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Respiración holorénica

Técnica, efectos y fenomenología

Dr. Josep Mª Fericgla

FUNDACIÓ JOSEP M. FERICGL A


Societat d’Etnopsicologia Aplicada
Respiración holorénica
Técnica, efectos y fenomenología
Dr. Josep Mª Fericgla

Fundació J.Mª Fericgla / Societat d’Etnopsicologia Aplicada


“El hombre es un niño que ha dedicado toda la vida a limitarse,
a verse limitado y a aceptarse limitado.”

John Milton, Paraíso perdido


Resumen

Este artículo trata del origen, características diferenciales y efectos de la


respiración holorénica, técnica creada por el Dr. J.Mª Fericgla en 1991
para inducir estados psicológicos percibidos como cercanos a la muerte,
también conocidos genéricamente como estados transpersonales o de diso-
ciación creativa. A partir del trabajo de campo cualitativo que se menciona,
se describen las seis fases de la experiencia transpersonal inducida por esta
técnica de respiración: i) narcisismo visionario como estrategia para rehuir
el encuentro con uno mismo; ii) catarsis extática; iii) revisión biográfica;
iv) implosión del ego o experiencia de muerte; v) activación de imágenes
arquetípicas; vi) reconstrucción de la personalidad.
También trata la importancia fundamental del contexto simbólico y de los
valores que han de orientar la sesión, de la preparación mínima previa a la
sesión de respiración a que deben someterse los participantes y de la figura
del guía u orientador.

Palabras clave: respiración holorénica, catarsis, éxtasis, experiencia trans-


personal, grito primal.

1. LA RESPIRACIÓN HOLORÉNICA

Una de las razones por las que no expliqué mi experiencia <ante los demás
componentes del grupo> es por que me dio vergüenza. Después de un rato
de guerra civil interior -‘tienes, debes, tienes, debes y otro tanto de pelea in-
terna’-, conseguí romper con esto y… conecté con lo Divino. Fue tan, tan
bonito, que no tengo palabras para explicarlo, me saltan las lágrimas cada
vez que lo recuerdo, del gozo que me produce. Una voz cálida, amorosa,
compasiva, tierna me decía: ‘Confía en Mí’ .

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Ahora puedo decir que he sentido algo muy superior a mí. Ya sentí algo
parecido durante unos escasos minutos, cuando me di cuenta que yo no
respiraba sino que me respiraban, pero esta experiencia duró mucho más
rato. Y me siento tan pequeña, tan vulnerable y frágil ante esta inmensidad
que me sobrecoge. Me pregunto cómo los seres humanos vivimos tan des-
conectados de esta inmensa fuente. Si pudiera permanecer en este estado
siempre, todo estaría bien, nada ni nadie me podría hacer daño, nada ni
nadie me movería de mi espacio. Se crea un dulce estado de bienestar, con-
fortable y apacible.

Caso 27, mujer 41 años.

El autor acuñó el neologismo ‘holorénico/a’ a mediados de los ochenta del


pasado siglo. Lo difundió originalmente en su obra El sistema dinámico de
la cultura y los diversos estados de la mente humana(Fericgla,1989) con la
intención de precisar un estado o calidad específica de consciencia expan-
dida.

La etimología procede del griego holós que significa ‘totalidad’, más el ver-
bo griego arcaico renikós, que viene a significar ‘buscar algo en un lugar
donde se sabe de antemano que se encuentra lo que se busca’; por ejemplo,
cuando revolvemos el cajón buscando las tijeras: no las vemos pero sabe-
mos que están ahí dentro. Así pues, tal acepción viene a indicar la acción
de buscar la Totalidad de la consciencia o del Ser en la dirección en que el
sujeto presume que está. En cierta manera, es la búsqueda del camino de
regreso a casa, es el intento de reconexión con lo Absoluto o con lo de In-
efable y eterno que albergamos, con la realidad última de nuestra existencia
a la que se refieren los místicos de cualquier tradición.

La respiración holorénica es un respiración rápida, inspirada en milenarias


técnicas yóguicas concretamente en el Kapalabhati , en el ancestral chama-
nismo altaico, en las técnicas sufíes conocidas como hadras y en la respira-
ción holotrópica de S. Grof. Un factor diferencial con otras tradiciones de

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respiración rápida es la velocidad: en la respiración holorénica se alcanzan
160 golpes/minuto, con la atención centrada en la expulsión del aire, no en
la inhalación. A la vez, en este ritmo de respiración rápida, que puede du-
rar una hora o más, se van intercalando cortos periodos de respiración más
lenta, incluso de apnea, permitiendo que el diafragma del sujeto descan-
se. A causa de complejos procesos bioquímicos, esta forma de respiración
produce una hipoxia reversible y no peligrosa, y aumenta la alcalinidad del
cuerpo generando un estado físico y fisiológico basal adecuado para los
efectos psicológicos y espirituales buscados.

No todas las técnicas de respiración rápida inducen este mismo efecto so-
mático. En algunos casos, el oxígeno en sangre aumenta al respirar con más
lentitud y profundidad, ya que los pulmones necesitan retener el aire un
cierto tiempo, entre 3 y 6 segundos, para absorber y metabolizar los gases
que lo forman. En el caso de la respiración holorénica es muy probable que
parte del efecto catártico y extático que produce se deba a ciertas transfor-
maciones en el hidrógeno que absorbemos y reabsorbemos varias veces du-
rante la respiración (Alicia Guarch, doctora en ciencias químicas del CSIC,
realizó interesantes investigaciones en esta dirección, sin publicar) .

Además de la técnica de respiración empleada en una sesión, hay otros dos


factores que determinan, a partes iguales con el primero, el efecto de la
respiración holorénica: a) el contexto en que se da (y por contexto entende-
mos la suma de estímulos, símbolos, manejo y orden del espacio, valores y
orientación que se da a la experiencia, figura y personalidad del guía); b) el
propio sujeto que respira, su personalidad y temperamento, biografía pasa-
da y momento existencial actual, expectativas sobre la sesión, sexo y edad,
valentía y rigideces, experiencias anteriores en sesiones de respiración, nivel
cultural y demás.

En las sesiones con respiración holorénica, damos tanta importancia al uso


depurado de la técnica (músicas y sonidos muy escogidos, postura de los
participantes, velocidad de la respiración), como al objetivo explícito de la

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sesión (orden material y simbólico del contexto, a nuestra propia manera
de estar y hablar), como al estado del participante (de ahí las diversas prue-
bas y entrevistas personales a las que los sometemos previo o durante el ta-
ller). A pesar de ello, el presente texto se centra en la técnica de respiración
holorénica y su fenomenología, tratando solo puntualmente las otras dos
dimensiones.

2. METODOLOGÍA

En el texto se usan términos como trascendencia, transpersonal, lo Inefa-


ble, el Ser, presión emocional, amor y otros que, según los autores, para ser
usados en un contexto científico exigen ser definidos de forma funcional y
precisa. Dada la corta extensión del presente artículo no hay espacio para
tal tarea, no por ello se usan tales conceptos de forma indefinida o laxa. En
este mismo sentido, los autores han preferido centrar el esfuerzo en expo-
ner los resultados, aportando tan sólo un breve comentario metodológico
en el presente epígrafe.

