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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGÍA

Ensayo de Teorías de la Personalidad.

La psicología es un área del conocimiento de una gran vastedad,

probablemente proporcional a la complejidad humana y con tendencia a la

ampliación según surjan teorías que logren explicar cabos sueltos dejados por

las predecesoras.

Todo aquel que inicie su incursión en esta importante ciencia debe transitar

por uno de sus ámbitos más esenciales: la personalidad. Como cada tópico de

la ciencia de la conducta, la personalidad puede ser definida en una cantidad

de maneras dependiendo a la perspectiva con que se le contemple. Sin

importar la cantidad de matices con las que se le defina, la personalidad explica

(o al menos se aproxima) “la forma de por qué somos como somos y lo que

determina nuestra visión del mundo” como dirían Schultz, D y Schultz S – único

libro de referencia para este modesto escrito- (2010, p. 4)

Es por lo que se acaba de comentar que se hace imprescindible el estudio

de la personalidad, es decir, para poder tener una aproximación a la naturaleza

humana. Este acercamiento a la personalidad, como ocurre con cualquier tema

psicológico, tiene muchas aristas.

Particularmente en el conductismo se dice que la personalidad “no es más

mera acumulación de respuestas adquiridas o un sistema de hábitos” (p. 6) lo

que sugiere que el hombre es una suerte de entidad mecánica que responde a
hábitos, pero no da cuenta alguna de procesos mentales reflexivos

simplemente por no ser observables.

De un punto para explicar la personalidad que se sustenta en lo meramente

observable (la conducta en este caso) abordamos a otro que pareciera ser el

polo opuesto ya que su teoría se basa en especulaciones de la observación

clínica de los pacientes: el psicoanálisis. En esta propuesta, el inconsciente

toma el protagonismo a la hora de hacer análisis y explicaciones del

comportamiento de los pacientes.

Independientemente de la tendencia que se asuma a la hora de definir la

personalidad, hay algo que es común en todas las perspectivas que la

observan y el hecho de que son las “características externas y visibles, a esos

aspectos que la gente percibe” (p. 8). Sin embargo, aunque la personalidad es

más o menos constante “puede variar en situaciones diversas; pero, aunque no

rígida, generalmente resiste a los cambios repentinos” (p.9).

Son muchos los factores internos y externos que pueden influir en la

manifestación de la personalidad y estos son observados en distintas

proporciones por las diferentes teorías que la explican las cuales tienen sus

métodos propios para sus mediciones.

Volviendo al psicoanálisis como teoría que explica la personalidad, hay que

reiterar que Freud, su creador, expone que el inconsciente da forma y

determina a la personalidad. La historia de este peculiar personaje, exponente

de gran influencia en la psicología sin ser profesional de esta ciencia, tiene

muchos elementos de particular interés. El primero de ellos es el profundo odio


sentido hacia su autoritario padre, mayor que su tercera esposa, la madre de

Freud por más de veinte años.

Otro hecho es el amor profundo hacia su esbelta madre, quien lo apoyaba y

estimulaba su gran capacidad intelectual. Este sentimiento propiciaría la

competencia acérrima del ya privilegiado Freud contra sus hermanos o todo

potencial factor que pudiera amenazar con quitarle el amor materno. Esto

sustentaría su llamado “complejo de Edipo”.

También se puede comentar sobre su alta necesidad de reconocimiento que

lo llevó a ser de la cocaína, muy defendida, consumida y recomendada por él,

un elemento que obraría en contra de su anhelada fama por desatar un masivo

consumo con las consecuencias ya conocidas por esta droga.

Como hecho que explicaba la neurosis expuso el abuso sexual en la

infancia y las repetidas fantasías de la víctima sobre el hecho traumático, así

como problemas sexuales de variada índole, lo que es paradójico ya que el

propio Freud era presa de diversos conflictos sexuales y, en cierto modo, él

mismo fue su propio objeto de estudio al registrar sus signos y síntomas para el

posterior diagnóstico de lo que sufría.

Dos nociones importantes en su tesis para la determinación de la

personalidad eran la pulsión y el instinto como resultado de la manifestación de

la energía psíquica. El primero encaminado a la satisfacción de necesidades

básicas (alimento, agua, aire y sexo) y el segundo, tendiente a la complacencia

de los deseos.
Otro estudioso de gran influencia en la psicología fue Jung quien fuera

considerado por Freud, su mentor, como su ”heredero espiritual” antes de

abandonarlo por tener diferencias teóricas irreconciliables con él.

Pueden distinguirse tres grandes diferencias a grandes rasgos con respecto

a la teoría de su maestro: 1.- el hecho de que la energía psíquica no sólo se

enfocaba en el sexo, sino que más bien, lo contenía y no se limitaba a él, 2.-

los seres humanos no eran irremediablemente víctimas del pasado, sino que

también exponía que el futuro era otra fuerza modeladora del individuo y 3.- el

inconsciente era más amplio y abarcaba las ideas de la mitología, antropología

y la religión como elementos constituyentes de la naturaleza humana.

Como rasgos resaltantes de la vida de este prominente pensador hay que

destacar el hecho de que pasó por una niñez infeliz, alejados de niños de su

edad, rodeado de clérigos y cercano al ámbito religioso. Hijo de un matrimonio

donde la madre, inestable emocionalmente, era la figura dominante que hacía

dupla con un padre de poco carácter. Esta característica lo hizo rechazar a su

progenitora por lo que difiere en sus ideas sobre el amor a la madre con las de

Freud.

Al contrario que su viejo maestro, piensa que la etapa más importante de la

vida era la edad madura o la época de la propia crisis donde se pueden superar

los traumas o crisis neuróticas y la energía psíquica es determinada por tres

principios: el de los opuestos, el de equivalencia y el de entropía.

El primero de ellos trata de las polaridades de la energía psíquica que

genera energía. Por otro lado, la equivalencia se da cuando la energía psíquica

cesa en su enfoque de un elemento y se desplaza a otro. La entropía


corresponde al equilibrio de partes que, junto a las actitudes de introversión y

extraversión determinan a la personalidad.

Finalmente, Allport presenta una propuesta que concede supremacía a la

conciencia como responsable del presente y el futuro del individuo. Para él, la

personalidad era una organización dinámica de los sistemas psicofísicos que

determinan tanto la conducta como los pensamientos (p. 260)

El adulto normal lleva una vida funcional que no depende en vivencias de la

niñez y opera en dos niveles: la autonomía perseverante y la autonomía del

propium y este último opera bajo los principios de organización del nivel de

energía, dominio y competencia y estructuración del sí mismo.

Realizado por Javier Osorio

C.I.- 12343770

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