Está en la página 1de 8

NOCHES DE OPIO

MUSICA INSTRUMENTAL: El Lago de los Cisnes…


ENTRA El Presentador.

EL CUERVO:
Que Dios se apiade de mi pobre alma…

ENTRA El Presentador.

EL PRESENTADOR:
Pocas palabras nos dijimos, era
como una confidencia íntima y muda;
palabras serias, pensamientos graves
que la memoria para siempre turban;
no recordamos que era el triste octubre.

ENTRA El Gato Negro.

EL GATO NEGRO
1- “No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que les
voy a contar pero no estoy loco y sé muy bien que estoy en esta celda de
criminales y que no es un sueño. Hoy voy a morir y quisiera aliviar mi alma , las
consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin
me han destruido”.
2- Desde la infancia me destaque por la docilidad y bondad de mi carácter. La
ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en
objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales y
mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor
parte del tiempo, y jamás me sentía mas feliz que cuando les daba de comer y
los acariciaba. “Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que
llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa
amistad y la frágil fidelidad del hombre “
3- Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias.
Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un
gato. Este último era un animal de notable tamaño y hermosura completamente
negro y una sagacidad asombrosa. Mi mujer aludía con frecuencia a la antigua
creencia popular de que todos los gatos negros eran brujas metamorfoseadas.
4- Plutón Era el nombre del gato, se había convertido en mi favorito y mi camarada
solo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba
mucho impedir que anduviera tras de mi en la calle.
5- Día a día

SALE El Gato Negro.


ENTRA El Corazón Delator.

1
EL CORAZON DELATOR:
6- “¡Es cierto! Siempre he sido nerviosa! muy nerviosa, terriblemente nerviosa,
¿Pero por qué ustedes creen que estoy loca? Los nervios han agudizado mis
sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Mi oído es el más agudo de todos.
Oigo todo lo que puede oírse en la tierra, en el cielo y muchas cosas del infierno.
¡Cómo puedo estar loca, entonces? Escuchen…y observen con cuanta cordura y
tranquilidad les cuento mi historia”.
7- Me es imposible decir cómo y cuándo la idea entró en mi mente, pero una vez
concebida me acosó día y noche. No perseguía ningún propósito, no me
interesaba su dinero, ni tampoco estaba colérica. Yo lo quería mucho al viejo.
Jamás me había hecho nada malo, jamás me insultó.
8- Creo que fue su ojo, sí, fue eso! Uno de sus ojos era semejante al de un buitre,
un ojo celeste cubierto por una película córnea, era horroroso. Cada vez que me
observaba se me helaba la sangre, y de esa manera muy gradualmente me decidí
a matar al viejo. Y así liberarme de aquel ojo para siempre.
9- Ahora presten atención: Ustedes me toman por loca, pero debieron haberme visto
con qué cuidado…con qué previsión… procedí! nunca fui más amable con el viejo
que durante una semana antes de matarlo, cumplía todas sus órdenes al pie de la
letra. Y cada noche a las doce, quitaba el picaporte de su puerta y la abría ..¡oh tan
suavemente! ¡oh se hubieran reído al ver con que astucia introducía la cabeza! la
movía lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevó una hora entera
meter la cabeza en la abertura de la puerta. Lo suficiente para poder verlo dormido
en la cama. Dios! ¿Es que una loca hubiera sido tan prudente como yo? (APAGAR
LA LUZ.) luego prendía la linterna lo suficiente para que un rayo de luz cayera
sobre el ojo de buitre! Y durante siete largas noches hice lo mismo a la medianoche.
Pero encontraba el ojo siempre cerrado, imposible consumar mi obra ¡pero loca no!,
porque nunca tuve nada contra el viejo. porque no era el quien me irritaba, sino su
maldito ojo. (PRENDER LA LUZ.) Y cada mañana cuando despertaba entraba con
atrevimiento a su habitación le hablaba con voz cordial y le preguntaba cómo había
pasado la noche. Ya ves debería ser un viejo muy astuto para sospechar que lo
observaba cada noche mientras él dormía!

ENTRA El Cuervo.
SONIDO DE VIENTO.

