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Les voy contar acerca de aquella pesadilla que experimenté hace solo una

semana: Me encontraba en mi provincia natal: soy bocatoreño. Muchos


recordarían a Bocas Del Toro como el área de las muy atractivas islas panameñas
y un sitio bastante tranquilo. Sin embargo, había un factor que lo hacía ver
siniestro: era de noche. 3:45 a.m., todo bastante silencioso, ya que las calles
suelen quedar casi desiertas para las 11:00 p.m. Acostumbro a estar despierto
durante esas horas, a causa del insomnio, y me gusta; de pronto en mi niñez me
aferraba a las creencias sobre monstruos, fantasmas o algún demonio que me
observara. Mas, durante mi mocedad ese pensamiento concebido dejó de tener
sentido alguno. Estaba en una de las muchas playas de la isla, entre las tinieblas
solo vi al océano y la breve selva costera que se presentaba frente a mí. Los
árboles frondosos, poseían mucho follaje y eran de gran altura. Por instinto, decidí
caminar entre estos. Estuve así por un cierto tiempo, acompañado del ululo de un
búho y de los demás animales nocturnos. Pero hubo uno que no me generó
mucha seguridad: el aullido ahogado de un perro. A paso rápido llegué a las calles
principales de la isla y me encontré con la fuente de todo ese ruido, acompañado
de un aroma pestilente, que me puso los pelos de punta.
El animal corpulento de pelaje negro me guio hasta el patio trasero de una casa y
noté cómo ese olor tomó fuerza. Dudé por un momento de si debía
verdaderamente seguirlo, pero mi preocupación me llenó de carácter y abrí la
puerta de hierro sin llave. Una vez entramos, este caminó rápidamente hacia una
habitación en específico, mientras yo observaba la pequeña vivienda. El televisor
estaba encendido, también el abanico, habían moscas e insectos extraños y para
cuando finalmente acudí a sus ladridos, la imagen que presencié, me causó un
profundo estupor: una mujer joven llena de moretones y marcas, tendida sobre un
charco de sangre en el suelo. No sabía que era lo que tenía hacer, ¿Debía de salir
a toda prisa de esa casa?, ¿Había sido este un caso de asesinato o suicidio? El
terror no me dejaba responderme estas preguntas, así que opté por recurrir a un
policía que se encargara de la vigilancia durante la madrugada y hacerle saber de
aquel imperdonable delito. Salí a grandes zancadas del lugar, con la intención de
huir de semejante sitio, pero cuando abrí la puerta me encontré con un rostro
decrépito, el de un señor; quien traía en manos unas bolsas de plástico, cuerdas y
sentí como el miedo invadía mi cuerpo.

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