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MARKETING POLÍTICO Y
CAMPAÑAS ELECTORALES
CUADERNILLO DE CAPACITACIÓN POLÍTICA
MARKETÍNG POLÍTICO Y
CAMPAÑAS ELECTORALES
MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Leandro N. Alem 168, 5° piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CP: C1003AAP)
Teléfono: (011) 4346-1545
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Instituto Nacional de Capacitación Política MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES
Autoridades
Mauricio Macri
Presidente de la Nación
Rogelio Frigerio
Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda
Adrián Pérez
Secretario de Asuntos Políticos e Institucionales
Fernando Bogado
Director del Instituto Nacional de Capacitación Política
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Palabras de presentación
No hay sociedad que pueda crecer sin el perfeccionamiento constante del conoci-
miento.
La Asignatura que este Cuadernillo plasma pretende acercar al lector una serie de
contenidos específicos del saber político, que le permitan -justamente- comprender
mejor y actuar sobre la realidad colectiva. Se trata de contenidos concebidos con
solidez, respetando la pluralidad ideológica, y elaborados en el marco de un instituto
constituido hoy bajo la pretensión de una férrea profesionalización, desde la visión
de que la construcción de un país es siempre una tarea mancomunada, que debe dar
lugar a todas las voces y expresiones si queremos crecer como sociedad y enriquecer
el debate político.
De allí que, más allá de su cometido esencial y primario, esta Asignatura sea también
la oportunidad de hacer llegar a todos los argentinos la invitación a sumarse a todo lo
que el Instituto Nacional de Capacitación Política tiene para brindar.
Esta es nuestra labor y compromiso de todos los días: en una porfía que nos enorgu-
llece, por brindarnos a los demás.
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CUADERNILLO DE CAPACITACIÓN POLÍTICA
MARKETING POLÍTICO Y
CAMPAÑAS ELECTORALES
I.N.Ca.P. 1. LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN Y SU REVOLUCIÓN EN LOS USOS POLÍTICOS
Campañas Electorales y
Marketing Político
Juan Cruz Vazquez
Introducción:
La presente asignatura se despliega ante el lector con un solo propósito: brindar no-
ciones introductorias y puntos cardinales principales sobre campañas electorales y
marketing político. Pero ese propósito se ofrece aquí bajo dos alternativas de lectura
e incorporación: 1) se pueden tomar dichas nociones en estas páginas como una “caja
de herramientas” para quienes quieran dar los primeros pasos en su utilización; o 2) se
puedan tomar esas nociones como una suerte de “anteojos con lentes de filtro” para
quienes no quieran usar esas herramientas pero sí saber cómo funcionan, de manera
de estar prevenidos -y entendidos- a la hora de verlas en acción. En otras palabras:
este cuadernillo se concibe simultáneamente como un “Instructivo/Tutorial para el Ofe-
rente-Usuario” (de marketing político) y como una “Guía/Manual del Consumidor” (de
ese mismo marketing político).
La comunicación es y fue -desde siempre- esencial en los usos del poder; y ello amerita
una breve reseña histórica de la relación entre la política y los medios de comunica-
ción. Hablar de comunicación y política es hablar, en términos de procesos históricos,
de saltos tecnológicos que llevaron a poder comunicar políticamente a mayor cantidad
de personas estableciendo en ello un esquema de poder.
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Desde mediados y fines del siglo XIX se darían saltos tecnológicos en la comunicación,
revolucionarios desde una nueva faceta: como un nuevo ciclo. Se daría la invención del
telégrafo que, junto al código Morse, permitieron por primera vez una comunicación
eléctrica, a distancia, sin que nadie tuviera que llevar los mensajes personalmente. El
telégrafo, a su vez, sería precursor del “teletrófono”: el teléfono, que se desarrollaría
entre 1860 y 1915 con demostraciones públicas, para luego pasar a usos oficiales y -pos-
teriormente- comerciales. Más allá del tremendo uso de estos inventos por parte de los
gobiernos de occidente (especialmente en materia de comunicaciones diplomáticas y
bélicas)3 , su importancia estriba en que estos inventos eran pioneros en dos aspectos:
1 La gran cantidad de historiadores coincide en este año, 1453, como un punto en el tiempo que marca
el fin de la Edad Media y el comienzo de la Modernidad.
2 Benedict Anderson (1993), prestigioso académico y estudioso especialista de los nacionalismos, des-
taca en su obra la tremenda influencia que tuvieron los libros con contenido político que llegaban en
barco desde Europa y los periódicos (del viejo y nuevo continente) en la creación de un sentimiento de
“localismo” y posterior “nacionalismo” que propició la ola independentista de las colonias del continente
americano.
3 El telégrafo, por ejemplo, sería utilizado por Lincoln como herramienta estratégica de comunicación
militar en la Guerra de Secesión Norteamericana.
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I.N.Ca.P. 1. LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN Y SU REVOLUCIÓN EN LOS USOS POLÍTICOS
Tratar estos dos nuevos inventos resulta necesario para poder hablar de la radio: un
salto tecnológico que, como el periódico tiempo atrás, marcaría un antes y un después
en la comunicación política. Tal como sostiene Sartori: “La radio, que también elimina-
ba distancias [como el telégrafo y teléfono], añade un nuevo elemento: una voz fácil
de difundir en todas las casas. La radio es el primer gran difusor de comunicaciones”
(Sartori; 1998: 26). La radio, junto al periódico, comenzó a ser el otro gran formador
de opinión pública de la primera parte del siglo XX. Las noticias políticas y sociales (en
formato de “noticiero radial”) se transmitían por la radio, los grandes acontecimientos
y ceremonias políticas u oficiales eran cubiertos radiofónicamente, y una gran canti-
dad de estadistas lo utilizaban como canal para hacer llegar sus comunicados, aren-
gas, discursos, manifiestos o resoluciones a cada uno de los hogares.
