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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS


OCCIDENTALES “EZEQUIEL ZAMORA”
UNELLEZ
VICE-RECTORADO DE INFRAESTRUCTURA Y PROCESOS
INDUSTRIALES PROGRAMA CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
COJEDES-SANARE
SUB-PROGRAMA DERECHO

EL ORGANO JURISDICCIONAL, EL ALGUACIL Y EL


SECRETARIO
(Unidad II Temas 1 y 6)

Bachilleres:
Lisbela Galindez
C.I. 26.141.011
Hans Dorschl
C.I. 18.057.893.
Olgaris Roas
C.I. 28.419.316
Michel Ortiz
C.I. 29.873.153
Crisbely Pacheco
C.I. 26.141.690
Fabiola Colmenarez
C.I. 29.912.635
Docente Abogada:
Milangela Jiménez

Sanare, Mayo de 2021


INTRODUCCION

Realizar una investigación que pueda aportar una fórmula objetiva de


reconocimiento y exactitud, para todos aquellos órganos y sus actos cuyo fin
es componer las diferencias relevantes de intereses entre los particulares o
miembros de un determinado grupo social. En consecuencia, y en virtud de
las insuficiencias de definición y solución observadas, se estima necesario
realizar una contribución que coadyuve paralelamente con otras bases
doctrinarias, para la confección de un esquema procesal, que potencie la
celeridad de una respuesta efectiva del órgano, sobre la demanda inducida.
En tal sentido, lograr precisar y determinar oscuros conceptos,
superficialidades, lagunas y vacíos, de seguro brinda a los profesionales
jurídicos, una plataforma de apoyo cada vez más sólida, sobre la cual
deslizará la fluidez procedimental en beneficio de mejores y oportunas
decisiones. Por tal motivo, la ambición motora del autor es uniformar las
fórmulas para identificar y distinguir los órganos Jurisdiccionales y decisiones
de los Jueces, y precisar de una manera inequívoca, las actuaciones
consiguientes y derivadas.
LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL

La función jurisdiccional es asumida por el Estado como una de sus


importantes potestades (poder-deber) dentro de sus obligaciones está la de
diseñar una estructura compuesta por elementos materiales, equipos,
herramientas y un grupo de personas (elemento personal) para poder prestar
el servicio con eficiencia.  Se trata de un complejo orgánico que, en su
conjunto, se denomina Administración de Justicia. Se trata de una
“organización”, es decir, la existencia de órganos y no de entes pues éstos
se definen como sujetos de derecho, en cambio los órganos forman parte
estructural de un mismo ente. En nuestro caso, los órganos jurisdiccionales
forman parte del Poder Público Nacional en unas de sus ramas: el Poder
Judicial. Tales órganos pertenecen a un único ente: la República a cuyo
nombre y por autoridad de la ley, los jueces ejercen potestad pública que se
conoce como jurisdicción.

DEFINICIÓN

Se entiende por organización judicial, la actividad cumplida por el


Estado que consiste en la planificación, estructuración y dotación de los
órganos del Poder Judicial para la prestación efectiva de la función de
administración de justicia, compuesto por elementos materiales (papelería,
lápices, útiles de limpieza, etc.), equipos (máquinas de escribir,
computadoras, impresoras, etc.) y el conjunto de personas encargadas de
esa tarea (jueces, secretarios, alguaciles, amanuenses o escribientes y
auxiliares).

PODER JUDICIAL Y SISTEMA DE JUSTICIA

  La noción de organización judicial en aquella visión tradicional de la


doctrina constituida casi exclusivamente por el juez, secretario, alguacil y
amanuenses debe vincularse hoy con el llamado “sistema de administración
de justicia” que excede la noción de Poder Judicial. Artículo 253 CRBV.
Desde luego que sistema de justicia no es sinónimo de Poder Judicial, lo
significativo está en que la justicia no sólo corresponde al Poder Judicial, sino
que es un sistema compuesto por disímiles elementos como el Ministerio
Público o los medios alternativos de solución de controversias.  
Lo cierto es que corresponde al “Poder Judicial”, aun formando parte
del sistema de administración de justicia “conocer de las causas y asuntos de
su competencia mediante los procedimientos que determinen las leyes, y
ejecutar y hacer ejecutar sus sentencias”.

