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DEMOCRACIA

LA ACCIDENTADA MARCHA HACIA


LA DEMOCRACIA p a r t i c i p a t i v a
EN COLOMBIA*
Orlando Fais Borda**

La elección de delegatarios a la Asamblea lencia múltiple que ha caracterizado su


Nacional Constituyente realizada en Colombia reciente historia, lo que sin duda implicaba la
el 9 de diciembre de 1990 se hizo con un claro disolución de la nación.
mandato: poner, en una nueva carta, las bases
de una “democracia participativa” como aval a Es fácil juzgar expostfacto y concluir que todo
las instituciones que venían en una larga crisis estaba ya dado para llegar a tan inesperados
de descomposición e ilegitimidad. El mandato resultados. Mas, ¿cómo fue que las circunstan­
fue resultado del plebiscito del 27 de mayo del cias se fueron prestando para esta evolución?
mismo año, convocado por el gobierno del pre­ ¿Por qué no fue revolución, o se trata de una de
sidente Virgilio Barco. características inéditas? ¿Cómo se desarro
liaron las fuerzas políticas retadoras que, cons­
Catorce meses después, el 4 de julio de 1991, se ciente o involuntariamente, fueron acercán­
firmó y expidió en el Capitolio Nacional en dose a los momentos estelares de 1991?
Bogotá una nueva constitución que podría
definirse como “democrática, participativa, En las páginas siguientes vamos a intentar res­
pluralista, bolivariana y neofederal”. Colombia ponder a estas preguntas, comenzando con el
entró entonces en una nueva época. Respiró examen de los movimientos distintos de los dos
aliviada por el esfuerzo realizado y se alistó partidos dominantes (liberal y conservador) y
para desarrollar lo dispuesto en el prolyo de sus disidencias tácticas que, a partir de
documento. Allí se encuentra hoy, entre la 1970, crearon hechos pertinentes a estos pro­
esperanza y la incredulidad, porque muy pocos cesos. Y terminaremos con un examen del
habrían podido predecir esta extraordinaria y actual momento político colombiano, el de la
rápida evolución. Por el contrario, muchos búsqueda formal de la democracia de partici­
observadores habían visto horrorizados cómo pación como alternativa a la de representación
el país se desbordaba por la pendiente del que nunca pudo funcionar allí de manera satis­
terrorismo incontrolado, última etapa de la vio­ factoria.

* Texto del capítulo solicitado para el libro colectivo, La demo­ I. LOS PRIMEROS PASOS
cracia en América Latina: actualidad y perspectivas, edi­
tado por Pablo González Casanova y Marcos Roitman, que
será publicado en Madrid b^jo los auspicios de la Universidad
Complutense de Madrid y la Universidad Nacional Autónoma El quiebre ideológico de 1970
de México. Con la anuencia de los editores.
** Delegatario de la Asamblea Nacional Constituyente de
Colombia, y profesor del Instituto de Estudios Políticos y Al llegar el año de 1970, se estaban rompiendo
Relaciones Internacionales. algunos de los presupuestos ideológicos que

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DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. FALS BORDA 47

inspiraban a los revolucionarios marxistas clá­ empezaron a organizarse de manera indepen­


sicos cuyo pensamiento fue tan determinante diente con el CRIC (Consejo Regional Indígena
en el decenio anterior de los años 60. Ernesto del Cauca), el primero de varios consejos simi­
Che Guevara había muerto sin poder traducir a lares. Vista como una vanguardia revoluciona­
la práctica la consigna de “crear dos, tres, ria del momento, la a n u c recibió una oleada de
muchos Viet Nams”. Los estudiantes de México activistas del PC y del PCML y de sus posteriores
y París, movilizados como nunca, habían sido fracciones, que llevaban las consignas de sus
aplastados por la represión y la cooptación. propios partidos. También entraron al remo­
Tariq Ali, el influyente radical paquistaní que lino los personeros de las guerrillas: ELN (Ejér­
editaba en Londres “El enano negro”, comen­ cito de Liberación Nacional), FARC (Fuerzas
zaba a protestar por el stalinismo y el centra­ Armadas Revolucionarias de Colombia) y EPL
lismo democrático de los partidos comunistas, (Ejército Popular de Liberación). Allí en la
y por las tendencias caníbales de los izquierdis­ A N U C chocaron entre sí por el control de la
tas de atacarse entre sí. Se sentía en el aire la fuerza campesina, desplazando a su interior el
necesidad de repensar los problemas organiza­ conflicto que debía haberse dirigido al enemigo
tivos de esquemas vanguardistas del socialismo fundamental: la oligarquía terrateniente y polí­
que resultaban demasiado sectarios, y de revi­ tica. La ANUC, descuartizada y desorientada en
sar el facilismo de ver sólo peyorativamente a la esta forma, no sobrevivió a las adicionales tác­
democracia como “burguesa”. Por otra parte, se ticas divisionistas del Estado, y dejó de funcio­
palpaba el fracaso del camino desarrollista nar hacia 1976. Sin embargo, dejó sembradas
propuesto desde países avanzados, que no las semillas de nuevos liderazgos, y en ella se
lograba satisfacer las expectativas de trans­ ensayaron, con intelectuales y cuadros com­
formación y progreso de los pueblos de base. prometidos, las ideas relativamente nuevas
sobre participación y poder popular que flore­
En Colombia no fue fácil plantear estos pro­ cieron más adelante.
blemas, porque la sociedad estaba polarizada
entre el guerrillerismo triunfalista y abstencio­ Un bloque socialista, que había inspirado lo
nista y el reformismo electoral. En las izquier­ poco que en el campo ideológico produjo el
das socialistas y comunistas, la posición revo­ movimiento campesino (la “Plataforma” y el
lucionaria era sinónima con la abstención y la “Mandato” de 1971), logró también dinamizar a
confrontación violenta con el Estado, de allí otros actores: los estudiantes universitarios.
que movimientos políticos como el Gaitanismo Los jóvenes dirigentes fueron derivando, hacia
(seguidores del caudillo liberal Jorge Eliécer 1974, en la Unión Revolucionaria Socialista
Gaitán) y la A N A PO (Alianza Nacional Popular (U R S ), organización de las primeras en ofrecer
del general y expresidente Gustavo Rojas Pini- una crítica seria a las interpretaciones medio
11a) no fueran respetados por aquéllas. No obs­ desenfocadas que las izquierdas hacían de la
tante, fue la cuestionada victoria electoral de realidad y la revolución colombianas. Además,
Misael Pastrana Borrero, opositor de Rojas, el la URS quiso independizarse de los centros de
19 de abril de 1970, lo que dio origen al desliza­ poder del comunismo internacional —que ana­
miento de la ANAPO hacia un nuevo socialismo lizó desde entonces como un socialismo defec­
nacional (impulsado por el antiguo dirigente tuoso ( “real”) — y planteó la posibilidad estra­
Antonio García) y a la creación clandestina del tégica de luchar mejor por la democracia
movimiento guerrillero 19 de Abril (M-19). política.