También en el umbral del siglo XX, los hermanos Lumière revolucionarían la comunica-
ción con su invención: el cinematógrafo. La potencialidad de la comunicación política
que supuso el cine como salto tecnológico sin precedentes puede advertirse en las
primeras proyecciones que hicieron los mismos inventores. La primera y más famosa
proyección fue su “Salida de la fábrica” de 1895 4 , cuya cinta documentaba la salida de
obreros de una fábrica; mientras que su film “La llegada de los congresistas”5 , también
de 1985, proyectaba la bajada de congresistas franceses de un barco apenas 24 horas
después de haber sido filmado el evento, considerándose esta pieza -por ello mismo-
el inicio del “noticiario”.
El cine revolucionaría absolutamente todo: a los pocos años la técnica sería pulida y
comercializada, y las salas de cine se esparcirían por todas direcciones en los grandes
centros urbanos de occidente. Allí, además de los dibujos animados, podían verse
los “noticieros”: un sistema de información pública que incorporaba (a la lectura del
periódico y la sonoridad de la radio) la “imagen” política. De esta manera, pequeños
cortos de eventos y actos políticos, mensajes políticos por parte de estadistas, y breves
entrevistas a funcionarios eran proyectados para comunicar políticamente6 . A ello se
le sumaron los films cinematográficos mismos como instrumento de comunicación
política: Scarface (“Cara Cortada”) de 1932 era una película que denunciaba la expansión
del crimen organizado y la inacción del gobierno, interpelando al mismo espectador
4 Su título completo es La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros
de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir).
5 Su título en idioma original es Le débarquement des congresistes (La llegada de los congresistas).
6 Los noticieros cinematográficos fueron cruciales en comunicación política durante la Segunda Guerra
Mundial, dado que mostraban imágenes que documentaban el desarrollo del conflicto bélico.
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desde el inicio de la cinta; Modern Times (“Tiempos Modernos”) del célebre Charles
Chaplin desnudaba y criticaba en 1936 la deshumanización del sistema capitalista; y
-en los regímenes totalitarios nazi y fascista- el cine era un instrumento de propaganda
directa y brutal.
Por su parte, el lanzamiento y puesta en órbita del primer satélite comercial, en el año
1969, marcaría un hito sin precedentes en la comunicación. Ello sería tomado como
el inicio de la “revolución de las telecomunicaciones”, dado que en ese año no sólo
comenzaba la comunicación satelital sino que -también- se logra el enlace entre com-
putadoras haciendo a la creación de la primera red interconectada: ARPANET, que
tendría posteriores demostraciones públicas e investigaciones que llevarían, a fines de
los años ochenta y principios de los noventa, a la creación y difusión de la World Wide
Web (o “internet”, “la red” o “la web”; como es conocida actualmente).
Internet como “mundo digital” abriría desde entonces y hasta hoy innumerables posi-
bilidades de comunicación política a partir de páginas y portales oficiales, blogs, redes
sociales y aplicaciones que permiten la movilidad y accesibilidad remota (en los dife-
rentes dispositivos) de contenidos de lectura, de audio, imagen y video.
Un proceso doble y simultáneo -en política y comunicaciones- que daría entidad, evo-
lución, transformación constante y una importancia inusitada a la “Comunicación Po-
lítica”.
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I.N.Ca.P. 1. LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN Y SU REVOLUCIÓN EN LOS USOS POLÍTICOS
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Para Sartori, ello repercute de lleno en la comunicación política, tanto que aduce que
atestiguamos el nacimiento y expansión de la “Vídeo-Política”, en donde el poder del
vídeo (como lo audiovisual) incide como factor principal en los procesos políticos y
-especialmente- en el proceso y definición electoral. En sus propias palabras “…la tele-
visión condiciona fuertemente el proceso electoral, ya sea en la elección de los candi-
datos, bien en su modo de plantear la batalla electoral, o en la forma de ayudar a ven-
cer al vencedor. Además, la televisión condiciona, o puede condicionar, fuertemente el
gobierno, es decir, las decisiones del gobierno” (Sartori; 1998: 66-67).
Sergio Fabbrini (2009) cita y analiza este proceso de “tele-democracia”: en el cual los
medios masivos de comunicación (especialmente la televisión e internet) son los cana-
les hegemónicos que transforman e influyen radicalmente la opinión (política) pública,
la percepción sobre los candidatos y partidos políticos, el modo de votar, la definición
de la agenda política diaria, y la intensidad de apoyo o rechazo de un gobierno en
funciones. Para Fabbrini, la “tele-democracia” termina resultando un “espectáculo po-
lítico” en donde los protagonistas (como se verá en el apartado que sigue) serán los
candidatos o gobernantes, como líderes políticos, como personas individuales con una
imagen y mensaje propio que esgrimen estrategias para convencer a la ciudadanía y
lograr su apoyo.
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I.N.Ca.P. 1. LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN Y SU REVOLUCIÓN EN LOS USOS POLÍTICOS
Se forman una
opinión y la expresan OPINIÓN Se informan de modo
en los medios masivos
y/o tecnológicos
PÚBLICA pasivo o filtran y
analizan las noticias
Nota: el cuadro (de elaboración propia) se basa en los tres protagonistas de la “comunica-
ción política”
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I.N.Ca.P. 2. LA PERSONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
2. La personalización de la política
El auge transformador de los medios masivos de comunicación en el terreno político
(cotidiano y en época electoral), con el imperio de la imagen y lo audiovisual enfo-
cados en los candidatos o funcionarios públicos como los principales (y casi únicos)
actores políticos da lugar a lo que se conoce como “personalización” de la política.
