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Curiosidades
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Prehispánicas No. 2
Lic. Edgard Espinoza Pérez & Lic. Clemente Guido Martínez
Lic. Edgard Espinoza Pérez Lic. Clemente Guido Martínez
Créditos
CURIOSIDADES PREHISPÁNICAS NO. 2,
es una producción de la Alcaldía del Poder
Ciudadano de Managua, a través de su
Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico,
adscrita a la Dirección General de Desarrollo
Humano. La revista “CURIOSIDADES
PREHISPÁNICAS” fue publicada el 20 de
mayo 2020, con el No. 126 de la Biblioteca
Digital, correspondiendo ahora a la presente
edición el No. 145 de la misma Colección,
con fecha 6 de agosto del 2020.
Autores:
Lic. Edgard Espinoza Pérez. Arqueólogo.
Miembro de Número AGHN.
Lic. Clemente Guido Martínez. Historiador.
Miembro de Número AGHN.
Foto de portada:
Dibujo de Gonzalo Fernández de Oviedo,
siglo XVI. Los Voladores en El Viejo,
Chinandega.
Fotografías:
De los archivos privados de Espinoza y
Guido.
Arte y diseño:
Octavio Morales. Dirección de Cultura y
Patrimonio Histórico.
Índice
Presentación................................................................................................................ Pág.4
Bibliografía ...........................................................................................................................15
Introducción.........................................................................................................................16
Algodón y Henequén: Materias Primas del Vestir..................................................18
Oviedo: Descripción del Vestir Masculino y
Femenino entre los Chorotegas...................................................................................20
Ornamentos utilizados con los vestidos....................................................................21
Fuentes consultadas para referencias.......................................................................28
Presentación
L
a revista “CURIOSIDADES PREHISPÁNICAS NO. 1” fue publicada el 20 de mayo 2020, con
el No. 126 de la Biblioteca Digital, correspondiendo ahora a la presente edición el No. 145
de la misma Colección, con fecha 6 de agosto del 2020, con el título “CURIOSIDADES
PREHISPÁNICAS NO. 2”
En este nuevo número de las curiosidades prehispánicas, los autores Espinoza Pérez, Edgard
y Guido Martínez, Clemente; nos muestran diferentes tópicos de la cultura que encontraron los
españoles a su llegada a esas tierras nicaragüenses.
Espinoza aborda la temática de las leyendas de ciudades de oro que magistralmente nos
conduce por un sendero de búsqueda de los españoles que según Espinoza nos lleva a la
Nicaragua prehispánica, para luego abordar un tema que los españoles no lograron comprender
desde su cultura europea, la homosexualidad y las prácticas culturales relacionadas con este
particular asunto.
Finaliza Espinoza dando su versión de uno de los grandes acontecimiento arqueológicos de
inicios del siglo XXI como fue el hallazgo de las tumbas y restos mortales de Pedrarias Dávila y
Francisco Hernández de Córdoba en las ruinas de la Iglesia La Merced, del templo mercedario en
León Viejo, asiento original de una de las primeras ciudades coloniales de Nicaragua del siglo XVI
fundada por Francisco Hernández de Córdoba.
Por su parte, el historiador Guido Martínez, nos ofrece una documentada visión de la cultura
del vestir de nuestras comunidades originarias de la costa del Pacífico de Nicaragua, durante el
contacto violento entre españoles y las comunidades originarias que estaban asentadas en esta
costa entre 1500 y 1550.
Finaliza Guido haciendo remembranza de la relación entre la comunidad Otomangue que
habitaba la costa del Lago de Managua (en el costado extremo noroeste del lago) y el gran Volcán
Momotombo que inspiró a Rubén Darío y a Víctor Hugo en sus poemas. Este artículo se ubica en
el contexto de las erupciones volcánicas del coloso durante el año 2015.
Sirvan estos artículos de nuestros autores Espinoza y Guido, para acercarnos a las culturas
ancestrales de los nicaragüenses, que tan necesario es rescatar y poner en valor para fortalecer
nuestra identidad nacional nicaragüense en tiempos de globalización, que si bien trae muchos
efectos positivos para el desarrollo humano, también podría representar una significativa amenaza
para las culturas autóctonas y nacionales que no está fuertes en sus arraigos históricos, y estos no
estarán fuertes, si no hay investigación, divulgación y formación cultural desde los primeros años
de nuestras generaciones del Siglo XXI.
En 1586 León Viejo estaba en franca decadencia como se desprende de la visita que el fraile
Alonso Ponce hizo a la Provincia de Nicaragua en ese año (1965:19) hizo en ese año y que Antonio
Cibdad Real describiera de la manera
“Váse arruinando y despoblando León de tal suerte que la casa que cae nunca mas se levantan
ni reedifican, vanse los vecinos disminuyendo y apocando cada dia unos por muerte y otros que se
van á morar a Granada y dicen todos que es esto juicio grande de Dios y castigo de su mano, por la
muerte que dieron los años pasados en aquella cibdad dos hermanos al obispo que entonces era
de Nicaragua”.
Que pasó en esos 60 años que obligaba a los colonos españoles buscar nuevas tierras para
tratar de sobrevivir y regresar a España con cierta riqueza y algún nombre.
Pareciera sorprendente que la “Provincia de Nicaragua” que en las primeras “entradas” en
del siglo XVI, se convierte en el escenario de riñas y pleitos entre grandes conquistadores como
Pedrarias Dávila, Cortez o conquistadores menos conocido como Diego López de Salcedo y Gil
Gonzáles perdieran “dientes y parientes” por apoderarse de esta parte de Centroamérica fuese
quedando abandonada.