Los principales actores alternativos de ese Estas ideas, consideradas inaceptables por los
momento no estaban armados: fueron los ortodoxos, fueron tomando fuerza poco a poco,
campesinos de la A NUC (Asociación Nacional de especialmente a partir del paro sindical de sep­
Usuarios Campesinos) los que desbordaron a tiembre de 1977 que, aunque parcialmente exi­
todos los partidos, desde el Comunista (P C ) y el toso, vino a traducir la verdadera dimensión
Marxista-Leninista-Maoista (P C M L ) hasta el del limitado poder de acción y convocatoria del
liberal y el conservador. La A NUC organizó movimiento obrero. Este estaba sufriendo del
tomas masivas de tierras cuyo climax ocurrió dogmatismo que había aquejado al del campe­
en 1972. Casi simultáneamente, los indígenas sinado y, a pesar del triunfo representado por
ANALISIS POLITICO No. 14, septiembre a diciembre de 1991

la conformación de la CUT (Central Unitaria de Las aperturas de los años 80


Trabajadores), no pudo atraer y organizar a la
mayoría de la población trabajadora de Aquella incipiente apertura hacia el reconoci­
Colombia. No se convirtió en vanguardia del miento de dimensiones insospechadas en el
proletariado como herramienta para la toma accionar político de las izquierdas y las posibles
del poder. limitaciones de la vía armada, fue tomando
cuerpo. Sólo se registró la excepción del Movi­
La evolución hacia el reconocimiento de la miento A Luchar, proyecto político-sindical
acción política abierta contra el bipartidismo abierto vinculado al e l n , que insistió en la línea
tradicional (liberal-conservador) como prefe­ conocida de la confrontación (paro parcial de
rible, tácticamente, a la violencia guerrillera, se 1985). De manera similar empezó a actuar otro
dio en 1978 con el lanzamiento del Movimiento proyecto vinculado a la guerrilla EPL, el del
Firmes (después Frente Democrático). Su Frente Popular, pero que evolucionó para pro­
campaña, que recogió medio millón de firmas poner una convergencia nacional con inter­
de adhesión, propuso lograr la unidad de las cambio y diálogo entre demócratas y revolu­
izquierdas y lanzar un solo candidato de éstas a cionarios, con el fin de defender la soberanía
la presidencia de la República. Firmes fue así nacional y apoyar a los trabajadores del campo
un pionero del pluralismo partidista en Colom­ y la ciudad.
bia y, en su corta vida como alternativa política,
quiso dar ejemplo de tolerancia y comprensión Una pronta aceptación de la tesis de que se
de diferencias. Por desgracia, la alianza de las había venido trabajando para organizar acti­
diversas agrupaciones y tendencias de izquier­ vistas y no partidos de masas, provino del
da resultó mal zurcida: los intereses individua­ Movimiento Pan y Libertad, establecido en
les fueron minando maquiavélicamente el pro­ 1981 por varios grupos originarios del marxismo-
yecto desde abajo, y éste no alcanzó a dar leninismo, en especial aquellos preocupados
mayores frutos. No había todavía madurez por la difusión impresa del ideario socialista. Se
para llegar a verdaderos mecanismos de parti­ unieron pensando más en las realidades pro­
cipación democrática interna, menos aún para pias del país y los problemas concretos del pue­
proponerlos al país. Nuevas reflexiones y prác­ blo, que en las doctrinas universales. Propusie­
ticas más profundas y distintas de las brinda­ ron adelantar una labor política legal y abierta
das por la izquierda tradicional, eran todavía que definieron como “democrática-revolucio-
necesarias. naria”, cercana al “poder popular” que se
esbozaba desde la década anterior, sin negar el
A finales del decenio, el aporte crítico y autocrí­ peso de la violencia institucional que invitaba a
tico de algunos intelectuales se sintió con responder con la revolución legítima, como fue
mayor fuerza, lo que obligó a reconsiderar las el caso durante la represiva presidencia del
prácticas políticas cerradas y autoritarias del liberal Julio César Turbay Ayala (1980-1984).
pasado, como lo habían querido los de la URS.
Pensadores como Estanislao Zuleta —quien Fue en estos momentos cuando por primera
adquirió cauda propia como profeta hereje de vez se “destapó” la guerrilla M-19, en un intento
una “nueva democracia”, sin rechazar a Marx— de apropiarse las armas de un depósito del
se relacionaron más profundamente con la Ejército Nacional en el Cantón Norte de Bogotá.
realidad colombiana, con la vida cotidiana y A partir de entonces, esta guerrilla jugó un
con la vigencia política de la cultura. Desper­ papel importante, con la orientación de Jaime
tando las iras de los ortodoxos que seguían en Bateman como se describe más adelante, con
el mando en los partidos, algunas fundaciones un arriesgado planteamiento por la paz. Este
impulsaron el pensamiento de marxólogos crí­ planteamiento fue retomado por la Unión
ticos como Lucio Colletti y publicaron en 1977 Patriótica ( U P ), extraordinaria experiencia
las conclusiones de un simposio mundial sobre iniciada por las FARC y el PC a raíz de la tregua
