Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Quien se adelantó fue la ministra de Medio Ambiente, Carolina Smichdt, que llegó
este domingo en la zona y conversó con los habitantes de Quintero respecto a las
medidas para mejorar la calidad del aire.
1
Sin alerta amarilla
Dicha decisión se tomó tras la reunión del Comité de Emergencias regional la tarde
del sábado, en la que se decidió que las clases se retomarán este martes 4 de
septiembre.
Entre los motivos para levantar la alerta se consideró que ha habido una
disminución drástica en los casos de personas con síntomas de intoxicación, los
cuales prácticamente han desaparecido los últimos días.
Pese a ello, la preocupación persiste, ya que los incidentes de las nubes tóxicas
han provocado la intoxicación de cerca de 300 personas -según las cifras del
Minsal- desde el 21 al 24 de agosto.
“Nadie nos ha garantizado que no nos vamos a volver a intoxicar. Todas las
medidas son para enfrentar una nueva nube tóxica y no para prohibirla”, señaló
uno de los 60 vecinos que se reunieron cerca de las 17:00 horas el domingo para
protestar con el levantamiento de la Alerta Amarilla por contaminación en Quintero
y Puchuncaví.
Si bien fue una convocatoria menor a las anteriores manifestaciones, los afectados
se han reunido a diario en cabildos abiertos. Incluso, algunos de los manifestantes
ya llevan seis días acampando en la Plaza del Deportista, renombrada Plaza de la
Dignidad.
2
“Olores ofensivos”
Los olores “producen efectos organolépticos, es decir, el solo hecho que tenga un
mal olor puede producir náuseas y vómitos, pero no implica una intoxicación”,
señaló.
“El solo hecho que tenga un mal olor puede producir náuseas y vómitos, pero no
implica una intoxicación”
La crítica fue incluso más allá y llegó desde el mundo parlamentario. El presidente
de la Comisión de Salud de la Cámara, el diputado socialista Juan Luis Castro,
afirmó que el ministro Santelices se “precipitó” en su declaración.
“No cabe ninguna duda que hay niveles de daño que son perfectamente posible
que estén ocurriendo en la salud humana”, aseguró.
A raíz de todo el revuelo que provocaron sus dichos, el sábado debió salir a pedir
disculpas. A través de un comunciado, Santelices sostuvo que sus palabras “no
buscaban minimizar los hechos antes señalados, sino, muy por el contrario,
devolver tranquilidad a las familias de los niños afectados para despejar que los
síntomas de los que fueron objetos vayan a causarles problemas de salud más
adelante”.
3
“Lamento si alguien se sintió afectado y ofrezco mis más sinceras disculpas”,
añadió mediante la misiva difundida a través de su cuenta en Twitter.
“La información que nos entregan estos representantes ayudan a formarnos una
opinión y, en definitiva, una convicción respecto de qué ocurrió y quién o quiénes
son los responsables, pero también ayudan las visitas que estamos haciendo a
esas mismas empresas, las declaraciones que hemos tomado en terreno a los
operarios, a los encargados de seguridad, y la información que hemos revisado de
las bitácoras de novedades del día de cada empresa”, detalla Cristián Franz,
superintendente del Medio Ambiente. Agrega que esta semana van a continuar las
fiscalizaciones.
“En primer lugar, yo no tengo confirmación hasta ahora (viernes) que hayan sido
enviados por Enap a la SMA (…). Cuando me lleguen, los técnicos van a tener que
mirarlos y formarse una opinión respecto de su contenido, y tomarlos en cuenta
cuando lleguemos a una conclusión. Decir, ‘sí, esto aporta un antecedente que nos
puede servir o no aporta nada’. O lo que resulte del análisis que ellos hagan.
Cuando lleguen esos estudios los vamos a mirar, lo que no significa que vayamos
a resolver solo en función a esos estudios. Los vamos a tener a la vista, pero
tenemos nuestros informes, análisis y datos. Cómo vamos a resolver en base a lo
que nos dice uno de los propios investigados, sería ridículo”.
4
“Gozo de la más absoluta libertad para tomar nuestras decisiones”
5
elementos que teníamos a la vista el día 24 de agosto de 2018, ni más ni menos. Y
no implica culpabilidad, no hemos hecho una imputación (…). Es una cuestión
técnica, nadie me obliga a dictar la medida”.
