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SEGURO COMPLEMENTARIO DE TRABAJO DE RIESGO (SCTR)

Es un seguro obligatorio que los empleadores deben contratar para todos sus trabajadores, sean
eventuales o permanentes, en caso la empresa realice alguna de las actividades consideradas de
riesgo en la legislación vigente.
Este SEGURO OBLIGATORIO fue creado por la Ley N° 26790 LEY DE MODERNIZACIÓN DE
LA SEGURIDAD SOCIAL EN SALUD que brinda prestaciones de salud y ECONÓMICAS, a los
Afiliados Regulares del Seguro Social de Salud que desempeñan actividades de riesgo listadas
en el Anexo N° 5 del Decreto Supremo N° 003-98-SA.

La obligación de contratar y pagar este seguro es de las y los EMPLEADORES que realizan
actividades de riesgo, así como toda institución que destaque personal hacia centros de trabajo
donde se ejecuten las actividades de riesgo.

¿Qué es el SCTR?
El Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo – SCTR fue creado por la Ley N.º 26790 y se
rige de acuerdo a las normas técnicas del D.S. 003-98-SA del 14 de abril de 1998. Otorga
prestaciones de salud y económicas por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales a
los trabajadores, (empleados dependientes o independientes y obrero) que tienen la condición de
afiliados regulares del Seguro Social de Salud y que laboran en un centro de trabajo en el que se
desarrollan actividades de riesgo previstas por ley. Las prestaciones de salud son otorgadas por
EsSalud o por una Entidad Prestadora de Salud – EPS. Las prestaciones económicas serán
contratadas por la entidad empleadora, a libre elección, con una compañía de seguros o con la
ONP.
¿Cuáles son las empresas obligadas a contratar el SCTR?
1. Las empresas que realizan actividades de riesgo señaladas en el anexo 5 del DS 009- 97-SA.
Reglamento de Ley N.º 26790.
2. Las empresas de servicios especiales.
3. Los contratistas y subcontratistas.
4. Las instituciones de intermediación o provisión a mano de obra.
5. Las cooperativas de trabajadores

¿Cuáles son las prestaciones de salud del SCTR?


1. Asistencia y asesoramiento preventivo promocional en salud ocupacional al empleador y los
asegurados, desarrollado a través de nuestros Centros de Prevención de Riesgos de Trabajo
(CEPRIT) a nivel nacional.
2. Atención médica, farmacológica, hospitalaria y quirúrgica, cualquiera que fuere el nivel de
complejidad, hasta su total recuperación o declaración de invalidez o muerte en los centros
asistenciales de EsSalud a nivel nacional.
3. Rehabilitación y readaptación laboral al asegurado inválido bajo este seguro, desarrollado a
través de nuestros Centros Especializados de Rehabilitación Profesional (CERP) a nivel nacional.
4. Aparatos de prótesis y ortopédicos necesarios para el trabajador asegurado inválido.
Actividades de riesgo comprendidas en el SCTR
Las actividades calificadas de riesgo contempladas en el anexo 05 del D.S.009-97-SA
Reglamento de la Ley de Modernización de la Seguridad Social de Salud son las siguientes:
 Extracción de madera
 Pesca
 Petróleo crudo y gas natural
 Extracción de mineral
 Industria del tabaco
 Fabricación de textiles
 Cuero y sucedáneos
 Madera y corcho
 Sustancias químicas industriales
 Fabricación de otros productos químicos
 refinerías de petróleo
 Transporte aéreo
 Servicios médicos, odontológico
 Derivados del petróleo y carbón
 Fabricación de productos plásticos
 Fabricación de productos de vidrio
 Fabricación de otros productos minerales
 Industria básica del hierro y acero
 Industria básica de metales no ferrosos
 Construcción de maquinarias
 Electricidad, gas y vapor
 Construcción
 Servicios de saneamiento
 Manipuleo de carga – Activ. Portuaria

¿Cuáles son las prestaciones económicas del SCTR?