investigación-acción, donde se recuperó la firmada con el Gobierno Nacional el 28 de
figura alterna de Antonio Gramsci y se senta­ marzo de 1984, que permitiría a las fuerzas de
ron bases para el trabEyo de movimientos socia­ izquierda seguirse jugando por la reconstruc­
les populares y regionales. ción nacional y la apertura democrática. La UP
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fue otro intento de unificación de los sectores mítines y otras acciones que, según estudios,
inconformes del país, provenientes de todas las sacudieron al país en esos años.
vertientes, como quedó consagrado en su con­
greso de 1985. Allí fueron propuestas, como
consignas de lucha, iniciativas que después El 2 y 3 de septiembre de 1989 los MPR, con otras
fueron acogidas por la Asamblea Nacional agrupaciones y partidos populares, fundaron
Constituyente, como la elección popular de el Movimiento Colombia Unida, que siguió
alcaldes y gobernadores, la soberanía del pue­ jugando un papel en la búsqueda de nuevas
blo, la participación de éste a través de plebisci­ formas de hacer política en el país. Tuvo ade­
tos y referendos, el respeto a las comunidades más la importante función de servir como “col­
indígenas, la defensa ecológica y la integración chón receptor” para los guerrilleros desmovili­
latinoamericana. zados que regresaban del monte. Estos
procesos culminaron en 1990 con la creación
Casi simultáneamente con estos desarrollos, de la Alianza Democrática M-19, en la que
aparecieron en Colombia los Movimientos Polí­ Colombia Unida se disolvió junto con otros
ticos Regionales (M P R ) con un claro perfil alter­ movimientos, un año después.
nativo por su decidido énfasis en reforzar la
sociedad civil ante el poder abusivo del Estado Las elecciones nacionales y regionales realiza­
y fomentar el pluralismo. La mayoría de sus das a partir de 1986, en las que participaron las
fundadores y cuadros provenían de guerrillas y fuerzas nuevas, fueron aleccionadoras para
de los proyectos anteriormente mencionados éstas. En todas se lograron avances parciales o
que, por las razones expücadas, querían cons­ triunfos meritorios. La UP, por ejemplo, logró,
truir una salida política viable mucho más cer­ triplicar la votación tradicional de las izquier­
cana al pueblo y a sus necesidades diarias. Se das en Colombia, y llevó al Congreso Nacional
inclinaban también, por lo mismo, hacia las 14 representantes. Los m p r y afines llegaron
propuestas de pacificación y reconstrucción a un centenar de concejos municipales y alcal­
democrática de Firmes, el M-19, Pan y Libertad días (la décima parte del total). La oligarquía
y UP, con ingredientes adicionales importantes: bipartidista, consternada, respondió al princi­
el interés por la descentralización administra­ pio con su acostumbrada violencia: más de mil
tiva y la regionalización del país, la cultura activistas de la UP y varios dirigentes y cuadros
popular, y la participación de las bases hacia de los MPR fueron asesinados, en trágica racha
arriba y desde las periferias. Tuvieron el estí­ que culminó con los magnicidios de los jefes de
mulo de un Comité de Impulso al Movimiento la UP, Jaime Pardo Leal en 1987 y Bernardo
Popular (M P ) cuyo boletín sirvió de vínculo Jaramillo Ossa en 1990.
para todos ellos hasta su cierre en enero de
1985, cuando se creó la primera Coordinadora
Nacional de los MPR. Pero la suerte estaba echada. El pueblo colom­
biano ya había accedido a nuevas expresiones y
Al momento del auge en 1987 (Encuentro de experiencias democráticas de participación en
Chachagüí) había 24 de tales movimientos en las que era decisivo protagonista, y estas viven­
sendas secciones del país. El más antiguo de cias ya estaban echando raíces. Las maquina­
ellos, “Inconformes de Nariño”, fundado en rias electoreras de los partidos liberal y conser­
1981, logró amplio respaldo, hasta el punto de vador quedaron peligrosamente debilitadas. Ni
ganar concejales en varios municipios de ese con todos los dineros extraídos del erario
departamento y algunos diputados; la fuente público iban a poder recuperarse totalmente.
de su poder fueron los maestros de escuela y los Tal era el ambiente que vivía Colombia cuando
dirigentes cívicos. Otros movimientos en el gobierno de Virgilio Barco, a comienzos de
Toiima, Santander, Huila, Boyacá, Magdalena y 1990, se decidió a impulsar la reforma integral
Cesar, bautizados en forma imaginativa y prác­ de la Constitución de 1886 vigente, lo que cul­
tica como en Nariño, obtuvieron éxitos seme­ minó en la expedición de la carta del 4 de julio
jantes con los mismos grupos, participando y de 1991 y en la formalización de los nuevos e
apoyando los 1.125 paros cívicos por servicios inesperados actores políticos que hemos
públicos, marchas campesinas e indígenas, presentado.
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II. LA FILOSOFIA PARTICIPATIVA extraordinario cuya trascendencia histórica