Cabe indicar que la metodología usada es cualitativa, de análisis de casos


y observación de campo. Los casos tomados para la presente investigación
corresponden a las observaciones de los investigadores, más las declaracio-
nes de 29 de los participantes al Taller denominado Despertar a la vida a
través de la muerte, realizado en el campus Can Benet Vives, Barcelona, del
18 al 20 de julio de 2014. Además de la serie de talleres o cursos prácticos
para disolver el ego, del que éste era el número 190, los autores dirigen
anualmente otras experiencias transpersonales como el Taller para Apren-
der a amar y decir adiós a las personas y las cosas; el curso para activar los
arquetipos masculino y femenino Taller Ser mujer-ser hombre hoy, y otros
cursos prácticos además de los seminarios teóricos de formación. En total,

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durante los 18 años de historia de estas experiencias basadas en el efecto de
la respiración holorénica, han pasado cerca de seis mil personas, en progre-
so creciente.

En lo referente al diseño del estudio, instrumentos de medida y procedi-


miento de trabajo, cabe detallar que para esta investigación hemos seleccio-
nado el test Perfil de Valores de R. de Hartman. El taller o curso práctico
en el que se enmarca la técnica de respiración holorénica es Despertar a la
vida a través de la muerte, orientado a vivenciar la propia muerte, por ello
se focaliza la experiencia en buscar una disolución inspirada del ego. Se ha
pasado el test a todos los asistentes antes de realizar el taller, entre 5 días y 2
días antes. Dada la enorme sensibilidad del test Hartman, hemos decidido
no pasarlo con mayor antelación para evitar sesgos no derivados del taller
y tampoco el día previo ni el mismo día de empezar el taller para evitar
registrar la posible ansiedad y tensión ante la inmediatez de la experiencia.
Posteriormente, se ha pasado de nuevo el test a 29 de los participantes con
una distancia mínima de 3 días y máxima de 7 días tras la experiencia,
soslayando así el efecto inmediato pero no duradero derivado de la sesión.
Asimismo, se ha pedido a los voluntarios que, en redacción libre, escriban
su experiencia subjetiva de la sesión de respiración, no de todo el taller.

Resumiendo, se ha seleccionado esta herramienta de observación, el test


Hartman, para comparar los resultados antes y después de la experiencia,
por las siguientes razones:

1. Es un test dinámico y sensible; los resultados cambian al vivenciar el


sujeto experiencias intensas de cualquier tipo que interfieran en su for-
ma de ver la vida, a los demás y a sí mismo.

2. Es axiológico: es decir, que nos informa de los valores de la persona, no


solo de su estado emocional, de sus trastornos, tipo de personalidad y
demás.

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3. Los datos extraídos del test muestran los distintos niveles de conscien-
cia del individuo en cada una de sus dimensiones (emocional, corporal
y mental), dato que es fundamental para la evaluación holística de la
experiencia.

4. El test detecta si la persona está ansiosa, en desconexión consigo misma


o en equilibrio.

5. Uno de los ítems que contiene nos informa de la valoración que la per-
sona da a la vida y por ello a la muerte, justamente tema del curso prác-
tico en que se ha realizado la presente investigación.

Por sí mismos, sin evaluar las observaciones de campos ni los escritos yen-
trevistas a los participantes, los resultados extraídos del test a partir de la
doble evaluación por participante, nos aportan datos significativos. Así,
por ejemplo, tras el taller:

1. El sujeto tiene una mayor consciencia de su realidad, discrimina con


más claridad aquello que pertenece a la dimensión emocional, a la cor-
poral y a la psíquica.

2. Si estaba confuso y/o ansioso antes de la experiencia, estos trastornos


disminuyen considerablemente aunque no varíe la posible tensión o
presión que sienta por las circunstancias de su vida.

3. Los participantes muestran mejoría en su capacidad de toma de deci-


siones: son más objetivos y gestionan mejor sus emociones, facilitando
mayor satisfacción consigo mismos y atenuando posibles enfados o tris-
tezas profundas con los demás.

4. La capacidad para encajar la experiencia con realismo varía en diferen-


tes direcciones según el participante. En algunos aumenta el realismo,
reconociendo mejor sus propias necesidades y sentimientos, mientras

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que en otros se activan mecanismos de defensa, probablemente como
reacción ante la intensa confrontación de la sesión.

5. En los casos en que el sujeto tiene problemas de relación con los demás,
mejora substancialmente tras la experiencia, así mismo varía la valora-
ción que hace de su propia vida: si pierde valor, el sujeto necesitará un
contexto integrativo para reconstruirse, si no (como sucede en la mayo-
ría de casos) el propio taller permitirá la integración de aspectos propios
del sujeto.

3. EFECTO DE LA RESPIRACIÓN HOLORÉNICA

Tras la observación detallada de cerca de seis mil personas que han pasado
por los talleres de respiración holorénica que el autor dirige desde 1996 con
diferente orientación temática, podemos afirmar que se observan tres tipos
o calidades de consciencia expandida, y seis fases en la experiencia trans-
personal. Las tres calidades de consciencia expandida se dan de forma con-
secutiva: no se llega al tipo 3 sin haber pasado antes por el tipo 1 y 2. Por
otro lado, no todas las personas tienen la capacidad necesaria para alcanzar
el tercer tipo de experiencia.

El primer efecto resolutivo que aparece, el más básico y generalizado, lo


denominamos catarsis tipo 1. Las catarsis tipo 1 son experiencias de cons-
ciencia expandida que se resuelven literalmente en una catarsis o liberación
de las barreras emocionales conscientes e inconscientes. El sujeto explota
soltando las emociones reprimidas que lo tienen constreñido en un espacio
existencial limitado. La experiencia catártica es liberadora, suele ayudar al
sujeto a relajarse profundamente, y abre una vía experiencial y corporeiza-
da a las dimensiones espirituales o transpersonales que le suelen ayudar a
integrar y reorientar su vida con más plenitud.

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La segunda calidad de expansión de consciencia son las catarsis tipo 2. En
las catarsis tipo 2, que a menudo sucede sin solución de continuidad a la
tipo 1, ocurre que la expansión de la consciencia, además de liberar al suje-
to de presiones y barreras emocionales, le lleva a tomar consciencia de algu-
nas de las causas biográficas que le atan a un patrón emocional y existencial
concreto. En términos clínicos, destapan el trauma y se da una experiencia
de awareness (2). Es una experiencia catártica a la vez liberadora, terapéu-
tica y regeneradora.

En las catarsis tipo 3 , que puede seguir a la tipo 1 y a la tipo 2, el sujeto


experimenta una sensación de profunda paz activa, de ‘llenarse de sí mis-
mo’, de conexión con el Self experimentado en su sentido original, como
algo que está en proceso permanente de autocreación. Esta experiencia es
claramente espiritual en el sentido de percibir la conexión con la vida fun-
damental que está más allá del ego, con el Campo Punto Cero como lo
denominan actualmente nuestros físicos teóricos (por ejemplo, McTaggart,
2013).

Durante el nivel 3 de experiencia catártica, o un poco antes de llegar a él, el


sujeto puede ver imágenes propiamente arquetípicas, que no se deben con-
fundir con las placenteras imágenes o sensaciones narcisistas, tan frecuen-
tes, que los autores han observado repetidamente que se despiertan muy al
inicio del proceso y que actúan de mecanismo neurótico de defensa o de
bloqueo para evitar ahondar en la realidad de la psique el propio sujeto.