La compañía aseguradora brinda la cobertura de pensiones, que ampara al trabajador asegurado
contra riesgos de invalidez y muerte por accidente de trabajo o enfermedad profesional,
otorgando las siguientes prestaciones:
1. Invalidez por accidente: La aseguradora pagará al trabajador que, como consecuencia de un
accidente de trabajo o enfermedad profesional, quedará en situación de invalidez, las pensiones
que corresponda según el grado de incapacidad para el trabajo conforme al DS 003-98-SA y de
acuerdo a las normas técnicas dictadas por el Ministerio de Salud. El derecho a la pensión por
invalidez a cargo de la aseguradora, se inicia una vez vencido el periodo máximo de subsidio por
incapacidad temporal (11 meses y 10 días cubierto por EsSalud).
2. Sobrevivencia: La aseguradora pagará pensión de sobrevivencia en caso de fallecimiento del
asegurado, ocasionado directamente por un accidente de trabajo o enfermedad profesional o por
cualquier otra causa posterior después de configurada la invalidez.
3. Gastos de sepelio: Por fallecimiento del asegurado, la aseguradora reembolsará a la persona
que haya sufragado este gasto, hasta un monto igual al señalado por la Superintendencia de
AFP.

Inscripción en el Registro de Entidades que desarrollan Actividades de Alto Riesgo.


Todo aquel empleador que desarrolle actividades consideradas riesgosas deberá solicitar su
INSCRIPCION como ENTIDAD DE ALTO RIESGO, ante la Autoridad Administrativa de Trabajo
(AAT) del lugar donde desarrolla sus labores.
La obligación de inscripción ante la AAT de las Entidades Empleadoras que desarrollen
Actividades de Alto Riesgo, se considerara cumplida cuando declaren en la Planilla Electrónica
los establecimientos en los que desarrollan actividades de alto riesgo.

Monto de la Pensión
- 41% de la "REMUNERACION MENSUAL" para el cónyuge o conviviente.
- 35% de la "REMUNERACION MENSUAL" para el cónyuge o conviviente, en caso de tener hijos.
- 14% de la "REMUNERACION MENSUAL" a cada hijo menor de 18 años, así como para los
mayores de edad en caso de que se encuentren incapacitados.
- 14% de la "REMUNERACION MENSUAL" para cada uno de los padres siempre que hayan sido
calificados de incapacidad total o parcialmente, tengan más de 60 años de edad y hayan
dependido económicamente del causante.

Monto de la Pensión de Invalidez


a) Invalidez Parcial - Permanente: La pensión será equivalente al 50% de la
“REMUNERACIÓN MENSUAL".
b) Invalidez Total - Permanente: La pensión será equivalente al 70% de la “REMUNERACIÓN
MENSUAL".
En caso que las lesiones sufridas por el trabajador dieran lugar a una Invalidez parcial inferior al
50%, pero igual o superior al 20%, la aseguradora pagará por única vez el equivalente a 24
mensualidades de pensión calculadas sobre la base de la proporción que correspondería de
acuerdo al grado de invalidez.
Aportes
Los aportes son los pagos mensuales para estar cubierto ante cualquier accidente. La cantidad
del aporte y el responsable de este dependerá si eres un trabajador dependiente o independiente.
-Para trabajadores dependientes:
Si eres trabajador dependiente, los pagos estarán a cargo de tu empleador y este dependerá del
nivel de riesgo de la actividad que realices y de tu remuneración mensual.
Existen 4 niveles de riesgo con su porcentaje de aporte:
El Nivel de riesgo I comprendido por actividades de limpieza de edificios, servicios sociales de
salud, eliminación de desperdicios y aguas residuales. El aporte será de 0.63 % de tu
remuneración mensual.
Nivel de riesgo II comprendido por industrias manufactureras, suministros de electricidad, gas y
agua, Transporte, almacenamiento y comunicaciones. El aporte será de 1.23 % de tu
remuneración mensual.

Nivel de riesgo III comprendido por extracción de madera, pesca, construcción. El aporte será de
1.53 % de tu remuneración mensual.
Nivel de riesgo IV comprendida por explotación de minas y canteras. El aporte será de 1.83 % de
tu remuneración mensual.
Por ejemplo, si eres un trabajador del nivel de riesgo II y tu remuneración mensual es de S/
1200.00 soles:

¿Qué es un accidente de trabajo?


Se considera accidente de trabajo a toda lesión orgánica o perturbación funcional, causada en el
centro de trabajo o con ocasión del trabajo, por acción imprevista, fortuita u ocasional de una
fuerza externa, repentina y violenta que obra súbitamente sobre la persona del trabajador o
debida al esfuerzo del mismo.
Se considera también accidentes de trabajo:
 El que sobrevenga al trabajador asegurado durante la ejecución de órdenes de la entidad
empleadora o bajo su autoridad, aun cuando se produzca fuera del centro y de las horas
de trabajo.
 El que se produce antes, durante después de la jornada laboral o en las interrupciones del
trabajo; si el trabajador asegurado se hallara por razón de sus obligaciones laborales, en
cualquier centro de trabajo de la entidad empleadora, aunque no se trate de un centro de
trabajo de riesgo ni se encuentre realizando las actividades propias del riesgo contratado.
 El que sobrevenga 

¿Qué es una enfermedad profesional?