EN LA NUEVA CARTA nadie puede negar, porque traza nuevas reglas
para el juego político y social y alimenta las
En su momento no fue difícil definir la orienta­ esperanzas de superación en un país gol­
ción ideológica de la Constitución anterior, la peado hasta ahora por el egocentrismo y cor­
de 1886, derogada por el artículo 380 de la tedad de miras de las oligarquías tradicionales.
nueva. Producto de la imposición de un partido
político triunfante (el de los nacionalistas de
Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro) sobre otro Antecedentes sobre la participación popular
(el de liberales radicales que había sido batido en la Carta
en la guerra civil de 1885 defendiendo el federa­
lismo de la Carta de 1863), la de 1886 era una Por supuesto, no todos los líderes fueron insen­
reacción unilateral a favor del centralismo sibles a la urgente necesidad de estos cambios
administrativo y la concentración del poder en y, en efecto, se puede reclamar que la clarivi­
la presidencia de la República como ganadora dencia de muchos de ellos se extendió a nues­
del conflicto. Se guió además por ciertos aires tros días, al dar pruebas importantes de flexibi­
de neohispanidad autoritaria que, poco a poco, lidad y compromiso para resolver las tensiones
fueron saturando el espíritu de su articulado, que llevaron a la nueva Carta. Además de la
en especial el transitorio que se prestó a abusos decidida intervención del actual presidente
de poder. Este articulado transitorio, en la César, Gaviria Trujillo, las presiones de las cla­
práctica, adquirió mayor vigencia que el prin­ ses dirigentes para reformar de manera signifi­
cipal, de tal manera que el régimen resultó cativa la Constitución de 1886 empezaron con
represivo, como una dictadura constitucional, los intentos de 1977 (la “pequeña Constitu­
aunque aparecía como democracia. Además, la yente” de López Michelsen), 1979 (Administra­
Constitución de 1886 fue elitista: concebida y ción Turbay Ayala), 1984-1985 (Administra­
redactada por un selecto grupo de 18 intelec­ ción Betancur) y 1989 (Administración Barco).
tuales de clase alta, en su mayor parte del inte­ Con excepción del Acto Legislativo No. 1 de
rior del país, escogidos “a dedo” por el presi­ 1986 que autorizó la elección popular de alcal­
dente Núñez, que trabajaron en el ambiente des, suscrito por el presidente Betancur, los
acogedor de chocolates santafereños. otros esfuerzos fallaron, dejando mal paradas a
las direcciones políticas y desacreditado al
Muy distinto fue lo ocurrido en nuestros días. Congreso Nacional. Pero hubo otras presiones
Hubo un proceso de recomposición sociopolí- igualmente significativas, que provinieron de
tica hacia un sistema estatal de participación las bases mismas de la población a partir de los
popular pluralista que tomó los cuarenta años años 80: fueron los cuestionamientos de un
de aplicación del artículo 121 sobre “estado de número de movimientos políticos, cívicos, cul­
sitio”, en el que la meta fue abolir este artículo y turales, sociales y regionales, cuyas exigencias
construir un sistema democrático auténtico. Se casi nunca resultaron satisfechas así fueran
quería volver a ganar la paz que por cortos muy justas.
intervalos permitió el progreso nacional una Como quedó explicado en la sección anterior, el
vez terminada la guerra civil de los Mil Días malestar popular se expresó en frecuentes
(1902). Este proceso resultó complejo y dis­ paros cívicos, marchas campesinas, huelgas y
perso, en parte por lo profundo, al afectar a protestas de variada índole, así como en la con­
comunidades locales y regionales que se activa­
formación de frentes guerrilleros estables, para
ron políticamente por primera vez. Y fue vio­
lo cual el Estado no tuvo otra respuesta que la
lento para contestar, con el mismo nivel de
represión policiva y militar amparada en un
intensidad, a la represión ilegítima de un
estado de sitio crónico e ineficaz, cuya persis­
Estado que no respondía al querer popular. tencia de decenios horadó la estructura jurí­
Tuvo un resultado inesperado y abrupto que
dica y moral de la Constitución y del régimen
reflejó la zozobra nacional: ello fue la convoca­ mismo.
toria y realización de la primera Asamblea
Nacional Constituyente elegida por el pueblo Semejante crisis política, ética y social, empeo­
colombiano, el 9 de diciembre de 1990. Evento rada por momentos, no podía resolverse con
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paliativos, como lo eran las reformas propues­ res). El 28 de enero del siguiente año, el colec­
tas por los presidentes de turno. Saturados y tivo nacional de impulso a dichos movimientos,
exasperados por la ineficacia oficial, muchas presidido por el politòlogo Carlos H. Urán
agrupaciones de todas clases, incluyendo frac­ (muerto después en la tóma del Palacio de Jus­
ciones o disidencias de los partidos liberal y ticia), divulgó una declaración titulada, “De la
conservador, como el galanismo (seguidores democracia representiva a la democracia par-
del senador Luis Carlos Galán), intensificaron ticipativa” (reproducida en el Boletín del
sus campañas por el cambio. Inusitada fue la Movimiento Popular-MP, No. 2, de febrero de
iniciativa visionaria de Jaime Bateman Cayón 1984), que introdujo abiertamente este tema
—jefe fundador del Movimiento 19 de Abril (M- en los círculos políticos colombianos. En la
19) e introductor, en la política colombiana, de declaración se estipularon tres de los princi­
la “socialbacanería”y el bolivarismo de la integra­ pios básicos de este tipo de democracia, nueva
ción de Latinoamérica— de trabajar por la paz. en Colombia y otras partes: “Construir [el pro­
Presentada a mediados de 1982, esta idea fue yecto político ] de las bases hacia arriba y desde
ignorada por las jerarquías de los partidos tra­ las regiones hacia el centro”; dejar atrás el
dicionales, pero apoyada por los Movimientos engaño demagógico “del congreso abúlico, las
Políticos Regionales que, junto con el M-19, asambleas inútiles y concejos incapaces”; y
recogieron la bandera de la recuperación propugnar por el desarrollo de medios “que
democrática arriada por aquellos partidos, en generen participación política popular a todo
especial por el liberalismo represivo de la pre­ nivel, la democracia económica y la integración
sidencia de Julio César Turbay Ayala Otras dos regional equilibrada”. Ideas que hoy ya no di­
guerrillas: el Ejército Popular de Liberación suenan ni asustan.
(E P L ) y el Partido Revolucionario de los Traba­
jadores ( p r t proveniente de vertientes del Como viene dicho, entre las fuerzas emergentes
PC M L), iniciarían después su transición ideoló­ por la democracia de tipo participativo y plura­
gica hacia esta misma vertiente democrática, lo lista, se contaron el M-19, el EPL y el PRT que,
que eventualmente les llevaría a la dejación de desde el monte, fueron evolucionando del gue-
armas y su conversión en Esperanza, Paz y rrillerismo clásico hacia la paz nacional. Esta
Libertad, la primera, y a la disolución de ambas evolución, todavía incompleta en 1q que tiene
en la Alianza Democrática M-19 (agosto 1991). que ver con estructuras y actitudes suficiente­
mente abiertas al interior de los grupos, no se
Con tales metas irrefutables, los movimientos detuvo con la muerte de Bateman en 1983, ni
de base y otros convergentes de origen univer­ con la de conocidos líderes del EPL y de la UP.
sitario, cultural e indígena, aunque pequeños, Los sucesores insistieron en enarbolar estas
adquirieron mayor credibilidad entre las banderas del cambio, hasta culminar con la
masas: con su voz festiva, con la informalidad oferta del comandante Carlos Pizarro, del M-
de Bateman, por su sintonía con el hombre y la 19, de hacer dejación de las armas, hecho que
mujer del pueblo, estos movimientos tuvieron se empezó a producir en 1989.
cada vez mayor audiencia, hasta lograr articu­
lar el ataque frontal a la Constitución de 1886 y Durante aquellos seis años desde 1983, como
pedir su total derogación. Con este propósito, viene descrito, la ideología democrática de esos
entre otros, se conformó la “Fundación Antonio grupos y de los movimientos sociales, se fue
García para el Desarrollo de la Democracia”, en consolidando en lo que más tarde algunos iden­
cuyo lanzamiento el 15 de octubre de 1982, en tificaron como “nacionalismo bolivariano” o
honor de aquel preclaro socialista, quedó ya “neopopulismo”. Pero éstas han sido interpre­
plasmada abiertamente la demanda por “un taciones facilistas que tienden a descartar a la
nuevo pacto político y social en Colombia”. Alianza Democrática como agrupación ideoló­
gicamente ambigua. Ya hemos visto el papel del
Impulsados ideológicamente en esta forma, los M-19 (con el apoyo de los movimientos) en bús­
movimientos regionales y otros procedieron a queda de la democracia participativa y nuevos
articularse nacionalmente en septiembre de estilos de hacer política, proceso complejo y
1983 con la consigna del Poder Popular (no largo porque implica transformar arraigadas
confundirlo con apelaciones liberales posterio­ prácticas autoritarias en vivencias democráti­
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cas cotidianas, con cuotas de mutuo entendi­ ciente desde hace años, como viene dicho, que
miento y tolerancia de divergencias. Ya volve­ seguramente seguirá por un buen tiempo más.
remos sobre estos injustos cargos.
No sobra recordar algunos otros antecedentes
En la práctica, de la creciente simbiosis de los de estos aportes ideológicos de la Alianza y
movimientos regionales con el M-19, el EPL, el organismos afines, tal como desembocaron en
PRT y otros como los de la Unión Patriótica y
la Constituyente. Tanto el Comité de Impulso al
Colombia Unida (que cultivaron bastante el MP como otros grupos y movimientos se habían