LA DIRECCIÓN EJECUTIVA DE LA MAGISTRATURA

El Texto Constitucional vigente dispone la creación de la Dirección


Ejecutiva de la Magistratura para atender el régimen administrativo y
disciplinario de los magistrados y magistradas y jueces o juezas, así como la
ejecución del presupuesto del Poder Judicial. Artículo 267 CRBV.

Dentro del ejercicio de sus atribuciones le corresponde:

1)    La dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial;

2)    La inspección y vigilancia de los tribunales de la República y las


Defensorías Públicas;

3)    La elaboración y ejecución de su propio presupuesto y del presupuesto


del Poder Judicial;

4)    El ejercicio de la jurisdicción disciplinaria judicial mientras se dicta el


Código de Ética del Juez Venezolano que disponga otra cosa;  La función
disciplinaria la realiza la Dirección Ejecutiva de la Magistratura con el auxilio
del Inspector General de Tribunales; en la reciente Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia la función la ejerce la Asamblea Nacional quienes
podrán remover a los magistrados del Tribunal cuando cometan algunos de
los hechos a que se refiere el artículo 12 de la mencionada ley.
CLASES DE ÓRGANOS JUDICIALES

Arístides Rengel-Romberg ha realizado una clasificación sobre los


diversos órganos judiciales existentes en Venezuela tomando en
consideración el número de tribunales, su duración, estructura y grado
jurisdiccional.

a) En atención al número

Es decir, a la cantidad de órganos judiciales que ejercen su función


sobre la base de la misma competencia procesal. Se clasifican en únicos y
múltiples. Los tribunales únicos son aquellos de los cuales existe una sola
categoría, tal es el caso del Tribunal Supremo de Justicia, de igual modo, la
Corte Marcial se considera como un tribunal único en la competencia militar.
Los tribunales múltiples son aquellos que son de un mismo tipo en
razón de la competencia en la misma materia. Ejemplo los tribunales
regionales con competencia en materia civil y mercantil.

b) En atención a la duración

Esto es, al tiempo para el cual está previsto su funcionamiento para la


prestación del servicio de administración de justicia. Se clasifican en
permanentes o accidentales. Los tribunales permanentes, también llamados
naturales, son aquellos que forman parte de la estructura del Poder Judicial y
cumplen con regularidad sus funciones.
Los tribunales accidentales, llamados transitorios, se crean para
atender causas donde el tribunal no pueda atender algunas causas
específicas (en caso de inhibiciones o recusaciones); también se constituyen
tribunales accidentales para ayudar en la tarea de decidir causas pendientes,
normalmente se designan para que decidan veinte (20) causas, aún cuando
su nombramiento puede ser prorrogado.
c) En atención a la estructura interna del tribunal  

En otras palabras, se clasifican de igual manera por el funcionario o


funcionarios públicos judiciales encargados de ejercer la función
jurisdiccional. Estos se dividen en unipersonales y colegiados. Los
tribunales unipersonales son aquellos integrados por una sola persona que
cumple con la función de juez, en tanto que los tribunales colegiados están
constituidos por más de un juez cuyo número variará dependiendo del
tribunal que se trate.

d) En atención al grado jurisdiccional

O lo que es lo mismo, la jerarquía establecida por la ley procesal para


el conocimiento de una causa en específico. Los tribunales pueden ser de
primer grado de jurisdicción y los que ejercen el segundo grado de
jurisdicción, los cuales normalmente coinciden con los tribunales de primera
y segunda instancia, aunque no siempre sea así.

