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Todas las rocas que quedan expuestas en la superficie de la Tierra interactúan con la
atmósfera y la hidrósfera. Como resultado de esta interacción las diferentes especies
minerales que conforman las rocas expuestas se desestabilizan produciéndose un
conjunto de cambios físicos y químicos que agrupamos bajo el nombre de
meteorización (no metamorfismo). FORD (1984) plantea la diferencia entre
meteorización e intemperismo en función a la ausencia o presencia, respectivamente,
de vida y sus procesos relacionados actuando en la descomposición de los minerales;
el término intemperismo plantea además no solamente el proceso de destrucción de los
minerales, sino el de neoformación de otras especies y movilización de sus resultantes.
Varios mecanismos entran en juego a nivel superficial que produce fracturación de las
rocas. Entre los más importantes destacaremos:
Las rocas que se han formado a niveles profundos de la corteza donde imperan
grandes presiones cuando llegan a la superficie en ausencia de presiones confinantes
se fracturan subdividiéndose en poliedros de formas variadas. Las superficies de
subdivisión se llaman diaclasas de descompresión.
Cuando las micro fracturas y fracturas de la roca son ocupadas por agua proveniente
del ciclo superficial pueden ocurrir fenómenos físicos de aumento de volumen tales
como el congelamiento que ayudan a propagar y aumentar el número de fisuras así
como su tamaño.
Drenaje: teniendo en cuenta que casi todos los procesos de intemperismo ocurren en
medio acuoso, el tiempo que el agua está en contacto con los minerales regula la
alterabilidad de éstos. El agua transportará en solución variadas sustancias y desalojará
los productos generados por la alteración, manteniendo en funcionamiento la
meteorización y bajando el pH del agua.
Clima: incide sobre las características e intensidad del proceso intempérico por dos
parámetros: precipitación y temperatura. La velocidad de las reacciones químicas se
multiplica por 2 ó 3 cada 10º de aumento de temperatura (ley de VAN’T HOFF), siendo
esta una de las razones de la alta agresividad de los climas tropicales, en los que casi
todos los silicatos son inestables.
En zonas quebradas, frías y secas domina la desintegración. Esto es: a climas más
cálidos y húmedos más rápidamente progresa la meteorización.
Una primera gran subdivisión que surge de lo expresado líneas más arriba es que
existen dos grandes grupos de rocas sedimentarias: las detríticas y las de
precipitación química. Otro grupo importante lo constituyen aquellas masas rocosas
en las que sus constituyentes son fundamentalmente restos de organismos; por
ejemplo, la acumulación local de conchillas y restos de organismos marinos puede dar
lugar a rocas llamadas lumaquelas.
Se dice que una roca sedimentaria es más madura cuanto más redondeados y
seleccionados estén los clastos que la integran. La madurez textural es un índice que
refleja el tiempo transcurrido entre la erosión del material detrítico original y su
depositación final.
Una roca sedimentaria detrítica cementada es más densa, más tenaz, y menos porosa
que su equivalente no cementado. La tenacidad depende en gran medida del tipo de
cemento siendo las cementadas con SiO2; consideradas las más resistentes no sólo
mecánicamente sino también a ulteriores transformaciones por meteorización.