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ESTUDIOS SOBRE
LOS ORÍGENES
. DEL PERONISMO .

) MIGUEL MURMIS
~ CARLOS PORTANTIERO
EDICIÓN DEFINITIVA

Siglo veintiuno editores Argentina


ESTUDIOS SOBRE
LOS ORÍGENES
DEL PERONISMO

por
Miguel Murmis.
y
Juan Carlos Portantiero

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Siglo veintiuno editores Argentina s.a. Índice
TUCUMÁN 1621 7' N (C1046AAN),BUENOS AIRES, REPÚBLICAARGENTINA

Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


CERRODEL AGUA 24S, DELEGAClóNCOYOACÁN,04310, M~XICO, D. F.

Claves para la relectura de un clásico, por Hemán Camarero 9


CDO Murrnis, Miguel y Portantiero.juan Carlos.
306.2 Estudios sobre los orígenes del peronismo. -1ª. ed.- Prólogo a la segunda edición 45
Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2004. Advertencia 49
192 p. ; 13,5x21 cm. (Sociología y política)

ISBN 987-1105-62-2 Primera parte


CRECIMIENTO INDUSTRIAL
l. Sociología política. Y ALIANZADE CLASES EN LAARGEN11NA(1930.1940)

1. Introducción 53
2. Las condiciones de la alianza de clases 60; ~
3. La diferenciación interna en el sector agropecuario
y los grupos de oposición 78
Primera edición: J 97), Siglo XXI de Argentina Editores 4. Agrarios e industriales frente al "Plan Pinedo" 86
5. El papel del Estado: alianza de clases y hegemonía 97
Portada de Peter Tjebbes

Segunda parte
l ª edición argentina: 2.500 ejemplares EL MOVIMIENTO OBRERO EN LOS ORÍGENES DEL PERONISMO
1. Heterogeneidad obrera Il3
© 2004, Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero 2. Clase obrera y sindicatos en la génesis del peronismo 130
© 2004, Siglo XXI Editores Argentina S.A. 3. Desarrollo industri.al y orientaciones obreras 165

ISBN 987-1105-62-2

Impreso en Idea Gráfica


Pte. Perón 3785, El Palomar,
en el mes de mayo de 2004

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina - Made in Argentina
Claves para la relectura de un clásico

Las numerosas reediciones que alcanzó en los últimos


treinta años. La recurrencia con la que fue referenciado
por casi todos los que se ocuparon de las características y
la evolución de la burguesía argentina durante la primera
mitad del siglo XX, por los que incursionaron en la histo-
ria de la clase obrera organizada hasta 1945 o por los que
examinaron las causas sociales del surgimiento del fenóme-
no peronista. Su permanente utilización como bibliografía
en las cátedras universitarias. He aquí tan sólo algunas de las
evidencias que sugieren que Estudios sobre los orígenes del pero­
nismo de Miguel Munnis yJuan Carlos Portantiero es un libro
clásico en la Argentina. Una obra pionera, que abrió surcos
nuevos y señaló los caminos sin salida a los que llevaban cier-
tas interpretaciones establecidas, y que por esto se constituyó
en un punto de referencia insoslayable. Tanta continuidad y
centralidad de un escrito invita a ensayar una reflexión que
explore el contexto y los propósitos con los que fue diseña-
do, señale las ideas y teorías en las que abrevó o con las que
intentó confrontar, evalúe el aporte que el texto representó
en el conocimiento de los temas considerados y analice el mo-
do en que ese aporte fue procesado por obras posteriores.
Hacia esos aspectos se dirigen las siguientes páginas.
10 HERJ.'\/ÁN CAMARERO CLAVES PARALA RELECTURA DE UN CLÁSICO 11

1 rigurosos e innovadores, que buscaron reemplazar lo que pre-


dominaba en muchos abordajes de la realidad argentina: posi-
Estudios sobre los orígenesdel peronismo reconoce múltiples in- tivismo, ensayismo e intuicionismo. En el marco de una estra-
flujos, determinaciones y contextos, que recorren y entrelazan tegia explícitamente desperonizadora, no pocos de estos
el campo de las ciencias sociales, las vicisitudes del compromi- esfuerzos heurísticos, teóricos y epistemológicos se pusieron en
so político y la historia intelectual del país de los años sesenta. función de la tarea de explicar (y condenar) al peronismo, co-
La ubicación disciplinaria y académica del texto y de sus dos mo una condición para lograr extirparlo definitivamente. En
autores es un modo de introducirse en esos cruces. Posiciona- ese entonces, interrogarse por el peronismo era hacerlo, esen-
da en un enfoque sociológico atento al análisis de las estructu- cialmente, por la sociedad y la política argentina toda.
ras económicosociales y de las formas de la acción colectiva, la Para 1966, Murmis y Portantiero ya eran dos graduados de
obra también privilegia la dinámica del devenir histórico. Ejer- aquella facultad: el primero, de la carrera de Filosofía; el se-
cicio de sociología histórica, oxigenado por ciertos aportes de gundo, de Sociología. Ambos, con un perfil politizado y críti-
una nueva historia social, interesado en recobrar la dimensión co de la neutralidad cientificista, término este último con el
histórica de la economía e influenciado por la mirada totaliza- que en la época se solía impugnar los objetivos de los maestros
dora del marxismo. He allí nomenclaturas posibles para iden- de las disciplinas, quienes, por otra parte, también eran discu-
tificar, inicialmente, las marcas del escrito. tidos por su adscripción democrático liberal (recusada como
Esta clasificación reconoce bien la formación profesional una tradición limitada). Por cierto, desde fines de los años ci~~
de los autores, partícipes activos en la experiencia de la Univer- cuenta, Murmis, dentro de aquella facultad, había colaborado
sidad de Buenos Aires posperonista. En disonancia con las ten- con Germani en la creación de la carrera de Sociología (y de
dencias regresivas que se expresaban en los aspectos económi- su departamento), y con Romero en la constitución de la cáte-
cos, sociales y políticos del período, caracterizados por los dra y el Centro de Estudios de Historia Social, para luego em-
intentos de revertir la anterior distribución del ingreso, mer- prender estudios de doctorado en Sociología en la Universi-
mar el peso sociopolítico de la clase obrera y edificar un siste- dad de California, Berkeley. A su vuelta, se había convertido en
ma semidemocrático basado en la proscripción de Ja represen- un renovador de la estratégica cátedra de Sociología Sistemá-
tación política mayoritaria, desde 1955 aquella casa de estudios . tica y, desde 1966, en uno de los impulsores -junto con Juan
quedó inmersa en un proceso de modernización y excelencia Carlos Marín, Silvia Sigal y otros- del Centro de Investigacio-
académica, que respiró en un clima cultural dinámico y reno- nes en Ciencias Sociales ( CICSO), del que fue su primer direc-
vador. Esas transformaciones se hicieron sentir fuertemente en tor entre 1967-1975. El creso, en el que Portantiero también
la Facultad de Filosofía y Letras. Allí, precisamente, los estudios realizaría algunas actividades, surgió como un ámbito genera-
de historia social y de sociología lograban creciente espacio dor de investigaciones acerca de la estructura de clases y los
e institucionalización a través de la orientación de los recién conflictos sociales, elaboradas a partir de una perspectiva mar-
arribados o reingresados José Luis Romero y Gino Germani. xista, con el fin de superar la orientación estructural funciona-
Portando una explícita vocación interdisciplinaria, ellos in- lista recibida en la carrera fundada por Germani.
trodujeron categorías', formas de análisis y métodos de trabajo Toda esta herencia intelectual impregnaría las páginas de
12 HER.NÁN CAMARERO CuWES PARA LA RELECTVRA DE UN CLÁSICO 13

Estudios ... Sin embargo, la exacta coyuntura política y académi- tinoamericana de Sociologia (bajo la supervisión de Torcuato S.
ca en la que Ja obra fue elaborada y escrita se hallaba signada Di Tella y Elíseo. Verón), varios libros y una colección de pa­
por la adversidad. Promediaba la dictadura del general juan pers. En el CIS, cuyo primer director fue Jorge García Bouza,
Carlos Onganía. Por aquella época, debajo de la aparente so- se desempeñaba como investigador exclusivo Darío Cantón,
lidez del estado burocrático autoritario que habían intentado dedicado en ese entonces a un sondeo, desde la sociología
instaurar los militares y sectores del establishment­que busca- política, de los procesos electorales y los comportamientos
ba imponer, al mismo tiempo, la "normalización" económica parlamentarios argentinos. Fueron Cantón y García Bouza
requerida por el gran ernpresariado y un disciplinamiento glo- los que ayudaron a Murmis y a Portantiero (quienes también
bal de la sociedad en clave contrainsurgente-, fermentaban desarrollarían en el CIS tareas de investigación y docencia)
las tendencias que conducirían al acrecentamiento de la con- a encontrar allí las condiciones para desarrollar un plan de
flictividad social y de la radicalización ideológico política. Co- trabajo que tenía un ambicioso pero aún poco definido pro-
mo parte de su orientación autoritaria, el gobierno de Onganía pósito: indagar, desde una perspectiva histórico sociológica,
había dispuesto la intervención de las universidades públicas, en la génesis del peronismo, elaborando, para ello, un ajus-
lo que en julio de 1966 derivó en la "noche de los bastones lar- te de cuentas con las visiones existentes (particularmente,
gos". En esa oportunidad, centenares de docentes, graduados con la de Germani). Murmis fue el inspirador del proyecto
y estudiantes fueron apaleados y desalojados de algunas facul- y el que invitó a Portantiero a colaborar en éste.
tades de la UBA, lo que inició un ciclo de cercenamiento de la El primer resultado al que arribaron ambos intelectuales
autonomía universitaria y de hostigamiento al pensamiento crí- fue un escrito de unas cuarenta páginas, publicado en 1968 co-
tico. La hiperpolitizada Facultad de Filosofía y Letras, y en par- mo Documento de Trabajo del CIS Nº 49, con el título "Creci-
ticular la carrera de Sociología, fueron unidades académicas miento industrial y alianza de clases en la Argentina (1930-
muy afectadas por esas medidas. 1940)". En abril ele 1969-un mes antes de que el regreso de
Como resultado de ello, se produjo una emigración de in- la protesta proletaria y la radicalización popular eclosionaran
vestigadores hacia el exterior, pero también hacia ámbitos pri- definitivamente con el estallido del Cordobazo- fue editado,
vados nacionales, algunos de los cuales eran preexistentes al en el Nº 57 de la misma serie, el segundo y más extenso pro-
golpe. El más importante de ellos fue el Instituto Torcuato Di duc to de ese trabajo en colaboración: "El movimiento obre-
Tella (ITDT), que se había configurado, desde su fundación ro en los orígenes del peronismo". Finalmente, surgió la idea
en 1958, en un verdadero ente propulsor y renovador de la de compilar ambos textos autónomos y publicarlos, sin cam-
ciencia social, el arte y la cultura. Entre otros espacios, allí se bio alguno, en un libro de la colección "Sociología y política"
había creado, también con la dirección de Cermani, el Cen- de Siglo XXI, que estaba configurándose en aquellos años en
tro de Sociología Comparada. Tras su partida a Harvard, di- una editorial clave en el campo de las ciencias sociales y del
cha entidad se convirtió en 1967 en el Centro de Investiga- pensamiento de izquierda en Hispanoamérica. Así, en di-
ciones Sociales (CIS), un espacio aglutinante de estudiosos ciembre de 1971, apareció lo que constituiría la primera de
interesados en el escrutamiento de las estructuras y los cam- las múltiples ediciones de Estudios ...
bios sociales, que continuó editando la prestigiosa Revista La­
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2 gente comunista italiano Antonio Gramsci, que tani:a inciden-


cia tuvo en su derrotero posterior y que impregnana algunos
El texto no fue un producto exclusivamente académico, de los planteos de Estudios ... En 1963 sería expulsado del PC,
a pesar de que cumpliera con todos los requisitos de la escri- junto con un puñado de intelectuales y estudiantes, por sus
tura propia de ese ámbito y de que, con expresa objetividad, posiciones renovadoras heterodoxas, opuestas a las del codo-
buscara capturar la racionalidad en las acciones de los suje- villismo dirigente. Ese grupo escindido sería el que hasta fines
tos colectivos analizados. Detrás de una arquitectura expositi- de 1965 editaría Pasado y Presente[primera etapa], la ya mítica
va cuidada y prudente, en la obra puede descubrirse una di- revista cordobesa de ideología y cultura orientada por uno de
mensión política, tanto en el momento de la elaboración de Jos más firmes representantes del gramscismo argentino,José
las preguntas e inquietudes que organizaron sus páginas como Aricó. Todo se enmarcaba en la crisis que el PC venía sufrien-
en el de su recepción por parte de los lectores. Ese carácter do en el campo cultural y juvenil, como resultado del impac-
político del libro respondía a razones bastante evidentes: se to ejercido por los nuevos fenómenos de la realidad mundial
trataba de una reflexión sobre asuntos históricos de canden- (revolución cubana, conflicto chino-soviético), en las nuevas
te actualidad, realizada por dos intelectuales moldeados en la generaciones partidarias; las mismas que en 1964 protagoni-
militancia. Sus trayectorias revelaban una rica experiencia en zaron otra ruptura, la de los creadores de la revista La Rosa
el campo de la izquierda. Murmis, desde sus épocas estudian- Blindada. Durante el gobierno de lllia, mientras decantaba,
tiles en la segunda mitad de los años cincuenta, había actua- por el momento, ese proceso de desgranamiento comunis~,
do en la juventud del Partido Socialista. Igual que Marín y Er- Portantiero animaría una de las tantas y efímeras agrupacio-
nesto Laclau (entre otros miembros de la Facultad de Filosofía nes de la nueva izquierda y algunas publicaciones que la ca-
y Letras), se había ubicado en el sector de izquierda del PS y, racterizaron (como las revistas Táctica y Nueva política). Si bien
en ese proceso, había establecido relación con]. L. Romero, el al momento de emprender Estudios ... Portantiero ya había
historiador social que no sólo ocuparía cargos clave en la UBA concluido con esas experiencias, las preocupaciones que Jo
y en dicha facultad (como rector y decano), sino que se con- habían caracterizado seguirían perdurando y constituyendo
vertiría en una figura emblemática para los grnpos más críti- un eco en sus páginas.
cos pertenecientes al viejo partido fundado por Juan B. Justo. Esos motivos y urgencias eran los que recorrían el univer-
Aún más activa y pública había sido la intervención po- 110 de toda la nueva izquierda. En ella se advertía una agenda
lítica de Portantiero. Miembro de lajuventud del Partido configurada por una serie de fenómenos y diagnóstic~s ~e di-
Comunista desde mediados de los años cincuenta, a fines de verso orden: Ja crisis crónica que se divisaba en el capitalismo
esa década ya era uno de los intelectuales reconocidos de la rgentino, tanto en sus formas de acumulación econó~i:a
organización y participaba en la redacción de la revista parti- como en sus modos de articulación social y de representación
daria Cuadernos de cultura. Durante esa década -y a partir de política; la evidente persistencia del peronismo como identi-
los emprendimientos teóricos y editoriales impulsados por dad fundamental de las clases populares (a pesar de todos los
Héctor P. Agosti- se había ido produciendo s.u contacto con nsayos de represión e integración formulados desde el po-
los recién traducidos escritos de la cárcel del pensador y diri- der), así como la creciente seducción que ese movimiento
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ejercía en los sectores medios; la extensión de la gravitación Scalabrini Ortiz,Juanjosé HernándezArregui, Rodolfo Puig-
cultural de las izquierdas, corrientes que, al mismo tiempo, grós, Eduardo Astesano, Alberto Belloni,Jorge Abelardo Ra-
advertían el mantenimiento de su divorcio con los compo- mos, entre muchos otros), cuya producción ya había alcanza-
nentes mayoritarios de la clase trabajadora; la progresiva .ex- do una enorme difusión para los años sesenta. Finalmente,
tensión continental de las guerrillas castroguevaristas. De en ambos ensayos se observa tanto el influjo de un marxismo
modo más específico, no hay que soslayar en este listado el estructural -orientado al estudio de las posiciones objetivas
peso de dos influencias teóricas que iban ganando cada vez de los sujetos sociales-, como un interés por reproducir la
más espacio en aquellos años: el marxismo estructural (pro- capacidad analítica para comprender procesos históricos con-
pagado a partir de las inmediatas traducciones de las obras cretos que era propia del enfoque de Gramsci. Hay en ellos
de Louis Althusser y Nicos Poulantzas) y el pensamiento un vocabulario que abreva, una y otra vez, en la cantera del
abierto, íconoclástico y más historicista de Gramsci. Para los marxista italiano, especialmente en el momento en que se
que provenían del PC, este último operó como uno de los es- identifica, para los años treinta, el "control hegemónico" que
tímulos para intentar romper con los toscos mecanicismos de ciertas fracciones ejercieron dentro de una "alianza de clases"
la doctrina estalinista. propietarias y en el modo que se constituyó un "bloque de
Que muchas de estas temáticas, perspectivas analíticas y poder" para el impulso de determinadas políticas de "amplia-
categorías conceptuales propias de la nueva izquierda estu- ción del Estado"; al mismo tiempo, también se advierte esa
vieron presentes a la hora de realizar Estudios ... puede entre- misma impronta en el modo en que se intentaba redefinir el
verse en algunas evidencias. Detrás del examen de las relacio- concepto de "movimiento nacional popular".
nes de clase que permitieron el proceso de industrialización
en la Argentina de los años treinta, se intenta realizar una ge- 3
nealogía del carácter retardatario y frágil de la burguesía na-
cional autóctona. En la indagación acerca del movimiento El primero de los ensayos del libro, "Crecimiento indus-
obrero en los años treinta y cuarenta hay una expresa volun- trial y alianza de clases en la Argentina (1930-1940) ", signifi-
tad por encontrar la racionalidad en la emergencia del pero- có un cuestionamiento a las concepciones hasta entonces vi-
nismo, tratando de superar las visiones tanto adversas corno gentes respecto de aquella crucial y hasta ese momento poco
favorables a dicho fenómeno. Esto implicaba revisar el cerra- (o mal) explorada década; más específicamente, de los pro-
do antiperonismo de gran parte de la clase política, la inte- blemas que estuvieron detrás de los principales fenómenos que
lectualidad y la izquierda tradicional, pero también superar la recorrieron: el verdadero significado de la industrialización
la posición apologética que del movimiento irrumpido en por sustitución de importaciones; el papel que las distintas frac-
1945 tenía otro sector. Nos referimos al heterogéneo espacio ciones sociales dominantes y los diferentes partidos políticos
ensayístico nacional populista, acepción en la que puede en- cumplieron en dicho proceso, y el lugar que le cupo al Estado
globarse a representantes del revisionismo histórico, del na- en aquél. Hasta el momento de elaboración de este escrito, el
cionalismo popular revolucionario, del peronismo de izquier- d sarrollo industrial ocurrido entre la crisis de 1930 y la segun-
da y de la llamada izquierda nacional (Arturo jauretche, Raúl da guerra mundial había sido parcialmente cuantificado en una
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obra de Alejandro Bunge (1940), pero sólo había conocido una níente poderoso, arcaico, antiindustrial y cautivo de sus be-
descripción específica a través de la pionera obra del ingeniero neficios en la tierra; y otro industrial, más débil, subordina-
~orfman. (1942) y a partir de los textos que procedían del pro- do e instrumento de los auténticos valores "nacionales" o
pio espacio de la UIA (Guerrero, 1944), mientras comenzaba a "modernos". Según este análisis, fue la pugna entre ambas
ser problematizado por algunos economistas y sociólogos del las la que caracterizó la evolución del país desde inicios del
ITDT (como Javier Villanueva, Carlos Díaz Alejandro,Jorge lglo XX. Y fue un Estado sirviente de los intereses rurales el
Katz, David Félix y Ruth Sautu). También estaba la producción · garante del mantenimiento del modelo agroexportador y de
de Milcíades Peña, referida más adelante. En términos globa- 1 postergación del desarrollo industrial. La mayor parte de
les, los académicos apenas habían incursionado en el ciclo 1930- lns argumentaciones sobre el tema hasta ese momento orbi-
1943, destacándose sólo un par de trabajos que describían y es- taban en torno a esos planteos convencionales. Ni siquiera los
bozaban algunos análisis sobre la historia sociopolítica de dos más sólidos y contemporáneos aportes académicos al es-
aquellos años (Ciria, 1964; Halperin Donghi, 1964). Lo que sí tudio de la evolución histórica global de la economía argen-
existía era un extendido sentido común, implantado por lasco- tina, ponían en jaque la idea de identidades claramente dife-
rrientes nacional populistas, que presentaban a ese período co- renciadas entre sectores agrarios e industriales (Ferrer, 1963;
mo un regreso de esa vieja dominación de la elite terratenien- Di Tella-Zymelman, 1967).
te Y el imperialismo inglés que el país supuestamente ya había Sin embargo, Murmis y Portantiero partieron de formular
e~peri~entado hasta la llegada del yrigoyenismo al poder, Al una paradoja que resultaba incomprensible en aquel modelÚ:
mismo tiempo, si aquella "Década Infame" había sido vista por 1 mayor expansión manufacturera en la Argentina, sostenían,
es<~s tendenc~as como una etapa de plena restauración oligár- e produjo en la década de 1930, la misma década que había si-
quica Y colomal, para Gennani había tenido también un carác- do definida como de restauración de los sectores económico
ter obstaculizador en el proceso de modernización política del ociales predominantes antes del período radical y en la que se
país. En efecto, según este último sociólogo, el período 1930- presuponía que existía un Estado al servicio de los intereses
1943, con su cuestionado régimen político y sus distorsiones a terratenientes y del imperialismo inglés. Para resolver este di-
la participación popular, constituía una regresión frente a la lema, los autores empezaron por contextualizar el período
"~emocracia representativa con participación ampliada" pro- corno de quiebre objetivo del modelo de crecimiento hacia
pia de la etapa radical. Así, en estas dos interpretaciones por- fuera, producto de la crisis y la gran depresión económica
tadoras de una carga valorativa negativa hacia aquellos años, mundial iniciada en 1929. Adelantaron aquí varias orienta-
quedaban vedados o incomprendidos los núcleos problemáti- ciones temáticas que fueron posteriormente profundizadas
cos antes enunciados: industrialización, recomposición de la por otros autores (Fodor-O'Connell, 1973; .O'Connell, 1984).
clase dominante, cambios en la función del Estado. Esta fractura exigía la puesta en práctica de dos estrategias, que
Por otra parte, aquellas visiones habían contribuido a con- fueron puntualmente examinadas en Estudios ... La primera de
figurar un "modelo clásico" acerca de la clase dominante ar- llas fue la de garantizar la venta de las carnes argentina~ espe-
gentina, que la entendían como escindida en dos grupos con elalmenre las enfriadas. Su resultado: el acuerd~~~~n
intereses orgánicamente contradictorios: un sector terrate- Gran Bretaña, llamado Pacto Roca-R11nr;,....,,,... ~­c0­L1'"'­·...._..
20 HERNÁN CAMARERO t:l.AVESPARA lA RELEGrUR'\ DE. UN CIÁ51CO 21

Portantiero, este convenio, al tiempo que significó amplia ele clases con los industriales, en la que los primeros rete-
concesiones para las importaciones manufactureras británi nían el control hegemónico y conformaban un nuevo blo-
cas, aseguró al sector de los ganaderos invernadores argenti que de poder, lo que explicaría ciertas y coyunturales defi-
nos la conservación del mercado de exportación hacia aquel niciones comunes adoptadas por la SRA y la UIA. Este
país, permitiéndoles sobreponerse, en cierta medida, a la crisis, frente social se confrontó con otro, defensivo, motorizado
Matizando este planteo, recientemente se hizo hincapié en qu por los criadores -hostiles a toda política industrialista y
los beneficios de los grandes invemadores no dejaron de cae : proteccionista, en aras de ampliar las perspectivas comercia-
sustancialmente durante los años anteriores y posteriores a di les para sus productos-y por los sectores medios favorables
cho pacto (Hora, 2002). Por otro lado, Estudios... también ca u políticas librecambistas. Su traducción política: las posi-
racterizó a este último como ampliamente desfavorable parae clones coincidentes levantadas por la CARBAP, la UCR y el
sector de los ganaderos criadores (agrupados en la CARBAP), in PDP de Lisandro de la Torre.
teresados no en un acuerdo bilateral con el Reino Unido, sino Varios de los plantees de los autores tuvieron un antece-
en la apertura a un comercio multilateral que ampliase las pers dente y una inspiración innegable en los ensayos que hasta
pectivas para su producto, la carne congelada. Según esta visión, u temprana muerte ocurrida en 1965 dejó Milcíades Peña,
no fue sino la fracción invernadora, que ya se hallaba con el d Hpecialmente en sus revistas Estrategia y Fichas de investigación
minio de la Sociedad Rural Argentina, la que controló el poder económica y social. Sus libros, con los que llegaría al conoc!-
del Estado durante aquellos años, impuso la salida bilateral y,, miento del gran público, fueron publicados póstumamente:
en función del mantenimiento del sistema económico en s los que estuvieron abocados a las cuestiones de la industriali-
conjunto, impulsó la política industrialista. mción y la clase dominante en la primera mitad del siglo XX,
Esta segunda estrategia, expresada en el Plan de Reestruc aparecieron luego de Estudios... (Peña, 1973, 1974). Pero la
turación Económica promovido por el ministro Federico Pi. trayectoria de este intelectual marxista, y sus escritos referi-
nedo entre 1933-1935, significó el fomento a una industri: dos a los temas antes analizados, eran bien conocidos por
local liviana y basada en un crecimiento de naturaleza exren- Murmis y Portantiero. Especialmente por este último, quien,
siva, es decir, por masiva incorporación de mano de obra an- cuando aún pertenecía a las filas del PC, había polemizado
tes que por inversión de capital. Para ello, según los autores, con Peña acerca del carácter de la revolución y el papel de
resultaron decisivas las políticas públicas que impulsaron la; los sujetos sociales en ésta. Desde los años cincuenta -pro-
ampliación de algunas potestades del Estado. La explicación 1:\lndizando ideas de la corriente trotskista orientada por Na-
que en el texto se encontró para la adopción de estas políti huel Moreno en la que estaba encuadrado-, Peña se había
cas intervencionistas fue algo general: en pos de mantener el constituido en uno de los estudiosos más originales de la for-
funcionamiento global de la economía, puntualmente el mación, evolución y estructura de la clase dominante argen-
equilibrio de su balanza de pagos, se hacía necesario reducir tina, y, más específicamente, en un impugnador de la idea de
las importaciones en la misma medida en que la depresió una burguesía dividida por una conflictividad esencial entre
mundial había obligado a reducir las exportaciones naciona sectores agrarios e industriales. Para este acérrimo adversario
les. Eso condujo a los invernadores a estructurar una alianz de las interpretaciones historiográficas tanto liberales como
22 HERNÁN CAMARER - C:lAVES PARA 1A RELECTlJRA DE UN CLÍISJCO 23

nacional populistas, había existido desde siempre una unidad Portantiero, confirmaba, retrospectivamente, que lejos de ve-
y complementariedad de intereses entre ambos grupos bur- rificarse un antagonismo estructural entre intereses agrarios
gueses, una suerte de fusión. industriales, la clase dominante moderna ya había emergi-
Murmis y Portantiero se emparentaron con esta pionera do a fines del siglo XlX como un solo actor con intereses di-
concepción, en lo que hacía a la ausencia de conflictos orgáni- v rsificados y multiimplantado en Ja tierra, Ja manufactura, el
cos entre propietarios del agro y la industria. Pero se distancia- comercio y las finanzas, intentando aprovechar su disponibi-
ron de Peña en la idea de fusión. Ellos entendieron que el pro- lidad de capital líquido para ganar con las oportunidades de
ceso de industrialización no fue indiscutido (aunque sí fue e e da coyuntura. Era, por cierto, una posición que retomaba
más progresivo, pues los que se opusieron lo hicieron por su ca- o buena medida la perspectiva de Peña, pues antes que ha-
rácter avanzado y no por su alcance moderado) y que no todos er hincapié en la sectorización interna de dicha burguesía,
los sectores rurales participaron del acuerdo con los industria- 1610 reconocía una estratificación pero no por rama de activi-
les, sino sólo su fracción más poderosa. Es decir, allí donde Pe- dad. Otro tanto ocurrió con los estudios que un discípulo in-
ña vio a una clase dominante homogeneizada en un proyecto telectual de Peña,Jorge Schvarzer, emprendió desde los años
de "caricatura" de industrialización o de "psdeudoindustrializa- sesenta acerca de la historia de la industria y de su empresa-
ción", Murmis y Portantiero encontraron a una clase propieta- riado en la Argentina del siglo XX. Allí se postuló el carácter
ria escindida transversalmente en dos alianzas de clases: una a u-asado y dislocado del desarrollo manufacturero, dada su de-
favor de una industrialización limitada; otra en contra de cual- pendencia de los intereses terratenientes y del capital extran-
quiera de ellas. Donde el intelectual trotskista encontró a una [ero (Schvarzer, 1996). Desde una posición favorable al pero-
burguesía dividida en dos alas separadas por fronteras más bien nismo, esto también se planteó en un libro de Eduardo Jorge
tenues, aquellos autores hallaron a una alianza entre dos com- (J971). Por otra parte, discutiendo, implícitamente, con el
ponen tes burgueses diferenciados, coyunturalmente unidos diagnóstico de Estudios... que ubicaba el despegue de la indus-
por la comunidad de sus intereses y ordenados en tomo al con- 1 ria durante la restauración conservadora, Villanueva (1972)
trol hegemónico de uno de ellos. vino a replantear esos orígenes situándolos en los años vein-
Con posterioridad a la aparición de Estudios ... , varios tra- te: esto introducía la novedad interpretativa de identificar di-
bajos continuaron iluminando cuestiones a las que globalmen- cho proceso industrial como más compatible con una econo-
te aludía este libro. Durante la segunda mitad de los setenta y mía abierta y agroexportadora de lo que se había pensado.
los ochenta, la tesis de jorge F. Sabato sobre el surgimiento de
la clase dominante en la Argentina moderna volvió a recordar 4
que no debía asociarse a esa clase con una oligarquía terrate-
niente irracional y precapitalista, pues, para el autor, se trató La segunda parte de Estudios ... es la que cobraría aún más
de un actor basado en un comportamiento racional y dotado trascendencia. En efecto, "El movimiento obrero en los orí-
de una lógica comercial especulativa, adaptados al particular genes del peronismo", además de ser el escrito cuyo título
capitalismo agrario vernáculo (Sabato, 1988). Si bien Sabato guardaba mayor cercanía con el del libro que lo compilaba,
se ocupaba de un período anterior al abordado por Murmis y fue el que alcanzó mayor impacto en la historiografía y socio-
24 HERNÁN CAMARER tll.AVESPARA lA RE.LECTURA DE UN CLÁSICO 25

logía contemporáneas y en el propio campo político. Después (1956) y del libro que compiló a ése y a otros trabajos, titula-
de la versión consagrada de Germani, se trató de uno de Jos do Política y sociedad en 1ma época de transición ( 1962).
primeros intentos sistemáticos hechos desde la producció~ El investigador italiano, tan marcado por la experiencia
académica en elaborar una reinterpretación más sociológica cista de la que había sido víctima, presentaba a una socie-
y menos ideológica del surgimiento del peronismo. Para e .t. d argentina alterada por un corte abrupto entre una vieja
momento en que esta tarea fue encarada se llevaba más de y una nueva clase obrera, que se había producido a partir de
una década de áspera reflexión en el ensayo y la literatura po lo años treinta, mientras se desplegaba la rápida industriali-
líticos. Ya se había desarrollado una camada de intelectuales ión sustitutiva. La división se expresaba tanto en las orien-
y ensayistas (los hermanos Viñas,JuanJosé Sebreli, Osear Ma- l cienes como en las condiciones objetivas de los trabajado-
sotta, entre muchos otros) que habían esbozado un cuestio r s. El viejo sector aparecía, a los ojos de este autor, como
namiento al sentido común antiperonista. La preocupación, n ruralmente inclinado a ideologías de clase; mayoritaria-
incluso, no era nueva en los autores: desde Táctica, Portantie- mente descendiente de una inmigración extranjera, porta-
ro sostenía en 1964 que era Ja incomprensión absoluta deh lJ, un carácter autónomo, poseía una extensa tradición po-
peronismo lo que ocasionaba la imposibilidad de la izquier lítico sindical y tenía una relación de larga data con el
da de insertarse en la clase obrera, argumento que retomaría mundo urbano y la producción industrial. En cambio, los
en diciembre de 1965 en Nuevapolítica. Precisamente, como nuevos trabajadores, provenientes de una migración intern~
prueba del modo insistente en que el tema ocupaba una , d sde las provincias rurales, se mostraban carentes de aque-
otra vez el centro del debate público de aquella época, hacia, llos experiencias. Contrariando el modelo clásico de actitu-
fines de 1967, muy poco antes de la elaboración de Estudios ... , d s obreras, aparecían condicionados por la inmediatez de
se publicaba y ganaba amplia circulación La naturaleza del Pe¡ us reclamos, portando valores de heteronomía y adoptando
ronismo, obra colectiva en la que se recogía medio centena~ una conciencia de movilidad antes que una de clase. Por esas
de intervenciones provenientes de un arco extenso de inte- razones, para Germani estos contingentes laborales reciente-
lectuales, políticos, sindicalistas y personalidades diversas mente desplazados habían sido esquivos a las organizaciones
(Fayt, 1967). La obra de Murmis y Portantiero, pues, vino a d • dase y se habían convertido en masa en disponibilidad pa-
intervenir en una polémica global y de creciente interés, pe- el ejercicio de proyectos autoritarios y demagógicos, como
ro apelando a una lógica argumentativa y a una tecnología l que practicaría Perón desde su llegada al gobierno de fac-
retórica de la ciencia social. to surgido en 1943. Según el autor, el movimiento nacional
Para abrirse paso con sus hipótesis, los autores, como en popular articulado alrededor del liderazgo de este caudillo
la primera parte del libro, sometieron a crítica las interpre- carismático y paternalista constituyó un espécimen propio en
taciones vigentes. La que mereció un tratamiento especia l. tardía transición de una sociedad tradicional a otra moder-
fue la de Germani, que había ganado consenso en los ámbi-i na e industrial que estaba experimentando el país: era un ti-
tos académicos y en ciertos niveles del discurso público, fun- po anómalo de movilización e integración de alienadas ma-
damentalmente a partir de la publicación del artículo "La in- as populares a la vida política, que oficiaba de canal sustituto
tegración de las masas a la vida política y el totalitarismo" y bizarro ante el fracaso de las instituciones, partidos y sindi-
26 HERNÁN CAMARER i::l;\VES PARA LA RELECI'URA DE UN CLÁSICO 27

catos existentes para alcanzar tal objetivo. Los nuevos trab mnni, ya habían prefigurado la idea de la ruptura y el corte so-
jadores pudieron satisfacer importantes necesidades mat cl l, pues descifraban a 1945 como un cataclismo inesperado,
riales y subjetivas -derechos reconocidos, adquisición de u orno una derrota de las tradicionales fuerzas representativas
principio de identidad, efectiva participación en la esfera p d los u-abajadores, en manos de masas laborales descarriadas,
lítica-, pero a costa de su subordinación y de su complic n xpertas y clientelizadas por un coronel demagogo (Oddo­
dad con la construcción de un régimen totalitario y hostil n • 1949). Precisamente, ésa había sido la lectura oficial del PS
la democracia liberal representativa. ( hioldi, 1946). La visión del PC no se había diferenciado mu-
Desde principios de los años sesenta, Torcuato S. Di Tella llo de este planteo, no sólo durante aquella misma coyuntu-
desde su doble pertenencia al Instituto de Sociología/UBA histórica, sino también mucho tiempo después de ella (Co-
al ITDT, continuó con muchos de estos planteos para expli- villa, 1945; Marianetti, 1964).
car los orígenes del peronismo. También entendió a éste e En Estudios ... se logró identificar los puntos de convergen-
mo un fenómeno de integración política de masas obreras d. entre las concepciones antes expuestas, provenientes de la
ponibles y heterónomas en el marco de una sociedad en ociología científica y del arco militante socialista comunista,
proceso de modernización, pero hizo hincapié en el análisis ue asociaban los orígenes y la evolución del peronismo a la
de las características de la elite transformista y anómala (con- lstcncia de obreros recientes, súbitamente arrancados de su
formada por sectores militares y empresariales) que había es· P ividad, Pero, además, se advirtió el modo ~n que esta .idea_
tado dispuesta a encarar la movilización populista de las ma- • reciclada en las versiones nacional populistas, a partir de
sas. En todos sus trabajos (incluido el voluminoso libro una inversión en la carga valorativa. Según estos míticos rela-
referido al tema de reciente publicación), Di Tella nunca de tes, también fueron los proletarios noveles los cimientos socia-
jó de señalar el carácter mayoritariamente refractario de las l del peronismo emergente y los que pudieron encarnar las
viejas representaciones sindicales respecto del peronismo potencialidades transformadoras que éste había traído; todo
(Di Tella, 1964, 1988, 2003). Asimismo, durante la década to, merced a la íncontaminación que esos sectores, benefi-
del sesenta, las elaboraciones germanianas tuvieron un co-J osamente inmaduros, tuvieron del espíritu burocrático y con-
rrelato con las investigaciones sociológicas de Alain Tourai- rvador que afectó a las antiguas representaciones de los tra-
ne, Daniel Pécaut y Octavio Ianni, entre otros, referidas al adores (Ramos, 1957; Belloni, 1960).
proletariado brasileño y a su vínculo con el varguismo. Ellos Murmis y Portantiero no vinieron a negar la existencia de
también encontraron una estrecha relación causal entre 1 cambio en la composición social de la clase obrera desde
heterogeneidad de la clase trabajadora y la germinación d l años treinta, ni a ignorar el creciente peso que iban ad-
dicho movimiento populista, y realizaron observaciones muy; uiriendo los nuevos actores del mercado laboral industrial.
agudas sobre la heteronomía obrera. 1 que hicieron fue desarmar las argumentaciones que se ha-
En verdad, algunas de las clásicas historias del movimiento fan construido acerca de la relación entre esos nuevos sec-
obrero argentino escritas por los militantes gremiales enrola- res y la gestación del populismo. El punto fuerte del plan-
dos en el campo más firmemente antiperonista, sin contar con. o estuvo, sin duda, en relativizar la importancia crucial Y
el refinado sustento empírico ni la densidad teórica de un Cer- n voca que se había otorgado a esa vinculación y en focali-
28 HERNÁN CAMARER .,AVES PARA LA RELECTURA DE UN CLÁSICO 29

zar la mirada sobre los comportamientos del movimient obra carece aquí de un sondeo de fuentes provenientes de las
obrero preperonista. De este modo, los autores se propusi ~ es obreras. Se apoya, en cambio, en una, hasta ese momen-
ron, otra vez, replantear la década de 1930, en especial, l to, poca utilizada documentación estadística del Dirección
que hacía a los resultados sociales del crecimiento de la in; 'N cional del Trabajo y de otros organismos públicos.
dusrrialización sustitutiva. Dicho proceso fue entendido e En el texto se observa la delimitación de un primer perío-
mo una intensa explotación labora), producto de una acumJ do, situado entre 1930 y 1935. Para ese ciclo se señaló a una
lación capitalista sin políticas públicas de redistribució7 elase obrera enfrentada a una situación adversa, en la que los
social, que dejó un monto creciente de reivindicaciones obres ltos niveles de desocupación se acompañaban de una caída
ras insatisfechas. n el poder adquisitivo de los salarios y un deterioro en las
Desde el punto de vista de la historiografía dedicada a~ condiciones laborales. Así, dicha etapa se definió por la exis-
mundo de los trabajadores, Estudios ... significó un aporte in:; ten.cía de una débil organización gremial y por el desarrollo
dudable. Incidió, decisivamente, en crear consenso para una · de luchas proletarias escasas, aisladas y defensivas. Otros au-
reformulación global en el análisis de la evolución y las carac- to res encontrarían luego que esta situación estaría en conso-
terísticas del movimiento obrero entre 1930-1943/45, una in nancia con el espíritu neutralista, corporativista y apolítico
dagación que había quedado subestimada o desnaturalizadj del sindicalismo, la otrora poderosa corriente que, aunque en
en las interpretaciones vigentes. En el último cuarto de siglo decadencia, todavía ejercía entonces el dominio de la flaman- ·
toda la vasta y consistente producción académica, hecha po 00 CGT. Murmis y Portantiero ubicaron el corte durante 1935-
una serie de historiadores y sociólogos (tanto .nacionales co- 1936, cuando la fuerte recuperación de las tasas de empleo
mo extranjeros), que vino a reconsiderar esa temática, en nin ndustrial y el mantenimiento de las precarias condiciones la-
gún caso pudo dejar de considerar a Estudios ... como un pun- borales y salariales fueron vistos como generadores de las po-
t~ de referencia ineludible. Las problemáticas que habíaj slbilidades y las necesidades para una reanimación del con-
sido adelantadas en el texto fueron profundizadas, replantea Dicto. Hoy está más constatado lo que tácitamente adelantaba
das o discutidas, pero nunca ignoradas, como puede adver- Estudios ... : que el extenso paro de los obreros de la construc-
tirse en las obras de Juan Carlos Torre (1988, 1989, 1990), clón y la huelga general en su apoyo, ocurridos en el tránsi-
Hugo del Campo (1983), Hiroschi Matsushita (1983),Joel to entre aquellos dos años (acontecimientos específicamen-
Horowitz (1984, 1988, 1990), Isidoro Cheresky (1984), David te investigados por Iñigo Carrera, 2000), inició una década
Tamarin (1985),Julio Godio (1989) y Roberto Korzeniewicz de constantes protestas y de fortalecimiento de la organiza-
( 1993), entre otras. Si bien el relato de Murmis y Portantiero clón gremial. Esta evidencia había quedado ocluida en el an-
privilegia un enfoque analítico antes que histórico, de su re- terior análisis sociológico y nacional populista, que tendía a
corrido pueden extraerse los rasgos esenciales de la evolución mostrar a un viejo proletariado debilitado, derrotado e impo-
del movimiento obrero preperonista. La apuesta fue procu- tente para representar al nuevo.
rar un entrelazamiento explicativo entre las condiciones so- Pero si esto no retrataba a un movimiento obrero inerte
cioeconómicas, los niveles de conflictividad y organización y tampoco dibujaba a un actor victorioso en sus demandas,
las orientaciones ideológicas de los trabajadores. Sin duda, la pues Estudios ... también quiso demostrar que hasta 1943 esas
30 HERNÁN CAMARER PARA LA RELECTURA DE UN CLÁSICO 31

luchas -dado que en su mayoría adoptaron el carácter d tes. Además de ser convenientemente evocado por la li-
huelgas transigidas-, habían dejado muchos motivos para l · • · tura oficial del PC (Iscaro, 1958; Peter, 1968) había sido exa-
insatisfacción sindical y la prosecución de la búsqueda de b do por Celia Durruty. Hasta su inesperado fallecimiento
neficios concretos, que recién serían alcanzados a partir d 1'167, esta joven socióloga, vinculada a la experiencia del gru­
la inédita política laboral de Perón. Años después, algunos¡~ 11 Pasado y Presente, había acumulado una serie de borrado-

