Un milagro entre la tormenta
El maestro de arte veía como mi arte mejoraba cada día que
Keidy Cando
Acostada, viendo las paredes blancas de mi habitación, con mi
imaginación podía ver cómo se llenaban esas vacías almas con
arte. Dragones, flores y todo lo que puedas imaginar en unas
paredes. Asisto a un taller de arte en las tardes después de clases,
sólo que en el colegio me va algo mal así que mis padres tal vez
me retiren en definitiva del taller y todavía no logro entender
porquė. Hago mis trabajos bien solo que la maestra dice no
entender nada, es raro pero hago lo que puedo. Como pueden ver
el arte es parte de mi literalmente, me calma cuando mis padres
me gritan por sacar mala nota. Los cuadernos están llenos de rojo
como los corazones en el dia de san valentín, ni un verde como las
plantas encontrarás allí. Lluvia se dirigió a la institución junto con su
hermano Samuel como regularmente hacen, cada uno tomó
caminos diferentes. Su hermano, mejor conocido por ser el más
inteligente de todos, es quien sobresale siempre, pero todo brillo
tiene su sombra quien en este caso es su hermana menor Lluvia.
Todos la ven como la copia inutil de su hermano victorioso, a Lluvia
no le importa lo que dicen de ella pero en un momento de su vida,
créanme que si le dolio.
- “ Más rojo para tu cuaderno Lluvia” dice la maestra Laura
mientras le regresa el cuaderno ya corregido.
- “No entiendo maestra, los ejercicios están bien.” dije algo
enfadada porque yo sabía que tenía razón.
- “ Escribiste todo mal, solo mira lo que enmarqué Lluvia!” me
gritó la maestra. “La letra cu no se escribe asi, y el nueve
esta al revez, estas al borde de reprobar.”
- pasaban con rojo puro estampado en el cuaderno. Yo
El timbre sonó de repente y escuché la gloria. ¡Llegó mi momento
favorito del día, clases de arte, al fin! Mi mejor amiga y yo
entramos al aula y vi como las acuarelas me llamaban. Me senté
en mi butaca y mis manos dibujaron por sí solas sobre los lienzos.
pasaba, así que en esta clase me invitó a participar en una
competencia central, el ganador se llevaba un millón de dólares. La
verdad el dinero no me interesaba tanto, y se que dirán “sabes lo
que puedes comprar con todo el dinero que ganes?”. No me gustan
este tipo de comentarios, solo quiero participar junto a más
personas con las mismas capacidades que yo tengo, ya vere que
hacer con el dinero después. El día llegó a su fin y ambos
hermanos salieron de clases y caminaron a casa. A la hora de la
comida Lluvia les habló del concurso de arte a sus padres pero
ambos solo se miraron fijamente.
- “¿Qué pasa?” pregunté curiosamente. Aquella duda del
porqué se miraron saltaba sin cesar en mi cabeza.
- “Hija, no podrás participar y antes de que preguntes por
qué, tenemos dos razones.” dijo Claudia la mamá de Lluvia.
- “Numero uno: te esta llendo mal en clases”, en ese
momento iba a justificar lo que dijo mi padre pero me
mandó a callar.
- “Segundo, tu papá y yo estamos pasando por problemas
economicos y no podemos pagar las acuarelas y todo lo
que necesitas para el dichoso concurso, ademas es algo
tonto” termino mi papa de hablar. Una lagrima cayo en mi
mejilla, entendía que no era el momento indicado así que
mejor no insistí. El dia paso volando, las veinticuatro horas
que tiene un dia se fueron en cuestión de segundos.
Amaneció y como siempre me prepare para las clases,
debía aprovechar al máximo lo que me quedaba de
estudios debido a los problemas que están teniendo mis
padres. Matemáticas, historia, español, todas las materias
asumia que lo que escribía estaba bien, pero la palabra de
los profesores no era la misma.
 “Lo escribiste al revés” o “Esto no da sentido” era lo que
escuchaba cada mili segundo. Cuando llegó la hora de arte,
me quede en tremenda silencio, estaba mirando a la nada,
el profesor se me acercó y me pregunto si mis papas me
dejaron participar en la competencia. Lluvia no dijo
absolutamente nada sino hasta que se acabaron las clases.
Por el lado del profesor de arte, el mismo se encontraba en
