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Método Montessori

Uno de los métodos pedagógicos actuales es el Montessori (que seguro muchos de vosotros
y vosotras ya conoceréis). Está orientado a las respuestas científicas y matemáticas, se basa
en situar al alumno como centro alrededor del que orbita un profesor que le sirve de
guía en la llamada “carrera educativa”. Así, disponen distintas propuestas educativas
entre las que el niño debe escoger la que quiera y trabajarla.

Un ejemplo de ello sería un puzle con distintas formas, que ayudan al niño a desarrollar la
lógica y la identificación de formas, además del pensamiento creativo o el típico juego de
las tarjetas con nombres y con dibujos que se relacionan entre sí.

Los cursos que utilizan este método se dividen en clases de un intervalo de edad de tres
años. Así, niños de 6 años conviven con los de 3, ayudándolos, mientras que los pequeños
se sirven de ellos imitándolos.

Todo esto ayuda a que el alumno se mantenga motivado, al desarrollar conocimiento en


aquello que le suscita interés, además de un espíritu crítico que tiene tanto que ver con su
propia experiencia como con la de los demás. El profesor, como ya dijimos antes, guía,
pero nunca juzga ni cuantifica lo que está haciendo el alumno.

Como en cada método pedagógico alternativo, tiene sus defensores y sus detractores.

Los defensores del método Montessori lo consideran un modo muy efectivo de producir
líderes, individuos que han desarrollado desde bien pequeños autonomía, capacidad crítica,
concentración y capacidad de resolución de problemas de forma creativa.

Los detractores del método Montessori acusan a este método pedagógico de fomentar una
excesiva individualidad y falta de colaboración entre los alumnos.

Método Waldorf
Se podría hablar de la metodología docente opuesta a Montessori. Mientras la primera era
más científica e individualista, esta es innegablemente creativa, y se basa en el grupo.

Podríamos definir al sistema Waldorf como el aprendizaje mediante el


juego, desarrollando así la imaginación, la empatía, la creatividad y la vitalidad, el juego
libre y con gran carga simbólica forma parte esencial en la educación del niño, sobre todo
en una primera fase que comprendería hasta los siete años.

Las estancias en las que se llevarán a cabo estas clases suelen favorecer esta creatividad,
con aulas coloridas, huertos para cuidar, sofás, etc.

Si bien estas medidas parecen muy positivas, también tienen su contrapartida menos
popular, difiriendo de lo propuesto por Montessori, y es que los niños no aprenden a leer,
escribir o hacer sumas hasta pasada esta primera fase de los siete años, ya que hasta este
momento se han dedicado a las bellas artes, el movimiento, la música, etc. Además, se
trabaja de una forma mucho más grupal, eligiendo los proyectos no individualmente, si no
en consenso.
Es importante explicar cómo funcionan los grupos dentro de este método educativo, y es
que sus integrantes no son forzados a mantener un nivel homogéneo, cada uno va
aprendiendo los conocimientos cuando está preparado.

La labor del maestro es la de observar a sus alumnos, ver sus cualidades y en función de
esto enseñarles y potenciar aquello que necesiten, en el momento oportuno.

Método Reggio Emilia


Este método educativo actual está centrado en los intereses de los alumnos. Las clases se
centran en proyectos y en el autodescubrimiento. Así, el profesor no es sinónimo de
Google ni de una enciclopedia, no es el libro de las respuestas, si no el principal motivador
de sus alumnos en encontrarlas, documentando además su evolución a lo largo del curso.

Este método alternativo de educación se basa en grabar en vídeo y sacar


fotos a los alumnos durante la ejecución de sus proyectos y la búsqueda
de sus inquietudes, para posteriormente mostrarles su evolución, mejoría
y el enorme potencial que tienen en base a esta.
El método forma a alumnos capaces de valerse por sí mismos, con una gran inquietud por
resolver los problemas que se le presentan, y aún más importante, con una gran querencia
por la cooperación y la colaboración, que se acostumbran a trabajar en equipo para analizar
y resolver situaciones.

El docente no se encuentra, como en la educación tradicional, en una posición superior al


alumno, al no ser considerado como la fuente de todas las respuestas, sino que está a la
misma altura, y si bien conoce estas cuestiones, su labor es la de guiar y aprender de sus
alumnos, con un conocimiento más enfocado a la experimentación.

Al igual que en método Montessori, el espacio de las clases debe estar muy cuidado, ser
acogedor e incluso ayude en la motivación de los alumnos, llegando a tener una
importancia cuasi filosófica, pues se considera un maestro más, al favorecer su uso a unas
mejores relaciones, comunicaciones y encuentros.

