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HISTORIA DE ACCIÓN DEMOCRÁTICA

LA GENERACIÓN DEL 28

Con el nombre de "Generación del 28" se conoce al grupo de estudiantes universitarios que
protagonizaron en el carnaval caraqueño de 1928 un movimiento de carácter académico y
estudiantil que derivó en un enfrentamiento con el régimen de Juan Vicente Gómez. Lo
que inicialmente fue un proyecto restringido al ámbito de la Universidad Central, se
transformó en una propuesta destinada a la modificación del sistema político venezolano a
comienzos del siglo XX. Allí en ese movimiento estaban los jóvenes Raúl Leoni y Rómulo
Betancourt.

EL PLAN DE BARRANQUILLA

Un grupo de jóvenes perseguidos por el régimen de Juan Vicente Gómez se exiliaron en la


ciudad de Barranquilla y allí elaboraron un documento histórico denominado El Plan de
Barranquilla, siendo este la primera expresión de un análisis estructural de la sociedad
venezolana y de su proceso histórico, vinculado a un proyecto político y a un programa de
acción, que planteaba la lucha contra el régimen de Juan Vicente Gómez, como una
revolución de las estructuras políticas y económicas del país, firmaron este documento
Rómulo Betancourt; que fue el redactor, Raúl Leoni, Valmore Rodríguez, Pedro Juliac,
Pedro José Rodríguez Berroeta, Ricardo Montilla, Mario Plaza Ponte, Simón Betancourt,
Carlos Peña Uslar, César Camejo, José Joaquín Palacios y Rafael A. Castillo. Allí constituyen
la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI) en el año 1931.

En el año 1936 se funda el Movimiento de Organización Venezolana-ORVE- y


posteriormente agrupando todos las izquierdas se funda el Partido Democrático Nacional
que presidia Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt era su Sec. General. Después nace Acción
Democrática en torno a la candidatura presidencial del escritor Rómulo Gallegos en el año
1941, siendo sus fundadores; además de Gallegos, Rómulo Betancourt, Andrés Eloy Blanco,
Luis Augusto Dubuc, Juan Oropeza Riera, Gonzalo Barrios, Leonardo Ruiz Pineda, Jesús
Ángel Paz Galarraga, Luis Beltrán Prieto Figueroa, entre otros; presentándose el partido en
un acto inaugural en la Plaza Nuevo Circo de Caracas.

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ACCIÓN DEMOCRÁTICA

El nombre lo escogió Rómulo Gallegos, que fue el verdadero fundador de Acción


Democrática. Sus discípulos del Liceo Caracas; sus jóvenes amigos, se incorporaron a su
idea. Entre ellos Rómulo Betancourt que se convertiría en el "líder máximo". Inicialmente
Gallegos; que estaba exilado en España, cuando tuvo la idea de formar un partido político,
pensó en llamarlo "Acción Republicana", que era el nombre de una importante
organización española. Pero luego se dio cuenta de que Venezuela ha sido republicana
desde 1811, y no hay que buscar la República, como en España que era una monarquía. Y
entonces se dio cuenta de que, así como había muchos españoles que soñaban con ver a
España convertida en una república para siempre, muchos venezolanos tenían derecho a
soñar con que en el país se impusiera para siempre la democracia.

Sus discípulos, Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, que en esos días todavía se creían
marxistas y venían de deslindarse de los comunistas, le agregaron a la democracia el
ingrediente socialismo, para inscribir al partido en las corrientes socialdemócratas del
mundo y separarlo de las corrientes comunistas o del "socialismo real", como se le llamó al
comunismo para diferenciarlo del socialismo “utópico”.

