Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuando uno es testigo de la muerte de un ser querido por parte de la otra persona,lo
conforta,lo alienta , intenta darle a entender que debe soportarlo, pero la dimensión de su
dolor no lo entendemos hasta que nos sucede.
Los médicos por su parte se angustian con la idea de no poder competir con el paso
invencible del tiempo, no curar es un fracaso tangible ,que es la vida. O alguno de ustedes
no se ha hecho la pregunta, de; ¿cómo el psicólogo puede escuchar tantos problemas y no
volverse loco?.
Frente a este dolor que nos causa la muerte, un soporte natural que surge en nosotros, es
el creer. Y quien mejor lo explica es el catecismo de la iglesia católica: La fe es un acto
personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no
es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. (apartado 166)
Precisamente en esta afirmación de que la fe no es un acto aislado, sino con otro.La familia,
los amigos son presencia, instrumentos de Dios, para lograr superar el dolor con alegría.
Explica además, La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas por
el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de
la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la
muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para
hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término
nuestra vida(apartado 1007)…La muerte fue transformada por Cristo. Jesús, el Hijo de Dios,
sufrió también la muerte, propia de la condición humana.
La muerte es un fenómeno tan natural, como cuando nacemos y causamos una alegría
indescriptible a nuestros padres. La persona que pasa por esta situación de dolor ante la
muerte, debe alegrarse pues tiene vida para disfrutar y compartir con los demás.Y que la
pérdida de un ser querido es un ciclo biológico de los seres humanos, tanto la ciencia como
la Iglesia católica lo comprueban.
"Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber
reído" dijo Jean de la Bruyere, un moralista francés allá por el 1600.Leonardo da Vinci
expresaría que : "Si es posible, debe hacerse reír hasta a los muertos".
Mas aún si uno cree en ese gran Misterio puede afirmar que Jesús es todo : "Yo soy la
resurrección y la vida" (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a
quienes hayan creído en él. Y que la muerte es la alegría de una persona que ha sido
bendecida a una nueva vida (Cf. Rm5, 19-21).