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TEXTO ACADÉMICO

MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES PARA


EDUCACIÓN SECUNDARIA COMUNITARIA
PRODUCTIVA

(3RA VERSIÓN – 1/2018 – VIRTUAL)

TEXTO ACADÉMICO 4

MODULO: Antropología Lingüística

CONTENIDO: Investigación lingüística desde un enfoque


antropológico

Bolivia 2021

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Índice

Introducción .................................................................................................................. 3

1. Contribuciones metodológicas desde la lingüística ........................................... 3

2. El método etnográfico........................................................................................... 5

3. Categorías etnolingüísticas y la etnometodología ............................................. 8

4. Metodología sociolingüística y el uso del vocabulario ..................................... 10

Bibliografía ................................................................................................................... 13

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Introducción

En las tres primeras unidades temáticas abordamos un marco teórico-conceptual


sobre el lenguaje, la lengua y el habla como objetos de estudio de la antropología
lingüística y disciplinas afines; así como los elementos interseccionales en las relaciones
de poder respecto a la lengua, para entender los actuales conflictos lingüísticos en
situaciones de diglosia. Con estos insumos nos referimos a la situación actual de las
lenguas indígenas en Bolivia y las políticas desarrolladas en favor de los derechos
lingüísticos. Pero toda teoría sobre un hecho concreto requiere un marco
metodológico para su análisis e interpretación. El estudio de la(s) lengua(s) desde un
enfoque antropológico requiere de una base metodológica y de herramientas
prácticas que puedan ser aplicadas en el contexto educativo.

Es por ello que, el propósito de esta unidad temática es introducir a los estudiantes en
los métodos y técnicas de investigación de la(s) lengua(s) desde un enfoque
antropológico para su aplicación en el quehacer pedagógico. Para ello, el contenido
está organizado en cuatro partes: en la primera, revisaremos las contribuciones
metodológicas de la lingüística a la antropología lingüística; en la segunda,
abordaremos el método etnográfico y sus técnicas, propios de la antropología; en la
tercera veremos las categorías etnolingüísticas y métodos asociados; para terminar
con la metodología sociolingüística y el uso del vocabulario.

1. Contribuciones metodológicas desde la lingüística

Boula de Mareüil (2012) nos dice que, una ciencia del lenguaje, como una ciencia de
la materia, debe comenzar por recolectar hechos (etapa empírica), luego extraer
leyes que permitan explicarlos, es decir, generalizarlos, para poder reproducirlos y
finalmente para corroborar estas leyes con pruebas (siempre que se tenga un
instrumento de medición): la última palabra debe quedar con el experimento, aquí,
con la lengua o con el habla. Una teoría, por coherente y estética que sea, no es
válida según estos criterios si no está anclada en el mundo sensible. La hipótesis debe
en última instancia estar sujeta al veredicto de la experimentación.

Para el autor, los grandes formalismos de la lingüística (como la gramática generativa,


inspirada en gran medida por la doctrina binarista de Jakobson para la fonología)

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están bastante lejos del lenguaje. Mientras que la antropología lingüística está más
cerca de los datos objetivos, que se pueden manipular en grandes cantidades, y
resultan en hipótesis falsifiables (principio de Popper). Para estudiar fenómenos como
la negación, la formación del plural, la expresión de la posesión, el tiempo y el aspecto
verbal, por lo tanto, es importante construir primero un corpus (Boula de Mareüil, 2012).

Respondiendo a diversas cuestiones (patrimoniales, educativas, políticas, etc), se ha


intentado recopilar corpus orales, constituidos en su mayoría para un uso impreciso,
los cuales inicialmente permanecieron dispersos. La construcción, el uso y la
circulación de un corpus levanta una serie de problemas legales: protección de la
privacidad (anonimización, difuminación de cierta información), propiedad
intelectual, derechos de citación, derechos de autor e incluso derechos de las
personas. También por razones técnicas, la lingüística de lo oral se ha quedado atrás
respecto de lo escrito. Pero el desarrollo coordinado en aras del libre acceso a la
comunidad científica (especialmente a través de la web), el intercambio y la
publicación de bases de datos bien documentadas, como los atlas lingüísticos,
modifican nuestro enfoque del lenguaje hablado, lo actualizan, lo alteran
eventualmente y promueve nuevas investigaciones (Boula de Mareüil, 2012).

