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INTRODUCCIÓN
No faltan, quienes dicen que creer en la resurrección es una tontería, pasando por alto que existe
evidencia, fuera de la Biblia, que así lo demuestra, como tuvo que concluir el autor del libro
“The Case for Christ” – “El Caso de Cristo”, Lee Strobel, un periodista del Chicago Tribune, que
era ateo y trató de probarle a su mujer, que había nacido de nuevo, que estaba en un error.
Strobel centró su investigación básicamente en las siguientes preguntas:
a) ¿Son fiables los testigos y los documentos que nos han llegado?
b) ¿Qué dice la arqueología y la historia sobre Yeshúa y su historia?
c) ¿Creía Yeshúa ser Dios?
d) ¿Estaba loco?
e) ¿Y si no murió? Quizá mataron a otro, quizá solo quedó malherido.
f) ¿Y si murió, pero robaron el cuerpo?
Los 13 expertos a los que acudió, eran eruditos, historiadores y académicos de tipo conservador;
él como periodista, tuvo que tomar decisiones, y publicar lo que tenía; porque, conforme a sus
palabras: “Nunca la evidencia es concluyente... pero hay que seguir los hechos”.
Tanto para Strobel, como para cualquier otro, aceptar la propuesta cristiana implica una apuesta
(como Blaise Pascal estableció en su tiempo), es un salto de fe, una decisión sin suficientes datos
(que siempre faltarán); pero no aceptarla, también es una decisión en la que también faltan datos:
por lo que no creer, también es una apuesta, y no se puede argumentar que sea más razonable.
C.S. Lewis dijo: “Si el cristianismo no es verdad, nada es importante; pero si es cierto, es de la
máxima importancia”.
Así que, deliberemos un poco sobre la Resurrección.
DESARROLLO
1) Yeshúa la predijo.
Marcos 8.31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y
ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y
resucitar después de tres días.
Los líderes religiosos en Israel sabían que Yeshúa había predicho que resucitaría de entre los
muertos, por lo que pensaban, que sus discípulos intentarían robar su cuerpo, a fin de fabricar
una mentira, por lo que pidieron a los romanos que vigilasen la tumba, y así, poder evitar que
esto sucediera: Y al día siguiente, que es después de la Preparación, los principales sacerdotes y
los fariseos se reunieron ante Pilato, diciendo: Señor, recordamos que aquel impostor, estando
aún vivo, dijo: Después de tres días, soy resucitado. Manda pues que sea asegurado el sepulcro
hasta el tercer día, no sea que lleguen sus discípulos y lo hurten, y digan al pueblo: Fue
resucitado de los muertos. Y sea el postrer error peor que el primero. Pilato les dijo: Tenéis una
guardia. Id, aseguradlo como sabéis. Y ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra
en compañía de la guardia” (Mateo 27.62–66).
κουστωδία (custodia). Guardia.
CONCLUSIÓN
1ª Corintios 15.12–20 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos,
¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Y si no hay
resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado,
vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe. Aún más, somos hallados
testigos falsos de Elohim, porque hemos testificado contra Elohim que El resucitó a Cristo, a
quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan,
entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa;
todavía estáis en vuestros pecados. Entonces también los que han dormido en Cristo han
perecido. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres,
los más dignos de lástima. Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los
que durmieron.