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El genio tímido

EL GENIO CALLADO

Faltaba una hora para que dieran las ocho de la mañana. Cuando sonó el

despertador:

- Muchacho despiértate, es tu primer día en esa escuela y vas a llegar tarde!

- exclamó su madre.

- Ya voy- Respondió aun entre sueños Raúl.

Era su primer día de clases en una escuela nueva para él. A su padre lo

trasladaron a una nueva ciudad y con el tuvieron que hacerlo todos. Raúl un

estudiante meritorio, tuvo que cambiar de ciudad, amigos y de ambiente

aun sin querer hacerlo.

Su madre lo despidió con un beso en la frente y emprendió con mucho

miedo a lo que sería su nuevo reto.

Llegar nuevo a un lugar, sea escuela, trabajo, ciudad, no es fácil, pero para

Raúl lo sería aún más porque sin saber tendría que enfrentarse a la envidia.

- Buenos días estudiantes, mi nombre es Manuel Merette y seré su profesor

de matemática en lo que resta del año. – Expuso el primer profesor que le

toco ese día.

- A todos los conozco de ano anteriores- siguió- pero veo que tenemos un

nuevo integrante, puedes presentarte- pidió mientras miraba a Raúl de

forma interrogante.
Raúl se paró tembloroso, mientras sus compañeros lo miraban, unos raros,

otros de reían.

- Me llamo Raúl- Respondió tartamudeando-

- Tranquilo- replico el profesor- ¿De dónde eres?

- Vengo de Puerto Plata.

Raúl temblaba y sudaba a la vez. Tenía un miedo escénico terrible. Nunca

pudo exponer una clase en su antigua escuela, quienes ya conocían su

situación y optaban por no asignarle este tipo de tareas.

- Puede sentarte- Le pidió el profesor, mientras lo observa extrañado.

Raúl se sentó lentamente, mientras temblaba todo su cuerpo. Y sus compañeros

se reían y murmuraban entre sí.

La clase continúo.

El profesor de matemáticas siempre hacía una retroalimentación de las clases

pasadas poniendo los ejercicios más difícil, así que esta vez no sería la excepción.

- Tomen lápiz y papel, voy a poner una serie de ejercicios sobre números

complejos y trigonometría.
El profesor llenó la pizarra de ejercicios trigonométricos y números

complejos.

La mayoría de los estudiantes que se encontraban en el aula habían visto

esos ejercicios en el curso pasado, pero no entendían nada, así que simplemente

se miraban entre sí asumiendo una cara de confusión.

Sin embargo dentro de los estudiantes que se encontraban allí era notable

mirar uno resolviendo los ejercicios de forma magistral.

-¡Pónganse a trabajar!- Exclamó el profesor de forma autoritaria.

- Es que no sabemos de eso- replicó Manuel-.

- Ustedes vieron eso el año pasado, algo tienen que recordar.

- Pues ya se me olvidó- interrumpió Sofía.

- Hagan el intento, tienen media hora para terminar, cuando lo hagan levante la

mano y pasen a mi escritorio.

De repente una mano pequeña y tímida mano subía lentamente.

- ¿Ya terminó?- Preguntó sorprendido-

- Sí- contestó Entre los dientes Raúl.

- ¿Está seguro? - Volvió a preguntar.

- Sí.
Raúl se paró mientras sus compañeros cuchicheaban entre sí. Se acercó

lentamente al profesor y le entregó su cuaderno.

El profesor observó ejercicio por ejercicio y se maravilló.

- ¡Muy bien! Ni yo lo hubiera hecho tan rápido. Eres muy bueno para las

matemáticas.

- Gracias- respondió cabizbajo Raúl.

La clase terminó y el profesor le pidió a Raúl que se quedará con él cuando todos

salieron.

- ¿Cómo me dijiste que te llamabas?

- Raúl- respondió con la mirada al suelo.

- Raúl, Mírame a la cara.

Raúl levantó la cabeza poco a poco y lo miró con una mirada insegura.

- Debes estar muy orgulloso de ti. ¡Eres un genio Raúl! Ni yo hubiera podido

terminar tan rápido y hacerlo tan bién como lo hiciste.

- Gracias.

- Todos los años en esta escuela se hace una olimpiada de matemáticas y el

ganador representaría la escuela en una competencia nacional y el que gane en


esa competencia representará al país en una competencia internacional, creo que

tienes el potencial para participar y ganar.

Una sonrisa se posaba lentamente sobre los labios de Raúl. Siempre fue

solitario, callado y triste, pero poseía una inteligencia única para las matemáticas

algo que su antigua escuela pasaba desapercibido quizás por su forma tímida de

no hablar con nadie.

El profesor, entendió que se encontraba ante un genio que padecía una

condición que lo hacía hacer miedoso de la gente, pero que de igual modo

escondía una persona con un coeficiente intelectual muy alto.

Asumió que si Raúl podía conjugar esa inteligencia con su seguridad sería

un genio.

Así que se decidió a forjar un proyecto de vida para Raúl en el que a través

de su inteligencia y facilidad para resolver ejercicios matemáticos pudiera

encontrar su seguridad como ser humano.

Raúl se inscribió en el concurso de matemáticas de la escuela, como era de

esperarse ganó de forma fácil aunque tenía muchos contrincantes buenos que de

hecho habían ganado y participado en los concursos nacionales anteriormente. Sin

duda se encontraban ante un genio de las matemáticas.


El director del centro no dudo nunca en entender también la joya que tenían

en su centro, así que conjuntamente con la psicóloga y el profesor de matemáticas

idearon un plan para qué Raúl trabajara las inseguridades que traía consigo

desde niño y pudiera interactuar con los demás de forma fluida.

Pasaron los meses mientras Raúl se preparaba para su concurso de

matemáticas a nivel nacional recibía terapia con la psicóloga del centro para tratar

su timidez extrema.

Cómo era de esperarse, Raúl ganó de forma contundente dicha olimpiada,

pero contrario a la anterior esta vez tuvo la valentía de pararse frente a todos y dar

gracias.

- Quiero en este día tan especial para mí dar las gracias a todos los que de una

forma u otra me han ayudado a estar aquí, ganar este concurso ha sido más fácil

que los anteriores, sin embargo, hacer lo que estoy haciendo hoy es un verdadero

milagro, qué no habría podido lograr sin la ayuda de mi profesor de matemáticas,

mi directora y mi psicóloga. Gracias por todo.


Se escuchó de repente un fuerte aplauso no sólo para Raúl, sino también

para las tres personas que mencionó en su discurso de agradecimiento, ya que

quedó en evidencia que cuando se pone empeño y atención muchas cosas se

pueden lograr y cambiar para bien.

Raúl, participó posteriormente en la competencia de matemáticas a nivel

mundial, viajó a México donde se celebró dicho concurso y como era de esperarse

ganó de forma apoteósica ante otros genios de diferentes países.

Tuvo la valentía nuevamente de pararse ante todos y decir lo siguiente:

- Vengo de un país pequeño, dónde tenemos muchas precariedades, pero de igual

modo mucha gente buena y trabajadora que cada día lucha por sus sueños.

Más que todo lograr este sueño para mí es lograrlo para un país entero y ese sin

duda es mi mejor trofeo.

Raúl exaltó la identidad nacional con su discurso y puso en alto la República

Dominicana.

Sin dudas, su historia es un ejemplo de que cuando se quiere se puede en todo el

sentido de la palabra.

Fin

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