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Práctica Calificada

SOLEDAD

FEDERICO GARCÍA LORCA

Las piquetas de los gallos


cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo,
su carne huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados,
sus pechos, gimen canciones redondas.
-Soledad,
¿por quién preguntas sin compaña y a estas horas? –
Pregunte por quien pregunte,
dime, ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
-Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca
al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas.

POEMARIO (Canto a la soledad,1976)


ANALISIS DEL POEMA

A. LOCALIZACIÓN:

El poema SOLEDAD fue publicado en 1976 por Federico García Lorca en el poemario CANTO A LA
SOLEDAD.

Federico García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en el municipio granadino de Fuente Vaqueros, en
el seno de una familia de posición económica desahogada, y fue bautizado como Federico del Sagrado
Corazón de Jesús García Lorca. Fue un poeta, dramaturgo y prosista español. Adscrito a la generación
del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX y como
dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX. Fue asesinado por el bando
sublevado un mes después del golpe de Estado que provocó el inicio de la guerra de España.

B. TEMA:

El tema del poema es la pena gitana, encarnada, representada, en el personaje de Soledad Montoya. Es
un tema que ya está señalado desde ese título, que podríamos calificar casi de epónimo, porque la pena
negra, la pena gitana, es como un gran personaje que está presente dentro del Romancero gitano, pero
fundamentalmente en este poema. Por esa razón, este quizás sea para mí el poema más importante de
la obra.

C. INTERPRETACIÒN DEL POEMA

PRIMER MOMENTO
Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.

El comienzo del poema nos sitúa en una atmósfera coherente con lo que plantea el título. Se inicia en
la noche, que es la hora del dramatismo, de las tragedias. Pero no estamos aquí en la alta noche, sino
en un momento de transición hacia el amanecer. Podríamos decir que lo que encontramos en el
comienzo del romance es una doble transición, la de la noche cerrada hacia la aurora, presentida en el
canto de los gallos, y la de Soledad hacia la ciudad, ya que la gitana viene regresando del monte. Se
abre el texto con una metáfora cinestésica bellísima. Porque, al menos para mí, esas piquetas de los
gallos no solamente aluden a sus picos en la tierra cavando, sino también a sus cantos. Hay un doble
vínculo allí, piquetas, por picos y también por lo agudo del canto.

Pero lo curioso es, ya sea que tomemos cualquiera de estos dos vínculos, que el canto de los gallos, o
sus picos en la tierra, intentan encontrar la aurora, desenterrarla. Es como si la luz del sol, en esta
visión poético-mítica de la realidad, estuviera clavada en la tierra y los gallos, elementos mínimos de
la naturaleza, fueran los responsables de la aparición de lo más grandioso, de la aurora. Dice “cavan”,
en presente, de manera que todavía la están buscando, no la han encontrado. Hay un hipérbaton que
posterga la aparición de la protagonista, de manera que cuando aparece, todo el peso de los versos
anteriores recae sobre ese nombre tan significativo: Soledad Montoya. Esta mujer, cuyo destino parece
estar marcado en su nombre, fue al monte en plena noche, ya que, en el comienzo del poema, cuando
se acerca el alba, ella viene bajando de la espesura. Este es un elemento que nos muestra el desasosiego
que la embarga, lo angustiosa que resulta ser su búsqueda, porque se trata de una incursión nocturna,
en el monte oscuro, donde poco se puede llegar a encontrar.

Cobre amarillo, su carne


huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.

La creación del personaje está hecha, completamente, de forma metafórica. Hay una descripción física,
pero con implicancias en el estado anímico de la protagonista. También hay un paralelismo
psicocósmico, una analogía entre lo que es la pintura del personaje y el cosmos que la rodea, un
ambiente natural que potencia el drama que está viviendo. Lo primero que se nos dice es que el color
de su piel es como el del cobre. Es válido pensar que quizás la tonalidad natural de Soledad no sea esa,
sino que, como es víctima de un padecimiento, está más pálida, más enfermiza, más amarillenta. Por
otro lado, se nos dice que esa carne “huele a caballo y a sombra”, que es una construcción
completamente lógica desde el punto de vista gramatical, pero que la sentimos como ilógica desde el
punto de vista semántico, ya que se puede oler a caballo, pero no a sombra.