EL JUEZ

CONCEPTO DE JUEZ Y CARACTERES

El juez no es más que la persona física que ocupa el cargo y a quien


corresponde, única y exclusivamente, el ejercicio de la función jurisdiccional,
esto es, la prestación del servicio de administración de justicia. No obstante,
es necesario resaltar que, hablar de órgano jurisdiccional, no significa hablar
de función jurisdiccional y, mucho menos, del juez. Con referencia a lo
anterior, cuando se habla del órgano jurisdiccional se hace referencia a la
dependencia pública sin personalidad jurídica a través del cual se realiza la
función jurisdiccional como un todo integrado por el juez (o jueces, si se trata
de un tribunal colegiado), secretario y alguacil; el juez es la persona natural a
quien el Estado ha designado para el ejercicio de la función antes
mencionada, y finalmente, la jurisdicción (o la función) entendida como la
potestad y el deber que tienen los jueces de ofrecer tutela jurídica tanto a los
derechos como los intereses de los ciudadanos cuando por éstos sea
requerida.
En cuanto a las características o caracteres que deben cumplir los
jueces, el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela establece las misma al disponer que la justicia debe ser imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y
expedita. A continuación, se desarrollarán aquéllas, consideradas por la
Cátedra, de mayor importancia o relevancia. 

a) Imparcialidad e independencia

La imparcialidad no sólo es un rasgo característico de los jueces, sino


que constituye también un deber; por tal se entiende el hecho de que los
jueces no se deben a una de las partes, es decir, no pueden tener interés
directo o indirecto en que resulte favorecida una de las partes en el
proceso. Unida a la imparcialidad tenemos la característica
de independencia que es otra forma de verla. Se refiere al hecho de que el
juez no depende de circunstancias políticas, económicas, gremiales,
sindicales y, radicalmente, debe ser independiente de las injerencias del
Poder Ejecutivo.

b. Autonomía

La autonomía del juez se refiere a un aspecto funcional y conectado


con la aplicación del Derecho; así, se dice que los jueces no dependen de los
tribunales que fungen como superiores, sino que gozan de un espacio de
libertad para juzgar y decidir cada caso concreto acorde con su conciencia
jurídica y en atención a la visión que se ha hecho de las causas y asuntos de
su competencia. Esto quiere decir que la existencia de “tribunales superiores”
no implica que éstos le puedan imponer a los tribunales de instancia modos
de pensar ni maneras de interpretar la ley salvo, como se ha visto en temas
anteriores, el ejercicio por parte del Tribunal Supremo de Justicia de la
jurisdicción normativa.

MODOS DE DESIGNACIÓN Y CONDICIONES

En nuestro país se ha adoptado como una regla general para ingresar


en la función pública el concurso público fundamentado en principios de
honestidad, idoneidad y eficiencia (artículo 255 de la Constitución).  No hay
en la Constitución ninguna otra norma que disponga condiciones o modos de
designación de los jueces, salvo los Magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia. Se crea, no obstante, un “comité de postulaciones judiciales”
formado por “diferentes sectores de la sociedad” (artículo 270 constitucional)
que, entre otras funciones, tiene:

1)    Asesorar al Poder Judicial para la selección de los candidatos a


magistrados del Tribunal Supremo de Justicia;

2)    Asesorar a los colegios electorales judiciales para la elección de los


jueces de la jurisdicción disciplinaria.     

Conforme al Sistema Actual Debe Diferenciarse:

a) Nombramiento y designación de los Magistrados del Tribunal


Supremo de Justicia

La postulación para ser designado magistrado del Tribunal Supremo


de Justicia se hace ante el llamado “Comité de Postulaciones Judiciales” por
iniciativa propia o por organizaciones vinculadas con la actividad jurídica.
Este Comité, oída la opinión de la comunidad, efectuará una preselección
para su presentación al Poder Ciudadano, el cual efectuará una segunda
preselección que será presentada ante la Asamblea Nacional, la cual hará la
selección definitiva. Con respecto de la remoción de los Magistrados, el
artículo 265 dispone que sólo mediante una mayoría calificada de las dos
terceras partes de sus integrantes, previa audiencia concedida al interesado,
en caso de faltas graves previamente calificadas por el Poder Ciudadano, en
los términos que la ley establezca.
En la nueva Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia se
establece que el Comité de Postulaciones estará formado por 11 personas,
cinco de los cuales son designados por la propia Asamblea Nacional y seis
por los demás sectores de la sociedad (artículo 13), y en cuanto al régimen
disciplinario se establece que procederá por remoción por parte de la
Asamblea Nacional con el voto de las 2/3 partes de los integrantes, sin
embargo, se dispone que el Magistrado queda “suspendido” cuando el Poder
Ciudadano considere que ha cometido una falta grave y solicite la decisión
de la Asamblea Nacional, y mediante “mayoría simple” puede “revocar” el
nombramiento de Magistrados cuando considere que se equivocó en la
apreciación de los requisitos.