Se entiende como enfermedad profesional todo estado patológico permanente o temporal que
sobreviene al trabajador como consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña o del
medio en que se ha visto obligado a trabajar.

¿A qué se considera accidente de trabajo?


 El causado en el centro de trabajo o con ocasión de este.
 Durante la ejecución de órdenes o bajo autoridad del empleador aún fuera del centro y de las
horas de trabajo.
 Si ocurre antes, durante o después de la jornada laboral.
 Si el trabajador se hallara en cualquier centro de trabajo, aunque no se trate de un centro de
trabajo de riesgo
 El que sobrevenga por acción del empleador o tercera persona durante la ejecución del trabajo.
¿Y si no es accidente de Trabajo?
Todo accidente que no sea considerado como accidente de trabajo o enfermedad profesional,
serán tratados como accidentes o enfermedades comunes, sujeto al régimen general del Seguro
Social en Salud.

¿A qué no se considera accidente de trabajo?


 Trayecto de ida y de retorno del trabajo.
 El provocado intencionalmente.
 Por incumplimiento del trabajador de una orden escrita específica del Empleador.
 En ocasión de actividades recreativas, deportivas o culturales.
 Durante permisos, licencias, vacaciones.
 Uso de sustancias alcohólicas o drogas.
 Guerra, conmoción civil o terrorismo.
 Convulsión de la naturaleza. Fusión nuclear.