Los corpus cumplen un doble objetivo de heurística y validación, oscilando entre


enfoques inductivos y deductivos. Es posible, y necesario, validar conceptos
desarrollados a partir de corpora estrechamente controlados en corpora más
grandes. Los dos enfoques también son complementarios, para mejorar el modelado
de la variación omnipresente en el habla: contribuye a un enfoque experimental
riguroso del lenguaje, cuya epistemología de la medición se hereda de las ciencias
naturales. Para caracterizar la variación, las diferencias de grado más que de
naturaleza son las más frecuentes. Los cuestionarios, los diccionarios de pronunciación
ya no son suficientes. Se trata de comparar las tasas de ocurrencias, lo que necesita
hacer grabaciones en diferentes situaciones comunicativas. Al mismo tiempo, nuestro
cerebro no funciona como una máquina, esto plantea el complejo problema del
paso de la producción a la percepción, la cual resulta de suma importancia (Boula
de Mareuil, 2012).

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Stinson (2013), por su parte, nos dice que la antropología lingüística guarda una
extraordinaria simbiosis con las tradiciones metodológicas y técnicas de la lingüística,
como los registros sonoros o fonológicos. En especial las técnicas audiológicas
(grabaciones) y las entrevistas para el registro de unidades fonéticas para la
tipologización y clasificación de unidades lingüísticas. El registro de sonidos lingüísticos
se puede clasificar de acuerdo a las unidades o combinaciones de unidades de
sonidos (fonemas) que forman significados.

Otro registro, es el de expresiones, intercambios y reciprocidades lingüísticas que


conocemos como comunidades de habla (Stinson, 2013). Este registro sigue la
tradición etnográfica iniciada por Gumpers y Hymes, que buscan definir el campo de
la etnografía de la comunicación a través de la creación de vínculos con caso
cualquier cosa que pudiera guardar una remota relación entre lenguaje y cultura-
sociedad (Duranti, 2000). Aquí es posible identificar modismos particulares en el habla
en un grupo, lo que conocemos como expresiones idiomáticas, cuya práctica y
comunalidad evidencia lo que conocemos como dialecto (Stinson, 2013).

También está el registro comparativo de los sonidos humanos, que sirve para la
clasificación de lenguas de acuerdo a grupos, así como un medio para identificar la
historicidad de una o varias lenguas (Stinson, 2013), que sería uno de los intereses de
la sociolingüística, por ejemplo.

2. El método etnográfico

El método etnográfico, propio de la antropología, es, por tanto, el fundamento de la


antropología lingüística. Este método se entiende como “una instancia empírica” a
través de la cual el investigador se aproxima y “describe una realidad particular,
animada por complejos de relaciones que atañen y vinculan distintos campos de la
vida social” (Guber, 2005:67). Desde esta perspectiva, la etnografía es un estudio
holístico e integral, puesto que revela las íntimas conexiones entre los diferentes
ámbitos de la cultura, como la economía, la religión, la política y la estética que
organizan la vida social. Por tanto, la tarea del/a investigador/a consiste en detectar
el sentido de las prácticas y nociones en el entramado complejo de relaciones que
los sujetos presentan en el contexto de la vida cotidiana en el campo (Guber, 2005).

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La etnografía como método, considera dos elementos centrales: la diversidad y la
perspectiva del actor. La relación diversidad/unidad es importante para “reconocer
la particularidad de los procesos y la intervención en ellos de hombres y mujeres a
través de su práctica” (Guber, 2005: 67); es decir, para evidenciar la alteridad. Esta
noción de diversidad, como señala Guber (2005) está yuxtapuesta con nuestra
concepción de la naturaleza del mundo social y con “la perspectiva del actor”
(Geertz, 1973 citado por Guber, 2005: 36) o la forma en cómo los actores configuran
el marco significativo de sus propias prácticas y nociones.

En este sentido, el método etnográfico implica el uso de la reflexividad, entendida


como la relación entre la comprensión de la realidad, su interpretación y la expresión
de dicha comprensión -siendo el relato o el lenguaje, el soporte o vínculo de esta
relación. Por lo tanto, la reflexividad es una cualidad de toda descripción de la
realidad presente en el mundo cotidiano, y no es exclusiva de los investigadores, de
algunas líneas teóricas y/o de científicos sociales (Guber, 2005).