Las expediciones llevadas a cabo por Gil Gonzáles y Francisco Hernández de Córdoba
fueron muy lucrativas en la provincia de Nicaragua, ya que el tributo de oro se pagó con las
preciosidades que las elites habían conservado por varios decenios. Una vez esquilmados los
indígenas los españoles vieron dos fuentes importantes de riqueza la minería y la venta de
esclavos a otras provincias principalmente en las Antillas, Panamá y Perú que demandaba mano
de obra importante para la conquista y el trabajo agrícola
Al mismo tiempo Las minas de oro dejaron de ser sostenibles a causa de los constantes ataques
de los indios Chontales. La distancia entre las minas de las Segovia y León fue un problema
logístico, que influyó en la explotación de las mismas ya que los caminos debían ser protegidos
de los constantes ataques indígenas.
En varias ocasiones Granada y León tuvieron que enviar destacamentos militares para
salvaguardar las ciudades mineras aportando los vecinos un soldado con el avituallamiento
necesario para defender los pueblos mineros (Werner 1996 43-58) esta situación obligó a
muchos colonos emigrar hacia Perú donde las riquezas parecían casi inagotables, marcando de
esa manera el abandono de la provincia.
La idea de buenos españoles tratando de expandir la fe cristiana no parece ser la causa mayor
de la conquista de Nicaragua, si no mas bien una lucha entre ellos mismo y robando las riquezas
atesoradas por las poblaciones indígenas. Una vez que estas riquezas se extinguen buscaran otras
zonas para saquear. Los que deciden quedarse tendrá que sobrevivir con los recursos agrícolas
de la zona y el comercio de estos productos.
2.- Si Usted quiere jugar a los números y Si aceptamos la propuesta de Werner (1996: 64) quien calculó,
un “peso de oro” equivalente a 0.10 onzas troy. Usted tendría unas 11, 252 .40 onzas troy y si se pudiera
vender al precio actual del mercado, donde la onza esta rondando los $ U.S.A de 1,708. 00 por onza.
Usted tendría una cifra extraordinaria de USA $ 19, 219.099.00 de ganancias brutas!!!! Y prácticamente
sin perdidas humanas. En el año 2017 Nicaragua exportó 260.50 mil onzas troy de oro equivalentes a
equivalentes a unos 327 millones de dólares anuales. Algo así como el 5 % Pero Gil Gonzáles lo obtuvo con
pocos hombres y sin gastos humanos La pureza del oro es otro asunto, pero ahí es el veedor el que podía
autenticar el quilataje del metal al momento de su fundición. La mayor parte de los objetos indígenas tenían
una mezcla con cobre, denominada Tumbaga, que posiblemente los españoles denominaron “oro bajo”.
“También escribo a su majestad como havia enbiado un capitan con ciertos navios e gente de
cavallo y de pie a visytar e pacificar los caciques e yndios que Gil Gonzales havia dexado alterados,
y a descubrir mas adelante. Y como me ha respondido, haziendome saber la parte donde ésta y las
grandes ciudades y poblaciones que ha hallado y que ha descubierto otra mar dulce delante de la
otra y la riqueza de la tierra y como tambien me escrivió que brevemente me enbiaria una caravela
con la razon de lo que havia hecho y con todo el mas oro que pudiese”
Posteriormente en 1527, Pedrarias le describiría a su esposa un poco mejor la provincia de
Nicaragua
“estas gobernación del puniente de lo que poblé e descubri en nombre de su majestad desde la
Villa de Bruxelas con sus terminos hasta Guatemala norte-sur , una mar con otra es muy gran cosa .
Entra dentro de en esto la nueva ciudad de Granada y León y Santa Maria de la Buena Esperanza y
Villa Hermosa y el puerto de Honduras. Y es un gran principado e la mas rica tierra e mas fértil e mas
poblada de las que su magestad en estas partes tiene … Ay mas de dozcientos myll Yndios de pelea”
No hay duda que Pedrarias miró en Nicaragua un lugar especial con riquezas que podrían
sacarlo de la mala situación económica, pero sus enemigos se encargaron de hacerle la vida
infeliz hasta los últimos días de su muerte en 1531.
En el estudio sobre la Minería del Norte de Nicaragua Werner (1996) demostró que si bien
fue una empresa productiva en los primeros años, los constantes asedios indígenas impidieron
que se consolidara el proyecto colonial. Se fundaron al menos 7 pueblos mineros y todos fueron
convertidos en ceniza por los indios chontales que Vivian en al Cordillera de Dipilto.
El alcalde de León Viejo Francisco de Castañeda informaba a la corona el estado de la minería
en el norte de Nicaragua “Es verdad que aunque solo halla 10 indios chondales, ellos cortaran
nuestras cabezas en los caminos hacia las minas al menos que una guarnición proteja a los
mineros. Esos mismos chondales dijeron que no necesitaban cultivar sus propias cosechas, ya que
se comerían las nuestras... Ellos han organizado ejércitos como los nuestros ... Y si no mandamos
hombres bien equipados podemos olvidarnos de las minas”.
La violencia que los españoles usaron para sostener las minas fue extrema, como lo menciona
el mismo Castañeda, al informar que un minero por maltrato y malas condiciones de trabajo había
perdido a 200 indios del pacifico de Nicaragua.