vestigadores retomaron estos temas, divisando ya desde la de • cerca de los temas aquí analizados, que fueron publicados
cada del 30 una relativamente exitosa política de intervenci tumamente (1969); entre ellos, se destacaba su investigación
nismo social por parte del Estado (a través del ONT), en pq¡ "'bre la FONC, el gremio comunista de la construcción que ha-
de intermediar en el conflicto obrero-patronal (Gaudio-Pil ;J logrado un extraordinario desarrollo durante los años 1936-
ne, 1983, 1984). Por cierto, el consenso hoy aparece volcad l 4S. Estudios... no vino a explorar puntualmente este crecí-
a favor de estos planteos, que tienden a diluir la novedad d , l nto del PC entre el proletariado fabril, pero sí a ratificarlo
las políticas socio laborales adoptadas a partir de 1943-1945. y consolidarlo como diagnóstico en su relato general. Habilitó
Por otra parte, Murmis y Portantiero también dibujaron 1 f la posibilidad de una línea de investigación específica sobre
alteración de las orientaciones políticas dominantes en el m ltema. En forma reciente, continuando la senda reabierta por
vimiento obrero. Su libro sugiere una imagen que varios de los illl artículo de Aricó, esta penetración del PC en el movimien-
textos más dedicados al análisis de Ja estructura y evolución de obrero está siendo nuevamente indagada en una serie de tra-, :.
gremialismo (como los de del Campo, Matsushita, Horowitz i os, que buscan las razones de dicha inserción en decisiones
Tamarin_)_confirmarí~n~uego :on precisión y profundidad. EIJ tratégicas adoptadas por el partido desde los años veinte y en
ella se d1v1~ a Jos soc1ab~taseJe~ciendo la hegemonía sindicaf terminaciones del propio medio ambiente proletario, y que
desde mediados de los anos treinta, cuando pasan a controlar Lnmbién intentan explicar las causas por las cuales el PC fue de-
la central obrera y las principales organizaciones en las ramj rrotado con la emergencia del peronismo (Aricó, 1979; Cama-
del t~anspor~e_ylos servicios (ferroviarios, empleados de co¡ . ro, 2001, 2002; Lobato, 2002).
mercio, municipales); pero también se observa cómo éstos dcl Al mismo tiempo, en el texto de Murmis y Portantiero
bieron, cada vez más, disputar el terreno a los comunistas, qui puede advertirse el embrión de otra idea iluminadora: la vi-
nes tuvieron un notable crecimiento en el sector industria gencia de las tradicionales posturas sindicalistas no cesó con
(Metalurgia, Madera, Construcción, Carne, Textil). Dado que l hegemonía socialista comunista al frente de la CGT, pues
en los gremios de estos últimos rubros comenzaba a incidir la 1 s prácticas y las concepciones que habían dado vida a di-
presencia de los nuevos obreros, implícitamente quedaban as' chas tendencias no sólo pervivieron en una débil organiza-
recusadas las tesis sociológicas y del nacional populismo qu c:ión (la USA, resurgida en 1937) sino que acabaron inficio-
presuponían la imposibilidad de los partidos de clase para in muido las propias filas del espado socialista e influenciando
sertarse en estos contingentes laborales. n no pocos gremialistas independientes. Así, se consolidó un
Este redescub~miento del papel protagónico cumplido po numeroso y experimentado elenco de dirigentes y cuadros
los comunistas ya venía siendo advertido en algunos escritos aú medios obreros, independizados del PS o históricamente li-
más antiguos, que parecían aún no poder torcer las visiones im- bres de toda tutela partidaria, que, imbuido del espíritu apo-
32 HERNÁN CAMARER!. (11,1\VES PARAl.A RELECTURA DE UN CLASJCO 33

lítico, reformista y pragmático del viejo sindicalismo, y pr~· der convocar a los recién llegados al mundo del trabajo. De
sionado por las bases de sus sindicatos para obtener reiviat te modo, toda la dinámica que derivó en el 17 de octubre
dicaciones inmediatas y postergadas, fue el puntal organiz~- )'en el triunfo electoral de Perón, pasaba a ser categorizada
tivo de la CGT Nº 1, en 1943, y de la CGT que participó de . ecmo menos rupturista e imprevisible de lo que se había se-
17 de octubre de 1945. Frente a este sector, sólo quedó un ~ lado. Dichos acontecimientos ya no eran pensados como
franja gremial más reducida, conformada por los comuni 1 roducto de actitudes anémicas y patológicas de sectores la-
tas y los socialistas más leales a su pertenencia partidaria:, orales inmaduros y carentes de conciencia de clase, que
que actuó como polo opositor a la empresa laborista per~ contrariaban su potencial autonomía; por el contrario, eran
nista. Esta tesis de la continuidad entre sindicalismo y perc; xpuestos como el corolario de una acción y deliberación ra-
nismo, que con diversos matices aparece demostrada, entre elonal de muchos activistas obreros -habituados a la vida ur-
otras, en las obras antes señaladas de Torre y del Campo, fu bana, adaptados a la lógica del trabajo industrial y experimen-
abonada por la línea interpretativa de Estudios.i, dos en la lucha colectiva-, que heredaban toda una
¿Cómo hizo el texto de Murrnis y Portantiero para trazar trayectoria de comportamientos gremiales y se mostraba aten-
un puente explicativo entre las orientaciones político ideol~ tos aprovechar las promesas de mejora social hechas desde el
gicas del movimiento sindical que precedió a Perón y la com ltsrado.
posición social de la clase obrera? Al pretender demostrru¡ Estudios ... , entonces, vino a horadar la aguda contraposi- •.
que entre 1943-1945 no se verificó un aumento exponencial elón entre nueva y vieja clase obrera propia de las miradas do-
de la estructura gremial, buscó quitar apoyatura a la idead mi nantes para explicar la gestación del peronismo, avisando
que el fenómeno populista sólo se pudiese comprender a paF- que esta alternativa política, en verdad, había logrado encar-
tir de un aluvión de nuevos trabajadores incorporados abrupj nar en ambos sectores, según los moldes organizativos de las
tamente a la vida sindical desde el Estado. Por el contrario ntiguas representaciones. Con lo cual, si antes se hacía hin-
quiso presentar a ese fenómeno como expresión genuina }l capié en la fractura de esa clase, ahora se ponía el acento en
mayoritaria de un movimiento obrero preexistente. Así, esta 11u tendencia a la homogeneidad. ¿Cómo fue observada dicha
"vieja guardia sindical" -término posteriormente populari l oldadura entre los viejos trabajadores extranjeros, sus des-
zado por Torre-, quedó inéditamente rehabilitada y reintrj cendientes nativos y el nuevo proletariado originario de mi-
ducida como partícipe clave de aq~1ellaescena histórica, lib graciones internas? A partir de la común experiencia que to-
rada ya del papel exclusivamente opositor que le habían· dos ellos venían sosteniendo ante la explotación industrial.
adjudicado las versiones ortodoxas. Donde la sociología Eso era lo que predisponía a unir a las fracciones detrás de
científica tradicional y el nacional populismo habían visto las demandas insatisfechas y, llegado el caso, quedar seduci-
una clara cesura, con la irrupción de multitudinarios acto- dos, en su mayoría, por la oferta de Perón.
res nuevos que rebasaban a representaciones sociopolíticas : Al mismo tiempo, con objeto de teorizar de una manera
presuntamente agotadas, Murmis y Portantiero advertían más general acerca de la llegada del peronismo, Murrnis y
una continuidad,' en la dirección del proceso, de una parte Portantiero retomaron la noción de alianza de clases, para in-
de los mismos protagonistas, que habían sido capaces de po- formar que la irrupción del fenómeno populista expresaba
l
l
34 HERNÁN CAMARER CJ..AVES PARA LA RELECTURA DE UN CLÁSICO 35

una alteración de fuerzas en el interior de aquel acuerdo en¡


tre sectores agrarios e industriales estructurado en los años
treinta. Es que el progresivo desarrollo manufacturero y las
divisiones interpatronales verificadas en esa rama, la crecien
operó sobre un fuerte sindicalismo que venía de presentar
na tenaz lucha reivindicativa. Es decir, en el caso del var-
ismo, fue el Estado el que de modo inmediato y directo
Integró a la clase obrera, sin pasar por la instancia de tener
ue "estatizar" o disciplinar organizaciones existentes (más
¡
te movilización de los sectores populares y el fortalecimien-
to del aparato estatal-militar, inclinaron la balanza a favor del bien, creó los sindicatos "desde arriba"). El peronismo, en
sector industrial y ocasionaron el repliegue terrateniente. enmbío, expresó un caso distinto. En la Argentina, dado que
Según esta sugerente hipótesis, hacia principios de los años los sindicatos eran aparatos poderosos ya antes de la llegada
cuarenta ya se había consolidado un arco de industriales in- del regimen populista, este último debió aceptar la ubica-
teresados en un mayor desarrollo del mercado interno (no- lón de aquéllos (y, fugazmente, del partido que habían crea-
tablemente expandido durante la guerra mundial) y, po do) como mediadores entre los trabajadores y el poder po-
ello, mejor predispuestos a considerar la legitimidad de los Utico. De este modo, Estudios ... (más allá de que algunos de
reclamos obreros. Esto posibilitó una confluencia objetiva los presupuestos de este planteo fueron cuestionados por
entre los empresarios y obreros más proclives a la negocia posteriores investigaciones), también constituyó un aporte
ción e intervención del Estado, con el fin de mantener la puntual e inicial para una reflexión global de las distintas ti-
expansión de ese mercado, avanzando, para ello, en políti pologías de populismos latinoamericanos, un campo de aná- .
cas redistributivas. El peronismo emergente es, pues, en es- lisis que luego tendría un gran desarrollo en las ciencias so-
ta interpretación, una alianza interclase forjada entre am- ciales del continente.
bos actores para cumplir con dichos objetivos, y no una El aspecto más débil e inconsistente que planteaba la in-
movilización e integración a la vida política de masas obreras terpretación de Murmis y Portantiero era la subordinación
heterónomas por parte de una elite populista. de las dimensiones ideológicas, políticas y culturales que es-
Es de destacar, por otra parte, que los autores intenta- Ul ban detrás de la emergencia del fenómeno peronista al ex-
ron descifrar las características específicas del peronismo clusivo plano del conflicto social y el interés de clase. De ma-
que lo diferenciaran de otras experiencias de regímenes nera equívoca o no, la sociología científica tradicional había
nacional populares, particularmente de otra muy relevan- recorrido Ja dimensión política del acontecimiento populis-
te y estudiada, la del varguismo brasileño. Según ellos, es- ta, jerarquizando el análisis sobre el carácter de la inédita
ta última sincronizó tres procesos: el de la llegada del na- convocatoria que allí aparecía, la emergencia de una nueva
cionalismo popular al poder, el de la industrialización y el Identidad y de valores políticos, las anómalas formas de par-
del intervencionismo social; así, dada la ausencia de un gran ticipación que se creaban y el régimen autoritario de masas
sindicalismo autónomo reformista, el resultado no pudo ser que quedaba como producto. Estos aspectos quedaron más
otro que la subordinación inmediata y total del proletariado desatendidos en Estudios ... Posteriores investigaciones, a pe-
al Estado populista. En la Argentina, en cambio, la industria- ar de reconocer la crítica superadora que este libro aporta-
lización fue previa y carente de políticas redistributivas; así, ba frente a la visión primigenia del corte vieja/nueva clase
la intervención estatal que luego desarrolló el peronismo obrera, se propusieron recuperar aquella dimensión política
36 PARA LA RELECI'URA DE UN CLÁSICO 37

y completar esos vacíos. Quizás la mayor contribución en e~1 cífico de otro registro, el de la interpelación y constitu-
sentido fue la del sociólogo J. C. Torre, quien rescató vari'Ó ' ¡, 1 de identidades políticas, para arribar a la conclusión de
e~foques d~ ~~·maní y Touraine. A _través de sus distintos~ el peronismo debía definirse corno un fenómeno de na-
cntos, se dirigió a auscultar las penpecias de la autonomí eza esencialmente ideológica. Se completa, así, el análi-
obrera (encarnada por aquella vieja guardia sindical y su P ~1 del amplio abanico de interpretaciones en el cual puede
tido Laborista), en el contexto de las transformaciones pr , • tejarse al precursor texto de Murmis y Portantiero.
movidas por el Estado populista emergente, que acabaría, fi
nalmente, po~ imponerse en forma autoritaria a aquéll,. 5
Donde Murmis y Portantiero sólo vieron movilización obr
rae interés de clase, Torre encontró también representació Publicado Estudios ... , su impacto en el mundo de las cien-
y conciencia políticas heterónomas. El autor logró privilegia sociales, como se ha visto, fue inmediato y a la vez prolon-
un aspecto diluido en Estudios ... : el modo en que se confo - o, influyendo en todos los debates que allí se dieron acer-
mó una nueva identidad política colectiva, a partir de mect de los núcleos temáticos apuntados. Su incidencia en el
nismos que fueron más allá del interés clasista, pues remitié • rreno político, aunque mucho menor, tampoco careció de
ron a una ambiciosa ope~ación _por la cual, en lucha contl'f [evancia, especialmente durante la primera mitad de los años
el orden excluyente que impero entre 1930 y 1943, se logró •ten ta. La lectura que entonces se hizo acerca de esta reinter-
' ­
un gesto de reconocimiento que convirtió a los trabajadorJ tación del surgimiento del peronismo no fue unívoca. Pa-
en miembros de pleno derecho de la comunidad política n • algunos pudo constituir una empresa de reivindicación de
cional. tradiciones obreras previas a 1945. Muchos otros, en cam-
También hubo un aporte sustancioso en la obra de Danie hto, Ja entendieron como un proyecto de justificación históri-
James ( 1990), un inglés formado en la rica tradición de la hi del movimiento fundado por Perón, que permitía legitimar
toriografía y la crítica cultural marxista de ese país, especial- las nuevas fuerzas revolucionarias que se engendraban en él
mente, la representada por E. P. Thompson y Raymond W~ partir del ciclo de movilización popular abierto por el Cor-
lliams. Si bien priorizó en su mirada la relación entre das obazo. En verdad, La obra había sido elaborada antes de aquel
trabajadora y peronismo luego de 1955 (las épocas de la resisí eontecimiento y no dejaba de precisar ni el reformismo
tencia pero también de la integración al sistema), dedicó al. ebrero ni la hegemonía burguesa dentro de una alianza po-
gún espacio a descifrar los novedosos elementos discursivos) Uclasista que expresaba el peronismo desde sus inicios. Pero
simbólicos e ideológicos (la "estructura de sensibilidad") que quella última lectura no parecía descabellada si se advierten
permiten entender la ventaja de Perón para captar la adhe las expectativas que Portantiero y los demás impulsores de la
sión de los trabajadores (nuevos y viejos) a su proyecto políti gunda etapa de Pasado y presente, desarrollada durante 1973,
co entre 1943-1945. Un proyecto entendido como claramen depositaban entonces sobre ciertas expresiones de aquel mo-
te rupturista con el pasado. Desde un marco teórico disímil, vimiento político. Eso, en el preciso momento en que el libro
que recurría a ciertas categorías del estructuralismo althusse- ganaba amplia difusión. Por cierto, confirmando el interés que
riano, Ernesto Laclau ( 1978) ya se había dirigido a un examen despertaba la problemática, inmediatamente después se pro-
38 PARA LA RELEGTURA DE UN CLÁSICO 39

y~c~ó una colección de obras con el mismo título por parte di Itíco y ocasionales abordajes historiográficos. Sólo en un
distintos autores, aunque sólo alcanzó a cobrar cuerpo un..} e artículo (1979) volvió a reconsiderar las transformacio-
lumen más. En él se profundizaron algunas cuestiones con ociales y políticas de los años treinta. De este modo, los
ni~~ ~n el primer tomo, como el deterioro de la hegemon] , teres no tuvieron la oportunidad de subsanar u operar so-
británica sobre la economía argentina de entreguerras y el fr las aporías y las debilidades del texto, que dificultaban
caso de las estrategias militares por dotar de una mayor base n pudiera convertirse en una reflexión y reconstrucción
industrialización ocurrida hacia el fin del conflicto bélico (Pl más global sobre la emergencia del peronismo. Muchos
naia-Lesser-Skupch, 1973).· esos límites respondían al acotado respaldo empírico de
La circulación que el texto de Murmis y Portantiero tuv hipótesis propuestas y, de un modo más general, a la ine-
en esos convulsionados años --que fueron los del retorno y lo ble fragilidad de una visión que, al querer privilegiar sólo
d~l de~mbe del justicialismo en el poder, en una coyuntu determinaciones socioeconómicas y políticas de los fenó-
bien distinta de la de tres décadas atrás, examinada en aqu. enos, apenas pudo incursionar en otros planos del examen
Has páginas-, fue abortada con el golpe militar de 1976. Pr 11 tóricos y sociológico.
hibido y desaparecido de las librerías y bibliotecas públicas, c~ Sin embargo, allí estaban los méritos y aciertos analíticos,
mo tantas personas y como tantos libros durante esa etapa d metodológicos y teóricos de Estudios ... El intento de recons-
terror y oprobio, con la llegada de la democracia la obra fu trucción de la acción racional de las clases, las fracciones de
reeditada y volvió a convertirse, durante los últimos veinte año ; elase y los partidos durante coyunturas y tiempos más largos.' .
e~ un artef~cto de consulta recurrente. Pero ahora esta vigen- Jtl modo conciso y eficazmente articulado con el que fueron
cia se centro en los claustros universitarios y los ámbitos de in- rormuladas concepciones originales y rigurosas sobre proble-
v~stigación. E~ que el debate acerca de los orígenes del per mas histórico concretos, que desbarataron anteriores visiones
m~~o se torno menos relevante en la opinión pública, quiz~ y establecieron nuevos puntos de partida para el análisis. La
m~ mte~·e~~da en devela~las razones de la perdurabilidad y dé utilización de herramientas conceptuales escasamente em-
la disposición a las mutaciones que esta fuerza política exhibí ~ pleadas hasta ese momento, que aportaron otras formas de
tras su ciclo inicial de desarrollo. Indagación. Todo eso explica por qué el texto de Murmis y
, Los a~tores no volvieron a considerar los problemas espe Portantiero se convirtió en un clásico, de permanente actua-
cíficos allí tratados. Con el tiempo, y en el marco de otras cir- lidad. A treinta y cinco años de su elaboración, volver la mi-
cunstancias profesionales, académicas y políticas, los intere rada sobre este escrito permite observar una de las principa-
ses temáticos y los abordajes teóricos de ambos intelectuales les estaciones en el periplo de la sociología histórica y dotarse
fueron variando. Murmis profundizaría en sus estudios sobr de uno de los mapas que permitieron avanzar sobre algunos
la estructura social en el campo argentino, las características problemas clave de la Argentina contemporánea.
de la renta agraria y la evolución del terrateniente capitalista
pampeano; también incursionaría en análisis referidos a la
marginalidad, el desempleo y la pobreza. Las elaboraciones HERNÁN CAMARERO

de Portantiero se dirigieron hacia la teoría social, el análisis Febrero de 2004


40 HERJ'\IÁN CAMARE
~S PAR>\. LA RELECTURA DE UN CLÁSICO 41
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. . .' ' "',i.ebrero-marzo.
o te libro fueron pensados y escritos y el sentimiento que pro-
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peronismo, Buenos Aires, Sudamericana to queda mostrada su vigencia pese al paso del tiempo. Los
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ar-
cumentos de trabajo en el ámbito del Centro de Investigacio-
• ' ~1c1em re.
nes Sociales del Instituto Torcuato Di Tella en cuya fundación
tuvo una participación decisiva Gino Germani, una figura
consular que sobrevuela muchas de las páginas de este libro.
Cuando decimos que han pasado más de tres décadas, nos
remontamos a un tiempo en que las ciencias sociales en todo
el continente se abrían a nuevos vientos de discusión y nues-
tras sociedades entraban, a su vez, en un agitado período de
movilización colectiva que en casi todas partes concluyó final-
mente en tragedia. Y estos textos, pese a su formato académi-
co, no escapan de ninguna manera a esa marca del tiempo
que nos envolvía a cada uno de nosotros. Era la Argentina del
general Onganía, del "Cordobazo", del secuestro y muerte de
Aramburu y de los primeros escarceos rotundos de las orga-
nizaciones armadas, del fortalecimiento de la vigencia inter-
na del Perón del exilio y de la emergencia de la CGT de los
Argentinos. Las universidades habían sido intervenidas en
1966 y muchos profesores habían renunciado a sus cargos co-
mo protesta por la represión y la arbitrariedad, algunos se
quedaron a resistir hasta ser pronto expulsados, mientras que
otros -ya a principios de los setenta- intentaban desde
adentro de las facultades recuperar los valores avasallados. En
46 ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 47
MIGUEL MlJRMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO

tanto, la "Revolución Argentina" comenzaba su repliegu diferentes. Este libro convoca tanto a los textos de la sociolo-
frente a la creciente presión de las demandas de democrati- gía universitaria, nacional y extranjera, como a otros más li-
zación política y social. gados a la preocupación de escritores políticos, muchas veces
En ese marco de cambios, antes que todo estallara en llamados--con algún matiz peyorativo- ensayistas. La deci-
muertes y exilios externos e internos, la iniciativa del queri- sión de dialogar y polemizar con ambos tipos de textos fue
do José Aricó, aquel Pancho que se había hecho cargo de las, explícita y se basó en convicciones acerca de la necesidad de
ediciones de Siglo XXI que, desde México, había traído a construir un conocimiento de lo social capaz de recoger es-
Buenos Aires don Arnaldo Orfila Reynal, nos propuso edi- fuerzos tanto de la vertiente disciplinar como de la política.
tar como libro los dos documentos de trabajo originales, Creíamos que había que evitar un divorcio entre la sociolo-
agrupados bajo el título de Estudios sobre los orígenes del pero. gía llamada científica y otras formas de comprensión de lo
nismo. Tiempo después, en 1973, como resultado de un se- social, contribuyendo así a superar los enfrentamientos que
minario -en el que procuramos continuar la tarea de inves- habían tenido lugar al iniciarse la institucionalización de la
tigación interrumpida por quién sabe qué razones en el Di disciplina.
Tella- y que habíamos organizado en el Centro de Investi- En segundo lugar, ese acercamiento a ambos tipos de en-
gaciones en Ciencias Sociales ( creso), baluarte de resistencia. foques fue desde el comienzo un enfoque crítico, casi descon-
intelectual fundado después de la intervención a las univer- fiado. Nuestra empresa tuvo un fuerte componente de eva-, .,
sidades, Siglo XXI publicó un segundo tomo de los Estu­ luación de estereotipos que estaban presentes tanto en los
dios ... en el que distintos autores analizaban otros aspectos. temas referentes a la industrialización en la década de 1930,
de la época del primer peronismo ("El deterioro y fin de la- corno en los ligados a las características del apoyo obrero al
hegemonía británica sobre la economía argentina, 1914-· peronismo. Ni grandes terratenientes cerrilmerite opuestos a : l

1917", de Pedro Skupch y "Las estrategias militares frente al la industria ni medianos y pequeños productores apoyando-
proceso de industrialización, 1943-1947", de Marta Panaia y 1~. Tampoco aceptábamos la idea de un corte en la clase obre-
Ricardo Lesser). ra, con trabajadores nuevos e incautos que adherían al pero-
Volver a asomarse a estos textos hoy podría dar lugar a· nismo y otros "viejos" que expresaban la racionalidad.
una sensación de preocupación o distanciamiento, frente a En tercer Jugar, tanto la referencia a textos de variado ori-
algo que uno no quiere ya reconocer como propio. En este gen como la puesta en cuestión de estereotipos se hizo sobre
caso no nos ha sucedido eso: seguimos creyendo que aqué- la base de un trabajo con fuentes documentales y estadísticas,
llos, además de ser un sólido punto de referencia para nues- in pretender instaurar nuevos criterios de autoridad, Busca-
tro desarrollo posterior, aún significan una contribución al, mos probar, simplemente, que la realidad social había resul-
conocimiento de los procesos que analizan. tado distinta de lo pensado. En esa prueba, en ese manejo de
¿Qué razones nos permiten pensar en su perdurabilidad?. datos, nos orientó un enfoque conceptual.,
En primer lugar la actitud con que el texto se acerca a las] Y éste es el cuarto punto que queremos destacar. El mar-
interpretaciones preexistentes. Quisimos discutir con respe- co teórico con el que trabajamos nos llevó a buscar en los pro-
to miradas de matices ideológicos y ámbitos intelectuales muy cesos analizados la actuación de clases y fracciones de clases,
48
MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIER

sus alianzas y enfrentamientos. Ese primer momento, que P<J


dríamos llamar estructural, sirvió de base para incursionar e, dvertencia
las orientaciones de los sujetos y en los procesos políticos d 1r
construcción de hegemonía. 1

Trabajarde esa forma fue resultado de la confluencia en- ;

tre la formación marxista que ambos poseíamos y los aporte ¡~


de la sociología que se practicaba en el Departamento y el Ins-
tituto de Sociología, entonces en la Facultad de Filosofía y Le·
tras de la VBA, de la que ambos habíamos egresado. . <lactados en diferentes
Este tomo incluye dos trab~Jº~{- ~:tivos para el análisis de
Fueron -creemos- estos cuatro puntos no sólo funda-,: pocas, que enfocan ;:is_pectos s1gm l
mentales para la estructuración del texto, sino también para, los orígenes del peromsmo. el análisis de un movimiento so-
que fuera recibido por tantos estudiantes, docentes e investi- Creemos firmemente que ltado de una su-
gadores de aquí y de otros países del continente quienes, a pe- . puede ser e 1 resu
eíal de tanta importa~c1a ~~los en todo caso, podrán incorpo-
sar del paso de los afios, siguieron considerándolo significati- . ma de enfoques parciales. , lib arán de las limitaciones
vo y útil. ., , tí l pero no se l r e •
rar información u l ' .. , de coniunto que ilumi-
Estamos agradecidos por haber encontrado oídos que . a de una vision :.i '
Inherentes a la carencia totalidad estructurada.
querían escuchar. Entre ellos, los de Hernán Camarero, un ne el fenómeno a analizar como una . como una historia de
investigador en quien nos gusta mirar nuestro pasado, que b l 'do pues m
El libro no de e ser ei . ", . tegradora del peronismo,
ha preparado la inteligente y generosa introducción de esta · una v1s1on m
los orígenes rn como ' 1 r y discutir algunas de las
reedición. Y, por cierto, muy especialmente debemos salu- . tento de p antea ..
sino como
. . un m onómicas socia 1 e s v, políticas que facilita-
. .
dar, también, la atención de Carlos Díaz y de Siglo Veintiu- condicionantes ec , d d l 40 su surgimiento como
no Editores Argentina, por su interés en volver a presentar ron, a comienzos de la <leca a e '
nuestro texto.
alternativa de poder. . , rimer tomo buscan enfo-
Los artículos inclm~os edn ~::er~laciones de clase, las con-
d d el punto de vista e . , b. t
MlGVE:L MVRMIS car, es . e · 1 del proceso de industrialización
1 a rer o,
]VAN CA.RLos POR1f\NTIERO secuencias socia es d , s durante la década de
Buenos Aires, marzo de 2004 baj o control de las elite~ conserva oraen'c·1asson sucesivamen-
, · D chas consecu '
1930 en la Argentina. _1 . 1 d la alianza de clases domi-
. d dos niveles: e e
te, analiza as en d . . to sindical' por el otro,
el del movirruen
nantes, por un la o, Y . La hipótesis básica es que,
l , do preperorusta. .
durante e peno . proceso social argentino
no en otro mve 1 , e 1 , .
tanto . en
, uno coi
- osteriores a la cns1s .. de 1929 caracterrsn-
.
asurmo en los anos p tras sociedades latinoarne-
. . 1 con respecto a o .
cas diferencia es . . ue ellas iban a te-
ricanas dependientes del imperialismo y q
50 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO

ner una fuerte significación para la definición del peronism°l


como un caso peculiar dentro de la genérica categoría de
"populismo" a la que suele adscribirlo, indiferenciadamente,
la literatura sociológica y política más corriente.
Ambos artículos no son inéditos. En tiradas reducidas fue-
ron ya publicados como documentos de trabajo por el Cen-
tro de Investigaciones Sociales del Instituto Torcuato Di Te- Primera parte
Ila, en los años 1968 y 1969, e inicialmente fueron concebidos
como parte de un proyecto más vasto, que debió interrum
CRECIMlENTO INDUSTRIAL
pirse bruscamente. La actual reedición reproduce, sin modi-
ficaciones, la versión original. Ambos trabajos, pese a estar y ALIANZA DE CLASES
desde hace tiempo agotados, han sido utilizados como mate- EN LA ARGENTINA (1930-1940)
rial bibliográfico en cursos dictados en distintas facultades y~
ese hecho es el que motiva, básicamente, su reproducción
textual: es interés especial de los autores incorporar más am
pliamente los dos estudios al debate sociológico y político, c
mo un estímulo importante para una reelaboración de cier-
tos aspectos parciales, actualmente en proceso de discusión.

M. M. y J. C. P.
Buenos Aires, diciembre de 1971
Durante la década del 30 tienen vigencia en la Argentina
111 lílicas y reagrupamientos de fuerzas sociales centrados en
ntcnto de dar respuesta a ese hecho nuevo que es el ace-
do crecimiento industrial y sus consecuencias sociales.1
nminar estos reagrupamientos, sus alcances y sus limitacio-
constituye un marco central, a nuestro entender, para
11 alizar la fórmula alternativa que el peronismo y los gobier-
que sucedieron a este movimiento fueron poniendo en
ctica.
El supuesto de nivel más general es que todo proceso de
11 dustríalización por sustitución de importaciones o de "in-
1h trialización sin revolución industrial", como el que se dio
ft la Argentina, del mismo modo que plantea características
.1 f. rentes de las de los modelos clásicos en la estructura eco-
. mica, p_ro_!.!lueve también alt~rnativas particulares en la di-
nsión sociopolítica, sea en el tipo de estratificación, en los
agrupamientos y alianzas de las clases propietarias, en la
1
· rma de movilización de las clases no propietarias, en el pa-
l del Estado y de los grupos políticos, etcétera.

• 25te u-abajo forma parte de una investigación más vasta, referida a los orígenes del
porooismo. En tanto este movimiento puede ser categorizado como una respuesta
los problemas que plantea una estructura económico social.en la que ya existe un
lgnificativo peso de la industria, pensamos que el estudio de la década del 30 resul-
lllm pertinente, pues puede servir para mostrar cuál fue la primera respuesta al pro-
ceso, en el momento en que éste comienza a tomar caracteres significativos. i '

1 1
55
54 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTTER &STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONJSMO

Afirmar, por lo tanto, que el período abierto en 1930 ri supone que el sector industria] no tiene conciencia
presenta una primera respuesta a ese proceso puede tener clara de sus intereses. Se mantendría en este caso a los
consecuencias tanto para el análisis específico de la situaciórl terratenientes como enemigos de la industria y a los
argentina, cuanto para la aplicación de modelos teóricos pa- industriales como "objetivamente" opuestos a los te-
ra el análisis de los procesos sociales durante el crecimiento rmtenientes.2 El desarrollo de la oposición exige la ac- ··
industrial. tuación de otros grupos, unos, poseedores de esa con-
La teoría más habitual propone,' en este sentido, un pre- ciencia de la que carecen los propios industriales ­el
sunto modelo clásico descriptivo de la orientación de las da Ejército-, y otros, más dispuestos a la lucha que el
ses y los grupos sociales frente al crecimiento industrial, cu.. propio grupo en cuestión, la clase o~rera.
yos componentes polares serían éstos: Aparecen también nuevos grupos al.iados a los terr~-
tenientes: sectores de la clase media, que categorr-
l. los propietarios agropecuarios, genéricamente califi- zaríamos como "terciarios" de los propietarios lati-
cados como la "oligarquía", terratenientes latifundis- fundistas. Puede incluso, en el modelo, darse un~
tas cuyo interés objetivo y subjetivo está en el mante- discontinuidad en el sector industrial, pero la oposi-
nimiento de la preeminencia de la tierra como fuente ción básica de intereses y la línea de tendencia del de-
de ingresos, estatus y poder, con actitudes tradiciona- sarrollo histórico se mantiene: la contradicción prin-
les y opuestos al fortalecimiento de nuevas actividades cipal sigue siendo Ja que separa la economía agraria
productivas y al afianzamiento de nuevos grupos vin-: de la economía industrial. Jorge Abelardo Ramos re-
culados a ellas, sus posibles contendores en lo econó-" presentaría casi literalmente esta posición, aunque su
mico, lo político y lo social; examen no se agota en las relaciones inten1as ~e las
2. los propietarios industriales, cuyo interés objetivo y' clases, sino que incorpora la ligazón con el exterior de
subjetivo reside en el crecimiento de las nuevas activi- la economía agroexportadora.3 .
dades y en la conquista del poder político y el estable- b) Otra versión mantiene el modelo en cuanto a la iden-
cimiento dé su hegemonía social, con orientaciones tificación de los contendores y sus orientaciones, pe- '
modernas y rechazando las situaciones "feudales" im- ro en este caso serían los terratenientes quienes, inad-
productivas. vertidamente, habrían favorecido al sector índusmal )
En este caso parecería suponerse una coinci~enc1a
En un primer paso, retengamos de esta caracterización transitoria de intereses muy específicos en medidas ta-
sólo la aceptación o el rechazo de las actividades industriales. les como el control de cambios, pero una oposición
Diversas modificaciones de este modelo simplificado apare- de fondo, tanto en intereses como en actitudes. El tra-
cen en la literatura: tamiento de Guido Di Tella y Manuel Zymelman Y ~1
de Walter Beveraggi Allende se acercan a esta posi-
a) Se mantiene el modelo en cuanto a la identificación ción, así como la interpretación dada por Aldo Ferrer
de las oposiciones de estos dos contendores, pero se al período.4 No obstante, a veces, dentro de esta va-
TUDlOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO
57
56 M!Ct:EL MURMIS y JUAN CAl~LOS PORTANTIERO

Nuestro examen de la actuación de entidades corporati-


riante, se supone también bajo grado de concienci vo gremial~~ partidos políticos y gobierno durante el perío-
de los industriales. do que analizamos, !)-OS lle~ a presentar ~na imagen delpro-
e) Más nos alejamosdel modelo clásico cuando, aun .ma • eeso que rechaza todas las versiones del modelo q~e se
teniendo la imagen del corte, se postulan ciertas discon- centran sobre una oposición más o menos expresa entre
tinuidades dentro de cada uno de los sectores. Así, se grandes terratenientes y bur~uesía i~dustri~l, inc~u:e~d?
' admite que el sector terrateniente pasa ya a acepta quella según la cual no se <lana una ahanza sino una comer-
cierto tipo de industrialización limitada, liviana y de- dencia coyuntural entre ambos grupos. .
' pendient~ y que en esa medida consigue aliarse con el Con los ~nfo~~~ e) yd) co~artiríamos, en cambio, la
sector mas concentrado de los industriales, pero que magen de una comunidad de intereses entre ambos.se~tox:es
subsisten dentro de los propietarios de industria gru- n esta etapa y también la suposició~ acerca. d~ l~ limitacio-
pos no monopolistas que aspiran a un desarrollo ma- nes que presentaba su propuesta de 10dustr1ahzac1ón. .
nufacturero independiente, con crecimiento de indus- Nos acercaremos ad) en lo que se refiere a la ausencia de
trias de base y expandido en el mercado interno. Esta un proyecto alternativo de industriali~aci~n más profundo
posición podríamos encontrarla en los trabajos de Jai­ dentro de las clases dominantes, pero diferiremos de este. e~-
me Fuchs, en los que se enfatiza la oposición entre un foque en tanto señalarem9s que, inc~us.9 este proyect() lirni- .
grupo dominante formado por los terratenientes y los tado, no era percibido desde un com1en~o com~ el proyecto
grandes industriales, ambos unidos a través de su co- hegemónico indiscutido de la clase dominante, enfrentado
mún dependencia con el capital financiero internacio- sólo por proyectos de mayor alcance y en manos. de la clase
nal, y otro formado por los industriales y propietarios dominada, sino que por el contrario, en la propLa clase do-
rurales medianos y pequeños, cuyo aliado natural, aun- minante se daba una oposición y un choque. El p~oceso ?º
que transitorio, sería la clase obrera.ñ 'a por lo tanto •--.
conceptualizacse_cnmo de, fusión de in-
po dria,
d) El alejamiento del modelo inicial es más neto cuando iereses, sino de alianza entre fracc1ones de clase.
se postula que, en efecto, la oposición se ha redefini- En ese sentido, a diferencia de ciertos supuestos acerca
do, en cuanto a su contenido, en la forma que el en- de la propensión hacia el desarrollo del mercado interno que
foque anterior señala, pero que tanto los terratenien- sería propia de los terratenientes no incluidos en el sector he-
tes como los industriales en bloque se benefician con gemónico de la clase, e~tr~remos,_~r~cisamente, la opo-
el mantenimiento del desarrollo dependiente de la in- sición más decidida alpr.oyecto_i_ndust11al1zado_r_enun sector
dustrialización, no quedando ningún grupo de origen subordin~do de los terr_atenieJ:}_t~sy una clara expresión de
manufacturero enfrentando la posición del bloque esta actitud en u~ grupo político considerado repr.e:'>en~~te
dominante. Lo que se postula en este modelo es una de la clase media y la burguesía productiva: la Umon Cívica
virtual fusión de intereses y de orientaciones entre sec- Radical. .
tores terratenientes e industriales, sólo enfrentados Nuestra imagen es, entonces, ~a d_e un proyecto _que, st
por la clase obrera. Ésta sería la posición desarrollada bien co~ apoyo dentro de la clase dominante, no es el pro-
por Milcíades Peña."
58 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO 'flSTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO
59

r: yecto indiscutido de ésta. Su puesta en marcha y su posterior Industria no coincide necesariamente con el corte entre fuer-
mantenimiento exige la constitución de alianzas entre secto- zas representantes de un orden nuevo, globalmente "progre-
' res de la clase dominante y podrá, incluso, requerir la alian- sista" y un viejo orden globalmente retardatario, sino que den-
za de sectores ajenos a ella. No se trataría, entonces, de una tro de los partidarios de la industrialización y dentro de los
situación en la que la clase dominante, unificada, quiere com- ectores favorecidos por ella se darán cortes fundamentales en
prar la pasividad de la clase dominada, sino de una situación cuanto a orientaciones sociopolíticas, cortes que obligan a
en la cual la preeminencia de uno u otro proyecto está aún: complicar el modelo simple de enfrentamiento social median-
en cuestión y puede dar lugar a un corte transversal dentro. te la introducción del concepto de alianza de clases, como
de la misma clase dominante. condición para hacer posible el estudio de las relaciones de
En definitiva, lo que nos parece importante explorar es fuerza en la sociedad y de la hegemonía en el Estado.
una línea que, tomando como punto de partida un proceso Desde el punto de vista de la teoría, ~ c.oru:e~.~e..
económico de crecimiento ligado a la sustitución de impor- alianza de clases, que nos parece productivo para el análisis
taciones, al proyectarlo al plano de los intereses y orientacio- de las relacio~es entre estructura económico social y poder
nes de las clases, nos permita conceptualizar sus característi- político, surge como central en la tradición marxi~ta, aunque
cas en ese nivel como disímiles de las formas "puras" de 00 siempre se lo encuentra suficientemente precisado en su
enfrentamiento propias del modelo clásico, en tanto el tipo estatus teórico sino más bien referido al análisis de situacio-
de crecimiento tardío parece requerir la configuración de nes concretas.8
alianzas entre sectores de propietarios agrarios e industriales, En la teoría sociológica más corriente, por su parte, aquél
más que su enfrentamiento global. , no tiene virtualmente vigencia: tal como en lo habitual es
En nuestro examen nos encontraremos con que los terra- tj conceptualizada la relación entre estratificación y poder, sur-
l tenientes no sólo no evidencian el rechazo absoluto de las ac- 1 ge como central la discriminación detallada de sectores d~
. tividades industriales que el modelo clásico les atribuye, sino clase, pero no el estudio de las condiciones que hacen posi-
que incluso aceptan ciertas formas de industrialización. Pero ble su alianza.
., como señalamos al presentar el modelo clásico, este último su- El caso argentino, a partir de los años treinta, nos servirá
pone, además, que la orientación hacia la industria es solida- como ejemplo de configuración temprana de esta línea de
ria de un conjunto de orientaciones sociales en general valo- alianzas de clase. En lo que sigue, pues, trataremos de mostrar:
radas también como "progresistas". Lo que el análisis de esta
x!, 'década pone de manifiesto es, precisamente, que el apoyo a l. La existencia de un proceso de alianza de clases en la
la industria no puede identificarse ingenuamente con la adop- Argentina durante la década del 30, y su contenido;
ción simultánea de orientaciones sociales y políticas también 2. las condiciones que lo hicieron posible y los pasos pau-
"progresistas", negadoras de privilegios tradicionales y parti- latinos de su configuración; .
darias, por lo tanto, de un mayor igualitarismo y de una exten- 3. los alcances y las limitaciones de esa alianza, vincula-
sión de la participación política. O sea que, en los procesos de das a las limitaciones propias de un proyecto de creci-
1 crecimiento tardío, el corte en cuanto a apoyo o rechazo a la miento basado en la sustitución de importaciones.
60 MIGUEL MURMJSYJUAN CARLOS PORTANHE )
1
')lllTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES .DEL PERONISMO 61