Este fenómeno tiene uno de sus causas en la ya explicada revolución mediática de los
usos y prácticas de la política; pero encuentra un segundo factor causal en el ocaso de
los partidos y la preponderancia de los candidatos.
De cierta manera, en las últimas décadas se dio una inversión de roles: el candidato o
gobernante se transformó en la causa del voto hacia su partido, cuando debería ser a
la inversa; es decir, los partidos políticos deberían funcionar como plataformas de los
candidatos o estructura de los gobernantes. Dicho de otro modo: “No es el partido el
que hace que se elija al diputado o al senador, sino que es el candidato el que hace
elegir al partido” (Sartori; 1992: 306).
¿Por qué aconteció esto? Una gran literatura especializada analizó y sigue analizando
este proceso, pero -en aras de dar un marco general- pueden destacarse tres factores
principales con incidencia central:
2) Desilusión respecto a los partidos políticos como medios de participación; lo que im-
plica un descrédito de los mismos ante la ciudadanía como organizaciones en donde
la participación y el trabajo de la misma se ve reflejada en resultados. Mayormente, se
percibe actualmente a los partidos como entidades distantes, crípticas, y enfocadas en
su propio interés y supervivencia7.
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
En palabras del autor: “Nuestra época se caracteriza por un ascenso sin precedentes
de Príncipes democráticos, tanto en la política electoral como en la gubernamental.
En ambos terrenos, el ascenso ha puesto en tela de juicio el papel tradicional que
cumplían los partidos políticos” (Fabbrini; 2009: 13). Tal como se viene tratando, el
poderío de los medios de comunicación y el ocaso de los partidos políticos pusieron
a la persona del “líder democrático” en primer plano. Pero si bien estos dos factores
mencionados fueron razones que posibilitaron el ascenso y auge de los liderazgos y la
personalización de la política, Fabbrini alega que la cada vez mayor aceleración de la
dinámica democrática en un mundo globalizado es la causa principal y estructural (y
sistémica) que “motoriza” esta centralidad de los líderes, de la “persona política”, de
los “príncipes democráticos”: “…razones sistémicas y estructurales impulsan un creci-
miento de la función del líder (y de los Ejecutivos) en el proceso de toma de decisiones
de las democracias contemporáneas. Los líderes son necesarios, y los cambios sufri-
dos por nuestras democracias han acentuado más su función” (Fabbrini; 2009: 16).
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I.N.Ca.P. 2. LA PERSONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
arena política directa, que participa ahora de ella a una prudente distancia (por “obli-
gación” en los deberes cívicos, o según el interés y/o conveniencia).
Esa “participación a distancia” está intermediada simultáneamente por los medios ma-
sivos de comunicación tradicionales (principalmente la televisión) y los medios de co-
municación digitales (especialmente las redes sociales), en una lógica que tiene una
doble vía: los medios de comunicación se utilizan de abajo hacia arriba (cuando los
ciudadanos utilizan blogs, twitter, facebook y otras redes sociales para tener un “con-
tacto directo digitalizado” con los líderes políticos); y de arriba hacia abajo (cuando los
políticos y medios de comunicación se utilizan mutuamente con spots, entrevistas, y
coberturas de actos y ceremonias en contenidos que se pasan por televisión, se suben
a los portales de noticias o se imprimen en los periódicos). Detallar este punto aunque
más no sea en un párrafo es sustantivo ya que, dentro de los cambios en el compor-
tamiento político, se debe contar este tipo de participación política: “mediatizada y
digitalizada”.
Y es que, si tanto la política cotidiana como sus momentos electorales se “viven” me-
diática y digitalmente centrados en la figura de un líder político, entonces la imagen de
éste último (la “imagen pública”) se torna su principal capital político, una importantí-
sima herramienta de captación de atención, de seducción y de persuasión sobre la ciu-
dadanía y el electorado… una herramienta sobre la que debe trabajarse continuamente
para que sea efectiva y exitosa.
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I.N.Ca.P. 2. LA PERSONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
Cuando la imagen personal del candidato se convierte en imagen pública, éste deja de
ser “él mismo” en muchas de sus facetas particulares para tornarse -ante los medios
y la ciudadanía- en una específica “versión de sí mismo” que debe “interpretar” como
un actor frente a las cámaras. ¿Y por qué un líder se presta a esto? Porque debe pro-
yectar esa imagen mediáticamente para que sea percibida por el público electoral (los
“ciudadanos-espectadores”) de una manera determinada: la manera en que él y su
equipo de campaña quieren que sea percibida por los votantes.
Vista ya la importancia de la imagen del candidato, toca ahora analizarla en sus prin-
cipales aspectos:
● Es un discurso visual; en tanto que es “otra manera de hablar” que tiene el candidato,
sin tener que pronunciar ni una sola palabra. La “imagen” de un candidato es algo que se
desprende de él y de su mensaje y contenidos de campaña (los textuales y orales) para
enunciar otro tipo de discurso: que interpela la subjetividad personal del elector.
● Tiene rasgo de “unicidad” con el líder político; lo que quiere decir que cada candidato
construye su propia imagen política, que es única en un doble sentido: 1) se construye en
base a sus características personales (guardando coherencia general con su manera de ser);
y 2) corresponde a esa sola persona, de manera irrepetible (aún cuando se asemeje a otras).