Como bien lo ha demostrado Werner la producción minera en Nicaragua duro unos 17 años, el
total de oro recogido en estos años era muy similar a lo que Gonzáles quito en su primera entrada
a los indígenas con una inversión mucho menor y sin contar la tenaz resistencia que realizaron los
indios del norte de Nicaragua. No había duda que era más fácil saquear aldeas que excavar oro
en las minas de Dipilto.
El Oro de Moctezuma.
No hay duda que los españoles entendieron que era mas fácil saquear poblaciones que trabajar
en la extracción de las minas y una buena oportunidad salto a la vista con las noticias bastante
tempranas de ricos pueblos indígenas con oro abundante en el curso de Río San Juan y que
supuestamente el oro de Moctezuma y estas noticias no tardaron en llegar a la corte en España
(citado en Werner 1996: 68)
“nuestro gobernador que es o fuere de la provincia de nycaragua yo soy informada que junto
a ciudad de granada ques en estas tierras ay una laguna de agua dulce que boja ciento e tryenta
leguas y sale Della un desaguadero que va a la mar del norte ques mucha un rio muy grande como
quadalquivir”.
En los diferentes intentos por descubrir esas riquezas fabulosas nunca encontraron los grandes
poblados indios llenos de oro. Pero el viaje de Machuca por el Río San Juan es muy interesante
ya que posiblemente subió hasta el Río Punta Gorda que debe ser considerada una acción de
coraje y ambición única… La razón de tan temeraria travesía no hay duda que era la búsqueda de
los yacimiento de oro donde se abastecía el gran rey azteca Moctezuma pero nunca los encontró.
Conclusiones:
La Provincia de Nicaragua, se presenta a los ojos de los conquistadores como una tierra de
ilimitados recursos. En las primeras entradas se puede observar que era bastante fácil expoliar a
los pueblos de sus riquezas y que se podía hacer riqueza con la minería y la trata de esclavos. Pero
este sueño de riquezas fáciles pronto se esfumó. La resistencia indígena en las minas del norte
de Nicaragua demostró que no estaba tan fácil el mantenimiento de las poblaciones españolas.
Algunos optan por abandonar las tierras nicaragüenses y logran cierto éxito en las tierras de Perú.
Los que se quedan en Nicaragua deberán cohabitar con los grupos indígenas y redirigir sus
intereses en la economía de la agricultura que ofrecía algunas posibilidades de enriquecimiento.
Bibliografía
Homosexualismo en La Nicaragua
Precolombina desde la visión Española
Lic. Edgar Espinoza Pérez | Arqueólogo | Alcaldía de Managua
Uno de los pequeños secretitos sucios de León Viejo eran los supuestos amoríos de Andrés de
Caballón y el alcalde Francisco de Castañeda alcalde mayor de León Viejo y después gobernador
de la Provincia de Nicaragua una vez que falleció Pedrarias Dávila en 1531.
La Santa Inquisición condenó a Caballón a ser quemado en la plaza Central de la Ciudad pero
Castañeda, se salvó de morir.
La sodomía o la relación entre dos hombres era considerado un pecado - que al final se
convertía en delito - en la sociedad española y debidamente definido en las Siete Partidas en la
parte Séptima y capitulo 21 denominado “de los que hacen pecado de Luxuria contra natura”.
Tomando esa ley como código legal los españoles trataron de ver ese mismo “pecado” en las
sociedades precolombinas y en algunos casos y sin el “debido proceso” fueron condenados por
sodomía algunos indígenas como lo menciona Bartolomé de las Casas:
“Dice Tobilla que ciertos españoles hallaron en cierto rincón de una de las dichas provincias tres
hombres vestidos en hábitos de mujeres, a los cuales por solo aquello juzgaron ser de aquel pecado
(sodomía) corrompidos, y no por más probanza los echaron luego a los perros que llevaban, que
los despedazaron y comieron vivos como si fueran sus jueces”. No señala el Capitán que dio la
orden, ni la fecha de ejecución, ni el lugar exacto. (En Guido 2012: 11).
En las sociedades precolombinas encontramos algunas referencias a la homosexualidad en la
conocida entrevista que Francisco de Bobadilla hizo a solicitud de Pedrarias Dávila y que Gonzalo
Fernández de Oviedo copio en su famoso “Historia General y Natural de las Indias…
El Fraile le pregunto al cacique lo siguiente:
F. ¿Qué pena dan al ques puto al qual vosotros llamays cuylon, si es el pacinte?
A lo cual el indígena le contesto:
Y. Los muchachos lo apedrean é le hacen mal, é le llaman bellaco, é algunas veces mueren del
mal que les hacen.
Posteriormente el fraile le inquirió sobre la prostitución
F. ¿Teneys mugeres malas entre vosotros, que ganan presio por dar sus cuerpos?
A lo cual el indígena le contestó:
“Si hay, y lo que ganan es para ellas”. (Oviedo 1976: 341)
No hay duda que el fraile y después Oviedo reunieron estas dos actividades que para ellos
era considerada aborrecible y de esta manera demostrar que los indígenas de Nicaragua aun no
habían adoptado el cristianismo como religión y continuaban con sus costumbres paganas y que
debían ser castigados por tales delitos.
Como bien lo ha apuntado Gutiérrez Husillo una de las imágenes mas conocidas sobre el
fanatismo religioso o castigo ejemplar de la conquista de America (Gutiérrez Husillo 2011: 277)
es el aperramiento de varios indígenas acusados de homosexuales, y quemados por Balboa en
Panamá y que Theodor de Bray recrea de una manera muy cruel, donde los españoles sin el menor
pudor ven el despedazamiento de los indígenas con la menor indiferencia1 .