Acción Democrática es un partido con vocación de poder. Desde 1945 hasta 1998, fue
prácticamente el centro de la vida política del país. Fue Acción Democrática la depositaria
de las más grandes esperanzas de los desposeídos de la tierra venezolana. Cuanto ha
pasado desde aquel 13 de setiembre de 1941; Rómulo Betancourt, joven líder de la
izquierda nacionalista venezolana, en el Nuevo Circo de Caracas lanzara frente a un nutrido
grupo de militantes el discurso que sellaría el nacimiento de Acción Democrática. Decía
Rómulo en esa oportunidad:

“Este Partido ha nacido para hacer historia, nace armado de un Programa que interpreta
las necesidades del pueblo, de la nación; de un programa realista, venezolano, extraído del
análisis desvelado de nuestros problemas, porque nosotros podremos ser partidarios de
que se importe creolina —como acaba de decir Ricardo Montilla—, pero programas no,
nace Acción Democrática asistido por la fe y la emoción multitudinarias del pueblo, lo
comanda un equipo de hombres conocidos de toda Venezuela, de bien ganada solvencia
política y moral”.

Han pasado 69 años desde que aquellas palabras tronaron en el Nuevo Circo, gran parte de
esos dirigentes se encontraban en el inicio de su vida política, pero profundamente
consustanciados con años de luchas sociales, de sindicatos, de exilios y de persecuciones.

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No habían saboreado las peligrosas mieles del poder. Faltan años para el 18 de Octubre y
para el polémico trienio 1945-1948. Para la década de la dictadura militar que los llevaría a
derramar la sangre de muchos de ellos en las calles o en el exilio. Faltan diecisiete años
para el glorioso 23 de Enero y el polémico Pacto de Punto Fijo. Para la creación de la OPEP,
la electrificación de Venezuela, la Reforma Agraria, la masificación de la educación, la
creación del INCE. Décadas para el Gran Mariscal de Ayacucho y la nacionalización del
petróleo. Falta poco menos de veinte años para que la lucha armada arrastrara a los más
jóvenes entre los presentes a alzarse contra el orador y contra toda su generación. La
purga de su izquierda, que se extendería hasta la salida de Prieto Figueroa en 1968, nada
de esto se avizora en las inspiradas palabras del orador. Ni hablar del proceso de
degeneración que, gracias al chorro petrolero de la Venezuela Saudita, convertiría a Acción
Democrática en un partido clientelar y dependiente del Estado.

Se encontraban allí jóvenes que vienen de luchar contra la dictadura de Juan Vicente
Gómez, en las filas de la Federación de Estudiantes de Venezuela, del ARDI, ORVE, del PDN
y la Generación del 28, aquellos que pelearon en los sindicatos, como Valmore Rodríguez, e
intelectuales como Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco e Inocente Carreño. La formación
de un partido de masas, que calcó dentro de una estructura leninista toda la estructura
social del país: campesinos, maestros, profesionales, obreros, trabajadores de toda clase.
Acción Democrática llegó a convertirse en un fiel reflejo de Venezuela entera, con sus
virtudes y sus defectos. Se asumió sobre todo como el representante de “Juan Bimba”, del
siempre excluido, del tradicionalmente marginado: del campesino pobre y sin tierra, del
obrero explotado por las transnacionales, de la mujer sin derechos políticos; todo esto era
Acción Democrática. Entonces ¿qué ha pasado? ¿En qué momento los perdimos? ¿Cuándo
pasamos de Rómulo Gallegos a Carmelo Lauría y de Valmore Rodríguez a Luis Alfaro Ucero?

Acción Democrática nació el 13 de setiembre de 1941 como un partido de oposición.


Rómulo Betancourt, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Juan Pablo Pérez Alfonso y toda aquella
primera generación le objetaban a Isaías Medina, una escasa confianza en la voluntad
popular, por ende, se le criticaba la ausencia de interés en la reforma política fundamental;
como lo era, el voto directo, universal y secreto para la elección del Presidente de la
República.