La reflexividad propia del trabajo de campo es el proceso que transita entre la


reflexividad del investigador y la reflexividad de los otros actores, considerando la
interacción, la diferenciación y la reciprocidad de ambos. El objeto principal del
método etnográfico es la reflexividad de la población, donde también intervienen las
otras reflexividades. Esta transición se realiza mediante la observación participante y
las entrevistas no dirigidas (Guber, 2005).

Observación participante

La observación participante es una técnica del método etnográfico, que pone en


juego la subjetividad del investigador que se involucra con los otros actores al observar
y participar de sus actividades como uno más del grupo. A medida que se involucre
más con el grupo, incluirá en su investigación otras alternativas y formas de
conceptualización acordes al mundo social local (Guber, 2005).

Así, el investigador comienza a valorar cada hecho cotidiano como objeto de registro
y análisis, aún antes de reconocer su sentido en la interacción. Participar en las
actividades cotidianas y locales, incita a una crítica entre hacer y conocer, participar
y observar, mantener la distancia e involucrarse; al mismo tiempo que proporciona

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una comunicación más fluida con el grupo, operando como un canal y un proceso
por el cual el investigador ensaya la reciprocidad de sentidos con sus informantes
(Guber, 2005).

La observación participante ofrece al investigador lo real en toda o casi toda su


complejidad; mediante la presencia directa, evita algunas mediaciones que pueden
tergiversar los resultados. También permite recordar que involucrase e investigar son
parte del mismo proceso, que la observación y la participación son recíprocas. La
participación implica que el investigador viva la experiencia desde el interior de la
comunidad para entender a profundidad el fenómeno social y cultural del grupo
(Guber, 2005).

En un estudio lingüístico, la observación participante se puede aplicar, por ejemplo,


acompañando al hablante de una lengua indígena o a la familia del hablante en
una actividad propia, digamos la agricultura. Mientras el/la investigador colabora en
la actividad, puede escuchar y observar la manera en que los miembros de la familia
se comunican y organizan para el trabajo. De ahí, se puede extraer las palabras y
frases que forman parte del cotidiano y del trabajo mismo de la agricultura. El
investigador Amilcar Zambrana en su investigación sobre el cultivo de papa en una
comunidad de Cochabamba (publicada en 2008), descubrió que existe una parcela
específica asignada a las y los niños para su aprendizaje que en quechua se
denomina “thami”.

Entrevista no dirigida o entrevista antropológica

La entrevista no dirigida o entrevista antropológica es una técnica complementaria a


la observación participante, porque permite acceder al universo de significaciones
de los actores. Es importante sobre todo para alcanzar las referencias o acciones,
pasadas o presentes, de sí o de terceros, que no hayan sido atestiguadas por la
observación directa (Aguirre-Torres, 2017).

En la entrevista antropológica también entra en juego la transición de una reflexividad


a otra, porque implica reconocer y diferenciar el propio marco interpretativo del
marco de los actores. La reflexividad en la entrevista contribuye a diferenciar los
respectivos contextos, a detectar permanentemente la presencia de los marcos

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interpretativos del investigador y de los informantes en la relación, a dilucidar cómo
cada uno interpreta la relación y sus verbalizaciones (Guber, 2005).

En el proceso se solicita al informante que lo introduzca en su universo cultural, que le


de indicios para aproximarse y comprender su lógica. Para esto la entrevista se vale
de tres momentos: la atención flotante del investigador, la asociación libre del
informante y la categorización diferida del investigador. Esta última, es concreta en la
formulación de preguntas abiertas que se van encadenando sobre el discurso del
informante como su marco interpretativo, lo cual permite al investigador reconocer
sus propias pautas de categorización e identificar los intersticios del discurso del
informante en donde profundizar, y en el registro de información. De esta manera, las
respuestas se transforman en nuevas preguntas (Guber, 2005).