Así pues y para concretar, esta fase del proceso transpersonal propulsado
por la respiración holorénica se caracteriza por la experiencia catártica y
ésta se divide en tres niveles o calidades: 1) descarga de presiones emociona-
les, sin más; 2) descarga de las emociones contenidas seguida de una toma
de consciencia de los propios mecanismos psicológicos y de las circunstan-
cias externas que obstaculizan al sujeto en su fluir emocional y desarrollo
existencial; 3) una vez resueltas las fases anteriores, el sujeto puede entrar
en una gozosa y presente sensación extática, de sentir que se está llenando
de sí mismo.

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4. DETALLANDO EL PROCESO

Al margen de las tres calidades de catarsis expuestas, hay seis fases clara-
mente observables en todo proceso transpersonal completo impulsado por
la respiración holorénica. Es difícil describirlas como perfectamente dife-
renciadas ya que, con frecuencia, la fase 3 y la fase 4 se solapan, así como la
4 y la 5. No obstante, se trata de partes esenciales y discriminables dentro
de la experiencia. Estas fases son:

1) entrada y activación de un estrato de narcisismo visionario como estra-


tegia para rehuir el encuentro con uno mismo. Si el sujeto puede escapar de
esta rigidez defensiva, pasa a la…

2) aparición de dolor (físico y emocional) y experiencia de despersonaliza-


ción, seguida de una catarsis liberadora que puede dar paso a la…

3) implosión del ego, experiencia de muerte o extática, seguida de una


profunda…

4) revisión biográfica, durante la que se dan procesos de abreacción o awa-


reness. En esta fase del viaje transpersonal se puede observar la…

5) activación de imágenes arquetípicas que se van disolviendo hasta entrar


en el proceso de…

6) reconstrucción de la personalidad más realista y consciente.

4.1. Entrada, narcisismo, dolor y despersonalización

Es frecuente que a los pocos minutos de practicar la respiración holorénica,


los sujetos se sientan sumergidos en una experiencia de despersonalización,
aunque no de pérdida de la consciencia ni de identidad. No es una fuga di-

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sociativa. Bien al contrario, es una toma de mayor consciencia de la propia
vida, de sus límites, valores existenciales y pérdidas y, muy en especial, es
una fase de reconexión con la realidad interna del sujeto, con los verdaderos
sentimientos, sensaciones y necesidades previos a la desconexión neurótica.
Esta fase de despersonalización sanadora que coincide con el despertar del
dolor fundamental está minuciosamente descrita por A. Janov en su obra
El grito primal (Janov, A., 2009; 55 y ss.).

La experiencia disociativa suele ir acompañada de una pérdida de la sensación


temporal. Se derrumba la percepción cotidiana del tiempo, ya que el tiempo, tal
y como lo percibimos, es un constructo del ego. Cuando se produce una modifi-
cación del ego, lo primero que desaparece es la cognición del tiempo. En el caso
de la respiración holorénica, la atención del sujeto se arremolina en el presente
inmediato, no hay más que un profundo presente corporal, emocional, espiri-
tual y psicológico. Veamos la forma en que es expresado este proceso en alguno
de los casos recogidos.

Caso 1, hombre, 42 años.

La sensación de tiempo fue como si hubiera pasado media hora, la presencia era
tal que me impedía estar en otro lugar. (Habían pasado tres horas aproxima-
damente)

Caso 3, mujer, 28 años.

Esta percepción ha durado el tiempo de una respiración, en la pauta que


hay entre el inspirar y el espirar, como si todo se hubiera parado y el tiempo
ya no existiera. Era un instante pero mucho más largo, dilatado. No existía
el movimiento, solo quietud. (…) Me sentí un poco perdida y toqué mi
cuerpo con las manos para ver si aún estaba allí.

Este nivel casi inicial de la experiencia suele caracterizarse por sensaciones


físicas, con frecuencia dolorosas o desagradables, principalmente de rigidez

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en manos y brazos, dolor agudo en el trapecio y dolor difuso en la zona
lumbar que el propio sujeto no duda en percibir como una barrera a atra-
vesar para expandir su ser. Cabe mencionar que, para ello, es necesario que
el sujeto haya recibido indicaciones previas al respecto, pautas que le per-
mitan entender lo que ahora está experimentando.

De acuerdo a las observaciones realizadas por los autores en miles de casos,


por medio de la respiración holorénica no se puede avanzar más allá de un
cierto nivel de expansión de la consciencia o de la experiencia transpersonal
si no es a través de una catarsis liberadora que permita el desbloqueo de las
barreras emocionales y psicosomáticas que obstaculizan tal expansión. En
este punto, nuestras observaciones coinciden de nuevo con las de A. Janov.
Como se observa en las declaraciones transcritas más adelante, el mismo
dolor físico es comprendido y aceptado por los sujetos como una barrera a
superar en su proceso de descubrir la realidad psicológica en la que viven,
es entendido como ‘algo’ de que lo deben liberarse. En este sentido, insisti-
mos, es importante que las explicaciones previas a la sesión incluyan algún
comentario que ayude a los participantes, no tan solo a no temer el posible
dolor físico que se pueda presentar durante la sesión, sino a considerarlo
como un indicio positivo en su proceso.

En Occidente, el común de la gente se lleva mal con el dolor y el sufri-


miento, son considerados estados que incapacitan para la felicidad. Esta
polaridad dolor-infelicidad / placer-felicidad suele tomarse en calidad de
orientación definitiva para la vida: buscar el placer, huir de la infelicidad.
Cuando la vida queda atrapada en esta polaridad, cuando toda acción se
reduce al logro del placer o a la huida del dolor, hay un reduccionismo exis-
tencial que nos mantiene en un estado psicológico infantil: se exige todo al
menor coste, y sabemos que esto no es realista.

De ahí que, según los autores, el indicativo más claro de la madurez de una
persona y de una sociedad es la capacidad que tiene para transitar por su
infelicidad, por sus pérdidas y su dolor, es su capacidad para saberse vul-

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nerable y, a la vez, sostener el propio dolor con dignidad e integrarlo en el
flujo de la vida para evolucionar. Se ha dado en llamar ‘la sociedad del éxito
líquido’ al Occidente actual por el afán de ganancia inmediata y la falta de
temple y de fuerza interior (por ejemplo, la obra de Bauman, 2009).

Por ello, consideramos que el simple hecho de sostener el dolor físico que
a veces se presenta como efecto psicosomático de la respiración holorénica,
dolor que aumenta con las manipulaciones corporales que el propio parti-
cipante pide, o que ha aceptado del guía de la sesión si se lo ha propuesto
prudentemente para ayudarle a salir del bucle en que pudiera encontrarse,
es un acto de madurez. Aceptar el dolor que aparece durante las sesiones de
respiración holorénica, conceptualizándolo con una vía que, tras atravesar-
lo, permite alcanzar la liberación y abre la mente a la comprensión psico-
lógica de uno mismo y debe entenderse bien que no estamos hablando de
masoquismo ni de perversión alguna , en sí mismo es un acto de madurez.
De ahí que con frecuencia, tras participar en los talleres de respiración ho-
lorénica, las personas se sienten orgullosas por el precio que han pagado
en su propio cuerpo para liberarse de sus miedos y bloqueos, sosteniendo
el dolor de la somatización hasta atravesarlo y descubrir la verdadera vida
psíquica y sensual que ‘hay debajo’. Con este acto, según la denominación
de David Richo se convierten en héroes, en personas maduras: ‘Héroe es
todo aquel que ha vivido a través del dolor y ha sido transformado por él’
(Richo, 2012).