frente ideológico), surgió la mencionada acercado a la democracia de participación a


Alianza, el 2 de abril de 1990, luego del asesinato través de distintos trabajos de educación y
de Bernardo Jaramillo Ossa, jefe de la Unión movilización populares que venían realizán­
Patriótica. Fue un paso adelante, a pesar de la dose desde la década de 1970. Con base en tales
tragedia. metodologías teórico-prácticas se cuestionó el
statu quo de instituciones injustas, opresivas o
explotadoras de las clases populares; se cons­
En efecto, en el manifiesto de los movimientos
truyó la antihistoria como complemento cientí­
que conformaron esta alianza, ya se hizo
fico válido; y se fortaleció el respeto por la cul­
expresa constancia de su interés por desarro­
tura popular y sus símbolos. Otras alternativas
llar la democracia plena y el pluralismo. A dife­
democráticas fueron producidas por la crítica
rencia de los partidos tradicionales, cuyo ejer­
a ideólogos neoliberales como S. Huntington,
cicio corrupto y autoritario del poder les había
cuyas recomendaciones sobre “participación
hecho perder sus títulos como abanderados de tutelada” (democracia restringida) habían sido
los pueblos, la A D M 19 prosiguió en campaña por acogidas por muchos gobiernos, entre ellos el
el nuevo pacto social y para reivindicar un liberal colombiano. Este tipo de baja participa­
futuro de paz y progreso para todos los colom­
ción contradecía las corrientes anotadas.
bianos.
Subsecuentes trabajos regionales y contribu­
Las consignas por la pacificación y la partici­ ciones basadas en autores como Carole Pate-
pación han seguido guiando a la Alianza en sus man, C.B. Macpherson, Paulo Freire y Fer­
manifestaciones públicas y privadas, como nando Cardenal, así como en fuentes antiguas
puede constatarse en muchos documentos (J.J. Rousseau, J.S. Mili, P. Proudhon y P. Kro-
(separatas de El Tiempo, revistas y monogra­ potkin) fueron cimentando las convicciones
fías) de amplia circulación. No nació, pues, esta del movimiento sobre la teoría y práctica de la
iniciativa huérfana de ideología. Su desarrollo, participación y la educación populares, y
todavía naturalmente incipiente, confirma su extendiendo estos conceptos entre los orga­
cercanía a las expectativas nacionales de cam­ nismos políticos emergentes y en algunos del
bio democrático. El impacto ideológico de la Estado. En otras vertientes y partidos surgie­
alianza se ha sentido en diversas coyunturas, ron intereses similares: en 1986, periodistas
especialmente en los resultados de la Asamblea independientes como Alfredo Vázquez Carri-
Nacional Constituyente a través del Proyecto zosa, Jorge Child y Fernando Cepeda Ulloa
Integral de Reforma No. 7 presentado por la (cuyo hyo Manuel José entró luego al gobierno
Alianza, con las ponencias e intervenciones de con estas ideas) se refirieron abiertamente en
sus delegatorios. Estos aportes pueden exami­ sus escritos a la democracia participativa
narse. No existen, pues, ambigüedades al res­ como opción para el país, más allá de la usual
pecto: la Alianza conforma un proyecto demo­ democracia representativa. La idea se fue con­
crático, participativo y pluralista, en buena cretando en la consigna de la “participación
parte inspirado en el socialismo crítico de los comunitaria” o “ciudadana”, más fácil de visua­
años 80, el de pioneros como Antonio García, el lizar o entender porque sus semillas se habían
excandidato presidencial y director de Firmes, sembrado desde 1959 con la primera “acción
Gerardo Molina y el dirigente sindical y de la comunal”, así hubiera sido desvirtuada des­
UP, Diego Montaña Cuéllar, quienes a coro sos­ pués por los caciques partidistas de entonces.
tenían: “El socialismo, si no es democracia, no Pero con las nuevas posibilidades abiertas en la
es socialismo”. Ha sido una búsqueda cons­ década de los años 80, la idea resucitó con
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. FALS BORDA 53

tanta fuerza en la nueva modalidad participa­ cia participativa como mandato general para
tiva, que inesperadamente quedó oficializada la asamblea. En efecto, como se recordará, la
como uno de los pilares de la política guberna­ papeleta para el voto plebiscitario del 27 de
mental del presidente Virgilio Barco, la del pro­ mayo de 1990 decía así:
grama “Hacia una nueva Colombia”.
“Para fortalecer la democracia participativa,
Esta resurrección no fue fácil ni gratuita. Segu­ voto por la convocatoria de una Asamblea
ramente tuvieron que ver los efectos políticos y Constitucional, con representación de las fuer­
culturales de los movimientos populares alter­ zas sociales, políticas y regionales de la Nación,
nativos o emergentes que iban en crescendo, integrada democrática y popularmente para
con el impacto convergente de la inusitada evo­ reformar la Constitución Política de Colombia”.
lución pacífica de algunas guerrillas, y la subse­
cuente Alianza Democrática; y también por el El 95% de los colombianos que votaron en ese
avance soterrado (cuya irrupción después se día crucial, dijeron “Sí”, con lo que dieron el
hizo evidente) de fuerzas nuevas estudiantiles, espaldarazo a esta fórmula y, con ella, al pro­
indígenas y evangélicas. Además, hubo visitas grama político nacional de la democracia de
oficiales de expertos como Dahram Ghai, de la participación popular, que había sido tema de
Oficina Internacional del Trabajo, y Manfred los movimientos emergentes. Este mandato fue
Max-Neef, de Chile, conocidos críticos de los definitivo para marcar el derrotero de la
enfoques tradicionales o eurocéntricos del desa­ “Asamblea Constitucional” que, por fuerza de
rrollo como política gubernamental. Las oli­ los hechos, se convirtió en una Constituyente
garquías hubieron de ceder, al ver en peligro las soberana.
bases de su tradicional dominación.

Al adoptar directa o indirectamente esta La democracia participativa como eje


tónica crítica —que anticipaba decisiones constitucional
tomadas después por la Asamblea Nacional
Constituyente—, el gobierno del doctor Barco El mandato del 27 de mayo indujo a la Asam­
no podía, en principio, tener resistencias con­ blea Constituyente a trabajar con elementos
tra la macroideología de la democracia partici- populares autógenos aunque fueran diversos y
pativa. Aunque su reforma integral hubiera produjeran, a primera vista, consecuencias
fracasado en 1989, debe reconocérsele el contradictorias. Pero la ideología de la partici­
mérito de haber advertido la potencialidad de pación democrática resultó ser el cemento de
esta idea como una salida para los dilemas de toda la estructura de la nueva Carta política. En
las contraproducentes políticas desarrollistas ello, quizás, se distingue de otras Constitucio­
y como base para recomponer la acción polí­ nes de América Latina y del Tercer Mundo, por
tica. Además, el gobierno Barco tomó en cuenta la búsqueda estratégica de un nuevo tipo de
los positivos avances que en materia de descen­ sociedad.
tralización administrativa se habían hecho
desde la ley 14 de 1983 y las 11 y 12 de 1986, que En el caso colombiano, este “round” constitu­
permitían una más equitativa distribución de yente tuvo la virtud de acelerar el desmonte del
los recursos estatales entre la Nación y los sistema bipartidista (liberal-conservador) que
municipios, así como la gradual adopción de había saturado la historia nacional casi desde
políticas de autonomía por las entidades terri­ la fundación de la República. La ideología par­
toriales. ticipativa empezó a disolver prácticas biparti­
distas tradicionales, tales como el monopolio
Por eso no sorprende que la frustrada reforma burocrático del Estado, el clientelismo co­
constitucional del presidente Barco hubiera rrupto, la irresponsabilidad administrativa y el
tenido fuertes componentes participativos, abuso del poder.
incluyendo una amplia apertura al nuevo El reconocimiento potencial de la democracia
régimen territorial (provincias). Y que, cuando de participación así concebida, como eje de la
llegó el momento de intervenir en el proceso reforma de 1991, se expresó inicialmente en los
constituyente, se hubiera incluido la democra­ discursos generales de los constituyentes. De
54 ANALISIS POLITICO No. 14, septiembre a diciembre de 1991