Es como si diferentes características de la vida gitana estuvieran presentes en el cuerpo de Soledad: el


cobre, el caballo, el yunque. Pero es muy significativa la metáfora de asociar los pechos al yunque,
porque se asocia algo erótico, algo que además está vinculado a la vida, que da vida, con un objeto que
carece de ella. El yunque, si se quiere, podrá aludir a la plenitud física de la mujer, por la firmeza de
sus pechos, pero no es algo cálido, todo lo contrario, es algo frío, algo que no tiene vida. Los pechos de
Soledad Montoya, tristes, ahumados, como toda ella, están muertos en vida. Y no cantan, aunque sean
duros como el yunque y redondos como esas canciones que solo pueden gemir. Porque hay allí, al final
de la cuarteta, una magnífica hipálage cinestésica, que hace que el adjetivo “redondos” (característica
propia de los pechos), se desplace y termine calificando de “redondas” a las canciones. Y hablo de
hipálage cinestésica porque allí lo auditivo adquiere una forma para darle a la protagonista una imagen
de sensualidad inherente. Lo contradictorio del caso, es que la plenitud física de Soledad, tristemente,
no está acompañada de una plenitud vital.

SEGUNDO MOMENTO
—Soledad: ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?

El segundo momento del poema se abre con la voz poética que interroga a Soledad. Es una voz que no
se sabe de dónde viene, que no tiene una imagen física, que no responde a nadie. Si seguimos esa
lectura, podríamos interpretar que esa voz incorpórea responde a la del propio poeta.

Pero bueno, lo cierto es que a la voz que dialoga con Soledad la podemos caracterizar como una voz
amena, mesurada, consejera, entre otras cosas; pero a ciencia cierta no la podemos identificar como la
voz de alguien en particular, porque bien -como dije cuando me referí a la estructura del romance-
podría ser la misma voz que abre y cierra el poema, como podría no serlo. Lo cierto es que esa voz va
a cambiar la técnica que el poeta venía utilizando en el romance y le va a imprimir un carácter
dramático, al comenzar con el diálogo.
En la pregunta que abre el diálogo, la de los únicos dos versos que no forman parte de una cuarteta,
encontramos una voz convencional que, desde el principio, va a representar la sensatez. Es una voz
que demuestra simpatía y compasión por Soledad, y que se dirige a ella por el hecho de que le llama
la atención que la muchacha se encuentre sola, en un lugar tan inhóspito y en una hora tan
inapropiada.

—Pregunte por quien pregunte,


dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.

La respuesta de la protagonista no se corresponde con la preocupación de la voz que la interroga. Está


cargada de rebeldía, de despecho y de orgullo. Lo importante del diálogo dentro del texto es que es
una técnica que permite que Soledad se manifieste. Y lo que se va a establecer es un contraste entre la
voz sensata que la interroga y la irreverencia absoluta de la gitana. La voz muestra una gran simpatía
hacia Soledad, pero no puede hacer nada por ella, porque ante un requerimiento movido por la
inquietud, lo que recibe es una respuesta desafiante y soberbia, de alguien distante, que no está
dispuesto a admitir ninguna clase de controles. El contraste, el choque, se va a establecer porque esa
voz amistosa le preguntará a Soledad por lo lógico, y la pena de la gitana suele trascender ese terreno.
Para ella el andar sola en la noche es lo de menos frente a la pena negra que la atormenta.

