Está en la página 1de 2

Estado, Poder y Socialismo – Poulantzas (Primera Parte).

Sobre la teoría del Estado: ¿Quién escapa hoy al estado y al poder? ¿Cuál es la relación entre Estado, poder y clase sociales?
Habría primero un Estado y después un poder con el que las clases dominantes establecerían tales o cuales relaciones de
proximidad o de alianza. El Estado y el poder estarían constituidos por un núcleo primero, impenetrable y un resto al que las
clases dominantes podrían
afectar o en el que podrían introducirse.
Todo estado según cierto marxismo, no sería más que una dictadura de clase. Esta sería una concepción puramente
instrumentalista, que reduce el aparato del Estado al poder del Estado. Pierde de vista lo esencial. No debería hablarse de una
naturaleza de clase, sino de una utilización de clase del Estado.
El estado presenta una armazón material propia, que no pede reducirse a la sola dominación política. El aparato del estado no
se agota en el poder del estado. La dominación política está inscripta en la materialidad institucional del estado. El estado no
es producido de arriba abajo por las clases dominantes.
No todas las acciones del estado se reducen a la dominación política, pero están constitutivamente marcadas por esta
dominación. No se trata de una estructura económica de la que estarían ausentes las clases, los poderes y las luchas.

Los aparatos ideológicos: ¿el Estado = represión + ideología?: El Estado no se limita al ejercicio de la represión física
organizada. Tiene también un papel propio en la organización de las relaciones ideológicas y de la ideología dominante. Nos e
limita tampoco al binomio represión + ideología.
La ideología no es un mero sistema de ideas o de representaciones, concierne también a una serie de prácticas materiales. Las
relaciones ideológicas son esenciales en la constitución de las relaciones de propiedad económica y de posesión, en la división
social del trabajo dentro mismo de las relaciones de producción. Recurrir a la ideología también es legitimar la violencia y
organizar el consenso de ciertas clases y fracciones respecto al poder político.
LA IDEOLOGÍA NO ES ALGO NEUTRO EN LA SOCIEDAD, SOLO HAY IDEOLOGÍA DE CLASE.
La ideología dominante se encarna en los aparatos del estado.
La distinción entre aparatos ideológicos y aparatos represivos, no debería conducir a subestimar su papel represivo.
Represión es violencia organizada sobre los cuerpos. Es la amenaza mortífera.
El cuerpo es entendido como una institución política. El estado es coextensible en su materialidad, de consumir a los sujetos.
El estado también actúa en forma positiva, crea, transforma y produce realidades. El estado procura siempre la hegemonía de
clase. Actúa siempre en un equilibrio inestable de compromiso entre las clases en pugna. Asume así una serie de medidas
materiales positivas para las clases populares.
La acción estatal rebasa la ideología y la represión.
Los discursos de organización nunca se ocultan del todo. Produce saber y técnicas de saber imbricadas en la ideología.
Existe un secreto burocrático, que detenta el estado.
Si se entiende la acción del estado por el binomio I-R, ello conduce a escindir el ejercicio del poder en dos aparatos: represivos
e ideológicos; y a dividir de manera nominalista estos dos.
En resumen, la formulación del espacio estatal términos de aparatos represivos e ideológicos sólo puede aceptarse en título
puramente descriptivo y teniendo en cuenta ciertas reservas. Tiene el mérito de ampliar la esfera estatal incluyendo los
aparatos de hegemonía, a menudo privados, y subrayar la acción ideológica del estado.
El estado desempeña un papel decisivo en las relaciones de producción y en la lucha de clases.