En un estudio lingüístico, la entrevista abierta se puede aplicar con un hablante de


una lengua indígena formulando preguntas sencillas al principio para indagar cómo
se dice en su lengua aquellos términos o frases que nos interesa aprender, por
ejemplo, el saludo, partes del cuerpo, plantas medicinales, herramientas, animales,
etc. Después se puede pasar a preguntas más complejas, por ejemplo, cómo percibe
el cambio en el uso de su lengua, qué opina al respecto, cómo ha sido el proceso de
la pérdida o mantenimiento de la lengua, etc. También se puede pedir a la persona
que nos cuente una historia en su lengua y usar la grabadora para registrar la
narración.

3. Categorías etnolingüísticas y la etnometodología

Según Duranti (2000), la antropología lingüística establece que el lenguaje es una


práctica y mediación cultural, de lo cual se tiene un complejo sistema de clasificación
de experiencias. En este contexto, y haciendo referencia a Cáceres (2008), las
categorías etnolingüísticas son espacios de la cultura que se reflejan en el habla. Estos
espacios son:

1) Las etnoclasificaciones, que son categorías lingüísticas referidas a las formas de


clasificación de una cultura sobre determinados aspectos de su entorno, que
podrían ser descriptivos o asociativos. Por ejemplo, etnoclasificar zonas de vida
o pisos climáticos con base a una descripción breve de sus características, o

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etnoclasificar un grupo de plantas asociando con el lugar que ocupa. Estas
clasificaciones tienen su nombre en lengua indígena.
2) Las etnonominaciones, que se refieren a las maneras de nombrar conceptos
concretos o abstractos. Por ejemplo, “Puna”, que se traduce como tal al
español porque no hay un equivalente exacto. Otro ejemplo es la palabra
“Pachamana” que en español no tiene traducción directa porque no existe
esa categoría lingüística, en todo caso se traduce como “madre tierra”; pero
para el mundo andino, su significado es mucho más profundo, además de
sagrado.
3) La etnomedicina, que se refiere a la clasificación que hacen los pueblos
indígenas sobre la salud y la enfermedad. La etnomedicina es un campo de
estudio comprendida dentro de la antropología médica que “estudia la
medicina tradicional o popular de un determinado grupo cultural, es una
ciencia experimental y dialógica que nace como desarrollo crítico de un
campo de estudio definido como medicina tradicional” (Tabakián, 2017: 2).
Entre los ejemplos más conocidos y difundidos están la clasificación de las
enfermedades, las plantas medicinales y los métodos de sanación en los
pueblos andinos y los pueblos amazónicos.
4) La etnociencia, la etnobiología y la etnotecnologia son corrientes nuevas que
se refieren a las categorizaciones de los saberes ancestrales de los pueblos.
En este contexto, las categorías etnolingüísticas, como señala Cáceres (2008),
permiten abordar diferentes perspectivas en la investigación lingüística y etnográfica,
porque remiten al investigador a profundizar en la mirada, sentimiento y pensamiento
de la gente local, a través de la manifestación de su oralidad. En otras palabras,
abordar las categorías etnolingüísticas constituye abordar el contexto integral del
espacio de vida de una comunidad, donde lengua, pensamiento, acción y
cosmovisión, se articulan.

Varias disciplinas han colaborado con la antropología lingüística, como la sociología


interaccional, la cognición social, la sicología desde la escuela sociohistórica, por citar
algunos. Sin embargo, dos disciplinas se han vinculado con mayor fuerza: la
etnometodología y la sociolingüística.

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La etnometodología es el estudio de los métodos utilizados por los actores sociales en
la interpretación de su vida diaria, la cual aportó ideas decisivas e innovadoras en el
estudio del habla cotidiana desde el método etnográfico. Esta perspectiva ha
permitido al antropólogo lingüística abordar diversas intuiciones recurrentes sobre la
constitución de la cultura y la sociedad en situaciones comunicativas. Así, (1) hay una
vinculación con el principio etnometodológico, porque las interacciones entre
actores sociales, que producen cultura, producen una estructura social; (2) si el
conocimiento es implícito, entonces, es importante considerar el modo en que los
actores sociales llevan a cabo sus interacciones cotidianas y solucionan sus problemas
(Duranti, 2000).

En este entendido, el trabajo de Guidens sobre regionalización, definida como


articulación de prácticas sociales rutinarias en espacios-temporales, fue relevante
para la antropología lingüística que analiza la relación entre conversación y recurso
materiales, además del entorno y otros artefactos presentes en sus interacciones
cotidianas y sus prácticas comunicativas (Duranti, 2000). El trabajo de campo del
antropólogo lingüista incluye la etnometodología, por cuanto recaba datos a través
del método etnográfico que lo conducen a una aproximación y, por consiguiente, a
una interpretación del hecho o comunidad que investiga.