Ante esa situación, el año 1945 sería clave para la historia venezolana, se planteó
públicamente el problema de la sucesión presidencial, no tanto por el candidato sino por el
método de elección. Ya en 1941 el PDN postuló simbólicamente a Rómulo Gallegos a la
elección indirecta en el Congreso de la República. Para 1945 El General Eleazar López

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Contreras le había creado un problema al gobierno medinista, estaba aspirando
nuevamente la Presidencia de la República, había amenazado con hacer uso de su
uniforme militar. El problema de la elección del nuevo presidente llevaría a la postulación
del Dr. Diógenes Escalante; embajador en los EEUU, por parte del PDV, partido del
gobierno, y a un acuerdo entre el gobierno y Acción Democrática alrededor de dicha
candidatura con el propósito de iniciar un proceso de democratización en 1946. La
enfermedad del Dr. Escalante y la selección de Ángel Biaggini como nuevo candidato del
gobierno, provoca una reacción nacional que llevará a Acción Democrática a incorporarse a
la aventura política más importante de su historia. Importantes dirigentes del Partido se
unen al Golpe Militar de la Unión Patriótica Militar que derrocó a Medina Angarita,
convirtiéndose el 18 de octubre de 1945 en la Revolución de Octubre venezolana.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE (1945–1948)

Si algún período determinó el recorrido histórico futuro de Acción Democrática ese fue el
trienio que transcurrió entre el 18 de octubre de 1945 y el 24 de noviembre de 1948. La
primera de estas fechas conmemora un golpe de estado tradicional dirigido, en gran parte,
por un cuerpo de jóvenes oficiales de la Unión Patriótica Militar. Acción Democrática era
invitada a un banquete de poder que no era el suyo. Pero asumió un protagonismo que
marcaría de manera indeleble el futuro de la nación entera. La Junta Revolucionaria de
Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, inició un agresivo proceso de profundas
reformas sociales, económicas y políticas. Se decreta un Estatuto Electoral por medio del
cual se elige una Asamblea Nacional Constituyente en 1946, en votación universal, directa
y secreta se incorpora a la vida política a dos sectores tradicionalmente excluidos, las
mujeres y los campesinos. AD triunfa con casi el ochenta por ciento de los votos. La
polémica redacción de la Constitución de 1947 fue seguida por el pueblo, que se reconocía
a sus nuevos dirigentes, con pasión y atención.

El 15 de diciembre de 1947 el novelista Rómulo Gallegos, postulado por Acción


Democrática, vence a Rafael Caldera, de COPEI, y a Gustavo Machado, candidato del PCV. El
movimiento popular propiciado por Acción Democrática siguió derribando los muros de
unas estructuras tradicionales e intereses poderosos, seguía creando temores y reticencias.

Este proceso revolucionario o populista, incorporó a las grandes masas, a los campesinos, a
los sindicatos en el manejo del poder. Se rompió definitivamente la represa de lo popular.
Términos como “democracia”, “sindicatos”, alcanzaron plena legitimidad frente al pueblo.

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Desgraciada e inevitablemente, el desborde popular trajo, de manera paralela, un
desborde de las pasiones y los temores. El sectarismo de una organización que agrupaba
cerca del ochenta por ciento de la población, la justa revancha que amplios sectores
saboreaban, llevó al régimen de Octubre a incrementar las tensiones y las contradicciones
con los sectores más conservadores y con los mismos que lo habían colocado en el poder,
los militares. El 24 de noviembre de 1948, un golpe; de los mismos militares que tres años
antes habían depuesto a Medina, hacen prisionero a Rómulo Gallegos y lo envían al exilio.

LA DÉCADA MILITAR (1948–1958)

Inmediatamente se inicia una dura represión y persecución contra Acción Democrática, sus
principales dirigentes son obligados al exilio o pasar a la clandestinidad. A partir de la
huelga petrolera en 1950, el Partido Comunista de Venezuela se suma a la Resistencia.
Betancourt va al exilio, México, Cuba, Costa Rica, Estados Unidos le sirven a Rómulo para la
reflexión. La represión se acentúa en el país, la dictadura acaba con la vida de Leonardo
Ruiz Pineda, Alberto Carnevalli, Antonio Pinto Salinas, Luis Hurtado Higuera y muchos
hombres y mujeres que entregaron la vida luchando por la democracia y por la
permanencia del partido. Para 1953 la Resistencia interna y la conducción del partido,
estaba en manos de los dirigentes medios y de los jóvenes, Simón Sáez Mérida, Domingo
Alberto Rangel, Américo Martín, todos ellos en contacto directo con los dirigentes del
Partido Comunista y alejados de la dirigencia adeca que se encuentra en el exilio. Al caer
Marcos Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt regresa y encuentra al partido manejado por
jóvenes que crecieron luchando junto a los comunistas contra la dictadura.