Mientras vivió en Nicaragua, Oviedo, estuvo presente en varias fiestas rituales precolombinas
donde el pudo observar la presencia de hombres vestidos de mujer o travestis. En el Jugo conocido
como el Volador que se celebraba en honor del Dios de Cacao, el escribió:
Y halléme un dia á ver un areyto, que allí llaman mitote, é cantar en coro, como los indios suelen
hacerlo, y era acabando de coger el fructo del cacao, que son aquellas almendras que entre aquella
gente corren por moneda, é de que hacen aquel brevage que por tan excelente cosa tienen; y fué
de aquesta manera. Andaban a un contrapás hasta sessenta personas, hombres todos, y entre
ellos ciertos hechos mugeres2, pintados todos é con muchos y hermosos penachos é calza, é
jubones muy bigarrados é diverssas labores é colores, é yban desnudos, porque calza y jubones
que digo eran pintados, é tan naturales que ninguno lo juzgara sino por tan bien vestidos como
quantos gentiles soldados alemanes tudescos3. (Fernández de Oviedo 1976: 429).
1.- Las imágenes de De Bray ha sido criticadas por su parcialismo a los enemigos de España de ese entonces.
En sus imágenes trata de magnificar el horror que los españoles infligían a las poblaciones indígenas
2.- Subrayado nuestro
3.- Oviedo queda admirado de la calidad del cuerpo pintado de los participantes y es tan bien logrado que
solo puede ser comparado con la ropa de gala de los ejércitos europeos
Bibliografía
Introducción
Este rechazo tiene su fundamento en la lucha por sobrevivir como etnias, pero más aún en la
lucha por sobrevivir como gentes. De tal forma que a finales del mismo Siglo XVI, por los años
de 1586, los Cronistas testifican un fenómeno antropológico particularmente dramático: Los
Principales de las sobrevivientes Comunidades Indígenas vestían “como españoles” y las mujeres
“como Mexicanas”.
La Castellanización y la Nahualización de las Culturas sobrevivientes a la etapa de despoblamiento
y destrucción de la memoria colectiva Indígena (1523 – 1550), no solamente se habían implantado
con éxito en toda la zona geográfica que va desde el Golfo de Nicoya hasta el Golfo de Chorotega
(Fonseca), sino que había conseguido que los propios descendientes inmediatos de aquella
generación casi exterminada, aspiraran culturalmente a ser “como españoles”.
La existencia de Comunidades Indígenas rebeldes en la zona de Chondales, Matagalpa, la
Taguzgalpa (Las Segovia actuales), y la extensa e inexplorada región de la Costa Caribe, hacía
que los indígenas de la Costa del Pacifico, adoctrinados por la Iglesia Católica y sometidos por la
Espada Española (que ellos no podían usar), quisieran ser “como españoles” y sus mujeres “como
Mexicanas”.
Todavía hoy en día, a inicios del Siglo XXI, en Nicaragua tenemos dichos muy significativos
que salen del subconsciente social como ecos profundos de voces lejanas en la historia, pero
muy presentes entre nosotros, como cuando decimos: “No
seas Indio”. Al referirnos a una persona que comete errores en
la ejecución de algún arte u oficio, pero que al equivocarse nos
parece “indio”, es decir, inferior, bruto, incapaz.
De igual manera, aquél decir que no se debe poner a un
indio para repartir chicha, porque seguramente no lo hará
honradamente, como si los Españoles hubiesen sido dignos
ejemplos de honradez.
“Indio, pata rajada”, cuando alguien demuestra debilidad
física. Esta expresión es de lo más brutal que ha quedado en
el subconsciente social del nicaragüense, pues aquellos indios
que iban a las Segovia como animales de carga, las más de las
veces no regresaban, pues morían en el viaje o en las minas.
Delcazos y sobrecargados, por supuesto que tenían que sufrir de
llagas y heridas graves en sus pies. “Indio, pata rajada”, era pues
una realidad, y así como un caballo no sirve si se quiebra una
pata y tiene que ser sacrificado, también un indio tenía que ser
sacrificado, si era un “pata rajada”.
Por eso, no es de extrañarse, ni de condenar apresuradamente
a los Principales de El Viejo, cuando en 1586, vestían “como
Españoles” y las mujeres desde Nacaome hasta Granada vestían
como Mexicanas, pues no era más que el resultado inmediato de
una brutal etapa de Conquista y Colonización Española en estas
tierras, que como dijera Gonzalo Fernández de Oviedo en 1528 –
29, “es de las más hermosas y apacibles tierras”. Pero también la
más gloriosa actitud de Resistencia frente al exterminio.
Igual testimonio expresa Pedro Mártir de Angleria. “y sólo hicieron mal gesto a eso de la guerra,
preguntando que adónde habían de tirar sus dardos, sus yelmos de oro, sus arcos y sus flechas,
sus elegantes arreos bélicos y sus magníficos estandartes militares. ¿DAREMOS TODO ESTO A LAS
MUJERES PARA QUE ELLAS LO MANEJEN? ¿NOS PONDREMOS NOSOTROS A HILAR CON LOS
HUSOS Y LAS RUECAS DE ELLAS Y CULTIVAREMOS NOSOTROS LA TIERRA RÚSTICAMENTE?”
(Angleria, 27).
Henequen.