● Se compone principalmente por: las facciones físicas y gestuales del candidato, su per-
sonalidad, su estilo, sus rasgos y señas particulares, la vestimenta y accesorios que utiliza,
y el discurso (verbal y no verbal) sobre los principios y valores que el líder promete tradu-
cir en acciones de gobierno si es electo. Se le suma a ello la historia de vida del candidato,
su trayectoria profesional y de gestión, su biografía y su ámbito de intimidad.
● Hay que sostenerla y preservarla; puesto que -una vez fabricada- la imagen política
debe ser gestionada: toda aparición pública del candidato deberá tener en cuenta ésa
pauta de imagen, y ello demanda una atención y seguimiento constante de cada acción o
acontecimiento que tenga que ver con el candidato. Al tiempo que se sostiene, la imagen
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
política de un líder político debe preservarse: puesto que es una construcción delicada y
frágil, que se puede derrumbar por un paso en falso del propio candidato o por el ataque
de los competidores electorales y los sectores opositores.
● Tiene como único objetivo posicionar al candidato de manera tal que atraiga y capte
la mayor cantidad de votos posibles (en tiempos electorales); y mantener y acrecentar la
adhesión, apoyo y simpatía de la ciudadanía (en tiempos de gobierno del líder elegido).
Ahora bien, la imagen política debe poder mostrarse: el candidato debe “aparecer”
constantemente en los medios masivos de comunicación y en las redes sociales; y es
así que tal como señala Ortega (2003) la nueva lógica electoralista se vuelve la “polí-
tica de visibilidad”, potenciada y administrada por el sistema de comunicación. Afiches
y spots de campaña, entrevistas radiales y televisivas, intervenciones en coberturas
de los noticieros en eventos, ceremonias y acontecimientos, aparición en programas
con alto rating y de horario estelar/central (prime time), participación en programas
específicos de audiencia sectorizada, debates y “mano a mano” en programas espe-
cializados en política, recorridas y caravanas por los distritos junto a medios de comu-
nicación y cobertura de los mismos vecinos con fotos y filmaciones con sus celulares,
página oficial con todo el contenido de campaña, encuestas telefónicas… en fin, un
sinnúmero de espacios mediáticos que el candidato debe procurar ocupar para que
la luz de los reflectores de las cámaras de video, o la luz de los flashes de las cámaras
de fotos y celulares se dirijan a él: lo iluminen mediáticamente, lo tornen visible a la
audiencia, hagan que su imagen llegue constantemente a los espectadores-votantes.
Pero recuérdese que la imagen política requiere no sólo de sostenimiento, sino tam-
bién de preservación: de allí que las apariciones del candidato sean siempre “pauta-
das” y “administradas”. Ello implica conversaciones y coordinaciones con productores
generales de medios, gerentes de programación televisiva, conductores radiales; el
acuerdo sobre las preguntas que se le van a hacer, los temas que se van a tocar, los
que no; negociaciones (aceptaciones y vetos) sobre quiénes más compartirán el set
junto al candidato (políticos y no políticos); e inclusive puede llegar a cuestiones que
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I.N.Ca.P. 2. LA PERSONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
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I.N.Ca.P. 3. EL MARKETING POLÍTICO
3. El Marketing Político
El marketing político debe su nacimiento, rápido crecimiento y apogeo actual a los
cambios en el comportamiento electoral y en la participación política tradicional de
los ciudadanos, aspectos ya tratados en el punto anterior. Y es que la mencionada
“participación a distancia” (televisada, digitalizada) de la población, sumado al cambio
de las demandas del votante (más concretas en cuanto a resultados, más puntuales en
cuanto a la temática, y más tangibles e inmediatas en su materialización) terminan ha-
ciendo percibir actualmente a toda la esfera política que está lidiando -especialmente
en época electoral- con un “consumidor-político” (Zezza; 2011). Consumidor político
o, más exactamente para estas páginas, un “ciudadano-consumidor”: un “ciudadano”
porque hablamos de una persona con derechos y obligaciones cívicas y políticas que
pertenece a una sociedad civil que lo reco-
noce como partícipe de “la cosa pública”,
la res pública; un “consumidor” porque ese “El marketing político
ciudadano “consume” (en lo que aquí se debe su nacimiento, rápido
analiza) noticias e imágenes públicas de
los candidatos, opiniones y discursos polí- crecimiento y apogeo
ticos, argumentos de adhesión o rechazo, actual a los cambios en el
noticias e incidentes de su sociedad que
requieren intervención o pronunciamiento comportamiento electoral”
de los líderes políticos.
¿Por qué? Porque la función que define el “marketing” en su sentido económico puro
es analizar el comportamiento de los mercados y los consumidores; para posicionar y
vender un producto por sobre otros; captando, reteniendo y “fidelizando” clientes de
ese producto. Para ello el marketing hace investigaciones de mercado, indaga sobre
necesidades y demandas de los consumidores, estudia sus comportamientos y patro-
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Como se puede ver, son múltiples, amplios y continuos los usos que se le pueden dar
al marketing político. No obstante, este tipo específico de comunicación política es
conocida actual y mundialmente por su utilización en tiempos electorales, y -aunque
popularmente e inclusive académicamente se conozca indistintamente con el mismo
nombre- en esos momentos se transforma en marketing electoral.
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I.N.Ca.P. 3. EL MARKETING POLÍTICO
El antecedente clave de esta asociación la encontramos entre la década del ‘50 y la del
‘60 en una corriente de estudios de la ciencia política denominada “conductismo”; en
la que tres pensadores centrales darían lugar a lo que se conocerían como las “teorías
económicas de la democracia”8 . Estos tres autores serían Joseph Schumpeter, Mancur
Olson y -quién importa en estas páginas- Anthony Downs y su teoría sobre “la para-
doja del votante”.