El análisis del intento de aceptación y canalización de e tioligárquicas", tras el intervalo abierto en 1916 por el r~dica-
te proceso de industrialización constituirá el marco dent e
llsmo y-~~ei).as~:-~~~_":~~·~buirse: por lo tanto, las medidas .Y
del cual analizaremos, en trabajos posteriores, las nuevas fo ­ propuestas estatales que favorecieron, de hecho, e~ pr~greso
mas de respuesta al proceso configuradas por el peronism '. de la industria. Esas fuerzas .c?.n.s~rv3:c:loras .novarraron, por
como estructuración distinta de La alianza de clases, cuyo ra. ello, su contenido de clase: .siguieron siendo representativas
go más peculiar está dado por la participación de un secto de los.hacendados más poderosos, tradicionales beneficiarios
de las clases dominadas dentro de ésta. . de la economía agroexportadora.
Una alternativa para esta constatación sería que, aun con-
trolando el aparato administrativo las fuerzas conservadora~,
2. Las condiciones de la alianza de clases éstas no hubiesen podido resistir las presiones de una oposi-
ción marcadamente favorable a los cambios de dirección in- I '
En la década del 30, más concretamente a partir de l 93J~ dustrialista. Como nos proponemos demostrar en el trabajo,
la industria argentina entra en una etapa de crecimiento <;lJÍ~ ello no sucedió en e!__e~Xí.Qs,\Q...c..o.mpr.endido- €H-tre · 1933. Y
rante la cual, de una situación postergada, se transformará. J 943; durante esOs;fios, ~~.n~~~ ~rupo. social o polfri~o po-
en un decenio, en sector líder de la economía. Ro~i:~~~­;;~­; deroso agitó un pr~grama.. d~ cr~~imiento industrial más ra-
difundido trabajo ubica el "despegue" de la industrializació dical que el de la elite oficialista.
en 1935 y los datos censales, por su parte, indican que el ere La consideración de estos hechos que a primera vista re-
cimiento de la manufactura en la Argentina, entre 1935 y lacionan a una elite conservadora, vinculada con intereses ga-
1937, iguala aproximadamente las cifras comprendidas entr naderos, con el progreso de la industrialización operado en
1914y1935.9 1 / esa década en la sociedad argentina, abre un interrogante
.!
Este objetivo crecimiento de las fuerzas productivas no pos acerca de si. el crecimiento industrial fue conscientemente im-
dría haberse producido de haber mediado la oposición de pulsado p~r la elite conservadora o si se desar~olló a pesar de
políticas gubernamentales. En el análisis del desarrollo eco- ella, corno consecuencia no deseada de medidas que busca-
nómico de los países de América latina }"<l se ha señalado va r
muchas veces la coincidencia entre orientaciones del Estado J ! ban otro fin.
Suponiendo la primera de las dos alternativas, es decir,
y crecimiento industrial a partir de 1930, explicándola como . ·1. la existencia de una orientación clara de sus fines -al me-
un producto del ascenso de las capas medi~s que, al partici- nos en parte de la elite política- cabe preguntarse cu~l fue,
par aunque fuera de forma compartida en la estructura de entonces, el contenido de la industrialización promovida, a
poder, tienden a superar la política conservadora de los sec-' l fin de determinar si ésta afectaba de por sí privilegios fun-
º
tores "oligárquicos".1 i damentales de los propietarios terratenientes. En este caso
Dentro de esa tónica aparentemente común paraAméri- 1 se hubiera planteado una contradicción entre orientaciones
ca latina, la "originalidad" del caso argentino consiste en que, de la elite política e intereses de la clase dominante, posibi-
precisamente ~_p~rtir _de l 9q0, quienes controlan el aparato lidad no descartable a priori, pero que no parece correspon-
del Estado son, indiscutiblemente, las fuerzas conservadoras der al desarrollo real del proceso, teniendo en cuenca que
­ ;
62 63
MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO

la.ünica fuente de legitimidad para el poder político de es mía industrial, pero "no integrada", basada en una industria
elite estuvo en el consentimiento expreso de la "oligarquía" liviana, productora de bienes de consumo no durables. Du-
tradicional. rante el período no aparecen propuestas orgánicas, ni por (1
El núcleo de este trabajo tiende a presentar el supuesto parte del gobierno ni por parte de los industriales mismos, 1 !'
de ~ue no hubo en el período contradicción entre una orien- que profundicen esa orientación hacia la sustitución de im-
tac1.0n pro crecimiento industrial expresada en el Estado, }.'. portaciones de bienes de consumo y productos intermedios,
' 1 los intereses de la fracción más poderosa de los terratenien- exigiendo, además, el desarrollo de una industria de base o
1, 1
tes, ~unque sí la hubo con los de un grupo subordinado de la ruptura de Ja subordinación económica a los centros inter-
propietarios rurales. nacionales.
Por el contrario, considerarnos que esa fracción, la má El proceso se basará, especialmente, en la expansión de 1
pod:rosa dentro de la "oligarquía", es la que mantuvo el c~ñ· una industria preexistente más que en el fomento delibera-
trol
. heg emonico
, · 12 d entro d e una alianza
· ··
de clases propieta- do de una diversificación que hubiera debido apoyarse sobre
nas en la que se me· l man,
, ·
por prnnera vez, los intereses de lo·
una coherente política de inversiones.13 Éstas, además, ~
~rupos industriales, y la que_orientó la implantación de polf orientaron a la producción de bienes de consumo. "La prin-
neas de gobírerno t en direntes a armonizar· ·
intereses ·
partícula- cipal característica de Ja inversión durante el período de cre-
res hasta ha era, poco antagomcos,
, · .
con el objeto de asegurar cimiento autogenerado fue un cambio de composición más
elequirb
.
· d 1 · ·
1 no e sistema en su CO~JUnto. La posibilidad de esa
- que de magnitud" [ ... ] "Dentro del sector industrial [ ... ] las
articulación de intereses, para una sociedad más compleja y inversiQnes se volcaron principalmente hacia las textiles, me-
p~ra un Estado más heterogéneo, requería ciertas formas Ii- talúrgicas, productos alimenticios y bebidas".14 ~ transfor-
~itadas de industrialización y ellas fueron promovidas a tra- maciones, además, se operarán sólo en el sector industrial,
ves de una coherente política oficial que hizo crecer enorme- manteniéndose inmodificada la estructura agraria, rasgo se-
mente las esferas de actividad del Estado en la estructura ñalado como característico de la industrialización sustitutiva
social.
de importaciones.15
. El marco que hace posible la integración de los sectores En síntesis, el crecimiento industrial, como proyecto c~m- r
índu tri ¡
, .. s .1a es a la alianza de clases estructurada con hegemo-
nra. ol1garqmcas
· · " esta, dado por las propias propuestas de la
- -· -. - ... -- ·- ·--- ··-----
trolad~__P.?! la "oli[a_r_g.uía",s~ limitar_ª--ª'~c.tib~·jrun.vacío lle-
1
¡
nado anteriormente por bienes de co~~ 1mp.~':':dos, so-_.
elite dominante que permiten la consolidación y expansión bre todo en los ru ros alime1:L~,éíc>nr~!§es.
d.el ?rupo manufacturero. Ese marco limitado es el del "ere- . /ESiascaracterí~tiZas reseñadas implicaron, como límite
cumento industrial sin revolución industrial". A partir de la para el proceso, el escaso interés en ampliar y diversificar el
abundante literatura que la CEPAL ha dedicado al tema existe mercado interno de consumo en tanto se partía de la pree-
~onsenso en los economistas en señalar que el proyecto de xistencia de éste, al cual sólo se buscaba devolve~le la capaci-
industrialización promovido en Ja Argentina durante la déca- dad adquisitiva anterior a la crisis de 192~ la posibilidad de
da ~el 30 es un ejemplo claro de crecimiento a.parnr de.la hacer rendir al máximo la capacidad ya instalada, sin necesi-
sustitución de importaciones. Su resultado será una econo- dad de grandes inversiones en maquinarias y equiEo , aumen-
l
l ' 11

64 MIGUEL MURMIS YJUAN CA.JU.OS PORTA:'l'TIERQ E5'TUD!OSSOBRE. LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 65 t
~
tando solamente la ocupación de mano de obra; y la concen rnitir -sin modifi.caciones profundas en la estructura econó-
tración del crecimiento en aquellas ramas que elaboraban mica­ un reajuste del sis!~ma a los n_µevos.términos en que '
materias primas nacionales. se plantea el comercio mundial. En Ja medida en que descien-
Durante el período, además se intensificaron las inversio- de la participación de las economías agroexportadoras en el
nes extranjeras, especialmente norteamericanas, en activida- mercado mundial, se hace necesario, para nivelar la situación
des de transformación, lo que aseguró a los grupos industria a los nuevos términos, que las importaciones desciendan a 1~1
les locales, al menos en principio, una "protección" especial altura de las exportaciones.
de sus intereses frente a eventuales medidas de gobierno qu j 1 Éste es el primer signo para la nueva alianza que se estruc-
pudieran tender a frenar el proceso de crecimiento.!" turará; su limitada condición. La oposición principal que en-
Ahora bien, ese tipo de industrialización ¿debe necesa- frentaba a agrarios e industriales alrededor de las políticas de
riamente entrar en conflicto con los intereses de las clases libre cambio o de proteccionismo, pasa a tener una impor-
propietarias rurales?.'Nuestra hipótesis es que en los países tancia secundaria para la fracción dominante de los terrate-
exportadores de materias primas, como la Argentina, el c!'e- nientes que no rechazará las medidas tendientes a controlar
cimiento industrial limitado no perjudica necesariame~te a. las importaciones, favoreciendo así el crecimiento de cie~·tas
los grupos agropecuarios en su totalidad, en especial cuando ramas de la manufactura. En un punto en el que anterior-
el esquema clásico de división del trabajo deja de funcionar mente se ubicaba el centro del conflicto se establece una ~o­
ajustadamente. sibilidad de coincidencia.
Como se ha señalado muchas veces la crisis de 1.929 marca- - Hastala crisis de~o~ercio mundial esa contradicción en-
rá para la Argentina un cambio trascendental en su situación tre intereses de grupos de propietarios agrarios e industria-
económica, al afectar su privilegiado estatus de país agroexpor- les aparecía como central en la relación de fuerzas entre las
tador, desnudando las ilusiones del crecimiento ilimitado hacia clases dominantes y daba lugar a situaciones de tensión y en-
afuera forjadas a partir del 80. El modelo dejará ya de tener vi- frentamiento. Frente a un modelo de crecimiento basado en
gencia frente a las respuestas proteccionistas que los países cen- las exportaciones de artículos primarios, toda tentativa d~ ll~-
trales pondrán en práctica como alternativa a la crisis. Un ciclo var más allá el proceso de industrialización ya existente sigm-
parecía concluido: el de la economía primaria exportadora co- ficaba un inconveniente contra la fluidez de un comercio in-
mo excluyente núcleo dinámico de la economía argentina. ternacional basado en los costos comparativos.
Es entonces, cuando esos mecanismos se quiebran, que el Pero la crisis, al quebrar e~~ mod_<:_lo, sólo abría dos alter-
m~rcado interno debe comenzar.a cumplir un paRel máscen- nativas: 1) r~ducífla párticipación de la oferta global y con-
tralen el crecimiento. En medio de una crisis que ilumina denar a la economía a una paraliza~!?n~i.E_tual en espera de 1
crudamente la vulnerabilidad extrema de la economía argen- una coyuntura más favorable para aumentar en ese momen-
tina frente al exterior, las elites tradicionales, que han recu- to su coeficiente de integración en el ~ercado ~undial;_ 2) {
perado el control del Estado, se ven favorecidas por la posi- modificar en_parte_~a es~yctu_:'.1 productt~a, reduc1endo.c1er-
bilidad de una· limitada industrialización, en - tanto el tos ítem de las importaciones y sustituyéndolos por medio de ·1
desarroll~Cl'e ciertas ramas de la manufactura es capaz de per- la producción local.
:11·
!
1
66 MIGUEL MURM[S Y.JUANCARLOS PORTANTIERÓ ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENESDEL PERONISMO 67

~ste .~h.imo_~~Il!.iQo, que fue el finalmente impulsado po económica fue, alrededor de 1933, la reducción interna de
las políticas gubernamentales, es el dela indus.tr@l@i;;_~§?.~ los consumos, de las inversiones y del personal obrero y co-
titutiva de importaciones. - mercial empleado. Y esas economías agravaron la contracción
Pero los cambios en las orientaciones de la elite dominan arrastrando al país al círculo vicioso que originaba la desocu-
te no serán, sin embargo, súbitos, y necesitarán un período, pación, agotando la capacidad de resistencia y desvanecien-
de adecuamiento: la primera respuesta a la crisis, en efecto.i do las esperanzas de la reacción por los medios legales y nor-
se planteó en términos de la alternativa recesionista. males. Pero hay -agrega- una economía que no se hizo y
El desarrollo más o menos sostenido de una nueva políti-· que es, quizás, la única realmente deseable: la supresión de
ca sólo puede ubicarse hacia finales de 1933, con el ascenso · aquellas importaciones a que nos obliga un bloqueo que ha
al poder de un equipo político, encabezado por Federico Pi- sido e) impulso inicial de esta estrangulación progresiva" .19 !
1

nedo, que influirá decisivamente hasta 1943 y que prolonga-· Bunge define la pr!_me1!1-. ~~~r,n.'!!iY!!.grfi.f!carI?-.ent~. ~9~~­~·r~a­:
rá, incluso, su gravitación, en los primeros actos del gobier-.. juste hacia abajo".
no militar surgido del movimiento del 4 de junio.17 E~_Qrien~ci9n c_ome~zará ~ser aband?n.ada desde ag°-s- \j.' ...
( El derroq1_~ientodel radicalismo significó el.a~~$() al to de 1933, cuando Federico Pinedo y Luis Duhau ocupan, , ,,~ r,
l poder de los grupos económicos, sociales y políticos más es- respectivamente, los Ministerios cíel-Iacienda y de Agricultu- \~"
! trecliamenteligados con lo que se conoce como la "oH&ar- · ra. Su gestión marcará las pautas iniciales .P~t:<l cambios en. la
quía", ~'.!-Rrl!:r.Lf:'.!:.3-~-~_spuesta de esos grupos repuestos en el política que el Estado propone a las clases dominantes Y.!!~.Ü::­.
J . poder ~}~-~-i-~~~ci?n de crisis no diferirá de la visióntradicio- rá, específicamente, UD: períodoen el q_t1e, aunque no sin di-
)1 nal:
.
equilibrar
. ..
las finanzas, aun a costa de la recesión econó- ficultades, habrán de articularse _nueyas orientaciones que.
1 mica, cumplir con las deudas en el exterior y aguardar mo- superarán los ~arcos de un enfrentamiento simple entre sec-,
l mentas mejores. La situación era percibida como transitoria rores rurales y sectores industriales, estableciendo nuevas ba-;
i yel supuesto básico indicaba que tras un período de ajuste la ses para un reagrupamiento de fuerzas. '·
j economía argentina volvería naturalmente a la coyuntura an- El propio Bunge, a quien tomamos como buen testimo-
1 terior. Ésta es la orientación predominante en la política eco- nio de las orientaciones de los grupos industriales por sus fun-
/ nómica bajo el gobierno provisional de Uriburu y bajo el Mi- ciones de asesor e ideólogo de la Unión Industrial Argentina
l nisterio de Alberto Hueyo, ya durante la Presidencia de Justo, reconocerá, en el ya citado trabajo de 1940, que "se ha hecho
~~gQ~to de_l2_~-~.: más en estos últimos diez años que en los treinta preceden-
El propio Hueyo, titular de Hacienda, trazará la síntesis tes, con un balance muy favorable entre los aciertos y los erro-
de los objetivos de su política: "el equilibrio del presupuesto res". "El momento de mayor acción -agrega- con actos fun-
-dice-y el pago puntual de los compromisos externos e in- damentales, corresponde al período en que desempeñó el
ternos forman las bases en que descansó la política financie- ministerio de Hacienda el Dr. Federico Pinedo, del 24 de
ra del gobiemo".18 Por su parte, un ideólogo del sector indus- agosto de 1933 al 30 de diciembre de 1935. "2 º
trial, Alejandro Bunge, recapitulará así la política económica Para la definición de esta nueva política el llamado :Pacto
de ese primer período: "El remedio aplicado a la contracción _____
Roca-Runcirnan, _ suscripto por el gobierno argentino con el
..,_........._
68 MIGUEL MURMISYJUAN CARI.OS PORTANTIER ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 69

de Gran Bretaña en 1933, adquirirá una influencia determi ran la "propiedad, control o administración de empresas (fri-
nantecomonudocentral que condicionará la posibilidad del goríficos) que no persigan fines de beneficio privado".
cambio en las orientaciones de una fracción de los propicia · Además, el gobierno argentino se comprometía, entre
rios terratenientes, a la vez que provocará un clivaje profun- otras obligaciones: 'iYa mantener libres de derechos el car-'.
do en los grupos rurales. s bón y todas las otras ~ercan'c-í~· qué entonces' se -~ni.portaban
~-P.~~~~- de. su firma, el sector agrario más P<?d~~?SO_eor.• libres de derechos; "2)~r~S_E_~~t<Uie_Jas_im{W.ftaciOJ}eS_d_e_ ero.­¡
s~~-~l ll}~ligado al comercio mundial, definirá su nuezo.ajus-r duetos ingleses sobre cuyos derechos aduaneros Gran Breta/ ·-
~?

·~~_frente a la irreversible situación creada por el Tratado de· ña gestionab~ una reducción, volvera las tasas.. Y.~fO.!"?~-~~-gen- .
Ottawa, que firmaron Inglaterra y sus dominios y que amena-, tes en 1930, comprometiéndose el gobierno argentino a no ·-:-1
- •· - - .. .. - . '>l
zaba perjudicar gravemente las exportaciones de carnes ar-f imponer ningún nuevo derecho_m aumentar los existentes.'
gentinas, y podrá, como consecuencia de ello, aceptar unar El convenio s~.ift_c~.Qª.1ª-<!f~..l?_taci<?.!l.dl9f..Pfirtedel E;.s-
política de mayores alcances y más articulada que la trazada- tado ~~-geriti~o, .delas reglas de juego impuestas-por.los in-
hasta entonces. C:~!.!)Zará así a definirse u11 nuevo bloque gleses·p~ra mantener en funcionamiento el intercambio bi-
de poder, a partir de nuevas formas de alianza entre las cla- lateral. Esas nuevas reglas obligarían a u_11a_adaptación _de .!'.1
ses propietarias, en las que el sector industrial comenzará a política· é"conóm:i-~~--de las ~l~s~es..dominantes argentinas, a
tomar participación, casi siempre a través del rol equilibra- fi1} demantener la prosperidad del sector ganadero más pri-
dor que en la estructura económica comienza a jugar el capi- : vilegiado, no sin que otros grupos rurales menos poderosos
tal financiero, como mediador de las inversiones en el agro y sufrieran intensamente ese reajuste. Comenta Halperin
en la industria. Esta nueva situación hará que el papel del Es- · Donghi: "En la ganadería, sobre todo, esa situación estaba
tado sea, a la vez; .~ás importante y también más complejo. destinada a provocar vivas protestas, pues era un sector de
r: 1 El pact_?_~()~~~R~11ci~<_l~sefirma en mayo de 1933. Breve- nuestros grupos dirigentes tradicionales el brutalmente
1 mente, éste garantiza que "el Reino Unido n(? impondrá res- apartado del núcleo privilegiado por la nueva política eco-
¡ _tt¿~~~o~~~al~. importación de carne vacuna enfriadaproceden- nómica. Esta diferenciación entre los hacendados [ ... ] se
\ te_ d~)a.. Argentin.a, que reduzcan esas importaciones a una transformaría en el resultado deliberado de una política
) cantidad inferior a la importada en el trimestre correspondien- económica oficial" .22
': te del año 1932". E~~~esi{)Q)Qglesa a_lf>s·.P.!Odµct<_?~~s de Analizaremos más adelante las diferenciaciones que se
! carne enfriada ("chilled"), el sector más importante de los ha- producen en la clase ganadera como consecuencia de la im-
¡ cendados-,-cC?mP<?.~_!a.bauna serie de obligaciones.paralelaspa- plantación de las medidas estipuladas en el Pacto Roca-Run-
l :1?. laArgentina.En primer lugar, que el_~5% delaslicenciasde ciman, diferenciaciones que marcarán el clivaje más impor-
'. importación de la carne argentina en Inglaterra. .<J~~la_~~fdis- tante dentro de las clases propietarias durante el período
i tribuida por e1 gobierno británico, 1ü que significaba consoli- considerado, desplazando del eje del conflicto el enfrenta-
\ dar el trust frigorífico y a los ganaderos ligados a él. Nada más miento "puro" entre agrarios e industriales.
¡que el 15% de esa cuota quedaba a disposición del gobierno El convenio Roca-RµJ1_cim@_traía aparejado el _pr~~9!J!i:
~~rgentino, pero sólo en caso de que éste o los ganaderos tuvie- nio del grup~ ~n~dero má~ privilegiado en la orientación de
70 ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 71
MIGUEL MUR.MIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO

la economía argentina. Se trataba de la consolidación de la, ción de los derechos aduaneros alcanzará hasta donde lo
supremacía del grupo social que había sido desplazado del permitan las necesidades fiscales y el interés de las indus-
poder político en 1916. trias nacionales". 24
Esta situación suscitó, en un principio, grandes recelos en. Las argumentaciones desarrolladas en el mismo acto por
la Unión Industrial. El temor más serio derivaba de los com- el ingeniero Bunge tienen especial interés por su carácter
promisos acerca de rebaja de aranceles para Ja importación programático y porque ellas reaparecerán, casi textualmen-
de manufacturas inglesas, que amenazaban echar por tierra te, en boca de Pineda y Duhau pocos meses después.
con el aumento del 10% de impuesto a las importaciones es-. "La Argentina -manifestó- es una nación deudora con
tablecido por el gobierno de Uriburu. ' obligaciones públicas y privadas por valor de 500 millones de
" . Entre mayo_y diciembre de 1933 la UL)Jdesarrolló una pesos al año. Es para nosotros una cuestión de honor pro-
agitada campana en defensa de los intereses de los indus- curar que el saldo del comercio externo no sea inferior a
ll~iales que culminó con una suerte de pacto tácito con el go- esa suma a fin de que podamos cumplir con nuestros sagra-
bierno. dos compromisos. Mientras descienden los precios de nues-
En mayo, un manifiesto de Ja UIA advertía, alarmado so- tros productos y disminuye fuertemente el valor de lo que el
bre una "tendencia económica que sólo contempla Jos i~t;._- mundo nos compra, como ahora ocurre, nosotros estamos
reses.ª~ropecua~os''. (y que llega) "al arbitrio de proponer y aumentando nuestras importaciones, con lo cual el saldo del
~r~st1g1ar ~l sacrificio de la industria manufacturera como intercambio declina rápidamente a menos de la mitad. Es un
umco medio de mejoramiento del comercio de ganados y ce- deber de honradez nacional reducir las compras que no po-
reales argentinos". 23 dríamos pagar sino a riesgo de una moratoria, a riesgo de la
Un mes después, organiza un acto público intentando suspensión del pago de nuestras obligaciones privadas con
ampliar las bases para un frente en defensa de la industria. aquellos miles de ciudadanos ingleses y de otras naciones,
Entre los oradores, además de Luis Colombo, presidente de que invirtieron sus ahorros y depositaron su confianza en es-
la UIA Y del asesor Bunge, figuran representantes "de los te país y en sus hombres.V''
ob~e~os y de los empleados". Es la úl~ma vez -y crec:_mos que La ofe~siva de la UIA provoca una respuesta del presiden-
, , l~ u1!:1ca~ en que la UIA postula una alianza con los sectores te Justo. No se trata de perjudicar a la industria -dice- que
subordinados del área industrial para oponerla a los intere- "ha adquirido ya en algunos de sus aspectos una importancia
. ses agropecuarios en conjunto, y que efectúa sus reclamos no evidente". Pero -agrega- "si queremos vender no podemos
en no~bre exclusivo de los intereses empresarios, sino del negarnos a ser, razonablemente, compradores de lo que pue-
sector industrial de la sociedad, considerado como un todo. da adquirirse con ventaja". Y concluye: ..El problema de esta
Los reclamos son sintetizados así por Colombo: "Quere- difícil materia de gobierno y, sobre todo, en momentos tan
mos que la salvedad que se hiciera en el protocolo firmado
e~ Londres por el eminente ciudadano Dr. Roca sea curn-
turbios de la economía universal, está en encontrar el nece-
sario equilibrio, la justa medida". 26 :1
phda con toda fidelidad por los que han de concertar el Las demandas de la UIA eran limitadas y esa limitación
r

~!
acuerdo definitivo, en cuanto aquél estableció que la reduc- era ~~o d~los puntos centrales que harí;posible el ~cue~do.
72 MlCUEL MURMIS YJUAN' CARLOS PORTANTIERO' ESTUDIOSSOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 73

En efecto, frente a las consecuencias que podía acarrear el .. - , y en sus recursos ·" . 29·
agotado en su capacidad de ad.qu1ste1on
convenio Roca-Runciman, ¿qué se reclamaba? "Se pide sola- : Aquí, como en el texto de Bunge ya citado, aparece clara una
mente -responde una nota de la UIA ajusto-- que no se <lis- '. caracterización de la necesidad de la industria, a la que no se
minuyan los aranceles aduaneros en todo lo que pueda afec- postula como enfrentada a Ja hegemonía "oligárquica": antes
tar al trabajo industrial. No hablamos ya del porvenir de las bien, el papel de la industria aparece justificado -en opinión
industrias, no estamos defendiendo su progreso -agrega el de los propios industriales- como funcional al equilibrio del
memorial- estamos sólo defendiendo su existencia actual."27 sistema en su conjunto.
Hacia fines de ] 93?~ un esbozo de política orgánica co- Durante todo el período que arranca a fines de 1933 y cul-
mienza a ser elaborado por el nuevo equipo económico que mina con el derrocamiento de los conservadores diez años des- ­·¡
reemplazó a Hueyo. En diciembre se anuncia U!) Plan de pués, esta solidaridad 9-~-~-i.~~1-~<.1.9~~~~nt,_~J.9..s.~ndus.t_tja.-~~sY
Ree~~~-~!uración Económica, el primero posterior al replan- el Esta~Soffietido a la hegemonía del sector ganadero más
teo. obligado por el Pacto Roca-Runciman. Éste incluy~~-º~- privilegiado, s~. ~?'-~tiene. I~o~g~~~~~~e-~_.h_~~enda~o~,o_bli_gad~s .>
carnente, el c_ontrol de cambios, la creación de Juntas Regu- por Ja situación exte~1a_, ~()_di~cª?.su orj~}!ta<;!§n Iibrecambis- 1
laderas de la Producción y el desarrollo de un plan de obras ta ·u~dicional yavalan -a menudo a través de representantes r
públicas. Las medidas propuestas motivan de la UIA "su más directos dé sus intereses que ocupan importantes funciones de
cordial apoyo y auspicio a esa política, en cuanto trasunta sig- gobíerno=- las medidas oficiales que, indirectamente, tienen
nificativamente el decidido propósito de defender y estimu- consecuencias industrialistas como el control de cambios oel
lar el trabajo del país".28 aumento de gravámenes: achicadas las exportaciones, debe~
El Plan traía aparejada una devaluación del peso argenti- achicarse también las importaciones.
no, pero junto a esa medida se instrumentaba un_c_~mtrolde Esta teoría fue expresada con toda claridad por los repre-
l~s divisas ear~aJ!!)pOrt(!_CÍÓn. La devaluación -una medi- sentantes de la elite política. Interesa especialmente cuando
da que favorece exclusivamente a los exportadores-- no im- es el ministro Duhau quien la formula, por tratarse de un vo-
pidió la adhesión de la UIA. Ésta "defraudaría las finalidades cero directo de los hacendados más poderosos. Duhau era un
que fo e ron propósito de su constitución ... si por considerar gran "invernador" y llegó a la Presidencia de la Sociedad Ru-
que estas medidas no atañen directamente a la industria fa­ ral Argentina cuando en ella consolida su dominio, a fines de
bril se mostrara indiferente. Muy lejos de ello y aunque para la década del 20, el grupo de hacendados vinculados al frigo-
muchos industriales que deben adquirir materias primas en rífico y por lo tanto al comercio internacional.
el extranjero la reducción que ya se ha insinuado en el valor En un discurso pronunciado en diciembre de 1933, al ser
de nuestra insignia monetaria puede serles perjudicial, en- inaugurada la Exposición Industrial organizada por la UIA,
tendemos que se trata de salvar las actividades vitales para el Duhau definió el nuevo ciclo que se abría para la economía
país y que el relativo sacrificio que ellas pueden demandar es, argentina: "Ha concluido la etapa histórica de nuestro pro-
no sólo una contribución indispensable para el beneficio de digioso desenvolvimiento bajo el estímulo directo de la eco-
la colectividad, sino, además, para los propios intereses fabri- nomía europea", dice. El punto de partida del cambio es la
les, cuyo desarrollo sería utópico con un mercado interno nueva situación del comercio mundial: "Somos demasiado
74 75
MlGUI:L MliRMIS YJUAN CARLOS PORTANTlERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO

pequeños en el coajunto del mundo para torcer las corrien- agr~rios más privilegiados, una vez resuelta su integración en
tes de I.a política económica mundial, mientras las grandes el mercado mundial ­yesto es lo que conseguirán a través
P~~~ncias .s~ empeñan en poner nuevas trabas al intercam- del Pacto Roca-Runcíman-i- se ven favorecidos p(?r el proce-
bio . Refinendose al pasado, agrega: "La Argentina podía ob- so de sustitución de importaciones.
tener b~~ena part~ de las manufacturas que requería ya sea Ese penefi~io compartido por los ganaderos más podero-
produc1e~dolas d1r~ctamcnte o ya obteniéndolas en los paí- sos puede ser conceptualizado de distintas maneras, p~rtiendo
ses ex~ra11Jer~s n_iedtante el canje con sus productos agrarios. siempre del carácter limitado del proyecto industrializador:
Lo mas econonnco, lo más provechoso para el país, resulta-
ba con. frecuencia el último procedimiento, el procedimien- 1) en tanto hubiesen comenzado a invertir directamen-
to del. mtercambio". y luego de señalar la compresión de la te en industrias Ó estuviesen vinculados a ellas a través
capacidad de compra en el exterior "por razones ajenas a la de grupos financieros;
,, volunta~ de la Argentina", concluía: "A la industria nacional 2) en tanto, aunque no tuviesen intereses directos en ese
, le t~cara, pues, resarcir a la economía argentina de las pérdi- sector de la economía, advierten que la existencia de
tj das mcalculables que provienen de la brusca contracción de cierta industrialización permite un mejor funciona-
su comercio exterior".30 miento del conjunto de la actividad económica, qJ!_e
. Se~ a E_arti~ de es~ conc_ep0óq cuando se forjará U!1_a ba- permanece bajo su hegemonía.
se_co1pu~ d~ oncntac1ones entre los sectores agrarios domi-
n_ant~~ y los_mdustriales. Podría argumentarse ­y se~ he- La primera hipótesis provee, sin duda, un firme funda-
cho--q~e la coincidencia sería meramente coyuntural: no es mento explicativo para la coincidencia entre ambos sectores,
l~ ~~~es1d~d de cierta industrialización el punto de confluen- a través de una vinculación varias veces señalada y que mere-
era s~no, nrcunstancialmente, algunas medidas de tipo fiscal ce mayor exploración para establecer su intensidad, es decir,
que mteresan al gobierno .Y~ los grupos agrarios para man- para establecer hasta qué punto más que ante una alianza de
'tener ~l statu q~~, sometido a fuertes presiones por e-i desme- clases nos hallaríamos ante una fusión. No obstante, la segun-
JOra~1ento áe las relaciones comerciales, medidas que los in- da hipótesis ofrece por sí sola base suficiente para explicar,
dustriales aprovechan para desarrollar sus propios intereses. en principio, la coherencia de una política gubernamental
.. ~J punto c~ntral sería,~iguiendo ese_ razonamiento, la QO· en manos de una elite conservadora de base agraria que, a
sic10_n ~eLgo!;>1erno: necesidad de evitar el déficit d~ d~isas, partir de 1933, no sólo favorece a la industria indirectamen-
-~] ~fic1t ~e la ~alanza de pa~os. Los sectores agrarios acep- te, sino que intenta hacerlo a través de sucesivos proyectos le-
t~nan mom~ntaneamente la nueva orientación, pero seguí- gislativos, reconociendo de tal modo que cierto grado de in-
nan manteniendo su oposición a todo proceso que consoli- dustrialización es funcional al sistema.
dara en form~ permanente un crecimiento de la industria. Y es importante destacar que, incluso, partiendo de la hi-
Nue~~·a hipótesis va más allá, aun aceptando el carácter pótesis de la vinculación directa o la fusión, la: base de coin-
de pre.c1pita~~e inicial de los cambios que pudiera tener di- cidencia explicitada en la segunda hipótesis sigue siendo re-
cha onentac1on tal como acabamos de resumirla: los grupo_~- levan te para caracterizar el proceso no como un caso en el
76 MIGUEL MURMISYJUAN CARLOS PORTANTIERO ¡ ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONlSMO 77

cual la existencia de un centro único de control de activicla- lio de 1933~;1 pre~i9~-~~~-9.t::.cJ.ich_a Jm~ít'!!c_i_Qn, Horacio Bruz-
. des diversas permite sacrificar utilidades en un sector para au- zone, declaraba, luego de señalar que no existían antagonis-
1¡) mentadas en otro, sino como un caso en el que resulta posi- mos ent're-eiag~o y la industria: "Es verdad que nosotros siem-
/1 ble favorecer al mismo tiempoa ambos sectores. pre hemos conceptuado contraproducente el proteccionismo
Es probable que- lias.ta I 933 las medidas proteccionistas aduanero para ciertas clases de industrias que sólo pueden vi-
que se adoptaron, como el control de cambios, no tuvieran vir en aquel invernáculo arancelario por cuanto carecen de
otro fin que "la determinación de continuar escrupulosamen- condiciones propias de existencia sólida en el dima de nues-
te al servicio de la deuda pública externa". tra economía, pero a_ho@ !).O_S. ~!.l.C~_!!tra!!l-9.~.~?dos _d.e.acuer-
Pero a medida que la perspectiva de retrotraer la situa- do en la necesidad ele ayudar a la or~a!1izac:i.<?i:i. de_ industrias
ción al esquema vigente con anterioridad a la crisis se aleja- que puedan g~o~i?.~.!~!.transformando las ma_!:~É.~~.P~iffi:a~ tan
ba, la promoción de la industrialización sustitutiva dejaba de varias y cuantiosas.. que nuestr~.~i.~Ef.~-P!9Q.l1<;e .YJ>_rinda ge.ve-
ser una consecuencia secundaria de medidas tendientes asa- ro~amen te". 33
tisfacer otros fines, para transformarse en algo autónomo, pe- A partir de la década del 30 se advierte, pues, que las ar-
ro integrante de un plan coherente. gumentaciones de proteccionistas y librecambistas pierden
Este plan encuentra su sistematización más completa en vigencia y como centro de la oposición entre industriales y
1940, en oportunidad de las medidas elaboradas por Federi- agrarios. Por el contrario: una limitada industrializa.ció~ tien-
co Pinedo en su segundo paso por el Ministerio de Hacien- de a formar parte de la estrategia de los sectores agra.nos do-
da, pero se halla anticipado por proyectos anteriores de otros minantes que, a través de sus representantes, tratan de arti-
representantes del oficialismo. cular políticas en esa dirección. .
En i933,.por ejemplo, Matías Sánchez Sorondo propone La crisis del comercio mundial y el descenso de la parn-
un Plan de Reestructuración Nacional en el Senado. Se inclu- cipación argentina en éste determinan un "vacío" en la ofer-
yen, entre otras medidas, éstas, referidas al régimen aduane- ta de bienes que puede ser cu~ierto por ~1~a)!!9-~s..tria~4'<:io- ..-.1
1 ro y a la producción industrial: "control de las importaciones, na! preexistente, lo que permite un mejor funcionamiento \
establecimiento de derechos adicionales que neutralicen el del sistema sin obligar a modificaciones profundas en la es- !
efecto de cualquier forma de dumping, normas de 'draw tructura económica. Esa industrialización, al menos en su pri-j
back', supresión de las liberaciones de derechos, preferencia mera etapa, bajo control "oligárquico", no altera tampoco las
en las licitaciones del gobierno al producto del país; creación estructuras de dominación tradicionales.
del Banco Industrial't.X A esto se suma el carácter limitado de l.<?~..reclamos de los
L ~'!nt?J~Or pui:i-_t?, este proyecto recoge todos l~s_re_cJaroos, sectores industriales, q~o ~a~·-~1.~~Íl;( ; del mantenimiento
demorados desde hacía décadas, de la UIA.· E.~; ademas.jm de ciertas barreras proteccionistas. En los hechos, a ello se li-
anticipo casi textual del Plan Pinedo de l 94ü_. mitará el respaldo estatal pues, por diversas razones, los planes
- . Ninguna de esas medidas parecía chocar c_~~l':l~~ición más integrales como el de Sánchez Sorondo en 1933 y el de Pi-
de los grandes ganaderos, si tomamos como buen indicador nedo en 1940 no llegan a ser aprobados en el Parlamento.
de las actitudes de éstos a la Sociedad Rural Argentina. En ju- Lo que interesa d~stacar, en principio, es que en la rees-
78 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO. ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO
79

t~~~~ración operada en la economía argentina, tras la crisis 1


el seno de los industriale:s y que, en caso de haberlas en ger-
mundiaC~~-!929, y c~~o transición de una etapa de''creci- men-. lo~ ¡;;dustri~fes.pequeños y medianos concentran tan po-
miento haciaafuera" a otra de "crecimiento hacia adentro" co p~der económico y tan escasa fuerza de presión, ~ue la h.e-
son los grupos tradici¿nales quienes toman .i~·-in_iqª_!:i~a par; gemonía dentro del bloque industrial se mannene, si~
el pasaje en el marco de una estrategia cuyo contenido traza- alteraciones, en poder de los industriales más gr~ndes Y ~rad1-
rá con toda claridad Federico Pinedo en los debates de 1940: cionales vinculados con el capital financiero nacional e mter-
35Es
"La vida económica del país gira alrededor de una gran rue- nacional,, cuya representación corporauva · · ·
mv1~te la UIA;
da maestra que es el comercio exportador. Nosotros no esta- probable que esta unificación concluya a .partlf de l~ decada
mos en condiciones de reemplazar esa rueda maestra, pero del 40, lo que agregaría un dato de suma 1mportar1c~a para el
estamos en condiciones de crear, al lado de ese mecanismo, reagrupamiento de fuerzas y la redefinición de las al~anzas de
algunas ruedas menores que permitan cierta circulación de clase que están en la base d~l surgi~i~~to del perornsm~.
la riqueza, cierta actividad económica, la suma de la cual man- El supue~to de una i[).d1fer.~Ilflª9º~· durante la decad~
tenga el nivel de vida del pueblo a cierta altura".34 considerada. explicaría la ai._:s:~1cia de un proyecto.alternati-
Ni las organizaciones empresarias ni ningún partido po- vo de industrializac!ó.n, más radical que el contenido en las
lítico, dentro de las clases propietarias, asumirán otro proyec- onentaciones. cÍel"Estado, el cual, en todo caso, quedó a ca~-
to industrialista que reformule o profundice ese programa de go de algunos grupos militares, de decl~rad~nes p~~grama-
la elite dominante. Al contrario: como se verá con el princi- ricas de la izquierda, en especial del Partido Comu~1sta, Y ~e
pal partido opositor -el radicalismo- las discrepancias en algunas voces políticas aisladas, y no de otro sector ~ndustr~al
este punto se fundamentarán a partir de los "excesos" de la ostergado.t'' El pliego de reivindicaciones de los mdus~na-
industrialización propuesta por el oficialismo. ies es el que agita la UIA y tiende a conseguir. ~ue la legisla~
ción sancione más eficaces normas de protección, como ~~a-
seguro frente a la eventualidad de cambios en la conducción
3. La diferenciación interna en el sector económica.37
agropecuario y los grupos de oposición En el sector agrario! el panoramaes.otro- Allí ~í se ~rodu-
ce una diferenciación 0, más adecuadamente, se acentuan l~s
Hemos diseñado la posibilidad de que, a partir de las nue- términos de una división de intereses ya anticip~da en .la ~e-
vas condiciones asumidas por el comercio mundial, los inte- cada anterior. Algunos autores atribuirán a esa diferenc1ac1on
reses particulares de hacendados e industriales encuentren directas repercusiones en el nivel de la polí~ca.}ia d~r~~te l~s
un plano de coincidencia en las orientaciones hacia una in- años anteriores a la crisis: los hacendados criadores seran
dustrialización limitada, formuladas por el Estado. el respaldo social del yrigoyenismo y los "invernadores" ro-
¿Qué significación tiene esta posibilidad como causa de di- .
dearán al "antípersona 1·1smo· " alvearista
1 ·
38
. . •
ferenciaciones internas dentro de las propias clases dominan- La presentación clásica de los términos de esa difere~c1a-
tes?\1'.~h:l~~~ribípQiciisi ~§...qu..e, al menos hasta la s~g1:1nda gue- ción la realizó un ganadero, Horado V. Pereda, en un hbro
rra mundial, no se producen fragmentaciones significali~:.is en
... ­­··. '---··· .­­ destinado a asumir la defensa de los " cna . d
ores "39
·
80 MIGUEL MURMIS YJUAl\l CARLOS POR11\J\¡TIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 81

Éstos son -según sus palabras- los ganaderos por ex- pación privilegiada en las restringidas cuotas de exportación
celencia, los auténticos productores. Los "invernadores", en ganadera. .
cambio, estarían mucho más cerca "del intermediario nego- Los "inverpad01~es", ligados al frigorífico y dependien-
ciante que del verdadero ganadero". Son quienes venden tes de~ta de "chilled" a Gran Bretaña, consiguen ~s.::.
directamente a los frigoríficos y en ese sentido constituyen tos privilegios a través del Pacto Roca-Runciman, que les
la capa privilegiada de los hacendados. Giberti comenta la asegura una cuota estable de exportación y los mantiene así
nueva situación en estos términos: "Se erige entonces en ca- integrados a su tradicional fuente de recursos. Pero~ste
si dueño de la situación el invernador, que ya no es tal por reajuste -como hemos señalado-e- n~ se produce sm el
encontrarse cerca de Buenos Aires, como en la época del sa- brusco-desplazamiento del grupo de l~s "criadores" que de-
ladero, sino por disponer de buenos pastos en invierno y en ben subordinarse totalmente a los acuerdos a que llegan los
verano. Tal tipo de ganadero resulta esencial para el frigo- "invernadores" con los mercados tradicionales.Y
rífico por ser el único capaz de asegurarle entregas constan- Un dirigente político opositor, que s.:_~onvj_e(t.e_en voce-
tes y voluminosas. En consecuencia, los invernadores pasan ro de este grupo desplazado! Lisandro _de la Torre, resumiría
a gozar de tratamiento especial y a diferenciarse netamen- así la posición del gobierno y de los grandes hacendados: "L~
te de los demás ganaderos (criadores) que vienen a quedar teoría asume más o menos esta forma: tenemos una cuota li-
subordinados a ellos por constituir la única vía para llegar mitada de exportación; guardémosla para las carnes más va-
al frigorífico".40 liosas, es decir, guardemos la cuota y los relativamente altos
En 1927, los "invernadores" logran el control de la Socie- precios que pueda representar, para los grnndes productores
dad Rural Argentina, rubricando institucionalmente lo que de 'chilled' y que corran su suerte los pequeños productores
ya era un dato de la realidad económica: el predominio de que venden en Liniers la ganadería de Entre Ríos, la de Co-
sus intereses sobre los de otras capas ganaderas.t! rrientes, la del norte de Santa Fe y la del Chaco".44
A partir de ese momento, la subordinación de los "cría- Estos intereses serán, dentro de las clases propietarias,
d?res" no hará más que acentuarse. La crisis, y sus consecuen- los que-más violentamente se enfrentarán con_ la política
cias para el comercio exterior argentino rubricadas en los económica del gobierno, tal como lo ejemplifican las argu-
Tratados de Ottawa y en el Pacto Roca-Runciman, agravarán mentaciones parlamentarias del citado De la Torre (en 1934
todavía la diferenciación: mientras la cuota de exportación y 1936, especialmente), las de los legisladores de la U CR en
anual de "chilled" se estabilizará alrededor de las 350.000 to- 1940, como Juego veremos al analizar los debates sobre el
neladas, la exportación de carne congelada descenderá en- Plan Pinedo en 1940, y los memoriales presentados por la
tre 1925-1929 y 1930-1934 de 269.000 toneladas a 56.000.42 asociación que reunía a estos ganaderos desplazados, la
El supuesto principal que permitiría que los grandes ha- Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y
cendados agrupados en la Sociedad Rural Argentina apoya- La Pampa (CARBAP) y, en general, por las sociedades rurales
se ­y aun promoviese, si tomamos como indicador de ello del interior.
a las actitudes del ministro Duhau- el proyecto de indus- Ningún otro grupo, durante la época, expresa con más
trialización limitada, era que ese grupo lograse una partici- claridad que éste su rechazo a todo proyecto de crecimiento
82 MIGUEL lvlllRMIS YJUAN CARLOS PORTANTl.ERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 83

industrial y su voluntad de mantener a toda costa el esquema gen del ''viejo estanciero" paternalista como símbolo de la na-
del "crecimiento hacia afuera". cionalidad y en una visión eglógica de la vida argentina ante-
Para ellos, la industria es un sector artificial, no dinámi- rior al crecimiento industrial y a la división de los ganaderos
co, que no crea riqueza. Mientras la SRA, aun reconocien- por influencia de los frigoríficos extranjeros.
do la importancia decisiva que para la economía argentina "El productor ganadero argentino -dice Olariaga- no
tiene el comercio exterior, no se opone a una industrializa- tenía prácticamente problemas hasta poco después de la
ción limitada, la CARHAP rechaza cualquier medida de tipo guerra mundial de 1914-1918. Vendía sus carnes y los sub-
industrialista. productos a precios que compensaban ampliamente sus ne-
Esto se advertirá plenamente durante la discusión del cesidades y, satisfechas las necesidades del consumo inter-
Plan Pinedo, pero en el programa más general de quien apa- no, lo exportaba en su totalidad a Gran Bretaña. El bajo
rece como principal vocero de este grupo ganadero, Neme- costo de producción, influenciado por la radicación del ga-
sio de Olariaga, presidente de CARBAP, esos temas aparecen nadero en su estancia, el sistema de trabajo de medianería,
como una constante. los bajos salarios que en esa época tenían mayor poder ad-
"El sistema de autarquía implantado como consecuencia quisitivo que el de hoy, siendo actualmente el doble en la
de las obligaciones injustas impuestas por el Tratado de Ver- provincia de Buenos Aires, el bajo valor de los campos y los
sailles -dice- obligó a muchos países europeos a modificar presupuestos públicos relativamente moderados facilitaban
1
su política económica reduciéndola a un circuito cerrado in- la explotación ganadera en forma conveniente para los in-
li1· 1
terno con la pretensión de bastarse a sí mismo, para romper tereses de los productores."46
con las leyes naturales de los pueblos habitantes del mundo, por la La oposición a cualquier medida de fomento industrial
cual lo lógfro y racional era producir lo que la naturaleza le había por parte de estos hacendados es constante durante la dé-
obsequiado naturalmente y, con ello, pagar lo que otros pueblos pro­ cada y esa orientación abarca, incluso, los años de la segun-
ducían económicamente)', a la vez, aquél necesitaba".45 da guerra. "La política económica en los últimos años -co-
~~dic.aci_qn inflamada del libre cambio y del mo- menta Olariaga en 1943- ha estado al servicio de los
delo de .''.cr:~cimiento hacia afuera" -que puede ser contras- sectores rentísticos, comerciales, industriales y de la distri-
tada, por ejemplo, con las citas del ministro Duhau transcrip- bución de la producción que actúan en una permanente ex-
tas en la sección anterior- coincidía con una orientación de plotación financiera de la misma, con un total olvido de los
tipo populista frente a los problemas internos y de tipo naci~ productores."47
nalista en Ja relación con el exterior. .. · ·- Conceptualizada así la política llevada a cabo por el go-
Es interesante acotar Ja coincidencia de argumentación bierno, todos los congresos y asambleas realizadas por CARBAP
entre algunos de los voceros principales de este grupo y cier- y las sociedades rurales del interior insisten en la oposición a
tos ensayistas y políticos nacionalistas y radicales de la época. cualquier medida que pudiera constituirse en. una traba pa-
El plano de confluencia parece estar en una orientación de r:ael comercio de exportación, en tanto éste es percibido co-
tipo tradicionalista, basada en la idealización de las relacio- mo la salida natural para los productores, a quienes ellos re-
nes sociales en la campaña, en la presentación de una irna- presentan corporativamente.
84 '-'1IGUEL MURMlS YJUAN CAIU,OS PORTANI'IERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENF.S DEL PERONJSMO 85