Pero Rómulo no era el mismo, no estaba dispuesto a cometer los mismos errores del
trienio 1945–1948. El regreso de Rómulo, no es el retorno de un revolucionario, sino el
prudente regreso de un líder moderado y reformista, dispuesto a llegar a los acuerdos que
una década antes no hubiera tolerado. El enfrentamiento entre las distintas generaciones
se acelera a partir del 23 de enero de 1958.

FORTALECIMIENTO Y PURGA A LA IZQUIERDA (1958–1968)

La década de 1958 a 1968 es la consolidación y “depuración” de Acción Democrática. En


1958 Rómulo Betancourt retoma el control del partido, consolida con COPEI y URD el Pacto

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de Punto Fijo y gana la Presidencia de la Republica. Al llegar a la Presidencia, Betancourt se
dedica a dos cosas, reiniciar moderadamente, el proceso de reformas sociales y
económicas en el país y consolidar su poder dentro de Acción Democrática.

El enfrentamiento entre los dirigentes históricos y los jóvenes de la izquierda se verá


impulsado por dos hechos fundamentales, por un lado, el impacto que la Revolución
Cubana produce en la juventud latinoamericana y por el otro al enfrentamiento de la
“izquierda revolucionaria” del Partido con la política moderada del gobierno de Betancourt.
Para abril de 1960 toda la “izquierda revolucionaria” había sido expulsada de Acción
Democrática, la primera división del partido del pueblo se había consumado. Muchos de los
jóvenes expulsados formaron el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y se sumaron a la
lucha armada contra el gobierno de Betancourt.

Betancourt consolida durante su gobierno un importante proceso de reformas, la creación


de la OPEP, la Reforma Agraria, la electrificación del país, la construcción masiva de
escuelas, se promulga la nueva Constitución Nacional, se decreta el INCE, al mismo tiempo
se libra una dura lucha contra la extrema izquierda en la guerrilla y la extrema derecha
propiciando diversas insurrecciones militares. El primer gobierno de Acción Democrática
tuvo que soportar varias rebeliones, un intento de magnicidio y el inicio de la lucha armada
de la guerrilla.

Entre 1961 y 1962 se teje la segunda división del Partido. Un problema entre el Comité
Ejecutivo Nacional e importantes dirigentes lleva a que el organismo expulse a varios
líderes y dé inició a la creación del PRIN liderado por Raúl Ramos Giménez y el Grupo
“ARS”, se plantea una lucha que llevará a la realización de dos Convenciones Nacionales en
enero de 1962, una en el Teatro Caracas, la del grupo ARS y Ramos Giménez—, y otra en el
Teatro Boyacá, con Paz Galarraga y Raúl Leoni. Ambos grupos se disputaban los símbolos
del Partido, el Consejo Supremo Electoral decidió someter a escrutinio popular la
iconografía adeca y en las elecciones presidenciales de 1963 Raúl Leoni, con la tarjeta
negra, vence a la tarjeta plata del PRIN, y se queda con los símbolos partidistas y con la
Presidencia de la República.

El gobierno de Leoní no contó con el apoyo de COPEI, sin embargo estableció convenio con
otros partidos y logró un gobierno que llamó de Ancha Base, igualmente adelantó el
proceso de reformas en el país y reforzó la política de combatir la guerrilla.

En 1967 se dará la más importante división de AD. Betancourt vuelve de su exilio en Berna
para “poner orden” en el partido al considerar que las cercanías de Prieto Figueroa con la

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izquierda podía perjudicar a la estabilidad de la democracia venezolana. Luis Beltrán Prieto
Figueroa junto a Jesús Ángel Paz Galarraga, es expulsado del partido llevándose consigo a
una buena parte de la dirigencia y la militancia, incluyendo a la mayor parte del Magisterio,
aparece de esta manera el Movimiento Electoral del Pueblo.