-La semana pasada, la ministra Carolina Schmidt dijo: “Hemos detectado que en
algunas faenas realizadas por Enap se ha producido emanación de gases tóxicos”
¿Por qué la diferencia con ella?
-En el caso de Oxiquim (de ahí eran los trabajadores que se sintieron mal), trabaja
con compuestos químicos. ¿No había evidencia para tomar la misma medida que
se tomó con Enap?
“No había evidencia que nos indicara que el origen podía haber estado en
Oxiquim”.
“No, la esponja no la voy a tirar nunca. Este no es un trabajo para débiles; al revés,
hay que ponerse duro para llegar a una conclusión y, en este caso, lo más pronto
posible. Estamos cerrando el círculo, atando cabos y a partir de los análisis que
hemos hecho, estamos empezando a construir una hipótesis y eso significa que
estamos cerca de tomar una decisión”.
6
Dolor de cabeza, mareos, vómitos y taquicardia. Esos fueron los síntomas que
sintió Milenka Arraiza el jueves 23 de agosto en la mañana, cuando salió al patio
de su casa. En el consultorio le dijeron que tenía gastritis, pero Alejandra, su
mamá, prefirió llevarla al Hospital de Quintero. Desde ahí en adelante fueron
cayendo uno a uno en la familia Cárdenas Arraiza: Alejandra; su nuera con siete
meses de embarazo; sus nietos de dos y cuatro años; su otra hija y su pareja.
Siete intoxicados en total en menos de 24 horas. ¿La causa? Vivir en Ventanas,
Bahía de Quintero.
La familia Arraiza son solo algunos de los 358 casos de personas intoxicadas en
Quintero y Puchuncaví producto de la nube tóxica que desde ese jueves mantiene
a ambas comunas con alerta amarilla, un nuevo episodio de contaminación en la
denominada ‘Zona de Sacrificio’, como ha sido reconocida por el Instituto Nacional
de Derechos Humanos (INDH), debido a que sus habitantes están expuestos a las
fuertes consecuencias de las actividades productivas, que impactan la calidad del
aire, suelo y agua.
Sin embargo, tal como recuerdan sus habitantes, este no es un hecho aislado, sino
que se inserta en una historia que se remonta desde fines de los años 60, cuando
se presentaron los primeros reclamos por contaminación en la zona, producto de la
instalación de la división Ventanas de Codelco, en ese entonces Enami.
“Cuando yo era chica, los papás nos encerraban en la casa a las 5 de la tarde,
porque las industrias soltaban los gases que caían sobre la población. Ahora se
supone que no los sueltan, pero nosotros conocemos los olores, los aromas.
Sabemos cuándo hay algo tóxico en el aire, te empiezan a picar los ojos, la
garganta”, recuerda María Benavides, quien lleva más de 50 años viviendo en
Puchuncaví.
7
“(La salud) es lo único que ha motivado a la comunidad para exigir cambios de la
forma de producción de las empresas y dar mayor garantía a la comunidad de no
estar en permanente amenaza de nubes tóxicas o patologías como el cáncer,
enfermedades respiratorias y también enfermedades que afectan la capacidad
intelectual”, señala Hernán Ramírez, ingeniero en pesca, miembro del colectivo
Dunas de Ritoque e investigador de la Fundación Terram.
Desde la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Salud indicaron que las cifras
más actualizadas respecto de la salud de los habitantes de las comunas de
Quintero y Puchuncaví se encuentran en el estudio ‘Diagnóstico Regional de
Salud’, informe que se realiza cada tres años y que considera variables que
interfieren en la salud, como demografía, situación socioeconómica y cobertura del
sistema de salud en la zona, entre otros.
8
mayor al valor regional (72,2 por 1.000 habitantes), ocupando el sexto lugar más
alto en la región.
Eduardo Carvajal (64), casado y padre de dos hijas, llegó a vivir a Ventanas, en la
comuna de Puchuncaví, hace 45 años, cuando junto a su familia se trasladaron
hasta el sector acompañando a su padre, quien buscaba mejores oportunidades
laborales en la zona. Carvajal creció allí y se dedicó a la pesca artesanal, aunque
cuando está “malo el asunto del mar” trabaja por temporadas en Codelco y en
Puerto Ventanas.