Desalojados de la posibilidad de comerciar con Gran Bre- traordinario con grandes saldos de exportación, debe mante-
taña primero pujarán por tratar de modificar esa situación o,.. ner la política del libre cambio, hoy más que nunca, ante el
al menos, por asegurarse una participación restringida median- proceso de los proteccionismos que se traducen en la guerra,
te la utilización a su favor de la cuota del 15% que el Pacto Ro- económica primera y bélica después, entre los pueblos".51
ca-Runciman autoriza para ser administrada localmente. El principal enemigo para este flujo natural del comercio
Cuando fracasan en este objetivo, porque la CAP -ins- · internacional es el crecimiento industrial. Refiriéndose a un
trumento creado para administrar esa parte restringida de la proyecto de ley, presentado por el Poder Ejecutivo, tendie,n-
cuota- es dominada por los "invernadores",48 se abren nue- te a impedir las prácticas del "dumping", dice Olariaga: "Es-
vos mercados para la exportación de carnes congeladas y en ta es la legislación más avanzada que hemos visto, es un pro-
conserva, como los Estados Unidos, Italia y Alemania, expan- yecto del más crudo proteccionismo industrial, que no
diéndose así la salida de sus productos.P podremos regularlo sin exponernos [ ... ] a las grandes repre-
Su orientación, entonces, es hacia una ampliación cada vez salias de los países consumidores de carne y trigo y, a la vez,
mayor de esas posibilidades ele intercambio, cerrada para los productores de artículos manufacturados. El problema siem-
productores de "chilled" porque los Estados Unidos no acep- pre es el mismo: no teniendo capacidad de absorción de to-
tan el ingreso de ese tipo de carne. Esa tendencia al aumento da o la mayor parte de la producción rural en el orden inter-
del intercambio obra como acelerador de su cerrada oposición no [para lo cual] debemos tener poder adquisitivo y luego
a todo tipo de industrialización que sustituya importaciones. mayor población en nuestro territorio, todo lo que se haga en el .
En lugar de la vieja divisa de los grandes hacendados liga- sentido de proteger limitadamente a la industria provoc~rá la guerra J
dos a Inglaterra que definían los circuitos necesarios delco- comercial con los países que nos compran hoy y los posibles compra­ !
mercio exterior argentino a partir del "comprar a quien nos dores de mañana".52 ­..1

compra", el grupo subordinado de los ganaderos levanta una En el juego de presiones económicas sobre el Estado, los
~t~r~~~~~~~~('..~.ct.«era quien nos vende", poniendo ei e]¡d~·;us hacendados subordinados individualizan a los industriales co-
objetivos en la ampliación del ('üm~1:cio a nuevos mei·cados:· es- mo sus principales rivales, quienes "tienen en la metrópoli la
pecialmente íos-Estad·~~ Unidos, que podría tra:i~~.(9!.~<!f-~~~-~ suficiente fuerza para pesar en las decisiones del gobierno",
elproveedor del consumo nacional de manufacturas. provocando así el cierre de "los mercados extranjeros natu-
"Hemos conceptuado siempre un error -dictado por el rales y en potencia de la producción rural, a quienes no se les
egoísmo del privilegio- confundir la ganadería ·argentina con permitiría cobrar el precio de su trabajo, aunque fuera con
la producción de un solo tipo de carne vacuna, el 'chilled ', ex- artículos superfluos importados".53
cluyendo el tipo vacuno conserva y el ovino", dice Olariaga.P'' A diferencia de los hacendados privilegiados en cuyas
Esas carnes pueden entrar en los Estados Unidos y, por lo tan- orientaciones parece central la idea de la funcionalidad de
to, la expansión del comercio con ese país se transforma en un cierto crecimiento industrial, este grupo subordinado recha-
objetivo central. La. conclusión --0bvia- es de alcance gene- za por completo toda expansión posible de la manufactura.
ralizador y está contenida en esta cita de Olariaga que define Éste es, ciertamente, su único punto de diferenciación: am-
un modelo de crecimiento: "La Argentina, país productor ex- bos sectores siguen dependiendo del comercio exterior y eso
86 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOSSOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 87

vincula, en última instancia, sus intereses; pero mientras los casi un 50% en el volumen físico de las exportaciones duran-
intereses particulares de unos -tras el estatus satisfactorio : te el año 1938 con relación al precedente, al mismo tiempo
obtenido luego de los acuerdos con Inglaterra- no se con- que los precios de los productos agropecuari?~ declinaban
tradicen básicamente con los proyectos de industrialización en el mercado tradicional en un 8,2% en relación con los d~
que propone la elite política en nombre del equilibrio gene- : J 937. En síntesis, el valor total de las exportaciones argenu-
ral del sistema de dominio, los otros encuentran en esa pers- nas disminuyó en más de 1.000 millones de pesos entre 1937
pectiva una oposición central a los suyos, orientados hacia y 1938, o sea una declinac10n .. re lanva
. de 144ª10."54 .
una expansión sostenida de los intercambios. A fines de 1938 la balanza de pagos en cuenta corriente
Así, mientras el grupo más privilegiado -la "oligar- arrojó un déficit de 379 millones de pesos: 1.~~_<:Q_n_d.~~!~nes_g.e
quía" tradicional- acompaña, aunque con distintos gra-~ la crisis parecían volver a repetirse. La respue~_t_a. ~l.a~~-rada
dos de adhesión, las orientaciones más modernizantes, el entonces por la elite puede servir como un nuevo índícador
grupo desplazado, que encontró eco político en los secto-

l
d~l s~ntido de su estrategia.
res más "progresistas" del Parlamento, se transformó en la -·-··Por~~ ]~do, se devalúa nuevamente el peso argentino y,,
fuerza más decididamente opositora a los cambios que se en ese caso, la actitud se encuadra absolutamente dentro de
operaban en la estructura económica. los marcos de una orientación estrechamente "agroexp?r~-
Esta diferenciación en sectores dentro de las clases domi- cíora". Pero, además, se establece, por primera vez, el requi-
nantes rurales junto con el crecimiento y complejización de las sito del permiso de cambio previo para las importa~iones ..
fondones del Estado, serán los datos de mayor importancia, Esta expresa restricción cuantitativa a la'> importaciones sig-
durante la década, para la caracterización de las relaciones de nificaba el ¡>aso_!ná.~.. decidido dado por la e._lite ?entro ?e~~~ !­·
fuerza dentro de las clases dominantes y para la explicación de ; estrategiap;~eccionist:a.Para algunos autores, la ~~d1zac10~
los estímulos institucionales al crecimiento económico que, del-siStema de control de cambios a fines de 1938 repre_senta
creemos, no puede ser comprendido como mera "inadverten- ' ]a supresión de los últimos vestigios del comercio · lib "::i5
1 re :
cia" o "descuido" de la elite tradicional. Ahora bien, el punto de partida se halla nuevament~ en
una situación difícil en ]a balanza de pagos, en la necesidad
oficial de arbitrar recursos para equilibrar un déficit. Pero ca-
4. Agrarios e industriales da vez era más advertible que esa política incluía la acepta-
frente al "Plan Pinedo" ción-del crecimiento industrial. Una estrategia para la supe-
ración d~ las dificultades financieras suponía, en la intención
Hacia fines. de 1937, los índices de la eco_n_()mía argenti- de la elite hegemónica, ci~to desarrollo industrial para lle-
na, que parecían indicar un restablecimiento del equilibrio nar el vacío creado por la oferta extranjera. . .
"en el nuevo nivel propuesto por la elite hegemónica, <;...~!I'en- Aceptar la industria no es, ciertamente, un. fin en st mis-
zaron a caer nuevamente. mo sino una condición para otros fines, pero esa con~i~.ió~
"Las cosechas excepcionalmente malas del verano 1937 / se hace expresa para el mantenimiento de la hegemonía ~h-
1938 ~omenta Beveraggi Allende- causaron una baja de gárquica". La diferencia entre una orientación a la que solo
88 MJCUEL MURMIS Y JUAN CARLOSPORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 89

le preocupa salvar los intereses "privados" de los hacendados Desde setiembre de ese año, Federico Pinedo, redactor
Y otra en la que se trata, conscientemente, de integrar esos in- del proyecto, ocupaba otra vez el ministerio.
tereses con Jos de los industriales, se halla en que el Estado En sus fundamentos, el plan hacía referencia a la situa-
~ _E_?_pu~.sfe resolver, sino al precio de una recesión, de un ción del país y a la alarma que debían suscitar Jos "serios ex-
"reaj'!ste hacia abajo", el problema de un déficit en la balan- tremos" a que elJa se aproximaba. "Grandes exceden tes de
z_a de pagos con medidas puramente monetarias: necesita, a productos invendibles -resumía Pinedo- significan inten-
Ja vez, mantener la actividad económica interna en un cierto so malestar en la campaña, crisis industrial, desocupación y
nivel, dentro de una sociedad cada vez más diferenciada, en zozobra en las ciudades, postración general en todas Jas ac-
la que Ja manufactura tiene un rol de creciente importancia. tividades del país, con repercusiones sociales de imprevisi-
~alvar la industria, entonces, supone contribuir a mantener ble alcance. "58
~el s~_te~a. ~te carácter permisivo con que la e-lite a~parael El plan articulaba una serie de medidas para superar la
crecmnento industrial, sin poner en discusión el control del recesión. "Dirigido especialmente a contrarrestar los temidos
proceso, :s la ba~e objetiva de la alianza en la que se integra efectos de la guerra -comentan Di Tella y ZymeJman- con-
~na cl~se industrial que no reclama mucho más que su super- tenía disposiciones para la defensa del sector industrial."59
VIvencia . En efecto, e~r<:_!as !!ledid<.:ts propuestas se hallaban, vir-
. Comentando las consecuencias deseadas por el Poder Eje- tualmente, todos los proyectos legislativos reclamados desde
cutivo de las medidas cambiarías de fines de 1938, el Banco hacía dé~adas por la UIA: leyes de "draw back", disposiciones
Cen.t~~ traza así sus perspectivas: "Esta medida, aplicada con contra el "dumping'' de los países centrales, créditos a largo
flexibilidad y eficacia permitirá adecuar las importaciones a e1az2 para la industria, reajuste de la anticuada legislación de
la capacidad real de pagos del país y al empleo prudente de tarifas.
las reservas monetarias. Es lógico esperarque, como está sucedien­ El objetivo del plan era mantener a un. niyrl satisfactorio
do, el poder adquisitivo que debido a ello no puede ya estimular des­ la actividad económica. Su punto de partida era la compra
proporcionadamense a la importación se desviará en gran parte ha­ por el Estado de los excedentes agrícolas que no podían co-
cia la industria". 56 locarse, medida reclamada unánimemente por las organiza-
Tras una apreciable disminución del déficit en 1939 el ciones de los propietarios rurales.
a~fo ~.Q se presentaba, otra vez, particularmenn, difícil po;-e1 Pero no conc1uía allí, en la limitada frontera de los inte-
cierre d~ los mercados europeos a las exportaciones argenti- reses corporativos agropecuarios. "~3 indispensable agr<=:gar
nas, derivado de la guerra: en ese año, la balanza de pagos en otros estímulos", señalaba el proyecto en sus fundamentos, y
cuenta corriente acusó un desequilibrio de 138 millones de esos estímulos eran los de la industria, cuya existencia era ine-
pesos. quívocamente percibida por los redactores como requisito
~~ esas condiciones ­ycuando todo parecía indicar que del staru quo.
la crasis se agravaría progresivamente- el Ministerio de Ha- En primer lugar, la industria de la construcción: luego, las
cienda elabora un Plan de Reactivación Económica y lo pre- actividades manufactureras. "Que la industrialización del país
senta al Senado, en donde el oficialismo tenía mayoría.P? conspira contra nuestras exportaciones es un argumento que
91
90 .MIGUEL MURJvlJS YJUAN CARLOS PORTANTIER ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONlSMO

se presenta con frecuencia en la discusión de esta materia'f . . . . De tal modo este pl,a~, que incluí~ las reivin-
fuera destrmda _...~ -·· ----· ·- · · dustnales y que
dice el proyecto. Y agrega: "Es un hecho sabido que desde a dicaciones largamente reclamadas po~ 1 o~ in 1· dad
i o s1gn1ficaba en rea 1
tes de la pasada depresión mundial, las exportaciones argén- UIA había de saludar como Sl Y , . __ .._ -·- ----- -;··-···-·.- •
la . d l hegemoma ohgar-
tinas -medidas por su volumen físico- han permanecidos un lúcido intento de reforzamiento e a . ·c.:
en un nivel prácticamente estacionario. Nuestro país no ha/ .l d. · onal el Plan no signm-
uica" Formulado por la e rte tra ici , ., . --·: : . ·, - . ,
tenido, pues, como en tiempos más favorables de su historia q ­ . 1 . . to en los centros de deos10n eco-
caba el menor desp azarmen .
económica Ja alternativa de dedicarse preferentemente a la. ·normca,
- --· · · I
socia o P olítica : · de un solo
exportación de cantidades cada vez mayores de productos. . ·s·. . ortancia radica en que p~rm.•te ver,
u irnp li ­ de clase en ese
agrarios, importando en cambio productos manufacturados l 1 complicada.annazó.n de las a ianz.as . • :
go pe, ª·· ­ . ­ . . . ., hegemónica de la clase m-
o la de desenvolver intensamente la industria sacrificando las omento· la lumtada vocac1on . . l
posibilidades de su exportación't.P'' ~ . , 1 . do de las orientaciones del principa
dustnal y e contem , · ún
"Por el momento -agrega- el país no tiene esa opción . . la UCR que se ubican como respuesta a
partido opositor, , . . la
en su política económica y no sabría decirse en este instante , " .. d. . nal" frente a la perspectiva de la cns1s.' que.
mas tra icio dores del Poder EJecuttvo
con alguna seguridad de acierto si la tendrá o no después de sostenida por los grupos conserva
,. la guerra." Y concluía: "Mientras llegue ese momento s!.rut.!!.. y del Parlamento. l dí · 17 y 18
· i:i-=~~~J.~a.r.':~urrir decididamente a su industria par~ ~~!ir..~..n El "Plan Pinedo" se discutió en el senado os ras
, lo que sea posible lo que no puede importar o pagar y e.~~tar . . b d 1940 Por el sector oficialista hablaron en su
de dic1em r~ e , · S d yjosé Heriberto Martínez.
; el grave mal de la desocupación". defensa Marías Sanchez oron o b a
.. 'n frontal al plan por la minoría, estuvo en oc
.~ · Aquí vuelve a resumirse con suma precisión el sentido de
una política, que manteniéndose dentro de los marcos hege-
La opos1c10
del representante e a
d l u· CR '
Atanasio Eguiguren. Finalmen-
· -
mónicos de la "oligarquía" tradicional convocaba a una am- bado or 17 votos contra tres, pero proas
te el plan fue apro P C' de Diputados, don-
pliación de sus límites para permitir la incorporación de la llegó a ser siquiera tratado en la amara bó -dicen
industria. de el oficialismo era minoría. "El_ Pla~ n~ se;:~:si~do 'radi-
El "Plan Pinedo", intentando legislar sobre todo aquello Di Tella y Zymelman- por cons1de~arse º,,61·
que el grupo representativo de los industriales reclamaba sin cal' por parte de los grupos terratement~s. . , , l ro-
haber sido oído, aparece como el mejor testimo!1io de ese La actitud de las organizaciones economtcas frent~ a pd .
proceso de movilización de la manufactura bajo control de la a anteriormente menciona o.
yecto reproduce un espectro ~ . l SRA sin
elite tradicional que se produce entre 1933 y 1943. . 'l l UIA lo aprueba entusiastamente, mientras a ,
so o a . · , la CARBAP y las so-
El. proyecto estaba absolutamente - marcado. . por
­­· una
-- ._ orien-
.....
rechazarlo, manifiesta algunas reucenc1as) .
tación que tendía a salvaguardar, en primera instancia.jos in- . edades rurales del interior lo rechazan agres1vamentep..
tereses de los grandes propietarios rurales. Su "radicalismo" ci 940 l UIA envía una nota a me-
El 8 de diciembre de 1 ' a
residía en la percepción de que una adecuada defensa de esos d ~ rgándole su más "caluroso aplauso" por el proy~c~o, en
intereses abarcaba, por imperio de las nuevas circunstancias o oto f . "En el plan de V.E. se contempla, qmz~s por
la que a urna. . . , clara y definida en materia eco-
mundiales y nacionales, la necesidad de que la industria no primera vez, una onentac1on
92 MIGUEL MIJRM:IS Y JUAN CARLOSPORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍ CENES DEL PERO:-J'fSMO 93

nómica. La UIA no puede sino sentirse complacida al obser- Si los industriales aplaudían el proyecto y los grandes ha-
var la coincidencia de esa orientación con su prédica tesone- cendados coincidían, finalmente, con él; si la Bolsa de Co-
ra mantenida durante muchos años y que los hechos y las cir- mercio opinaba que "el fomento industrial responde a una
cunstancias actuales justifican plenamente". 62 verdadera necesidad",65 ¿en qué grupos económicos de las
La clases propietarias radicaba la oposición? ¿Quiénes eran los
... Sociedad
·---····
Rural Argentina,
. por su parte.jio .rechaza el
------------ que lo consideraban excesivamente "avanzado"?
-

p!.an,_pe.ro c~:msidera necesario reafirmar la premisa de Cf!.:!e


Del mismo modo que frente a cada una de las medidas

--
"la prosperidad de nuestro país está supeditada a la marcha
de los negocios agropecuarios". Lo principal entonces, para proyectadas desde 1933, eran ~~-~vez las __organizaciones.re-
la SRA, es la compra de las cosechas. En cuanto a lo demás, I>~.e~entativasdel sector ganaderosubordinado las más enco-
"el fomento de las industrias transformadoras que utilicen nac1amen.te_ opositoras. Este grupo era el único que frente a
materias primas del país puede contribuir a mantener la pros- cualquier intento de industrialización lo pe~~il.?!_a_<:.c?~no.'!-1~?-
peridad económica, pero este fomento debe estar subordina- valla pa!a.su supervivencia, en tanto perjudicaría el intercam-
do fundamentalmente a la consideración de nuestro inter- bio exterior, al que se postulaba como núcleo dinámico ex-
cambio; no debemos fomentar artificialmente industrias que cluyente de la economía argentina. La orientación a favor del
en un momento de normalidad nos obliguen a recurrir a tra- "crecimiento hacia afuera" tenía en estos ganaderos a sus de-
bas artificiales para mantenerlas, trabas que dificultarán la fensores más ortodoxos.66 . ·· 1
reanudación de nuestro intercambio't.s'' Decía la CARBAP en un memorial de diciembre de 1940, re-
En realidad, esta "reticencia" no se alejaba demasiado de ferido al "Plan Pinedo" y a las medidas de protección a la in-
la actitud de fondo del propio Poder Ejecutivo. El plan, que dustria que incluía: "Se dice en el informe que la industria na-
tanto entusiasmo motivó en la UIA y que, objetivamente, re- cional 1no conspira actualmente contra las exportaciones.
cogía los puntos fundamentales del programa de los indus- Hacer esta afirmación es olvidarse de todo el daño que ha he-
triales, concordaba en su valoración del margen concedido a cho a la producción rural con el cierre de mercados naturales
la expansión de la manufactura, con la opinión que éste me- como resultado de la política aduanera inconveniente, impues-
recía de los hacendados más poderosos. ta desde el año 32, a la que se agregaba el adicional del 10% .
Efectivamente, el mensaje oficial aclaraba el sentido pro- para saciar las arcas fiscales del Estado. Pretender, como dice el in­
gramático de las intenciones del Poder Ejecutivo en defensa forme, estabilizar industrias surgidas en medio de soluciones de emer­
de la industria, con estas palabras: "Ello no significa, desde gencia es plantear un problema trági.co para elfuturo del país después
luego, que toda industria deba ser fomentada. Debemos pre- de la guerra:, es estimular una lucha que no la deseamos entre
C?:".~rnos del error de prom~:>Ver aquellas produccion.es.. que la industria y las fuentes básicas de la producción rural, pero si
tiendan a disminuir las importaciones de los países (íüe ~·ig~n ello sucede debemos declarar que estamos resueltos a defen-
comprando nuestros productos en la medida ~uflci.~;~~e ·p~ra dernos en todos los terrenos porque tenemos la completa seguridad
permitirnos pagar esas importaciones. De lo contrario crea- que mientras una ma)'Drpoblación no absorba los considerables saldos
remos nuevos obstáculos a las exportaciones: hay que impor- exportables agropecuarios, conspira contra la tranquilidad social del
tar mientras se pueda seguir exportando't.v" país cualquier medida que no los contemple como [undameniales ",67
94 MICt..:EI. MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO F.SfUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 95

Ni siquiera se trata, como en el caso de la SRA, de alertar portantes de la producción para extenderse en forma paula-
contra la promoción deliberada de industrias "artificiales"; Eª- tina a otros aspectos de Ja economía general, sin tomar reso-
ra los ganaderos subordinados la mera estabilización de las in- luciones por anticipado de modificar fundamentalmente los
dustrias ya existentes era vista como un perjuicio. sistemas tradicionales clásicos, vamos a una economía dirigi-
El diario La Prensa coincidía con este punto de vista. "La da totalmente por el Estado".7 º
habilitación de empresas industriales es otra invención con En este sentido, Ja coincidencia con los grupos rurales
pretexto de urgencia y que, con justa razón, alarma a los pro- desplazados es absoluta. Si el .radicalismo intentaba expresar
ductores rurales por cuanto su resultado puede ser la adición a sectores ajenos a Ja elite de poder, como Jo señala una co-
de nuevas dificultades para nuestras exportaciones al reanu- piosa bibliografía, no serían éstos las capas medias urbanas li-
darse el intercambio después de la guerra", afirma el 19 de gadas al crecimiento industrial, sino los grupos rurales mar-
diciembre en un editorial significativamente titulado "La ginados violentamente por la "oligarquía" tradicional. Así, en
reactivación económica radica en el campo".68 relación con )as medidas propuestas en el "Plan Pinedo" acep-
~~~rre_l}Qde IQs grupospoíítícos, esta argumentación, tan su preocupación por el problema de los excedentes pe-
ferozmente antiindustrial, será la base de la actitud de la UCR ro, a diferencia de la elite hegemónica, no van ni un paso más
durante el debate. allá. Todo lo que supere esa frontera sería "estatismo", "erni-
En efecto, ¿cuáles son las razones que el radicalismo desa- sionismo", "inflación".71
rrolla contra los capítulos referidos a la industria del "Plan Pi- Frente a la tácita alianza entre los ganaderos privilegiados
nedo"? No la insatisfacción por los límites que el proyecto se fi- y los industriales, cuyos intereses el Estado intenta armonizar,
jaba en cuanto apoyo a la manufactura, sino todo lo contrario. la alternativa qµe parece promover Ja l!CR es la de una alían- .
"Sin hacer análisis se puede afirmar que al país le cuesta mucho Za. e.n la que participen los grupos agrarios subordinados y las
dinero el lujo vanidoso de muchos artículos llamados de Ja in- capas medias urbanas no ligadas a la industria; sectores estos '\ ¡
dustria nacional que siempre tienen la consabida defensa de los "consumidores" más que "productores", cuyos ingresos no de-
brazos que se emplean", expresa en un documento referido al penden de la industria, sino de los servicios, y a quienes la in-
proyecto oficialista e) Comité Nacional de la UCR. "Podrán dustrialización )es encarecería las mercancías que demandan.
r caerse todas las chimeneas -agrega- pero mientras el campo Así, el eje central de las críticas de la UCR al "Plan Pine-
) produzca y exporte, el país seguirá comprando lo que necesite, do" está centrado en lo que éste tiene de proteccionista.
seguramente a precio inferior que el determinado por la Adua- "Acentuamos --dice e) documento del Comité Nacional-
na para favorecer intereses creados. "69 que el proyecto del Poder Ejecutivo, al hablar de financiación
La respuesta de los radicales frente a Ja grave situación de industrias no se refiere a las del campo: tiene en cuenta
que creaba el descenso de las exportaciones no trasponía los solamente a las manufactureras y transformadoras." Y para
límites de los más estrechos intereses rurales: la compra de que no queden dudas, añade: "Ya sabemos lo que cuesta al
las cosechas por el Estado. Pero si e) papel del Estado se jus- pueblo consumidor el producto de la industria artificial que
tificaba en ese caso, "no puede considerarse con igual crite- perdura a costa de un grosero proteccionismo que beneficia
rio cuando la solución deja de abarcar ramas medulares e irn- a uno para perjudicar a mil".72
96 MICUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 97

Esta opinión no era sólo la de la más encumbrada elite nará que los cambios hegemónicos en la estructura de poder
dirigente del partido. Amadeo Sabattini, un heredero de la en la Argentina asuman, pocos años después, formas en las
tradición yrigoyenista y líder del ala populista de Ja UCR, que desempeñarán un rol privilegiado la burocracia estatal y
opinaba así sobre el inevitable destino rural de la Argenti- el Ejército, dentro de un proceso al que se incorporarán las
na: "País agrícola y ganadero, no dejará de serlo para con- clases no propietarias.
vertirse en industrial hasta que la población y los años natu-
ralmente lo exijan". 73
Frente a la perspectiva de la crisis, la respuesta de los se- 5. El papel del Estado: alianza de clases
nadores radicales en la discusión parlamentaria de los pro- y hegemonía
yectos oficialistas es simple: comprar las cosechas; construir
caminos; intensificar un programa de obras públicas. En un Uno de los ras~s salientes de la etap~-e~ el gecjmi('.pto
plazo no inmediato, fomentar Ja construcción de viviendas. Y de los roles ~~mido;-por el Estado en la estructura social. El
algo más: "Hay otro rumbo importante que nuestro plan, el Estado pasará a ser expresión de la creciente complejidad de
de los legisladores radicales, lo contempla y que dejó comple- las relaciones económicas, reflejando así la diferente articu-
tamente de lado el plan del Poder Ejecutivo: nosotros cree- lación de la estructura de éstas, a partir del crecimiento de la
·, mosque es necesario reactivar nuestras industrias madres, las industria.
dos grandes industrias vitales: la ganadería y Ja agricultura e La homogeneidad.de la.antigua.estructura de p.oder, a tra-
in !en_sificar la minería que va tomando un incremento digno vés de-f;; cual se expresaban los intereses de las capas agrarias
'I de consideraciónv.Z! dominantes, beneficiarias de la renta diferencial que proveía
Hacia principios de la década del 40, el dilema en que el comercio internacional, tiende a quebrarse después del ;3_0,
se movían las clases propietarias acerca de los problemas arrastrada por las modificaciones que el equilibrio del siste-
económicos era éste: o estabilizar un cambio producido ca- ma requiere en el nivel de la estructura económica, como
si "espontáneamente" a fin de mantenerlo bajo el control consecuencia de la crisis.
hegemónico de los sectores más poderosos de la "oligarquía", La complejidad, despleZªda en esta dimensión refuerza
o rechazar todo cambio y promover el mantenimiento de la las te1;dencias del Estado hacia la autonomía, en tanto su rol
situación previa a la crisis. Si la primera alternativa era la que principal no es ya traducir a_lpivel de las d~_cisiüñespolíticas
intentaba estructurar la elite conservadora, con dificultades los intereses-ci~ un~-~i~sedominante de o~i_genagrario (o los
internas y sin homogeneidad total, la segunda se transforma intereses de una fracción de esa clase dominante), sino la re­
en el programa de los radicales. Una tercera alternativa, la lación de esos intereses con los de las otras capas pro/Jietarias estruc­
del programa de crecimiento por iniciativa autónoma de sec- turadasalrededor de la acumulaciónde capitalindustrial.
tores medios emergentes de origen industrial -es decir, el El Estadose realiza así como equilibrador dentro de un
modelo clásico de condicionantes sociales del desarrollo- bloqu;;-·de poder más complejo: como moderador de una
no alcanzó formas institucionales permanentes. Es esca falen- alianzaobjetivamente estructurada alrededor de los intereses
cia, según nuestra hipótesis, una de las causas que determi- comunes de distintas clases.
I~
98 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTTERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 99

Esta percepción de la existencia de intereses comunes, cu- neral, de todo proceso de industrialización sustitutiva de im-
yo compr~miso como tales surge a partir de los cambios que portaciones, de industrialización sin revolución industrial) en
es necesano promover en la estructura económica, no se con- el que un cierto crecimiento de la manufactura aparece ju-
figura "espontáneamente", sino a través de Ja mediación de gando un rol importante como requisito del statu quo.
u~ factor, :n apariencia externa a esos intereses, que armo- La posibilidad de percibir esos cambios no como disrup-
mza las orientaciones particularistas. Ese factor constitutivo tivos sino como integradores del sistema de dominio, queda
de una orientación "universalista" quesintetiza tendencias radicada eñ §jlite-polític~, q~~setransfo1~a en factorcons-
p_arciales es el Estado, controlado por la elite política tradi- titutivo.ia nivel institucional, de unanueva hegemonía, cuya
cional que sustituye el yrigoyenismo. función es compatibilizar el desarrollo de las fuerzas produc-
Los mecanismos de esa proyección "universalista" que tivas con las nuevas relaciones entre las clases propietarias.
puede soldar e) bloque de poder operan en dos dimensio- ~J c_~nce_pto d~"clas~do..minan~", en_]a d~cada qel 30,
~~s: en primer lugar, a través de la instrumentación de po- debe ser, así, reformulado, eI_?_.tanto .la dominación ya no ~s .
Iíticas de corto plazo, reservadas a la iniciativa directa del ejercida en nombre de la unidad de intereses inmediatos y
Poder Ejecutivo y cuya dirección es hacia la viabilización de mediatos de una clase, sino de los intereses de una alianza de.
1 '
cierto crecimiento industrial, en tanto acentúa barreras de clases. Si le damos al término "oligarquía" su significado ·Clá­
tipo proteccionista. En segundo lugar, por medio del inten- sico de monopolio del poder en manos de una elite restrin-
to de implementar políticas de largo plazo, más integrales gida, durante la década consideradase iniciará un lento pro- .. '
(como el Plan Pinedo y sus antecedentes) que necesitan el ce_:o por el cÜal ese núcleo "oligárquico" ampliará sus bases:
complicado apoyo legislativo. de una homogénea determinación agraria irá pasando a una
Este creci~iento del poder de iniciativa del Estado (que combin~tori~_agro industrial en la que operará como factor
en Ja realidad económica asume formas intervencionistas no aglutinante el capital financiero, nacional y extranjero.
practicadas hasta entonces en la Argentina) le permite estruc- Toda alianza de clases, todo nuevo bloque de poder; no
turar un área de actividad aparentemente autónoma, rñarcá~- supone ..indiferenciación entre sus partes. A partir de la per-
~~se un "dec~age'' entre intereses económícosprívados y po- cepción de una comunidad de intereses, la particularidad de
líticas de gobierno, cuyo origen está en el hecho de que el éstos no se borraLa alianza, en la medida en qU'e es tal cosa
Poder Público, como instrurnenrador de una política de lar- y no una fusión, supone la posición hegemónica por parte de
go plazo en salvaguarda del sistema, iba "más allá" de las uno de sus componentes.~ hegemonía, así, sería la poten-
o~ien~ciones particularistas de cada sector de las clases pro- cialidad legitimizada que adquiere un grl,lpo para guiar un
pretanas. sistema de alianzas, parafijar los límites de las orientaciones
El Estado deberá asumir la tutela de una alianza entre in- del nuevo bloque de poder.
te_rese~p~rtic~!ares-que, aunque todavía opuestos parcial- Las condiciones estructurales que presentó el desarrollo
mente, Iíán dejado ya de ser contradictorios-y buscará uni- industrial durante esa década posibilitaron que ~l control del
ficar en su seno los compromisos inestables entre clases p~oceso se mantuviera, a nivel económico, en manos de los
propios del tipo de crecimiento propuesto (propios, en ge~ grandes hacendados y, a nivel político, en las delos miembros
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 101
100 MIGUEL MUR.MIS Y JUAN CARLOS PORTA.l'ITIERO

d~_~fü~tr~~!ona~. De tal modo, si el nuevo bloque de po- largo plazo. Mientras los proyectos económicos más integrales
. aer puede ser definido, en tanto objetivación de intereses, dél Podef'Ejecutivo encontraban, casi siempre, el apoyo entu-
como una alianza de clases en la que comienza a participar siasta de la UIA, la SRA, sin rechazarlos--como lo hacía la CAR­
el sector industrial, la hegemonía de éste se mantuvo corno he- BAP, por ejemplo--, manifestaba, en cambio, mayor reticencia.
gemonía de los hacendados. Recién al P.!.~~~ifjacla.décad~del Esta triple orientación -aceptación, reticencia, recha-
40 esta _rela~~ó°:.de fuerzas entre as clases propietarias 'rurales zo- dentro de las organizaciones corporativas de las clases
e industriales se alterará, por la diferenciación que comenzará propietarias, se manifestó claramente, como hemos visto, du-
a operarse dentro de los propietarios industriales, por la moví- rante la discusión del Plan Pinedo.
1 lización de las clases populares y por el fortalecimiento adqui- Esquemáticamente, l~~~~sj~_!:"=e.r~S~!]-~cióp..pQlí.tica
1 rido por el Estado, a través, especialmente,de su área más pro- e!~ las clases propietarias E,U~<Jen ser rast~~~~~s,durante ese
clive a cierta autonomización: el Ejército. Sólo entonces la período, en estas direcciones:
hegemonía de los hacendados se replegará y se abrirá la posi-
bilidad para un movimiento como fue el peronista. 1) la Socie9._a_Q.Rural coincide en general con la orienta-
Pero la hegemonía que la oligarquía tradicional mantiene ci.óñ'"de la elite política, cuya legitimidad, por otra par-
en el siste~~ ?:~ _a.i_i~nzas durante el período, n~ d~ri~;exciU'- te, se funda en el apoyo que le concede, pero se reser-
s1vamenté;de la ma1or_~~Q~f~nc!a 5!.t:_s~__ideologja, traducida va observaciones cuando presume que_ los proyectos
en el predominio de determinados valores u orientaciones en van más allá de los límites fijados por el statu quo;
:r e! re~to del bloque de poder, s!E-_?._d_~~~'!-.E<:>si~.~?n.1.!~~~'1~pr,i-
2) la Unión Industrial no manifiesta virtualmente reser-
vas..sobre los proyectos y, en todo caso, sus' críticas se
· ¡ vilegiada, en ~~.~~~~u.c~~r,a ~COI}Ómi<;<t.Y S(?Ci~: La posibilidad
de los cambios está manejada por los intereses de los hacenda- .ejercen contra el Parlamento -en donde el oficialis-
dos más poderosos, de modo que serán estos in_t.::_.t_"~seslosque mo al discutirse el Plan Pinedo no tiene mayoría- al
marcarán los límites del proyecto, i~~-fron-t't;~ que no puede que acusan de trabar la "acción constructiva" del Po-
trasponer: no habiéndose roto la dependencia radical de los der Ejecutivo;
centros externos, el comercio exterior sigue siendo la princi- 3) la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos
pal fuente de acumulación y las posibilidades de crecimiento .ÁÚ-~s y La Pampa, o sea la organización que represe.n-
del sistema se miden en los términos fijados por él, y por las ta al grupo ganadero subordinado, rechaza las orien-
clases que de él obtenían sus rentas. taciones del Estado, nutriendo las bases de las argu-
~~~gni.fi~.~.sin embargo, ~l~_~Q§_E[,9J~~tg.~sl<:JEsta- ~entaciones de Ja oposición, como se advierte en la
<:':º~.'.'1~nque coincidentes con los intereses generales del gru- actuación parlamentaria de Lisandro de la Torre y en
las formulaciones de la UCR durante la discusión del
po hegemónico, fueran siemp~~<=:_}{~~ta!,Jl_ent('.r<:P!:esencativos
desus orientaciones ni tampoco de sus intereses económico Plan Pinedo.
corporativos más estrechos.
Esta ~iSC()!1~!1!:Údad explica el porqué de las dificultades que Si un corte más o menos elemental que busque vincular
encontró la elite política-. para ..
poner
. ..
•·
en 'práctlcapropuesfas
•· _._ ····­ de intereses económicos con orientaciones políticas nos permi-
102 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONJSMO 103
te compatibilizar a los hacendados más poderosos con Jos
gmpos conservadores y al grupo subordinado de los ganade- nio, las orientaciones menos tradicionales de los industriales
ros con el radicalismo, la relación entre industriales y núcleos en relación con las de los hacendados, combinadas con el ca-
políticos será menos lineal. rácter no disruptivo de sus reclamos, se convertían en el eje
En principio, durante todo el período es dificil encontrar posible del proyecto de cambios. Toda la actividad persuasi-
reclamos de participación directa por parte de los industria- va de la elite política -y eso es particularmente claro en la
les, quienes parecen, en cambio, aceptar la representación de discusión del Plan Pinedo- tiende a convencer al grupo de
sus intereses que les ofrece el gobierno. En su relación con el los hacendados que los cambios que se proponen ­yque los
Estado tratan ~e utilizarlo corno estrato p.rotector mJ.s:que industriales apoyan entusiasta.mente-- no amenguarán su he-
efectuar reclamos de hegemonía. gemonía en el bloque de poder. Pinedo lo dirá expresamen-
Por otra parte, no se advierte~ intentos de estructurar una te en los debates de 1940: "No creemos que sea posible ni
fuerza política independiente, claramente representativa de conveniente cambiar las bases económicas del país. No pen-
sus intereses. El objetivo central parece ser influir sobre per- samos en establecer la autarquía. Tengo dichas sobre el pun-
sonalidades de la elite tradicional a las que reiteradamente se to palabras clarísimas y categóricas: no creo que importar sea
hace participar de tribunas en las que se defiende el progra- un mal, no tengo ninguna prevención por lo que se llama el
ma de los industriales. Otro intento de influencia era en di- carácter agrario de nuestro país; no creo que eso sea desdo-
rección de los jefes de las Fuerzas Armadas, a quienes se vi- roso, aunque en alguna parte de la literatura económica uni-
sualizaba como los más probables partidarios de la industria versal se considere que las masas agrarias con respecto a )as
dentro de la elite dominante. industriales están en una situación de inferioridad". Y con-
También en esta falta de agresividad en relación con su cluía: "No pensarnos llegar a una industrialización total, ma-
autonomía política puede~ ser advertidas las limitaciones siva, del país, pero no hay por qué abandonar algunas pro-
de las expectativas de los industriales, que .no iban más allá ducciones industriales totalmente sanas, tan sanas como la de
de la exigencia de garantías institucionales que ratificaran, fabricar trigo poniendo semillas en los surcos o fabricar car-
por vía de la legislación, los beneficios del proteccionismo nes haciendo pacer los pastos por el ganado".75
"espontáneo" con que el Poder Ejecutivo había facilitado su
expansión. Y esto podía lograrse sin necesidad de desplazar
a la elite política; antes bien, contribuyendo a reforzar sus
posiciones frente a las trabas que, básicamente, le imponían
los grupos opositores.
La elite política, por su parte, no intentaba contradecir
las presiones de los industriales, porque eJlas no significaban
modificaciones en el statu quo. Al contrario: si el Estado in-
tentaba expresar lúcidamente el nuevo punto de equilibrio
social derivado de la mayor complejidad del sistema de domi-
ESTUDIOSSOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 105

7 En Ja expresión "clase dominante", englobamos sólo a quienes con-


Notas trolan medios de producción, sean ellos terratenientes o industria-
les, y dejamos de lado a Jos propietarios de capital comercial y finan-
ciero, pese a que en nuestra hipótesis, durante la década del 30, el
control que sobre la economía argentina ejerce el capital financiero,
principalmente extranjero, es ya decisivo. Nuestro análisis simplifica-
rá, entonces, las relaciones de fuerza enfocando sólo a propietarios
agrícolas e industriales y sus expresiones corporativas y políticas; es-
11.a referencia central al crecimiento de la industria en la década del 30 ta simplificación nos lleva a no analizar todavía explícitamente las
no significa ignorar la existencia de un proceso previo de desarrollo de orientaciones de los grupos locales como función de la influencia de
la manufactura, que en la Argentina arranca desde fines del siglo XIX. las potencias imperialistas o de Jos conflictos entre esas potencias,
Un análisis de esta primera etapa podría iluminar también -como nos particularmente significativos, en el caso de Gran Bretaña y los Esta-
proponemos en este trabajo para el período 1930-1943--- la particula- dos Unidos, a partir de 1930, para Ja Argentina.
ridad de las relaciones entre grupos de propietarios rurales e industria- 8 Para los fines de nuestro trabajo, como se verá, sería más pertinente
les en términos de fusión, oposición o alianza de clases. hablar de alianza entre sectores o fracciones de clase, dado el corte
2 Un alejamiento más radical del modelo se advierte cuando, admitien- que se produce en el grupo agrario. A pesar de ello, mantenemos el
do la validez de la descripción de la orientación de los terratenien- término en su versión más genérica.
tes, se supone que o no hay grupos burgueses en general o industria- 9 Di Tella y Zymelman, op. cü., pág. 436.
les en particular o son muy limitadas sus actividades y dependientes 1 O La versión clásica de este tipo de análisis sigue siendo el conocido li-
del sector terrateniente. En este caso, las orientaciones de los grupos bro deJohnJ.Johnson, La tmnsformacián política de América Latina,
burgueses o de los sectores medios locales se asimilan a las orienta- Buenos Aires, 1962.
ciones de los terratenientes y se señala que todo cambio debe origi- 11 Un enfrentamiento abierto entre proyectos oficiales y aspiraciones de
narse en influencias externas. Cfr.Seymour Lipset, "Elites, educación los industriales sólo parece producirse -como veremos más adelan-
y función empresarial en América Latina", S.M. Lipset y A. E. Solari te­ en tos primeros meses del gobierno de Justo, antes de que Fede-
(compiladores), Elites y desarrollo en Amériw Latina, Buenos Ah-es, rico Pinedo desplazase del Ministerio de Hacienda a Alberto Hueyo.
1967, y Ben Hoselitz, "El desarrollo económico en América Latina", Pero aun en esa oportunidad la contradicción entre ambas perspecti-
Desarrollo Económico, vol. 2, Nº 3, octubre-diciembre 1962. vas no durará mucho tiempo: los redamos de la UlA encontrarán rá-
3 Véase, en especial, Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, Bue- pida coincidencia con los proyectos del sector de la elite política que
nos Aires, 1961. asumirá la conducción de la economía a fines de 1933.
4 Guido Di Tella y Manuel Zymelman, Las etapas del desasrollo económi­ 12 Utilizamos el concepto de "hegemonía" en la dirección que lo hace
co argentino, Buenos Aires, 1967; Walter Héveraggi Allende, El servicio Antonio Gramsci. Cfr., en especial, ll RisQrgi,mento, Turín, 1954 y Notas
del capital extranjero y el control de cambios, México, 1954; Aldo Ferrer, sobre Maquiavelo, sobre política y el Estado moderno, Buenos Aires, 1962,
La economía mgenlina, México, 1963. aun cuando nuestro uso en este trabajo se circunscribe a la hegemo-
5 Cfr. 11rgentina: su desarrollo copaalista, Buenos Aires, J 965. nía que una clase o fracción de clase ejerce en el interior de una alian-
6 Véase, en especial, "Rasgos biográficos de la famosa burguesía indus- za y no a la posibilidad de "consenso" mediante la cual la clase domi-

t
<t
trial argentina", Estrategi,a, Buenos Aíres, setiembre 1957. Las tesis de nante integra en sus valores a la clase dominada.
Peña se encuentran desarrolladas en Fichas de investigación económica 13 De 58.000 establecimientos industriales inscriptos en 1941 en el Registro
y social, número dedicado a la "Evolución industrial y la clase empre- de la Dirección General de Estadística, las empresas industriales funda-
saria argentina", vol. 1, N'' 1, abril. de 1964. :f
1

