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INTRODUCCIÓN

La puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos significó, para

algunos sectores de la economía colombiana, la oportunidad de alcanzar de manera plena

uno de los mayores mercados de consumo del mundo y la posibilidad de ampliación de los

beneficios financieros derivados de dicho instrumento de comercio con el exterior. Sin

embargo, luego de poco más de tres años de entrada en vigencia del TLC, uno de los

sectores productivos más afectados ha sido hasta ahora el de la agroindustria colombiana,

habida cuenta de las enormes y ostensibles desventajas frente a su similar norteamericana.

Es así como desde la eliminación de las barreras arancelarias en 1991 para los productos

agrícolas colombianos por cuenta de la ATPDEA [ CITATION Pro15 \l 1034 ], la

aprobación e implementación del TLC con los Estados Unidos ya se veía venir como una

amenaza tangible para este sector económico del país.

Lo anterior, habida cuenta de las precarias condiciones de gran parte del campesinado y de

las políticas inadecuadas e ineficientes por parte del gobierno en materia de fortalecimiento

y tecnificación de la agricultura, frente a la potente y bien protegida agroindustria

estadounidense.

Es preciso señalar, que desde la ejecución de las políticas de apertura económica del

gobierno de César Gaviria (1990-1994), fue posible el ingreso a los mercados del país de

cientos de productos, que compitieron con la frágil producción agrícola colombiana, ya que

los cultivadores nacionales no estaban preparados ni técnica ni financieramente para hacer


frente a productos que contaban con la protección de fuertes subsidios y con índices de

producción de mayor nivel que el propio, ya que la cuota de productividad nacional estaba

enfocada hacia la satisfacción del mercado interno al igual que para la exportación hacia la

región andina.

Así entonces, en este proceso comercial se tiene que entre los diferentes renglones

productivos afectados, las empresas arroceras fueron disminuyendo paulatinamente su

capacidad de producción, rezagando en consecuencia la industria, de tal manera que desde

1994 [CITATION fed15 \l 1034 ], el país entró en la espiral de la importación del grano,

sin que se avizoren en el horizonte nuevas posibilidades de resurgimiento de la hasta

entonces conocida suficiencia alimentaria de la nación.

De acuerdo a las cifras presentadas por la Federación Nacional de Arroceros, acerca de la

superficie sembrada de arroz en el país, se observa que ha disminuido sensiblemente habida

cuenta de diferentes factores cuya incidencia ha sido determinante de la actual situación

que vive el sector. De hecho, según los datos anteriormente mencionados, el país pasó de

cultivar 519.736 hectáreas en 2004, teniendo en cuenta tanto cultivos mecanizados como el

manual, a tan sólo 389.567 hectáreas aproximadamente en 2014 [CITATION Fed15 \l

1034 ].

Para Rafael Hernández Lozano, gerente general de Fedearroz en 2011, en su intervención

en el XXXIII Congreso Nacional Arrocero, fenómenos como el llamado cambio climático,

que sigue afectando el régimen de lluvias y de paso las condiciones de manejo en el cultivo

del grano; las características de tenencia de tierras, en donde los pequeños cultivadores
deben considerar el arrendamiento de parcelas en sus presupuestos de producción, quitando

con ello ventajas competitivas frente a sus pares de la Comunidad Andina de Naciones, en

tan temas sensibles como la construcción de infraestructura de riego y desarrollo vial; y el

contrabando, que sigue siendo una vena rota en el contexto de la productividad nacional, y

que actúa como el gran distorsionador del mercado nacional, son elementos claves, que al

momento de implementar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de

Norteamérica, desnudan la realidad del agro colombiano y en particular del sector arrocero,

y por ello agrega:

“En la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos primo el interés del más

grande para asegurar su política expansionista a base de subsidios y dejar la seguridad alimentaria

de nuestro país definitivamente en manos de los agricultores extranjeros. La base de la canasta de

consumo familiar en pocos años podría depender de las importaciones, si el sector arrocero

colombiano junto con el gobierno no tomamos las medidas pertinentes para mejorar la

competitividad del sector.

Dentro del acuerdo del TLC para el arroz se acordó un contingente de 79 mil toneladas de arroz

blanco equivalente al 5% del consumo nacional. Igualmente, se acordó una desgravación

arancelaria que se inicia en el año siete, hasta llegar a cero en el año 19. Por ello, sabemos que se

tendrá una afectación negativa en el precio del producto desde el primer día en que el Acuerdo

entre en vigencia debido a que los precios de Estados Unidos para el comercio internacional son, en

promedio 50% más baratos que en Colombia.

Esta diferencia se explica principalmente cuando se comparan las productividades de los dos países.

