
cometido por ningún autor… No es el concepto sino el autor lo que se debe sancionar”.
Luego añade: “Represión y prevención no constituyen oposición alguna”. Como
resultado, para los positivistas, la pena es la prevención mediante represión. Siendo la
pena “prevención mediante represión” tomando como eje al autor del delito, se
necesitaba investigar más a fondo sobre las singularidades de quienes cometían delitos.
Por ende, la ciencia del derecho penal, debía apoyarse en resultados de investigaciones
de otras ciencias como la antropología, la sociología, la biología, y demás ramas del
conocimiento dedicadas al estudio del ser humano en sus distintas facetas. La
protección de bienes jurídicos mediante la pena demanda tres finalidades: corrección,
intimidación e inocuización. Como resultado de la combinación de los tres fines de la
pena con la clasificación de los delincuentes según la antropología criminal, fue:
corrección del delincuente capaz de corregirse y necesitado de corrección; intimidación
del delincuente que no requiere corrección; e, inocuización del delincuente que carece
de capacidad de corrección. Para Von Liszt carecen de capacidad de corrección los
delincuentes habituales; los que requieren corrección y son susceptibles de ella son “los
principiantes en la carrera delictiva”; y los que no requieren corrección son los
delincuentes ocasionales. Bajo el influjo del positivismo las clasificaciones de los
delincuentes no fueron uniforme, y al contrario, fue diversa y discutida. Por ejemplo,
para Ferri la clasificación de Von Liszt se habría basado sólo en un criterio descriptivo,
mientras lo importante era una clasificación apoyada en un criterio genético. Para Ferri
los delincuentes deben clasificarse de la siguiente manera: delincuentes natos o
instintivos, o por tendencia genética; delincuentes locos; delincuentes habituales;
delincuentes ocasionales; y, delincuentes pasionales.
Según las teorías la unión o eclécticas, las penas son legítimas cuando reprimen y
previenen delitos futuros al mismo tiempo. Este tercer grupo de “teorías” de la pena
tratan de combinar los principios legitimantes de las teorías absolutas y de las relativas,
en una teoría unificadora. Si por un lado las teorías absolutas ponen énfasis en la
represión, al considerar que la pena es legítima, cuando es la retribución del mal
causado por el delito; y por otro lado, las teorías relativas ponen énfasis en la utilidad, al
considerar que la pena es legítima en la medida de que con su aplicación, se obtenga un
determinado fin, sea éste, la prevención general o la prevención especial; las teorías de
la unión, procuran legitimar la pena en su capacidad de reprimir y prevenir, al mismo
tiempo. En la actualidad, los tratadistas han optado por trabajar con una serie de
criterios legitimantes de la pena en distintos momentos de su dinámica: en el momento
de la amenaza, de la aplicación, y de la ejecución. En este sentido, Claus Roxin ha
propuesto una concepción dialéctica de la pena: en el momento de la amenaza, el fin de
la pena es la prevención general; en el momento de la determinación de la pena, los
fines preventivos son limitados por la medida de la gravedad de la culpabilidad, por la
justicia; y en el momento de la ejecución de la pena, adquieren preponderancia los fines
resocializadores, de prevención especial.

Según la teoría de la prevención general positiva, el contenido de la pena es el


rechazo de la desautorización de la norma a costa de quien la ha quebrantado;
verbigracia, si el delito de asesinato constituye una desautorización a la norma que dice
“no matar”, la pena para “quien mate” constituye el rechazo a esa desautorización de la
norma, y a la vez afirma la vigencia de la misma, es decir, que comunica a la sociedad
que el mandato “no matar” sigue vigente. En este sentido, la pena tiene la función de
ratificar la confianza en las normas que han sido vulneradas, reforzando la confianza en
las mismas. Esta confianza no quiere decir que no se cometerán hechos –delitos-
semejantes, sino que consiste en que todas las personas, y no sólo un grupo de personas
específicas consideradas “autoras potenciales”, sepan que esperar en situaciones
similares. En definitiva, la función de la pena es la prevención general de los delitos
mediante el ejercicio del reconocimiento de la norma. Günter Jakobs explica lo que
debe entenderse por prevención general positiva con la siguiente afirmación: “lo ilícito
es un mal y el deber de soportar el costo de ese mal que incumbe al autor es también
un mal. Sin embargo, no es posible definir la pena como la aplicación de un mal por el
mal cometido: sería irrazonable pretender causar un mal simplemente porque ya existe
otro mal; esta secuencia de los males sólo considera su carácter superficial. La pena
debe ser definida positivamente: es demostración de la validez de la norma a cargo de
quien era competente (para su cumplimiento). De esta manera salta a la vista un mal,
pero la pena no cumple su función a través de este efecto, sino sólo con la
estabilización de la norma lesionada” (Jakobs, 1991).