4.2. Implosión del ego, experiencia de muerte o extática

La despersonalización consciente que suele inducir la respiración holoré-


nica en esta fase de la experiencia transpersonal sitúa a los participantes en
un ámbito cercano al estado extático: el sujeto se percibe a sí mismo desde
fuera.

‘Éxtasis’ es otro vocablo interesante. En su etimología griega proviene de


los términos ek (de, desde) al que se suma –sta- (del verbo griego ‘hístemi’,

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poner de pie, colocar), más el sufijo de acción –sis. Extasis puede traducirse
libremente por ‘percibirse estando uno fuera de sí mismo’, más que como
estado de embeleso por una causa externa. El sujeto, en un estado mental
expandido que le permite una visión más amplia de sí mismo, percibe y
toma consciencia de las fuerzas cotidianas que actúan sobre él y de las que
lo empujan o lo bloquean, depende desde su interior. Su mente holística
se libera del sentir emocional rutinario y de la actividad y automatismos
físicos que lo encarcelan.

Desde nuestra perspectiva, hay un conjunto de fuerzas o niveles incons-


cientes, impersonales o transpersonales, que habitualmente están presentes
pero no explícitos en la vida de todo ser humano. Durante la respiración
holorénica, estas fuerzas o estratos psíquicos se van desplegando y se con-
vierten en la consciencia misma, una consciencia expandida de carácter
dialógico, que observa los impulsivos y tensos diálogos internos que mar-
can el día a día psicológico del sujeto.

En este estado, se despliega una consciencia amplia y no sometida al cuer-


po, ni a las reacciones y restricciones emocionales, ni al conflicto neurótico
de la psique cotidiana. Es el propiamente llamado estado de consciencia ex-
pandida de carácter dialógico. Lo denominamos ‘consciencia dialógica’ hay
diversos tipos de consciencia expandida porque lo fundamental en su feno-
menología es que permite una percepción elevada desde la que observar los
diálogos mentales internos a los que estamos constantemente sometidos y
esclavizados. Alcanzar un estado de consciencia dialógica es uno de los ob-
jetivos de la mayor parte de técnicas de meditación no contemplativa, por
la posibilidad de que el propio sujeto observe sus procesos psíquicos y por
la paz y profunda serenidad que produce lejos del agitado estado cotidiano
de la mente.

En relación a ello, hace poco se ha publicado una curiosa investigación


psicológica realizada en 2014 en la Universidad de Virginia, EEUU, donde
se concluye que el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres norteame-

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ricanos afirman preferir recibir una descarga eléctrica a estar 10 minutos a
solas con sus pensamientos. (3)

Las expresiones de los informantes para referirse a este primer bloque de


efectos de la respiración holorénica son diversas. Citamos algunas:

Caso 3, mujer, 28 años.

Se me durmieron las manos y a medida que la música crecía de intensidad


la sensación se volvía más fuerte hasta provocarme calambres y dolor, rigidez,
como si las manos y los codos se hubieran vuelto de madera. Estaban tan rígidos
que me dolían y ya no los reconocía como parte de mi cuerpo, no dependían de
mi voluntad (…).

Caso 5, hombre, 52 años.

(…) y como nota preocupante, un grito angustioso que sale con un hilo de voz,
agudo, profundamente triste y que parece venir del vacío y me atraviesa sin que
pueda pararlo, ni tan siquiera saber de dónde viene, qué significa o para qué se
muestra. Sólo sé que cuando aparece me derrota, me aísla y me deja sin aliento,
sin ninguna esperanza. No sé qué es ni cómo ubicarlo al integrar la experiencia.

Caso 7, mujer, 37 años.

Después de estos momentos de golpes y rabia, noté que algo no me dejaba avan-
zar. Si no conseguía deshacerme de aquello, todo se acabaría y lo que había ido
a buscar se quedaría enterrado muy dentro.Y salió un grito, pero no me liberó.
Y salió el segundo grito más fuerte, pero tampoco liberaba. Creo que esos pri-
meros gritos son como para defenderse del dolor pero no son los definitivos. Y
entonces llegó el tercer grito, que más que grito fue como una expiación. No sale
de la garganta, pasa por la garganta pero sale de las entrañas. Vibra el cuerpo
entero pero no sale de el, él no lo empuja, lo empuja algo más profundo, algo
que escapa a todo control. Por buscar una palabra parece como un exorcismo,
una expulsión.

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Caso 8, mujer, 42 años.

El trabajo duro me ha recordado la clara visión de que ‘yo no soy eso’, que no
eres ninguno de esos personajes, que eres algo que va mucho más allá, aunque
el ‘programa’ siga juzgando, resistiendo, analizando, culpando, criticando, etc.

Caso 12, hombre, 41 años.

Me di cuenta del control que ejerce mi mente sobre mis acciones. Conseguí des-
conectar algunos momentos, pero no tardaba en volver a ejercer presión, unas
veces analizando lo que hacía, la mayoría juzgando. Me siento satisfecho con la
sesión. He sido un poco más consciente de cómo funciona mi mente y cómo pone
freno en mis procesos creativos. Me he dado cuenta de que soy terriblemente
crítico conmigo mismo, que no soporto perder el control de lo que sucede, y que
estoy lleno de prejuicios hacia lo que hago y lo que soy.

Tras este tránsito al estado disociado no patológico, al que precisamente


denominamos ‘consciencia dialógica’, los sujetos suelen verse impelidos a
una descarga emocional de calidad catártica. Lo paradójico es que, por así
de decir, no son ellos los que se descargan sino que la descarga emocional
sucede a través de ellos, siendo ésta una de las características habituales en
la experiencia transpersonal.

Es una descarga de presiones emocionales no propulsada por una necesidad


inmediata derivada de la consciencia cotidiana, como podría ser la necesi-
dad de llorar tras una grave pérdida.

Con frecuencia hay que ayudar a dar este salto para que la explosión catár-
tica se resuelva en un grito primal (4). La manera de ayudar, cuando hace
falta, a soltar el grito profundo que abre las compuertas a la catarsis es por
medio de manipulaciones corporales adecuadas, tanto en presión como en
localización precisa del punto corporal, como en duración exacta. A partir
de la experiencia de los autores, podemos afirmar que el hecho de mani-

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pular más o menos de lo necesario, o en una zona corporal inadecuada, o
sin la sensibilidad precisa, suele desembocar en lo contrario de lo deseado:
el sujeto pide que se le deje de manipular el cuerpo porque no percibe el
sentido terapéutico y liberador de la acción.

Nuestra práctica de la respiración holorénica suele ir acompañada por las


manipulaciones adecuadas para ayudar a que los sujetos entren en el estado
de implosión o caos cognitivo y emocional que implica toda catarsis pro-
funda. El proceso exacto es que primero se da una implosión el ego del su-
jeto se derrumba hacia dentro que se resuelve en una explosión hacia fuera,
los gritos y la catarsis.

No todas las personas consiguen romper sus resistencias y explotar en una


catarsis liberadora sin ayuda externa. Ésta es una de las funciones funda-
mentales del guía de la sesión, ayudar a atravesar el estado deimpasse que
suele darse en cierto momento de la experiencia, cuando los participantes
se quedan atrapados en pensamientos circulares o fantasías narcisistas sin
tener consciencia de ello y, por tanto, sin poder escapar. Este impulso ex-
terno adicional empuja al sujeto hacia un caos liberador que, su vez, se re-
suelve en un nuevo orden psicosomático más integrado y saludable gracias
al atractor que el guía pone al alcance de la persona, como se explicará más
adelante (5)

Caso 1, hombre, 42 años.