En Estados Unidos la productividad promedio de los últimos es de 8.3 toneladas de paddy seco (-El

arroz provisto de cáscara después de la trilla se denomina arroz paddy o arroz con cáscara. Esto

significa que los granos de arroz siguen estando revestidos de una cáscara que los envuelve
firmemente.-http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2013/may/tradoc_151317.pdf), mientras que en

Colombia bordean las 5.3 toneladas por hectárea.” [ CITATION Raf12 \l 1034 ]

El desarrollo del presente documento se enfoca en tres aspectos fundamentales: primero, la

situación previa del sector antes de la puesta en marcha del acuerdo comercial partiendo de

la secuela dejada por la dinámica de la apertura económica; segundo, los alcances y

expectativas en la aplicación efectiva del Tratado; y tercero: el análisis de los efectos del

TLC, posibilitando el contraste de posiciones sobre el tema.

Se considera entonces pertinente un acercamiento a los posibles efectos del Tratado de

Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica sobre la agroindustria nacional y

en especial en el sector arrocero, pues luego de ser un país exportador de sus productos

agrícolas, el abastecimiento interno se nutre de importaciones cada vez más voluminosas

que antaño eran impensables.


1 ANTECEDENTES

Para comprender el impacto del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos en el

sector agroindustrial colombiano y en especial en el subsector arrocero, es preciso

identificar algunos factores previos que de una u otra forma incidieron en la situación

experimentada por el gremio arrocero colombiano tras la suscripción del acuerdo

comercial.

En primer lugar, en 1991 la política de Apertura Económica [CITATION Sub15 \l 1034 ]

implementada como bandera del plan de gobierno del entonces mandatario César Gaviria

Trujillo, abocó al país a entrar en una nueva dinámica económica que venía a sustituir las

tradicionales formas de establecer negocios con el extranjero. Era una forma de integrarse

al modelo económico global, que entonces se abría paso en el mundo entero y que se

vislumbraba para los países latinoamericanos como el motor de desarrollo que se requería

para la renovación de los esquemas productivos que a la sazón estaban en franca

inferioridad frente a las potencias del norte.

Para Colombia adoptar las políticas de Apertura Económica significó dejar atrás décadas de

políticas proteccionistas que inundaron el mercado interno de productos nacionales que

fueron deteriorando su calidad debido a la falta de competencia, y la capacidad de compra

se debilitó consecuentemente. De esta manera, la entrada al país de nuevos productos

procedentes del extranjero vino a convertirse en causal de preocupación para los


productores nacionales, hasta el punto que muchos vieron desaparecer sus empresas en

medio de la oleada de fuertes competidores.

Para el agro colombiano y en especial para el sector arrocero, la Apertura Económica

significó un reto difícil de superar, ya que el nivel de competitividad de los arroceros

colombianos distaba y dista mucho de sus pares norteamericanos, si se tienen en cuenta

factores tales como el proteccionismo, el nivel de tecnificación de los procesos productivos,

los elevados costos de producción frente al rendimiento esperado, y otra serie de elementos

que incidieron en la baja capacidad del país en materia de producción de acuerdo a los retos

planteados por las nuevas dinámicas económicas adoptadas.

Uno de los mecanismos de intercambio comercial que el país utilizó para dinamizar su

economía a partir de exportaciones fue el Andean Trade Preference Act, mejor conocido

como ATPA, que fue establecido por el gobierno del presidente George Bush, firmado en

1991, como compensación y estímulo a los países andinos que “colaboraban” con la lucha

antidrogas, a través del fortalecimiento y generación de nuevas fuentes de empleo que

contuviesen la dedicación a los cultivos ilícitos, y la eliminación de barreras arancelarias

permitiendo el acceso al mercado estadounidense de miles de productos nacionales, pero

con la terminación de dicho instrumento comercial en 2001, el país fue favorecido

nuevamente con la firma de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y de Erradicación

de Drogas o ATPDEA, la cual tuvo vigencia hasta comienzos de 2011, después de

sucesivas prórrogas.
No obstante, el panorama que presentaba el comercio bilateral con los Estados Unidos

durante la vigencia de la ATPA y de la ATPDEA, muestra que la balanza comercial en el

período 1991 a 2011 tuvo un leve repunte de menos del 50% en veinte años de

negociaciones, teniendo en cuenta los déficits acumulados entre 1993 y 1998, y entre 2006

y 2007, según se indica en la Gráfica 1.

Gráfica 1. Balanza Comercial 1990-2015

70,000

60,000 Fuente: Dane.