¿Qué condición debe tener el asegurado para recibir la atención médica por este seguro?
 Los trabajadores dependientes: El empleador debe declarar y pagar el monto total de los
trabajadores afectos a este seguro. La cobertura para las atenciones de salud se inicia a
partir del día siguiente de la suscripción del contrato, o a partir del día siguiente del registro
del trabajador en el T-Registro.
 Los trabajadores independientes: Bastará con que se encuentren al día en sus aportes
2. ¿Es el covid-19 una enfermedad profesional?
El coronavirus o covid-19 es una enfermedad respiratoria aguda, a veces grave, causada por un
nuevo coronavirus SARS-CoV2, que fue declarada como pandemia por la OMS. A la fecha, se
registran 1 292 564 contagios y 70 798 defunciones en el mundo. No existen investigaciones
concluyentes acerca de su origen, por lo que aún se sostiene que se transmitió a través del
consumo de la carne de murciélago. Ello refuerza la tesis de que se originó en circunstancias
comunes, lo que, en terminología del Derecho de Trabajo, no surgió producto de la actividad
laboral. Es decir, el covid-19 en una enfermedad común de alcance mundial.
A la fecha, muchas naciones han tomado medidas de restricción social y de asilamiento, con
variantes en cada país. Estas restricciones no han afectado las labores esenciales que en un
Estado de Derecho moderno no se pueden detener. El desarrollo hoy de estas actividades
permanentes se encuentra expuestas al contagio del coronavirus, por lo que, en primera instancia
evidencia la existencia de la POLEAV.  Entonces ¿Cuál es la protección del Gobierno a estas
personas?
Esto nos plantea la pregunta de que si el covid-19 ¿Puede ser una enfermedad profesional? Esta
cuestión reabre el viejo debate allá por el 2009 cuando surgió el brote de la Gripe A (H1N1) y
muchos académicos del Derecho disputaron si ésta constituía una enfermedad profesional o un
accidente de trabajo. ¿Qué se entiende en el Perú que una enfermedad sea de origen laboral?
Para ello, debemos recurrir a la definición establecida en el art. 3 del DS 003-98-SA, Normas
Técnicas del seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (Normas Técnicas en adelante):
“De acuerdo con lo establecido por el inc. “n” del art. 2 del Decreto Supremo N.º 009-97-SA, se
entiende como enfermedad profesional todo estado patológico permanente o temporal que
sobreviene al trabajador como consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña o del
medio en que se ha visto obligado a trabajar.
La tabla de enfermedades profesionales y su vinculación causal con la clase de trabajo que la
origina será aprobada por el Ministerio de Salud, a propuesta de la Comisión Técnica Médica a
que se refiere el art. 30 del presente Decreto Supremo.”
En el Perú, para que una patología sea reconocida como enfermedad profesional (en adelante
EP) basta que se encuentre en el Anexo 1 – Listado de Enfermedades Profesionales, aprobada
por la RM 480-2008/MINSA. Vale decir, todas las enfermedades mencionadas en el listado son
EP. Obviamente, como tal norma jurídica fue publicada en el 2008 no se registra el covid-19. Esto
de por sí ya es una desventaja para este momento. El tercer párrafo del art. 3 del DS 003-98-SA
precisa:
“En caso que una enfermedad no aparezca en la Tabla de Enfermedades Profesionales a que se
refiere el parágrafo anterior, pero se demuestre que existe relación de causalidad con la clase de
trabajo que desempeña el trabajador o el ambiente en que labora, será reconocida como
Enfermedad Profesional. El IPSS, las EPS, las Aseguradoras, el Instituto Nacional de
Rehabilitación y el Centro de Conciliación y Arbitraje de la Superintendencia de Entidades
Prestadoras de Salud, informarán a la Comisión Técnica Médica respecto de los casos que
conozcan para que las incluya en las ulteriores propuestas de modificación de la referida Tabla”.
Esto significa que si una enfermedad, que se presume común tal como el covid-19, no aparece en
la tabla o listado, tiene la opción de convertirse en EP siempre y cuando se demuestre que existe
relación de causalidad con la clase de trabajo o el ambiente donde labora el trabajador. Ahora
bien, se ha pretendido interpretar muchas veces este artículo que la declaración de EP solo le
compete a la ciencia o a un comité científico médico que haga causalidad e incorpore nuevas
enfermedades. De ser así, lamentamos que desde el 2008 no se han incluido ninguna
enfermedad al Listado a pesar de que en el 2010 la OIT publicó una Nueva Lista de
Enfermedades Profesionales, donde añadió nuevas EP a la antigua edición de la Recomendación
194, sobre la lista de enfermedades profesionales y el registro y notificación de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales, del 2002. Sin embargo, desde otro punto de vista, de la
lectura de la segunda parte del artículo citado se desprende que el IPSS (hoy EsSalud, las EPS,
las Aseguradoras, el Instituto Nacional de Rehabilitación (el INR) y el Centro de Conciliación y
Arbitraje de la Superintendencia de Entidades Prestadoras de Salud (hoy Ceconar) tienen la
facultad de informar a la Comisión Técnica Médica, lo cual indica que son competentes para