los 70 elegidos, la mitad se refirió directa o pueden imponer compromisos programáticos


indirectamente a este tema en dicha serie, y a candidatos, proponer reformas constitucio­
entre quienes lo elaboraron con mayor ampli­ nales, impugnar leyes injustas, etc.
tud se encontraron de todas las vertientes.
Además, el proyecto de reforma constitucional En resumen, a raíz de las disposiciones sobre la
de la Alianza Democrática M 19 (No. 7) hizo de democracia participativa, el Estado que se per­
la democracia participativa su soporte central, fila en Colombia es un ente descentralizado,
brindando así nuevos elementos para la cons­ más cercano al pueblo, del que éste, como
trucción de su propio programa ideológico y sociedad civil, exige transparencia y responsa­
político. Otros textos también la tomaron en bilidad. El pueblo organizado puede y debe
cuenta, como el del Gobierno Nacional (No. 2). ejercer vigilancia y control sobre la gestión
En realidad hubo osmosis y convergencia en la gubernamental a todo nivel, debe poder casti­
preparación de estos dos proyectos; pero ésta gar, revocar mandatos, estimular la eficiencia y
no es la ocasión de explicarlo: ya habrá sufi­ la honestidad: tal la esencia del concepto acor­
cientes exégetas para ello, que lo interpretarán dado de democracia participativa.
según sus propios intereses. Fue evidente el
papel protagónico y orientador que en estos Del presidencialismo y bipartidismo anteriores,
campos jugaron el presidente Gaviria Trujillo y con sus veleidades autoritarias y monopó-
sus diligentes consejeros. licas, se pasa ahora al semiparlamentarismo
plural. A través de las nuevas corporaciones
Mucho del articulado de la Carta, en especial el públicas pueden hacerse presentes, de manera
Título iv, refleja estas ideas. El primer capítulo más articulada, no sólo los departamentos,
del Título IV se dedica a “las formas de partici­ municipios y resguardos indígenas, sino tam­
pación del pueblo en ejercicio de su soberanía”, bién las regiones y las provincias. En esta forma
de las que especifica “el voto, el plebiscito, el el país se acerca a un neofederalismo regional
referendo, la consulta popular, el cabildo de estirpe propia, con el cual se cruzan las
abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria organizaciones sectoriales y movimientos men­
del mandato” (Artículo 103). El Estado deberá cionados atrás, como expresiones de partici­
estimular diferentes tipos de organizaciones pación popular y democrática más eficaces que
con el fin de que éstas, como expresiones de la los viejos partidos.
sociedad civil, ejerzan funciones de “participa
ción, concertación, control y vigilancia de la
gestión pública”. Se garantiza el derecho a fun­ Otros elementos ideológicos de la Carta:
dar partidos, movimientos políticos y organiza­ el pluralismo
ciones sociales. Habrá un estatuto de la oposi
ción. Y así en varios otros aspectos. La democracia participativa, como eje central
de la Carta de 1991, cuenta con dos importan­
Casi no hay título de la Constitución que no tes elementos de apoyo: 1) el pluralismo polí­
tenga que ver con la participación popular. La tico, cultural y étnico; y 2) la autonomía y la
nueva Carta adoptó un amplio código de dere­ descentralización territoriales. Ahora repasa­
chos humanos, individuales y de los pueblos, remos sólo el primero de estos apoyos.
incluyendo el habeos corpus y la acción de
tutela (amparo) que antes no existían. Decidió Ser plural reconoce el protuberante hecho de la
frenar la tradición presidencialista definiendo diversidad de las formas vitales. En muchos
“estados de excepción” (antes “de sitio”) gra­ sentidos, la vida no sería posible sin el inter­
duales y controlados. Cortó alas al biparti- cambio de factores diferentes. El cruce gené­
dismo, quitando tentaciones a los viejos caci­ tico, el polimorfismo, la heteropoiesis son
ques y sus estirpes. En cambio, dio paso a expresiones corrientes de la actividad diaria en
movimientos como los que originaron la multitud de aspectos. Si en el mundo natural
Alianza Democrática con sus múltiples expre­ ello es así, con más razón en el mundo social y
siones regionales, políticas, sociales, culturales, cultural, con la obligación adicional derivada
educativas, de género, religiosas, deportivas, de la conciencia y la voluntad humanas. El con­
juveniles, indígenas y demás. Los ciudadanos tacto cultural hace crecer y transformar las
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. FALS BORDA 55

sociedades, por el contrapunto, constructivo o requerían 37 votos, y 48 para el segundo, es