Entre 1961 y 1968 Acción Democrática purga a toda su izquierda, a través de dos divisiones
y pierde por primera vez unas elecciones presidenciales, en gran parte debido a la pérdida
del electorado urbano. Más de un politólogo de la época presagiaba el fin de Acción
Democrática. Pero no contaban con un fenómeno: Carlos Andrés Pérez.

CAMINO A LA RECUPERACIÓN (1969 – 1974)

El liderazgo de Carlos Andrés Pérez representó un vuelco en la historia de Acción


Democrática, de ser el Ministro de Relaciones Interiores de Rómulo Betancourt, pasó a ser
su protegido para asumir la reconstrucción del Partido luego de la derrota electoral del
1968. Para ese año Acción Democrática era un partido que había perdido a su electorado
urbano, su votación venía en gran parte del campesinado, la clase media urbana no se
sentía identificada con los dirigentes históricos y con el programa tradicional del Partido.
Carlos Andrés Pérez le dio una nueva estructura, un nuevo mensaje y una nueva imagen
que conquistó a la clase media y a las ciudades. Una transformación que se evidenció en la
campaña electoral de 1973.

CONSOLIDACIÓN Y LUCHAS INTERNAS

GUERRA DE TITANES (1974–1981)

El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez llevó a una especie de locura colectiva no solo a
Acción Democrática sino a gran parte del país. La manera en que Pérez manejó la política
petrolera —fortalecimiento de la OPEP y nacionalización del petróleo— y la política
internacional, sumado a los continuos escándalos de corrupción provocó primero la
sorpresa, luego la incomodidad y finalmente la ira de Betancourt. Juan Pablo Pérez Alfonso
y Rómulo Betancourt rechazaron la extensión de la corrupción y la explosión de la industria
petrolera. Betancourt criticó además la extensión del clientelismo y la burocratización del
Partido y se lanzó en una campaña “ética” contra la corrupción dentro de Acción
Democrática, fortaleciendo el Tribunal Disciplinario.

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Este conflicto entre Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez se reflejó en las campañas
electorales de 1978 y 1979. Luego de la derrota de Piñerúa en las presidenciales frente a
Luis Herrera Campin, la historia se repite en las municipales de 1979, la derrota más
desastrosa para Acción Democrática hasta ese momento. Lamentablemente Rómulo
Betancourt muere en 1981 en la ciudad de Nueva York.

Luego de la muerte de Rómulo Betancourt, Gonzalo Barrios se convierte en el líder más


importante de la ortodoxia. Pero la precampaña electoral para las presidenciales de 1983
cambiaría el juego político. Un pacto entre Jaime Lusinchi, jefe de la Fracción
Parlamentaria, y el poderoso Buró Sindical liderado por Manuel Peñalver, impulsó la
candidatura presidencial de Lusinchi.

Acción Democrática fue masiva y poderosa durante la gestión presidencial de Jaime


Lusinchi; más de dos millones de militantes inscritos lo convertían en el partido
socialdemócrata más numeroso del hemisferio. Lamentablemente el respaldo popular del
Partido fue acompañado por una práctica sectaria y autoritaria en el poder. Jaime Lusinchi
a través de una inmensa red de relaciones clientelares, impulsada desde el gobierno,
fortaleció su liderazgo dentro de Acción Democrática. De la misma manera consolidó la
relación Gobierno-Partido hasta el punto que logró acoplar ambas estructuras, llevando al
partido a un estado de dependencia total del gobierno, eso le hizo mucho daño a Acción
Democrática. El carácter sectario y autoritario del gobierno de Jaime Lusinchi al lado de su
desacertada gestión económica, llevaron a crear una matriz de opinión adversa a nuestra
organización.

Para 1988 la candidatura presidencial de Carlos Andrés Pérez fue impulsada desde la base
hasta la Presidencia de la República contra la voluntad de la ortodoxia, de Gonzalo Barrios y
del Presidente Jaime Lusinchi que impulsaban la candidatura de Octavio Lepage. Carlos
Andrés venció a Lepage en las internas y a Eduardo Fernández en las presidenciales,
ganando la batalla que le haría perder su última guerra.