conocer casos dudosos de enfermedades comunes, respecto de los casos que conozcan. Ni las
Aseguradoras, el INR y mucho menos el Ceconar no son instituciones dedicadas exclusivamente
a la investigación científica médica, sino son instituciones de carácter médico legal que atienden
constantemente reclamos sobre el diagnóstico de EP, para fines de atención médica y pago de
prestaciones económicas. Desde la óptica de la interpretación teleológica ¿Por qué el legislador
le encomendó a las Aseguradoras, al INR y al Ceconar comunicar a la Comisión Técnica Médica
de los casos que conozcan de enfermedades que no aparezcan en la Tabla pero a su criterio son
profesionales? La respuesta está en la primera parte del tercer párrafo del art. 3, nuevamente lo
citamos:
“En caso que una enfermedad no aparezca en la Tabla de Enfermedades Profesionales a que se
refiere el parágrafo anterior, pero se demuestre que existe relación de causalidad con la clase de
trabajo que desempeña el trabajador o el ambiente en que labora, será reconocida como
Enfermedad Profesional.”
Esto suena a Derecho, a proceso. El “demostrar” (actividad probatoria), la “relación de
causalidad” (actividad lógica de conexión) y ser “reconocida” (consecuencia declarativa hecha por
la autoridad), son conceptos jurídicos. Ello nos conduce a reconocer que el Perú maneja un
sistema mixto en el reconocimiento de EP, el mismo que se reduce a dos puntos: 1) Un listado
pre establecido de EP; y a la vez, 2) Un listado incompleto para que cualquier administrado pueda
probar que la enfermedad que padece es una EP. Algo similar ocurre con el sistema español,
donde el art. 156 inciso “e” de la LGSS establece que se pueden reconocer nuevas EP siempre y
cuando el trabajador así lo pruebe. En sentido contrario, en otros sistemas de Derecho, se
manejan Listas cerradas, donde solo le compete a la autoridad, quien, avalada por una entidad
científica médica, declara nuevas o actualiza las EP.
Sin duda el hecho de poseer un Listado de EP mixto nos favorece, ya que no requiere de cambios
legislativos que por su naturaleza toman tiempo (recuérdese que el Listado permanece intacto
desde el 2008). Sin embargo, para el caso del coronavirus, obligatoriamente nos vamos por el
camino de la carga de la prueba sobre el trabajador, o sea, es él quien tiene que probar (lo que se
traduce en presentar documentos adicionales, como el MOF, IPER, circulares, oficios, fotografías,
etc.) que estaba expuesto a factores de riesgo. En el papel se escribe y suena bien, más en la
práctica las aseguradoras y el INR pueden negarse rotundamente a programar evaluaciones y no
reconocerlas como EP, lo cual conduce a una situación de desventaja hoy en el tiempo, por la
naturaleza rápida del coronavirus, pues queda acudir al Cecinar o al Poder Judicial, donde el
tiempo de solución para el arbitraje es de un año aproximadamente y a nivel judicial tres años. En
conclusión, el covid-19 puede ser reconocido en el Perú como EP si el interesado o administrado
prueba que efectivamente estuvo expuesto a su contagio.
A nivel internacional, la OIT publicó hace unos días un manual de preguntas y respuestas titulado
“Las Normas de la OIT y el covid-19”. En la pregunta ¿Se puede clasificar el covid-19 como una
enfermedad profesional? La OIT respondió:
“La enfermedad del COVID-19 y el trastorno de estrés postraumático contraídos por exposición
en el trabajo, podrían considerarse como enfermedades profesionales. En la medida en que los
trabajadores sufran de estas afecciones y estén incapacitados para trabajar como resultado de
actividades relacionadas con el trabajo, deberían tener derecho a una indemnización monetaria, a
asistencia médica y a los servicios conexos, según lo establecido en el Convenio sobre las
prestaciones en caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, 1964 (núm. 121)”.
La OIT hacía referencia a la Recomendación 194, Recomendación sobre la lista de enfermedades
profesionales, 2002, en el párrafo 1.3.9:
“1.3.9.: Enfermedades causadas por otros agentes biológicos en el trabajo no mencionados en los
puntos anteriores cuando se haya establecido, científicamente o por métodos adecuados a las
condiciones y la práctica nacionales, un vínculo directo entre la exposición a dichos agentes
biológicos que resulte de las actividades laborales y la(s) enfermedad(es) contraída(s) por el
trabajador”.
Al respecto se debe afirmar que la norma citada es otra posible salida, pero tiene el nivel de una
Recomendación, no siendo vinculante como un Convenio. Otra salida, más rápida y urgente, es
seguir la rienda de Uruguay donde la Cámara de Representantes aprobó un proyecto para
declarar el covid-19 como enfermedad profesional.
Si el coronavirus se acepta como EP no sería la primera vez que una enfermedad reconocida
como pandemia pueda convertirse en profesional. Todos recordamos el brote del VIH SIDA en los
años 80. Mucha gente murió en ese entonces, se estima que hasta hoy son 35 000 000 de
personas. A nivel internacional se dictaron medidas sanitarias y legales para contener y reforzar
la ayuda contra este mal, y luego de años de investigación la OIT, en la Recomendación 200 la
reconoció como una EP. Hoy también se encuentra en el Listado nacional.