8 Como se desprende claramente del nombre, estas teorías buscarían una explicación del funcionamien-
to de la democracia en base a cánones economicistas; y cada uno de sus autores contribuirían (en sus
distintas obras y a partir de sus respectivas teorías) a la idea de que la relación política “Ciudadanía-
Estado” en los regímenes democráticos de Occidente se manejaba con reglas y patrones de economía
de mercado.
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
Con esta figura de votante típico de ese entonces -el “hombre económico”- Downs
lanza su axioma central: “la lógica electoral política se homologa a la lógica de un mer-
cado económico”, es decir: todos los elementos que entran en juego en época electo-
ral se pueden “traducir” a su versión económica de mercado, tal como se desprende
del esquema que sigue:
Consumidor Votante/Elector
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I.N.Ca.P. 3. EL MARKETING POLÍTICO
Pero ello implica un costo muy alto, ya que el votante debe invertir (su) tiempo y di-
nero en investigar para conocer a fondo y por sí mismo quién es cada candidato, cada
partido, y qué hay verdaderamente detrás de cada uno de ellos y sus propuestas; para
obtener a cambio -como resultado de esa “inversión”- 1 (un) solo voto informado entre
millones de otros votos: millones de votos que no necesariamente coinciden con el
suyo y que tal vez hagan que pierda el candidato que seleccionó y que más beneficios
le hubiese traído (lo que haría a una pérdida total de su inversión).
¿Cómo se zanja esta situación? El votante como “homo oeconomicus”, sostiene Downs,
termina haciendo un cálculo costo-beneficio y resuelve entonces que no le conviene
“votar informado” (ello gastaría su tiempo y dinero sin asegurar su inversión); sino que
lo que le conviene más es dejar persuadirse por los medios de comunicación (perió-
dico, radio y televisión) y por los agentes externos que quieren influir en su opinión
(consultoras con sondeos y encuestas, especialistas y analistas políticos). Es decir:
visto externamente parecería que el votante elegirá a su candidato irracionalmente
9 Conseguir un (su) “voto informado” implica que el elector deje de lado todo el montaje de publicidad
al que estuvo sometido (que busca seducirlo, persuadirlo, convencerlo con cierto tipo de información)
y averiguar -por sus propios medios- quién es quién en este “mercado electoral”; para así elegir certe-
ramente a quién representa mejor sus intereses o es de su mejor conveniencia.un mismo tipo de mer-
cancía. Este tipo de señalamientos resulta sustantivo para tener en claro que el parecido existe, pero no
la equivalencia.
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
(porque lo hará influido -y consciente de ello- por los medios de comunicación y los
agentes externos); pero lo que en verdad acontece es que el votante “decide racional-
mente votar irracionalmente”, porque -paradójicamente y en términos económicos- le
conviene más votar irracionalmente que racionalmente. De allí el nombre de la teoría:
“La paradoja del votante”.
Y es que esta comparación no sólo resulta “familiar”, sino -más bien- “vivencial”: este
contrapunto no nos parece tan descabellado11 porque, de algún modo, hemos perci-
bido o sentido esta lógica (sea de manera íntegra, en alguna de sus partes, o un atisbo
de ella) en cada momento electoral.
Esta comparación, esta concepción de moda que da lugar al marketing político como
“modelo emperador” de la comunicación política actual, se puede observar de una
manera potenciada, clara y cruda en la trastienda de la estructuración y despliegue de
las campañas electorales.
10 Fueron teorías como ésta, hace ya más de medio siglo, junto a muchos otros factores, las antecesoras
del marketing político como rama específica de comunicación política.
11 Cabe aclarar que si bien la “comparación de semejanzas de la lógica general” es válida, su “homologa-
ción total” es una exageración que debe señalarse. Véanse sólo algunas de estas pautas, en el terreno
electoral: 1) la “compra” del votante no es directa (votar a alguien no implica que gane ése alguien); 2)
consumir un producto (votar un candidato) no implica obtener lo que se desea, ya que el candidato
puede incumplir sus promesas electorales o violar el pacto electoral; 3) el producto político es intan-
gible, y más complejo de crear, transmitir, y comprender; 4) el “consumidor” sólo puede “comprar” un
“producto”, cuando en el mercado económico se pueden comprar y comparar simultáneamente más de
un mismo tipo de mercancía. Este tipo de señalamientos resulta sustantivo para tener en claro que el
parecido existe, pero no la equivalencia.
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I.N.Ca.P. 4. CAMPAÑA ELECTORAL: ESTRUCTURACIÓN, DISEÑO Y ESTRATEGIAS
Esta definición trae a primer plano tres aspectos centrales de las campañas electora-
les:
Y es que, las campañas electorales conjugan estos tres elementos: se trata del desplie-
gue de acciones planificadas (1) centradas en la comunicación política (2) que buscan
informar y persuadir con la única finalidad de ganar votos (3).
Estos elementos se repetirán una y otra vez en todas las definiciones de “campaña
electoral” a las que se pueda echar mano. Y es que la función o “misión” central de
toda campaña electoral es proyectar un candidato que comunique un mensaje para
que sea votado y gane las elecciones; y -en este sentido- es un proceso comunicativo
político muy específico: de allí que el marketing político se luzca como nunca en él (y
sea mayormente conocido por éste momento político particular y no por su actuar en
otros contextos no electorales).