Al anunciar Pérez su gabinete, parte de la dirigencia adeca se sintió traicionada,


contrastando fuertemente con su predecesor, el nuevo presidente, escogió a sus ministros
entre los tecnócratas más preparados del país, la política económica o “el paquete”, sería
coordinado por Miguel Rodríguez, la escasa presencia de militantes del partido en el
gabinete incomodó a varios dirigentes. Carlos Andrés Pérez inicia un proceso de reforma
profunda del Estado, aunque es de reconocer que la creación de la COPRE (1984) se hizo en
el gobierno anterior y de descentralización política y administrativa. Este proceso de

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reforma, llamado el Gran Viraje, contó con fuerte oposición del sector más
socialdemócrata del Partido.

El Caracazo el 27 y 28 de febrero de 1989 le dio un duro golpe al nuevo gobierno de Carlos


Andrés Pérez, su liderazgo dentro del partido mermó considerablemente. A pesar de que
en 1989 las elecciones regionales le dieron un triunfo a AD, el derrumbe de Pérez
arrastraba la credibilidad de Acción Democrática. La corrupción de la dirigencia sindical de
la Confederación de Trabajadores de Venezuela, con mayoría de Acción Democrática,
colabora con el desprestigio de la organización.

Para las elecciones de 1993 Acción Democrática vivía uno de los peores momentos de su
historia: su credibilidad era mínima, se le hacía responsable de la inestabilidad y de la crisis
económica del gobierno de Pérez. La candidatura presidencial de Claudio Fermín sorprende
a todos con un segundo lugar en las elecciones de diciembre de 1993. A pesar de ser un
partido golpeado, AD sigue siendo un partido fuerte y se encuentra consustanciado con el
pueblo venezolano.

En 1997 Acción Democrática se presentaba como un partido fuerte, en proceso de


transformación que, incluso sin llegar a la Presidencia de la República, sería protagonista de
la política venezolana durante muchos años más.

Se convoca a intelectuales y a miembros de la sociedad civil a unas Jornadas Programáticas


para estructurar el Programa de Gobierno antes de seleccionar al candidato presidencial.
Se manejaban diversos nombres para la candidatura presidencial, desde Claudio Fermín
hasta el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, eran observados por la opinión pública como
posibles postulados blancos para la Jefatura del Estado. Pero la presión del Buró Sindical, el
temor ante el liderazgo emergente, la renuncia de Fermín a la organización, la excesiva
confianza en la maquinaria y en la estructura, llevan a postular “por consenso” al Secretario
General Luis Alfaro Ucero para la Presidencia de la República, sin prestigio y con un alto
rechazo popular. Craso error, de allí en adelante Acción Democrática cometió todos los
errores posibles facilitando de esta manera la victoria de Hugo Chávez el 6 de diciembre de
1998.

Durante el gobierno de Hugo Chávez, Acción Democrática ha sido la organización más


atacada, como exponente fundamental de la denominada Cuarta República y del
puntofijismo, la que ha tenido una posición más sólidamente opuesta a las iniciativas del
presidente. A pesar de ser el blanco de todos los ataques, desde el gobierno, y desde otras

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organizaciones de la oposición, en todas las elecciones el partido blanco se erige como la
principal y más importante organización de la oposición.

No se pueden dejar de reconocer las grandes luchas que el partido blanco ha llevado a cabo
por la democracia venezolana. Su carácter poli clasista y popular es la clave de su
supervivencia. Fue el partido modelo de la política venezolana. Tiene un cuerpo de
dirigentes desde las Juntas Parroquiales hasta los Estados, valiosos y representativos. Tiene
una militancia que continúa fiel a pesar de todos los golpes recibidos por parte de su
adversario y de sus propios dirigentes. Acción Democrática está viva. Está luchando. Su
militancia quiere una verdadera transformación. Venezuela necesita una Acción
Democrática renovada y fortalecida. Viva el partido, vivan los adecos.

Elaborado por: Luis Eugenio Soto Pírela.


Secretario Político AD Municipio Cabimas.
luis_soto_pirela@hotmail.com

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