Otra de las materias primas para la producción de vestidos o similares era el Henequén. Así lo
afirma Pascual de Andagoya. “Tienen los vecinos granjería de hacer jarcia de un nequen que hay,
que es como cerro de lino; hécese muy hermosa jarcia y más fuerte que la de España, y lonas de
algodón excelentes”. (Andagoya, 47)
El algodón estaba en la base del material con que se diseñaba el vestuario indígena. Oviedo
describe detalladamente la forma de vestir del Hombre y la Mujer vecinos de León de Nagarando.
“Traen los hombres unos cosseletes sin mangas de algodón gentiles é de muchas colores texidos,
é unos ceñideros delgados ó blancos de algodón tan anchos como una mano, é tuércenlos hasta
que no quedan tan gruessos ó más quel dedo pulgar, é dánse muchas vueltas al rededor del
cuerpo, de los pechos abaxo hasta la punta de la cadera: é con el un cabo que les sobra métenlo
entre nalga é nalga, é sácanle adelante, é cubren sus verguenzas con aquel, é préndelo en una de
aquellas vueltas del ceñidero; é aquella vuelta é cabo suéltanle para orinar é descargar el vientre
é hacer lo que les conviene” (Oviedo, 309).
En la Colección Imabite ó en la del Museo Nacional de Nicaragua, no se conoce alguna pieza
representativa de este Indígena vestido a la manera descrita por Oviedo. Sin embargo, el reciente
descubrimiento de la pieza LA MUJER DE MOMOTOMBO, sorprendió sobretodo por su similitud
con la descripción de Oviedo del atuendo femenino, que a continuación se describe:
“Las mugeres traen naguas de la parte abaxo hasta cerca de la rodilla, é las que son principales
hasta cerca de los tovillos é más delgadas, é unas gorgueras de algodón, que les cubren los
pechos. Ellas traen muchos sartales de quentas é otras cosas al cuello...” (Oviedo, 309)
“La Mujer de Momotombo” (pieza arqueológica descubierta en Puerto Momotombo, costa del lago,
representa el vestido completo de una mujer originaria de la zona).
Nuestros antepasados Indígenas de las Culturas Chorotegas y Nahua, a quienes nos hemos
referido en este escrito, gustaban del buen vestir. De tal forma que a sus vestidos acompañaban
de otros elementos como las pendientes de orejas o “chapas”, tatuajes y maquillajes, collares y
cortes de pelo.
Orejera.
Al respecto de lo anterior, los Cronistas nos
dicen que entre los Chorotegas, tanto los hombres
como las mujeres tienen horadadas las orejas.
“y ellos y ellas horadadas las orejas de grandes
agujeros”. (Oviedo, 308). Estos orificios en las
orejas tenían por objetivo el uso de pendientes o
“chapas”. Así lo podemos observar en casi todas
las evidencias arqueológicas descubiertas en la
zona de León de Nagarando.
Collares.
El uso de collares también era común. “Ellas traen
muchos sartales de quentas é otras cosas al cuello”
(Oviedo, 309)
A los niños también se les ponía este tipo de ornamentos.
Tal es el caso reportado por el mismo Oviedo (Oviedo,
38) que aconteció en 1529 en la Plaza de Guazama, muy
próxima al Señorío de Tezoatega, donde un Cacique de
otra plaza llegó donde un Luis Farfan a pedirle protección
porque temía de los texoxes (brujos que se transformaban
en animales).
Cuenta el Cronista que aquella noche el hijo pequeño
del Cacique fue secuestrado y devorado por estos
texoxes convertidos en perros, uno blanco y otro negro y
“E andando todavía en esta demanda de buscar el niño,
toparon el rastro de los dichos animales, é las pisadas eran como de grandes lebreles; é quando
ya era bien dos hora de dia ó quassi, hallaron ciertas partes de los cascos de la cabeza del niño,
bien roydos, obra de un tiro ó dos de piedra apartado de donde avian tomado el muchacho de los
brazos del padre, é alguna sangre por allí en torno entre las hiervas: los quales cascos é sangre yo
ví” (Oviedo, 40).
“E alli junto á los cascos del niño estaba un sartal en una cuerda de algodón con unas piedras
verdees, como plasmas de esmeraldas quel muchacho traia al cuello, é la madre las alzó de tierra
con grandes sospiros é llanto, como aquella que lo avia parido” (Oviedo, 40)
De estos collares se han descubierto algunas evidencias en la zona de León de Nagarando. En la
Colección Imabite existen evidencias de los mismos y también en el Museo Nacional de Nicaragua.
Cuerpos Pintados.
Los Naturales gustaban de pintarse el cuerpo con un material conocido como “tile”, del cual
Oviedo nos dejó documentación suficiente. “Este polvo es negrísimo, é llamase en aquella lengua
tile” (Oviedo, 33) “Y el efecto para que es aqueste polvo, es para herrar indios por esclavos con
aquella invención que á sus amos les paresce, y también para se pintar por gala otros” (Oviedo,
33).
Este tile es sacado de los pinares. “y en la gobernación de Nicaragua, entre los indios chondales,
en aquellas sierras hay pinares. E una de las grangerias en que se exercitan, es sacar de la tea de
los pinos un humo, de que hacen unos polvos, así como los que sacan los plateros del olio para
debuxar, é envuelven este polvo (ques como un carbon muy molido), es unas hojas de biahos,
é hacen un bollo tan luengo como un palmo é mas, é gruesso como la muñeca de un brazo: é
segund es la cantidad desde polvo ó humo, así tiene el prescio. E llévanlo al tianguez, ques el
mercado donde se juntan los indios é indias en sus plazas para mercadear é sus contractaciones;
é llí baratan este polvo por otras cosas ó por almendras, ques su moneda comun” (Oviedo, 33).