EL CUERVO:
I
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
estando débil y cansado,
y en embebido tristes reflexiones.
Cabeceando, casi dormido,
oí de súbito un leve golpe,
como si levemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es, dije musitando, un visitante,
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
II
¡Ah! Aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;

2
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo,
angustia del deseo del nuevo día,
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor,
dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
III
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
Me llenaba de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

APAGÓN.
SONIDO DE CORAZÓN.
El Corazón Delator PRENDA UNA LINTERNA.

EL CORAZON DELATOR:
10- Al llegar la octava noche, fui aún más precavida para abrir la puerta; tenía mi
cabeza en la habitación y seguí empujando suavemente, muy suavemente la
puerta ¡Apenas podía contener mis sentimientos de triunfo!, estaba por prender
la linterna y se resbala de mis manos y el viejo brincó de la cama gritando:
¡¿Quién está ahí?!
11- Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo
músculo, solo oí un suave gemido, comprendí lo que estaba sintiendo el viejo lo
conocía muy bien sus temores habían estado creciendo y le tuve lástima, aunque
reía en el fondo, seguro pensaba el viejo “No es más que el viento en la
chimenea, un maldito ratón cruzando el piso o un grillo que ha cantado” había
tratado de darse ánimo con estas suposiciones, pero fue todo en vano porque la
muerte lo había acechado con su sombra negra y envolvía a su víctima.
Sintió mi presencia en la habitación. ¡Después de haber esperado largo tiempo
resolví prender la linterna tan sigilosamente hasta que un fino rayo de luz cayó
justo sobre el ojo del buitre! ¡Estaba abierto, bien abierto! (celeste, celeste,
azulado) Y me enfurecí apenas lo vi con claridad perfecta. ¡Pero no podía ver
nada de la cara o el cuerpo del viejo, pues como movida por un instinto, había
orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito!
12- (SONIDO DE CORAZÓN DE MENOS A MÁS.) Y ahora ¿no les he dicho ya
que lo que confunden por locura es solo una agudeza de los sentidos? En aquel
momento llegó a mis oídos un ruido apagado, penetrante y presuroso, semejante
al de un reloj envuelto en algodón. Lo reconocí era el latir del corazón del viejo.
Aumentó aún más mi furia como el redoblar de un tambor estimula el coraje de
un soldado. Pero aun así me contuve y seguí callada, casi sin respirar. ¡Mientras
el compás infernal del corazón del viejo aumentaba! ¡Se hizo más fuerte a cada

3
momento! ¡el terror del viejo debe haber sido extremo! “¿Me siguen ustedes con
atención? Ya Les he dicho que soy nerviosa ya ustedes lo saben.

SE PRENDEN LAS LUCES.


SONIDO DE VIENTO.

EL CUERVO:
IV
Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor, dije, o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinieron a tocar quedamente,
tan quedo vinieron a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que los oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

APAGÓN.

V
Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

SE PRENDEN LAS LUCES.

VI
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente, me dije, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejan, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejan que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

SONIDO DE CORAZÓN, DE MENOS A MÁS.

EL CORAZON DELATOR:

4
13- Y de pronto una nueva ansiedad se apoderó de mi ¡Algún vecino podía escuchar
aquel sonido! ¡La hora del viejo había llegado! Lanzando un gran alarido, me
precipité en la habitación del viejo, gritó una vez, solo una vez. Lo arroje al
suelo y le eché encima el pesado colchón.
14- (SONIDO DE CORAZÓN SE PARA.) Levanté el colchón y examiné el cadáver.
Apoyé mi mano sobre su corazón, no había pulsación. Sí estaba muerto, El viejo
estaba bien muerto, como una piedra. Su ojo ya no me atormentaría más.
15- Tomé astutas precauciones que adopté para ocultar el cadáver. Ante todo
descuartice el cuerpo. le corté la cabeza, luego los brazos y las piernas. Esto
niega definitivamente la posibilidad de que yo este loca, nada contra el viejo.
Solo le corte la cabeza, los brazos, las dos piernas, hice todo un paquete.
16- Levante luego tres tablas del piso de la habitación y oculté los restos todo bajo el
piso y logré colocar las tablas tan hábilmente que ustedes no verían la menor
diferencia. No había nada que lavar ningún rastro de sangre. Impecable. Lo
había recogido todo en una tina. Jiji... Si soy nerviosa, pero lúcida, cuerda!
17- Y luego al llegar al fin de estas tareas, eran las cuatro de la madrugada y
golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad ¿Pues qué
podía temer ahora?.¿Quién será ahora el que viene a esta mi humilde morada? a
fastidiar!

