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Dominantes secundarias y sus escalas (Parte III)

En las dos unidades anteriores iniciamos el estudio de las escalas que corresponden a los
acordes dominantes secundarias, es decir, los acordes y las escalas que se utilizan para
realizar el tipo de modulación que se conoce como "modulación intratonal". Este tipo de
modulación nos sirve para enfatizar los diferentes acordes de la tonalidad al hacerlos
aparecer momentáneamente como centros tonales.

En la parte I, estudiamos los acordes y las escalas que se usan sobre los grados de la
tonalidad que tienen función de tónica, y en la parte II, exploramos aquellos que se
utilizan sobre los grados que tienen función de Subdominante. En esta tercera parte
exploraremos esta misma herramienta armónica y melódica aplicada a los acordes que
tienen función de dominante.

Hay dos razones principales por las cuales el uso de dominantes secundarias funciona:

Primera:

a) el carácter concluyente que tiene el salto de cuarta ascendente (o quinta


descendente) entre las fundamentales del acorde de dominante y del acorde al
cual éste resuelve (el omnipresente "tan-tan" que se encuentra al final de cualquier
composición tonal)

b) la sensación de descanso o relajación que se produce al pasar de la inestabilidad


creada por el acorde de dominante a una sonoridad más estable en el acorde de
resolución. En la tonalidad de Do mayor, el principal acorde de dominante es el
que se encuentra sobre el quinto grado (G7), y su único sustituto es el acorde que
se encuentra sobre el séptimo grado (Bm7b5), como lo muestra el Ej. 1.

Debido a las razones expuestas arriba, el acorde del séptimo grado no puede tener
dominante secundaria, como veremos enseguida. De los siete acordes existentes en la
tonalidad mayor, todos excepto el séptimo tienen una nota de la tonalidad que se
encuentra a una quinta justa por encima de ellos (siete semitonos).

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En el caso del séptimo grado, la nota está a distancia de quinta disminuida (seis
semitonos), como lo vemos en el Ej. 2.

En cuanto a la segunda razón, la inestabilidad creada por el acorde dominante se debe


al intervalo de quinta disminuida (o cuarta aumentada) que existe entre sus notas
tercera y séptima (intervalo de trítono), el cual crea un sonido tan tenso que en tiempos
medievales se le conocía como "el intervalo del diablo" y prohibían su uso. En el acorde
G7, por ejemplo, éste intervalo existe entre las notas Si (tercera) y Fa (séptima).

Cuando el acorde dominante resuelve a Do mayor, el intervalo se transforma en un


intervalo más estable: la nota Si sube un semitono a la nota Do, y la nota Fa baja un
semitono a la nota Mi, creando el intervalo de sexta menor en el caso de la cuarta
aumentada, y de tercera mayor en el caso de la quinta disminuida, como lo ilustra el
Ej. 3

Tercera. Debido a que el acorde del séptimo grado (Bm7b5) contiene el intervalo de
quinta disminuida entre sus notas tónica y quinta, no obtendríamos la misma sensación
de estabilidad al resolver a éste. Por lo tanto, el único acorde de función dominante que
puede usar una dominante secundaria para resolver a éste es el del quinto grado.

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El acorde que está a distancia de quinta de Sol (V) es el que se forma sobre la nota Re,
pero dado que el acorde que está sobre ésta nota es de tipo menor (1, b3, 5, b7) es
necesario que elevemos su tercera un semitono (de Fa a Fa#) para convertirlo en
dominante (1, 3, 5, b7).

En el Ej. 4 tenemos al acorde original del grado ii seguido del acorde en el que se
convierte tras su alteración, y finalmente el acorde al cual resuelve como dominante.
En el ejemplo se omite la quinta de los acordes para que sea más claro el movimiento de
las notas.

Para obtener la escala que le corresponde a esta dominante secundaria acomodamos


horizontalmente las notas del acorde (Re, Fa#, La, Do) y luego agregamos las tres notas
faltantes siguiendo el orden de terceras (Mi, Sol, Si), las cuales tomamos de la tonalidad
original de Do mayor como se ilustra en el Ej. 5. Si observamos el intervalo que cada
nota forma con respecto a la tónica del acorde (indicado debajo del pentagrama), vemos
que la escala que se forma es la que conocemos como el modo Mixolidio, que es el
mismo modo que corresponde al acorde del quinto grado de la tonalidad (Sol), sólo que
en este caso está basado sobre la nota Re.

El proceso para saber qué escala corresponde a un acorde dominante secundario es


muy simple: la escala debe tener siete notas, las primeras cuatro (1, 3, 5, b7) las
tomamos del acorde en cuestión, y las tres restantes (9, 11, 13) las obtenemos de la
tonalidad original.

Dependiendo del intervalo que estas tres últimas notas formen con respecto de la tónica
del acorde sabremos si son extensiones 9 ó b9, 11, y 13 ó b13; esto es válido para
cualquiera de las dominantes secundarias que se utilicen dentro del contexto diatónico.

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Para finalizar, el Ej. 6 contiene una línea melódica y una progresión armónica que
modula momentáneamente al quinto grado en los primeros cuatro compases y regresa a
la tonalidad original en los últimos cuatro compases, utilizando las escalas adecuadas en
cada compás.

Hay que recordar que no es necesario utilizar todas las notas de la escala, basta con que
usemos las notas que marcan la diferencia entre el acorde original y el acorde alterado
para que el oído perciba el cambio de centro tonal.

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