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Es importante destacar que Irene Sendler era una asistente social en la época de la

segunda guerra mundial quien vivía con su madre cuidándola y al mismo tiempo ella
quería el ayudar a los niños judíos protegiéndolos de que los mandaran a campos de
concentración, distanciándolos de sus familias dándoles nuevas identidades y hogares
salvaguardándolos, por lo que para lograr conseguir el salvaguardar la seguridad de los
niños, escondía sus nombres y sus nuevas identidades en botes de conserva y cuando
fue descubierta por los nazis y condenada a muerte, pero los resistentes polacos
lograron rescatarla de manos de la Gestapo cuando era conducida al
patíbulo. Destacando que esto comenzó cuando su padre siempre le decía que debería
ayudar siempre al que se está ahogando, sin tener en cuenta su religión o nacionalidad,
me educaron en la idea de que hay que salvar al que se ahoga, sin tener en cuenta su
religión o su nacionalidad, por lo que el ayudar cada día a alguien tiene que ser una
necesidad que salga del corazón.
El Gueto de Varsovia fue creado por los nazis en octubre de 1940. Apiñaron allí a más de
400.000 personas en un barrio de 2,6 km², rodeado por un alto muro. Las condiciones de
vida eran muy difíciles, dominaba el terror. La mortalidad era muy alta, reinaban las
enfermedades infecciosas, había hambre, mucha hambre. Desde los primeros días Irena
organizó la ayuda para los más pobres. Al principio era una ayuda material como dinero,
comida o ropa. Junto con un par de personas de la Sección de la Asistencia Social de
Varsovia, que era controlada por los nazis, fue pionera en organizar acciones de huida
para salvar a los niños judíos del Gueto, creando una red de enlaces
Era la encargaba de proveer la alimentación a los niños pobres de esta ciudad, en la que
proliferaban campos que concentraban a más de 400 000 judíos, en su mayoría niños,
mujeres y ancianos. Miles morían cada mes a causa del hambre, las enfermedades
infecciosas, o eran asesinados en los campos. El horror de la aniquilación que hacían con
las personas por ser judias en su forma más abrupta llevó a crear Zegota, una sociedad
clandestina en pro de los judíos. Irena se unió a ellos, bajo el nombre de Jolanda y logró
entrar a los guetos para rescatar la vida en medio de la muerte; brindaba ayuda a las
familias y, para evitar problemas durante las inspecciones, registraba a sus miembros
bajo nombres católicos ficticios o como portadores de enfermedades contagiosas.
Era consciente de que la identidad verdadera era inestimable, que durante el tiempo de
la ocupación debían cambiar su identidad pero después lo que importaba era la verdad
sobre sus raíces, su apellido. Por eso creó un catálogo, una lista, con los datos de los
niños salvados. Una manera curiosa e inteligente. Apuntaba en unos trozos de papel el
apellido verdadero, la fecha de nacimiento, el apellido falso, siempre polaco para no
levantar sospechas, y la dirección donde ubicaba al niño. Todos estos trozos los
guardaba en una botella, como decía, era una manera ingenua, pensando en que si
llegaban los alemanes podría tirarla por la ventana sin despertar sospechas. Una noche
llegaron los alemanes, pasó demasiado deprisa y no le dio tiempo a tirar la botella por la
ventana, la guardó en la manga de la bata de su amiga, quien después la enterró debajo
de un manzano en el jardín.
Principalmente con la convicción de que debía luchar por aquellos que necesitaban de su
cuidado, consiguió algunos colaboradores y fue cuando puso en marcha la gran obra de
rescatar el mayor número de personas. Fue así, como contactó a cada una de las familias
judías cautivas y les ofreció rescatar a sus hijos, con la única garantía de que no morirían
en el gueto. Irena consiguió sacar de cautiverio más de 2 500 niños en bolsas de basura,
maletas, cajas de herramienta, ataúdes, y ambulancias. Cuando los niños lograban salir,
eran bautizados con nombres cristianos, los cuales Irena escribía en tiras de papel que
guardaba en tarros que luego enterraba bajo un árbol de manzanas en un jardín vecino.
Esperaba que, al cabo de los años, los niños pudieran reencontrarse con su pasado, y así
poder disminuir algo de su dolor.
Es una película muy interesante ya que nos muestra el como una mujer a pesar de que
en esos años era muy difícil, buscaba el cómo apoyar a la comunidad, a pesar de las
diferentes mentalidades cerradas y seguir las normas que les destinaban hay otras que
no están conformes y quieren cambiar todo eso, siendo gente bondadosa que arriesgan
hasta la vida para salvar a niños judíos que tenían o no padres, rescatándolos y
teniéndolos en sus casas como si fueran sus propios hijos.

Rosales Rosendo Perla

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