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Universidad Nacional de San Agustín


Facultad de Filosofía y Humanidades
Escuela Profesional de Literatura y Lingüística
Comprensión de textos linguoliterarios
Reseña literaria
Profesor Carlos Caballero
Estudiantes
Valdivia Valencia, Anthony Alexander avaldiviava@unsa.edu.pe
Flores Fernández, Yizeth Mirella correo UNSA
Ricalde Ysla, Sasha Alessa correo UNSA
Duran Carrasco, Emily Solange correo UNSA
Apellidos, nombres correo UNSA

15 de diciembre 2020

Niño, G. (1980). Caballos de Medianoche. Lima, Perú: Peisa.

El escritor y premio Nobel francés Albert Camus sostenía la tesis que el suicido era el
problema filosófico verdaderamente serio. Cruzar el umbral que finaliza nuestro paso
en este mundo ha obsesionado al ser humano debido al halo de misterio y salvación que
parece tener la muerte. Cuando la vida se torna tediosa e inviable, abrumada de
situaciones adversas, la única salida, la opción que la naturaleza nos otorga para
librarnos de esa tortura diaria, es el suicidio. Escritores y personajes literarios han
sucumbido ante él y nos han demostrado que la vida es demasiado frágil y que los
brazos de la muerte están siempre cerca.
Caballos de Medianoche (Lima, 1980) es el nombre del cuento que da título al
primer cuentario del escritor Guillermo Niño de Guzmán (Lima, 1955). El relato nos
narra la relación entre un padre y su pequeña hija, quienes viven solos en un
departamento. La historia empieza cuando el padre está bañando a la niña antes de
llevarla a dormir y, a través de un tierno diálogo, surgen sus personalidades y los
problemas y sentimientos que los embargan. La conexión que existe entre ellos es muy
cercana y parece dominada por el fantasma de un recuerdo que martiriza la tranquilidad
del padre y que lo obligará a tomar una decisión fatal para los dos.
La figura de la muerte, que es representada como un grupo desbocado de
caballos que arriban en las tinieblas de la noche, es un personaje más en el cuento. Su
presencia determina el destino del padre y la niña. En un primer momento, asistimos a
la muerte en el hombre de cualquier interés por la vida: una muerte espiritual. Los
reproches de su pequeña hija nos permiten entender que su padre ha descuidado su
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apariencia personal, su salud y horas de sueño. Ha abandonado sus responsabilidades


laborales y paternales, ha dejado que la barba le crezca incontrolablemente, sufre de
insomnio y parece que su único refugio es el alcohol, por lo que siempre tiene que estar
acompañado de un vaso. No existe, al parecer, algún motivo que pueda atarlo a la vida.
El rechazo a cumplir cualquier obligación, de pertenecer al mundo externo, son signos
de que aquello que sostenía y daba sentido a su existencia se ha ido, ya no existe, ha
sido despojado de ello y por lo tanto se encuentra en los bordes de un enorme abismo.
Por otro lado, la muerte también está presente en la niña, ya que la destrucción de su
padre ha acabado con su infancia. En ella presenciamos la muerte de la inocencia. A
pesar de su corta edad puede entender, con cierta suspicacia, la crisis en la que está
sumergido su padre, manifestando su descontento con algunas llamadas de atención.
Además, presa de su curiosidad, el haber probado alcohol demuestra que el mundo
adulto no es tan lejano para ella. Ambos personajes están unidos por una muerte
simbólica, por lo que es irremediable que su destino sea idéntico y esté orientado hacia
el mismo final.
El autor se encarga de no señalarnos de forma explícita los orígenes de ese
desequilibrio, dejando un enorme vacío que tendrá que ser rellenado con la imaginación
del lector. La prosa sugerente de Niño de Guzmán crea la ilusión de una incestuosa
filiación entre padre e hija. Hay ciertas frases, actitudes y respuestas que no encajan en
un trato tradicional. Todo ello puede justificarse por la presencia incandescente de un
pasado, un recuerdo. La memoria de una mujer vive en la niña y se asoma a cada
instante. Esposa, madre e hija han terminado encontrándose en un mismo lugar.
Lamentablemente, la muerte y su escándalo de cascos y relinchos han terminado con su
vida y planea acabar con lo que resta, con el padre y la hija. Existe entonces, entre el
hombre y la muerte, una relación precedente. La muerte de la madre y su posterior
resurrección en su hija son motivos suficientes para que el padre opte por seguir un
camino en el que podrá reconstruir nuevamente a su familia, ya que el alcohol y el
abandono son insuficientes para distraerse de un dolor que se arraiga a él con más
fuerza con el paso de los días. Para el personaje de este cuento, el suicidio es la única
opción viable para encontrar la paz que necesita, para recobrar a su esposa y librarse de
una buena vez de los caballos de la muerte que lo acechan cada noche.
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