destructivo, de sus diferencias. La política bien decir, era obligado sumar grupos diversos para
entendida no puede ignorar este intercambio. asegurar la adopción de iniciativas. De modo
De allí la regla de oro del pluralismo: unidad en que había que traducir a la práctica por lo
la diversidad, aplicable a naciones, regiones y menos algunas reglas de participación demo­
comunidades por igual. Colombia no es excep­ crática y practicar allí mismo la tolerancia, la
ción, al contrario, es un caso claro de combina­ apertura táctica, hasta la informalidad espon­
ción de orígenes, de biodiversidad excepcional. tánea. Estas reglas nuevas en el mundo político
Cómo se comparten las diferencias, sin que colombiano se fueron cumpliendo desde los
éstas sean motivo de conflicto cruento, consti­ primeros días y sirvieron de ejemplo para el
tuye el secreto de la supervivencia física y polí­ resto de la sociedad, a partir de la extraña e
tica bien entendida. Tal fue el aporte de la “uto­ innovadora elección, el 4 de febrero de 1991, de
pía pluralista” del padre Camilo Torres la presidencia colegiada de la Asamblea, pri­
Restrepo, reconocido exponente de esta ideo­ mero compartida entre dos delegatarios con­
logía quien, con su Frente Unido, puede consi­ trarios que, por casualidad tenían el mismo
derarse como uno de los precursores de los apellido, luego entre los directores de los tres
movimientos políticos emergentes de Colom­ grupos principales: Antonio Navarro Wolff
bia. (AD-M19), Horacio Serpa Uribe (Liberal) y
Alvaro Gómez Hurtado (MSN). Fueron desem­
La sorprendente elección de delegatarios a la peñando amigablemente las funciones del
Asamblea Nacional Constituyente el 9 de cargo, y llegaron a identificarse tanto con su
diciembre de 1990 reflejó esa diversidad vital patriótica tarea, que en el último día, el de la
del país y dio nacimiento institucional, por ese promulgación de la Carta, ¡resultaron reci­
hecho, al pluralismo político en Colombia. tando a coro la fórmula consagratoria! Nada
Resultaron electas 70 personas de diversos orí­ podía haber sido más demostrativo de la reali­
genes sociales, económicos y partidistas, dad heterogénea y convergente de la Constitu­
muchas de ellas sin experiencia política ante­ yente, que escuchar tres tonos de voces de per­
rior, como representantes de la AD-M19 (19 sonalidades políticas distintas diciendo la
delegatarios), los Partidos Liberal (22) y Social misma cosa al mismo tiempo.
Conservador (4), el Movimiento de Salvación
Nacional (11), el Movimiento Evangélico (2), el
Movimiento Indígena (2), el Movimiento Estu­ En esas circunstancias, no podía esperarse que
diantil (1), la Unión Patriótica (2) y grupos el texto de la nueva Carta fuera ideológica­
disidentes (3 y 4) de los partidos tradicionales. mente homogéneo, excepto quizás por el
A ello, se añadieron, por disposición guberna­ pragmatismo que se observa en sus títulos, por
mental, 4 representantes de otras guerrillas ya la necesidad de responder a problemas concre­
desmovilizadas: Esperanza, Paz y Libertad tos y resolver tensiones diarias del pueblo
(EPL), Partido Revolucionario de los Trabaja­ colombiano. Sin embargo, comparada con
dores (PRT) y Movimiento Indígena Quintín otras Constituciones, la de 1991 resultó ni más
Lame. En esta forma heterogénea y plural se ni menos desordenada o incoherente que otras,
contribuyó a enterrar al bipartidismo tradicio­ inclusive más largas, como las del Brasil o la
nal, porque los dos partidos oficiales quedaron India. Pero en el caso colombiano, este dispar
con minorías relativas. pragmatismo, sin dejar de ser motivo de pre­
ocupación, puede resultar ventajoso en la
Por estas razones, en la misión de preparar la práctica, porque con él se cumple el ideal requi­
Carta de 1991 no pudo haber claros vencedo­ sito de los juristas de la teoría genética del
res ni vencidos, como había ocurrido en 1886. derecho de acercar la norma legal a la realidad
Todos los grupos de delegatarios de la Asam­ social. En este sentido, la nueva Carta es Kelse-
blea tuvieron que buscar consensos y organizar niana y debería pasar pruebas universales de
diálogos y transacciones para llegar a decisio­ hermenéutica, porque refleja al pueblo como
nes; ninguno impuso totalmente su pensa­ es, complejo y diverso en toda su dimensión.
miento o sus designios. Para alcanzar la mayo­ Por eso no debe sorprender que el Artículo 1 de
ría de aprobación en primer debate se la Carta diga:
56 ANALISIS POLITICO No. 14, septiembre a diciembre de 1991

“Colombia es un Estado social de derecho, que copiaban de la jurisprudencia anglosajona


organizado en forma de República unitaria, la figura del Fiscal General, el hecho es que las
descentralizada, con autonomía de sus entida­ circunstancias mismas de la organización dis­
des territoriales, democrática, participativa y par y limitada de la Asamblea impidieron aquel
pluralista”. facilismo. Sorprendentemente, las referencias
más frecuentes resultaron al texto de 1886 y
Este artículo contiene contradicciones aparen­ sus reformas, es decir, fueron hasta cierto
tes (lo unitario y lo descentralizado; lo partici- punto endógenas. Y la presión de buscar sali­
pativo y lo autónomo) pero pinta al país como das prácticas o realistas a la crisis nacional fue
es. Hay títulos cuya redacción es aveces autori­ tan grande, que los delegatarios tuvieron que
taria o vertical, aveces flexible o laxa. Aún así, aguzar los sentidos y estimular la originalidad,
con este tipo de realismo pragmático enraizado la espontaneidad y la agilidad de argumenta­
en lo propio e inmediato, es muy probable que ción, al calor de ideas y ensoñaciones muchas
la Constitución llegue a ser eficaz. Esta eficacia veces encontradas. No fue tarea fácil hacer
podría medirse según la aplicación de los mar­ todo eso en 150 días, como podrán testimo­
cos ideológicos. Podemos juzgarlo, por ejemplo, niarlo los que terminaron en casas de reposo.
en el caso del pluralismo, como se expresó en la
misma Asamblea. En ella se reconoció nuestra
diversidad como colombianos sin hacer de las Caracterización de la Carta de 1991
diferencias motivo de discordia: la unión de lo
diverso fue el fundamento espiritual que per­ En consecuencia, con excepción de lo kelse-
mitió a los delegatarios trabajar juntos y fra niano, la Constitución de 1991 resultó inclasifi­
guar conjuntamente el texto promulgado. cable según categorías políticas universales, es
decir, no puede verse como demócrata cris­
Se dio entonces una demostración práctica de tiana o socialdemócrata; ni como socialista o
cómo trabajar con el pluralismo que se predi­ marxista; tampoco resultó conservadora, neo­
caba, ya algo lejos del viejo bipartidismo. Esta liberal, ni liberal a secas. Pero es patente su
heterogeneidad hizo que los delegatorios estu­ eclecticismo pragmático como una constitu­
vieran más dispuestos a apreciar dimensiones ción democrática, participativa, pluralista,
nuevas o diferentes en otros, aún en aquellos bolivariana y neofederal. Si se insiste en apoco-
que habían sido acerbos enemigos. De allí el par, resultó en un epítome de colombianidad,
respeto mutuo, los gestos de perdón y olvido, con los defectos y cualidades de las culturas y
los abrazos de secuestrados y secuestradores, personalidades históricas de los pueblos, pues
la des-satanización de miembros de la clase refleja la diversidad unitaria del país. Traduce
política allí presentes. En la Asamblea se com­ en buena parte lo macondiano que allí existe,
probó en pequeño que, después de todo, los co­ para combinar el reflejo de lo actual con la
lombianos pueden convivir y producir en paz imaginación de lo que se quiere llegar a ser.
cuando hay razones suficientes. Todo el país
tomó nota de ese edificante espectáculo de Por todo lo dicho, es posible que se haya redac­
compañerismo, que no pudo menos que contri­ tado un pacto social y político más realista y
buir a la búsqueda y afianzamiento de la paz duradero de lo que se piensa, suficiente para
como propósito nacional. romper los diques que venían represando el
progreso del país desde hace decenios, darle el
La originalidad es otra característica positiva impulso que venía exigiendo y practicar nuevas
del nuevo texto, como producto del peculiar y mejores formas de hacer política. Esta es una
enraizamiento plural ocurrido en esos cinco justificación más que suficiente. Si en la pre­
meses de trabajo. Ha habido críticas sobre el sente generación se logra ganar aunque fuera
prurito de los antepasados de copiar institu­ sólo uno de los propósitos centrales de la Carta,
ciones extranjeras y traducir textos del inglés o cual es el de la construcción de una democracia
del francés. Ahora hay menos bases para hacer viable en Colombia, con el respeto debido a los
tales críticas. Aunque hubo reclamos de que los derechos humanos se habrá dado un inmenso
delegatarios se estaban dejando guiar en salto hacia la paz y el progreso colectivos. Ade­
exceso por la Constitución Española de 1976 o más, el texto resultante, con todas sus fallas,
DEMOCRACIA PARTICI PATIVA. FALS BORDA 57