Método Pikler
La llamada educación Pikleriana está muy enfocada a bebés, que aún no caminan, las
aulas en las que se desarrolla esta forma pedagógica tienen cajones, tarimas, escaleras
pequeñas… todo aquello que sea susceptible de escalar, apoyarse y, en definitiva, ayudar en
el desarrollo de la motricidad del pequeño.

Estos deben estar acostados y boca arriba sobre el suelo. Se intenta fomentar un
movimiento libre del niño, por lo que está prohibido todo aquello que pueda facilitarles la
tarea, como almohadas, cojines, colchonetas…

La idea que subyace a todas estas actuaciones, y que da forma a este método pedagógico
alternativo, es que el desarrollo motor es espontáneo, y por tanto no debe ser ayudado, si no
animado. Así, con las condiciones adecuadas, los niños llegarán por sí mismos a su
desarrollo motor adecuado.
La figura del docente o cuidador/a no es la de guiar y servir de modelo a sus alumnos, si no
que observa y estimula a sus alumnos, respetando los distintos ritmos que estos pueden
tener. Así, la paciencia, la calma y la comprensión serán requisitos imprescindibles para
poder participar de este tipo de enseñanza. Y aún más importante que todo esto será la
autodisciplina a la hora de querer intervenir en los movimientos de sus alumnos, que debe
ser evitada.

En definitiva, se busca con el método Pikler unos alumnos libres y enormemente activos,
que desarrollen una actitud positiva, autónoma y positiva frente al desafío que supone el
enfrentarse a actuaciones que no dominan.

El método Aucouturier
La idea es similar a la que da lugar al método pedagógico Pikler; el movimiento como base.
Pero en este caso se busca la expresividad del alumno, la motricidad es entendida como
una forma de que el niño se exprese y aprenda.

Así, el juego basado en el movimiento, las colchonetas, los arcos, las espalderas, las
rampas… todo este tipo de objetos, que en mayor o menor medida integran las aulas de
cualquier escuela infantil, tienen como objetivo que el niño, mediante el experimento, el
juego y la libertad, aprenda.

¿En qué idea se basa este método de enseñanza? Busca la autoconsciencia del niño, de su
propio cuerpo como una herramienta a partir de la cual puede llegar a construir su identidad
estimulando, mediante este tipo de juego, una serie de procesos que abren la comunicación,
la expresión, la simbolización, etc.

Aucouturier es comúnmente compaginado con otros métodos de enseñanza, por lo que es


habitual encontrarnos con espacios Aucouturier en aulas Montessori, Waldorf o Reggio
Emilia.
El método Doman, los bits de inteligencia.
El método de enseñanza Doman, basado en los estudios del doctor Glenn Doman en los
años 60, se enmarca en la siguiente teoría: la plasticidad neuronal del ser humano durante
sus primeros años de vida es máxima, se producen todas las conexiones neuronales, por lo
que con la estimulación adecuada, y a esta temprana edad, se podrán aprovechar al
máximo las capacidades naturales y espontáneas del aprendizaje.

Doman sostiene que es a edades tempranas cuando las neuronas son más susceptibles al
aprendizaje

A estos estímulos les llama bits de inteligencia, y deben cumplir una serie de características
para favorecer este aprendizaje:

 Ser novedosos. Si el niño ya conoce el objeto del estímulo, este no es un bit de


inteligencia. Debe ser algo totalmente desconocido para él.
 Mostrar un único dato, simple y concreto. Que el niño no pueda confundirse con
conceptos demasiado complejos.
 Que capte su atención. La intensidad del estímulo debe ser superior a sus umbrales
de percepción.
Identificados ya los estímulos que componen un bit de inteligencia, nos queda por saber
cómo trabajar con ellos.

Podemos hacernos una idea si analizamos los sujetos a los que van dirigidos estos
estímulos, los niños. Se distraen, desaniman y cansan rápido, sobre todo si lo que están
recibiendo no les parece divertido, por lo que aquí hay que hilar muy fino. Una correcta
sesión Doman necesita de:

1. Eliminar toda distracción posible.


2. Proporcionar un ambiente lúdico.
3. Anunciar inequívocamente la categoría y los bits, uno a uno.
4. Dejar “reposar” los bits en la cabeza de los niños. Esperar unos momentos entre uno
y otro.
5. Acabar la sesión alabando a los niños, reforzando además su conducta y actividad.
6. Programar la repetición de la sesión durante los días siguientes, aumentando además
el número de bits objeto de la misma.

Y hasta aquí nuestro resumen de los 5 métodos pedagógicos actuales que puedes aplicar
como educador. ¿Añadirás alguno de ellos en tu programación didáctica? ¿Te han parecido
interesantes?

Esperamos que este post te haya servido para saber alguna cosa más. Intentaremos
profundizar en estos y otros métodos de enseñanza en futuros artículos en nuestro blog, así
que estad atentos/as.

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