A partir de los siguientes minutos <de respirar> entré en una fase emocional
diferente. Sentía como si tuviera que descargar todas mis emociones, a pesar de
no tener ningún motivo racional ni ninguna visión. Las ganas de llorar se iban
produciendo cada vez más. Desde ese momento, a veces, el llanto me impedía
seguir respirando al ritmo de la música durante unos segundos y luego recupera-
ba la normalidad en la respiración. Durante un momento sentí una rabia que
me hacía apretar el colchón y golpearlo.

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Caso 4, mujer, 39 años.

De nuevo la manipulación <corporal que acompaña la respiración holoréni-


ca>. Grito. Grito mucho. De nuevo se me pide que diga una palabra a mi ma-
dre y entro en la lucha de sentir la traición. Yo sé lo que le diría pero ahogo el
grito. No quiero. No quiero hacerle daño. No quiero traicionarle. Pero al final,
sin mucha fuerza, consigo decir ‘mala’. Silencio lo que hubiese gritado: ‘¡Puta!’.
Me lo callo, sabiendo que me lo callo por no ser capaz de decirlo. Paro. Ahora
sí, lloro y lloro. Pero no lloro todo el llanto que hay dentro.

Llegados a este punto es necesario un breve comentario sobre una acción


fundamental en la dinámica del proceso. La respiración holorénica induce,
en primera instancia, un estado de caos. La propia explosión catártica es
un estado de caos. En términos de la Teoría General de Sistemas, el caos
aparece cuando los subsistemas que forman el individuo dejan de recono-
cer las relaciones que los une en un sistema mayor. Por así decir, el aparato
cognitivo opera por su lado, el cuerpo por el suyo, las emociones por el
suyo… deja de haber coherencia interna y, por tanto, se abre la posibilidad
de que se creen nuevas formas de asociación entre emociones, recuerdos,
pensamientos, sensaciones y reacciones corporales. El sujeto se abre a nue-
vas formas de sentir y entender la realidad exógena y endógena, se le abren
nuevas capacidades de percepción. Pero todo ello es sólo una posibilidad.
¿Cómo facilitar que la posibilidad se convierta en una nueva realidad psi-
cosomática? Por medio de un atractor.

Caos es otro vocablo de etimología esclarecedora. Su origen es el término


griego khaos, ‘abismo oscuro’ y ‘masa de materia sin forma’. De ahí el dios
Caos, divinidad helénica sin culto ni personalidad, y del Caos surgió la pri-
mera diosa, Gea, la Tierra, y Gea dio luz a Urano, para que fuera su pareja
y poder engendrar el cosmos humano, pero todo surge del Caos. Con el
tiempo, el mismo término khaos también significó ‘portal’ o lugar donde
nace un camino. A partir del caos cognitivo o catarsis aparece una nueva vía
de integración psicosomática.

20
Basándonos en las premisas de Tª General de Sistemas y en nuestras pro-
pias observaciones, podemos afirmar que cuando los elementos que consti-
tuyen un sistema están en (des)orden caótico hay un proceso para restaurar
el orden que arranca en el momento que dos de los elementos del sistema
establecen una relación entre ellos y la empiezan a recordar. Esta nueva re-
lación entre dos elementos del sistema actúa de atractor, atrae hacia ella a
otros elementos del sistema, y a su alrededor se empieza a hilvanar un nue-
vo orden; el resto de elementos del sistema se van posicionando a partir y
alrededor de esta relación. En esto se resume la importancia de que el guía
o terapeuta que conduce la sesión aproveche astutamente y con precisión
el momento de caos catártico para, acto seguido, proponer una nueva rela-
ción entre los elementos del sistema que es la psique de la persona. La ma-
nera de proceder que tenemos en las sesiones de respiración holorénica es
invitando suavemente a la persona a que grite algo, así sea una sola palabra
a otra persona, a sí misma o libremente dirigido, según el resultado que se
esté buscando. Un poco más adelante regresaremos a este mismo tema.

Hasta aquí se han descrito dos fases típicas del proceso psicosomático que
genera la respiración holorénica: primero un cierto dolor físico que resulta
de la somatización de bloqueos y miedos que frenan la experiencia de sol-
tarse a un estado de expansión de consciencia, seguido por una descarga
emocional o catarsis, tanto de emociones conscientes como de presiones
emocionales inconscientes. Según nuestras observaciones, la catarsis es un
primer paso hacia el viaje transpersonal profundo cuando éste es propulsa-
do por respiraciones rápidas.

Cabe apuntar que pocas veces se da una fuga disociativa, es decir una re-
acción por la que el sujeto pierde incluso la memoria de su identidad o del
episodio que está viviendo. Según nuestra experiencia, si bien se da y las
personas suelen expresarlo diciendo que ‘se han quedado dormidas’, no es
habitual. Si ha habido la preparación previa adecuada, suelen ser entre el 1
y el 3% de los asistentes a nuestros talleres los que sufren una fuga disocia-
tiva temporal.

21
4.3. Revisión biográfica

La explosión catártica y el grito primal pueden ser aprovechados en el sen-


tido expuesto más arriba: se trata de una situación de caos que abre la po-
sibilidad a nuevas vías de comprensión y conexión con el mundopsíquico
real del sujeto, rompiendo la imagen neurótica no-real que el sujeto ha
construido como mecanismo de defensa de las agresiones recibidas, y que a
partir de un cierto momento biográfico toma por real.

El proceso consiste en ofrecer un atractor válido a la persona. En el contex-


to de la respiración holorénica este atractor se concreta en pedir a la perso-
na que con el liberador grito primal, grite una palabra a alguien concreto
de importancia psicológica clave. El método para escoger la persona o si-
tuación a quien se invitará al sujeto a que le diga algo, a menudo es el test
Hartman. A veces se le pide que grite a una imagen arquetípica (su padre,
su madre, a sí mismo), a veces incluso se le sugiere la palabra exacta a gritar
cuando el guía tiene plena seguridad de que es la que ayudará a la persona
a soltar su presión emocional y no puede por sí misma. Por ejemplo: ‘grita
¡no podía!’, si se trata de una persona atrapada por la culpa, o ‘¡puta!’ si se
trata de una joven con una madre castrante ante cuyo recuerdo es incluso
incapaz de verbalizar nada, como ha expresado el caso 4 mencionado en el
anterior epígrafe.

Tras ofrecer el atractor, e insistimos que debe ser un atractor adecuado, es


habitual que el sujeto empiece a salir del caos hilando sus pensamientos,
imaginería mental y emociones de forma inspirada y constructiva alrededor
de esta relación. Se da un importante proceso de integración psíquica.

Es frecuente que al llegar aquí, el propio proceso de expansión de la cons-


ciencia desvele hechos del pasado del sujeto y éste tome consciencia de epi-
sodios de su biografía hacia los que sufría resistencia y amnesia. Se abre el
recuerdo tapado, se perdona y se acepta la realidad pasada y presente. Este

22
proceso de integración de las partes dolorosas de la propia biografía es fun-
damental: implica un avance del sujeto en su proceso de individuación, en
sentido junguiano (por ejemplo: Jung, 2011, a y b). De hecho, no debería
haber ninguna sesión de respiración holorénica que no aspirara, como mí-
nimo, a llegar a este punto del proceso en que se da la revisión e integración
biográfica, o liberación del yo real en el sentido que da A. Janov a esta ex-
presión (Janov, 2009; 57 y ss.). La experiencia del sufrimiento primal, que
es la vía para liberarse de él y recuperar la consciencia del yo real, no con-
siste simplemente en conocer el sufrimiento, consiste en ser el sufrimiento,
en travesarlo, en corporeizar lo desvelado.