SONIDO DE VIENTO.

EL CUERVO:
VII
De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.
VIII
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-.
No serás un cobarde.
Horrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
IX
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos

5
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”
X
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
XI
Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantaleta sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de “Nunca, nunca más.”

SONIDO DE CORAZÓN.

EL CORAZON DELATOR
18- (ENTRA El Presentador.) Eran dos hombres se presentaron como oficiales de
policía. Durante la noche un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se
sospechaba la posibilidad de algún crimen y tenían que inspeccionar el lugar. Yo
Sonreí, pues di la bienvenida a los oficiales y les explique que aquel grito fue
mío durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo había partido al campo.
Los Llevé a recorrer la casa.
19- Les mostré la habitación del viejo, en el entusiasmo de mi confianza les lleve
sillas, pedí a los tres caballeros que descansaran de sus fatigas, mientras yo
mismo con la audacia de mi perfecto triunfo coloque mi silla en el exacto punto
bajo el cual reposaba el cadáver de la víctima. empezamos a charlar. Mis
modales los habían convencido.
20- (SONIDO DE CORAZÓN DE MENOS A MÁS.) Luego sentí que me ponía
pálida, me dolía la cabeza y deseé que se fueran y escuche que me zumbaban los
oídos (ton, ton, ton) y ellos seguían sentados charlando. El zumbido se hizo más
intenso, me levante anduve a grandes pasos de un lado a otro, hablé con mayor
rapidez para líbrame de esa sensación, hasta que al fin.. me di cuenta que aquel
ruido no estaba en mis oídos, era un sonido penetrante.

6
21- Empecé a zapatear para callar el corazón del viejo pero el sonido aumentaba
más y más… ¿Por qué no se iban? Zapateaba cada vez más fuerte, aquellos
hombres me enfurecían ¡Oh Dios! ¿Qué podía hacer? rabié, maldije, alcé la silla
sobre la cual me había sentado y raspé contra las tablas del piso, pero el ruido lo
dominaba todo.
22- Y aun así ellos seguían charlando gratamente ¿era posible que no lo oyeran?
Claro que oían y sospechaban Sabían. se burlaban de mi horror, No podía
soportar más sus sonrisas hipócritas, ¡Eran sádicos y cínicos! ¡Sentí que tenía
que gritar o morir!, y el ruido, ¡seguía, seguía, seguía!!
23- ¡Basta ya de fingir, malvados!, está bien ¡admito mis actos!, Levanten esas tablas,
aunque ustedes ya lo saben, ¡ahí...ahí! ¡Donde está latiendo su maldito corazón!

SONIDO DE CORAZÓN DE MÁS A MENOS.


SALEN El Corazón Delator con El Presentador.
SONIDO DE VIENTO.

EL CUERVO:
XII
Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué mi asiento
frente al pájaro,
y entonces, empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso
pájaro de antaño,
quería decir graznando:
“Nunca más,”
XIII
En esto cavilaba, sentado,
sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos,
como brazas encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, alucinaba,
con la cabeza reclinada
acariciado por la luz de la lámpara,
lámpara que ella no prendería,
¡Ay, nunca más!

ENTRA El Presentador.
APAGÓN.

XIV
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso.
“¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!

7
¡Apura, oh, apura este dulce remedio del olvido
y borrar de tu memoria a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
XV
“¡Profeta!, exclamé, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas y en remoto Edén,
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
XVI
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida!
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna.
Deja mi soledad intacta. (MUSICA: LA LLAMADA DE KTULLU.)
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

MUSICA: LA LLAMADA DE KTULLU… MÁS A MENOS…


SILENCIO.

EL PRESENTADOR:
¡Afuera, afuera las luces, afuera todo!
Y sobre todo cada sombra palpitante
cae el telón, como una mortaja fúnebre,
que la obra es la tragedia del Hombre
Y su héroe El gusano vencedor.

Que tengas buenas y terroríficas… noches…

fin

También podría gustarte