106 MIGUEL MURM.IS YJUAN CARLOS PORTA.!\JTIERO


ESTUDJOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERON1SMO 107
das antes de 1930 ocupaban el 70% del total de la mano de obra emplea-
da y fabricaban más del 80% del valor de la producción. Sobre un total ce en el sector ganadero y, consiguientemente, de Ja posibilidad, aparen-
de 23.000 empresascensadas,el 60% habían sido fundadas antes de 1930. temente paradójica,que abre para una alianza, convocadadesde el poder,
Cfr. Reuista deEconomíaArgenJina, tomo 43, nº 307, enero de 1944. que incluya a los industriales, Nuevamente tendríamos que repetir Jo afir-
14 Di Tella y Zymelman, op. cit., pág. 116. mado en páginas anteriores acerca de que la promoción del crecimiento
15 Cfr. María Conceicao Tavares,"Auge y declinación del proceso de sus- indusuial no adquiere, dentro del encuadre teórico en que está concebi-
ti tución ele importaciones en Brasil", Boletín Ecoruimico de América La­ do este trabajo,una valoración históricamente positiva en sí misma, en tan-
tina, CEPAL, vol. IX, Nº l , marzo de 1964. to el dilema fundamental de la sociedad argentina no parece encerrarse
16. En 1938 más del 50% del capital total de la indus~·ia estaba en manos de en la estrecha alternativa de "modernización" o "tradicionalismo".
empresas extranjeras."Estos capitales dominanen formamonopolista va- 22 Argmtina en et callejón,Montevideo, 1964, p. 31.
rias ramas de la actividad industrial del país como, por ejemplo,frigoríñ- 23 Anales de la UIA, Nº 773, mayo de 1933, p. 23.
cos, usinas eléctricas, compañíasde gas, cemento, armado de automoto- 24 u«, Nº 774, p. 27.
res, elaboración de artículos de caucho, seda artificial y otros, ejerciendo 25 Ibid., p. 28.
una influencia de peso en algunas otras como tabaco, petróleo, fabrica- 26 /bid .• p. 36.
ción de conductores eléctricos, de aparatos para. radiotelefonía, produc- 27 )bid., p. 40.
tos farmacéuticos, galvanización de chapas de hierro, ascensores, etc." 28 Nota a Agustín Pjusro, en Anales de Ja UIA, N° 780, diciembre 1933, p. 4.
Adolfo Dorfman, La euolucién industrial mgenJina, Buenos Aires, 1938, p. 29 tus; p. 9.
259. El mayor número de las inversionesprivadas vino, durante la época, 30 Revista de Economía Argentina, tomo 32, Nº 187, enero 1934.
de los Estados Unidos. Cfr. Di'Iella y Zymelman, op. at., p. 443. 31 BeveraggiAllende, op. ca: p. 157.
17 Hasta octubrede 1943 fue ministro de Hacienda del gobierno militar 32 Revista de Economía Argentina, tomo 32, Nº 187, enero 1934.
Jorge Santamarina, que durante los gobiernos conservadores ocupaba 33 Anales de la UIA, Nº 775,julio de 1933, p. 32.
el cargo de titular del Banco de la Nación. Otro miembro del equipo 34 El Plan de Reactivación Econémica ante el Honorable Senado, Ministerio
que acompañó a Federico Pinedo, el doctor Ernesto Malaccoreo, fue de Hacienda, Buenos Aires, 1940, p. 156.
en los primeros meses del gobierno militar subsecretario de Hacienda. 35 Señala Dorfman: "El progreso industrial se ha hecho pasando sobre
18 La Argentina en la depresión mundial, Buenos Aires, 1938, p. 363. los cadáveres de las empresas más atrasadas, pero preparadas para
19 U11anueva Argentina, Buenos Aires, 1940, p. 244. afrontar la elevación del nivel productivo social, que han sucumbido
20 Ibid., p. 271. En 1940, Luis Colombo, presidente de la Unión Indus- para dejar el camino a las más grandes y mejor respaldadas por poten-
trial, decía: "Reconocemos que desde 1931 los gobiernos que se han cialidad financiera y conocimientos técnicos", op. at., p. 188. En 1937,
sucedido han procurado mejorar la situación industrial del país". Re­ el 57,6% del total de la producción industrial correspondía al 1,4% del
vista de Economía Argentina, tomo 39, Nº 268, octubre de 1940. total de las empresas. Cfr. Adolfo Dorfman, "El proceso de concentra-
21 El texto del conveniopuede hallarse en Tratados de Comerao de la Rej>úhlica ción en la industria argentina", Reoista de la Facultad de Ciencias Fisico­
Argmtina, Facultad de Ciencias Económicas,Buenos Aires, 1938, p. 25 y Matemáticas, serie segunda, Universidad de La Plata, octubre 1940.
siguientes. En general, la literatura sobre este tema sólo hace hincapié en 36 Entre esas voces incluimos, especialmente, a algunos integrantes de FOR·
los aspectos leoninos del convenio, manifestados a travésde las concesio- JA, núcleo disidente de la UCR de origen yrigoyenista. La opinión de)
nes que la Argentina,como nación, hacía a Gran Bretaña para satisfacer Partido Comunista a favor de la industrialización puede encontrarse en
los interesesde la elite de ganaderos. Sin desconocerlos,nos parece más un folleto programático, Libertad e independenciade la patria. Buenos Ai­
significativo, en función de las relaciones de fuerza de las clases locales, res, 1941. Incluso con posterioridad a 1940 los plantees favorables al
analizarlodesde la perspectivade la división que Ja firma del pacto produ- crecimiento industrial en las discusiones parlamentariaseran escasos.
La excepción más notoria estaba dada por un diputado radical antiper-
108 MIGUEL MURMIS Y JUAN CAIU.OS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 109

sonalista por Santa Fe, Francisco Scarabino, que en todos los debates so- 41 En las elecciones realizadas ese año en la Sociedad Rural la lista con la
bre política económica exigía, solitariamente, medidas de apoyo a la in- que se identificaban los "criadores"era la encabezada por Pedro Pagés.
dustria. Cfr., entre otros, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de La lista vencedora representativa de los intereses de los "invernadores"
la Nación, Tomo 2, 194:1, p.446yss.; Tomo3, 1941, pp. 256y553; Tomo estaba encabezada por Luis Duhau y la integraban, además, Eduardo
2, 1942, p. 916 y ss. G. Drabble, Miguel Ángel Cárcano, Philip A. S. Dawney, Horacio Bruz-
37 Los reclamos de los industriales pueden hallarse en innumerables do- zone, Héctor M. Guerrero, Carlos Pueyrredón, Enrique Santamarina,
cumentos, presentaciones y memoriales de la UIA, así como en los dis- Federico Martínez de Hoz y Enrique Santamarina (h). Comenzando
cursos anuales de Luis Colombo, pronunciadosen ocasión del Día de por Duhau, la mayoría ocupó cargos públicos después del 30. Sobre la
la Industria. El 2 de setiembre de 1941 Colombo res~1me así las exigen- actuación de Pagés, véase Peter H. Smith, "Los radicales y los intereses
cias de los industriales: ley "antidumping"; "draw back"; ley de licitacio- ganaderos", Desarrollo Econémico, vol. 7, Nº 25, abril-junio de 1967.
nes, para favorecer a los empresarios nacionales frente a las industrias 42 Giberti, of1. cit., p. 47.
extranjeras; revisión de las tarifasaduaneras. En materia de legislación 43 Sobre las consecuencias del pacto, opinaba así Ped1·0 Pagés: "Ése ha
social se reclamaba la reforma de la ley 11.729 y de la ley 11.317, que sido el gran triunfo de los Dominios en Ottawa, que obtienen elevan-
prohibía el trabajo a los menores "para que puedan trabajar y hacerse do los porcentajes de sus exportaciones a expensas nuestras, en ovi-
hombres útiles, aportando salarios de aprendices en vez de pervertir- no y congelado bovino. Puede observarse que en lo que nos afecta
se en las callesy convertirse en vagos o delincuentes". Cfr. Revista de Eco­ en mayor grado la Conferencia de Ouawa es en la carne congelada
nomía Argentina, tomo 40, Nº 279, setiembre 1941, p. 288. ovina y bovina y en menor grado la 'chilled-beef'", cit. en Nemesio
38 Ricardo M. Ortiz, Historia Económica Argentina, torno 2, Buenos Aires, de Olariaga, El ruralismo argentino, Buenos Aires, 1943, p. 137.
1954, p. ll4. 44 Obras, tomo Il, Buenos Aires, J 952, p. 92.
39 La ganadería A¡gentina es una sola, Buenos Aíres, 1939. 45 Olariaga, &Ji. cit., p. 23 (el destacado es nuestro).
40 Horacio Ciberti, El desarrolloagrario argentino,Buenos Aires, I 964, p. 12. 46 lbul., p. 99.
La base tecnológica para el predominio de la capa de los "invernado- 47 tus, p. 338.
res" es el progreso de la industria frigorífica que permite la exportación ,,
.; 48 Acerca de la lucha por el control de la CAP puede consultarse, entre
de carne enfriada rchilled"), la que supera en calidad a Ja congelada, otros, Rodolfo Puiggrós, Nacionalización y libre empresa en la industria
por ser virtualmente similar a la carne fresca. El nuevo sistema comen- de la carne, Buenos Aires, 1957, y jósé V. Liceaga, Las carnes en la eco­
zó a aplicarse al finalizar la primera década del siglo, pero su gran ex­ nomía argentina, Buenos Aires, 1952.
pansión arrancade los años veinte, en el transcurso de los cuales el "chi- 49 Di Tella y Zymelman, op. cit., pp. 431 y 432.
lled" desalojade los primeros puestos de Ja exportación pecuaria a la J 50 Olariaga, <1p. cit., p. 384.

.j
carne congelada. La producción de "chilled" requiere animales de bue- 51 Ibid., p. 389 .
na raza y especial preparación. Además, como debe consumirse entre 52 CARMP, Tercer Congreso Rural'1rgentino (agosto de 1942), p. 57 (el des--
los 40 o 45 días posteriores al sacrificio del ganado exige una oferta tacado es nuestro).
constante (de ahí la necesidad de contar con buenas pasturas todo el
"•;.;
53 CARBAP, XX Congreso Rural, La Plata, 1942, p. 10.
año, especialmente durante los meses de invierno) para satisfacer a la 54 BeveraggiAllende, op. cit., p. 186.
demanda, a diferencia del congelado, que puede abastecer a una de- 55 ue; p. 196.
manda constante con una producción estacional. Esta especialización, 56 Banco Central de la Re¡nwlica Argentina, Memoria Anual, 1938, p. 22 (el
esta división del trabajo entre los productores ganaderos, estructurará destacado es nuestro).
las bases de una diferenciaciónsocial, al posibilitarle al grupo "inverna- 57 En la Cámara de Diputados, sobre 158 legisladores, 76 pertenecían
dor" el virtual monopolio del comercio de carnes con Inglaterra. a la UCR, y 56 a la suma de conservadores y antipersonalistas. Los so-

'
110 MIGUEL MURMISYJUAN CARLOS PORTANTIERO

cialistas contaban con cinco representantes y había 21 representan-


tes de núcleos radicales provinciales.
58 Hechos e Ideas, año VI. Nº 38/39, Buenos Aires, enero de 1941, p. 251.
59 Di 'fella y Zymelrnan, op. at., p. 475.
60 Hechos e Ideas, cit., p. 258. Segunda parte
61 Di Tella y Zymelman, op. cit., p. 535.
62 Argentina Fabril, año LIII. N° 863, noviembre d~ 1940, p. 3. La Reois­
ta de Economía A1gentina califica al plan como "acontecimiento histó-
EL MOVIMIENTO OBRERO
rico en la vida del país", Tomo 39, Nº 270, diciembre 1940. EN LOS ORÍ GEN ES
63 Anales <Ü! la Sociedad Rural Argentina, Nº 12, diciembre 1940, p. 979.
64 Hechos e Ideas, cit., p. 258.
DEL PERONISMO
65 La Prensa, 12 de diciembre de 1940.
66 Otro bastión del libre cambio era el Centro de Importadores. En un me-
morial elevado a la Cámara de Diputados el 29 de noviembre de 1941, re-
clama la derogación del impuesto del 10% a las importaciones estableci-
do por el gobierno de Uríburu y mantenido posteriormente pese a que se
lo había declarado "provisorio". El mantenimiento de este impuesto, que
en un principio halló justificación en meras razones de tipo fiscal pero que
luego sobrevivióa pesar, incluso, de las expresas recomendaciones para su
derogación contenidas en el Pacto Roca-Runciman, es un buen indicador
del compromiso de la elite dominante con los industriales.
67 El Plan de Reactivación Económica del Poder Ejecutivo Nacional; Exposi-
ción de CARBAP en el VI Congreso de Sociedades Rurales de Concor-
dia, diciembre 1940, p. 12 (los destacados son nuestros).
68 Edición del 19 de diciembre de 1940.
69 Informe de Ja Comisión Especial del Comité Nacional de la UCR da-
do a conocer el 19 de diciembre de 1940. Hechose Ideas, ed. cit., p. 307.
70 Proyecto de ley de financiación de la cosecha presentado a la Cámara de
Diputados por los representantes de la UCR. Hechose Ideas, ed. cit., p. 285.
71. Hechose Ideas, ed. cit., p. 285.
72 ua, p. 307.
73 lbid., p. 329. Las opiniones de Sabattini pueden ser cotejadas con las
de otros dirigentes radicales que participan de una encuesta: todos
combaten al plan por su industrialismo o por su "estatismo".
74 Hechos e Ideas, ed. cit., p. 413.
75 El Plan de React.jvación Económica ante el Honorable Senado de la Nación,
Ministerio de Hacienda, Buenos Aires, 1940, pp. 143 y 156.
.. 1

1. Heterogeneídad obrera
y nacionalismo popular

Uno de los temas centrales para la mayoría de los análisis


acerca de los llamados movimientos nacional populares de
América latina, particularmente en sus subtipos "peronista"
y "varguista", es el de las relaciones entre esas variantes del
populismo y la clase trabajadora.
~l_pr?~l~f!l-ª-§.~.p.l.a..9-teª ~n .@_m~gida. enque se ~Qmpn:1~-
ba que esos movimientos -cuya ideología, según el mode-
lo europeo, suele ser genéricamente calificada como "fascis-
ta"- obtienen el apoyo de vastos sectores de obreros
industriales, siendo que esa adhesión no resuliaría compa-
tible con el modelo clásico de orientaciones de la clase obre-
ra movilizada.
El punto de partida de eseTmodCIO.dási~
l........ __ de actitudes
obreras está dado por una proposición según la cual la orien-
tación propia de los trabajadores industriales debe conducir
al apoyo a movimientos inspirados en postulados de clase,
sean esos movimientos de tipo reformista o revolucionario,
nutridos por ideologías de "izquierda" y fuertemente impreg-
nados de tendencias hacia la defensa de su autonomía en re-
lación con las elites políticas de otro origen social.'
El ªJ?~Yº. ob[~!_<?.!il.:e.Q~lis~~rec:~!1.te.enlospaíses de-
per:i-dien~e_s_y periféricos, aparecería así como una desviación
de ese modelo. Un modo típico de integrar conceptualmen-
te eí apoyo obrero a los movimientos nacional populares con
la teoría clásica de las orientaciones obreras consiste en pos-
tular, para aquellos países que se industrializan tardíamente,
J
114 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTAl\JTIERO
) ESTUO[OS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 115

la existencia de un corte interno en la clase obrera, origina-


do en los diferentes momentos de integración de los trabaja- 1 base social para la política extremista en esta etapa del ~e-
sarrollo económico, la misma no reside en las clases medias
dores a la industria. sino en las clases trabajadoras en ascenso todavía desorga-
Las conductasajustadas al modelo se atribuyen enton-
ces ~'Tsecto-;:d~ trabaj~do.r:es~~~aquello~. que pro?ia-
1{ nizadas, que sufren las tensiones inherentes a una rápida in-
dustrialización."3
mente deben ser considerados · o obreros ) r_las or~en- A partir de estos ~upuest.?s, la explicación de l~_relaci~-
taciones desviadas a sectores que, aunque incorporados a la nes entre moVimientos populistas y clase obrera sera especi-
industria, de algún modo no serían plenamente obreros .. El ficada, entonces, como relación entre "totalitarismo" (enten-
primer grupo estaría constituido por aquellos trabajadores, dido en sentido lato como fórmula de participación hostil a

l
en su mayoría de origen europeo, formados a través de una la democracia representativa de estilo occidental) y nueva cla-
larga experiencia dentro de la disciplina del trabajo indus- se obrera.
trial, y el segundo, en cambio, por los obreros más recien- Los comportamientos de los "viejos" obreros incorpora-
tes,('{Íuev~')nosólo para el ámbito de la empresa i~dusttial dos a la fábrica durante la primera etapa de crecimiento in-
sino ta1"nbrei1 para la vida urbana, pues se trataría, en su dustrial, y su relación con la génesis de los movimientos na-
enorme mayoría, de migrantes provenientes de las zonas cional populares o es relegada como punto de interés teórico
campesinas más atrasadas. o es conceptualizada explícitamente como opuesta al popu.-
Esta distinción teórica entre "nueva" y "vieja" clase obre- lismo, cuyo surgimiento queda explicado, por añadidura,_co-
ra de los países recientemente industrializados se vincula mo manifestación del fracaso de los "viejos" en sus tentatrvas
más genéricamente con una conceptualización que propo- de integrar a los "nuevos" en sus orientaciones y en sus estruc-
ne encontrar las bases sociales del "autoritarismo" y del "to- turas orgaQizacio~s.4 , .
talitarismo" en estratos y clases que, según la etapa del pro- Estos huevos obre;~ verdaderos y virtualmente umcos
ceso de industrialización en que se hallen las sociedades a protagonistas del apoyo de masas al populismo, __eosee~Ean
las que pertenecen, se transforman en masas "desplazadas" una serie de características distintivas que separanan radical-
y por lo tanto "disponibles" para su manipulación por una mente sus orientaciones de las de los obreros "viejos". En pri-
elite. mer lugar se trataría de m~s populares atraída~. O::ás po~~ ~
En el caso del fascismo europeo se acepta que ese sector yidrnbana-qÜe pür eftrabájoit\<Iusiriaffue modo que sus
estuvo constituido por la baja clase media.©~.!.~~utor~taris- experiencias estarían preferentemente impregnadas por los
mo" de los. movimientos populistas latinoamericanos, con- valores de movilidad ascendente incluidos en su desplaza-
cretamente del "peronisrno" y del "varguismo", sería fun- miento del campo a la ciudad, y no por las notas típicas de la
ción del proceso de rápida industrialización _posterior a "condición obrera" estructurada a partir del ingreso en la fá-
I 93Q, el que tiene lugar "mientras las clases trabajadoras es- brica. Sobre esta base se diseñarían los siguientes rasgos dis-
tán relativamente mal organizadas en sindicatos y partidos tintivos en términos de orientaciones, centrales para definir
y en las poblaciones rurales existen todavía reductos de con- su participación en el área política. 5
servadorismo tradicional". "En el grado en que exista una
116 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESrUDJOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 117

f 1) predominio de un sistema de valores orientado hacia


lista so.l?.re. Ia. J:>~_:¡~-~-'=~ª-C:?..~~.c!_9~.!1~~~-<:.~-~1!J?!?J'.~'.S!~9'!~?-~~.;~
1 la búsqueda individual de ventajas económicas; rrollo ligado a intereses de. _cl~('.Ü~!_llªnipula.d~_se conviel}
2) sentimiento de pertenencia a un grupo primario, en !fé"ií·el,,Í~z.51.b1l~!é't ~ñfre· "masas" y 1id~r éle1 jnóVlrriieñfiJ>i7
lugar de solidaridad de clase conducida por principios .. ~:.::.,.Dm11l'ó-O:e'ün7ñarcoºgéñei'áTeñel~cua'l-fa-sattsraciión
ideológicos; emocional derivada de formas de participación masiva es con-
3) conciencia social en términos de "pobres" y no de siderada central, se admite a veces que también intereses o pro-
clases. · yectos individuales pueden desempeñar un papel en la adhe-
sión de los obreros "nuevos" al movimiento. Pero esos
Esta orientación normativa, como indicadora de una intereses son definidos como inmediatos y lq gue m~.~d~.-~~~:
fractU:ra-eñ·d irúedor de la clase ~brera definida ~~··¡é;~i- ~~!tªdo aparentemente e~-~.~?.~-_a.J.l.áli~i~_ e.~ .!~_lif?_~~~n- entre. -
nossoclOcühurafos. pero·~~tr~-~t~~~d~ a partir de caracterís- esos intereses inmediatos y otros intereses propios de la situa- :
ticas situacionales diversas, llega a tene.r.unajrnp..Qftª-D.<;~ª-~~- o
~iÓ;~-d~-cl~~-;~n·~~ii;~o largo"plazo que pudieran configu- .
cisiva para el análisis de las actitudes políticas, en tanto se ;ar las -b~es _p~ra una ali~n;~ e;¿plí~ft~ e~tr~ los -trabajadores
traduce luego ~n una separación organizacional entre 9b.re- y otras clases y_gn~pos sociales.
ros"''viejos~'. y "nuevos", que no participan de organizaciones E'.ste énfasis puesto en el corte entre obreros "viejos" y
comunes, y convierte a los "nuevos" en "masas .. <tl$.J)QJJ}.q!es" obreros "nuevos" como condición del populismo, no apare~
cuya existencia da lugar a la formación de movimientos po- ce solamente en la literatura más estrictamente sociológica
pulistas que las canalizan. sobre el tema. La preocupación por buscar en un proceso
ull~-~~ ~º~P':l!HQ~ C~J1Y~ks.p?ra la distinción entre "vie- de heterogeneización de la clase obrera las bases sobre las
jos'ty "nuevos" es la dicotomía entre -tendenciasafa acción que se estructuró la viabilidad política del nacionalismo po-
autónoma y tendencias a la acción heterónom~ quecaracte- pular también orienta, por ejemplo, el cuadro de las propo-
rizarían sus respectivos comportamientos políticos. En g~·~~ siciones habituales que pueden reconstruirse en el examen
ral, las interpretaciones acerca del papel que los obreros de la literatura sociopolítica argentina dedicada al tema de)
"n~evos", c~1~0 expresió~ de las "masas desplazadas" de que peronismo. .
habla Lipset, tienen en la génesis de los movimientos popu- Claro está que aun cuando el punto de partida sea el mis-
listas va unida a la consideración de estos movimientos como mo, las consecuencias que se atribuyen al proceso difieren
casos de manipulación de masas pasivas o heterónomas, tran- sustancialmente. Para la mayoría de los autores enrolados en
sicionalmente desorientadas. Dentro de· éSe-·enfoque se tien- una corriente que pretende enfatizarl!Q_s siguifi~!!dns rezolu-
de a acentuar que la base fundamental para la participación ~~i9s]qu~umi0.el.pernnismo,el punto clave de su ar-
de esas masas en el movimiento populista es la satisfacción de gumentación sigue siendo la distinción entre obreros viejos
tipo emotivo que la participación en un movimiento globali- y obreros nuevos que se produce a mediados de la década del
zante les procura.6 40, pero Jos separa rotundamente de la literatura académica
En ese sentido, l!arece Q.!1!=E~r-~-~~ca!1illi.a.to.da.intetpre- la valoración explícita que efectúan acerca de las caracterís-
ración.que explique la participación en el movimiento p<?pu- ticas de dicho enfrentamiento.
118
MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOSSOBRE LOS ORÍGENES DEL Pf.RONlSMO 119

En este modelo los nuevos, más espontaneos e incluso . , . mo se trocaron en obreros industriales y constituyeron la
eporn . letariado Venían sin tradi-
más cercanos a la naturaleza son, dentro de la clase obrera, espina dorsal de nuestro JOVen pro · --·--· ";". ··.- -·· 'rz: ·
quienes más capacitados se hallan para romper con el inmo- . ,
Cl.2!}.Slll
. dical
l .
ni política
.. ·····-""
elevados en la escala de la civilización
· 1·
vilismo y la ligazón con intereses inmediatos propia de los vie- · -- · ---
al pasar del campo a 1a cm a ' :_ · ds d envueltos en un nac1ona 1smo
. --·--·---;-·---····- ....
jos, alienados en una orientación reformista que conduce fi- elemental, vernáculo, ingenuo y hondo, q~e debla cho~ar ne-
nalmente a la colaboración con las clases dominantes. cesan . iarnente con las formas políticas . arcaicas y europeizantes
,,9
Uno de sus representantes señala al referirse a la divi- de los partidos sobrevividos en la cmdad-pue~to. ,.
sión que se produce en el interior de la clase obrera en mo- Estas referencias acerca del peso que la hter~~ura política
mentos de los orígenes del peronismo: "La otra ala del mo- le otorga a los nuevos obreros en la configuración del pero-
vimiento obrero del país está dada por el caudal de los . o en coincidencia con otros análisis enmarcados dentro
msm
de la teoría ' ·
sociológica, ~ienen. la 1}~~~!199.!L. · , d~-~ e· emplificar
-·- .---
jóvenes nativos, descendientes de los criollos y gauchos de las
montoneras, que bajan a la ciudad-puerto. Son ellos los que cómo el papel privilegiado de los mígran~es d~l-~n~e.~Ó?.LP.ª~
-· ·· ·· · ,. · · - · · · · · ·.d u'n para todo análisis,
se ven obligados a levantar las denominadas 'villas miseria' rece ya un dato de senn o C?m . . . -- . - -·~- .. . . .- .
por la carencia de viviendas. Sus brazos fuertes se tornan há- _.A.partir de esta percepción generalizada, compa~tt~a poi 11

biles al contacto con las máquinas y herramientas mecánicas. intérpretes de la más variada extracción, nuestr~ obJe~1vo se- \
Poseen una mentalidad virgen sin mayor experiencia y con- rá poner en duda los supuestos que parecen mas ~~vios c~~~ (
cienci;-CiesÜ-~bicaciÓn- coiño clase en la sociedad moderna. mo explicación eficiente del proceso de configuración ~e un
1

Hasta la tradición de sus antepasados se halla quebrada por movimiento nacional popular en las condiciones propias de :'
el triunfo de la oligarquía porteña que había atrasado con el la Argentina al promediar la década del 40. . /
interior. Arrinconados en su terrufio, puestos de espalda al El primer paso para ello debe consistir, necesariamente,
país, olvidados, relegados por la minoría capitalina que mo- en :na explicitación de los supuestos más generales ac:~ca
nopolizaba todo, traen un resorte poderoso que, al ser pues- de los alcances de dicha diferenciación entre ?bre~·os VleJ?S
to en libertad, configura el verdadero rostro de nuestro pue- y obreros nuevos, en socieda~:s "' tránsito hacia la _industria-
blo, amordazado desde hacía 80 años. La fuerza de estos lización dentro de áreas periféricas, tal como ellos surgen de
hombres provenía de las mismas entrañas de Ja tierra y del la literatura teórica más difundida. .
pueblo argentino y e~~.~-~<!Qa<;.U.<!.llm'!r~ª.!;..'ºQ.-~~-e~?rum- Señalamos ya que dichas teorías, utilizadas para espec~-
bo
.......... nacional".8
··­­ ........... __ car la relación que se manifiesta entre clase obrera y movi-
Los mismos rasgos que para la literatura académica apare- miento populista, incluyen proposiciones acerca de:
cen como condicionantes de pasividad, heteronomía e inme-
diatez en Jos reclamos, para los ensayos positivamente orienta- a) bases objetivas de la diferenciación entre "viejos" y
dos hacia el peronismo surgen corno causa de actividad "nuevos"; · . .
dirigida hacia programas revolucionarios de largo plazo. "De b) diferenciación en términos de orientac1~?es (es~ec~-
las províncías mediterráneas bajaron los 'cabecitas negras'[ ... ] ficada en algunos casos como diferenc\\~~~~).?:-'1,~rrm-
Los rústicos pastores criollos descendientes del montonero nos de in te reses). ..,.,.,·•1i.:::"*~• '"~º
t':.t3'~.ft\i:tt!'<~•~Ol°Sl"-..;;os~
l 120 121
i MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO rumos SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO

Trataremos ahora de pasar revista a la teoría en estas dos nizativas presumiblemente adecuadas a :sos in te.reses. A par-
áreas para ver, luego, en qué medida sus supuestos tienen tir de estos supuestos, sus conductas seran definidas co~cep-
aplicación en nuestro caso o bien se trata de una traslación a uralmente en términos del modelo clásico de ori~ntac1ones
las condiciones de la sociedad argentina de hipótesis aplica- obreras y no poseerán ningún interés te~ric~ particular.
bles a otras sociedades de diferente grado de desarrollo. Los obreros nuevos por su parte ser~an mcapaces ~e de-
En verdad, si bien dentro de esa literatura algunos auto- arrollar un p;ograma propio de reivindicaciones que. ~nclu-
res han englobado distintos regímenes, tales como el pero- ya reclamos de autonomía, así como una programacion de
nismo y el varguismo, bajo la categoría de nacionales popu- o aetas que fueran más allá del corto plazo. ,
lares, homogeneizando así de algún modo sus características Esta incapacidad de autonomía se proyectana al plano
y sus causas, l~ me~ presentación de las características de los ¡11stitucional. Los comportamientos heterónorr._ios ~e lo~ nue-
regímenes y de las condiciones ligadas a su er:iergc:nci~ ha- vos obreros estarían motl~dos por"'su óscilacíon pendular en-
ce necesario introducir diferenciaciones que pueden llegar tre dos polos de exigendas: por un lado, la necesidad de pa~-
a
incluso ·poner en duda 'ía presencia de un marco concep- ucipación afectiva en un orden social; por el otro, la urg:nc1a
tual y de una teoría causal común que permita tratarlos co- de resol~er problemas muy inmediatos. La heterono'.11ia Y la
mo casos de la misma categoría. inmediatez derivadas de la urgencia de un soporte mt~gra- 1
En lo que sigue partiremos de aquellos aspectos que cree- dor totalizan te y de nivel emotivo, junto con la carencia de
mos aparecen como comunes en dos modelos, derivados del un marco normativo referencial, instrumentado sobre .una ra-
caso brasileño y del caso argentino, que, con el paso del tiem- cionalidad a mediano y largo plazo, sólo dejarían abierto el
po, han ido consolidándose como descripciones teóricas de camino de la pasividad. .
todos los regímenes nacionales populares. Luego mostrare- Si la imagen de la "situación normativa" de los nuevos im-
mos cómo ciertas dimensiones son manejadas por ambos ti- plica cierta mezcla de desor~zacióo anónlica con res.t~s de
pos de modelos pero presentando ya distintos valores como tradicionalidad, en el caso de lo~0'.!ej~~l por el contrano, ~a
propios de uno u otro régimen. posesió~ de un c!aro punto de referencia autón.~mo repre-
sentado por un sistema normativo y una per~?:10~ el~ d_e
El nivel de las orientaciones su ubicación dentro de la sociedad, les perrmtira guiarse mas
por la búsqueda de satisfacción a mediano y .la~go plazo .Y ~.
El punto de mayor coincidencia entre ambos enfoques se autoorganizarse para ello, en encuadres asociauvos prop1os,
da en el nivel de las orientaciones que se atribuyen global- de tipo político o gremial. . 1
mente a los obreros viejos por contraste con las que se adju- El com ortamientQ..po}ítico_.~e l~ n~~vos, en ca.~b10,
dican a los nuevos. orientados por su esquema normativo hacia la satis~acc1on de
L9s primeros, a diferencia de los recientemente incorpo- una ne~esi<!_¡ciconvergente de participaci~~ emotiva Y de ""
rados a la industria, tendrían definido un marco normativo luciones para problemas inmediatos e individuales, los ~e~a-
estable, dentro del cual se encontrarían en condíciones de rá de las tradiciones de autonomía sostenidas por los ''.1eJOS
definir intereses específicos propios y de buscar formas orga- obreros, llevándolos a integrarse en un movimiento nacional "\Í'
P~'ITUDlOSSOBRE LOS ORÍGE.i'IES DEL PERONISMO 123
122 MIGUEL MURMIS Y.JUAN C.\RLOS PORTANTIERO

El otro modelo, ejemplificado a partir del caso brasileño,


_popu~ar, dirigido por una elite ajena a la clase obrera, gu.e, enfatiza, en lugar del estado de anornia, una continuidad de
desde el poder, les proporcionará los canales para Ja partici- los valores tradicionales que orientan la conducta de los n~e-
pación social y política, aunque ella sea finalmente ilusoria y vos, lo que los impulsa a buscar una integración co~1 la socie-
por 10 cual deban sacrificar su posibilidad de autonomía. dad y con el poder a través de lazos de tipo primario.
El populismo se define así a partir de la situación de des-
plazamiento en que llegan a encontrarse grandes contingen- El nivel de Ja situación
tes humanos, lo que los transforma en masas manipulables.
Ahora bien, en este nivel es necesario destacar una dife- Cuando pasamos al nivel de las condiciones objetivas, tal
rencia significativa en los dos modelos en cuanto a la génesis como aparecen reseñadas en la literatura corriente como ba-
de este carácter manipulable, heterónomo, inmediatista atri- se para la diferenciación entre obreros _viejos '. obr~~os nue-
buido a las nuevas masas obreras. Ciertamente, el esquema vos nos encontramos con que el cambio de,suuacion es ca-
explicativo derivado del caso brasileño supone, del mismo racterízado iñediarrte- la utilización de tres dimensiones:
modo que el elaborado a partir de la situación argentina, que trabajo; consumo y participación política.
el factor fundamental para la emergencia de este tipo de
orientación es el cambio reciente a que están sometidos gran- A) Relación con el trabajo industrial. En esta dimen~ió~ ha-
eles contingentes humanos, pero ~ITibos_ ~verg~!.l~-cu~t_:J._to llamos coincidencia entre ambos enfoques, coinciden-
al alcance que se atribuye al mismo proceso. cia que, por aiiadidura, se extiende a las descripcio-
En el caso argentino, los obreros carecerían de ese mar- nes más corrientes de la situación de las masas obreras
------
co normativo en tanto su sítuacíón.de cambio ----- reciente,
·­ ...
con en los períodos clásicos de industrialización.
-
­~.

entrada en un "medio moderno", habría destruido


~- ­
sus raíces
-~---
trad~~ional~~ sin permitirles aún encontrar nuevos anclajes En efecto, uro y otro modelo parecen suponer diferen-
normativo emotivos. cias entre viejos y nuevos en varios niveles:
Se supone entonces que tal situación crea una tensión ge-
neralizada que los lleva a buscar, no ya soluciones específicas 1) en términos de calificación, conceptuando a los nue-
para problemas claramente definidos, sino más bien una vos como menos calificados;
oportunidad. de adhesión que les permita reconstruir, aun- 2) en términos de pertenencia a uno u otro sistema de tra-
que sea vicariarnente, un marco normativo. bajo industrial, como base para la califica~ión, _io_que
Hablamos precisamente de reconstrucción de un marco daría un tipo de experiencia obrera productiva distinta.
normativo, porque de acuerdo con la teoría, no se operaría Los viejos habrían obtenido su calificaci~n dent~o _de
una modificación sustancial de los valores latentes en sus ac- un sistema en el cual el trabajo no está leJOS del upico
titudes: los restos de tradicionalidad aún vigentes en ellos ha- del productor artesanal, mientras que los n~e~os t~-n-
rán a estos obreros inclinados a aceptar aquellas normas ava- drían experiencia sólo con la etapa de espe:1ahzac1~n
ladas por un tipo de autoridad paternalista, como la que como "apéndice de la máquina". Esto traena aparep-
ejercerán los caudillos populistas.
124 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO 1!.STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 125

do para los viejos la vigencia de una más fuerte tradi- de los viejos en ese aspecto habría sido la de su segrega-
ción en cuanto a intentos de controlar las propias con- ción como consumidores o, quizás, la de un ascenso gra-
diciones de existencia, es decir, tendencias hacia una dual. La distinc_i_9.~.operaría centralmentepara.la~?~~~-~-
mayor autonomía. En esa dimensión, los nuevos, por ción de~íñ.";"';,concienciade movilidad" distinm: los
su tipo de experiencia en cuanto a participación en el nuevos percibirían una posibilidad de ascenso social li-
sistema de trabajo,se hallarían en el polo opuesto; gada a_ estructuras ajenas a su propia condición obrera
3) en términos del volumen de experiencia, entendido co- (el Estado, por ejemplo) y los viejos, en cambio, vincula-
mo tiempo de vinculación con el trabajo industrial; rían mucho ~ás. la posibilidad del ascenso.. a ~us propias
4) en términos del ti/10 de trabajo desempeñado por el luchas, sean éstas a través de su propia organización de
obrero antes de su ingreso a la industria. Los nuevos clase (sindicatos, partidos) o incluso a través de su pro-
serían agrarios muy recientes, habituados a una tarea pio esfuerzopersonal. En cualquiera de estas dos últimas
rutinaria; formas -aunque ellas puedan dar lugar a comporta-
5) en términos de estabilidad en el trabajo.Se supone a los mientos políticos muy disímiles- los viejos se diferen-
viejos como más fijados en un oficio y en una empresa. ciarían en conjunto de los nuevos en tanto enfatizarían
nmcho ~áS-s~-~~t~~omía
....·• . ­·~· ~~ relación
··,
con e-str~.-~t~ras
Es de hacer notar que estos dos enfoques cuyo referente aienas a su experiencia social o personal. En términos ge-
empírico son situaciones de industrialización, las que tuvie- nerales, la "conciencia de movilidad" de los nuevos furí- ·
ron lugar en Buenos Aires y San Pablo, prestan menos aten- donaría como obstáculo para su conciencia de clase.11
ción, en cambio, a una diferenciación muy corriente en la li- C) ~n CQ11:.l':.l§'f1.t.ei"'!.a_l!!!.!!..t.i.~o.Éste es un punto central
teratura general sobre urbanización en países dependientes: y sobre él la literatura teórica suele discriminar dos. si-
la carencia de relaciones con el trabajo industrial por parte tuaciones ¡;c;;ibles: .
de los nuevos, o sea el caso de los recientemente migrados a)Una versión sostiene que lodecisivoen esa área para
que hallan ocupación en servicios. operar un refuerzo del cort~~ntre viejos y nuevos es que
T De todos modos, en la medida en que en este campo no el ingreso de estos últimos a la vida urbana se produce
( se señalan diferencias muy marcadas con el caso clásico, las sin qué reciban ·n_ing'!.~ ~ipg_de convocatoria política
esferas del consumo y la vida urbana, por un lado y Ja de la desdeelEstado o sin que haya canales institucionaliza-
participación política, por el otro, toman ün papel crucial pa- dos en los que puedan participar o, en otro caso, que re-
ra explicar la causación de las nuevas orientaciones. ciban convocatorias ajenas a su interés o a su capacidad
de respuesta. Por lo tanto, las organizaciones donde se;
B) Re_~ación con el consumo y con la.vida urbana. En este aspec- agrupan los obr~ros ~ejos (si~<li'catos~-parti'do~,coope-
to se especifica"qlie Ja· entra~!~J,],:adoJ.leJosJl.U.e.vQs rativas:~t~.) n~asimiÍan alos nuevos en la continuidad
J~._h~rí.a ~n un momento en qu_e se ~nc~entra más des<!-- de una tradi~ión de autonomía, quedando ~J éstos !-_O-
rrollado el "consúrño de masas, con mayo;·p~ti~i·p~~iÓn rno "masas disponibles" susceptibles _de ser manipuladas
en esa área de distintÓs.estratos sociales. La experiencia por una elite ·ajena a ·1a clase y/ o por el Estado;12
126 MIGUEL MIJRMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTJERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PF.RONISMO 127

