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Fernando Ortiz
LOS INSTRUMENTOS DE LA MÚSICA
AFROCUBANA
EL BAJU.
Creemos interesante consignar aquí como hace
pocos años vimos un tambor bimembranófono de
cintura que se estaba construyendo en una casa
comercial de instrumentos musicales de La
Habana, preguntamos por su origen y nombre. No
era cubano. Se construía ese tambor en Cuba por
encargo de un comercio de Estados Unidos para
una orquesta de show de aquel país. Las
fotografías que reproducimos dan una clara idea de
de dicho instrumento (figuras 38 y 39). Nos dijeron
que al tambor le decían bajú. Aunque, sin duda,
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EL BATÁ YEBU.
Nos llegaron noticias imprecisas de un tambor
bimembranófono y con tensión de cordaje, que se
percutía a mano en los dos parches, pero nos dicen
que no tenía faja como os típicos ilús de aña; lo
cual nos hace presumir si se trataría de un tipo
subaxilar, aunque nos insisten en que no era así
como se tañía, bajo el brazo. Ese tambor se
conoció en una población rural de Matanzas. La voz
yebú parece indicar una procedencia étnica de
Nigería.
EL ELEMÚ.
Se nos informó hace años de un tamborcillo
llamado elemú, clepsidríco, bimembranófono y
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NOTAS:
En la introducción del primer tomo de Los
instrumentos de la música afrocubana, su autor,
Fernando Ortíz, plantea que «Las referencias
bibliográficas por orden alfabético de autores u
otros índices irán al final del último volumen de
esta obra«, por lo cual las notas se limitan a
consignar el apellido del autor del texto citado o
aludido, en muy escasa ocasiones, el título y casí
siempre la fecha de publicación y la página o
páginas referidas al asunto. Sin embargo, en el
volumen V no llegaron a aparecer ni la bibliografía
ni los indices anunciados en el I por lo que no
existen otras referencias que no sean las de las
otas, que hemos mantenido como se presentan en
la edición tomada de base ( la única hasta el
presente: Los instrumentos de la música
afrocubana. La Habana, Publicaciones de la
Dirección de Cultura del Ministerio de Educación,
1952, t I, II y III; Ibidem, Cárdenas y Cía., Editores e
impresores, 1954, t IV, 1955, t V) para estos
cuadernos (N. del E.)
28 Joyeux.1924, p.138.
29 Chauvet.1922, p.50.
30 Ankermann.1901, p.95.
31 Griaule.1948.
32 Harris.1932, p. 106.
33 Talbot. Vol.III, ps. 811,813 y 814.
34 Basman.1705.
35 Querino.1938, p.106
Ramos.1940, p.239.
36 Ibidem. Figura 29.
37 Querino.1927, p.187.
38 Lyle.1921, vol I, p. 4.
39 Lima.1938, t.IV, p.96.
40 Ortiz.1938.
41 Schaeffner.1951, p.62.
42 Herskovits.1944, p.477.
43 Herskovits.1946, p.336.
44 Johnson.1921.
45 Rattray.1927, ps. 268 y 271.
46 Ibidem.
47 Courlander.1942, p. 429.
48 Junod.1936, t.I, p.400.
49 Meek.1925, vol.II, p. 155.
50 Day.p.270.
51 Harris.1932, p. 106.
52 Ankermann.1901, p.141.
53 Frobenius.1949, p.91.
54 Tremearne.1914, p. 282.
55 Rojas.1947, núms.108,114,182 y 204.
56 Bastide.1945, p.26.
171
57 Herskovits.1944. p.488.
58 Carpentier.1947, p.273.
59 Salazar.1928, p.354.
60 Courlander.1942, lám 1, fig.1.
61 Courlander.1942, p. 230.
62 Tremearne.1914, p.281, fig.31.