Actualmente, se habla de ‘desarrollo personal’ o de ‘cultivo del mundo in-


terno’ sin que por lo general se defina el sentido de estos términos, lo que
conduce a un habitual saco de confusiones. Sin querer entrar ahora en tal
importante debate, tan solo apuntamos que avanzar en el proceso evolu-
tivo significa que el sujeto disfruta de una mayor integridad y de mayor
individualidad (no dividido), lo que se traduce en más armonía entre sus
pensamientos, sentimientos y acciones, lo que, a su vez, significa una cre-
ciente capacidad psicológica para integrar elementos biográficos traumáti-
cos, contradictorios o simplemente censurados.

El aspecto fenoménico que adopta el proceso es que, tras tomar consciencia


de los hechos traumáticos, más o menos graves, que puedan haber jalonado
su biografía, el sujeto siente un sincero perdón hacia las personas que lo
han herido sea por acción o por inhibición , es capaz de pedir perdón por
las heridas que haya causado él a otros, reconoce el peso fundamental del
amor en la existencia humana, y toma consciencia de quién, en su propio
recorrido vital, le ha dado este reconocimiento fundamental que llamamos
amor. Tal proceso de integración de opuestos desemboca en un gozosa ex-
periencia del presente, en un estado de profunda paz interior, cercana al
tono emocional que caracteriza la experiencia extática.

23
Caso 1, hombre, 42 años.

(…) entonces <tras la catarsis>tuve las visiones más claras de todo el proceso,
aunque no eran claramente visiones sino que percibía la esencia de tres fami-
liares muy importes en mi vida, que murieron hace unos años y <de los> que
por diferentes motivos no pude despedirme como me hubiera gustado. Apare-
cieron sin pensar en ellos conscientemente, ni antes ni durante el proceso. Los
tenía delante y me abracé primero con cada uno de ellos, luego nos cogíamos
las manos en círculo y nos mirábamos, y yo seguía llorando sin parar. Recuerdo
mi fuerza al cogerles las manos y el Amor. Les pedía perdón y les decía que los
quería. Finalmente pude dejarles marchar y mis emociones, como si estuvieran
sincronizadas con el ritmo de la música, se fueron diluyendo.

Caso 3 mujer, 28 años.

Busqué algo que me tranquilizara y vi la cara de mi abuelo (murió hace mu-


chos años), la persona más cariñosa en mi vida, que me dijo: ‘Tranquila, sigue
adelante’. Después de él viun amigo que ha muerto justo una semana antes
del Taller. Lo vi sonriente, ya no estaba enfadado con el mundo y verlo así me
hizo mucho bien porque me dolía saber que se había ido enfadado con todos.
También vi a mi madre con cara muy dulce, que me daba fuerza. (…)Después
vino Josep Mª a preguntarme si podía manipularme, le dije que sí y me apretó
debajo del costado izquierdo. Un dolor fuerte que me paralizaba, me susurró:
‘Dile algo a tu madre’, y yo le grité: ‘¡¡Te quiero, estás aquí conmigo!!’, y en ese
momento tuve claro que tenía que recuperar el diálogo con ella y las ganas de
compartir mis sentimientos, no quiero dejarla más fuera de mi vida.

Caso 7, mujer, 37 años.

Algo en mi interior me decía: ‘Busca la manera Violeta, busca… casi lo tienes,


no te quedes así, busca más, es tu objetivo’. Empezó como una pequeña queja,
un pequeño aullido y encontré el camino. Grité con desesperación, con pena, era
un lamento. Y entonces lo vi.Vi el rostro de mi marido, la persona que me ha

24
acompañado durante 25 años, el padre de mis hijos.Sentí que lo había amado
y que lo amaba.Le dije todo lo que no le había podido decir. Le miré a lo ojos
por primera vez después de 7 meses.Vi nuestros momentos felices, vi el amor
que nos había cubierto a los dos como una manta. Vi su bondad y la mía.Le
di las gracias por todo lo que me había dado, le dije que le quería. Sentí culpa
y le pedí perdón.Le acaricié el rostro, lo volví a ver como era. (…) Le dije que
se había acabado, que yo debía seguir otro camino.Lo acaricié y lo acuné. Cogí
una almohada, que era él, y estuvimos abrazados.(…).

Miré al cielo y todo estaba oscuro (…). Pero había tres círculos, con tonos roji-
zos. En ellos vi los rostros de mis tres muertos. Mi abuela, mi primo y mi abuelo.
Estaban de izquierda a derecha por este orden. Como más cercana mi abuela,
después mi primo y por último mi abuelo. Los círculos estaban separados.Mi
sensación es de que ellos estaban juntos pero no juntos (no sé cómo explicarlo).
Su expresión era de paz y de comprensión.Lloré desgarradoramente y con ello
les hice ver cuánto les echaba de menos, lo sola que me sentía sin su presencia.
Entendí que ellos tenían que estar allí y yo aquí. Me transmitieron ’te vemos y
todo está bien, sabemos que duele y notamos tu dolor pero todo está bien’.Quedé
en paz.

Caso 11, mujer, 39 años.

Suena (la música de) L.C. y siento la necesidad de un abrazode moverme


suavemente. Se lo pido a mi compañera. Cuando estemos en la sala estre-
chamente abrazadas, por decirlo de alguna manera, veo un pseudo-Sol: una
forma similar a la de un escudo heráldico hecho de lava o carbón incandes-
cente (6).

Tengo una sensació de UNIÓN y lloro con una emoción positiva.(…) A


mi izquierda aparce la imagen de una amiga que normalmente me aporta
paz. Hacia el final aparece de nuevo el pseudo-Sol y de nuevo lloro con la
misma emoción positiva.

25
4.4 Activación de imágenes arquetípicas

Tras la revisión biográfica, con frecuencia el sujeto ve desplegarse ante su


visión un conjunto de imágenes arquetípicas, como se aprecia en los frag-
mentos transcritos anteriores. No hay que confundir esta imaginería pro-
funda, cargada de la energía psíquica propia de los arquetipos, con las imá-
genes flotantes, placenteras e insubstanciales que pueden aparecer al inicio
del proceso y que son trampas del estrato narcisista y neurótico para tratar
de evitar la revisión biográfica y el encuentro con uno mismo.

Así como la activación de los arquetipos nutre al sujeto y le abre a nuevas


perspectivas existenciales, las imágenes narcisistas lo atrapan en un falso
placer, superficial y alejado del proceso de maduración. Sería largo detallar
las diferencias fundamentales entre ambas imágenes, las hay y se refieren
a la calidad de las imágenes y al momento en que pueden aparecer. Por
ejemplo, no es imposible, pero extrañamente aparecen los arquetipos con
anterioridad a la sanadora revisión biográfica y a la integración de opuestos.
Citamos algunos casos ilustrativos más, como lo ha sido el antes mencio-
nado Caso 1:

Caso 2, mujer, 47 años.

Esta vez las imágenes han sido mucho más definidas. Era un ambiente natural
y salvaje, en el que, de entre los árboles, ha surgido como un aborigen (medio
árbol/medio mujer) sin desconexión con los orígenes ni con la propia naturale-
za. Me he visto danzando y he intentado seguirlo con el cuerpo en el presente.
Ha sido muy liberador, primitivo y parecido a una celebración (7).