La joven gitana no es dueña de sí misma, es la pena la que la posee. No es que esté apenada, ella es la
pena misma. Y las redundancias en las respuestas de Soledad son una muestra de la falta de claridad
que tiene y de la necesidad de obtener lo que no puede. Esto la desespera y hace que rechace cualquier
tipo de tratamiento amistoso. Por dos veces cae en reiteraciones, cuando dice “pregunte por quien
pregunte” y cuando dice “vengo a buscar lo que busco”. La pena la tiene enajenada. Al decir “vengo a
buscar lo que busco” muestra claramente que no ha encontrado lo que busca. No dice vengo de buscar,
dice vengo a buscar, esto es una muestra de que la búsqueda sigue. De todas formas, ella dice que viene
a buscar su alegría y su persona, señal de que quiere vivir, de que no se da por vencida pese a lo que la
atormenta.

—Soledad de mis pesares,


caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.

Frente a la rebeldía de la gitana, la voz poética se muestra compasiva. Sin duda que le interesa la
realidad de Soledad y se ve afectada por ella, porque la llama “Soledad de mis pesares”. Y como sufre
por lo que le pueda llegar a pasar a la muchacha, la aconseja, le advierte de los peligros que puede
llegar a correr si continúa con esa actitud soberbia e irreverente. La advertencia que le hace es que si
no cambia de actitud lo que le espera es la muerte. Porque el caballo que se desboca termina en la mar
y allí es devorado por las olas.

Es muy significativo que la voz poética haya elegido el símbolo del caballo para mostrar la pasión
arrebatada de Soledad. El caballo es un símbolo de la pasión, de los instintos irracionales, y el mar es
un símbolo de la muerte. Recordemos aquí los famosos versos de Jorge Manrique “nuestras vidas son
los ríos que van a dar a la mar, que es el morir”. Esa voz poética llena de simpatía, de compasión, que
representa el equilibrio, la sophrosyne, trata de ayudar a Soledad, pero claro, nada puede hacer, porque
la pena negra es algo que escapa al control de esta muchacha y al de cualquier gitano.

D. SUSTANATIVOS

• Aurora, hace referencia al lado opuesto de la tierra, donde es la primera luz que sale antes del sol.
La aurora, es como quien se adelante a alumbrar, antes que los gallos canten.

• Gallo, imagen de poder, porque lidera el grupo, acompaña a la gallina, es decir representa,
autoridad, el trabajo duro en el campo.

• Caballo que simboliza la libertad, independencia, fortaleza, el poder de una persona que no siente
vencida. Representa la vitalidad del hablante lírico que se enfrenta al mar a la naturaleza, a la vida.

• Monte, hace referencia a la abundancia de mala yerba, árboles o vegetación de una sola especie.
También a lo que crece sin cuidados y sin darle importancia.

• Carne es la musculatura y vísceras del cuerpo humano, representa la fuerza, firmeza, apoyo y en la
parte espiritual son los seres vivos y representan la fragilidad y debilidad o en contraposición de
Dios.

• Sombra hace referencia a una parte oscura donde la luz es obstaculizada, también es una silueta o
proyección invertida del objeto que aspira la luz, da a entender que es lo oscuro, aterrador y si lo
vemos por la parte positiva es el producto de la oscuridad y la luz.

E. ADJETIVOS

✓ Monte oscuro, se refiere a el modo en el que la soledad llega a nosotros.


✓ Cobre amarillo, hace referencia a los cabellos de la soledad.
✓ Canciones redondas representa lo que la soledad le hace sentir.

F. VERBOS

• Baja, se refiere al encuentro con la soledad.


• Huelen, representa el aroma o el cómo es la soledad.
• Gimen, hace referencia a lo que hace la soledad en nosotros.
• Buscar, representa las personas leales que buscamos en nuestra vida.
• Encuentra. se refiere al final de nuestra búsqueda.
• Tragar hace referencia a que podemos arrepentirnos de haber escogido a malas personas en
nuestra vida.
Los verbos simbolizan un encuentro y como se ve la soledad como si fuera una persona física.

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