' b) Otra versión sostiene que lo decisivo para el corte es, movimiento obrero y populisrno. Las hipótesis que maneja-
precisamente, un proceso de signo opuesto: lo~..!.1uev.?s remos nos inducen a pensar que la presencia de un período
entran en la vida urbana en un momento de "interven- previo de asincronía entre desarrollo económico y particip~-
cionismo social" y de expansión de los consumos, lo ción resulta decisiva para la apreciación de los rasgos especi-
que favorece una pronta canalización hada formas de licos que asumirán algunos movimientos populistas, en espe-
participación subordinada, las que no son aceptadas cial el peronismo, tal cual lo discutiremos en la segunda parte
por los obreros viejos. Ya.no se trata de inexistencia de de este trabajo.
canales, sino de que éstos forman parte del Estado, por Así, mientras en el caso brasileño se desta~_la co!.~.tinui~ad
lo que la autonomía obrera desaparece.13 entre la sifuac1ón tradicionatdelpuñto "Cíe partida y la "recep-
ción" J)atemalista en la ciudad, donde regiría ya el intei~enci?"
En los dos casos, el punto de partida del razonamiento es nismo social, en el caso argentino queda en claro la existencia
la difi~~ltad que encuentran los sindicatos y los dirigentes tra- de un período de explqtación desnuda. En el caso brasileño,
dicionales para organizar a los nuevos contingentes de traba- por lo tanto, lo importante parece ser la continuidad de las
jadores. Y el punto de llegada, la organización de éstos a tra- orientaciones, la entrada súbita al mundo del consumo y de la
vés del aparato estatal. organización, mientras que para el cas~ argentino = enf~ti~
Para configurar esa dificultad objetiva de homogeneiza- 1~. etapa de anomia, la _etapa_~e pobreza, Ja etapa de carencia
ción de la clase obrera operan, en los dos momentos, facto- de organización. Entre una situación en la cual los nuevos so~
res situacionales distintos. organizados por los viejos y otra en que los nuevos son orgam-
En efecto, las distinciones analíticas resumidas suponen te- zados directamente por el Estado, aparece una tercera en la
ner in mente, como ya hemos señalado, dos procesos hístóricos que los nuevos quedan disponibles durante un perío~o~
concretos: en el primer caso el del peronis:no y en el segundo Creemos que tanto la descripción del caso brasileño co-
el del varguismo, sólo diferenciables entre sí eo. cuanto a que mo su "explicación" se alejan decididamente del caso argen-
en la Argentina se_dio la presencia de un momento inicial, ubi- tino y que, por lo tanto, en términos de la dimensión central
cable en la década del 30 y principios de la del 40, cuyos rasgos en nuestro análisis, es decir, la forma de participación de la
hicieron que el "estado de disponibilidad" en que entrarían clase obrera y de sus organizaciones en el régimen nacional
posteriormente las masas obreras pueda ser definido como popular, presenta diferencias tales que hacen aconsejable de-
producto de una falta de coincidencia previa entre moviliza- jar de lado tal modelo. . . ,
ción e intervencionismo social, manteniendo a pesar de esta Diferenciado el modelo refendo a la Argentina de su ana-
distinción su similitud con el caso brasileño en el punto de lle- logo brasileño, queremos entonces pasar a discutir su adec~la-
gada: la heteronomía de las conductas obreras expresada en ción al objeto de análisis, partiendo del supuesto de que efec-
su adhesión al nacionalismo popular. tivamente trata de conceptualizar el mismo fenómeno que
Nuestros interrogantes, sin embargo, se orientan a plan- nosotros queremos analizar, o sea un proceso de industriali-
tear hasta qué punto la existencia o no de ese momento ini- zación sin intervencionismo social y la posterior emergencia
cial cambia el carácter de la relación que se establecerá entre de un régimen nacional popular. Pero trataremos de mostrar
128 MIGUEl MURMIS Y.JUAN CAJU.OS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 129

que tanto en la descripción como en el análisis de este fenó- ra u~_a_slt~<i:ci?~-p~-~~~~1.len