Caso 3 mujer, 28 años.

Mientras experimentaba esta sensación tenía visiones de rituales chamánicos,


tribales, ancestrales. Vi a Josep Maria que tocaba el tambor alrededor de un
fuego, que nos guiaba en nuestro viaje. La mύsica me ha hecho conectar, fusio-

26
nar, percibir la energía de la que está hecha la materia de todas las cosas, sentí
que era la substancia vibrante que toma formas distintas y distintas manifesta-
ciones dependiendo de la velocidad con la que vibra. La vi como la substancia
vibrante que da forma a las cosas, al Universo todo. Me vi a mí desde dentro,
como si hubiera un lugar detrás de mis ojos desde donde podía observarme a mi
misma. Ha sido el momento más fuerte de toda la experiencia. Verme ahí tum-
bada en el colchón, era yo pero no era yo. He sentido una sensación de calma
indefinible, de plenitud y de consciencia de que no soy mi cuerpo, o mejor dicho
de que no soy sólo mi cuerpo.

Caso 4, mujer, 39 años.

Me viene la sensación de parto, de parirme yo a mí, darme a Luz a mí misma.


Ahí me viene que todas las mujeres deberían tener esta experiencia antes de
parir.Me doy cuenta que me siento haciéndome agua (…),como si mi vientre
se deshiciera en agua, siento mi sexo en agua…Sigo respirando.Me acuerdo de
lo cerca que están la muerte y el orgasmo, y confirmo que sí, que así es en mí.
Siento un espacio expandido en mí, instantes de Eso, de planear en el vacío,
suspendida en la Nada.

Caso 7, mujer, 37 años.

Todo estaba oscuro pero veía perfectamente a mis acompañantes. Eran étnicos,
llevaban tiras de piel como faldas, máscaras en las caras y melenas negras y
largas, algo en las manos, instrumentos o escudos.Me incitaban a bailar, impo-
nían un ritmo frenético. Mi cabeza se volvió loca, ondulaba de un lado a otro,
casi no había límite, como si el cuello no estuviera en su lugar. Me molestaba
el entorno, la gente que no se lo tomaba en serio, no sabía quienes eran pero
notaba su presencia. ‘Esto es serio -les decía– esto es sagrado, ¿No lo veis?’. Dos
episodios más que viví aunque no sé colocarlos ni en tiempo ni en orden.Uno de
ellos tiene que ver con el tigre, no es la primera vez que lo veo. Lo vi en la prime-
ra <sesión>de respiración <holorénica> y sucesivamente en todas. Es la forma
que tiene Dios para mí (…). Cuando medito y desde la primera respiración, si

27
conecto con él veo su rostro. Él me protege, protege a mis hijos a todos los míos.

Esta vez el tigre era yo, mis movimientos era felinos, pausados, con elegancia,
posaba las patas en el suelo con delicadeza. A mi alrededor tenía gente, no se
quienes eran, me senté como un tigre y rugí varias veces hacia el círculo, les mos-
tré mi poder, me acerqué a ellos, los olí y los reconocí como míos. Pasé mis garras
por el rostro de alguien y le hice entender que no tuvieran miedo, que lo estaba
protegiendo, que no le haría daño.Cuando estuvieron tranquilos, seguros de mi
poder y de mi protección me postré ante ellos expresando mi respeto.

Caso 8, mujer, 42 años.

<A veces, la activación del imaginario arquetípico sucede tras la sesión de


respiración>

Una vez quitado el antifaz e ir al baño, lavándome la cara, me aparecen vi-


siones: la cara de un chamán indio de una tribu antigua, y luego el rostro
de una egipcia, de alguien poderoso, no sé quién. Al acabar no puedo mo-
verme, sólo saborear la experiencia y, al volver a la sala y abrir el cuaderno
de bitácora lo primero que leo es: ‘No des nada por sentado’.

5. CONCLUSIONES

Las fases de la experiencia transpersonal propulsadas por la respiración ho-


lorénica, comentadas aquí, son: preparación e inicio de la sesión; aparición
de síntomas físicos tanto agradables como punzantes o dolorosos; implo-
sión y catarsis, casi siempre inducida con alguna intervención externa que
puede ser desde una manipulación corporal hasta una música específica que
suene, gravaciones de llantos y gritos u otras. No hay una única vía exógena
para inducir la catarsis. A la catarsis le suele suceder un estado psico-corpo-
ral de calidad extática que favorece una revisión biográfica acompañada de
una toma de consciencia (awareness) y de un importante proceso de inte-
gración de conflictos y traumas, integración que se vive como un estado de

28
profunda paz y calma interior, con afloración espontánea de sentimientos
trascendentales de perdón y de amor. Tras esta fase, o sincrónica a ella, pue-
den aparecer visiones de contenido arquetípico, con frecuencia de escenas y
personajes arcaicos con un claro simbolismo referido a épocas primigenias
de la vida del sujeto, a sus progenitores o partes del proceso de individua-
ción.

La fase de consciencia dialógica o extática, de verse desde fuera, es extraor-


dinariamente similar a las descripciones que hacen las personas que han
pasado por Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM), personas que han
estado un tiempo clínicamente muertas y que han sido resucitadas por mé-
dicos, generalmente cardiólogos (van Lommel, 2012). Estas personas sue-
len narrar sus experiencias en el mismo tono emocional y casi con la misma
terminología e imágenes que, de forma espontánea, hemos obervado que
usan los participantes a las sesiones de respiración holorénica.

Para acabar, aunque no forma parte nuclear de la sesión de respiración


holorénica, para nosotros es fundamental el proceso posterior de recons-
trucción de la persona.Los humanos necesitamos poner palabras a nuestras
experiencias para poderlas elaborar e integrar en nuestra existencia, vivimos
de narrativas y de metáforas. La ciencia misma es una gran y útil metáfora
(¿alguien ha visto alguna vez las partículas subatómicas?), como las religio-
nes y como toda imagen referida al mundo interno de las personas.

Durante la puesta en común posterior a la experiencia transpersonal, los


participantes, de forma voluntaria, verbalizan lo que han vivido dándole un
orden comprensible para sí mismos y para los demás. Este orden que hará
la experiencia pensable a sabiendas de que en tales vivencias las palabras en-
cuentran su límite expresivo , viene parcialmente modulado por los valores
y explicaciones impartidas antes de la respiración, información que, si es
adecuada (que no siempre lo es), actúa de plantilla para la vivencia y com-
prensión de la experiencia, de la misma forma que la invitación a gritar una
palabra determinada en un momento preciso del caos actuó deatractor y

29
moduló el proceso siguiente de toma de consciencia e integración (perdón
y aceptación) de los hechos desvelados durante la catarsis y que son traídos
al presente.

La combinación de ejercicios previos, valores explícitos y contexto por un


lado, y la práctica de la respiración holorénica por otro, generan un campo
de gran intensidad psíquica que resulta fundamental para el buen desarro-
llo de la sesión. Tampoco nos detendremos aquí en analizar el fenómeno
de la creación y gestión del campo inherente a toda sesión de experiencias
transpersonales. Simplemente lo indicamos por la extrema importancia que
tiene.

