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¿Cómo nace el teatro?

El teatro, al igual que la poesía, nace también en las sociedades primitivas, para satisfacer la
necesidad de los hombres y mujeres de desarrollar rituales mágico-religiosos, y asegurar así
el favor de los dioses en la caza y en la recolección de alimentos.
El teatro, al igual que la poesía, nace también en las sociedades primitivas, para satisfacer la
necesidad de los hombres y mujeres de desarrollar rituales mágico-religiosos, y asegurar así
el favor de los dioses en la caza y en la recolección de alimentos.
Desde sus inicios, fue un arte atado a los conflictos y valores humanos, pero también refleja la
tendencia lúdica (de juego) del hombre, que lo lleva a transformarse por un tiempo en otra
persona, y adoptar su apariencia y lenguaje para descubrir en sí mismo las respuestas a su
condición humana. El teatro, tal y como lo conocemos hoy, surge de la antigua Grecia. De
hecho, la palabra teatro es una derivación del griego theatron, que significa lugar para
contemplar. En esa zona se hicieron las primeras representaciones, motivadas por ritos y cer

El teatro griego es literatura y espectáculo a un tiempo y


en él se conjugan mitología, pensamiento racional , política, pasión, sentimientos, música,
danza y poesía.

El teatro nace en el Ática, hacia mediados del siglo VI a. C., surge de las celebraciones
festivas en torno a Dioniso, celebraciones en las que un coro canta y danza en honor del dios,
recordando su muerte y resurrección. Este canto primitivo era el ditirambo, precursor de la
tragedia. Los miembros del coro, coreutas, divididos en dos grupos alternaban sus cantos.
Más tarde se introdujo un jefe de coro, corifeo, que recitaba mientras descansaban los
coreutas. Más adelante, se añadió un actor que parece que representaba gestualmente y con
máscara lo que el corifeo narraba.

También en honor de Dionisos nace la comedia, quizás algo más tarde que la tragedia y a
partir de los cortejos de cantos, danzas y pullas que en las aldeas de Ática realizaban los
vendimiadores, primero de forma espontánea y luego de manera más organizada, pasando a
ser un espectáculo que llegó a Atenas donde los magistrados de la polis crearon concursos
de comedias que añadieron a los de tragedias que ya existían previamente, pues en 536 a. C.
Tespis representó por primera vez en Atenas una tragedia,  durante las Grandes Dionisias,
bajo la protección del tirano Pisístrato.

Las tragedias áticas constituían una obra religiosa, y su realización formaba parte del culto
oficial de la ciudad. Debían ser aprobadas por el arconte, el cual asignaba un corega rico que
corría con todos los gastos de la puesta en escena. Sólo a partir de Alejandro Magno, la
puesta en escena era motivada por un jefe de coro o de compañía y sufragada con fondos
particulares.

El carácter religioso de la tragedia hacía que las representaciones se realizaran durante unos
días especiales, consagrados a Dioniso o a otras divinidades. En el Ática, estas fiestas eran
las siguientes:

En el Ática, estas fiestas eran las siguientes:

Las Dionisíacas rústicas (diciembre-enero); las Leneas (enero-febrero); las Antesterias


(febrero-marzo), quizá sin representaciones; las Dionisíacas urbanas o Grandes Dionisíacas
(marzo-abril).

Los concursos. Las representaciones de las tragedias tenían lugar bajo la forma de
concursos. Elegidos sólo tres de los concursantes por el arconte, se escenificaban tres
tragedias y un drama satírico. Posiblemente se representaban por la mañana, durante tres
días consecutivos. El mismo arconte sorteaba los nombres de los jueces que habían de
entregar el premio al mejor de los tres poetas.

La catarsis. Durante estas fiestas religioso-culturales, el pueblo ateniense vivía en un clima de


gran elevación espiritual. Se sentía unido a la historia de sus antepasados, al verlos revividos
en la escena. Contemplaba sus gestos, oía sus palabras, presenciaba sus errores y sus
aciertos. Recapacitaba sobre temas fundamentales para la propia vida, la libertad, el destino,
el deber, el heroísmo, la imprudencia, el orgullo, la piedad. Sobre aquellos seres de la escena,
sobre sus sabias sentencias y acciones heroicas y ejemplares, el pueblo aprendía a seguir
una conducta moral más recta, a la vez que acrecentaba su espíritu político.

 
Historia del Teatro Nacional

Los datos de la historia, nos remite al grandioso año de 1841, cuando la hermosa mansión capitalina
del Sr. Rafael Meléndez albergaba momentáneamente las veladas que dieron origen en aquel
entonces a los primeros intentos de Teatro escenificado en el país, año que marca el inicio del
movimiento Teatral salvadoreño.

A finales de 1842, Don Mariano Cáceres levantó sobre las paredes de su casa una extravagante
construcción que se convertiría en el primer edificio diseñado especialmente para representaciones
escénicas. Se trataba de un enorme cono de paja al descubierto que proporcionaba las condiciones
acústicas necesarias para dicho propósito.

Así fue como se creó el primer Teatro que tuviera la clásica ciudad de San Salvador. En él se
presentaron obras como "Catalina Howard", "El sitio de la Rochelia", "Lázaro el mundo".

El guatemalteco, Tiburcio Estrada, visitaba con frecuencia esta sala con su compañía Teatral, quienes
eran del agrado de los apreciantes de la época. Este Teatro era sostenido por los hermanos Mariano,
Polio y Alejo Cáceres.
Cuatro años más tarde, en 1846, con motivo de celebrar las fiestas del "Salvador del mundo", los
"cohetes de vara" y demás fuegos artificiales, terminaron por incendiarlo.