Como proceso comunicativo político específico (en tiempos de elecciones), las cam-
pañas electorales pueden graficarse y desagregarse del siguiente modo:
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MARKETING POLÍTICO Y CAMPAÑAS ELECTORALES Cuadernillo de Capacitación Política
1
AM BIENTE SOCIAL
ESTRATEGIA POLÍTICA DE CAMPAÑA
Acontecimientos
Feedback o Retroalimentación
3
CANDIDATO
2 MENSAJE VOTANTE
4
Emisor
Medios y Canales
de Comunicación
Receptor 2
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I.N.Ca.P. 4. CAMPAÑA ELECTORAL: ESTRUCTURACIÓN, DISEÑO Y ESTRATEGIAS
- Las etapas de la campaña; puesto que la estrategia política debe esbozar muy bien
las acciones de campaña dentro de un tiempo calendario preciso y, simultáneamente,
debe conjugar ese tiempo “real” con los “tiempos políticos” que involucra toda una
época de elecciones a cargos públicos.
- El diseño del mapa político nacional; en virtud de que -como otra tarea de merca-
dotecnia- se debe investigar el posicionamiento y fortaleza de las distintas fuerzas
políticas que entran en juego en época de elecciones. El diseño del “mapa político” es
una tarea esencial y clave que atiende desde el inicio la estrategia política de campa-
ña, detectando y monitoreando constantemente: 1) el posicionamiento, la fortaleza, la
imagen y el discurso/mensaje de los competidores/contendientes electorales; y 2) qué
apoyos externos que no compiten electoralmente (sectores políticos, sector privado y
tercer sector) son o pueden ser aliados del candidato y cuáles son o pueden ser opo-
sitores (aliados de los competidores).
- Un análisis del voto; que constituye uno de los puntos críticos y de mayor sensibilidad
en el diseño y estructuración que tiene en sus manos la estrategia política de campaña
electoral, desde que supone la investigación cualitativa y cuantitativa del “mercado
político”, es decir: la indagación profunda y el cuidadoso análisis de las motivaciones,
percepciones, necesidades y expectativas del electorado, tanto aquellas manifiestas
como las que se encuentran en latencia.
- Posicionamiento del candidato; puesto que -en virtud del mapeo político y del aná-
lisis del voto- la estrategia política de una campaña electoral ensaya y finalmente de-
termina el posicionamiento público de su propio candidato, midiendo los parecidos y
la diferencias con sus competidores y -consecuentemente- estableciendo la cercanía
o lejanía que debe mantener respecto a ellos para consolidarse como un alternativa
sólida frente al electorado (“alternativa sólida” que sea más eficiente captando más
votos).
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b) El Mensaje
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Pero ¿cómo se construye el mensaje? Aquí es donde se emplean a fondo las técnicas
de mercadeo al servicio de la política: donde se realiza la primera y más importante
investigación del “mercado político”.
A partir de técnicas cualitativas (como los “grupos focales”) y cuantitativas (como los
sondeos de opinión y encuestas) se obtiene del electorado un gran cúmulo de infor-
mación necesaria para construir el mensaje y ensamblar el discurso de campaña12 : sus
demandas, necesidades, expectativas, decepciones, estados de ánimo (como “humor
social”), su visión de “la política”, su arquetipo ideal de político, su imagen respecto al
candidato y a sus competidores, los problemas prioritarios e inmediatos a resolver, las
temáticas de fondo (de largo plazo) que requieren atención, sus anhelos de futuro, su
sentimiento e imaginario sobre el país y la sociedad al momento de la elección, etc. De
toda esa información se extraerá un temario general13 , que irá siendo reducido más y
más hasta obtener un conjunto manejable de temas principales, que obedecerán a: 1)
las necesidades del electorado; 2) la pertinencia general a nivel social; y 3) su impacto
mediático.
Resulta esencial que los temas que conformen el mensaje del candidato:
• Sean pocos, de modo que se tornen manejables, de simple transmisión para el can-
didato y fácil retención para los votantes.
• Sean claros, de manera que al transmitirse lleguen al votante tal cual fueron formula-
dos por el equipo de campaña, con el mínimo de distorsión y confusión posible.
• Sean de interés público, en tanto deben llamar la atención, impactar, cautivar e im-
portar al votante.
12 En este sentido, hay una frase muy común en marketing electoral que reza “la campaña empieza mu-
cho antes que el tiempo de elecciones”, puesto que la “investigación de mercado” sobre el electorado
para diseñar una campaña se inicia con gran antelación a la época de comicios.
13 La selección final del “temario general” para constituir el mensaje seguirá las pautas del “Targeting”
o “perfilamiento” basado en un proceso de dos tiempos: el análisis de la segmentación y heterogenei-
dad del electorado en un primer momento; y la búsqueda de patrones comunes que una a esos grupos
en un segundo momento; de modo de construir un “producto político” que los contemple, contenga y
atraiga a todos por igual a pesar de las diferencias que -como grupos sociales- detentan. En palabras
más técnicas: “En política, la segmentación hace referencia a fraccionar la heterogénea masa electoral
en secciones más pequeñas que tengan algo en común (…) Los expertos en marketing político usan la
segmentación para detectar grupos lo suficientemente grandes a los que el producto político puedan
resultarles especialmente atractivo” (Zezza; 2011: 90).
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• Sean capaces de proyectar razón y emoción, desde que los distintos temas que con-
formen el mensaje y discurso del candidato deben ser portadores de argumentos ra-
cionales y explicaciones técnicas pero también de sentimientos, emociones e imagi-
narios colectivos.