4. Metodología sociolingüística y el uso del vocabulario

La sociolingüística recurre a una selección cuantitativa y cualitativa de los


informantes, cuyas muestras de habla constituirán el corpus. Esto de debe a dos
razones: en comunidades grandes no todos los individuos pueden ser encuestados y,
en ese sentido, la sociolingüística se mueve dentro de la estadística inferencial, es
decir, sobre muestras poblacionales. Del acierto en el establecimiento de la muestra
y de la adecuación entre los objetivos y los instrumentos de obtención de datos es de
donde surge la validez de la sociolingüística, la significación de sus conclusiones y el
papel que desempeña en estudios lingüísticos (Larrosa, 2003).

Abordar el estudio de una comunidad de habla, y más si es una comunidad de habla


urbana, implica considerar una muestra estratificada en términos biológicos (sexo y
edad), socioeconómicos y culturales, los cuales no están uniformemente constituidos,

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y presentan, por lo tanto, diferentes volúmenes. Para ello, la sociolingüística recurre a
la técnica de muestreo por cuotas de afijación proporcional. Por supuesto, esto
depende del buen criterio del sociolingüista y de sus conocimientos previos sobre la
comunidad cuya habla pretende estudiar. Es por eso que los censos constituyen una
fuente de información importante para los estudios sociolingüísticos (Larrosa, 2003).

Entre los instrumentos para la recogida de materiales están las entrevistas, los
cuestionarios y los tests lingüísticos, cuya utilización depende directamente de los fines
de la investigación. Si lo que interesa es un fenómeno de tipo fonológico o fonético,
conocer el léxico de un determinado grupo o actitudes ante fenómenos lingüísticos
concretos, lo pertinente será emplear una entrevista estructurada, puesto que será el
método más rápido y fiable para obtener los datos. Si lo que se pretende es acceder
al conocimiento de una actuación lingüística, la única forma de conseguirlo es
mediante una entrevista no dirigida (Larrosa, 2003).

Por ejemplo, un tipo de estudio desde la sociolingüística es la cantidad de hablantes


monolingües y hablantes bilingües, en los cuales se considera la cantidad por sexo,
edad, nivel educativo, espacio territorial, grupo étnico o comunidad lingüística
(rural/urbana), etc.

Existe otra herramienta que se usa tanto en la sociolingüística como en la antropología


lingüística: el vocabulario, que es el conjunto total de palabras en una lengua. La
relación entre la cultura y el idioma se ve quizás más claramente en el vocabulario.
En una sociedad industrial, el vocabulario contendrá muchas palabras que reflejan la
complejidad y especialización tecnológica. En una sociedad cazadora-recolectora,
el vocabulario contendrá palabras sobre los diferentes lugares de caza, pesca y
recolección (toponimias), sobre el entorno natural y todo lo referido sobre la
especialización de esta actividad. El vocabulario de todas las culturas está elaborado
en relación con lo que es más importante para dicha cultura (Nanda, 1994).

Dado que el vocabulario refleja la forma en que el pueblo con una cierta cultura
percibe su medio ambiente, los antropólogos usan el vocabulario como una clave
para entender la experiencia y la realidad en diferentes culturas. A través de
vocabulario, los antropólogos intentan obtener el punto de vista del actor local sobre

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el mundo. Esta perspectiva ha sido usada ampliamente al estudiar el vocabulario de
los seres humanos. En inglés, por ejemplo, la palabra “brother-in-law” encierra al
esposo de mi hermana, el hermano de mi esposo y los esposos de todas las hermanas
de mi esposo. En hindi, un idioma del norte de la India, hay términos separados para
el esposo de mi hermana (behnoi), el hermano mayor de mi esposo (jait), el hermano
menor de mi esposo (deva) y los esposos de las hermanas de mi esposo (nandoya)
(Nanda, 1994).

El vocabulario de los seres humanos es una buena manifestación de la naturaleza de


las relaciones familiares más importantes en una cultura. El término “brother-in-law” en
inglés refleja la similitud de la conducta de la mujer hacia todos los hombres en
aquellos diferentes estatus sociales. La variedad de palabras en hindi refleja el hecho
de que cada una de estas categorías de personas son tratadas de forma distinta.