Finalmente, podemos concluir que vivir una experiencia extática propulsa-


da por la técnica de respiración holorénica aumenta la sensación de satis-
facción personal, reduce la ansiedad, potencia la objetividad sobre el propio
sujeto y su entorno para tomar decisiones y para gestionar las emociones.
Potencia la toma de consciencia de aspectos del sí mismo que el individuo
desconocía antes de la experiencia y favorece la reconexión con la realidad
esencial del sujeto, mitigando o curando así el dolor encapsulado propio de
sufrimiento neurótico.

Para acabar, incluimos dos fragmentos de que ilustran el peso del contexto
y de la orientación dada a la experiencia.

Caso 5, hombre, 52 años.

La estructura, el dinamismo y la profundidad de los ejercicios me han ayudado


mucho a redirigir mi atención y a estar presente. También me he dado cuenta
que, pese a que el taller sigue derroteros parecidos<a los anteriores en que parti-
cipé>, ni yo, ni los facilitadores, ni los compañeros, ni el momento, ni nada era
lo mismo, por lo que el resultado iba a ser distinto de cualquier forma.

30
Me he sentido muy identificado con el tema del taller (8): la rigidez, el aleja-
miento de la realidad y de mí mismo y el no tomar en consideración mis nece-
sidades. Me he sentido retratado en muchas de las observaciones del facilitador.
Me he emocionado compartiendo con los compañeros… Y me sigue sorpren-
diendo la manera en que se hacen las parejas, como para cada ejercicio aparecen
las personas adecuadas y como en tan breve espacio de tiempo se pueden crear
lazos tan duraderos y profundos más allá de la amistad.

Lo que más valoro del trabajo realizado en el taller es la capacidad para ir a


lo esencial, para despertar en el grupo una energía de amor y comprensión, y
una voluntad de trabajo encomiable. El ‘no puedo’ se transforma muy pronto
en un ‘lo intento’, y frecuentemente acaba en un: ‘¡lo hice!’. Y ese ambiente de
trabajo personal y de grupo va creciendo a medida que avanzan los ejercicios
y se acerca la hora sagrada, el momento en mayúsculas, la respiración. Es un
momento trascendente, sagrado diría, o así lo vivimos. Es un momento de co-
nexión especial entre el respirador y su acompañante y también entre todo el
grupo. Se hace difícil creer a la vista de la unión y el sentimiento que se respira,
que la mayoría de esas personas hace menos de 24 no nos conocíamos. Para mi
es mágico y profundo, de lo más –si no lo más- especial del taller…

Caso 9, mujer, 58 años.

J.Mª ha sido un poco rudo conmigo, pero con intención de despertarnos y de


que cojamos las riendas de nuestra vida. Así que sutilmente me sentía arropada,
respetada y querida por el profesorado. En todo momento me han transmitido
mucha confianza, sabían lo que hacían y esto ha sido la clave para que pudiera
soltarle a gritar y patalear a pesar de mi miedo a perder el control.

31
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bauman, Z., (2009), La vida líquida, Barcelona: Paidós Ibérica.

Fericgla, J.Mª (1989), El sistema dinámico de la cultura y los diversos esta-


dos de la mente humana, Barcelona: Anthropos.

Janov, A. (2009), El grito primal, Barcelona: Edhasa.

Jung, C.G., (2011, a), Arquetipos e inconsciente colectivo, Barcelona: Pai-


dós Ibérica.

Jung, C.G. (2011, b), Las relaciones entre el yo y el inconsciente, Barcelo-


na: Paidós Ibérica. McTaggart, L. (2013), El campo, Málaga: Sirio.

Richo, D., (2012), Cómo llegar a ser adulto: manual de integración psico-
lógica, Bilbao: Desclée de Brouwer, S.A.

Van Lommel, P., (2012), Consciencia más allá de la vida, Girona: Atalanta.
NOTAS

1
Josep Mª Fericgla, <fericgla@etnopsico.org>

Nacido en Barcelona en 1950, es Dr. en Antropología cultural y etnopsicó-


logo, creador de la técnica de respiración holorénica, ha sido profesor en di-
versas universidades españolas y americanas. Actualmente dirige e imparte
clases en la Societat d’Etnopsicologia Aplicada, dirige el campus Can Benet
Vives y preside la fundación que lleva su nombre.

Ver: www.josepmfericgla.org

32
Gemma Guarch, <gemmaguarchg@gmail.com>

Es psicóloga y axiómetra, especialista en análisis Hartman y tiene consulta


propia. Trabaja desde el año 2005 con el Dr. J.Mª Fericgla.

2
awareness es el término inglés, puesto de moda hace unas décadas entre
algunos profesionales einvestigadores de la psique, para referirse a lo que
en castellano se denomina con el preciso término de abreacción. Es decir,
se refiere a la descarga de emociones y afectos ligados a recuerdos, general-
mente de experiencias penosas o dolorosas infantiles que han sido repri-
midas, que acompañan la toma de consciencia de tales hechos. Es decir,
viene a significar el acto de tomar consciencia de algo oculto en la psique
del sujeto acompañado de una carga emocional. La abreacción o awarenes
es un mecanismo psíquico normal que ocurre generalmente de manera es-
pontánea cuando la descarga puede producirse poco después de un suceso
emocionalmente relevante de cuyo origen o proceso el sujeto toma cons-
ciencia. También puede ser inducida en un tratamiento psicoterapéutico
que utilice el método catártico, como el caso de la respiración holorénica o
la hipnosis.

3
El artículo apareció en EL PAIS el 3 de julio de 2014, firmado por Javier
Sampedro, resumiendo otro artículo aparecido en Science y firmado por
T.D. Wilson, de la Universidad de Virginia, EE.UU., exponiendo su inves-
tigación.

4
Ver la obra de Arthur Janov, El grito primal (Edhasa 2009, Barcelona; edi-
ción original de 1970). La obra de este psiquiatra norteamericano merece
un puesto más importante dentro de la psicología transpersonal incluso de
la etnopsicología del que está recibiendo, en especial la obra mencionada y
sus estudios sobre el origen del amor.

5
La visión que se plantea aquí del fenómeno del caos provocado y resuel-
to gracias a la acción de un factor que actúa de atractor, está relacionada y

33
es deudora de la Tª del Caos que, a su vez, ha sido una evolución de la Tª
General de Sistemas.

6
Sería muy largo describir la extensa y compleja simbología arquetípica
del Sol, pero sí es necesaria una mención a esta dimensión de la visión que
aporta el caso 11. El Sol es el astro que transmite lo inmutable, simbolizan-
do la realidad profunda de las cosas no sus aspectos cambiantes, la unidad
del cosmos, lo invencible y lo eterno, la unidad cósmica, el Uno.

7
En este relato aparece la imagen de la madre arquetípica, el ser medio
árbol medio mujer, que es integrado por la mujer que lo ha vivido, cuyo
inconsciente lo representa con la danza y la celebración.

8
Uno de los grandes fenómenos de campo que se repite a cada taller de res-
piración, es que la mayoría de los participantes están unidos por un tema
existencial común en el momento del taller, provengan de donde proven-
gan. Y el tema central, naturalmente, varía a cada taller. Esta persona en
concreto, había participado en talleres anteriores y sabía de este fenómeno,
ya que los autores, al final de cada taller y a modo de epílogo, explican el
tema que observan común a todos lo participantes. De todas maneras, a
lo largo del taller va cristalizándose el tema a raíz de los comentarios de los
propios participantes. Somos conscientes de la extrema complejidad de este
tema, por lo que optamos por dejarlo aquí, tan solo apuntado.

34

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