Claro está, en este menester no sólo importa el mensaje: hay más factores en juego, y
el que ahora debe abordarse es el emisor del mismo. Y es que el mensaje dicta “qué
decir”, constituye el discurso… mientras que es la estrategia la que estipula “cómo
decir” lo que hay que decir: cómo debe emitirse ese mensaje para que la transmisión
sea eficiente y llegue al receptor tal como fue concebida, con el mínimo de distorsión
posible.
De allí que el próximo apartado lleve obligadamente al análisis del “emisor” del men-
saje: el candidato político.
c) El Candidato Político
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es en verdad “la imagen del candidato”14 , ya que -como se dijo anteriormente- resulta
imposible que el electorado entero tenga un contacto directo con él, del tipo “cara a
cara”. Eso hace que el político deba vérselas con los medios de comunicación y pro-
yectar a través de ellos su “imagen pública” (diseñada muy cuidadosamente y cons-
truida a medida) para transmitir su mensaje.
14 Todo lo relativo específicamente a “la imagen” del candidato fue tratado en profundidad en el apar-
tado número 2, referido a la “Personalización de la política”; por lo que este punto se focalizará en el
manejo y transmisión de esa imagen construida. Para una recapitulación rápida, se recomienda releer el
Esquema 4 (Principales características de la “Imagen Política”) del presente texto.
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Ahora bien, toda esta dimensión del candidato y su imagen como emisores del men-
saje (modo de comunicar y comunicación verbal y no verbal) tiene un propósito muy
específico y determinante del éxito de una campaña política: lograr un posicionamien-
to estratégico del candidato en la mente del elector.
Esta meta es sustantiva, puesto que define la motivación del elector a la hora de vo-
tar. Y es que se denomina “posicionamiento” a la imagen que el elector se ha formado
sobre el candidato sin intervención del marketing electoral (la imagen que ése político
trae consigo de su trayectoria y carrera previa en la función pública); mientras que se
conoce como “posicionamiento estratégico” al resultado del trabajo marketing electo-
ral que logra que el elector perciba y consolide en su interior al candidato como éste
quiere y fue diseñado para ser percibido en aras de ganar su voto.
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Es en este marco y con esta dinámica que la Estrategia Política de Campaña Electoral
define el “Plan de Comunicación” o “Campaña de Comunicación”: un esquema orga-
nizado de actividades y acciones comunicativas que tienen por objetivo principal dar
a conocer o difundir aún más el conocimiento sobre el candidato que se presenta a
comicios, proyectar su (la) imagen deseada a la opinión pública, y divulgar extensiva-
mente el mensaje (y temas) de campaña.
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camente. Los canales de televisión de aire y cable también pueden sintonizarse online en
los dispositivos portales ya mencionados. Y todos estos medios masivos de comunicación
(tradicionales) tienen sus principales cuentas de las redes sociales más populares: twitter,
facebook, instagram, flickr; y alientan la participación del usuario internauta de diversas
formas16.
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La autoridad que por tradición implica aún la prensa gráfica en la figura del periódico
(en papel o en su adaptado formato de portal web de noticias) es un canal de comu-
nicación en donde el candidato vale en el registro y cristalización de su palabra: de
su discurso, de todo lo dicho. De allí que todo el equipo de campaña tenga que tener
especial cuidado en este terreno: en el slogan de campaña, en el correcto registro del
mensaje por parte del periódico, en la continuidad del discurso narrado, en las expre-
siones utilizadas, en las palabras concretas que se deben decir, y en la “frase correcta”
que -ante una toma de posición o una polémica a opinar- deje al candidato bien posi-
cionado y con su imagen preservada.
Como canal de comunicación para emitir el mensaje del candidato, la radio presenta
una gran cantidad de “ventajas conjugadas” si se lo compara con los demás medios.
En primer lugar el hecho de que la radio es un canal móvil de comunicación: se la escu-
cha mientras se maneja un automóvil, viajando en un autobús, caminando para llegar
a un lugar o haciendo ejercicio, en la oficina o lugar de trabajo, en la casa… la radio es
un medio que puede acompañar a la persona en diversos lugares y en distintas situa-
ciones. Existen otros dispositivos y medios móviles de comunicación política, pero la
radio aúna a viejas generaciones (en las radios con enchufe, batería de auto o a pila)
y nuevas generaciones (en los desusados reproductores mp3 o en los smartphones).
Con poco consumo (en relación a un smartphone), una radio tradicional puede hacer
llegar una gran cantidad de información política durante un lapso de tiempo continuo
a un espectro muy extenso de personas.
Justamente en este último punto la radio presenta su segunda ventaja: llega a un es-
pectro de sectores mucho más extenso que cualquier otro medio, desde que la cober-
tura nacional radiofónica aún no ha sido superada por aquella otra de telefonía celular
y -así- puede cubrir vastas zonas y varios sectores sociales. A ello le suma su adap-
tación al formato digital, lo que complementa este canal en términos de cobertura:
allí donde llegue la señal de telefonía móvil la mayoría de las radios más importantes
también pueden escucharse (más allá de sus ondas FM o AM) vía soporte digital en
cualquier dispositivo tecnológico.