La práctica de pintarse el cuerpo, tatuarlo diríamos ahora, era común entre las Comunidades
Indígenas Precolombinas. Como hemos anotado anteriormente, los Chondales tenían la técnica
de sacar el polvo para el tatuaje, de los pinares. De igual forma se tiene noticias del uso de esta
práctica por los Chorotegas y los Nicaraguas.
“Todos los indios de Nicoya, en especial los principales é sus mugeres, traen pintados los brazos
de aquella pintura negra que se hace con la sangre propia é carbon, cortando é debuxando
primero con navaxas de pedernal, é la devisa son tigres, que estos Chorotegas llaman nambue, y
en lengua de Nicaragua se dice teguata, y en lengua de Cueva ochi” (186, Oviedo).
Los tatuajes o cuerpos pintados, eran aplicados por especialistas y se usaban como distintivos
para diferenciar a las gentes de un Cacique o señor. “é acostúmbranse pintar con sajaduras ó
navaxas de pedernal, y en lo cortado echan unos polvos de cierto carbon negro, que llaman tiel,
é queda tan perpétua la pintura quanto lo es la vida del pintado. E cada cacique ó señor tiene su
marca ó manera desta pintura, con que su genta anda señalada; é hay maestros para ello, é muy
diestros, que viven dessox” (309, Oviedo)
Sobre esta práctica, solamente me cabe recordar que hoy en día, todavía se usa la palabra
CONTIL, que es un polvo negro que queda en las partes afectadas directamente por el humo en
las cocinas de leña de nuestros hogares campesinos. Este CONTIL mancha ropas o la piel misma,
y aunque no perdura y se puede lavar con facilidad, no me queda la menor duda de que se trata
del mismo producto y la palabra usada todavía hoy en día, tiene sus raíces indígenas, mestizada:
CON TIL, es decir, aquello que está CON – TIEL.
Corte de cabellos.
Otro de los elementos que junto al vestir, ocupaba a nuestros
indígenas, era el corte de cabellos.
Al respecto de los cortes de cabello, se tiene una descripción
muy exacta del corte de cabello de los TAPALIGUI, que
eran guerreros que habían vencido alguna batalla personal
de cuerpo á cuerpo a vista de los ejércitos. Como una señal
de una característica especial, “trae rapada la cabeza con una
corona encima tresquilada, y el cabello de la corona tan alto
como el trecho que hay desde la cintura alta del dedo index a la
cabeza del mesmo dedo, para denotar el caso por esta medida
del cabello: y en medio de aquella corona dexan un flueco de
cabellos más altos, que parescen como borla: estos son como
cavalleros muy estimados é honrados entre los mejores de
los destas tres lenguas, nicaraguas, chorotegas o chondales”.
(Oviedo, 308).
Oviedo, al referirse al corte de cabello de los hombres de
NICOYA, dice: “estas mugeres que he dicho deste golpho de
Nicoya é sus comarcas, é los hombres, son gente bien dispuesto.
Ellos traen cogidos los cabellos con una cinta de algodon,
hechos todos los cabellos un tranzado detrás, y en tan luengo
como un palmo ó menos al colodrillo: otros los cogen para arriba
Borla y Cola de Caballo peinado. y el tranzado sube derecho sobre la coronilla de la cabeza.” (183,
Oviedo).
En cuanto a las mujeres dice “Los cabellos pártenlos las mugeres por mitad de la cabeza
derechamente por la crencha, desde media frente al colodrillo, é de la mitad hacen un tranzado
que viene á quedar encima sobre la una oreja al un lado é de los otros medios cabellos hacen otro
tranzado al otra lado, é muy tiestos, é tan luengos como son los cabellos” (Oviedo, 182).
Castellanización y Nahualización
Resulta muy interesante, comparar el vestuario de nuestros naturales descritos entre 1523 a
1550, años a los que corresponden las anteriores descripciones de los Cronistas de Indias, con el
vestuario que nos dejó descrito en 1586, Antonio Cibdad Real, secretario del Comisario General
de la Orden de San Francisco en la Nueva España, Fray Alonso Ponce, duranta su recorrido por la
Providencia de Nicaragua.
Cibdad Real acompañó a Fray Alonso Ponce, en un recorrido por la Costa del Pacífico de nuestra
actual Nicaragua, desde El Viejo hasta Granada, anotando lo que veía y creía sobre los poblados
indígenas que visitaban en su recorrido, así como de algunas costumbres de finales del Siglo XVI.
Estando en El Viejo, Cibdad Real asegura que los indios de esta “mediana vecindad” son briosos
y “précianse de andar vestidos ellos como españoles y de hablar la lengua castellana por poca
que sepan; las indias de aquel pueblo, y aun todas las demás de Nacaome hasta Granada, VISTEN
EN LUGAR DE VAIPILES UNOS COMO CAPISAYUELOS CON DOS PICOS; UNO DETRÁS Y OTRO
DELANTE, SIN MANGAS Y CUASI TODOS SON NEGROS Y PEQUEÑOS Y ECHANLES POR ORLA Y
GUARNICION UNAS TIRAS ANCHAS A MANERA DE FAJAS”, (Cibdad Real, 147).