b. Designación de los jueces de la competencia Contencioso


Administrativa         

La Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia establece una


disposición relativa a la designación de los jueces de la competencia
contencioso administrativa, según el cual el TSJ podrá designar por las dos
terceras (2/3) partes de los miembros de la Sala Político-Administrativa, a los
jueces o juezas de la jurisdicción Contencioso Administrativo y tribunales
regionales (artículo 6, párrafo 23 de la Ley). Con esta norma pareciera que
los jueces de la competencia contencioso administrativa no serán
designados por concurso sino mediante decisión de la Sala Político
Administrativa, con el voto de 3 de los cinco (5) magistrados.

c. Designación de los demás jueces de la República 

Durante los años 2001 y 2002, la Dirección Ejecutiva de la


Magistratura implementó unos concursos para la evaluación y designación
de nuevos jueces que consistía en una evaluación escrita, un ejercicio
práctico y un examen oral sometido a la consideración de un jurado
previamente escogido de los abogados que se postulasen.
Como se recordará, la Asamblea Nacional Constituyente decretó la
reorganización del Poder Judicial y creó la Comisión de Emergencia Judicial
que fue sustituida por la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del
Poder Judicial creada por la misma ANC mediante Resolución nº 10 de 14-2-
2000. La Dirección Ejecutiva de la Magistratura entró a regir el proceso de
evaluación y concurso de los jueces del país. Actualmente se requiere de
una ley que implemente la carrera judicial conforme a los nuevos postulados
constitucionales.

LA CARRERA JUDICIAL

El artículo 255 de la Constitución de la República postula la carrera


judicial bajo cuya filosofía se entiende que la tarea de juez se sustenta en
una vocación de vida y para dedicarle toda la vida. Por ello se habla de
“carrera” y no de un simple empleo. La carrera se inicia con el ingreso del
juez y el ascenso a través de los diversos grados de la jurisdicción para lo
cual se ha diseñado tanto en la Ley de Carrera Judicial como en el Proyecto
de Código de Ética del Juez Venezolano, tanto un sistema de ingreso,
evaluación de permanencia, aunque carece de un sistema de
profesionalización adecuado. La Constitución prevé la participación
ciudadana en el sistema de selección de jueces y los Tribunales
Disciplinarios como órgano de control y disciplina.

    De acuerdo con lo previsto en el artículo 9 de la Ley de Carrera Judicial,


los jueces responden a tres categorías estableciendo así un escalafón
judicial:

1) Jueces superiores y magistrados de las Cortes de Apelaciones (Categoría


A).
2)    Jueces de primera instancia (Categoría B).

3)    Jueces de Municipio (Categoría C).

     En principio, para ingresar a la carrera se requiere ser abogado y un


mínimo de ejercicio de la profesión que la ley discrimina para cada categoría
y, por supuesto, haber aprobado el respectivo concurso público de oposición.
Igualmente, para “permanecer” en la carrera se requiere no incurrir en alguna
causal que implique la destitución o algún motivo de retiro; la función de los
jueces está sometida a constante evaluación.

DEBERES Y FACULTADES DE LOS JUECES

La carrera judicial no sólo implica algunas posibilidades de


profesionalización, crecimiento y desarrollo personal, engendra derechos y
verdaderos deberes.

a) Deber de administrar justicia

El primer deber del juez es también su facultad: administrar justicia,


esto es, conocer, tramitar y decidir las causas que se le someten a su
conocimiento en el marco del procedimiento que establezca la ley. El juez no
puede sustraerse del cumplimiento de este deber que, por virtud de lo
establecido en el artículo 19 Código de Procedimiento Civil, se convierte en
una verdadera obligación.

b) Deber concreto de imparcialidad

La imparcialidad es un carácter de los órganos jurisdiccionales y,


concretamente del juez, pero se requiere precisar que es más que eso:
constituye un verdadero deber-obligación que acarrea responsabilidades; en
efecto, el artículo 255 constitucional le establece al juez responsabilidad por
la “parcialidad” y ésta puede darse por cohecho o prevaricación y también
cuando se demuestra una conducta indebida de favorecimiento procesal a
una de las partes en perjuicio de otras o de terceros que son los casos
del fraude personal.

c) La responsabilidad 

La responsabilidad implica que, efectivamente, el juez responde por


los actos cometidos en el desempeño de sus funciones; pero se da en varios
niveles:

1) La responsabilidad administrativa frente al sujeto público empleador que


es el Estado, ésta tiene carácter disciplinario que puede ir desde
amonestación, suspensión, remoción o destitución dependiendo de la
gravedad de la falta.