Los antropólogos también intentan descubrir los criterios para aplicar un nombre
particular a un aspecto del ambiente social o físico a fin de entender cómo un área
de significado culturalmente específico está divida en partes y cómo estas partes se
relacionan entre sí. Un tipo de relación es la de exclusión o contraste. Regresando al
ejemplo del parentesco, la terminología en inglés contrasta “brother in law” con “sister
in law” por el criterio del sexo. “Brother” se contrasta con “brother in law” por el criterio
de sangre versus una relación política (relación por el matrimonio). Pero tanto
“brother” como “brother in law” están incluidos entre los parientes, una categoría más
general que contiene a las personas relacionadas tanto por la sangre como por el
matrimonio. La categoría de los parientes contrasta con la categoría de los no-
parientes cercanos (Nanda, 1994).

En tanto que los sociolingüistas, a quienes les interesa la historia de la lengua o los
acontecimientos históricos que afectan los cambios en las lenguas, usan el
vocabulario para estudiar los cambios internos y externos de una lengua. Las palabras
cambian su significado y se añaden nuevas palabras. Algunas veces, conforme las
culturas entran en contacto, se toma “artículos” culturales y el nombre original del
artículo se conserva. Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York, el español hablado
por los puertorriqueños ha incorporado muchos sustantivos del inglés, pero dándoles
los finales de los sustantivos en español, creando así nuevas palabras como “the rats”

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(los ratones), “la factoría” (the factory, la fábrica), “la norsa” (the nurse, enfermera)
(Nanda, 1994).

A través del vocabulario se puede estudiar los cambios lingüísticos internos para
descubrir las relaciones entre diferentes lenguas. Cuando las similitudes son
numerosas, demasiado regulares y muy básicas para ser consideradas préstamos, se
supone una relación genérica. Al comparar los vocabularios básicos (las palabras más
resistentes al cambio) de las lenguas descendentes, los lingüistas descriptivos y los
sociolingüistas intentan reconstruir ciertas características de la lengua ancestral
(Nanda, 1994). Por ejemplo, el lingüista Teodoro Laime, autor del diccionario quechua-
español de Bolivia, hizo este tipo de estudio para elaborar el diccionario de la lengua
Pukina, una lengua extinta hace más de tres siglos.

Como se puede apreciar, existen varias herramientas metodológicas que pueden ser
de utilidad para estudiar la lengua y su uso (el habla) en comunidades lingüísticas
rurales como en comunidades lingüísticas urbanas. La intención de esta última unidad
temática fue proporcionar elementos metodológicos prácticos que pueden ser
usados en el contexto educativo, incluso para el avance de contenidos referidos al
lenguaje y la lengua.

Bibliografía

 Aguirre Torres, Daniela. 2017. Re-configuraciones identitarias en el


piedemonte: el caso de comunidades campesinas e indígenas de Apolo,
Bolivia. Tesis de Licenciatura en Antropología, Universidad Católica Bolivia,
Cochabamba.

 Boula de Mareüil, Philippe. 2012. Accents et styles. Thèse d'habilitation à diriger


des recherches. Université Sorbonne Nouvelle. París.

 Cáceres, Fernando. 2008. “Aportes desde la antropología lingüística para


profundizar el conocimiento/aprendizaje de la lengua y de la cultura
quechua”. En: Página y Signo, número 4, pp. 131-146.

 Duranti, Alessandro. 2000. Antropología lingüística. Buenos Aires: Nueva Luz.

13
 Guber, Rosana. 2005. El salvaje metropolitano. Reconstrucción del
conocimiento social en el trabajo de campo. Buenos Aires: Paídos.

 Larrosa, Miriam. 2003. “Metodología sociolingüística”. En: Anuario de


Lingüística Hispánica, volumen 19-20, pp. 141-177.

 Nanda, Serena. 1994. Antropología cultural. Quito: Instituto de Antropología


Aplicada.

 Stinson, John. 2013. Antropología lingüística: acercamientos y metodologías a


la investigación sobre lengua, cultura e identidad. Taller. Instituto de
Antropología en Pedagogía.

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