La radio ofrece además otra ventaja como canal de comunicación, puesto que en ella
el diseño de la “publicidad política” y el armado para la intervención del candidato re-
sultan más fáciles y sencillos, dado que no tiene papel alguno la imagen ni el lenguaje
no verbal (expresiones del rostro, postura física, etc.). En este canal específico son el
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Pero la televisión requiere de un abordaje muy cuidado y preparado por parte del
equipo de campaña a la hora de presentar al candidato en cada una de sus incursio-
nes, dado que en este medio audiovisual se juegan dos niveles básicos de la comunica-
ción: el verbal y el no verbal, y ambos deben estar conjugados de la manera correcta
para que tengan el efecto deseado y lograr el posicionamiento estratégico del líder
político. De este modo, no sólo deberá atenderse al discurso, correcta transmisión del
17 Este tema es fundamental, dado que -en lo que respecta a financiamiento de campaña- debe distin-
guirse entre “publicidad” y “prensa”. Se habla de prensa cuando se crea o surge una noticia política que
se instala en el debate público: una aparición del candidato, un suceso que lo involucra, un evento que
lo tuvo como protagonista, etc. La “prensa política” tiene las ventajas de ser gratuita y poseer mayor
credibilidad (dado que el periodista va a buscar el testimonio del candidato); y para lograrla el candidato
debe “crear noticia” y negociar espacios con los periodistas en base al “tema político” del momento. Por
otra parte, la “publicidad política” es paga y, por ende, onerosa en relación a la “prensa”: la publicidad
compra espacio radial o televisivo y se transmiten en el mismo los spots o mensajes de campaña dise-
ñados y grabados.
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mensaje y a la oratoria en cada incursión televisiva; sino que también deberá preparar-
se de manera minuciosa al candidato en todo detalle visual: su vestimenta, su peinado,
su estilo, su postura y gestos corporales, y sus expresiones faciales.
Y es que parece ser que su “capacidad exponencial” es la característica que mejor ad-
jetiva y sintetiza esta enorme complejidad que hace a las redes sociales: lo exponencial
como su esencia, ya que toda red social permite generar información múltiple (que se
torna exponencial en su conjunto), la difunde exponencialmente; y -a su vez- ésta se
replica (también) de manera exponencial.
Pero siendo éste el rasgo central a observar en este joven canal de comunicación,
hay otros atributos que lo hacen distintivo: las redes sociales están al alcance y son
manejadas por grandes porciones de la población de las diferentes sociedades en
occidente; reflejan una espontaneidad e inmediatez que gana a los demás medios de
comunicación en el abordaje de la actualidad cotidiana; permiten construir mensajes
desde/con la palabra, la imagen fotográfica digital y los videos; y permiten una interac-
ción a distancia con referentes sociales, políticos y mediáticos a partir de las cuentas
(oficiales) de éstos.
De esta manera, las redes sociales constituyen un canal de comunicación política lleno
de desafíos en sus usos y adaptaciones. Y, nuevamente, aflora aquí la complejidad en
su utilización a la hora de campaña.
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particular: cada cuenta particular de cada aplicación, y por roles: aquél de generar in-
formación propia y aquél de recibir y leerla cuando es generada por otros; 3) la aper-
tura de cuentas oficiales en las distintas redes sociales para hacer a una promoción
constante del candidato; 4) efectuar una interlocución sin pausa en las redes sociales:
toda pregunta hecha desde las mismas por los “usuarios-votantes” debe ser contesta-
da o derivada, todo ataque debe ser respondido, debe manifestarse el apoyo a toda
causa o evento que haga al bien común, debe repudiarse todo acto de violencia, etc.;
5) el protagonismo y exposición del candidato en todas las cuentas oficiales de las
redes sociales que maneja su equipo de campaña, subiendo a las redes: comentarios
o posturas del candidato escritas o transcriptas, videos amateur grabados por el can-
didato y aprobados por el equipo de campaña, filmaciones en actos, fotos tomadas
desde el celular del candidato sobre hechos puntuales en su recorrido electoral por el
país, testimonios grabados (producidos profesionalmente), fragmentos de secciones
y/o segmentos televisivos y/o radiales en los que participó, etc.
e) El Votante
El último componente estructural de la campaña política que resta tratar en estas pá-
ginas es el votante. Y se enuncia “último” porque en la cadena comunicacional es la
pieza clave de todo el engranaje de campaña electoral, ya que -sin formar parte algu-
na de esta última- todos los demás componentes tratados hasta aquí están dirigidos
a él. Es el votante el verdadero centro de toda compaña política, el que le da a éstas
su esencia y cometido: y es su persuasión lo que se busca, de manera que vote a un
candidato determinado por sobre otros.
Y es que -como “ley” no escrita del marketing político- para cada uno de los votantes
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su percepción sobre la realidad es “la realidad” (la que palpa en su vivir cotidiano); y
es ésa “realidad” la que los candidatos y sus equipos de campaña deben convertir en
propia para poder entender verdaderamente las necesidades, expectativas y satisfac-
ciones que tienen los electores como sociedad y (más en la arena del marketing polí-
tico) como “mercado electoral”.
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Fuentes y referencias
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Índice de contenidos
Unidad 1: Los medios masivos de comunicación y su revolución en los usos políticos
La comunicación como constante necesidad de la política. Medios de comunicación
y política: una reseña histórica. Comunicación Política. La revolución de los medios
masivos de comunicación en la sociedad y su impacto en la forma de hacer política.
El surgimiento del “Homo Videns” y la sociedad de la imagen. La “video-política” y la
“tele-democracia”.
Unidad 2: La personalización de la política
El ocaso de los partidos y la preponderancia de los candidatos. El “príncipe democráti-
co” como visión de confianza y referente principal para la ciudadanía. El cambio de los
votantes en su comportamiento electoral. Imagen personal y visibilidad política. Los
candidatos a la luz pública (y a la de las cámaras y flashes fotográficos).
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Secretaría de Asuntos Políticos e Institucionales
Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda
AUTORIDADES
Mauricio Macri
Presidente de la Nación
Rogelio Frigerio
Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda
Adrián Pérez
Secretario de Asuntos Políticos e Institucionales
Fernando Bogado
Director del Instituto Nacional de Capacitación Política