2) La responsabilidad penal que incluye penas de prisión o presidio


dependiendo de la calificación que se haga de conformidad con el Código
Penal (por delitos de denegación, cohecho o prevaricación); y

3) La responsabilidad patrimonial frente a los particulares justiciables


afectados en su esfera patrimonial por daños causados debidos al error,
omisión, retardo o acción dolosa por parte del juez.

d) Potestad y discrecionalidad judicial

Sobre la base de que el juez debe poseer “conciencia social”


(Carnelutti) y que el juez no es menos órgano del Pueblo que el resto de los
que forman el Poder Público (Bachoff), desde hace medio siglo se viene
construyendo la idea de un juez más participativo en la tramitación de los
procesos. Se trata de la visión del juez como “director” del proceso. Así
entonces que al lado del principio dispositivo que consagra que el proceso le
pertenece a las partes y está a su servicio, se le han otorgado a los
jueces facultades inquisitivas para intervenir, con su poder de imperio, en
muchas situaciones indispensables para una mejor administración de justicia
(artículo 12 y 14 del Código de Procedimiento Civil).
No obstante, de la normativa antes mencionada se extraen las
facultades fundamentales de los poderes del juez:

1) El poder de dirección del proceso: La ordenación del proceso implica la


actividad procesal que tiende a disponer los medios necesarios para que el
juez cumpla con su misión; sin embargo, esta ordenación del proceso implica
que alguien lo impulse, es decir, como lo define Jaime Guasp:
“Por impulso procesal se entiende aquella actividad que tiende a hacer
avanzar el proceso a través de cada uno de los momentos de tiempo,
trámites, períodos, fases, que lo componen”. En virtud del principio
dispositivo en el proceso, el impulso procesal corresponde a las partes
quienes son los sujetos interesados en que se resuelva la cuestión de mérito
o de fondo sometido a conocimiento del órgano jurisdiccional. El fenómeno
del impulso procesal bien puede bifurcarse en sentidos diferentes: a) el
impulso que da el juez en virtud de un deber impuesto por la ley; y b) el
impulso que debe dar la parte, en razón de su interés, que se
denomina instancia. Es evidente que el juez “carece de instancia” aunque
tenga el deber de impulso.

2) El poder de buscar la verdad de los hechos a través de iniciativas


probatorias: La corriente procesa listica contemporánea ha sostenido la
necesidad de que el juez pueda intervenir directamente en la producción de
la prueba; es decir, si bien el principio dispositivo vincula al juez con respecto
de los hechos alegados y como quiera que la prueba se dirige a lograr el
convencimiento de éste sobre tales hechos, entonces resulta lógico
que, también, el juez pueda realizar una actividad probatoria en supuestos
específicos. En otras palabras, por vía excepcional, la ley permite al
juez recabar alguna prueba que se considere necesaria para cumplir con su
labor jurisdiccional.
3) Poder disciplinario: Consiste en la posibilidad que tiene el juez de
mantener el orden en la sede del tribunal y de garantizar la majestad de la
justicia. Los artículos 91, 93 y 94 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(LOPJ) establecen facultades disciplinarias para ser aplicadas a todas las
personas que incurran en desacato o irrespeto al Poder Judicial.

EL CÓDIGO DE ÉTICA DEL JUEZ VENEZOLANO

El artículo 267 constitucional prevé que el régimen disciplinario de los


magistrados o magistradas, jueces o juezas estará fundamentado en el
Código de Ética que dictará la Asamblea Nacional, sobre este mandato el
Tribunal Supremo de Justicia ha tomado la vanguardia en la elaboración de
un proyecto del referido Código el cual no ha sido aprobado aún por la
Asamblea Nacional.
El Proyecto de Código se compone de sólo dos (2) títulos referidos a
las “Disposiciones fundamentales” y “De la jurisdicción disciplinaria y de su
procedimiento. En el primero se establecen las bases del comportamiento
público y privado del juez, mientras que el segundo regula la llamada
“jurisdicción disciplinaria”.