En Posoltega, Cibdad Real asegura que “Las Indias de aquel pueblo USAN GUAIPILES COMO
LAS MEXICANAS, y ellos y ellas andan bien vestidos y todos son gente devota”, (Cibdad Real, 150).
Cuando Fray Alonso Ponce venía de regreso en su gira, de Granada hacia El Viejo, al llegar a
El Viejo “saliéronle á recebir al camino muchos indios Principales en sus caballos, vestidos como
españoles, de los cuales no difieren mucho de aquellos sino en no traer espadas”, (Cibdad Real,
167).
Como puede apreciarse en las anteriores descripciones del Vestido Indígena de finales del Siglo
XVI, a 63 años del primer contacto por Gil González Dávila en la región del Cacique Nicaragua,
nuestros indígenas habían dado un giro forzado radical en sus costumbres del vestir, al punto
extremo de que los principales vestían “como españoles”, siendo su diferencia notoria, solamente
el “no traer espadas”. (Símbolo del Conquistador).
Por su parte, las mujeres, “usan Guaipiles como las Mexicanas”. La Nahualización de la cultura
Indígena fue producto de la utilización del Nanual como lengua de traducción y por ende las
costumbres Nahua se impusieron se impusieron también sobre los demás Culturas. Como un
efecto secundario de la dominación Española.
“Nicaragua en los cronistas de indias”, Gonzalo Fernández de Oviedo, Serie Cronistas No. 3.
Colección Banco de América, 1976. Compilación del Dr. Eduardo Zepeda Enríquez.
“Nicaragua en los cronistas de indias”, Serie Cronistas No 2, Colección Banco de América,
1975. Compilación y anotaciones del Dr. Jorge Eduardo Arellano.
“Nicaragua en los cronistas de indias”, Serie Cronistas No 1, Colección Banco de América,
1975. Compilación y anotaciones del Dr. Jorge Eduardo Arellano.
“Estudio de la colección de Tapaliuis del Museo Imabite” Lic. Clemente Guido, 2003.
National Geographic, Revista. Fotos de la página 27.
Los dibujos son autoría del finado artista SILVIO BONILLA (†21 noviembre 2015). Páginas
17, 20, 24 y 26 del presente capítulo.
1.- Uno de los delitos que se le imputó a Francisco Hernández de Córdoba fue utilizar el oro robado a
los indígenas para convertirlos en monedas para transar actividades económicas.. “ Asi mismo se prueva
contra el dicho Francisco Hernandez que sin licencia de su majestad ni del señor governador en su rreal
nombre mandó hazer cuño sin la divisa de su majestad para marcar el oro destas partes e para que corriesen
y contratasen con ello (Aram 2008: 369). Los nicaragüenses acuñaríamos nuestra moneda en su honor unos
400 años después
2.- Unos años más tarde un nieto de Pedrarias, perderá su cabeza de la misma manera, y será puesta en
exhibición como muestra de castigo y ejemplo para los que intenten sublevarse contra la Corona española.
Como la mayoría de los católicos primitivos, los españoles de León Viejo trataron de imitar la
forma de entierro de Jesús Cristo, por esto no es casual que en el altar mayor de la Iglesia de la
Merced se excavara en la roca madre de piedras calizas una catacumba subterránea de forma
rectangular con una prolongación por debajo de varios escalones de los peldaños del altar.
A principios del 2001, el arqueólogo Ramiro García y yo, despejamos de escombros el recinto
encontrando las osamentas de dos de los personajes mas emblemáticos de la colonia temprana
de León Viejo; Francisco Hernández de Córdoba y Pedrarias Dávila.
En ese momento los datos disponibles provenían de una afirmación de Gonzalo Fernández de
Oviedo donde afirmaba que ambos estaban enterrados en la misma Iglesia (García y Espinoza
2000: 78) “E como es dicho passó desta vida en Leon de Nicaragua (refriéndose a Pedrarias) porque
el y francisco Herdandez que al parecer de mucho hizo injustamente degollar, fuesen seuptado
en una iglesia e que desde aquel pueblo fuessen a la otra vida, si alla le ha de pedir cuenta de su
cabeza”
Por otra parte el Testamento de Pedrarias nos indicaba la forma como quería ser enterrado
(Álvarez Rubiano 1944: 703)… “y Ten mando que mis honras y enterramiento sea llano e sin pompa
alguna”.
Evidentemente que el testamento escrito antes de partir hacia America no podía ser específico
en cuanto el lugar de su enterramiento, ya que Pedrarias siempre quiso regresar a España.
Pero recientemente los descendientes de Pedrarias, Los Condes de Puño en Rostro permitieron
la publicación de varios documentos inéditos incluyendo el Juicio que se le siguió a Córdoba en
León Viejo y que al parecer Oviedo no tuvo acceso en su momento y varias Condicilos que hizo
el viejo gobernador a su testamento antes de morir en marzo de 1531. Al menos se conocen siete
codicilos donde expresa como debe ser vestido y los servicios religiosos que le deben seguir
después de su muerte y todo nos lleva a concluir que Pedrarias quiso ser enterrado en la iglesia
de la Merced de León Viejo.