ar, tanto éste es expresamente defi-
meno el modelo deja de lado elementos básicos, de modo tal nido como antagónico a sus tradiciones sindicales y políticas.
que no sólo no da cuenta de éste, sino que lo deforma. Utilizando como punto de referencia esta teoría genera-
Uno de los aspectos centrales que deja de lado es la rela- lizada, el objeto de nuestro informe es presentar un panora-
ción entre nuevas organizaciones obreras y movimiento sin- ma del papel de los s~cto~sob;;;~~en el surgimiento del pe-
dical preexistente. ronismo que ~irará, básicamente, alr~-~ed()r d_e tres hipótesis:
-. . ~- ..
Pero no sólo ello. El hecho fundamental de que los traba-
jadores nuevos pasen por un período de explotación sin parti- 1) que e~ el ~':!_!'gi~i~i.:_i!~_d_~lpe.r9r_ú_~m9tuvieron unain-
cipación, a pesar de ser recogido como dato en la descripción te1~sa_p<t!Ji~ip;:idón organizaciones y dirigentes del sec-
situacional, no es luego asumido en todas sus consecuencias t?~-<!~ ?-~~er_Qs"viejos";
posibles al construirse el modelo explicativo del peronismo co- 2) que es difícil otorgar la caracterización de pasiva, he-
mo forma particular de nacionalismo popular. terónoma y con miras de corto alcance a la participa-
En consecuencia, si de los enfoques referidos al varguis- ción obrera en el proceso de constitución del moví- ;
mo decimos que se alejan de nuestra perspectiva pues descri- miento nacional popular;
ben una situación distinta de la que queremos analizar, de los 3) que la participación conjunta de viejos y nuevos impli-
~~~~!?~elabo:~_dos_p~~.~}.E.~.!9_Eismo-inicialment~¿~~ caba un proyecto social de cierto alcance y tenía co-
truidos por Cino Germani y completados luego por otros au- mo componente importante la continuidad progra-
tores- señaleID.9§_qu~ _QarJ:~_nde una caracterización incom- mática con reclamos previos de las organizaciones
p~e~~--~~fJ?u?to d~ .Pa.~ti·~-~ii_~~-;9o~~f:~~ga~~~T~ausO-ia obreras, del mismo modo que la posibilidad de parti-
existencia de procesos que se dieron en la re_alic~a,9_~-:1'.QUe cipación obrera en una alianza policlasista era ya una
~torgan !':1~.?~!.1.e.~s~_anuestro juicio excesivo, a uno solo tendencia con importantes antecedentes en el sindi-
de Jos procesos participantes: la incorporación de ~~tmgen- calismo anterior al peronismo.
tes..de~Ol:ireroú1.üévos.· · ,... · ... ... - .._.. ·
El punto central de los dos análisis sigue siendo un inten- La caracterización del momento inicial del peronismo la
to de reformular la relación genérica clase obrera-populismo haremos, en ronces, entroncándola con la misma preocupación
en términos de nueva clase obrera-populismo. Poco parece im- que nos guió en u11 .~Ea.~~9 a~~t~rior_s<?_br~ ~~_ctores propieta-
portar que el proceso en sí mismo atraviese por circunstancias rios en la década del 30: 15 su interpretación como forma más
históricas desiguales derivadas de la existencia o no de un mo- compleja defa"lianza-cle"cfas~f,lloque supone esclarecer qué ti-
mento inicial en el que se ha producido ya la movilización sin po de intereses confluyeron en el movimiento, frente a otras
que el populismo se halle aún en el poder.14 interpretaciones que ponen el énfasis sobre los elementos nor-
·-· De~~~~o­y éste es el punto al que interesa llega.r-_Iª- mativos que operan como condición del populismo, entendi-
~e-~~í~_!!~~qrt~.Qconsidera irrelevante el .PªP.~!.9.~~ _l_<;>~--v~ej_os do como manifestación de heteronomía obrera para las socie-
obreros Y. sus. organizacionespueden llegar a. tener en Jª estruc- dades en que se produce un rápido crecimiento industrial en
turación de un movimiento populista como salida política.pa- una etapa tardía de desarrollo del capitalismo.
130 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 131

Este trabajo no irá más allá del punto en que esas tres hipó- la inclinación a explicar la adhesión sindical en el momento
tesis acerca de las formas y el contenido de la participación de de consoll.éfaCióri <leI populismo como et resultado de un ver-
los obreros "viejos" en el origen del peronismo quedan presen- tiginoso crecimiento de las organizaciones gremiales hecho
tadas. Quedará planteado el problema de la comunidad de in- al amparo del Estado, mediante un proceso por el cual los
tereses y orientaciones entre viejos y nuevos, así como la parti- viejos sindicatos y sus dirigentes tradicionales -que de acuer-
cipación que la claseobrera como tal adquiere.junto con otras do con la teoría aparecen como naturalmente opuestos a la
clases, en el peronismo, definido. como un tipo particular de manipulación de las masas por el líder demagógico- son
alianza in terciase entre sectores propietarios y no propietarios. desbordados por dirigentes sin experiencia que organizan a
enormes contingentes de nuevos trabajadores, recientemen-
te urbanizados, sin tradición asociativa anterior ni por lo tan-
2. Clase obrera y sindicatos en la génesis to conciencia de autonomía.
del peronismo En realidad, la primera.y la segunda imagen se .~ncadenan,
transformándoseuna en condición de la otra: el proceso de ma-
Al analizar los orígenes del peronismo, el primer rasgo nipUiación de las masas obreraspor una elite ajena a la clase
distintivo que aparece, en relación con otros procesos ger- ci­ece" y se.desan:ol_la.sobre un vacío de organización proletaria
minativos de movimientos populistas, es l~ importanc!~ql_l_e
autónoma. El apoyo de masas al populismo, pues, sería fun- '.
el sindicalismo tiene en él como factor constituyente. Este ción de la inexistencia (o existencia poco significativa) de una
dato-es·táéf(;;;;,·~;t~ ~~conocido por todos los observadores
organización sindical previa y de un rápido crecimiento de la
pero en lugar de ser utilizado en la medida de sus posibili- nueva clase obrera que, con sus nuevos dirigentes y sus nue-
dades -analíticamente muy ricas, pues marca, precisamen- vas organizaciones, desborda los estrechos marcos asociativos
te, la distinción esencial entre el peronismo y otros regíme- existentes y se expresa a través de otros, creados por el Estado.
nes nacional populares- se lo deja de lado, prefiriendo
Nuestra inte~.~~ contras~r, -~~~. !}ipó~~s!~ _h.ªb~JuaJ.es, '¡}
poner el énfasis en otros niveles de análisis para las conduc-
a partir _st~ un intento de particularización de aquel dato que
tas obreras, como las diferencias psicosociales que separan ma~~ábamos como peculiar para los orígenes del peronismo:
a los nuevos trabajadores de los viejos.
la importancia que el~~1:!~!~.~fümg organizado __adquiere du-
Al minimizar el papel jugado por la organiza~i?.~ ~índica} su.procesÓ
rante.. d~gest.ació,n.
se le..<.1ui~ de h~~h­¿al peronismoel elemento 11_1~_.I_l_í~~-~~~ ·~Es.te·punto de ·pa~~§'i~~_F.?!~91:.~?.en primer término, _d~s-
especificación dentro del conjunto de los movimientos popu-
taca; la im,pgr~_l,l~ia relativa de las organizaciones gremiales
listas y s~ acejrta, como consecuencia necesaria de ese desinte- en la Argentina a comienzos de. la década del 40 y, en segun-
rés, el dob!~_.§.l)p~to que se halla habitualmente detrás de Jos dOlt~g~~-. determinar hasta qué punto se dio entre nosotros
estudiosde participación obrera en el nacionalismo popular.
entre 194~ y l ~46 -momento en que el populismo es gesta-
En primer lugar, l?- tendencia a remarcar. la _debil~dad._~el do-=-~~·proceso tan vertiginoso de crecimiento en los sindi-
sindicalismo en el período anterior al populismo, su escasa catos como para suponer- que en ese período de gestación se
representatividad y su aisfamiento social. ~n segundo Ju~ª-~~· produjera una ruptura entre tradiciones ideológicas, organi-
132 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO
l!i
,1

l?STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 133

zaciones y dirigentes capaz de explicar al populismo como re- l.a fuerza sindical antes del peronismo
sultado de un corte interno en la clase trabajadora.
Nuestra conclusión es que en el proceso de génesis del pe- Como ya lo hemos señalado, la tendencia general en los
ronismo tuvieron una intensa participación dirigentes y orga- nálisis acerca de la participación obrera en los movimientos
nizaciones gremiales viejas, participación que llegó a ser fun- populistas y específicamente en el peronismo se orienta ha-
\ damental a nivel de los sindicatos y de la Confederación cia minimizar el rol de los sindicatos en el período previo y a
l. General del Trabajo y muy importante en el Partido Laborista. destacar, en cambio, el vertiginoso crecimiento organizativo
Este acento puesto en la actividad de los dirigentes y organi- bajo el amparo del Estado. La experiencia argentina entre
zaciones tradicionales en los orígenes del peronismo n~!gnifi- 1940 y 1946 no parece confirmar esa imagen.
.ca descartar en absoluto el papel jugado por los obreros recién El número total de organizaciones gremiales y afiliados
inc~fP.óra<los..a la i~~dustria y por los gremios que efectivamente en Ja Argentina en 1941, última fecha previa al surgimiento
recién se organizan después de 1943, sino ...____relativizarlo
··­···
en favor del peronismo para la que se tienen estadísticas relativamen-
de una aproximación alternativa al problema de la participación te completas, discriminado por las confederaciones en que
obrera en el peronismo que, más que destacar la división !.11:l!?r.na de 11e hallaban agrupados, es el siguiente:
la ciase obrera; toma como P'l!.nto dipa1tidas1.t. opitisto: la/unidad!de és­
ta, como sector social sometido a un proceso de acurnul.ación.r:.cr:P..ititJista Número de sindicatos adheridos a la
sin disbibución del ingreso, durante el proceso de industrializacion bajo Face Autónomos
. --·----·CGT USA
---------- ----------------· -Total
--
corutol conservador que tiene lugar durante la década del 30. 217 31 25 83 3S6
El supuesto que se halla detrás de este enfoque es que.. PE~~.
i
vio al populismo, se desarrolló en la sociedad argentina un pro- Número de afiliados
ceso de crecimiento capitalista sin intervencionismo social y­q~e CGT USA Face Autónomos Total
­·­­­­­­­­·­·­­·­
\ 1
esta situación determinó la configuración de un monto creci-
do de reivindicaciones típicamente obreras que abarcaban al
· · --- 320.68i---·-·-14.s43---1isso-- 82.638
---·-------·-----·---··-------
441.412

FVEtHE: Dirección Nacional del Trabajo, Organización Sindical, 1941.


conjunto de la clase trabajadora, demandas que el sindicalismo
trató de satisfacer sin éxito hasta que, entre 1944 y 1946, por.ac-
ción de definidas políticas estatales, esa serie reivindicativa va En lo que respecta al número de afiliados, las organiza-
encontrando solución, lo quese traduc~ en una inversión ele ciones gremiales se hallaban en un proceso de crecimiento
1 las tendencias de distribución del ingreso nacional. Sobre esta continuo desde 1936 (con un leve descenso en 1941).
1 base, la mayoría de los sindicatos -viejos y nuevos- articulan
de
l una '¡:)oütié:á. ·alianzas con un sector del aparato del Estado, Afiliación sindical
--------~-·------- .

L, sin abdicar durante ese proceso y por el contrario reforzando 1936 369.969 100
1937 418.902 113,23
-tal como lo indica la creación del Partido Laborista- sus pre- 1939 436.609 118,01
tensiones tradicionales de autonomía e independencia frente 1940 472.828 127,80
a otros sectores sociales. 1941 441.412 119,31
. ..~·­­­­·­­­·­­­­­­­·­­­·­­­·­­····­­­·­·­­­­­­··..·­­­·­­­·­­­··­·­­·­­­·­•«•••
134 MIGUEL MUR.MIS Y.JU1\N CARLOS PORTAl'ITIERO llSTUDlOS SOBRE LOS OIÚGENESDEL PE:RONISMO 135

La cifra de 356 sindicatos con cerca de 450.000 afiliados bajadores industriales del país y alrededor del 10% del con-
no parece insignificante, sobre todo si se la compara con el junto de los asalariados estaban organizados, la enorme ma-
crecimiento que se producirá entre ese año y finales de 1945, yoría concentrados en Buenos Aires y Rosario".1 ª
cuando el movimiento nacional popular culmine su proceso Partiendo, para 1941, de la gruesa clasificación en secto-
de gestación. res que hemos realizado a partir de las cifras agrupadas en ra-
El Censo de Asociaciones Profesionales que consigna los mas por el Censo Profesional realizado ese año, la que nos
datos para 1941 los distribuye según ramas de actividad. So- otorga un total de 144.902 trabajadores industriales afiliados
bre el total de 441.412 afiliados, 144.922 pertenecen a ramas a sindicatos, y considerando un total de ocupados en ese sec-
que podemos llamar industriales;' 154.907 a trabajadores de tor para ese año de 729.731, 19 la proporción de sindicaliza-
transportes terrestres, aéreos, marítimos fluviales y portuarios dos er.i .. _l~JJ:!~Ustria alcanzaría aalrededordel ~.0%~ Un-p~r-
y 117. 709 al sector típicamente de servicios.16 Dejamos fuera centaje oscilante entre el 20 y el 30% de obreros industriales
de la clasificación a Actividades Primarias, Profesiones Libe- organizados no parece excesivamente bajo para un momen-
rales y Varios, con un total de 29.674 afiliados. to en que la afiliación y la militancia sindical debían luchar
En lo que hace al número de sindicatos, en el sector indus- contra innumerables obstáculos.
trial se hallaban organizadas 103 asociaciones; en Servicios 137 Haci_~ fi~ales de ! 9_1_~2.l~ situ<!..~!9nA~.1,ni9yimjep.to obre-
y entre los trabajadores de Transportes y Puertos, 44. Desde el ro, desde el punto de vista de sus organizaciones, no habla va-
punto de vista del número de afiliados el sector numéricamen- riado sustanciah:11ente._.En este aspecto y considerandoelpe-' ·
te más poderoso era el de Transportes y Puertos (los afiliados so que el sindicalismo tuviera en el proceso de génesis del
en la rama de Transportes Terrestres virtualmente equiparan peronismo -proceso que en diciembre de 1945 ya había ma-
a los de todas las ramas industriales sumadas), seguidos por In- durado- las cifras de crecimiento .a partir de 1941 nos indi- - ,! ,/
dustria y Servicios. En lo que hace a las ramas, el primer lugar c~~ que, en líneas generales, el apo o emial al populismo ¡
en cuanto a número de afiliados es ocupado por los ya citados fue in,~.trume!i~~~-poruna estructura siri ica .en ió....e~if1
trabajadores de Transportes Terrestres (básicamente integra- p~
- • _J
¡
sin. qüé J)u'ectatli'brai:S<tCfeuña.'discüf;.t:T;1uida<l
do por ferroviarios), seguido por Construcción y luego por la marcada cori el pasado inmediato.
rama que agrupa Comercio, Bancos, Oficinas y Seguros. · Tal_ cual lo indica el cuadro comparativo, si b~_n__?esde el 1~-
No resulta fácil calcular el grado derepresentatividad que to de vista del nlJ.~rp.~~W,zacio~~irndn:úentQ_.{uemt.!Y
en relación con el conjunto de Jos asalariados tenía el movi- .~nde -<le 356 a 969, es decir, una suba del 172,9%- en que
lo
miento sindical a comienzos de la década del 40. Pero un ob- h~cre~trtlnrnmci-ementcduei:mtcfiom~n~r· dé
servador, reticente en cuanto a enfatizar el poder de los sin- .vir:
44l)Ii"fSe pasa a 52S~523, es'<lé'~¡¿·i:;-;;·a~~~;~t~-<l~i i9,73%,
dicatos, calcula que, para 1939, alrededor del 30% de los tualrnente similar al que se produjo entre 1936 y 1941.
~-- ·­ ­­·­­­···­ .. . ..
El ran salto en el número de afiliados se roducirá re-
obreros industriales esta afiliado a organizaciones gremiales
y es cotizante de éstas." cién h~ci~~~~!-;~.·de i917 en que la CGT congreg~·;¡;·s~g(i~ /
Otro autor coincide con esa estimación para la misma estimaciones, r .!){J{f.Qoo afiliados, para llegar a alrededor de
época: "Por otro lado, menos de una tercera parte de los tra- tres millones hacia 1951.
136 MIGUEL MURl'vHS YJUAN CARLOS PORTANTIERO
11.STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONlSMO 137

Du~_:~__l 94.:?L!J!.1:_5,que es el período que nos in teresa


en este momento, l~~s~i::~~~t:_u~~ _L1_1t~mA del sindicalismo no· 1941 1945
se.. -modificó
... ----·--· --·----sustand<'•t..Uu.._..._,,_
lrnente, pues pese
· · :-·-
a que se ·-fu-·
n d....
an ·­ en-· Industria 103 425
tonces algunos importantes sindicatos -la mayoría de ellos Transportes 44 122
p_aralelos a otros preexistentes- no llegaron a jugar institu- Sorvicios 137 267
cionalmente con demasiado peso propio. Por el contrario, en
algunos casos la creación de sindicatos paralelos debilitó en Los sindicatos de ramas industriales son los que. proporcio-
un primer momento el número total de afiliados sindicales nalm-~ñ.té c.-"~cef; -~~,' desplazando ~ ios correspondientes a Ser-
en a~uellas ramas en que este proceso tuvo lugar. vici~~, quee;a~ tos más numerosos a principios de la década.
S1 reagrupamos ('.n_s_e~_tQ~~~-~-~~-<;.~!yidad, como lo hicimos El número de sindicatos .. au.m~.ma entre 194} y _1945 ~A.
con los datos por ramas de 1941, las cifras de afiliación sindi- todas las ramas; en donde el crecimiento es mayor es en la in-
cal Y de_ ~r~a~izaciones de 1945, podremos advertir que 1¡1_ dustria química y en Gráficas, Prensa y Papel.
compos1~!?n.mtema de la organización obrera se mantenía En cuanto al número de afiliados, aumenta en Activida-
/ lí . '
! en meas generales, deri~r:o-ae ras_misºi!ias.propo:rciories.' . des Primarias, Alimentación, Químicas, Confección, Electri-
?el total de ~28.000 obreros organizados, I5i.269 perte- cidad, Espectáculos Públicos, Hostelería, Metales, Madera,
necian al sector industrial, 118.634 al de Transportes y Puer- Servicios Sanitarios, Actividades del Estado y Varios.
tos Y 103.384 a Servicios. El descenso que se advierte en el nú- De~~i~nde, según las estadísticas oficiales, tln.ií~~~- ~~ -
mero de afiliados en estos dos sectores se vio compensado contingentes ~1'.1.r~rp~s_ muy importantes para la estructura
con creces por una suba vertical de lo que el Código utiliza- sindical como Comercio, Construcción, Transportes Terres-
do agrupa como Varios, que aumenta de 23.000 afiliados en tres, Textil~~; Transportes Marítimos y Puertos, Gráficos,
1941a142.000 en 1945. El cuadro comparativo sería éste: Prensa y Papel y Comunicaciones. En ­.. . todos ....estos
.
casos, ere-·•
1 ce, como_ hemos visto, el número de sindicatos, por lo que
--·~} __:1'. ::92.41.:_ .!_1~94~5~ una de las explicaciones para este descenso en el monto to-
Industrias 144.922 tal de afiliados po.drfa_}l.al~~rse en el desajuste ·que provocó la
151.269
Transportes 154.907 fuÓd~ciÓn d~ .sindicatos pa_ralelos ( cas-~s d~ lo~ .Textiie¿·y de
118.364
Servicios 117.709 103.384 la Construcción) o las divisiones internas que se produjeron
Otros 29.674
---------------·------·--·----~--....._ 155.236 _ en los gremios de tranviarios, portuarios y empleados de co-
mercio durante el período de estructuración del peronismo.
Considerando como criterio de reagrupamiento a los sec-
tor~~, Industri~ d~splaza a Transportes, aunque por rama de
Características del sindicetismo preperoniste
acuv1d~d los s~ndicatos que agrupan a estos últimos trabaja-
dores siguen siendo los más poderosos.
Desde el punto de vista de las orientaciones predominan-
En lo que hace al número de sindicatos, el crecimiento
por sectores es el siguiente: tes en el sindicalismo, todos los análisis coinciden en señalar
el año 1943 como un ..;;omeÜt()_ c_!e -~p~u;;:-~~~~·-;cp~~to
en el cual finaliza la etapa del sindicalismo tradicional, mino-
l~STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENESDEL PERONISMO 139
138 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO

ritario, orientado hacia posiciones izquierdistas y más basado


en el oficio que en la industria y nace el sindj_salisll}O d~_ _!Ila­
sas,
...............
ligado al aparato del Estado, generado a través de un pro~
ceso de disolución de toda la experiencia pasada.
S_i!1_~mJ:;iargQ,.~~a. discontinuidad reciéntornaráforma (y
sin los drásticos rasgos que se le atribuyen) hacia finales de
1947. La diferencia de cuatro anos que establ~~e~~;··¿~~-la
fecha habitual no es secundaria sino significativa a los efectos
de evaluar el peso que el sindicalismo tradicional adquirió en GJ
"'D
los orígenes del peronismo y aun el impacto que esa influen- .!2
cia inicial tuvo sobre todo el proceso de participación obre- ~I
el
ra en el nacionalismo popular, durante el paso de éste por el Cll

gobierno y después de su derrocamiento. "'o


o.
·;::
En realidad, hasta 1946/1947 las orientaciones del movi-
'­ ...... h· ....... _ ­· ·• ······­ ••• ••.• ­­­ ••.• ­­ ~
miento obrero se hallarán fuertemente ligadas con la secuen- .5
cia-áñt<;rior~l!Y.?~~r~gen_ttbi~aríamos alred~d~; d~ l~_~Q- es !! •Z
-o
~
de modo ta) que para la articulación del apoyo sindical al po- ~
¡¡::
<(

pulismo es más relevante el conflicto planteado en el seno IO


Cll
"O
mismo de los dirigentes tradicionales -como expresión de
dos concepciones distintas acerca de las alianzas del movi- ~
miento obrero con otras clases y grupos sociales--que un su-
puesto corte entre éstos y sus organizaciones tomadas en con-
.f
e'
1

8
junto, frente a dirigentes y sindicatos nuevos. >.
Más aún: un repaso a la lucha de tendencias que tuvo lu- "'~
!
gar en el movimiento sindical ~artir:s!e_~-~~O nos permitirá .e
o
advertir la_.preex_iste~ci~_<l.e un~ corrientedisponible .R~!ia "'Clle
alianza con sectores estatales y con un grupo de propietarios o
i~~uStriales, en la 'rl.1edÍda en que es~ acuerdo fuera cap~¡i_de ·¡:¡
IO
·¡:¡
revertir una política de crecimiento económico basada hasta o
"'
IV
ese momento en un proceso de explotación creciente de la Cll
"O
fuerza de trabajo. e
Cll
El ciclo de industrialización bajo,_~9[l~fQL<;Q!!-~~-~-cJg_r~b~r- E
en
•:J
to en"1a Mgenfina 1á <léc~~ del 30 Sl!Pll§.0. ~­ºIl..~.~c~~!}~Í~~0­ z
ciales.sobre ia fuerza de trabajo más asimilables a las condicio-
140 MIGUEL MUR.MISYJUAN CARl.OS PORIA1'HIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 141

'. nes de los procesos de industrialización clásicos que a los que esos cambios fue una modificación en la dirección de la CG'I:
: se adjudican a los países dependientes. Es decir, que en la As­ producto de una crisis.
gentina no se produjo un simultáneo proceso. de indu~tcialiía- Afines de ese año los delegados de la Unión Ferroviaria,
ción y distribución, sino u~1 clásico proc~sp de acumulacjónba­ de La Fraternidad, de la Confederación General de Emplea-
: sado sobre Ja explotación obrera. dos de Comercio, de la Asociación de Trabajadores del Esta-
La historia interna del sindicalismo testimonia con bas- do y de la Unión Obreros y Empleados Municipales-en esos
tante claridad las repercusiones que ese proceso adquirió so- momentos los gremios más imp?Ft.aaJes- declararon la ca-
bre las orientaciones obreras. ducidad de las autoridades de la~y nombraron un~J~
Entre
... --·---· ·­­
lismo se vio duramente golpeada po.¡ la doble incidencia de
­­··­­
1.!J.~Q y..1935, la capacidad negociadora .....del
,
sindica- ta Provisoria, con la principal tarea de convocar a un congre-
so constituyente de la central obrera.
'las políticas que el capitalismo posee para disciplinar la fuer- Pero el principal argumento manejado por los dirigentes
za de trabajo: el rnantenimientQ.de un,ª-~~-~~.~ de _de~:u- de las organizaciones sindicales más poderosas -controladas
pación y la. ~i&:~!1C:~ .?.e....!!!~-2.!Q!lJU:e:P.r~~l:Yas.Es un momento por afiliados o simpatizantes del Partido Socialista- era que
de extrema debilidad para el movimiento obrero, que se ma- la CGT había encubierto con la consigna de "prescindencia
nifiesta incapaz de enfrentar las consecuencias de la crisis política" una actitud conciliadora frente a los gobiernos de
económica. Un dirigente sindical de entonces comenta así la Uriburu y de Justo. "La palabra ele orden-dice el manifies-
situación: "Con la desocupación obrera, total en unos casos, to dado a conocer por los nuevos dirigentes- no puede ni
parcial en otros, el movimiento sindical que estaba resentido debe ser para los trabajadores la de prescindencia."21
por luchas internas agudizadas en su última década, había ve- p~~ ..CÜ~$-~.e_.fin~le~.~e. 19:35 quedará, p~r, U.!1 ~ª<l..?2__!~.
nido a menos. Disminuido, tornábasele ilusoria toda activi- CGT, desde entonces controlada por los socialistas y la Unión
dad y desde 1930 a 1935 escasas eran las que reunían condi- Sindical Afgenih1a,-reconstituida tras su disolución a medi_a-
ciones de realizar acción alguna en defensa de sus afiliados. dos de la década anterior, en la que participarán los sindica-
Los ferroviarios, cuya organización mantenían intacta, viéron- tos desalojados de la dirección de la CCT yotros gremios, so-
se obligados a aceptar serias reducciones en sus jornadas de bre todo del anterior, ql.:l~)}O .. aceptaban la supremacía
trabajo con la consiguiente merm\l de sus salarios; los traba- socialista, propugnando en cambio una orientación de tipo
jadores de la industria habían perdido muchas ventajas logra- sindicalista, deslindando la acción de las organizaciones gre-
das en años anteriores. Las pocas organizaciones que se miales de la de las agrupaciones políticas. La USA irá perdien-
arriesgaban a la acción sólo obtenían limitados resultados. do paulatinamente ÍlJ1E.?D~r.1-~i~.Ya princii)iOS<leía ·¿ié~ada
Destacáronse en ese sentido las de los obreros de la madera, del 40 sólo contará con 14.000 afiliados contra más de
del calzado, del servicio telefónico y de la construcción".2 º 300.000 de la C9T. -· - - ... _ .1,_
Hacia 1935 esa situación comienza a cambiar. El ritmo de Ésta, por el contrario, comenzará a crecer sostenidamen-
la ocupación-crecióa·¡;;_;~ir d~ ­~~­~ ~~~·e~;t~- de manera sos- te. El cambio en las condiciones económicas fadlltó la posi-
tenida ­Y!.ª capaddacf~e-gocia<lora del sindicalismo ..~~.!.9.t>us- bilidad de ~~-Il}S)\1.liz.a.ció!.1 obrera. La desocupación comien-
teció. La primera consecuencia en el nivel institucional de za a descender, robusteciendo la capacidad de negociación
142 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTA.\JTIERO TUDIOS SOBRE LOS ORÍGENESDEL PERONJSMO 143

del sindicalismo, mientras que los salarios reales, en cambio, • la CGT, que abarcaba a la mayoría de los trabajadores
se estancan o aun bajan, aumentando el monto de reivindi- oindicalizados, en cuya dirección participaban socialistas, co-
caciones insatisfechas. munistas y sindicalistas;
• la USA, liderada por dirigentes sindicalistas;
Nivel de ocupación y salario real en Buenos Aires 1929 100 = •sindicatos autónomos, también de orientación sindicalista.
·-----· -·-------·--
Ocupación Salario real
Las luchas obreras en el período previo al peronismo
1929 100 100
1930 100,92 91
1931 97,83 98 Ya hemos hecho referencia a las características del proce-
1932 94, 18 104 o de acumulación capitalista durante la década del 30 y a las
1933 98,22 96 consecuencias más generales de éste sobre las condiciones de
1934 104,40 99
1935 113,21 101 vida de la clase trabajadora. Esta situación aparece reflejada
1936 119,51 95 en los memoriales y petitorios presentados periódicamente
1937 126,11 96 por las organizaciones gremiales a la Cámara de Diputados y
1938 129,51 96
en las intervenciones de los dirigentes obreros en las reunio-
1939 132,10 97
1940 129,18 98 nes de la CGT.23 En abril de 1943 el Departamento Nacional
­­­­­­­­· .... ­ .... ­ .. ..­·~ .• ... • ·~ ~. 1: ~

1941 135,01 98 del Trabajo reconocía, en un informe elevado al Ministerio


1942 140,63 101 del Inte~ior~q\~fil.a'sú.~aci?l)A~<:?J . .<?.b.t~ro se_hi:tJ?~a.deteriorad.o
FUENTE: Dirección Nacional del Trabajo, Investigaciones Sociales, años 1940 y 1943/1945. pese al auge indu~u~ial: "En tanto se logran diariamente des-
comunaiesganáncias la_!n.~yo~ía- de l'.:l población se ve forza-
El momento es, además, desde un punto de vista organizati- da a reducir . su rnve
. l de v1ida ,, . 24
vo, favorable a la creación o robustecimiento de nuevos sindica- ·· Esta tendencia se ad~ierte en las series sobre distribución
tos en ramas de la industria, así como al paso de la organización del ingreso par~-;;~·perÍod¿~ qu-~·~an marca~d~ un-deterio-
por oficio a la organización por industria y a la organización de ro creciente de los asalariados en la riqueza nacional.
federaciones nacionales. Pero como hemos señalado, la explotación de la fuerza de
~· r~µeyª.!i.l.t:!J.a~ión favorable especialmente a los com_u- trabajo ~~taba_ ª~?.rn:Pa.~ad.apor ~~~·~l~~¿t~ constante de! ni-
n.istas que comienzan a coparticipar de la dirección dela vel de ocupación que se acentúa en el período inmediatamen-
CGT, a partir de su influencia en nuevas federaciones nacio- te anterior al cambio de gobierno en 1943. La coincidencia ~le
nales, como la de los obreros de la construcción y en nuevos ambos factores, crecido monto de reivindicaciones gremiales y
sindicatos como metalúrgicos y textiles. 22 aita rasa el~ ocupación, r~_P-9Jil>i.lig!-!4.es. de acción ­~~~=
Hacia comienzos de la década del 40, la situación del sin- dical, lo que se manifestó en el crecimiento sostenido de las or-
dicalismod~_sde ei p.:i_~·t~· <l~vis¡; de.la~ t;~d~~~ias pr~d-~.-;;¡~ g~1-;-i;acionesgremiales y en su capacidad de movilización.
nantes, era la s.ig~-i~_!!~~: Volcando los datos oficiales sobre huelguistas y huelgas
en números índice y agrupándolos por períodos, se puede
144 MIGUEL MVRMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO 11$rUDIOS SOBRE LOS ORÍGENESDEL PERONISMO 145

apreciar el repunte de la movilización obrera operada con ..!"_~-----·---·-------------·-·--------·--- -----·-----··----


posterioridad a 1935: Salarios Jornadas ~oras_ Despido Solidaridad

1(134 42,86 11,90 42,86 2,38


Huelgas Huelguistas 1935 56,52 8,70 23,19 10, 14
1936 58,72 2,75 5,50 27,52 5,51
1926/1930 100 100 1,22 1,22 28,05 4,87
1937 64,64
193111935 62,45 86,36 2,27 18, 18 31,82 2,27
1938 43,19
193611939 71,2~ 146,63 2,04 12,25 4,08
1939 81,63
·­­­ ----------------
FUENTE: Dirección Nacional del Trabajo. Estadísticad~ las huelgas, 1940, p. 32
r­1.1ENTE: Estadística de las huelgas, cit, p. 45.

El aume.nJ:~ en el número de huelguistas que se opera~ Desde el punto de vista de los huelguistas involucrados se-
p_~de12~.!'> ­­­y­q­i:­i~
alcanzar(co~ov~mos, dimensio- gún cada una de las causas, el predominio de las reivindica-
nes aun mayores en 1942- significó, además, ll.P.-31- !:~t~~~~?n ciones salariales es aún más notorio:
de la movilización hacia )_9~ -grup<?$ de trabajadores eeor .r~
t~ib~-ido~-=·~-t~cesiva~ente el salario real de los huelguistas se Salarios Jornadas Mejoras Despido Solidaridad
" r - . ..--~-

dÍstanci~ más del salario real dei-conjunto de los trabajado-


.. ·-•- ··--" .. .- •. ••·· ·•• .. _
--------·-
res, t~l ~om~-1~··in<lic"a el·c~adro: . . .. ------- . --- . -- 1934 75,91 20,20 3,76
1935 97,85 0,69 0,89 0,08
·­­­·­­­·­­·­­­~··­­­­­­­··­ --------·- 1936 94,62 o.os 0,05 2,32
Salario real de los Salario real de los 93,65 0,03 0,37 4.49
1937
trabajadores huelguistas 11,66
---------- 1938 80,83 1,63 5,59
1929 100 100 1939 94,77 0, 17 3,80
-·------·-----·-----· -·-----
1930 91 96,43
FVENTE: Estadística de las huelga5,cit.
1931 98 104,33
1932 104 104,78
1933 96 89,91 Esta creciente movilización obrera no encuentra, sin
1934 99 79,91 embargo, los resultados buscados: ~n a~~P-<?~~~~t~j~.~~las
1935 101 71,40
1936 95 63,66
huelgas s~_Qi~r..9~ . 2 -~~-J;r¡insa y _la _p.~nor proporción es l~
1937 96 77,90 de triunfos. El porcentaje de huelguistas involucrados en
1938 96 78,71 los conflictos que obtiene las reivindicaciones reclamadas
1939 97 67,82 es bajo, Jo que, obviamente, acentúa la insatisfacción y las
FuENre: Estadístíca de las huelgas, cit. tensiones.

Simultáneamente, se acentúa la reivindicación salaria] co-


mo
...... motivación
_.,. . de.la rnayorfa de las huelgas:
146 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO t::s'"l"UDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 147

Resultados obtenidos por los huelguistas r aíz de la Segunda Guerra Mundial el proceso de industriali-
sobre el total de obreros en huelga zación sustitutiva adquiere nuevos impulsos- se caracteriza
por un aum~~~o sostenido de los niveles de ocupación"l m~I_!: ¡ 1

Obreros en huelgas Perdidas Transigidas u-as el ~lario real se mantiene estancado o crece muy EºC::º·
ganadas
·-------- -- ­­·­­ Esto lleva a una agudización de los conflictos y de la movili-
1934 2,41 55,93 41,66 zación obre-¡:-~··hasta llegar en 1942 a cifras topes:
1935 55,81 7,76 36,18
1936 14,72
1937 8,23
11, 15
3,57
74,07
88,20
N.I. = 1939 = 100
1938 11,33 13,81 74,68
1939
Huelgas Jornadas perdidas Huelguistas
18,39 6,30 75,31 N N.I. N N.I. N N.L

FUENTE: Estadfstica de las huelgas, cit., p. 47. 1939 49 100 241.099 100 19.718 100
1940 53 108, 16 224.599 93, 16 12.721 64,51
1941 54 110,20 247.598 102,70 6.606 33,50
E~úm~_<;!eobre,_r~s favorecidos por la firma de conve- 1942 113 230,61 634.339 263, 10 39.865 202, 18
nios co ectivos tiende a descender permanentemenrs. _
íuENTE: Dirección de Estadística Social, Investigaciones Sociales, 1943145, p. 55.
Convenios colectivos elaborados, renovados o modificados
En cuanto hace a participación obrera en la vida sindical,
Convenios Establecimientos Trabajadores mientras el n..!!m..ero 9-.~_reuniones tiende a descender -des-
afectados censoatr'°ibuible a las restricciones emanadas del estado de si-
1936 13 1.535 67.811 tio- el número de concurrentes, si bien también desciende
1937 11 209 62.194 con respecto a 1939, lo hace en proporción menor que el de.
1938 4 29 25.850
1939 reuniones.
11 1.446 25.535
1940 7 439 20.750
N.I. 1939 = 100
Furnre: Dirección Nacional del Trabajo, Investigaciones Sociales, 1940, p.49.
Reuniones Concurrentes
N N.I. N N.I.
En líneas generales, este proceso tiende a acentuarse al co- 1939 7.089 100 389.588 100
rnenzar la década del 4.Q.para alcanzar su..ci~~a en.I942. Inter~= 1940 6.178 87,15 308.939 79,29
sa detenerse especialmente en ese año, pues se trata. del último 1941 3.776 53,26 210.500 54,04
previo al proceso de estructuración del nacionalismo popular, 1942 3.610 50,92 283.147 72,67
de modo tal que puede servimos como ejemplo para apreciar
FuENTE: Investigaciones Sociales, 1943/45, p. 13.
la capacidad de movilización del sindicalismo en Ja Argentina.
To~~ el período que arranca desde 1939 -año en que a
148 MIGUEL MUIUvHS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO l~STUOIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONIS\10 149

' '
r' El __ año ~-94~. ~lcanzó valores en materia de número de Resultado de las huelgas
' huelgas y de jornadas perdidas _q_l1e .no fueron superadosen ··-~------~--·--------·-·----- ··----------
N° de huelgas % Nº de huelguistas %
1
~os ano_s sÜ~~.S.i~?~; ni aun en 1945. El total de huelgas fhe de
··· 113 y abarcaron a 39.685 huelguistas, alrededor del 60% del
Ganadas 45 39,82 4.098 10,28
total de trabajadores de las empresas en conflicto. La distri- Perdidas 30 26,55 2.418 6,07
bución de las huelgas según ramas de actividad y la propor- Transigidas 38 33,63 33.349 83,65
ción de huelguistas sobre el total de trabajadores fue la si- ·---------·-·-----
guiente: FUENTE: lnvestigacíones Sociales, 1942, p. 101.

----------·--·-·-----------------------·----~-
Rama Número de Personal
% Huelguistas La orientación del sindicalismo
________________ h_u_e~ga~­­­­·­·­­­··­­­­­­­­··­­­­­­ en los orígenes del peronismo
Madera 23 872 840 96,33
Construcción 20 5.342 3.854 72, 15 El g()!J2:..~~~~t~_cl.-~.il!.1!~Q-~~J9.!3 ~r:icll~~tt~· pues~.:a-~1_na
Confección 19 2.837 clase
Gráficos 12 1.041
2.664
688
93,90
66,09
...... . trabajadora .!l\le, pese a haber intensificado la moviliza-
- - -~-

Metales 12 41.416
ción en defensa de intereses propios, no_ ha ..[e~.ll~ltq_a _su fa­
25.225 60,91
Químicas 10 1.795 1.550 86,35 ~~~~ en la mayoría de los casos, ~YiIJ.tj_i_gi~~pqes, plan~e::
Textiles 10 4.426 1.021 23,07 das. El~imiento de la co~!?~1ti~-~g-~Q._y_ge la organización
Alimentación 4 5.197 458 8,81 s)~cfü:al -atríbuÍbleala r~~j~~ situación para la luch~-;e1vín-
Sanitarios 2 3.521 3.511 99,72
T. Marítimos 120 54 45
dicativa facilitada por niveles de ocupación muy altos-:-:- <.:?.rn
--·-------· ·­·­­·­­­­~ tan grande como el monto de reivindicaciones insatisfechas.
113 66.657 39.685 59,89 . --- ­· .......·­·­·····~ ... . ......... ---·· ... ­ ­ ­ . . .. . .
·­·­­­­­­
·• ­··•· ·• ·~

-------- lnstituc.io!)aj~, en es~ año.de,1.9._4.3 .la CGT se halla


FUENTE: Departamento Nacional del Trabajo, lnvestigac:iones Sociales, 1942, p. 92. nuevamente dividida en dos sectores. Los términos de ese
fraccionamiento repiten, de alguna manera, las motivaciones
De las 113 huelgas, setenta fueron motivadas por reivin- que llevaron en 1935 a su división y consecuentemente a la
r dicaciones salariales, tres por problemas relativos a la jorna- resurrección de la USA.
1
1 da de trabajo, nueve referidas a mejoras en las condiciones Por un lado, 2P2ec~?r ­elque formará la CGT_N.:1:-
1 de trabajo, veintinueve a problemas de despido, multas, sus- que, aunque encabezado__po.r_}!.r_1_ afilia<!9..§~f.ia}ista, José Do-
pensiones, cumplimiento de leyes y dos a solidaridad. En menech:·se-cre.:ario de-Í~..Unión Ferroviaria, I?usc':l~ª lamáxi-
i cuanto al total de los huelguistas involucrados, el 89,42% tu- m,a indep(7n4.~ia_~.!:..I:?.. ~.G.T. con ..respecto a los_parqd9s_p<:
vo como motivación reclamos de tipo salarial. líticos. Por el o~r<;>_l~<;:_QI_ ~e _2,_ in_~~gra~~-P9!. }?_~_g_~~m..ios
Desde el punto de vista de la experiencia obrera, en 1942 dirigidos por aquellos afiliados socialistasmás integrados a la
como en años anteriores, el crecimiento de la combatividad estructu~a'partid~ria ~~mo Francisco Pé~~~ Leirós, dÍ1~ig~·ii-
no trajo aparejado éxitos inmediatos: sólo un 10% de los te ·de -los,_trab~]adores municipales que era diputado r~io-
huel~uistas_triunfaro~ en sus demandas. -- .. -··· - -·-·--·-- - -~ nal-y por los sindicatos orientados por los comunistas.
- ­·. ­­··­­ - ·­ ~ .......... ·• - . . - .. . . ····­·
~. ·• - ­
151
150 MlGUEL MURMlS YJUAN CARLOS PORTANTI.E.RO asrumos SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO

Ambas CGT tienen en principio frente al gobierno surgi- A partir de ese momento se iniciaría una.llueva. etapa ~1?
do de los sucesos de junio una actitud expectante, de ninguna las relaciO'r'ieseotre sindicalismo y Estado; ~érrn~~-poh-
manera opositora. Así, pese a que el 8 de junio el presidente ti¿os, se abrÍ~ el proceso de orígenes del peronisrno q~e, ~n
del Departamento Nacional del Trabajocitaba a los represen- el plano gre_mial, se centraría básicamente en las orgai:1za~10-
tantes sindicales para exigirles "absoluta prescindencia en ma- nes que constituyeron la CGT Nº 1 y la USA, con aportes irn-
teria política tanto interna como internacional, ciñendo su pro- portantes de algunos gremios enrolados en la CGT Nº 2 Y la
grama a lo estrictamente gremial", 25 una delegación de la CGT mayoría de los sindicatos autónomos. . .
Nº 2 entrevistaba el día 21 de junio al ministro del Interior y le De este proceso de génesis del peromsmo nos mteresa-
señalaba que "la clase trabajadora había sentido un verdadero rá sólo un as~cto: el referid~~ relaciones entre tl_sec-
alivio al ver caer a los mandatarios depuestos y que apoyaba Jos tor político_~~i!it~r populista qu_e__~o~ar~~~pa del aparato es-
propósitos del actual gobierno de hacer cumplir la Constitu- tatal y el m~~miento obrero orgamz~do. Y ~entro_de esas
ción, depurar la Administración Pública y la Justicia, así como relaciones nuestro interés se centrara específicamente en
también por las medidas adoptadasy las que se decidieron pa- dos aspectos que nos parecen significativos para la discusió~
ra abaratar la vida y los alquileres't.P' más general acerca de la participación ob~era en los mov~-
A pesar de ello, un mes después, el 21 ~ulio de 1~43~ lª-. mientos nacional populares: e~el_gue 1ugarán -no so-
sede de 1~ ~GT Nº 2 es clausurada por el gobierno. La CGJ lo en el aspecto gremial sino también ~~ su ~rtic~la~ión po-
Nº 1, por su parte, 1:<:~ibirá un duro golpe al ser intervenida, lítica- un sector importante d_e_laviejaelite smd1_c_al Y la
el 24 de agosto, la Unión Ferroviaria y La Fraternidad. Por; percepción, en términos de lo que podríamos llai:nar auto-
d!sposición de los interventores --dos capitanes de fragata- nomía reformista, con que elabora ese sector su alianza co~
am bas organizaciones se retiran de la CGT, 12_que significa- un grupo gubernamental. , .
~-ª· por el poder relativo que poseían, la virtµal acef~i_Ia de la Si recién a finales de 1943 el ~rupo ~ue rodea a Peron co- .1
central obrera. rnienza a estructurar una estrategia tendiente a lograr un pac-
En setiembre de 1943 los sindicatos no intervenidos de la to con el sindicalismo, l~rim~ra prueba pú~lica acer~ ~e J
CGT Nº Ueciden continuar con la organización y sesionar los avances realizados_~n esa dirección tendrá lugar en julio _
e;la sede de la Unió-n Tranviarios, reconstruyendo el secre- de 1945.
tariado nacional de la CGT. El 16 de junio d~ ~~45, 319_ ~Etidade~~onal.es_~cabe-
El 27 de octubre el coronel Juan Perón es designado direc- zadas porlaBolsa de Comercio, Cámara Argentma de C?­
t9r del D~~rtament¿·Nacionaldel Trabajo. Exactamente un mercio, Confederación Argentina del Comercio, la Indus.tna
mes después un decreto oficiaÍ 'b:ea la Secretaría de Trabajo y y la Producción, Bolsa de Cereales, Cámara de Grandes Tien-
Previsión, con Perón como titular, pero ya a fines de ·octubre das y Anexos y Cámara de Exportadores, d~ a conocer ~~
Íos interventores en la Unión Ferroviaria y en La Fraternidad "manifiesto de las Fuerzas Vivas" en prot~sta contra la políti-
~bían cesado en sus funciones siendo reemplazados por un ca social'del gobierno:- . .
miembro del equipo cercano a Perón: el teniente coronel Do- Cuatro días después comien:zao las respuestas smd1ca~:s,
mingo Mercante, que asumió el control de los dos sindicatos. y la primera organización que reacciona es la Confederación
152 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONlSMO 153

?~n~ra~~e Emplead<?s de QQmercLo, unode los gremios nu- rnos a hablar por nosotros mismos. Y nosotros hemos resuel-
~~ncamente más irn_portantes dela ex CGT Nº 2. Los ern- lo que el movimiento sindical argentino, colocándose a la al-
pl~ados de com~~cio in~itaban a las otras organizaciones g-!:e- tura de los más adelantados del mundo, gravite en la solución
miales a una accion c9n1un~. Un día después se conoce una de los problemas políticos, económicos e institucionales de
decl~ración de la A<>oci_ació~_de Trabajadores del Estado. En la República y va a gravitar con absoluta independencia".28El
l~s días sucesivos se pronu~ciaráE_?tros sindicatos y federa- tono del discurso de Borlenghi no difería de la actitud que,
~1ones, todos de importancia y tepresent.ativos de las dos frente a la relación entre política y sindicatos, tendía a pre-
CGT, de la USA y autónomos: Ja Unión Ferroviaria la Fede- dominar en el gremialismo a comienzos de la década del 40,
~ci~-n de Obreros Panaderos, la Unión Tranviario~, la Aso- amparada por el creciente poderío relativo de la organiza-
cracion Bancaria, la Asociación Argentina de Telegrafistas Ra­ ción obrera, que aspiraba a no depender de agrupaciones
dio~e l.egrafistas y Anexos, la Confederación de Emple~dos partidarias.
Recibidores de G~a?os y Anexos, la Federación de Obreros y En todo este proceso -que culminará con los sucesos de
Empleados Te~efonic~s, la Asociación del Personal de Hospi- octubre de 1945 y con la fundación del Partido Laborista-
tales Y Sanatorios Particulares, los sindicatos de obreros de los el__punto cen~~-~J. que_s2ny~rgelaactividad sindical es,
frigoríficos La Negra, Anglo, Ciabasa y Los Cuatreros el Sin- el reclamo de participación obrera en las decisiones políticas.
dicato Autónomo de Luz y Fuerza, el Sindicato Obre;o de la La-CGT)a USA.y los ii~dicatos autónomos se movilizar~n pa-
Industria Aceitera, el Sindicato Obrero de la Industria del Vi­ ra obtener el d~cho~e eje~cer ac_~ividades políticas, Io_gue·
drio, la. Federación de Obreros Ladrilleros y la Unión Obre- obtuvieron a p-~-J!~ipiosde octubre de 1945, a través de la ley
ra Textil.27 23.852, cuyo artículo 33, inciso 6°, establecía como derecho
A estos sin~icatos y federaciones con sede en la capital se de las organizaciones gremiales el de "participar circunstan-
su~aron gremios de Tucumán, Corrientes, Sanjuan, Salta, cialmente en actividades políticas, siempre que así lo iesuel-
]1.!JUY y Chubut. va una asamblea general o congreso. Sólo en caso de que la
La moviliza~ión obrera a favor de la política estatal y en asociación profesional decidiera una participación perma-
contra de la actitud de las organizaciones patronales culrni- nente y continuada en la actividad política, deberá ajustarse
º? con un mitin c~l~:jero que tuvo lugar el 12 de julio, orga- además a las leyes, decretos y reglamentaciones que rijan los
nizado por la Comisión de Unidad Sindical, la CGT, la Unión partidos políticos".2<J
Ferroviaria, la Confederación de Empleados de Comercio la Desde el punto de vista organizativo, esta voluntad encon- -•
Asoci~ci?n de Obreros y Empleados del Estado y la Uni~n trará su e~preSió; hacl~ finesde oc-tubre ..::.:luego de la prue-
Tranviarios. El le~a de la concentración era "en defensa de ba de fuerza dada por los sindicatos el 17 y 18 de ese mes-
las mejoras obtenidas por los trabajadores por intermedio de en la fundación del Partido Laborista, percibido por Ja mayo-
la Secretaría de Trabajo y Previsión". Fue orador central el re- ría-de los dirigentes gremiales como la i:eali~ación de sus re-
pres~ntante de empleados de comercio, Ángel Borlenghí. De- clamos de autonomía en el nivel político.
fendiendo la actitud asumida por el sindicalismo, dijo: "No E.!_pr°Z>~eso q~e lleYi.a la ~í:eadóq. <Iel Pgrtido Laborista ha
estamos conformes en que se hable en nuestro nombre:, va- sido descuidado por la mayoría de los investigadores, siendo,
154 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORB.NTIERO 155
F.STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO

sin embargo, c~~epara cualquier análisis acerca d_e lascarac- de Principios califica como '.'la q~s~ .!él:J:>gyi§_taque necesita unir-
ter_í~tic~s_diferencf:i~sqÜe-~s_üme:elnacionalismo P?P!­:1!.~~~~1 se en su propia defensa y en bien del progreso del país", a la
"la Argentina con respec_~9 a otras manifestaciones políticas si- que el partido se proponía organizaren su totalidad, aun cuan-
mifá~~-s·=c~~c;; ·d.ei ~;rguismo- en tanto la participación do "sus columnas principales serán las grandes masas integran-
obrera en éste es vehiculizada por un partido autónomo en tes de los auténticos sindicatos de trabajadores'U"
el que se expresan las viejas tradiciones reformistas del sindi- La Comisión Provisional del Partido Laborista reflejabaesa
~ calismo. _ situación, así como testimoniaba el carácter de vehículo para
El~~ffil­~Q'lª -~,!g~l!.~?'.'!~~vQº-~LPJ., -cuya influencia en la la unidad de los nucleamientos sindicales preexistentes; antes
victÜriaelectoral de Perón en febrero de 1946 fue decisiva- de proponer una alianza con otros sectores sociales, el PL era,
trataba e!.~ articular Iaparticipación autónoma de los sindica-
-~º~ éi;:a Ía esfera política. ·í)'~ ·ac~qQ<;>_·~_g-~_sjlG~r:tª· Qrginica,
aprobada en una reunión de la que participaron más de 200
en sí mismo, el _p.!:Qducto de un e_ac!.?..~n~re viejos y nuevos di-
rigentes, en¿; organizaciones tradicionalesy nuevis;aüffque
con.predominiode los primeros~-a~·feríñiilaao.:-p_?rel_:nero he-.
dirigentes sindicales, el PL estaría integrado por: 1) sindica- cho -ya señalado-- del mantenimiento de Ja jn~uencíaaéci-
tos; 2) agrupaciones gremfule~; 3) centrospolíticos; __'.i:i_ afiiia- siva de las estructurassindicales anteriores a 1943.31
dos individuales. En este último caso. se colocaba como cláu- ¿,Cómo eravisualizada. por.la elite..sinc:Úcal que con trola-
sula expresa que no_·;¿-;cepÍ:~ría"el ingreso [ ... J de personas ba la CGTeñ i945y q_ue constituyó el PL, la relación plante}~
deideas reaccion¡;.i~ o.toraíiliri-;s ni de integrantes 4,eJ~ oli- da con un sector del Estado? Dos documentos difundidos por
garquía". En el caso de tratarse de trabajadores que hubiesen la CGT, en septiembre de· 1945y en feb;;r:ode 1946, nos pue-
pertenecido a "partidos de tendencia conservadora", podrían
den a~d~~ -~ ~~<?.~~~r~_tir~~~ percepción. . .
ser aceptados como afiliados del laborismo, siempre que "no El primero de ellos se titula "La CGT frente al confusionis-
hayan actuado como dirigentes de los mismos". mo político". Aparece en un momento particularmente crucial
~· El prog~J": g~J.J~?~X!id.9,votado en la misma reunión~ para el proceso de participación sindical en los orígenes del pe-
de tipo nacionalista democrático en sus puntos referidos a or- ronismo, el vivido entre los meses de julio y octubre de 1945.
g'aniia:don política y orientación económica y claramente. dis- El acto de aql}~s!qn _a Ja _poJítica de la Secretaría de _1,'ra-
tr:fuucionista en materia social. La percepción del corte de bajo, rr1oti~;;d~-por la inquietud sindical de enfrentar a lo que
CJases"eí1 la sociedad argentina y por lo tanto de las alianzas se·presentaba como una ofensiva patronal contra las conquis-
que eran necesarias a la clase trabajadora, incluía por un la- tas obreras ya obtenidas, abrió una etapa de dificultades in-
do a la "minoría constituida por latifundistas, hacen~!_~.2.hln· ternas en la CGT. Algunos sindicatos, encabezados por La
<lustriaies:Comfüiante"s-,·oáriquáos_y_re.~itis_ta_s_yi~das 1~~-:vE- Fraternidad, en IOs que la ¡"riütiencia socialista era poderosa,
rie!!~?!~:<lel]ran·ca¡)liaíis·m~.. nacional o extranjero". comenzaron a atacar a la dirección de la CGT, calificándola
Enfrentada a esa coalición se encontraría_!l ~():5- "9~r~~?s, como "colaboracionista".
~..ncl~~~?lfc~rp._pesi~os~ co~funtamentecon p.!_'9fesi~!._l~~e.s,ar- La dirección cegetista reacciona contr.~ estas ~~u~aciones
t~~~-im~J!!.~rnale~asalariados, así como pequeños C(?rn~rc:~~n- y contr~-l?~ ~~gmn~~iüoS,quese desplegaban detrás de ellas,
tes,~--.--·-
industriales
····­· ·­­· . - ­,,
y agricultores",
. formando
........ ..
.......
lo que la Declaración en el documento mencionado. "Se arguye -dice- que la
156 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO &ll'fVDIOSSOBRELOS ORÍGENES DEL PERONISMO 157

conducta [de la CGT] es de colaboración con el gobierno de envueltQ.YJ~ir.~--<!~§~DYQlrié.l'l.ÓQS~dentro dela rn~.~E.'.'º­


facto, haciendo una intencional confusión de partidos polí- luta independencia frente a los partidos políticos y los gobier-
ticos e instituciones obreras. Como si ignorasen, quienes tal ncs I ... ] Tal disposición no es otra que Ja consecuencia inevi-
confusión promueven, que los partidos son entidades de opi- table del carácter representativo ele la clase obrera y de su
nión con referencia al desarrollo del ejercicio del poder gu- fuerza de gravitación en el escenario económico-social de la
bernativo; coaliciones destinadas especialmente a la toma del república. Entidad que agrupa prácticamente a medio millón
poder o, en su defecto, ejercer Ia'oposición o ser colaborado- r de obreros, la fuerza más auténtica de una democracia autén-
ras de quienes lo desempeñan y que las organizaciones sindi- tica, no puede quedar indiferente ante la discusión de pro-
cales son coaliciones económicas fundadas en naturaleza de blemas que afectan a la médula misma de la vida institucio-
clase, frente a las cuales todos los gobiernos son lo mismo, re- nal del país. Fue la nue.st~~ la prin_l.~f~_ygz q~~~~--~~-v~r.i-t.ó.
,,J presentantes más o menos genuinos de Ja clase capitalista." contra el fascismo interno y_externo y contra los desmanes de
]!­, A partir de esta caracterización, Ia ~GJ ..define los alean- la~ba~d~s desorbitadas; en suelo argentino, en perjuicio de
ces de su acercamiento al gobierno, en términos que vincu- la clase obrera, amparada por tolerancias inexplicables."
lan su actitud con tradiciones anteriores del sindicalismo en La otra declaración sigr~flc,aJi~-~J~_ffi'[f\t~ p~~!~cada
la Argentina: "La ..~GT no puedepresentarse ante el actual orno resp~§"G~~~~:~.-1?.:~l1~ex:i~~<lifU,n,~~?,o porelgobierno de
gobie~'OO, como no Io hizo ante otros, e,n la para ella im"i;;;_ los Estados U nidos el 12 de febrero de 1946: El Libro Azul sobre
pia actitud de partido. Cumplió su función específica de..de­ ta, Argentina,' éii-et que. s<:. acusaba al gobierno .a.-rgentino y ~n
fensa de Jos intereses de la clase trabajadora; vio con agrado especial a Perón cíe-vinculadones con los gobiernos d:l Eje.
sus de~isl9.nes __cuandoresultaron concordantescon sus obje- . ­ se insiste allí enel argumento i?.t;~I?g~co_~~l~~!.if.~~ismo
tívOs Y.I~..r.9J29 sin hesitación las que los dañaron y ia.S-éiue· en de las orgañiíaci.OiiessíñéilcalesVfnculadasal peronismo: "P?.~~
cualquier forma pudieran mef;o~¿;b~~ s~t- independencia de nuestro fervor democrático fuimos y somos antifascistas y anti-
entidad sindical. Del mismo modo lo efectuó diariamente totaHta~io~i.P.O.i. i~?.·
luchamos de~odada~~nte .c~ntxa~J-!ítler
frente a Jos patrones o instituciones patronales, sin que a na- y Mussolini cuando W~I~ Street, coaligado con otros sectores
die se le ocurriera el despropósito de ver en esta conducta del capitalismo mundial alimentaba con sus dineros robados a
una colaboración con la clase capitalista". las necesidades de los proletarios a la bestia nazifascista, para
'Este intento de..~Jkª:t~l,.lactitud como una continuidad utilizarla como fuerza de choque tendiente a aplastar las asBi-
con la tradición del sindicalismo ~~- ~~t~;i;¿~·;~·1;¿i¿1;~~~n raciones de mejoramiento de los trabajadores de Europa".
ia· patr-~~;;;;yy·¿~~ . elEstado a propósito de sus reivindicacio- Y nuevamente se plantea en este documento la visión con ¡
nes categoriales, ~e .exti_~n.de..también ª·Uf! tema ~d~5)J§gico que la CGT explica su vinculación con el peronismo, a partir 1
q_u_~_E~edor~linó. en el movimiento obrero .durante la ~~gl!n- de la obtención -a través de la Secretaría de Trabajo y Pre- 1
da ~l!erra mundial: e,l ~I.~J.fascismo; precisamente ~ punto Sf?- visión- de reivindicaciones obreras largamente demoradas. J
bre el que se centró la acusación política más directa de la "Las organizaciones obreras -enfatiza- en estos últimos
al!~i:i~i~'of>_?..sitoi-a'aipe~cn~i¿~~- . ,.. _, " .. ·-. añ~s no han fiecho 'más que repetir su gestión anterior, con
"La cqT_ . .:_::_dice la decl~ración mencionada- se ha de- una sola diferencia.una _ enormediferencia.
.. ...•--·-~- ...... ~.. . .... ...
.._ ­·
.. Mientr~s que
.. -- --- -..... en
158 MIGUEL MURMJS YJUAN CARLOS PORTANTJERO ' ICSTUDIOS SOBRE LOS ORÍGEN"ES DEL PERONISMO 159

a~o~ a~~Xi9x.es tropezaron con ~J ~_g~f.~m.o.fríoy!a indiferen- gía una y otra vez, con fg,c:;.r?;.acreciente entre numerosos di-
cia de los gobiernos de la oligarquía, que Braden q~iere nue- rigentes,· º!~?y_en_t~i9n <;:ont~ae~~~t~: la de tran.~f~:mp~r ~!
vamente imponernos, en los li~I9!?.r~!l. gel gobierno revolu- movimiento __sjn_ºi~ªl_en un grupo de presión que, además
cionario la clase obrera encontró el acogimiento favorable de operar autónomamente los partidos en aquellas áreas es-
~ue sólo dispensan quienes quieren reaJÍzar justicia. F~~- así · pecíficamente gremiales, tendiera
........ . . .a transformarse,
,. . ~ .. él mismo,
como el proletariado argentino ha podido superar en lo eco- en eje de u_f! !l\ldeamiento políticonacional.
nómico Y social todo el atraso proveniente de los gobiernos Un dirigente obrero y a la vez diputado socialista,Jacinto
del fraude y la venalidad." , Oddone, hace referenciaa estos conflictos en el sindicalismo,
E'._l (;l°._á!}~i~_!1.?~.-~~1)l¡eyado_a marcar, simultáneamente con 'iíiteri~·res ;¡-p-¿ro'i-üsmo~--¡5Jée: ,;~~-~CÓI-~r!\_~~-~-i.1!$!i_t~~~<?n
el peso objetivo de los dirigentes y- las estructuras sindicales cuyaTmi~(;"ii:ancia crecía día a día. Agrupaba <!:.gremios_ gué
tracli~~onales ~n el proceso de orígenes del peronismo, la pf,![:. en cualquier. ..momento podían paralizar la _yi~~. económica
~-~pc1.o~~~~~-~-s~9~--~e_nfan acerca del contenido que asumían del país [ ... ] Por esa razón, quiel}_e.~ ~~!~ban a su frente se ha-
ta.s alianzas con un sector estatal, ·percepción que se 'resiimé" bían convertido en hombres de-gran importancia, que tenían
en el balance trazado por la dirección de la CGT entre las rei- que habérselas con las más altas autoridades de los munici-
vindicaciones tradicionales del sindicalismo y la satisfacción pios, de las provincias y de la nación [ ... ] ~-~~-~c~_r5~0~~~_la
de los redamos a través de medidas oficiales. Casa Rosada. Y fueron amigos de todos los gobiernos, aun an-
~ta visión de las~ione~r.e.sÜ)~!!:~}ismoy Estado se tes de que se constituyera la CGT". · · ·
e~º~-~-~-~.?.!!_ypa, tr!lg_i~i.§.µY-igcm t~ .~B­ ~~­ gremialismo pÓrTorñe: Oddone hace referencia a la aparición, en la década del 30,
º.ºs_desde 1930 y coincidente con un proceso general de ere- del "dirigente gremial, especiede caudillo-desconocido hasta
cumento de la intervención del Estado en todos los órdenes 'entonces" que a partir del poder de los sindicatos intentaba in-
sociales. E_~sector gremial que apuntalará el surgimiento del vadir esferas de acción de los políticos, como, por ejemplo, las
. ­h­:­­·­­­;~­­­­·­···­­~­­­­­­­···­­­· ­­­··­­­­­­ movilizaciones callejeras por causas no específicamente gre-
p~rom~mo no izo mas _que profundizar _esa tendenciapree-
~-•s_t:nte, avalado para ello por la objetiva receptividad que sus miales. "Autosugestionados -dice- vieron crecer SU$ figuras
planteos encontraron en los círculos gubernamentales. al pu_':1~?. de sx~er q ~e_p9~i·m.4~rigir_<!es9.e"'afüer~·los. destinos
. En el trasfondo de las sucesivas crisis de conducción que del país, es decir, sin ser gobierno: o cuando menos constituir
vive la CGT durante la década del 30, se. halla la complicada un peso tal que hicl.e·ra:· ¡;-¡cíinar la balanza gubernamental ha-
tr~n.a que re~~la las relaciones entre la actividad sindical y la cia el lado que ellos decidieran que se inclinase." Y agrega:
actividad política. La manifestación más expresiva de ese con- "Perturbada ya su cabeza, no pocos entrevieron la posibilidad
flicto giró alrededor de la discusión de la actitud a asumir fren- de convertir la Central en una poderosa organización política
te ª!~.filQ-Soúalist<\ que era, precisamente, la agrupación que reemplazara al Partido Socialista, cuyos pocos millares de
poht1c~ c?n mayor influencia gremial. __f.i_:_ente a la injerencia adherentes les resultaban una cosa despreciable frente a los
~ socia!~!.!1? y, en general, a toda tentativa que pudiera ..ser centenares de miles que reunía la CGT".32 ·
calificada como una forma de instrumentar al sindicalismo a El testimonio, pese a su carácter parcial, vale históricamen-
favor de los objetivos de un grupo partidario cualquiera, sur- te. Si la reconstrucción de la USA en 1935 puede ser juzgada
160 MIGUEL MUR.t\11S YJUAN CARLOS PORTA.NTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 161

como formando parte de esta perspectiva; si el crecimiento de tiernbre de 1945 para obtener la desafiliación d~ varios~~-
los sindicatos autónomos durante el período forma parte de un mios de Ja CGT. El 6 de ese mes La Fraternidad abandona la.
proceso similar, en tanto la reafirmación de la autonomía equi- central, acusando a su dirección de ha~~r "permanecido in-
valía a la voluntad de no integrarse en una central en cuya di- diferente ante la clausura e intervención de sindicatos, deten-
rección predominaba una alianza entre militantes socialistas y ción de dirigentes, asaltos a locale~ obreros, creación colate-
comunistas; la propia crisis interna de la CGT en 1942/1943 y ral de sindicatos con propósitos divisionistas, proscripción de
la actitud asumida entonces por ~ienes constituyeron la CGT la libertad sindical y democrática, aislamiento internacional,
Nº l, también puede ser enfocada en esta dirección. carestía de Ja vida, inflación y armamentismo que resiente el
Y precisamente, la estructura sindical que conformó la ba- nivel de vida de nuestro pueblo y compromete seriamente el
se de sustentación del peronisrno fue la resultante de una porvenir de nuestro país".34 f>'' ~ • •,
alianza entre los sindicatos que habían formado la CGT Nº I, A La Fraternidad se agre~n, sucesivamente, la Unión
los que integraban la USA y los autónomos, a los que se su- Obr~xtilyé"Í Sindicato de la Industria del Calzado, _en
maron los gremios nuevos y aquellos organizados paralela- coincidencia con una decisión de la Comisión Gremial del
mente a los sindicatos que habían dado vida a la CGT Nº 2 y Partido Socialista, recomendando la desafiliacióri.de los sin­
que mantenían una vinculación estrecha con el comunismo dicatos a la CGT. 35
y el socialismo. Estos grupOJ_fil:~!Iliales se unificarán en la Éli~pacto fu~a?so~!_Jido ~~! la cen_tr~l, q':e po~ ~sa fe­
~~.194~(1945 Y_?.r.~aniza.:_á~1el_Par_~~?? Laborista, e~..:_l cha r~organi?:<?~u Comisión Admjnistrativa y su Comité Cen-
que verán la reilizaciól! de la ~l}~nomía _frente a_!~s partidos tral Confedera! y comenzó a incorpora~~_much~s sindicatos
polÍtÍ~os del ~indicalismo, larvadamente manifestada, cor?-º autónomos y a casi todos los que integrnban la USA. En una
orientación, en las ci:~§!~_de 193.!?,.Y 1942. declaración referida al problema, señala: "Impacientes en la
A medida· que se acercaba la fecha para las elecciones pre- obediencia de sus mentores políticos, se apresuran a materia-
sidenciales, l~~ueqas...e_~líti~~estasila ode_Q~ción g~, lizar dictatorialmente la división. No llaman previamente, co-
a través de Perón, predominaba.en el go.Q~n.o 111ilitar,, ~a- mo corresponde, a los afiliados para que decidan sobre su
ron en aceleradas tratativas par~µna coalición qu~ fina!men- propuesta separación, ni consultan al gremio en ninguna for-
te cristalizaría en la \Unión Democrática.Hacia 1942, la cons- ma con antelación a ella". 36
titución de la Unión Democrática había tenido como eje Salvo en el caso <;lili Fra~J)i_dad_, l~r_espu~s~ de 1~ CGT
impulsor a la CGT, tal como lo expresa Ia resolución aproba- fue impulsar la creación de gremios paralelos, que se mcor-
da entonces por el segundo congreso de la central.33 ® poráróñ"a la ~~rie de si~dicatos de ese tipo ya constituidos, ca-
años despuéssólo una minoría sindical se alineará con los ~ie- si todos en áreas en las que existía influencia comunista, co-
jós pa;tidos detrás de ese proyecto de alianza. El resto del sin- mo construcción, madera, metalúrgicos.
dicalismo -su mayoría- optará por contribuir a la estructu- El enfrentamiento entre las dos corrientes sindicales al-
ración de otra coalición. canz~culmiñación en el mes de octubre, en vinculación
La influencia que mantenían los socialistas en el sindica- c~l agravamiento de la crisis política general.
lismo se advierte en laofensiva llevada a cabo a partir d~e.I?- E~ ~hoque entre ambas significaba la contradicción e~tre
162 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO F:STUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 163

~s proyec~os políticamente contrapuestos de alianza entre tribuido a estudiar, ni remedios drásticos con desconocí-
-:'·-c_lase~. _La image~de ~~ enfrenta~iento entr.~ grupos qúe míen to del 'derecho legítimo de los que constituyen un fac-
ª~ºYªx:-1ªº u~a onentacion heterónoma, expresada p!?r el::Qa- tor ponderable de la producción, porque su espíritu de em-
cionalismo popular y otros que, por el contrario, encabeza- presa es tan importante para el progreso como lo es el
rían una línea de autonomía obrera, no parece responder a esfuerzo del trabajador. El Estado no debe sustituirse a las
~-la realidad. Ta.~to el peronismo cuanto Ja Unión Deiiiocráti- fuerzas vivas en la dirección de la economía general; tampo-
ca representaban_~temativas-de··alianzas entre distintas cla- co está para imponer las normas del trabajo que las propias
s;s y grupos _:>Ocial~s. Si la participación de sectores propieta- partes interesadas no han analizado y cuya discusión entre
nos y de una elite político militar ligada a ellos en la coalición éstas no ha sido agotada". 37
peronista hizo que la participación sindical en ésta fuera con- ~-:os ca~bios de or!enE-_ció~ ªJ.?.}!-nCj.i!.dos_Q,~de e] gobier-
ceptuada como de tipo heterónomo, lo mismo podría decir- no fueron percibidos como el final de una política de refor-
se (y quizás con mayor propiedad por el carácter de los gru- ~as con la~ que .. ~.1 .~inpicali~.mo había logrado satisfacer ~na
pos propietarios que participaron) de la presencia sindical en serie de reivindicaciones postergadas y _a partir d~ ia cuai la
la Unión Democrática. ~GT había elaborado su estrategia de apoyo ~ un _;~t~r_gu-
El ~elco Enal_de las corríentesmayorítarías del sindica- bernamental. Analizando esas conquistas ya obtenidas, Ja
lismo hacia el peronismo, que tiene lugar en octubre de 1 g45, CGT resumía, en un documento ya citado: "Fueron positiva-
se precipita, tomo había sucedido en el mes de julio, como mente mejorados en sus condiciones de trabajo, vivienda, sa-
~c:_acción obrera frente a una ofensiva contra sus conquisias lubridad, jornada y retribuciones, grandes masas de trabaja-
reivindicativas po~ parte,_ de lo~ grupos de- grandes propie ta- dores de los ingenios azucareros y forestales de las provincias
rios industriales, agrícolas y comerciales. y territorios norteños; muchos millares de obreros de las dis-
r
1­ Ése es el sentido que la CGT le otorga a Jos aconteci- tintas industrias de la Capital y sus aledaños obtuvieron con
mientos político-militares que comienzan el 9 de octubre el tesonero apoyo de la Confederación General del Trabajo
. con l~ renuncia de Perón a sus cargos en el gobierno y que sustanciales mejoras para una vida de mayor bienestar y dig-
culminan con el paro general y la movilización callejera del nidad; asimismo, con su apoyo eficiente una considerable
~<lía 17. cantidad de gremios esparcidos por todo el país solucionó be­
Y efectivamente, los cambios en el nivel gubernamental neficiosamente gran número de problemas". 38
parecían tomar esa dirección. El discurso del nuevo secre- Si en el período anterior el crecimiento de la ocupación
tario de Trabajo y Previsión,Juan Fentanes, anunciaba una obrera como producto del proceso de industrialización no ha-
brusca modificación en las orientaciones del Estado frente bía traído aparejado una suba de los ingresos reales sino su es-
a los sindicatos. "El progreso de las masas trabajadoras de- tancamiento o aun su descenso, en el .E_e~~o 1~43/J.94~esta
be ~egui~ e!_.mjsm.Q ritm_o de f~-economí;gen;ral del p~ tendencia cambiará: a la par del crecimiento de la tasa de ocu-
pacion se o_e.ero, progresivamente, el del índice de los salarios
.,,. ,, ~ ... ··­­ ~. • 4 ......

N~_pu~de sg_~sta!1~ado por fuerzas regresivas ni ué.de ser


ace~e.rado con aud~ces improvisaciones. ~s patrone~ les reales, tal coiilo 1c?)ndic<!..la tabla: · -
an_~1c1po que no se impondrán medidas q-µe no hayan __con-
164 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 165

Nivel de ocupación y salario real en Buenos Aires 1929 = 100 !~s_condic.i_ones~~ trabajo, traducido en la firma de gran can-
------------·--------------·---- tidad de convenios colectivos y en la aprobación de un cuer-
Salario real Ocupación
po legal en el que se incluían virtualmente todas las reivindi-
caciones propuestas por la -CGT desde su constitución y por
1940 98 129,18
las otras entidades gremiales.
1941 98 135,01
1942 101 140,63 El saldo de reformas que avalaba la posición de la CGT a
1943 107 147,02 favor de la alianza populista y en contra de la alianza oposi-
1944 118 155,24 tora de la que participó la minoría del sindicalismo, era enor-
____J_~45 1_18_·----~--~ 155,08 _ me y constituía la base objetiva sobre la cual podía instrumen-
tarse la coalición con participación sindical que triunfó en las
FUENTE: Investigaciones Sociales, 1943/1945, pp. 61 y 258.
elecciones de febrero de 1946. Fue esa percepción reformis-
ta, reforzada por la posibilidad de autonomía organizativa
Es importante destacar que la tendencia hacia la suba de
que en el plano político expresó el Partido Laborista, lo que
salarios reales en una situación de aü~--;;~to c~;;-~t;~-c~-dela
llevó a la mayoría de los viejos dirigentes sindicales a instru-
ocupación, alcanzó especiahne~guell~;~-;¿;es<~b;;ros
mentar las formas políticas más importantes del nacionalis-
~e~.?s_·c-a1.1~~c~§S.Toiñañdo-c;;~~puntó··a~-par.ti<l:i-ci-¡ii.o
mo popular en la Argentina.
1939, la serie de los salarios reales de los obreros calificados y
no calificados en la ciudad de Buenos Aires es la siguiente:
t
3. Desarrollo industrial y orientaciones
Salario real de obreros calificados y no calificados 1939 = 100 obreras
Calificado No calificado 1
·-----------·-- ' Los datos presentados hasta ahora, referidos a la situación

j
1939 100 100 del movimiento obrero en el período previo al peronismo, nos
1940 100,89 100,40 han permitido poner en duda el peso habitualmente atribui-
1941 101,26 100 l do a la distinción entre obreros viejos y obreros nuevos como
1942 104,18 103,69 variable independiente que explica el desarrollo de todo mo-
1943 109,50 115,34 vimiento nacional-popular en sociedades capitalistas depen-
1944 120,89 135, 18
dientes, cuando en éstas tiene lugar un proceso de industriali-
1945 120,89 134,82
zación. En la Argentina, aceptando para el caso del peronismo
·----·------·---·-·-----· ------ .. -----·----
FUENTE: Dirección de Estadístíca Social, Condiciones de vida de la familia obrera, 194311945, SU inclusión en e Co~Unto de los movimientos nacional-popu-
p. 74.
lares, resulta claro que, al menos en el momento de su gesta-
ción,...._el.....corte
..... en el interior
···~---·-..... .
de la clase obrerá .
es insuficiente
. . .. .
pa-
El aumento de los ingresos reales de los trabajadores, Jue-
ra ren.iitir a él_~9m_o..explicación de su surgimiento.
go ~~-~i~a ~ef~ada ?.e exp~~~ió~_éü<l~~tF~ s1n-·,~ªYº-;dis'tri= En tanto el predominio de trabajadores y organizaciones
bución, se vio respaldado, además, por un mejoramientoen .- ··­ ­··· ·­··­­­ ··­··­" ··­­
' . ~ "·' ·­·.­­··­
166 MIGUEL MURMIS YJllAN CARLOS POIITANfIERO
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 167
nu~~ sobre tradicionales, aparece, en las teorías que hemos
rese1~~!10en la primera parte de este trabajo, como condición nuevos reagrupamientos y alianzas entre sectores y clases, es-
necesaria para ia génesis del populismo, y dado que las carac- tos sí radicalmente distintos de los que tuvieron lugar bajo el
terísticas que tuvieron los participantes en el peronismo no modelo clásico de industrialización en los países centrales.
coinciden con las postuladas por Ja teoría, ella expresará, en En este último sentido, ~ecer_u~ corte ~i:!_tre los pro-
todo caso, ~~n~iciones s~ficien~~s pero no necesarias para el cesos__ te~era~ de c~-~~imien~9 de lasociedad industriai y
surgimiento d_e_experi-:!1ciaspo!íticas na~ionalistas popuTa- los q~_etuvi~~ lugar en el siglo XX en !~s_países.. dependien-
.~. res. saes nuestra hipótesis. ··· tes, parece legítimo y es ya un principio vigente ;~ casi todos
Efectivamente, el examen de los datos sobre el movimien- los análisis. Las consecuencias sociales no son las mismas en
to obrero en la Argentina en el período previo al peronismo lo
cada caso y exigen, por tanto.jm enc~~drami~ntoespecial
nos llevó a estimar que algunas de las características más im- que respete sus diferencias.
portantes señaladas por la teoría no se hallaban presentes. Pe- Pero el intento de no asimilar mecánicamente la expe-
ro nuestro objetivo no supone, solamente, la constatación de
la incongruencia entre los datos manejados para la Argentina 1 riencia europea a la explicación de las consecuencias socia-
les del desarrollo industrial en sociedades que advienen a él
y los supuestos de la teoría, sino algo más: que la teoría que tardíamente, no podría llevar legítimamente a otras genera-
describe a las conductas gbreras _en el populismocomo abSO- j
lizaciones que aspiren a abarcar a cada uno de los movimien-
lutarnente hete.~ónorp.as y manipuladas no se aplicaría exacta- tos nacional populares como si se tratara de meras ejemplifi-
mente en aquellas situaciones en las que, a la e~~ctu~aciÓ~ caciones de una totalidad.
política del movimiento y a su ascenso al poder, antecede un
momento inicial en el proceso de industrialización en el que
1 Para el caso del peronismo creemos poder hablar de una
situación en la cual, desde el punto de vista de las conductas
tiene lugar un intenso ritmo de acumulación capitalista, sinla I obreras, el corte con el modelo clásico no es radical, aunque
. vigencia simultánea de políticas distribucionistas que pueda;- la alianza de clases en que se expresará ese comportamiento
operaruna integración rápida de la clase obrera en el sistema. se acerque más a los modelos elaborados por la sociología po-
En estos casos -del cual la Argentina en la década del 30 lítica paraexpresar la participación popular en sociedades de
sería un ejemplo-- los comportamientos obreros resultantes industrialización tardía.
no divergirían esencialmente de Jos marcados por el mode- La ~imilitu~con el_f!.l_o.delo clásico estará dada por la pre-
··~,.¡•.
lo clásico de industrialización en los países centrales y la ex- sencia en ambos casos de un momento inicial en el que el ere- ·
plicación de las peculiaridades del nacionalismo popular no cimiento capitalista se realiza sobre la base de un aumento de Ji
podría atribuirse a rasgos exclusivamente radicados en el la explotación de la mano de obra y de una sistemática mar-
proceso de formación de la clase obrera, sino a las modifica- ginación obrera de las decisiones políticas, lo que provoca un
ciones operadas por un crecimiento industrial desplegado en montón crecido de reivindicaciones particulares.
la estrechez marcada por la dependencia externa, sobre las L~iferencia_llabráque indagarla en el hecho de que la l
relaciones de fuerza del conjunto de las clases y a una redefi- búsqueda de participación obrera se cruzó con fragmentado- J
nición de los objetivos de la sociedad nacional, expresada en nes y reagrupamientos en el interior de las clases propietarias ¡
y de los grupos que tendían a representarlas, de modo tal que /
168 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARl.OS PORTANTIERO 11.STUOIOS SOBRE LOS ORÍ CENES DEL PERONISMO 169

' --
la alternativa para una alianza interclases se abrió rápidamen-
te."LaSfoxmis~~q~~ -~~-iii2-c!~]ü_··~I·c-re-~ir~ü~~¡:~
­­··­.
la Argentina, dadas las condiciones de dependencia frente a
. .... ·­­

· 16s-cen.tro~·i"rnperialistasque lo enmarcaron y al control que so-


ind~iiTa1--;;;-.
.. ···­·­­
tos populistas- pueden, a la vez, suscitarse modificaciones
pasibles de una especificación teórica.
Y.E.punto central a especificar es, a nuestro juicio, la for-
má dt: Pi!~~C.~~~~-~~--?-~~(.;~~-,- ~~g~D-~e.
h~x.a dado _o no u~-;;~-
bre éste ejercieron capas sociales y grupos políticos ligados a la 1~ento inicia~_.<7º e~ delo in~ust_1:ial~zad_or, caracterizado por
renta de la tierra, trajeron
.__.:;---·-
como
·----........consecuencia
. . .. . ­ ...el. ...desarrollo
fuerzas internas no obreras, marginadas también por el siste-
. --. de
la asincronía entre acumulación y distribución.
En esas condiciones, al proceso de cambios en los sectores
ma de do~inadón,_<;uYáp_r~i~~I<\ O.ti!!g~~ª-~Amb~~r,_":~Q-~lni- dominantes de la sociedad y en el tipo de relaciones con el ex-
·velp@ítlco.social, el plano de las coaliciones c!~ica~_y adespla- terior que caracterizan a los movimientospopulares, habrá que
. ~~·!1"1°.!l:!~n-táneamente ~J eje de las. contradicciones sociales, sumar el antecedente de un rechazo obrero a las consecuen-
<:l-~~l~_situaciónde enfrentamiento directo entre trabajadores cias primeras del crecimiento capitalista que se manifiesta, en
y propietarios de los medios de producción a un ~~aúriéamien- la génesis del nacionalismo popular, a través de la decisiva in-

-----
t~-d~-f~e~:zas
···­
que cortóverticalmente al~ sociedady qué'cñs-
. .
~li~~ f:'.!1-.9-uevasformas de alianza -de clases, elaboradas· 3: par-
fluencia que tuvieron sobre éste las organizaciones sindicales.j.
En otros casos ~quizá los más utilizados para la concep-
tir de la coincidencia en un proyecto más amplio de política tuación teórica~ ese momento inicial no tiene lugar por lo
nacional, proyecto que supondría cambios en el sistema. que la industrialización aparece como consecuencia de los
Si en los casos clásicos de desarrollo capitalista éste signifi- cambios en el sistema expresados por el nacionalismo popu-
có crecimiento dentro de un sistema claramente establecido, lar, y por lo tanto coincide virtualmente con el intervencio-
con más o menos rígidas "reglas de juego" para el enfrenta- nismo social y con la ausencia de una fuerte tradición sindi-
miento interno de clases, "en el que el conflicto abierto de dos cal reformista autónoma.
clases antagónicas acompañe necesariamente la implantación Ambas situaciones, aunque diferenciadas del modelo clá-
de una economía industrial en la cual las nuevas categorías de sico por el contexto de dependencia nacional que rodea a la
trabajadores industriales participan únicamente a través de su industrialización, darán lugar entre sí a procesos de partici-
trabajo",39en los casos de desarrollo capitalista dependiente el ¡ pación popular disímiles. En el primer ejemplo intentamos
crecimiento traerá aparejado-no-un-aesarrolfo-füieaJ.;·¿~fri -~r- t resumir las características que, a través del peronismo, asu-
mió el nacionalismo popular en la Argentina; en el segundo,
durable heg~monía·d~·u.~1:~ector social que en.el m~mento
coriveñie~te para sus interese~ ~~~~¿ca la participación de los i las del varguismo en Brasil, dos casos que, sin embargo, a me-
nudo se asimilan integralmente.
sectores populares, sino Qn procgsgg~_qecimie~~?_q':l_e, a me- f
dida que se desarrolla, provoca cambios y rupturas en los pro-
PÍ?S sectores dominantes y obliga, por lo tanto, a sucesivos re- i
!
Efectivamente, tanto para la Argentinacomo. .l?ªra el Bra-
sil e) punto _de llegada en C:~¡ntos_i-;~fiere.a C~!)dUctas.obre-
ras. parece ser ~Lll.l_~:su -~oyi~.i~~~ió~es.canalizada por mo-
planteos en .el interior del sistema hegemónico.
Ahora bien, dentro de esa peculiaridad del crecimiento vimientos.. ?.~_~p~_!1<l~.i?nal r_opular, e~_!@!"~e_s~_i_!i:i-~e~~da
:
industrial en las áreas dependientes-peculiaridad que es po- a través de canales del tiEo "democracia representativa", al es-
tilo <lelüS"i¿~did~-~~-E~~P;, --· ·- ---- ··-· ·-·
sible generalizar como sustrato del conjunto de los movimien-
170 ~llGUEL MURMJS Y.JUAN CARJ,os PORTANTrERO
ESTUDIOSSOBRE LOS OIÚGENES DEL PERONISMO 171
Pero si el punto de llegada parece, en general, el mismo y
se expresa en las similitudes que emparentan al varguismo con cuenta de una diferenciación aún más neta entre ambas for-
el peronismo, un análisis más pormenorizado del proceso que mas de relación entre Ja clase obrera y una elite orientada ha-
llevó en ambos casos a Ja mayoría de la clase obrera a adherir a cia el populisrno.
un movimiento nacional popular, permitiría identificar una se- La inconveniencia de generalizar para la Argentina hipó-
rie de características diferenciales en cuanto a las formas de ar- tesis acerca de comportamientos obreros que pueden ser
ticulación del movimiento obrero en ambas experiencias. fructíferas para otros contextos, se manifiesta al analizar las
I~~<.:. en lo ~e llamamos,eí punto-de llegada -es de- tr_~s etapas posibles en que puede periodizarse la historia de
cir, el momento en que el movimiento populista ya se halla cualquier movimiento nacional popular:
en el poder- l{ucd~n advertirse diferencias significativas en-
tr:_ los casos brasileño y argentino. En el varguismo la cl;;­ 1) la etapa de su estructuración;
obrera es integrada al régimen directamente, a través de las 2) la etapa del control d_el poder;
organizaciones estatales; no son los sindicatos sino las ofici- 3) la etapa de la pérdida del control del poder.
nas del Ministerio de Trabajo el canal directo para las rela-
ciones entre trabajadores y Estado. La secuencia que lleva a Para la primera etapa, Ja situación argentina permite de-
los obreros a participar del movimiento nacional popular es finir una situación en la que l~~~ elite g~e propone un
intermediada primero por el Estado que, desde un principio, proye~!º _p_o_p_ajjsta ~e encuentra con una clase obrera ya or-
controla la movilización y organiza desde arriba a los sindica- ganizada, también poseedora de un proyecto social, a la que
tos, los que funcionan como un mero apéndice del poder. 40 expresamente le propone una alianza.
E~~o:g!§m_ola situación no es equivalente ni siquie- En la segunda etapa, el populismo se consolida en el po-
ra en el punto de llegada. Si bien el movimiento obrero es in- der gracias a esa coincidencia de proyectos sociales y si luego
tegrad<: en e] Estado; si ~ie;1:-in~iúso:e1 pod~; qu~- as-~-;;en la cJase obrera irá perdiendo paulatinamente autonomía, esa
los_ organismos públicos para la efectivización de ese p~ceso pérdida -como ya hemos señalado- no significará el aban-
es decisiva, los sindicatos, en la medida en que cornoapara- dono del reconocimiento de la independencia institucional
to ~~stitucionaJ son preexistentes al gobierno populista, cum- de los sindicatos, aunque ciertamente dicho reconocimiento
plen con una función de mediación entre trabajadoresy po- haya podido ser en cierta medida formal. De todas maneras
'
, der po1ítico que les es abiertamente reconocida. Ja CGT bajo el peronismo integraba como tal el aparato del
Estas diferencias, que pueden medirse a través del peso Estado en paridad con otras fuerzas y mantenía sus estructu-
institucional que en cada una de las situaciones descriptas ras institucionales autónomas.
mantiene el movimiento obrero cuando la elite populista ya ~.ste re~ocimi~nt9_en~9_ntraría su significación más cla-
con~rola el aparato del Estado, marcan, a pesar de sus rasgos ra en la tercera etapa, cuando el peronismo ha sido ya desa-
particulares, el punto mayor de coincidencia entre peronis- loj~do del poder y son l~~si°:dica_t_osl~ única forma organiza-
mo Y varguismo. Los momentos previo y posterior a la conso- tí~ ligada a él que permanece en pie, hasta el punto de
lidación en el poder del movimiento nacional popular darán transformarse, de alÍÍ en más y hasta el préseu'~. en la estruc-
tura principal del populismo en el llano y en, la vanguardia
172 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENE.S DEL PERONISMO 173

de todo intento.. de reconquista del poder. i..~LC.Q.!·­!tinui~~g _del en otras sociedades dependientes la crisis del 30 contribuyó
·-· ·­·· ... ·­­
a desplazar del control absoluto del poder político a las vie-
' .

JE~Vi..ll!i@_t2.._n~~io.!!.~l J?.QP~~l-~r_!)-Oq~<:?.~!adi~~-da, como en


el caso brasi_~eüoL~º.1~ b~~~~c~cia política, sino ~las_o.rga- jas elites ligadas a la producción de bienes primarios, en la
nJ.zaciones .s!emia~e_s,_que se transformañ"en"faú:olüíñna"ver- Argentina, por el contrario, l~. 9._:i~ii trajQ.~P'!!"~~ga_u_u_aJes:.
tebral del movimiento, mientras que la primera sólo llega a taÜ-ra;;ióñ de la oJigarquíatradicional a través de su ala más
investir una representatividadformal, invirtiéndose así los pa- ·15rivil~_g!~ªª··5~~atópor lo tanto de un proceso de ·ind~1~u·ia-
peles que habrían jugado ambas estructuras -la política y la Üza~ión no dirigido desde ef ESfado-poi sectores medios in-
sindical- en la segunda etapa. dustriales, sino por una. elite representativade l~s g~upos más
Este esquemático listado de la dinámica que relaciona sin- poderosos de los hacendados ligados al comercio de _expor-
dicatos y populismo en las tres etapas, anotado a partir de las tación, elite que procuró establecer, a través de políticas esta-
consecuencias más notorias que la intensidad de la participa- tales, las- bases para :~na ·coincidencia de intereses con los
ción obrera en el desarrollo de los movimientos populistas ha grandes industriales.
traído aparejada, hasta la actualidad, es decir, justificado co- No abundaremos en detalles acerca de los rasgos que asu-
mo un análisis que va del presente hacia el pasado para tra- mió ese proceso de movilización de la manufactura bajo con-
tar de identificar una causación estructural del primero, nos trol conservador que ya hemos descripto en el trabajo citado.
remite a un examen mucho más detallado de ciertos contex- Interesa, en cambio, resumir sus consecuencias sociales más·
tos sociales que se hallan detrás de los procesos de desarrollo importantes, como suma ele condiciones que p_e):rriítrráncfüF
de cada comunidad nacional. c~ptq~lif.a"i:- luego al peronismo como
­ ­····­·­···­ ··­ -- . ­ ·­· . .
nue~;. forma de- aiian-
. -·· ­ . ··­· ··­· .•.... .. ·­­.
-....

En primer lugar, del contenido que asumió la industrializa- za de clases que implica, a su vez, el nacimiento de una nue-
ción sustitutiva generada durante la década del 30, definido a va políiica: · ·--··· - -· · · ·· · ·
partir del análisis del bloque de poder que controló económi-
ca, social y políticamente el "despegue" de la manufactura. a) en primer lugar, la carac:.t~riz'!ci<?n del bloque depo-
Es decir, que l~ eregun41 inifi_~l_j_l!~.P!?.E.º.fl~r.r.!Q~ p­ª@.P­9­ ~er pre~~~.~-p~ronismono como .oligárquico tr-<:1:d~cio-
?er internarn~~:i~}.3:.~~i:ecific~dad9~1 ~a,;s9_pero;i:i_i~-~-I!9..~ indu- nal -"p~.1~o~~~P.2.como resultado .~e_,!:!_n<l; alianzaentre
ée-aresp_üñderacerca de los rasgos que asumió en la Arge;\li.- u_I) se_c_t~!"_-e)más privilegiado- de la ol_igarquía ga-
na· eÍ ~r~.~- d~ industrialización sustitutiva ~de el punto de insta nadera y los propietarios industriales, éstos en una pri-
di_ía_~~lfanz~~kcf.qses.que_, entre ! 930 y 194 3, /.o ll,evó adelante. meÍ'a-etapaescasamente diferenciados internamente;
Y es en esta dirección donde el interés teórico que plan- b) la fragment~l_ci_~r.i_g~ese opera, en cambio, c:~~l sec-
tea el peronismo se acrecienta, pues se trata de una experiencia tor de propietarios agrarios, de especial significación.· ··
de 1!'~'.­iº'J!­ªlismo PofJular que llega al poder cuando. lo. sustancioidel ~~1~fr~~_-de-fa política-,·.ya. que tisorieñü-ciOnes·-ae
pr<1ceso..de sustitución de importaciones está ya realizado. los ganaderos desplazados -encarnizadamente an-
En un trabajo anterior ya citado hemos analizado los ras- tiindustrialistas- gobernarán el tono ideológico de
gos centrales que desde un punto de vista social y político asu- los principales partidos de oposición, la Unión Cívica
mió ese proceso durante la década del 30 en la Argentina. Si Radical y el Partido Demócrata Progresista;
)
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 175
174 MIGUEL MC'RMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO

Estaconstelación de fuerzas sociales -a las que habría que


e) e~~~iwlento .en.el. ffi9.IJ.t9. delamano d~ <??.r·~·qcu- sumar, por el papel desencadenante que jugarían en el proce-
pada ~-!] l_ajl}.g_y$trja, es decir, lo que en pnnc1p10 po- so, a las Fuerzas Armadas-e- que caracteriza en líneas genera-
drÍ~os definir como surgimiento de un "~!:!~~o" pr.o- les a la situación prevía al surgimiento del peronismo, hace re-
letariado, cuyo ingreso no se efectúa eñ¿;:omentos ?e ferencia a una estructura social particularmente compleja, es
"iÜte~~~cio1~1smosocial" s.~11..<?· por el contrario, ?~__r_e- decir; a un punto de partida del que despegará el nacionalis-
presión política y de restricciones en los consumos, lo mo popular considerablemente más plural y, a la vez, más arti-
que acentúa Ja oposición óbrera al sistema, y el creci- culado en alianzas entre clases y sectores de clases, en cuyo fon-
miento de la organización sindical; do operan los datos de un crecimiento industrial considerable
d) el desarrollo, sobre todo a partir de la guerra, deuna que ya había llegado, al promediar la década del 40, a ~ra~sfor-
capa numéricamente p~d~~9_sa de indus.tri~.s subsidia- marse en el polo más dinámico de la estructura economica.
rias y de m~nteni1nlento·, cuyos propietarios se enri- Visto dentro de este marco ¿qué sig_ni:!_i~ados adquiere el pe-
quecieron velozmente al amparo del "proteccionismo ronismo, entendido en uno de sus planos, e;cieéír,~oino.. políü-
automático". Si en una primera etapa la sustitución ca d~nsector de las clases propietarias cuyo rasgo diferencial
de ·importaciones se basó en la expansión de viejas consiste en ofrecerle canales de participación a las clases popu-
industrias y en la radicación de nuevas empresas ex- lares, promoviend?-~~~~~p~r.mraei:i.}~-~~~r_uct'!i:as de p~~~-~?.
tranjeras o en la ampliación y transformación de las A nuestro entender, y como hipótesis que será necesano
plantas que muchas ya poseían y que estaban dedica- desarrollar, la participsldó.u .QQL~.rn-~UJ.-!;9,n.dkió.n.~esaria
das a la comercialización de productos importados, para llevar a Zaboel proyecto_ h_egemónico de un sectorde ~as
en una segunda etapa la industrialización sustitutiva clases propietarias -principalmente el que agmpaba a los in-
se completa a través de estos nuevos industriales que dustriales menos poderosos-y ge. la J;mm,;;:r:.~wi~ militar y po-
proliferan a partir de la circunstancia excepcional de lítica que te.~9.í~~a representarlos, en un .doble plai:io~
la guerra, pero que requieren que el Estado siga pro-
tegiéndolos una vez finalizada ésta. El grado de orga- • En primer lugar, en el d_~_~os~1?!:<::?~_c?.~c~!!_i~?S~-1:1 ~~­~1i:i­
nización de esos industriales para la defensa de sus ción de consurofdore.~p!l.ffi.upaiQ.sJ..Y~9:ia CQY9..fü~~ro.~ól_.?
intereses inmediatos era mínimo, así como el eco 1~?.ill~~ee._~~-de_la ampliación d~l,.m~rc~do ir:nem~. ~-
que pudieron encontrar en los partidos políticos tra- to pla!l_!:<:.~?~.~bJ~!t~mentela necesidad de mtervenclOn~-
dicionales; mo S-ocialque no había surgido en la primera etapa del ci-
e) el crecimiento hasta límites nuevos de las funciones clo­ de ·sustitu~ió~ de importaciones, porque en ella a la
dill~t;.do ~~· ~í·á~~ª ecüríóffii"C-~;-~Tcorii-o la asü-ñ.ción industria le había bastado con llenar el vacío, en un mer-
<le-Ü~··p~pel.equilibrador de. lo~ intereses p~riici:1iares cado preexistente, dejado por las ma~ufacturas extranje-
J.~ ia_Ú)ases.q_Üeconstituían.la.alianza de poder, lo que ras, y que tampoco había surgido durante la guerra por el
tendía a acentuar su autonomía relativa. insospechado crecimiento de la exportación de productos
industriales. 41
-i
176 MIGU.EL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO': ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 177

• En segundo lugar, P.?.~ las propias necesidades de _l,~ti- es conceptualizarlos en términos estructurales y no psicoso-
mación política qur, tenía la elite estructurada alrededor· ciales. Ese proceso supone, básicamente; y en la medida en
dei movimiento militar de junio de 1943 que, tras una·. que trae aparejada una expansión que puede medirse a tra-
serie ~d~ intentos fracasados por lograr el apoyo de agru- . vés de la aparición de nuevas fábricas dentro de las viejas ra-
mas y en el desarrollo de nuevas ramas industriales, un creci-
paciones tradicionales (especialmente del radicalismo),
miento de la demanda de fuerza de trabajo en el mercado.
J'
sólo pudo encontrar como base de su legitimidad la mo-
vilización de las clases populares. La oferta, estimulada por las posibilidades de crecimien-
to de la manufactura, agruparía a quienes, genéricamente, se 1
~tanJ~..a..s..eñalar•.de cualquier manera, e~~- considera como los "nuevos" obreros. ¿Cómo desglosar en el
cho, absolutamente nuevo y, como se vio rápidamente, cir- · interior de esa categoría? Un listado más o menos elemental
~üñitaq,.c~_al, ge qµe la--~itisfacción. de las reivindicaciones nos indica que el crecimien~-~~~_man.o.de obra ..<?~.~p_~<:!._a
obreras
......... _ ......_.,. ... ,...,..acumuladas.
... '­­·""
en la primera fase. del
..
crecimiento
.. ,., sustí- pudo
- estar_integrado
.. .
por:-·
., .
tutivocoincidía con el proyecto de desarrollo económico de
up sector propietario. Esta situación es la que hace viable una 1) migrantes de zonas !~.~!~~-~!!:~.s~?._~,si~periencia
alianza interclases como la expresada en el peronismo. decoñtí=oi-cte sUs-propias condiciones de existeñeia,
Ahora bien, si la existencia de un proceso de diferenciación sin hábitos de trabajo industrial, socializados dentro
en el interior de las clases propietarias puede ser planteada co- de-~aiores tradicion~I~~-y··~i~-~-in.gU:~a experiencia de
mo una de las condiciones que propiciaron el surgimiento del p~~licTí)aélón autónoma en el área política, pese al
nacionalismo popular a mediados de la década del 40 en la Ar­ proceso de sufragio universal abierto en 1912 y al ci-
gentina, ¿qué papel puede haberjugado en el mismo proceso clo de apogeo y declinación del radicalismo;
una eventual diferenciación interna en la clase obrera, tal co- 2) migrantesA~f<cma.~..!).-1:~1~~--~?n.. desarrollo capitalista,
mo lo enfatiza la literatura sociológica corriente? e~p_~i~~do~__ p~:n: la. crisis agraria;
Es evidente que en el trnsfondo.-de). pi:oceso de.moviliza- 3) jóvenes, hijos de obreros urbanos;
c~_ó.i!""P-op.ulir..qu.e..se .. opera durante Ia década del..3.0 y que es- 4) mujeres de origen urbano;
tallará en el peronismo, se encuentra el crecimiento del mon- 5) obreros industriales, desocupados durante la crisis del
tÓ~élela-ma~o--dea"bra ocupada ·erda industria. Sería posible, 30 que sólo comienzan a obtener otra vez trabajo per-
"en ese sentido, aceptar como una basegeneral para el análi- manente a partir de la expansión posterior a 1935.
sis de los cambios de la composición interna del proletariado
origi~ados en e~e proceso de crecimiento, una gruesa distin- De estos _cio.~o_suJnip_o.ssálo Ios agrupados.en l }_<,;:oi~0­
ción entre obreros "viejos" y obreros "nuevos". Pero el cami- diría~:-~-priori,~~ términos de orientaciones, CQ1'._l)<l;~~~~c-
nó .analítico hacia una discriminación entre los "nuevos" sur- te~í~tic.~s que h~~it~_aJ.~~~t~~.?~.adjudicag~~ e~ ..~n .sentido
gidos como obreros industriales a partir de mediados de la lato a la~i.teva-clase obrera. Es decir, que aun aceptando co-
década del 30, obliga a asociarlos, en tanto fuerza de trabajo, locar "entrepai-é;t~sis"a ios viejos trabajadores, desconocien-
con el proceso mismo de industrialización, si lo que interesa do así su efectiva participación en la génesis del populismo,

¡
178 MIGUEi. MUR.MIS Y JUA.'I CARLOS PORTANTJERO
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 179

se h~ce necesario, para poder otorgarle jerarquía explicativa


suficien te a la presencia de los nuevos, especificar mucho más Nos referimos, en este caso, a un núcleo.de trabajadores,
el concepto. El primer reclamo contra su uso habitual es, de origen urbano o rural, "viejos o nuevos", cuya experiencia
~ues, el de su bajo nivel de especificidad. Si el punto de par- en la industria -hasta 1943-1944-- de enfrentami~~!o-con
tida para la explicación del populismo es la heterogeneidad el Estado y con los patrones no obtiene resultados tangibles,
obrera, ella debe ser particularizada mejor. lo que crea en ellos una "conciencia de oposición" y un esta-
~uestro punto de_\jstaes.~e la participación de los tra- do de disponibilidad para encarar la satisfacción de sus rei-
J:>ajador~~~n los orígenes del peronisrno .debe ser explicada vindicaciones gremiales o políticas por canales distintos que
fundamentalmente por su contrario, es decir, por la homo- los puestos a prueba en el período anterior.
~eneidad de la clase obrera como fuerza de trabajo explota- Se trataría, por lo tanto, de W}_~_heterog~.11eidadcuyos indi-
da, en un momento en el que culmina un largo cid~ de acu- cadores surgirían de la estructura misma de las relaciones de los
mulación sin distribución. actores, como obreros, enfrentados al Estado y a los empresarios
Peor aún en el caso en que se decida partir de la hetero- por reivindicaciones de clase, y no de su experiencia anterior o
geneidad, ésta, manteniéndonos en el nivel de los actores, de- del choque entre ella y un genérico "mundo urbano". Su alcan-
bería ser precisada de una manera menos gruesa que la que ce no daría para cortar en dos las orientaciones obreras globa-
propone la división entre viejos y nuevos. les frente al populismo, pero sí para discriminar formas o tipos de
En esa dirección, se daría entonces un paso analítico al participación predominantes dentro de una mayoría obrera que
discriminar, dentro de Jos nuevos, según su origen, de modo colabora activamente en la constitución de una alianza naciona-
tal que las características tradicionales o anémicas supuestas lista popular, como salida política frente a otra alternativa de
para Ja totalidad quedarían, en todo caso, reservadas sólo pa- alianza, a fin de satisfacer así las reivindicaciones acumuladas du-
r~ un sector, el de Jos migrantes provenientes de zonas agra- rante más de una década de expansión capitalista.
nas atrasadas, cuya adhesión al populismo, por masiva que En efecto, a medida que el razonamiento acerca de las pe-
ella fuere, no alcanzaría para explicar el monto total de la culiaridades de los trabajadores surgidos en las condiciones
participación obrera. creadas por la industrialización con control conservador tien-
Má~inente r~!ultaría categorizar la heterogeneidad de a complicarse, adquiere, a su vez, nuevas dimensiones el
según tipos_fk experiencia industrial; lo que permitiría cortar en pro blerna de las formas de participación de la clase obrera en un
el interior de las otras categorías propuestas. movimiento nacional popular: la hipótesis relativa a una mera
Podría hablarse, en ese caso, ~e obreros c_?.!1experiencia exi- ligazón de tipo irracional, espontánea y puramente inmedia-
tosa en la lucha por el control de sus propias condiciones de exis- tista en término de reclamos, parece comenzar a perder con-
tencia; de otros, ubicados en el polo opuesto, sin ninguna expe- sistencia por imposición de su simplicidad, que no se corres-
~encia política ni sindical y, finalmente de un _tercer estrato, cuya ponde con la articulación más diferenciada del mundo obrero.
unporta1:~ia en el análisis de los orígenes del peronismo nos pa- Es así como, tratando de seguir una dirección analítica
rece ~ecIS1~, en el que podríamos agrupar a aquellos trabajado- más refinada, la heterogeneidad obrera se proyecta al plano
re,scon un~ experiencia de lucha autónoma fracasada. de una mayo_r diversidad posible -de formas de participación
en el movimiento nac~onal popular y por ello, el privilegiar
180 MIGUEL MURMlS Y JUAN CARLOS PORTANTlERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 181

una sobre las otras se transforma en una cuestión empírica, En los primeros agruparn_os,~ aquellos sindicatos tr~1di~~<:>-
no teórica, salvo que se parta de un estereotipo. nales, def tipo de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, 9ráfl­
Las formas de participación de la clase obrera en el popu- c~;,-frabajadores del Estado, fundados con anteriorj_dª!i_~_ _g
lismo se despliegan en un arco que puede ir desde las formas década del 30, que agrupaban preferentemente a los trabaja-
más pasivas hasta las más activas. En primer término, como dores de servicios y que controlaban, a comienzos del peronis-
proyecto autónomo menos estructurado, puede pensarse en mo, a la Confederación General del Trabajo y a las federacio-
el mero apoyo electoral; luego en el apoyo a través de movi- nes gremiales menores como la Unión Sindical Argentina.
lizaciones callejeras o en las fábricas; en la participación a tra- En. los segun?_?.s a_grupamo~_a.!?2.~~i:!~i.~~!QSf~~da92s con
vés de organizaciones políticas; en la participación política a posterioridad a 1943, representativos de ramas de la econo-
través de organizaciones gremiales, lo que supone una previa mía en.ia que sé..produce un intenso crecimiento industrial
identificación de clase, como escalón hacia la integración en posterior a la década del 30 y en las que sus trabajadores no
un movimiento más vasto. habían sido organizados por los dirigentes "viejos". Ejemplos
Dentro de la tipología de movimientos nacional popula- de ello serían químicos, trabajadores de la industria eléctri-
res, el peronísmo ofrece Ja particularidad de que en él la par- ca, obreros del tabaco, etcétera.
ticipación obrera a través de organizaciones sindicales, ya sea Los terceros, finalmente, serían aquellos s~~ica._~~~.?..."fille~
en el momento de su apogeo como en el de su estructuración vos" e~-~;;-~t~a fecha de fond{tciÓIJ.,.p.er()_~e surgen come
o su caída, tiene un peso propio en relación con las otras for- alternativas organizativas en ramas ge .la producción ·en .h\s_ 9ue
mas posibles de participación, como no lo alcanzó en ningu- ya existían sindicatos estrucrurados por los "viejos". Los ejem-
na experiencia nacional popular contemporánea a ella en plos más notoriosserían los casos de textiles y metalúrgicos.
América latina. Partiendo de esta complejidad organizacional del movi-
Por ello, ese plano, el que permite discriminar la participa- miento obrero, la etapa siguiente llevaría a tratar de especifi-
ción obrera en el nivel de las organizaciones, es el que nos in- car el peso relativo, en cuanto a participación, que cada una
teresa en primer lugar. Y además, porque es a partir del examen de estas categorías en que hemos agrupado a los sindicatos tu-
del peso de las organizaciones en la constitución de una alian- vieron en el momento de la génesis del peronismo. Una rápi-
za que es posible transferir el análisis político del nivel de los ac- da observación de los datos disponibles nos reveló que la arti-
tores al de los grupos y remitir el problema de la especificación culación gremial del nacionalismo popular tomó la forma de]
de las conductas al plano de la descripción de los intereses. una coincidencia entre sindicatos v:i~jos, sindicato5, ~~evos y
Desde ese punto de vista encontramos, a nivel organiza- sindicatos paralelos. El punto de partida para el análisis de la
cional, ('.~ e~ período peronista, la· coexis~e~~la_d~ ..tr·~~. tipos participación sindical nos remite a la escasa significación del
de organizaciones gremiales: · ·-······ - · · corte organizacional como núcleo básico para una explicación
del apoyo inicial de la clase trabajadora al peronismo.
1) sindicatos "viejos"; No podría afirmarse, de ningún modo, que en momen-
2) sindicatos "nuevos"; tos de la configuración del nacionalismo popular las organi-
3) sindicatos "paralelos". zaciones viejas, en bloque o siquiera mayoritariamente, man-
ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 183
182 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS POR.TAJ.'\ITIERO

proclives a disminuir la mediación sindical para instru?1~,n-


tuvieron una actitud de oposición frente a las actitudes favo- tar su participación y a enfatizar, en cambio, su cond~ct0n
rables al peronismo por parte de las nuevas. Lo que sí podría de adherentes a un movimiento político, al que habrán de
discriminarse, en todo caso, son las áreas en que la participa- integrarse con reivindicaciones propias, pero sin el grado
ción de unas v otras fue más o menos intensa. de condicionalidad otorgado por la intermediación del apa-
Jiem~~~;-~°-..Y~.que_en el plano de la articulaci~n formal rato gremial, por lo que finalmente dependerían más de las
de la alianza entre la elite política y la clase obrera fueron los decisiones de la elite política. Todavía más se acercarían a es-
sindicatosviejos y los dirigentes tradicionales quienes más pe- te extremo, obviamente, aquellos trabajadores sin ninguna
so institucional. tuvieron, por haber mantenido bajo su con- experiencia de lucha a través de los trabajadores.
troÍ las organizaciones gremiales más importantes, lo que re- Siguiendo esta dirección de análisis, segú~ la ~u~l Ja h~te-
sultaba decisivo dado el carácter explícito que adquirieron rogeneidad se define desde dentro de la expenenc1a industrial,
los acuerdos. sería lícito derivar que la mayor o menor probabilidad de hete-
Si en el área de la dirección organizativa fueron éstos quie- ronomía obrera en un movimiento de tipo populista se relacio-
nes opei·arori" con 'mayor 'posibilidad de· influencia, _p_odría na con el peso que los trabajadores le otorgan, en tanto fuerza
afi~·marse, amodo de hipótesis, que en lo que se refiere a la mediadora, al sindicalismo, en función de los resultados que
actividad callejera, que tanta importancia política adquirió en ese instrumento de lucha ha tenido para ellos en el pasado.
lo; momentos cruciales para la estructuración del peronismo Efectivamente, en la medida en que la participació~_oh.re- ·
-el 17 de octubre de 1945, por ejemplo- el papel de los sin-
dicatos nuevos y paralelos adquirió un volumen relativo ma-
~~~~~ru..
raen el P?.I?~-1.~.~t_DO~ fyerte_~~e_nt~me_di~é],~_po~- de,_la_
organización sindical, operando ésta como eslabon entre los
y?r corii~.f3.:ct9r:.~~ .1Jl.9Yilización. trab~-aciore~-y-~na-fuerza con la que se coincid~, per~ ~la qu_e
-.Ahora bien, del mismo modo que podrían distinguirse
se percibe como ~jena, la, Pº.:'ibilidad de .'!­Il.ª on~n~9-ºUªt~t9-
grados de participación según tipos de sindicatos, sería posi- noma es mayor. Si ese papel intermediador no es reconocido
ble, desde el punto de vista de la composición interna de la por los obr~~?~' s~a .por c~·encia de experiencia en esa ~~rec-
clase obrera como fuerza de trabajo, discriminar también for-
mas de participación en el populismo según tipos de expe-
o
ción por una experiencia fallida, e~ más alta la probabilidad
de subordinación a intereses ajenos a los de la clase.
riencia industrial vividos por los actores, combinando, inclu- Es~ categorías de trabajadores podrían, desde luego, en-
so, ambos criterios. contrarse dispersas en los tres tipos de sindicatos, pero es pro-
Mientras los trabajadores con experiencia exitosa de lu- bable que la mayor frecuencia a favor de una valoración posi-
cha sindical autónoma en. tenderían las relaciones con la eli- tiva del papel mediador del sindicalismo y de la necesidad de
te política como un acuerdo con una fuerza externa a la cla- mantener una independencia relativa frente a las instituciones
\ se obrera, mediante el cual obtienen satisfacción para sus
ajenas a la clase se encuentre en las organipcion:s y en l?s di-
J. antiguos reclamos, aquellos obreros con reclamos derivados
rigentes tradicionales y que, por lo tanto, fueran estos qu1en~s
de una experiencia industrial pero no satisfechos por la acti- reivindicaran con mayor vigor la defensa de una autonomía
vidad desplegada por el sindicalismo y por los partidos tradi- sindical de tipo reformista, frente al poder político del Estado.
cionales de izquierda en el momento anterior, serían más
184 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO ESTUOJOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 185