EL SECRETARIO DE TRIBUNAL

El secretario es el funcionario público dispuesto para que actúe con el


juez en la realización de algunos actos procesales y suscriba con él “los
actos, resoluciones y sentencias” y, en general, de dar autenticidad a los
documentos emitidos por el tribunal, custodiar el archivo y realizar las
diligencias encomendadas por la ley. El secretario es entonces el jefe
administrativo bajo cuya dirección se encuentra el personal subalterno y bajo
cuya responsabilidad se encuentra la custodia de los expedientes y el
mobiliario del despacho.

DESIGNACIÓN Y REMOCIÓN
El secretario es persona de libre nombramiento y remoción de los
jueces (según lo dispone el artículo 94 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial), y como todo funcionario público debe reunir los mismos requisitos
de cualquiera de ellos: ser mayor de edad, estar en el libre ejercicio de sus
derechos y ser abogado.

ATRIBUCIONES DE LA SECRETARÍA

a) Funciones relacionadas con la jurisdicción

El secretario debe firmar junto con el juez las sentencias que dicta el
tribunal, así como la realización de actos procesales de suma importancia:
firmar con el juez los actos de contestación, recusación, declaraciones,
aceptaciones, experticias y los demás que deban concurrir las partes o
terceros llamados por la ley (artículo 104 del Código de Procedimiento Civil).
Debe igualmente escribir en el expediente los actos del tribunal bajo el
dictado o instrucciones del juez.

b) Funciones relacionadas con la administración

El secretario tiene las funciones de dirigir el trabajo de los


amanuenses o escribientes del tribunal, así como llevar el control de las
vacaciones, permisos, actividades y tareas. De igual modo, debe mantener
en su custodia los sellos, libros y la correspondencia enviada o recibida en el
Tribunal; en cuanto a los expedientes, debe cuidar que lleven un orden
cronológico “absteniéndose de suscribir diligencias o escritos que no guarden
el orden cronológico mencionado” (artículo 108 del Código de Procedimiento
Civil).

c) Funciones de autenticación

La firma del secretario en los escritos y documentos que presenten las


partes da fe en cuanto a la fecha de presentación y la persona que los
presenta (artículo 107 del CPC). El secretario de tribunal es el encargado de
salvar las enmendaturas en las foliaturas, palabras testadas y cualquiera
interlineación que se presentaren en los escritos (artículo 109 del CPC).
Expedir por secretaría las copias certificadas que conforme al artículo
112 eiusdem soliciten cualquiera de las partes en el proceso y puede
certificar, igualmente, los días de despacho que hubiesen transcurrido y se
requiera para cualquier cómputo legal.

EL ALGUACIL

NOMBRAMIENTO E INCOMPATIBILIDADES

El alguacil es otro funcionario público que colabora con las labores del
juez y secretario en la prestación del servicio jurisdiccional. Igual que todo
funcionario público tiene las atribuciones y responsabilidades que la ley le
indica, sobre todo, responsabilidad administrativa, civil y penal por el abuso
en el ejercicio de sus funciones. No pueden estar vinculados con el juez ni
con el secretario por parentesco o comunidad conyugal, y requieren saber
leer y escribir, ser mayor de edad y estar en plenitud del ejercicio de sus
derechos civiles y políticos.

ATRIBUCIONES Y RESPONSABILIDAD

El alguacil es el guardián del orden dentro del local del tribunal y ejecuta las
órdenes que, en uso de sus atribuciones, impartan el juez o el secretario. La
principal tarea del alguacil es practicar las citaciones y notificaciones a las
partes o terceros que deban realizarse a lo largo del proceso judicial. Tal
como lo establece el artículo 115 del Código de Procedimiento Civil. Igual
que el resto de los funcionarios está obligado a asistir al despacho y no
ausentarse sin justa causa (artículos 74 y 76 del Código de Procedimiento
Civil).
OTROS FUNCIONARIOS PERMANENTES, EVENTUALES U
OCASIONALES

Para cumplir con las labores que se requieren en la prestación del


servicio, los órganos jurisdiccionales se sirven de un conjunto de personas,
profesionales o no, que se dedican a la realización de tareas específicas
durante el desarrollo del proceso. Estos funcionarios pueden
ser permanentes u ocasionales.