3. ¿Puede también ser el covid-19 un accidente de trabajo?


El miércoles 11 de marzo del 2020, el gobierno de España en plena expansión del coronavirus,
publicó el Real Decreto Ley 6/2020, que en el art. 5 reconoce al covid-19 como un accidente de
trabajo:
Artículo quinto. Consideración excepcional como situación asimilada a accidente de trabajo de los
periodos de aislamiento o contagio de las personas trabajadoras como consecuencia del virus
covid-19.
1. Al objeto de proteger la salud pública, se considerarán, con carácter excepcional, situación
asimilada a accidente de trabajo, exclusivamente para la prestación económica de incapacidad
temporal del sistema de Seguridad Social, aquellos periodos de aislamiento o contagio de las
personas trabajadoras provocado por el virus COVID-19.
Caso similar se encuentra en Italia donde también es reconocido como un accidente de trabajo
(AT en adelante). ¿Cuál es la razón de que otras legislaciones traten el Covid-19 como un AT? Se
debe, en el caso de Italia, a la basta orientación jurisprudencial para manejar las afecciones
mórbidas derivadas de un patógeno extrínseco de naturaleza virulenta y a la normativa sectorial,
como el documento Líneas guía para el tratamiento de casos de enfermedades infecciosas y
parasitarias. Al inicio las enfermedades infecciosas presentaban problemas para su
reconocimiento, pues era un retorno a la vieja pregunta si eran EP o AT, al desconocerse
completamente las causas concretas de su adquisición por exposición, así se trasladaba el peso
de la carga de la prueba al trabajador. En cambio, como AT, de naturaleza esporádica, bastaba
demostrar la lesión o el diagnostico de contaminación de un agente biológico. Esto en la
legislación italiana fue perfeccionado con el art. 2279 del Código Civil al introducirse el principio
de presunción simple de origen:
“Las presunciones no establecidas por la ley se dejan a la prudencia del juez, quien debe admitir
solo presunciones serias, precisas y concordantes. Las presunciones no pueden aceptarse en los
casos en que la ley excluya las pruebas para los testigos.”
Por consiguiente, el administrado ahora empoderado, tiene la opción de ampararse en esta
presunción a partir de la simple corroboración de las actividades que realiza, dejando así de lado
indicar el momento preciso de la contracción del virus, actividad típica para el reporte de cualquier
AT. Sin duda, esta ingeniosa salida puede ayudar al tratar el contagio de enfermedades
causantes por agentes biológicos.
El AT a nivel nacional se halla precisado en el art. 2.1 de la Normas Técnicas:
“De acuerdo con el inciso k) del artículo 2 del Decreto Supremo Nº 009-97-SA, se considera
accidente de trabajo, toda lesión orgánica o perturbación funcional causada en el centro de
trabajo o con ocasión del trabajo, por acción imprevista, fortuita u ocasional de una fuerza
externa, repentina y violenta que obra súbitamente sobre la persona del trabajador o debida al
esfuerzo del mismo”.
El énfasis no es la exposición frecuente al agente causante, como en la EP, sino por la “acción de
un fuerza externa, repentina o violenta”. Nos ayuda bastante precisar que aquí el tiempo es la
variable casi determinante del daño a la salud. Para el caso de la EP se requiere exposición
duradera al agente (teoría de la exposición constante), que equivale a un largo periodo de tiempo,
mientras que para el AT solo se requiere un momento (teoría de la exposición instante), una
pequeña porción de tiempo de contacto al agente causante.
Otra manera de comprender este fenómeno, es a través de la observación del agente causante.
Cuando se evidencia la presencia conjunta de los agentes causantes (teoría de la concentración
del agente) hay una probabilidad alta de contraer la EP, (como en un hospital donde se
concentran diversos agentes biológicos). Aunque también en este supuesto se da el caso de
ocurrir un AT (en la situación del supervisor externo que visita un hospital y se contagia). Escena
contraria ocurre cuando el agente causante no se halla solo en un lugar (teoría de
la desconcentración del agente) donde siempre será un AT (el caso de los trabajadores de
supermercado contagiados de coronavirus).
Finalmente, ambos puntos de vista deben ser contrastados con las actividades que desarrolla el
trabajador. Para el caso de la EP es más rigurosa pues debe de sujetarse a la subordinación y a
las funciones que se ejecutan en el lugar de trabajo. Entre tanto para el AT es más parecido a una
cobertura permanente, donde es suficiente acreditar que se actuó en función de una orden de
trabajo y también verificar las exclusiones puntuales del art. 2.3 de la Normas Técnicas.
Ahora bien, con esto en cuenta, y considerando la teoría de la desconcentración del agente
causante, los policías, los militares, el personal de serenazgo, el personal de limpieza de las
calles y todos aquellos trabajadores cuyas labores no han sido suspendidas por el DS 044-2020-
PCM, en el caso de que se contagien con el coronavirus puede considerarse como una AT. La
POLEAV no solo se encuentra en los hospitales, sino también en las calles. Ellos son quienes
hacen posible que millones de personas (sin contar los 33 mil detenidos) estemos en nuestras
casas.
Otro asunto que causará debate es el de la protección de la POLEAV si contrae el coronavirus en
el trayecto al trabajo o a su casa, lo que en términos laborales se conoce como el  accidente in
itinere. En el art. 2.3 de las Normas Técnicas hay una exclusión explicita sobre esto, de que no se
considerará AT como tal. Empero, como las normas de trabajo son progresivas y no regresivas,
debemos recordar la vigencia del art. 1 inc. “n” de la Decisión 584 de la Comunidad Andina de
Naciones donde enfáticamente se reconoce el accidente in itinere como AT. La Decisión en
mención al ser un tratado internacional tiene rango de ley, las Normas Técnicas fueron
promulgadas a través de un DS, por lo que en la pirámide de jerarquía normativa prevalece lo que
expresa la Decisión 584. A eso también importa añadir el principio de interpretación  pro homine,
donde se intenta interpretar de manera más favorable al destinatario de la protección.