¿La prisión permanente revisable se circunscribe a la prevención especial positiva


o a la prevención especial negativa?

La Constitución de la República del Ecuador (2008) en el primer inciso del


artículo 201 manifiesta lo siguiente: “El sistema de rehabilitación social tendrá como
finalidad la rehabilitación integral de las personas sentenciadas penalmente para
reinsertarlas en la sociedad, así como la protección de las personas privadas de
libertad y la garantía de sus derechos”. No es difícil colegir que nuestra Constitución le
asigna a las penas una función preventivo especial positiva al asignarle como fin la
rehabilitación integral de las personas sentenciadas.

Por su parte, en armonía con la norma constitucional, el primer iniciso del


artículo 52 del COIP además de asignarle otros fines, le asigna a las penas fines
preventivo especiales positivos y prohibe que las penas tengan fines preventivo
especiales negativos en los siguientes términos: “Art. 52.- Finalidad de la pena.- Los
fines de la pena son la prevención general para la comisión de delitos y el desarrollo
progresivo de los derechos y capacidades de la persona con condena así como la
reparación del derecho de la víctima.

En ningún caso la pena tiene como fin el aislamiento y la neutralización de las


personas como seres sociales”.

Por una parte, el primer iniciso del artículo 52 ídem, al expresar que uno de los
fines de las penas es “el desarrollo progresivo de los derechos y capacidades de la
persona con condena”, está reconociendo que las penas tienen como fin rehabilitar o
preparar al individuo condenado para reinsertarlo en sociedad. Por otra parte, el segundo
inciso del artículo 52 ídem, expresamente prohíbe que las penas tengan como fin el
aislamiento y la neutralización de las personas como seres sociales, como en el caso de
la cadena perpetua sin posibilidad de revisión o revocatoria, y la pena de muerte.

Si bien la cadena perpetua sí podría circunscribirse dentro del enfoque de la


prevención especial negativa, y estaría, por lo tanto, vulnerando tanto el artículo 201
de la Constitución de la República del Ecuador, y el segundo inciso del artículo 52 del
COIP, la prisión permanente revisable al permitirle al condenado la posibilidad de
rehabilitarse y reinsertarse a la sociedad, no se circunscribiría en el enfoque de la
prevención especial negativa, sino, al contrario, se alinearía a la prevención especial
positiva, y guardaría armonía tanto con la Constitución de la República, así como con el
COIP.

La gran diferencia entre la cadena perpetua tradicionalmente concebida, y la prisión


permanente revisable, es el derecho de revisión de la condena y la posibilidad de
revocatoria de la misma que caracteriza a esta última pena. Y es precisamente ese
derecho a la revisión de la condena, la que convierte a la prisión permanente revisable
en una pena viable tanto desde el punto de los derechos humanos -tal como lo ha venido
sosteniendo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos-, como desde el punto de vista
constitucional y legal, pues la aleja de la cadena perpetua tradicional, al permitirle al
condenado reingresar a la sociedad siempre que se acredite que efectivamente se ha
rehabilitado. En este sentido, uno de los actuales Jueces de la actual Corte IDH, Eugenio
Zaffaroni, al comentar la pena de prisión perpetua en Argentina expresa lo siguiente:
“no es inconstitucional en sí, dado que no es perpetua en sentido estricto, sino
relativamente indeterminada, pero determinable, pues tiene un tiempo límite si el
condenado cumple con los recaudos de la libertad condicional” (Zaffaroni et al., 2002:
946).

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