FUNCIONARIOS PERMANENTES: LOS ESCRIBIENTES Y


ARCHIVISTAS

Los escribientes son conocidos con el nombre de amanuenses.


Constituye el personal de apoyo en el tribunal encargado de realizar las
tareas asignadas por el juez o el secretario que van desde atestiguar en la
realización de un acto procesal hasta intervenir en la certificación de
documentos. Son funcionarios públicos que pertenecen a la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura con las responsabilidades y atribuciones antes
señaladas.
Por otro lado, en todos los tribunales (sean unipersonales o
colegiados) funciona un” archivo” que es el lugar donde se guardan y
custodian los expedientes y correspondencias del tribunal. El archivista es el
encargado de facilitar a los usuarios del servicio el préstamo de los
expedientes, así como la distribución de los expedientes asignados en los
tribunales colegiados. Los archivistas son designados conforme al estatuto
de personal que regule la relación funcionarial (artículo 71 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial) y deberán asistir al despacho no sólo dentro de las horas
comprendidas para su labor sino también cuando sea requerido (artículo 74
de la Ley Orgánica del Poder Judicial).

FUNCIONARIOS EVENTUALES: PERITOS, DEPOSITARIOS, Y OTROS


Existen otras personas que actúan y sirven al proceso judicial de
manera esporádica, eventual o temporal (salvo los relatores permanentes) y
para tareas específicas: tales como los relatores cuya misión es colaborar
con el juez en la sustanciación y estudio de las causas e incidentes que le
encargue dicho funcionario. Estos relatores pueden ser temporales o
permanentes y su única misión es participar en la elaboración de un proyecto
de sentencia para que sea aprobado por el juez de la causa si lo estima
pertinente (artículo 125 del CPC). Los relatores pueden ser recusados por las
partes y en caso de proceder el juez asume la tarea encomendada.

También participan en el proceso los peritos, depositarios o cualquier


otra persona que ocasionalmente pueda requerirse para la prestación del
servicio jurisdiccional como sería el caso de los médicos forenses (artículo 82
de la Ley Orgánica del Poder Judicial). Bien es cierto que la medicatura
forense no depende de los jueces, sino que constituye una dependencia
oficial, de libre nombramiento y remoción del Ejecutivo Nacional. Son
funcionarios temporales los llamados a ocupar la vacancia dejada por el juez
titular, y quienes deban suplir las faltas temporales de los secretarios y
alguaciles, los cuales serán llenadas así: en los tribunales colegiados por la
persona que designe el presidente, y en los unipersonales, por la que
nombre el juez (artículo 52 de la Ley Orgánica del poder Judicial).
CONCLUCION

Toda sociedad como fórmula de su organización, debe ceñirse a la


estructura esencial de su idea originaria e históricamente elaborada, y
cualquier variación a sus rígidos e indestructibles lineamientos, debe
fundamentarse en nuevas ideas de aceptación científica pacífica y
generalizada. Tal es el caso de los órganos del Estado Moderno sólo
producen tres (03) tipos de actos, los cuales son claramente determinados y
determinables: Administrativos, legislativos y jurisdiccionales. Es decir, todo
tipo de acto emanado de algún órgano del Estado, debe encuadrarse
exactamente en alguno de los tipos anteriores, no existiendo actos híbridos.
Ahora bien, el órgano jurisdiccional, deben proporcionar: Motivación y
finalidad, y es independiente del órgano o poder del cual provenga. Realizar
la asignación tomando como base un elemento secundario (Juez,
procedimiento, decisión, cosa juzgada, parte, coercibilidad, aplicación del
derecho o imposición de sanción) sin relación con la Teoría del Estado, trae
como consecuencia afirmaciones incompletas o equívocas, que se traducen
en errores procesales. Por eso esta investigación deja claro cuál es la
función de cada uno y que rol ocupa cada miembro dentro de los órganos
jurisdiccionales.

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