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Cupido sin detenerse de Guillermo Hermida - Mujer:

Estaba ahí sentada, aburrida, mirando…como se dice; “en Babia”. Había bastante gente, más

que bastante: mucha. Yo prácticamente no conocía a nadie pero un rato antes, cuando

estaba sola en casa me dije:” ¡Andá tontolota! Tomás unos drinks, movés un poco el

esqueleto, alternás con algún muchachón…” -es que cuando me hablo a mí misma escucho

la voz de mi madre. Bueno el caso fue que terminé ahí. Estaba en medio de todo el

bochinche y en un momento me empieza a picar entre los dedos del pie, yo tengo una

alergia -mal curada- y de cuando en cuando me da como un ardor. Resistí, resistí pero al

final no pude más. Me saqué la sandalia y, como quien no quiere la cosa me empecé a

rascar. ¡El alivio que te da! Estoy posesa rascándome y escucho: “Hola ¿que tal?” Perpleja,

me quedé perpleja. ¡Yo había estado durante más de media hora practicando mis

poses¡ “La princesa perdida”, “la leona al acecho”, “la campesina tonta”, “la fría que mira al

vacío” ¡Y este justo me agarra rascándome las patas como una loca! Con la sandalia en la

mano en actitud de atizarle un golpe en la cara, sobresaltada; lo miro. Y fue ahí. Lo supe: el

amor a primera vista existe. (En la evocación entra en un estado de éxtasis) Empiezo a

escuchar el Himno a la Alegría, a ver unos destellos de colores -como los que ve la gente

drogada en las películas, se me vuela el pelo; abandono el piso ¡Levito! El hombre más sexy

de la tierra estaba frente a mí. Roberto. Un moreno, metro sesenta y tres, casi sesenta kilos,

de ojitos achinados y pelo crespo ¡Hermoso! (comienza a volver a la realidad) Cuando el

himno a la alegría dejó de sonar, los destellos empalidecieron un poco, mi pelo dejó de

batirse y toqué el piso de nuevo -agitando la sandalia como un ventilador- le digo con
firmeza: “Hola soy Estela, una libriana inquieta que cree ciegamente en el amor.” Y Roberto

pregunta: ¿A primera vista? Y yo, dejando de sacudir la sandalia que sin querer se me había

zafado y había chocado contra la pared, lo miro a los ojos, sostengo y respondo: Sí.

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