50,000 Elaboración

40,000 propia

30,000

20,000 Resulta

10,000 importante
0
anotar que
1993

1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005

2014
1990
1991
1992

1994

2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013

2015*

-10,000
durante la
-20,000 Exportaciones Importaciones Balanza
vigencia de la

ATPA, los principales productos beneficiados con el instrumento comercial fueron

principalmente las flores, los pigmentos, las cerámicas, y algunos confites. Algunos como

los textiles, calzado, atún envasado, petróleo y ciertos azúcares no estaban plenamente

favorecidos, ya que la rebaja arancelaria era parcial. Posteriormente, durante el acuerdo


ATPDEA, se amplió el beneficio al portafolio de productos nacionales tales como: ciertas

prendas de vestir (confecciones), calzado (que no recibe SGP),  petróleo y sus derivados

(HTS 2709 y 2710), manufacturas de cuero,  atún empacado al vacío en bolsas al vacío en

aluminio con un contenido no mayor a 6.8 Kg. [CITATION Ant16 \l 3082 ]

Fuente:http://www.ers.usda.gov/data-products/chart-gallery/detail.aspx?

chartId=10692&ref=collection&embed=False
En la Gráfica 1, se puede apreciar el decrecimiento de la balanza comercial del país entre

los años 2013 y 2015

Gráfica 1. Exportaciones de Colombia a Estados Unidos 2001-2010

Fuente: Procolombia.

Gráfica 2. Principales productos exportados con ATPA/ATPDEA 2009-2010

Fuente: Procolombia.

Resulta importante agregar que la precariedad del empleo rural es una constante en la

dinámica productiva nacional y que con la puesta en marcha del nuevo modelo económico
apoyado en la globalización mediante la apertura del mercado nacional al contexto

mundial, resultó ostensible la desventaja del país frente a los exigentes requerimientos que

configuran el ámbito del comercio internacional.

Según Enrique López [CITATION Cam14 \l 3082 ], las características de las condiciones

en que se implementó la Apertura Económica, tales como concesiones arancelarias,

proteccionismo a los productos importados, los bajos precios por producción a escala, y la

no elevación de la tasa de cambio, entre otras, fueron la sal en la herida que detonó la crisis

de la industria nacional y por consiguiente del nivel de empleo, a lo que se sumó la

resistencia al cambio tecnológico requerido para afrontar los niveles de calidad productiva.

Además, dice López, las consecuencias de la apertura económica fueron desastrosas para el

país ya en lugar de propiciar el desarrollo de la economía nacional, se privó a la nación de

aumentar sus posibilidades de crecimiento, con graves repercusiones en el sector industrial

y sobre todo en el agrícola, donde los precios bajos de los productos importados no tenían

el contrapeso de parte de los productores nacionales. En un país arrocero como Colombia

con capacidad para exportar, por ejemplo, las compras ascendieron en 2013 a cerca de

US$48 millones estableciendo un alza pronunciada del 370%, algo verdaderamente

estrambótico, si se tiene en cuenta que el sector arrocero tan sólo alcanza una cifra de dos

millones de toneladas al año, con lo que el abastecimiento interno queda insatisfecho,

dando lugar a tener que importar cerca de 80.000 toneladas del grano, eso sin contar que la

circular 970 de 2010 del ICA obliga a los cultivadores arroceros a comprar la semilla

certificada a multinacionales como Monsanto, arrancando de raíz los métodos y costumbres

ancestrales en el cultivo del arroz con la consecuente afectación del campesinado y sus
familias, amén de las sanciones previstas para quienes pretendieran seguir las prácticas

generacionales.

Según el panorama expuesto anteriormente, la lectura que puede hacerse es que desde el

comienzo las estrategias y políticas frente a los modelos económicos adoptados por el país

no fueron exactamente las más acertadas, ya que la estructura productiva colombiana ha

adolecido y adolece de serias dificultades y falencias enormes en el tema de la

competitividad. La economía productiva se centraba principalmente en el abastecimiento

interno y en un comercio quizá simétrico con las economías de países similares como lo

son los países andinos.

Ante la asimetría arrolladora del aparato productivo de los Estados Unidos de

Norteamérica, se pensó que las estructuras y dinámicas productivas del país reaccionarían y

despegarían ante el nuevo e inmenso reto en ciernes, pero las condiciones propias no eran

las más mínimamente aceptables para asumirlo. Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio

con los Estados Unidos entro en vigencia hace tres años y la brecha parece crecer y

ahondarse cada vez más.


2 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

¿Qué efectos adversos tuvo la firma y puesta en marcha del Tratado del Libre Comercio

con los Estados Unidos de Norteamérica, para el sector arrocero colombiano?

3 OBJETIVOS

3.1 OBJETIVO PRINCIPAL

Analizar los efectos adversos de la firma y puesta en marcha del Tratado de Libre

Comercio entre Colombia y los Estados Unidos en el sector arrocero colombiano, desde la

óptica de las estructuras económicas y productivas de ambos países.

3.2 OBJETIVOS SECUNDARIOS

 Determinar los efectos inmediatos del Tratado de Libre Comercio en el sector

arrocero colombiano.

 Establecer que mecanismo pueden ser apropiados para la mitigación del impacto del

TLC sobre la seguridad alimentaria del país.

 Analizar los efectos de la utilización de las semillas registradas frente a la

restricción del uso de la semilla propia.


4 BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía

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