El Estado, los poderes y las luchas: En la mayoría de los casos se tiene tendencia a considerar que el Estado constituye frente a
las clases dominadas, un bloque monolítico que se les impone desde fuera, y sobre el cual, por otra parte, no tienen impacto
más que asaltándolo y cercándolo desde el exterior como una fortaleza impermeable y aislada de ellas. Las contradicciones
entre clases dominantes y clases dominadas quedarían en contradicciones entre el Estado y las masas populares exteriores al
Estado. Las contradicciones internas del Estado no podrían deberse más que a las contradicciones  entre clases y fracciones
dominantes, dado que la lucha de las clases dominadas no podría ser una lucha presente en el estado, sino que consistiría, en
presiones sobre el estado. De hecho, las luchas populares atraviesan al estado de parte a parte y eso no se consigue
penetrando desde fuera en una entidad intrínseca. Si las luchas políticas referentes al estado atraviesan sus aparatos es
porque estas luchas están ya inscritas en la trama del Estado, cuya configuración estratégica perfilan. Las luchas populares, y
más generalmente los poderes, desbordan con mucho al Estado: pero en la medida en que son propiamente políticas, no son
realmente exteriores a el. Incluso las luchas que desbordan al estado no están fuera del poder si no inscritas siempre en
aparatos de poder que materializan esas luchas y condensan una relación de fuerzas.
Así, la armazón material del Estado en su conexión con las relaciones de producción, su organización jerárquico/burocrático,
reproducción en su seno de la división social del trabajo, traducen la presencia específica de las clases dominadas y de su
lucha. No tienen como simple objetivo enfrentarse, en un cara a cara, con las clases dominadas, sino mantener y reproducir en
el seno del Estado la relación dominación - subordinación.
Las divisiones y contradicciones internas del Estado, entre sus diversos aparatos y ramas, en el seno de cada uno de ellos,
entre el personal del Estado, se deben también a la existencia de las luchas populares en el estado.
Pero la existencia de las clases populares no se materializa en el seno del estado de la misma manera que la de las clases
infracciones dominantes, sino de modo específico.
Las clases infracciones dominantes existen en el estado por intermedio de aparatos o ramas que cristalizan un poder propio
de. Dichas clases infracciones, aunque sea, bajo la unidad del poder estatal de la fracción hegemónica. Por su parte, las clases
dominadas no existen en el estado por intermedio de aparatos que concentran un poder propio de dichas clases sino,
esencialmente, bajo forma de focos de oposición al poder de las clases dominantes. Sería erróneo llegar a la conclusión de que
la presencia de las clases populares en el Estado significa que tienen así poder, o que podrían llegar a tenerlo a la larga, sin que
haya habido transformación radical de ese Estado, del poder.
El poder de las clases populares en el seno de un Estado capitalista no modificado es imposible, no sólo en virtud de la unidad
del poder del estado de las clases dominantes, que desplazan el centro del poder real de un aparato a otro tan pronto como la
relación de fuerzas en el seno de uno de esos parece inclinarse del lado de las masas populares, sino en virtud también de la
armazón material del Estado. Esta armazón no consiste en mecanismos internos de reproducción de la relación dominación-
subordinación: admite la presencia de clases dominadas en su seno pero justamente como tales clases dominadas.
La acción de Las masas populares en el seno del Estado es condición necesaria pero no suficiente, de su transformación.
Si las luchas populares están constitutivamente presentes en las divisiones del Estado bajo las formas más o menos directas de
la contradicción clases dominantes-clases dominadas, lo están también bajo una forma mediatizada: el impacto de las luchas
populares en las contradicciones entre las mismas clases y fracciones dominantes. Las contradicciones entre bloque en el
poder y clases dominadas intervienen directamente en las contradicciones en el seno del bloque en el poder.
En resumen, las luchas populares se inscriben en la materialidad institucional del Estado, aunque no se agoten ahí,
materialidad que lleva la marca de estas luchas sordas y multiformes. Las luchas políticas que conciernen al estado, como
generalmente, cualquier lucha frente a los aparatos de poder, no están en posición de exterioridad con respecto al Estado sino
que forman parte de su configuración estratégica: el Estado, como suele suceder con todo dispositivo de poder, es la
condensación material de una relación.

También podría gustarte