4) Beneficios jurídicos de la declaración del covid-19 como una enfermedad profesional


El primer beneficio es de corte burocrático. Con ello se evitará dilucidar si el covid-19 es EP o AT.
A nivel administrativo, a menudo, las aseguradoras rechazan las solicitudes de evaluación y
atención médica cuando tienen un origen laboral dudoso, a pesar de que la enfermedad se
encuentre en el Listado. Si a través de una norma jurídica el presidente de la República declarase
el covid-19 como EP evitará la tramitología en el Congreso. Hay una ventaja en esto, pues la
Norma Técnica de Salud que establece el Listado de Enfermedades Profesionales fue aprobada
mediante la RM 480-2008-MINSA, lo cual es modificable a nivel del Poder Ejecutivo. Este primer
beneficio es de tiempo, pues es de naturaleza urgente.
Un segundo beneficio es de carácter probatorio o eminentemente jurídico. A título personal, por la
experiencia litigando contra aseguradoras, estas (no todas por supuesto) solicitan a los
administrados documentos que son difíciles, por no decir imposibles, de conseguir. ¿Cómo puede
el trabajador obtener el IPER de su área o un Monitoreo de Agentes Químicos? Si se declara el
covid-19 como EP, muchas personas de la POLEAV podrán tener un acceso rápido a las
prestaciones del seguro complementario de trabajo de riesgo (SCTR), como el caso de los
serenazgos por AT.
El tercer beneficio apunta a la descongestión del sistema de salud público. La mayoría de las
aseguradoras tienen convenios con redes de clínicas que hoy también atienden a pacientes con
coronavirus.
Un último beneficio es de carácter preventivo. Nadie sabe, solo la Providencia Divina, cuando
acabará todo y hasta cuando se extenderá. Desconocemos cuántos de la POLEAV se
contagiarán la siguiente semana o el siguiente mes. Tampoco sabemos a ciencia cierta sobre los
perjuicios de la mutación del virus o la recaída, por ello es de vital importancia la prevención y así
se anticiparán escenarios surreales.

5. Beneficios del SCTR: prestaciones médicas y económicas


En el relato, Manuel era un trabajador de serenazgo contratado por locación de servicios,
obviamente no tenía la póliza del SCTR. ¿Qué hubiera pasado si lo hubiese tenido? Al ser
diagnosticado con coronavirus y se hubiese reconocido como AT (teoría de la desconcentración
del agente causante), se hubiese activado las prestaciones médicas (como cualquier AT) y de
inmediato sería atendido en una de la red de clínicas de la aseguradora vigente, hasta su
recuperación total, y todo esto a cuenta del SCTR.
Si por esas cosas de la vida, Manuel no hubiese soportado y falleciese, se activaba las
prestaciones económicas, pensión de sobrevivencia, para su esposa e hijos, equivalente a una
pensión de 42% de la remuneración mensual de Manuel para su cónyuge, y del 14% por cada
hijo menor. Con ello no se dejaría en desamparo la familia de este héroe.
No sabemos aún si producto del covid-19 hay lesiones permanentes a la salud, como para activar
las prestaciones económicas de invalidez parcial permanente (indemnización) y de la invalidez
total permanente (renta vitalicia). En caso de que la ciencia lo descubra, ya tendríamos un punto a
favor en la lucha contra este flagelo. También debe de considerarse el hecho de que si el covid-
19 agrava otras enfermedades pre existentes, lo que también ya tendría solución legal en el
Listado de Enfermedades Profesionales de la OIT del 2010, pero ese es otro tema.
Rogamos pues mediante esta pequeña investigación, y hacemos un llamado a nuestras
autoridades para crear medidas de aseguramiento y protección ocupacional a estos héroes que
exponen sus vidas para evitar la masificación del virus y no caminar hacia un punto sin retorno.
Rogamos a Dios para que las autoridades atiendan las necesidades de salud ocupacional de este
sector laboral altamente vulnerable. Hoy tenemos ya no la bendita oportunidad de extenderle una
botella de agua, una bolsa de galletas o un plato de comida sino una oportunidad de
aseguramiento que los sostendrá cuando tú y yo ya no los encontremos en las calles. Nuestra
oración e intercesión por cada uno de ellos y sus familias. Hoy las palabras de Santa Teresa de
Jesús son más que adecuadas: nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta.