En el codicilo de noviembre de 1530, (Aram 2008: 406) el pide ser enterrado con el habito de los
mercedarios, “Yten mando que se den a Fray Diego de Alcaraz e a Fray Alfonso de Nuestra Señora de
la Merced desta ciudad a cada uno,, un abito de a estameña de la tierra. Y por el abito en la que yo me
tengo de enterrar de Nuestra Señora de la Merced les de otro de la mysma estameña de la tierra”
En febrero de 1531, el reafirma que deja ganado, dinero y encomienda de Ymabite, la cual no
incluía a los indios, solamente la casa y algunos cultivos a la Casa de Nuestra Señora de la Merced
para que cada viernes de todas las semanas y perpetuidad se rece una misa “rezada con vigilia
y reposo sobre my sepultura. Estos datos que no conocíamos en el 2000, nos permiten confirmar
que Pedrarias fue sepultado en la Iglesia de la Merced, como Oviedo lo había afirmado.
En uso la cripta estaría cubierta de tablones y cuna tapa donde se descendía al fondo por tres
escalones tallados sobre la misma roca. El piso del lugar estaba cubierto de ocre rojo, en el fondo
el ataúd de Pedrarias conservaba solamente algunos clavos, mientras el cadáver de Córdoba
enterrado solamente con una mortaja, contenía solamente huesos largos pero ninguna evidencia
de su cráneo, el cual quedo en la plaza publica como “castigo y ejemplo” para los que quisieran
revelarse contra la corona española.
La cripta fue parcialmente descubierta por el Dr. Arguello, en 1967, pero no descubrió totalmente
el conjunto funerario, pues solamente excavo una pequeña área del presbiterio (Arguello Arguello
2000: 64). En el proyecto del 2000 sobre los patrones funerarios en León Viejo, nuestro equipo
despejo totalmente el área y pudo ubicar la osamenta de los fundadores de la Ciudad.
Conclusiones
Los descubrimientos realizados en el año 2000, en el sitio de León Viejo, fue uno de las pocas
investigaciones donde la institución cultural del estado, que en ese momento era dirigida por el
historiador Lic. Clemente Guido Martínez, pudo reunir a varios especialistas de historia, biología,
arqueología y el Instituto de Medicina Forense que condujo con los aportes de los arqueólogos
la determinación científica de un hallazgo único en la historia nacional. Los restos de Pedrarias
y Francisco Hernández de Córdoba es sin duda uno de esos momentos extraordinarios en
la investigación. Han transcurrido ya 20 años de su descubrimiento y con los nuevos datos
publicados confirman las aseveraciones que en ese momento fueron debidamente confirmadas
por los más prestigiosos investigadores del país.
No puedo dejar de reconocer la labor realizada por el entonces Director del Instituto
Nicaragüense de Cultura (INC), Lic. Clemente Guido Martínez, quien se propuso encontrar la
tumba de estos personajes históricos, orientándonos al Cro. Ramiro García, arqueólogo y a mi
persona, la búsqueda científica de los mismos, incluyendo a los tres primeros obispos católicos
de Nicaragua, Fray Diego Alvarez de Osorio, Fray Francisco de Mendavia y Fray Antonio de
Valdivieso (obispo mártir).
Bibliografía
Oviedo lo señala como muy tormentoso para los Leoneses de entonces (Siglo XVI):
“Yo he estado en aquella ciudad (León Viejo) y vi temblar de manera aquellas casas, que nos
salíamos huyendo de ellas, a las calles y a la plaza, porque no se hundiesen sobre la gente, y conté
en un solo día y noche sesenta y tantas veces esos temblores () y a veces tan continuos unos
tras otros que es cosa de mucho temor. Y a veces caen rayos y matan gentes y queman casas”
(Oviedo, 379, y ver Oviedo, 278).
En 1586, El Volcán Momotombo ya había demostrado su furia a León Viejo, al punto que dice el
cronista y Fraile Antonio de Cibdad Real, a su paso por aquél lugar en 1586, que: “Váse arruinando
y despoblando León, de tal suerte, que la casa que se cae nunca más la levantan ni reedifican,
vánse los vecinos disminuyendo y apocando cada día, unos por muerte y otros que se van a morar
a Granada, y dicen todos que es esto juicio grande de Dios y castigo de su mano, por la muerte
que dieron los años pasados en aquella ciudad dos hermanos al Obispo que entonces era de
Nicaragua (Fray Antonio de Valdivieso)” (Cibdad Real, 154).
Cuando Antonio Vásquez de Espinoza visita León Viejo en 1513 (tres años después de su
abandono total), se refiere al Volcán Momotombo en estos términos: “el Volcán vecino dio grandes
truenos y bramidos, que hacía temblar muchas veces la tierra, y con más violencia echaba ríos de
fuego, que atemorizaba los vecinos con grandes castigos del cielo;
“con estas plagas se sustentaron yendo siempre en disminución 50 años, hasta el año 1605
y 1606 que el volcán daba tan grandes bramidos y tan espantosos, con terribles temblores, que
me certificaron personas fidedignas que se hallaron presentes, vecinos de la ciudad, que se
levantaban la tierra por unas partes un estado en alto, dando grandes oleadas de una parte a otra,
que parecía que no los podía sufrir, estando todos muy atemorizados, con tan grandes amenazas,
teniendo el Santísimo Sacramento sacado en medio de la plaza, pidiendo a Dios misericordia y que
aplacase su justa ira, que para aplacarla dejarían aquel lugar maldito, donde tan gran homicidio
y sacrilegio se había cometido matando violentamente a su prelado y pastor (Fray Antonio de
Valdivieso), y así atemorizados desampararon la ciudad y sitio y se poblaron seis leguas adelante
hacia el mar del sur junto al pueblo de Sutiaba”(Espinosa,190).
Bibliografía