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La escala humana (Daulte – Tantanián – Spregelburg)

(monólogo recortado)

Ella: Lo que más me llama la atención es que yo haya ido hasta el mercado con el
cuchillo para el pan dentro del changuito. Es posible que se haya caído desde la
mesada sin que me diera cuenta ¿no? De otra forma no le encuentro explicación.
(Silencio).

¿Se acuerdan de Rebeca, la viuda de la otra cuadra, la de la casa de las hortensias?


Bueno, estaba en el mercado, Rebeca, justo delante de mí, insistiendo en decirle
pimientos a los ajíes, que es una costumbre que me enferma. Yo le traté de explicar,
don Guillermo también trató, pero la mujer estaba emperrada. Había gente esperando
y... Alguien dijo algo del barrio y de los accidentes de tránsito y del tiempo que hacía
que el mercado era mercado. Había un perro husmeando en la pescadería, que es el
puesto que está pegado al de verduras. La cosa es que no me explico cómo, de pronto
yo le estaba serruchando a Rebeca esta zona de acá.
(Se señala un costado de la base del cuello)

El cuchillo del pan es romo. (Silencio).

Si alguna vez se dignasen a preparar el desayuno lo sabrían. Sabés que no lo digo por
vos. (Silencio).
Quiero decir que por eso tuve que serruchar. (Silencio).
Bueno, a lo que iba: es que no pude comprar los limones. Las milanesas las vamos a
tener que comer con mayonesa o mostaza. Si no querés, no las comas. Pero al
mercado no puedo volver. Por lo menos hoy. Maté a alguien y tendría que estar
buscándome la policía.

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