A nivel judicial se podría interpretar en esa línea, invocando la Décima Disposición


Complementaria donde dice que: “Conforme a lo establecido en la cuarta disposición final y
transitoria de la Constitución Política del Perú, los derechos laborales, individuales o colectivos se
interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados
y acuerdos internacionales sobre la materia ratificados por el Perú, sin perjuicio de consultar
los pronunciamientos de los órganos de control de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) y los criterios y decisiones adoptados por los tribunales internacionales constituidos
según tratados de los que el Perú es parte”.
Artículo 1.- A los fines de esta Decisión, las expresiones que se indican a continuación tendrán los
significados que para cada una de ellas se señalan:
n) Accidente de trabajo: Es accidente de trabajo todo suceso repentino que sobrevenga por causa
o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación
funcional, una invalidez o la muerte. Es también accidente de trabajo aquel que se produce
durante la ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de una labor bajo su
autoridad, aun fuera del lugar y horas de trabajo. Las legislaciones de cada país podrán definir lo
que se considere accidente de trabajo respecto al que se produzca durante el traslado de los
trabajadores desde su residencia a los lugares de trabajo o viceversa.
El Covid-19 ha sido definitivamente una de las enfermedades más letales que ha habido, y sin
duda es una pandemia que ha tenido en jaque a todo el mundo, afectando no sólo la salud de las
personas, sino también la economía de los países, los cuales se han visto obligados a mantener
medidas de aislamiento social que han repercutido repentinamente en el estilo de vida de la gente
y ha generado nuevas formas de actividad económica y laboral como el trabajo remoto y el
teletrabajo.
En estos tiempos de pandemia, resulta evidente que el Covid-19 incide directamente en la salud
de la gente, y más aún en aquellos trabajadores que se ven expuestos directamente frente a este
virus, y entre ellos tenemos principalmente al personal de la salud: médicos, enfermeras (os), y
demás personal multidisciplinario de la salud que ejerce labores de asistencia a las personas que
padecen de esta enfermedad.
En el ámbito del derecho a la seguridad social, esta enfermedad no le ha sido ajena; toda vez,
que ha sido incluida dentro de la lista de enfermedades profesionales por la Ley N°31025 que
incorpora la Sexta Disposición Complementaria de la Ley 26790 – Ley de Modernización de la
Seguridad Social en Salud, pero limitando su cobertura sólo para servidores de la salud.
Si bien esta inclusión es importante en el contexto de una pandemia como la que vivimos,
también es cierto que el ámbito de protección no es tan amplio, pues sólo abarca a “servidores de
la salud”. Ahora bien, ¿Qué entendemos por servidores de la salud? Cuando nos hacemos esta
pregunta, nos hace pensar en todos aquellos trabajadores que se encuentran desempeñando una
labor asistencial en centros médicos, hospitalarios y demás.

Asimismo, también resulta evidente que cuando se refiere a “servidores de la salud” limita
únicamente a aquellos que prestan servicios en calidad de técnicos y/o profesionales de la salud,
pero no hace alusión a todos aquellos trabajadores que laboran dentro de un centro médico,
hospital, clínica, funeraria y demás establecimientos en los que también se encuentren expuestos
a la enfermedad pero que también deberían ser considerados trabajadores beneficiarios del
Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (SCTR).
Esto ha generado un cúmulo de dudas y cuestionamientos que han traído como consecuencia,
que haya personas que se vean imposibilitadas de exigir el SCTR a pesar de trabajar de manera
expuesta a la enfermedad, y ejemplos los hay como el caso de: los policías, militares, personal
que trabaja en las funerarias, personal administrativo de los hospitales, centros médicos, clínicas,
etc.
Esto abre un abanico de posibilidades para la protección de trabajadores expuestos a situaciones
de riesgo respecto al Covid-19. Pero, debemos tener presente que las Normas Técnicas del
SCTR nos precisan que la relación de causalidad es de vital importancia para determinar qué
actividades de riesgo produjeron una enfermedad profesional, pudiéndose determinar que el
ambiente en el que labora el trabajador es riesgoso y puede generar una enfermedad profesional.
Ante dicho argumento, podría tomar fuerza la posibilidad de que otros trabajadores no incluidos
dentro de la calidad de “servidores de la salud” puedan exigir el SCTR si laboran en actividades
que impliquen un riesgo de contraer el Covid-19. Sin embargo, es evidente que resultaría
necesario que la normativa diera mayores alcances respecto a que trabajadores son
considerados servidores de la salud, y qué trabajadores que no laboran directamente con
personas afectadas con Covid-19 pero que al estar expuestas a la enfermedad por las
características de sus labores puedan también exigir el SCTR.

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