el salón de maestros y escuchó una conversación de los
maestros de lengua y matemáticas.
- “ Uy, si vieras como están sus cuadernos, Dios le
ayude a pasar mi materia.” dijo casi riendo la
maestra de lengua.
- “ A mi ni me hables de esa niña, parece burra, no
sabe nada” dijo en tono burlón la maestra de
matemáticas
El profe de arte interviene y pregunta de quién hablaban a lo que
ellos no respondieron al principio pero después le dijeron que fue
Lluvia. De inmediato le dieron todos los cuadernos de la alumna y
lo que decían era cierto. Correcciones por doquier, ni un solo rastro
de color verde.
- “¿Saben porque escribe así?” mencionó el profe de arte
mientras volteaba cada página del matadero.
- “ Por tonta, nunca entiende nada” dijo riendo la profe de
matemáticas.
- “Pero ni se diga, creo que se irá del colegio junto con su
hermano. Ya escucharon lo que les pasó a sus papás?
Están pasando por problemas económicos y ya saben que
esta institución no es barata.”
- “ Yo no lo sabía pero saben que si se? Lo que tiene Lluvia”
dijo el profe de arte dejando la conversación atrás.
Buscando a Lluvia entre los pasillos, la encontró en una
esquina.
- “ Entonces no irás al concurso por lo que veo?”
Lluvia no podía ni hablar, estaba casi reprobada y no podía
ir a su lugar feliz. El maestro tuvo una idea en ese momento
que le cambiaría la vida a Lluvia pero primero quiso saber
algo.
- “ Lluvia, ¿sabes por qué escribes así?” a lo que Lluvia negó
con la cabeza.
- “ Yo hago lo que el profesor dice, pero termina diciendo que
está mal.”
Allí es cuando el profe se le pasa por la cabeza de que
Lluvia podría estar padeciendo de algo y la acompaña a ella
y su hermano a casa. Al llegar se sentó a hablar con los
papás de los chicos.
- “ Me está diciendo que puede ser una enfermedad o algo
similar? preguntó la mamá.
- “ Es algo así prácticamente, mi sobrina padece de dislexia,
por eso no dude en hablar con ustedes de inmediato.”
- “ No podemos pagar consultas o si quiera a alguien que la
ayude, no estamos en nuestros grandes momentos que
digamos.” dijo el papa.
- “ Tengo una solución, y creo que esto los ayudará mucho y
a Lluvia.” añadió el profe de arte.
El maestro les platico del premio que se podía ganar en el
concurso de arte. Los padres no podían comprar lienzos y todo lo
requerido, pero la buena solidaridad de aquel maestro dijo que
compraría todo. Lluvia estaba escuchando la conversación tras la
puerta y se emocionó, iba a participar y a la vez ayudar a sus
papás. El gran día llega, todos nerviosos pero ansiosos. La familia
de Lluvia fue a La Gran Exhibición donde se llevaba a cabo el
evento que los podría ayudar. Todos los participantes se reunieron
en una tarima y comenzaron a pintar. Quince minutos en el
temporizador corrían y Lluvia se quedo inmovil. Agarra un pincel
pero pareciera como si estuviera dando ligeros brochazos al lienzo.
Los padres comenzaron a preocuparse y tenían la esperanza por
los suelos pero el profesor solo dijo:
- “ Confianza.. Ella es muy buena solo sean pacientes”
No se calmaron pero vieron como Lluvia empezó a desenvolverse
más. Tiempo! Todos alzaron sus brochas al aire y llegó el juez.
Cada lienzo fue revisado y puntuado hasta que llegaron al otro
extremo de la tarima. Allí estaba Lluvia mirando su cuadro
fijamente. Los jueces se asombraron al ver lo que dibujó aquella
niña.
Los padres estaban felices por el esfuerzo de su hija y su hermano
igual. Lluvia baja corriendo de la tarima junto con el premio.
- “ Hice algo bueno mama, ya no todo es color rojo, sino color
feliz y orgullo!” dijo Lluvia feliz.
Y de ahí en adelante, la familia de Lluvia progreso. Ya no tenían
problemas y Lluvia asistió a unos médicos para ayudarla con su
caso.
- “ El arte me calma, me hace ver todos los colores excepto el
rojo de incorrecto.”

Como semejante niña de diez años pudo dibujar tremendo boceto,

todos estaban boquiabiertos.

- “ Ya tenemos a nuestra ganadora, Lluvia Aguilar Gomez!”

dijo el juez Marco mientras le cedía un cheque grande
donde enmarca el un millon de dolares.