Eduardo Carvajal padece uno de los cánceres más comunes como causa de
muerte entre los hombres de Puchuncaví, como establece el ranking de las 10
primeras causas específicas de mortalidad 2004-2013. En la estadística figura en
primer lugar el infarto agudo al miocardio (40,5 por cada 100.000 habitantes), le
sigue el tumor maligno a la próstata (28,4) y en tercer lugar el cáncer maligno de
estómago (27,3). Todas enfermedades cuyo promedio es más alto que en el resto
de la V Región.
9
lugar, accidente cerebro vascular encefálico agudo (20,7). Los tumores malignos
se ubican un poco más abajo, en el séptimo y octavo lugar (de mama y de los
bronquios y del pulmón).
Margarita Pereira (71) ha vivido toda su vida en Ventanas, en la misma casa donde
crió a sus dos hijos, desde donde puede ver el mar y también las industrias con
sus columnas de humo, desde donde se sienten distintos olores dependiendo de la
hora y donde actualmente pasa sus últimos días producto de un cáncer de pulmón
terminal.
Coincidieron también en otra cosa: tenía que irse de Ventanas. ‘Pero a dónde
vamos a ir, si no tenemos otro lugar’, dice Alejandra Mujica, su hija, quien se
devolvió de Antofagasta para cuidar a su madre a tiempo completo.
Alejandra cuenta que los exámenes que le hicieron a Margarita para ver la causa
de su enfermedad determinaron que su cáncer era producto de químicos
acumulados en su cuerpo.
“Aquí hay una situación de agresión permanente. Esto es solo la punta del iceberg,
esta gente que acudió, más de 300 personas, pero hay mucha más gente que fue
expuesta y las consecuencias de eso y los cánceres que se produzcan se van a
ver en años”, plantea la presidenta del Departamento de Derechos Humanos,
Medio Ambiente y Biodiversidad del Regional Valparaíso del Colegio Médico,
doctora Juanita Fernández.
La doctora destaca que entre los elementos identificados en la nube tóxica está el
metilcloroformo, una sustancia prohibida hace muchos años por el Protocolo de
Montreal, porque no solamente es potencialmente mortal, sino que, además,
destruye la capa de ozono.
10
de emisión de contaminantes a la brevedad y, en cuarto lugar, establecer un
consultorio especializado en contaminación, que vea los contaminados e
intoxicados crónicos, los agudos y a los empleados de las industrias.
Fernández hace hincapié en que sin que exista una norma que regule las
emisiones de arsénico, entre otros metales pesados, este problema se va a volver
a repetir, porque es la ausencia legal la que permite que se generen estas crisis
ambientales.
“El contaminante que más nos genera preocupación por su toxicidad y por su altas
concentraciones es el arsénico: respirable y en el agua, que ha sido detectado en
un estudio reciente que realizó la ONG estadounidense Water Keeper en pozos de
Ventanas. En los dos pozos que midió encontró niveles de arsénico y plomo sobre
la norma de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE.UU’, señala Hernán
Ramínez.
A eso agrega que “los niveles de arsénico que hay en todas las estaciones de
monitoreo del territorio marcan niveles que superan 23 veces la norma europea y
los niveles que recomienda la OMS. El arsénico tiene relación con cáncer, pérdida
de bebés en gestación, con pérdidas de coeficiente intelectual, entre otras causas”.
“Hay múltiples explicaciones de por qué las tasas no reflejen la realidad. Lo que
pasa es que la gente de Quintero se va a atender a Viña del Mar con más facilidad
que la gente de Puchuncaví, entonces hay un problema de que se enlistan en
otros lugares”, explica la doctora Juanita Fernández.
11
en Puchuncaví que en Quintero. Esto se debe a que el viento predominante en la
zona es de sur a norte, es decir, el viento va hacia Puchuncaví”, explica, por su
parte, el activista ambiental e ingeniero en pesca Hernán Ramírez.
Más allá de eso, para poder establecer una comparación entre las tasas de cáncer
como causa de mortalidad que afectan a Quintero y Puchuncaví y las cifras a nivel
nacional, la doctora Fernández aclara que es muy difícil, ya que las tasas
nacionales no están disponibles para poder compararse de forma correcta. A eso
agrega que últimamente muchos certificados de defunción de quienes mueren en
sus hogares no son atribuidos a la enfermedad que padecían, sino que a un paro
cardiorrespiratorio.
12