Antes que esto sucediera, vino a San Salvador el Sr. Mariano Luke con su bien organizada compañía
dramática, bajo la Sub-secretaría de Relaciones Exteriores presidida por el Sr. Juan José Cañas
(también poeta quien en 1879 escribiría la letra original del actual Himno Nacional de El Salvador).

El Sr. Luke, no estando dispuesto a


trabajar a patio descubierto ni a salón reducido, hubo sugerido la construcción de un Teatro con los
aspectos técnicos necesarios. Al otro extremo de la cuadra misma donde existió aquel Teatro primitivo
era donde se reunía el congreso Nacional anualmente y fue ahí donde se construyó dicho Teatro.

En 1852, a iniciativa del Sr. Francisco Dueñas, presidente de esa época, y a instancias de Don Pedro
Pómulo Negrete y Don Julio Rosignon, se dispuso la construcción de un "Teatro Nacional".
Fue durante la presidencia del Sr. Dueñas que se dio el respaldo a la petición del Sr. Cañas para la
construcción del Teatro, y fue autorizado el Sr. Felipe Chávez para cubrir semanalmente los gastos de
la obra. Se procedió a dar por iniciado los trabajos de edificación una vez limpio el terreno, bajo la
dirección del Sr. Mario Guzmán (constructor) y el Ing. José María Peralta. Después de cinco meses el
Teatro comenzó a prestar sus servicios; sin ambargo el 18 de febrero 1910, fue reducido a cenizas,
nuevamente, por un incendio.

Entre otras, la obras dramáticas que estuvieron en cartelera de este Teatro son "Las dos flores o Rosa
María" de Francisco Esteban Galindo, "Los misterios del hogar" de Román Mayorga Rivas y Francisco
Gavidia, "La tragedia de Morazán o Morazánida" de Francisco Díaz, "El Ursino y Júpiter" de Francisco
Gavidia.

En este recinto también se escucharon las voces de poetas como Juan José Cañas (el mismo
diplomático antes mencionado), Francisco Castaneda, Rubén Darío, La voz de oro de María Guerrero,
Antonio Arévalo, Francisco Sánchez de León, entre otros.

En 1903, se creo la "Junta de fomento de San Salvador", quien llevó a cabo el concurso de planos para
la construcción de un nuevo Teatro, después del incendio del anterior. Fueron los proyectos
"Melpemone" y "Dos puntos azules", los ganadores del concurso, ambos eran de origen francés.

Fue entonces que en fecha 3 de noviembre de 1911, el entonces Sr. Presidente de la República,
Manuel Enrique Araujo, su gabinete y otras delegaciones, colocaron la primera piedra. Se daban por
iniciados los trabajos del actual "Teatro Nacional de San Salvador".

Este nuevo edificio del estilo del "Renacimiento francés modernizado", ostenta una fachada de
cuarenta y dos metros de frente por noventa y siete de altura y su construcción es de sistema
"Hennebique", cemento armado. Este fue inaugurado por el Sr. presidente de la República de
entonces, Carlos Meléndez, en fecha 1 de marzo de 1917.

En 1950, se crea la Dirección Nacional de Bellas Artes y junto a esta, la Escuela Nacional de Teatro
"Gerardo Nieva" que funcionaba en el edificio.

En 1976, se dio inició a una remodelación bajo la dirección del Arq. Ricardo Jiménez Castillo, quien con
el apoyo del Gobierno de la República, quien financiaba la obra, se contrataron personajes selectos
como Roberto Salomón para el escenario contemporáneo, Simón Magaña para la decoración, Carlos
Cañas para la elaboración de murales y pinturas y Margarita Álvarez de Martínez para los acabados en
repujado de cobre que adornarían las puertas de los palcos.

Posteriormente se incorporaron al trabajo, artesanos de Ilobasco y alumnos del entonces Bachillerato


en Artes especialidad pintura; estos últimos dirigidos por Carlos Cañas.

Según Simón Magaña, decorador, su estilo permite seguir agregando elementos sin que todo esto se
dañe, sino por el contrario, esto lo enriquezca en términos propiamente estilísticos.

Sus espacios fueron decorados por varios estilos, como Versailles, Rococó, Romántico y Art Noveau,
con toques regionales. Algunos de los muebles fueron elaborados en un taller en el Teatro, el resto del
mobiliario fue importado desde Estados Unidos; hablamos de alfombras, butacas (imitando la línea
Thonet), atriles, tapices.

Con esto, fue reinaugurado el 5 de noviembre de 1978 con la entrega del Premio Nacional de Cultura
en ese año, otorgado al caricaturista "Tono" Salazar en la rama de artes y al Dr. Julio Fausto Hernández
en la rama de la ciencia.

Por Decreto Legislativo, el Teatro Nacional de San Salvador fue declarado "Monumento Nacional" en
1979.

En el año de 1992, recibió de parte del Gobierno de Japón el equipamiento de luces y sonido, para
complementar su esplendor.

En el año 2001, El Salvador sufrió dos terremotos. El Teatro, habiendo resistido la embestida de los
terremotos de 1917, así como el de 1932 (no afectando mucho la ciudad de San Salvador), 1965, 1982
y 1986, sucumbe y queda significativamente dañado por dos los mismos que se dieron con un solo mes
de diferencia: El 13 de enero y febrero respectivamente.

Su reparación se inicia en el año de 2003 por el entonces Consejo Nacional para la Cultura y el Arte
(CONCULTURA), cuya obra fue concluida en el año 2008, reinaugurándose nuevamente el 23 de mayo;
sin embargo comenzó a funcionar nuevamente a todo esplendor el día 29 de septimbre del mismo
año.

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