En el caso de la participación obrera en el peronismo nos por la realidad, de una alianza política que pudiera servir de
hemos encontrado con un significativo peso de organizacio- salida a un proceso de industrialización que se llevaba a cabo
nes sindicales con larga tradición anterior que durante todo bajo el control de una elite tradicional, sin, por lo tanto, nin-
el proceso de estructuración del nacionalismo popular man- guna participación obrera ni ningún tipo de intervencionis-
tuvieron fuertes redamos de autonomía y que, incluso, los lle- mo social. Y esta percepción no debía implicar, necesariamen-
varon al nivel de la política mediante la organización del Par- te, una ruptura con lo que constituía la tradición reformista
tido Laborista. del movimiento obrero argentino -al menos claramente des-
No habría, en ese sentido, una disolución de la autono- de los años treinta-«, la que incluía la posibilidad de negocia-
mía en favor de la heteronomía obrera en el momento inicial ciones y acuerdos con el Estado.
del peronismo en la Argentina, sino, en todo caso, en una eta- Así, q1~1!guie12itná~_i~i~de__ ~~-~ovimi_~~E.acio_~al.P~l1-
pa posterior. Es posible postular, incluso, que en una prime- lar, surgido como respuesta política a un proceso de rápida
ra etapa de la relación entre organización sindical y elite po- iI~dustrialización, necesita tener en cuenta el grado alto o ba-
lítica populista, aun cuando ésta ya coparticipaba del poder jo de complejidaddela estructura sód;\I en_.el momenio pre-
(como su cedió entre 1943 y 1946) la primera man tenía, a los ,vio al populismo, uno de cuyos indicadores más significativos
efectos d<:. 1 ma alianza, un peso relativo mayor en la relación para el análisis de la relación entre clase obrera y nacionalis-

­
de fuerza. que la segunda. mo popular es el nivel de desarrollo de la organización sindi-

¡
En <;se primer momento la elite busca la negociación con cal. Las teorías en cuyos puntos de partida se enfatiza el gra-
los sindicatos, ofreciendo expresamente un pacto que éstos do de tradicionalidad previo al despegue industrializador,
! aceptan en términos de un acuerdo de intereses. Hay luego tienden necesariamente a extender a límites absolutos la ca-
una etapa intermedia en la que merced al apoyo orgánico del racterización de la clase obrera en su conjunto como integra-
sindicalismo la elite puede articular su aparato político y, con da por nuevos contingentes atraídos hada la ciudad desde
el apoyo de la mayoría de la clase obrera, llega a controlar de polos de atraso rural. Si el desarrollo industrial es paralelo con
manera total el aparato del Estado. Finalmente se abriría un el ascenso al poder de una elite populista, como en el Brasil,
tercer momento, cuyo nudo estaría en la disolución por orden las conductas obreras pueden ser explicadas como resultado
oficial del Partido Laborista, en el que la elite política, ya con- de una supervivencia de restos de tradicionalidad normativa
trolando el Estado, tiende gradualmente,a liquidar la auton?- combinada con un marco situacional que favorece, a través
mía de los sindicatos pero sin poder, pese a· todo, eiimin.arpor de los consumos urbanos, proyectos de movilidad. En el caso
completo su rol institucional, hasta el punto que, al producir- contrario, si hay una etapa en que el desarrollo económico
se el derrocamiento violento del populismo, el sindicalismo pa- no coincide con el intervencionismo social, los nuevos obre-
sa a ser su columna vertebral, tal como ya lo hemos señalado. ros quedarían disponibles para ser integrados por el populis-
Desde el punto de vista de los comportamientos obreros, mo, porque su ingreso en el mundo urbano les acarrea la pér-
su adhesión al populismo en el momento de su estructura- dida de sus viejos anclajes normativos sin que una integración
ción podría ser, entonces, legítimamente percibido corno la adecuada les proporcione un sistema de valores "moderno"
elección más adecuada, dentro de las alternativas ofrecidas como remplazo del encuadre perdido, por lo que entran en
186 MIGUEL MURMIS Y.JUAN CARLOS PORTANTIERO

Notas
un estado de desintegración anémica. En ambas versiones el
resultado obtenido es heteronomía, pasividad e incapacidad
de proyectarse más allá de la zona de intereses inmediatos,
como componentes esenciales de la conducta obrera.
Como hemos intentado ejemplificarlo, el análisis del pe-
ronismo en una de sus etapas pone en cuestión el modelo de
Ja heteronomía obrera como condición principal para el sur- l "La proposición general que puede formularse ( ... ] en base a la evi-
gimiento de todo movimiento nacional popular. El sentido del dencia acumulada en distintas investigaciones, ya sea sobre resulta-
presente trabajo no avanza mucho más lejos de este punto, en dos electorales, ya sea en base a estudios y encuestas de opinión pú-
el que se plantea el cuestionamiento de los esquemas explica- blica es <¡ue, mientras las clases populares tienden a orientarse hacia
tivos más habituales, a partir del peso notorio de obreros y or- los partidos y las ideologías consideradas de 'izquierda', las clases me-
ganizaciones viejas y de tradiciones reformistas, que encontra- dias y altas se orientan hacia el polo opuesto, a saber, hacia partidos
mos en los orígenes del peronismo. Esto no significa, desde e ideologías consideradas de derecha." Gino Gerrnani, Política y So­
ciedad en una é/1ow de transición, Buenos Aires, 1962, p. 131.
ya, postular un modelo exactamente inverso al anterior sino,
2 Cfr., entre otros, Germani, oj>. at.; S.M. Lipset, El hombre político, Bue-
en todo caso, relativizar las proposiciones centrales de éste en nos Aires, 1964 y la versión más difundida de esa interpretación, Eric
la explicación del momento genético del populismo, intentar Fromm, El miedo a la libertad, Buenos Aires, 1958.
otorgarles un marco histórico por medio de un análisis que 3 Lipset, op. cit., p. ll9. ·
busque la periodización de las relaciones entre clase obrera y 4 Cfr.Alain Touraine, "Industrialización y conciencia obrera en San Pa-
populismo según distintas etapas de ésta y proponer un en- blo", Alain Touraine y Gin o Gerrnani, América del sur: un proletariado
cuadre teórico para el estudio de los movimientos nacional nuevo, Barcelona, 1965, p. 10.
populares que incluya como preocupación fundamental una 5 Touraine, op. cit., p. 15.
6 Cerrnani, Polítíca y sociedad ... , pp. 244 y 250.
discriminación sobre las formas sociopolíticas que adquirió en
7 Germani, op. cit., p. 248.
cada contexto nacional el proceso de industrialización y que
8 Alberto Belloni, Peronismo y socialismo nacional, Buenos Aires, l 962,
trate de definir las conductas de los actores de dicho proceso p. 13. Del mismo autor, Del Anarquismo al Peronismo, Buenos Aires,
en términos que acentúen sus intereses de clase por encima 1960, p. 59.
de sus orientaciones normativas. 9 .Jorge Abe lardo Ramos, De Octubre a Septiembre, Buenos Aires, p. 342.
l O Así como los ensayistas políticos partidarios del peronismo adscriben
valores positivos al origen rural-tradicional de Ja nueva clase obrera,
para otros, ubicados en el antiperonisrno, la perspectiva es la opues-
ta, más cercana a las hipótesis corrientes en teoría sociológica. Tam-
bién para éstos el corte es el punto central para Ja explicación de la
participación obrera en el movimiento populista. "La mayor parte de
Ja nueva mano de obra provenía del campo. Se trataba, en general,
de sectores sin antecedentes sindicales y bajo nivel político. Esta
188 MIGUEL MURMIS Y JUAN CAIU.OS PORTANTIERO ESTUDIOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL PERONISMO 189

irrupción de trabajadores del interior rebasó los viejos cuadros sin- alianza de clases en la Argentina (1930-1940)", Documento de Tra-
dicales." Benito Marianetti, Argentina, realidad y f>ersf>ectiuas, Buenos bajo del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Di Te lla,
Aires, 1964, p. 328. En la campaña electoral de 1945/1946 los candi- 1968; incluido en el presente volumen.
datos de la alianza antiperonista, apoyados por los partidos de iz- 16 Englobamos dentro de trabajadores industriales a los ocupados en
quierda, hacían permanente hincapié en la diferencia entre viejos y Alimentación, Confección, Construcción, Metales, Textiles, Gráfica,
nuevos trabajadores, adjudicándose para sí el favor de los primeros, Madera y Químicas. En Servicios agrupamos a Comercio, Comunica-
a los que se calificaba como "auténticos obreros". Cfr. Enrique Mos- ciones, Actividades del Estado, Electricidad, Hostelería, Servicios Sa-
ca, Uni6n, Democracia y Libertad, lluen?s Aires, 1946, p. 128. nitarios y Espectáculos Públicos.
11 Octavio Ianni, "Condicoes institucionais do cornportamento politico 17 Felix Weil, r1rgentine Riddle, Nueva York, 1945, p. 85.
operaio", Revista Brasiliense; 36, 1961, p. 29, Esta descripción acerca del 18. Sarnuel L. Baily, Labor, Natíonalism and Poluics in Argentina, Rutgers
ingreso en el consumo se aplica en e) momento en que el populismo University Press, 1957, p. 70. Hubo posteriormente una traducción
ya está en el poder. Requeriría especial atención -pues marcaría una al castellano: Mooimiento obrero, nacionalismo y política en la Argenlina,
diferencia entre la situación brasileña y la argentina- un proceso en Buenos Aires, l 984.
el cual antes del acceso a un mercado urbano de masas se opera un pe- 19 IV Censo General. de la Nación, Tomo 111, Censo Industrial.
ríodo, también urbano, de segregación y bajo nivel de consumo. 20 Sebastián Maroua, J\rgentina 1930­1960, Sur, Buenos Aires, 1961.
12 Germani, op. cit. p. 231. 21 Jacinto Oddone, Gremialismo Proletario Argentino, Buenos Aires, 1949,
13 Alain Touraine, "Movilidad social, relaciones de clase y nacionalismo p. 335.
en América Latina", América Latina, año 8, Nº 1, enero-marzo de 22 Rubens Iscaro, Origeny desarrollo del movimiento sindical argentino, Bue-
1965, p. 37. nos Aíres, 1958, p. 169.
14· Sin embargo, la existencia de ese proceso de movilización sin par- 23 Véase, en especial, Confederación General del Trabajo, Actas del Pri-
ticipación es el núcleo central con que la teoría distingue las situa- mer Congreso Ordinario Confederal, Buenos Aíres, 1940.
ciones de industrialización en países centrales y en países periféri- 24 Carlos Fayt, La Naturaleza del Peronismo, Buenos Aires, 1967, p. 95.
cos. "La industrialización europea se produjo cuando los obreros 25 Oddone, op. cit., p. 402.
eran aún tenidos al margen de toda forma de participación políti- 26 Luis B. Cerruti Costa, El sindicalismo, las masas y el poder; Buenos Ai­
ca. Por el contrario, los trabajadores latinoamericanos han sido ad- res, J 957, p. 132.
mitidos muy pronto a diversas formas de participación, lo cual les 27 La Prensa, ediciones del 24 y 26 de junio de 1945. La declaración de
ha permitido, al mismo tiempo, mayores posibilidades de influen- la Unión Obrera Textil, firmada por Cándido Cregorio, señalaba: "el
cia. Este adelanto de la participación política en relación con la in- aparente ataque a la Secretaría de Trabajoy Previsión y a sus actua-
dustrialización se ha manifestado a través de los movimientos na- les autoridades refleja en las fuerzas vivas el deseo de mantener el es-
cional-populares analizados por Cino Germani; se ha concretado tado de cosas con el concepto arbitrario que siempre han tenido".
en el desarrollo precoz de una legislación social que indica menos 28 La Prensa, 12 de julio de J945.
la intervención del Estado en la vida económica que la influencia 29 Alejandro M. Unsain, Ordenamiento de las leyes obreras a1gentinas, Bue-
de las nuevas masas urbanas; y finalmente ha sido acompañada de nos Aíres, 1952, p. 389.
referencias anticipadas a los modelos culturales y de consumo de 30 La Declaración de Principios y demás documentos relacionados con
las sociedades industrializadas», Alain Touraine y Daniel Pécaut, la fundación del Partido Laborista son transcriptos en Carlos Fayt, op.
"Conciencia obrera y desarrollo económico en América Latina", Re­ cit., pp. 118 a 154.
oista Latinoamericana de Sociología, vol. II, nº 2.julio 1966. 31 Fayt, op. cit., p. 132. De quince miembros del Comité Provisional del
15 Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, "Crecimiento industrial y Partido Laborista, tres eran ferroviarios, dos trabajadores de Irigorí-
190 MIGUEL MURMISY.JUANC.ARI,OS PORTANTIERO

ficos, dos de Ja industrial del vidrio y los ocho restantes metalúrgicos,


telefónicos, espectáculos públicos, cervecero, tranviarios, municipa-
les, periodistas y madereros.
32 Oddone, op. cit., pp. 376 y 377.
33 Confederación General del Trabajo, Actas del 2dl! Congreso Ordina-
rio, Buenos Aires, 1943, p. 134.
34 Iscaro, op. cit., p. 229.
35 La Prensa,edición del 10 de septiembre de 1945.
36 Cerruti Costa, <ffJ. cit., p. 178.
37 Ministerio del Interior, Las Fuerzas Armridas restablecen el imperio de la
soberanía populm; Buenos Aires, 1946, Tomo IJ, p. 80.
38 Cerruti Costa, op. at., p. 171.
39 Alain Touraine, "Movilidad social, relaciones de clase ... ", op. ca., p. 37.
40 Cfr. Leoncio Martins Rodrigues, "Sindicalismo y desarrollo en Brasil", Re­
vista Latinoamericana de Sociología, vol. II, nº I, marzo 1966, pp. 27 a 42.
41 El porcentaje de las exportaciones de productos terminados ascendió,
sobre el total de las exportaciones, entre 1939 y 1943 del 1 al 11 %, el
de semielaborados del 3 al 14% y el de industrializados primarios del
32 al 44%. Ello, mientras las exportaciones de materias primas en el
mismo lapso descendían del 64 al 31 % del total. En cuanto al destino
de las exportaciones, América latina absorbió, en 1943, el 47% del to-
tal embarcado. Cfr. Unión Industrial Argentina, Memoria, 1943.
La recurrencia con la que fue citado por los que estudiaron las
características y la evolución de la burguesía argentina durante
la primera mitad del siglo XX, por los que incursionaron en la
historia de la clase obrera hasta 1945 o por' los que examinaron
las causas sociales de la emergencia del peronismo. Sus nume­
rosas reediciones. Su permanente utilización como bibliografía
en las cátedras universitarias. He aquí evidencias que sugieren
que este libro de Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero
constituye un clásico.
Su primera parte aportó una renovada mirada sobre el significa­
do de la industrialización por sustitución de importaciones ocu­
rrida en la década de 1930, explorando el papel que el Estado y
los diversos sujetos sociales y políticos cumplieron en dicho pro­
ceso. La segunda constituyó, después d~ la versión consagrada
de Gino Germani, uno de los primeros intentos de producción
académica por elaborar una reinterpretación más sociológica y
menos ideológica de la génesis del peronismo, reconsiderando
el rol que el viejo y el nuevo proletariado jugaron en la conflqura­
ción del populismo.
El esfuerzo de reconstrucción de la acción racional de las cla­
ses y los partidos durante coyunturas y tiempos largos. El modo
conciso y articulado con el que se formularon concepciones ori­
ginales sobre problemas histórico­concretos, que desbarataron
anteriores visiones y establecieron nuevos puntos de partida pa­
ra el análisis. Todo ello explica porqué,ESTUDIOS SOBRE LOS
ORÍGENES DEL PERONISMO mantuvo una permanente actua­
lidad. Volver la vista sobre él ilumina una de las estaciones en el
periplo de la sociología histórica y ofrece un mapa que aún per­
mite avanzar en el conocimiento sobre los dñemas de la Argen­
tina contemporánea.

ISBN: 987­1105­62­2

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9 789871 105625

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