ostenta un grado aceptable de coherencia y rincones olvidados. Y que, en esta forma, la


legibilidad, gracias en parte a los esfuerzos de la democracia participativa sirva de alivio real a
Comisión Codificadora de la misma Asamblea. las crueles situaciones que han afectado terri­
De modo que ahora el desafío corresponde a blemente a Colombia y a otras naciones del
todos los colombianos para ponerlo en práctica Tercer Mundo.
con absoluta decisión.
La expedición de la Constitución de 1991 per­
mite ver también que, con la región adoptada
III. PERSPECTIVAS formalmente como opción de futuro en defensa
de la soberanía y preservación de la unidad
La búsqueda colombiana de una alternativa nacional; con la provincia rediviva, y con cana­
política centrada en la participación popular y les abiertos para la participación económica y
democrática y en el pluralismo, que ayude a social de los pueblos, se remueve uno de los
resolver los graves problemas de la nación, principales obstáculos antidemocráticos de la
apenas se inicia. Lleva las trazas de ser una Constitución de 1886, el de la concentración de
revolución sui generis, probablemente no vio­ poderes. En esta forma Colombia se acerca
lenta. Es, en principio, una revolución en la como pueblo y como sociedad civil a un modelo
mentalidad popular, una fuerza múltiple de regional de gobierno y economía, y a una orga­
contraculturas que llevaría a reformas sociales nización territorial descentralizada y delegada:
y económicas significativas de índole práctica. a un sistema solidario de Estado regional.

Son muchos los retos que hay que enfrentar en No se trata de dar marcha atrás hacia el federa­
este singular proceso, desde los filosóficos e lismo decimonónico con su propia versión de
ideológicos hasta los del ordenamiento territo­ soberanías estatales. Es otro tipo de filosofía
rial y la descentralización administrativa, la político-administrativa que mantiene la uni­
violencia ancestral, la militarización de la dad de los diversos componentes geográficos y
sociedad, y la descomposición social. Habrá que que busca implantar un sistema de concerta-
poner a prueba otra vez la eficacia de los movi­ ción solidaria basada en la búsqueda de justicia
mientos sociales, políticos, cívicos y regionales social y económica entre las entidades, y para
emergentes y su liderazgo, aquellos que pri­ que sus pueblos no sigan siendo víctimas de un
mero dieron curso a la democracia de partici­ desarrollo desequilibrado que favorece a unos
pación desde las bases y periferias, para pocos y a los mejor colocados en el sistema
reorientarlas en esta nueva etapa. Evitar la social. Ahora se destaca la tarea de reverdecer
inconveniente cooptación con el sistema del las raíces de los entes regionales y provinciales
statu quo ante para propiciar en cambio la sim­ que se creían exterminadas por la política
biosis, el diálogo crítico y la contradicción cons­ anterior, y luchar por una sociedad mejor en la
tructiva. Sublimar la violencia en expresiones que no haya explotadores ni explotados, donde
altruistas. Ejercer control y vigilancia sobre el se democratice la propiedad y la riqueza, y
Estado y sus agentes a todo nivel. Traducir los donde la tecnología quede al servicio de los
textos constitucionales en leyes y ordenanzas pueblos y deje de amenazarlos.
consistentes y, en fin, llevarlos a formas positi­
vas de acción cotidiana que estimulen la He allí un desafío geopolítico, económico y
defensa de la vida, el trabajo productivo, la moral diseñado para neutralizar los designios
vivienda y la defensa del ambiente de manera homogenizantes, centralizadores y monopóli-
equitativa y justa. cos de la oligarquía tradicional, aquella que
utilizó a su arbitrio la vieja Constitución y que
La responsabilidad de Colombia con los otros puede abusar de la nueva. Por fortuna, los
países, en este sentido, es muy grande. Cabe colombianos organizados en movimientos
esperar que esté a la altura de las circunstan­ orientados hacia un socialismo renovado críti­
cias, y que la sociedad civil demuestre su amor camente, inspirado en realidades y culturas
por la democracia y la justicia conquistadas, propias y en ideales de solidaridad, todavía
especialmente desde las bases hoy empobreci­ pueden recuperar el tiempo perdido cuando se
das por la explotación capitalista, y desde los trató de uniformarlos en un tipo insatisfactorio
58 ANALISIS POLITICO No. 14, septiembre a diciembre de 1991

de Estado-Nación copiado del patrón europeo,


hoy en aguda transición. Porque el capitalismo
nacional (e internacional) que todos hemos
conocido no responde a las esperanzas de los
sectores mayoritarios del pafcque deben ser los
primeros beneficiarios del cambio. Debe haber
más igualdad de oportunidades.

En visión retrospectiva, se entiende ahora, con


mayor lucidez, que en la Constitución de 1886
se había introducido la entelequia de la Nación
para subordinar al Pueblo a las necesidades del
Estado. Pero éste resultó débil e inconsecuente
con sus propias reglas. Supo centralizar, pero
no integrar. Por fortuna no aplastó totalmente
a las regiones y provincias, y éstas supieron
mantener su identidad y personalidad cultural
e histórica. El Pueblo se impuso a la Nación, y
ello quedó consagrado en la nueva Constitu­
ción, cuyo Preámbulo comienza con la frase: “El
Pueblo de Colombia, en ejercicio de su poder
soberano...” Así se resolvió el viejo dilema del
Abate Sieyés. Ahora el Estado debe obedecer
los mandatos populares y neofederales de la
Carta de 1991 y construir una República unita­
ria y descentralizada al mismo tiempo, que
reconcilie la autonomía de sus entidades inter­
nas con los ideales de justicia, paz y progreso
para todos, en especial para las clases trabaja­
doras y subordinadas.
De lo que ocurra en adelante, depende que los
colombianos entiendan mejor y superen con
dignidad, entereza y generosidad los problemas
básicos. Se pone a prueba la capacidad colec­
tiva de tolerancia, la de admitir la dinámica de
la alteridad. Y también la capacidad nacional
de defensa ante los embates de los bloques
mundiales, en unión con las repúblicas lati­
noamericanas, como lo establece el Preámbulo
bolivariano de la Carta.
La nueva Colombia por la que tántos han traba­
jado desde hace tiempo, cuyas perspectivas
quedan consagradas en la Constitución de
1991, depende en alto grado de que se sepa
responder, organizadamente y con agrupacio­
nes sociales fuertes, a las urgencias del sustrato
regional y provincial con todos sus elementos,
incluyendo los macondianos y sus gentes senti-
pensantes. Estos son los actores de carne y
hueso cuya trágica suerte nos sigue preocu­
pando como hombres de ciencia y como políti­
cos.

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